CASO NISMAN: Exhuman un audio para promocionar un libro y ocultar los verdaderos secretos, como la complicidad israelí con los autores del bombazo a la Embajada de Israel
Anoche estuve en el último, breve bloque de Tercera posición, el programa de Rolando Graña. Me llamaron por el audio de una entrevista hecha a Nisman por Daniel Berliner, el dueño de la Agencia Judía de Noticias (AJN) y una publicación, en papel e internet, Iton Gadol (que tiene o tenía “empleados” a los que no les pagaba, chiflados evangelistas más fanáticos de Israel que los sionistas más radicales), en la foto, cuando le chupaba las medias a Cristina. En realidad el audio exhumado no se trata de una entrevista (y mucho menos hecha el viernes 16 de enero de 2015, es decir en la antevíspera de su muerte) sino de una conversación informal que habría tenido lugar en agosto de 2014, es decir, cinco meses antes. Lamentablemente, no estaba Rolando -supongo que de vacaciones- que había sido sustituido por Mariano Yezze. Yo había pedido que se pusiera en pantalla una nota del 16 de marzo del año pasado, de Raúl Kollmann, diáfana acerca de que Berliner -que si parece haber sido el último periodista en haber tenido contacto con Nisman aquel viiernes, cuando el desgraciado fiscal buscaba afanosamente una pistola) al declarar en sede judicial a mediados de marzo de 2015 dijo que su vívida impresión que recibió del fiscal (que por sus dichos estaba muy preocupado por no saber cómo iba a explicarle a sus hijas los chanchullos que por lo visto sabía que iban a hacerse públicos) era el de alguien que estaba a punto de suicidarse (“una persona que se va a amasijar”, fue su expresión literal). Lamentablemente junto a Yezze (que estaba ansioso de terminar el programa e irse a dormir, ya que tenìa que levantarse temprano) y antes que él se sentó un ¿periodista? calvo y de alrededor de 40 años. Le pedí que me dijera su nombre y me respondió sonriendo que todos le decían “Pelado”. Pues bien, su única intervención fue para tratar de cambiar el eje de la charla, preguntándome intempestivamente si acaso yo no creía que Nisman había sido asesinado y prorrumpiendo en expresiones de fastidio cuando le respondí que no había absolutamente ningún indicio que así lo indicara. El Pelado no quería dejarme hablar, a pesar de lo cual alcancé a decir que la exhumación del audio grabado por un teléfono de Nextel (ahora en manos del Grupo Clarín) luego de tres años, era una cortina de humo para ocultar, entre otras cosas indecibles, la complicidad del Shin Beth o Shabak (la contrainteligencia israelí) en el desvío de las investigaciones para identificar a los autores del atentado a la Embajada de Israel, del que el próximo 17 de marzo se cumplirán 25 años, un cuarto de siglo, una impunidad medalla de plata. Y que todo eso está muy claro en mi libro El Caso Nisman: Secretos inconfesables con el que cualquier lector bienintencionado y con una mínima dotacion de neuronas puede llegar a esta conclusión por si mismo leyendo el capítulo correspondiente, de la misma manera en que cualquiera puede descubrir al asesino por sí mismo en esa magnifica nouvelle de Truman Capote, Ataúdes tallados a mano).
Los dejo con la nota que publicó hoy en Página/12 Kollmann, que deja las cosas claras. Berliner difundió el viejo audio para promocionar su libro sobre el Memorandum con Irán (con el que la conversación con Nisman que filtró -que ofrecemos debajo- poco tiene que ver) .En ella, un Nisman muy excitado se jacta (cinco meses antes de denunciar a la Presidenta y a su canciller) de que “sobra prueba (…) yo tengo las pruebas, y con las pruebas mas de uno que ni lo imagina le va a temblar el orto (…) cuando veas las pruebas que hay te agarrás la cabeza, Daniel. Esperá… (…) Que los máximos responsables terminan presos en poco tiempo, no tengas dudas (…) aunque puedan matarme, esto ya no tiene retroceso (…) si en todo lo demás había pruebas, vos no sabés lo que es esto…(…) Lo van a tener que ir a visitar (a Timerman) a Devoto en pocos meses, van a tener que pedir turno en la cárcel”.
