Boletín diario del Portal Libertario OACA |
- Funciones de la cárcel (I)
- Territorios alternativos de libertad
- [México] Jornada: El anarquismo ante la catástrofe capitalista. Con Miquel Amorós
- [Vídeo] Respuestas ante tanta Impunidad... Sobre el caso de Santiago Maldonado
- Presentación del libro "El anarquismo en el espejo judío"
- 20-N. Siempre Antifascista
Posted: 21 Nov 2017 10:57 AM PST
En el artículo anterior de la serie de temática carcelaria se explicó que la cárcel había surgido principalmente como un instrumento de encierro de los pobres redundantes y más o menos desligada de la lucha contra la delincuencia (autores como Foucault sostienen precisamente que la cárcel desempeña un papel fundamental en la emergencia de “la delincuencia” como algo distinto a la suma de delitos). No obstante, una institución puede sobrevivir a sus funciones originales, y renovarse. Es decir, una vez inventada la cárcel –por X motivos- se le añaden funciones o se transforman. Así parece que pasó: las cárceles se crearon para encerrar a los pobres y, una vez en marcha, se pensó que podía ser útil en la prevención de la delincuencia.
[Es un buen momento para recordar que no podemos extendernos mucho aquí, por la naturaleza del foro, y que necesariamente hay que simplificar cuestiones complejas y que admiten matices] Esta prevención de la delincuencia se viene entendiendo que puede hacerse de dos formas, llamadas general y especial. Dicho de otra manera, todos a la vez o uno por uno. Se entiende que la existencia de la cárcel nos achanta, y que por no ir ahí no delinquiremos. Se entiende que la estancia en la cárcel nos trasforma, y que por haber estado ahí no delinquiremos. Para que lo primero sea efectivo, la cárcel tiene que ser terrible y dar miedo. Para que lo segundo sea efectivo, la cárcel tiene que ser amable y dar herramientas. Parece complicado hacer las dos cosas a la vez, y aun así se le exige que haga las dos. No es mi intención entrar aquí en la efectividad de la cárcel para dichas misiones (los estudios, en general, muestra que es baja en ambas –ni previenen mucho ni rehabilita mucho). Lo que me interesa señalar es que la cárcel se trata de una institución con más de una función y que, al ser algunas de ellas incompatibles, genera contradicciones y tensiones en su funcionamiento –así como en su comprensión-. Lo primero, lo que aprendemos primero: si haces algo malo, irás a la cárcel. Esta idea de la cárcel como castigo, como retribución, por un acto malo, es fundamental. Lo es, entre otras cosas, porque en ella ya se ven las primeras ambivalencias e imprecisiones en una política pública que debería de ser precisa en los objetivos que busca. Como se ha dicho, se busca que la existencia de este castigo disuada a la gente para que no delinca. Aun cuando se ha demostrado que, en gran medida, apenas tiene un efecto preventivo en la mayoría de la delincuencia –que es leve y no planificada-, se recurre a la idea de puro castigo, de venganza, de expiación. Sin más, se pasa de pedirle un objetivo racional a pedirle que satisfaga una inquietud emocional –el sentimiento de injusticia, de que eso “no puede ser”, de que el que la hace, la tiene que pagar-. Por otro lado, los políticos hacen de la cárcel un sitio opaco, sin control público ni apenas publicación de datos. Así cuesta un poco ver cómo va a dar miedo la cárcel. A tal punto llega el desconocimiento