Pero cuando llegó el momento de la verdad, Nisman, abandonado por Stiuso, presentó su denuncia sin pruebas, las que prometió adjuntar más tarde, cosa que nunca hizo, por lo que su bochornosa denuncia (¿de qué? Según Zaffaroni y Julio Maier no había en ella delito alguno) fue desestimada una y otra vez en distintas instancias judiciales, y destruida por los más grandes juristas del país.
Un periodista sinvergüenza publicó a fines de 2016 un libro con el único objeto de proclamar que tan pronto Crisitina dejara el gobierno y asumiera Macri, esas pruebas, supuestamente resguardadas por Nisman en alguna escribanía, iban a aparecer, lo que daría con los huesos de ella y de Timerman en la cárcel.
Pero nunca apareció nada.
Game over.
Difunden la grabación de un diálogo entre Nisman y un periodista
Un audio con tres años de demora
El
diálogo se produjo en 2014 y está incluido en un libro que se lanza esta
semana. Ayer se buscó instalar que Nisman temía ser asesinado. Pero el
mismo periodista declaró en 2015 que, tras su último contacto con el
fiscal, pensó que podía suicidarse.
A raíz del lanzamiento de un libro crítico del Memorándum de Entendimiento con Irán, el periodista de la Agencia Judía de Noticias (AJN) Daniel Berliner dio a conocer la grabación de una charla que mantuvo con Alberto Nisman en agosto de 2014, cinco meses antes de la muerte del fiscal. El audio deja en claro que Nisman tenía la intención de embestir contra el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner por el memorándum, pero ayer se intentó instalar la idea de que Nisman corría peligro de que lo asesinaran por la frase “aunque quieran matarme esto no tiene retroceso”. Sin embargo, en marzo de 2015, un mes y medio después de la muerte del fiscal, Berliner testimonió en la causa judicial y dijo algo muy distinto y categórico: “Cuando recibí su último WhatsApp pensé ‘esto es una despedida, esto es de alguien que se va a amasijar’”. La declaración figura en el cuerpo 14 del expediente por la muerte de Nisman. Y justamente porque se quedó con la impresión de que “esto es de alguien que se va a amasijar” es que hubo una demora de tres años.
Berliner encabeza la AJN, un conocido sitio de internet dedicado a las noticias de la comunidad judía argentina. Ha sido vocero de la AMIA y mantenía una fluida relación con Nisman. Durante esta semana llegará a las librerías, editado por Sudamericana, su libro Memorándum, la trama secreta del acuerdo con Irán. Según se adelantó, Berliner aborda la cuestión de la dirigencia de AMIA y DAIA –de entrada estuvo a favor del memorándum–, las tratativas del gobierno argentino con Irán, la intervención de Israel y el papel de la SIDE.
El audio difundido ayer y cuya transcripción está en el último capítulo no tiene mucha relación con el contenido general del libro, dedicado al memorándum. En el diálogo con Berliner, el fiscal Nisman se presenta a sí mismo como una especie de gladiador contra el tratado con Irán. Nisman le dice a Berliner: “Hay mucha gente que respalda la prueba que hay y, fundamentalmente, la prueba está guardada de tal manera que, aunque quieras matarme o sacarme del medio, esto ya no tiene retroceso. Algunos involucrados ya lo saben y no saben cómo salir y están pidiendo salvavidas. Así que el problema lo tienen ellos, no yo, y va a ser muy cómico cuando se demuestre” (la supuesta ilegalidad del memorándum).
Con el audio se pretendió dar la impresión de que Nisman estuvo en peligro y que eso fortalece la hipótesis del homicidio. En verdad, ni el fiscal lo consideraba así, al punto que viajó por toda Europa –casi en el momento más caliente de los atentados islámicos como el de Charlie Hebdo– sin custodia, también disfrutó de momentos de esparcimiento en el Caribe sin custodios y hasta la noche anterior a su muerte usó a sus guardaespaldas para repartir correspondencia, no para que se quedaran de guardia.
El propio Berliner, de acuerdo a lo que consta en su declaración judicial en la causa por la muerte de Nisman, realizada el 3 de marzo de 2015, dijo que, tras recibir el último mensaje del fiscal, pensó que se trataba de “una despedida”, de las palabras de alguien que se iba a suicidar.
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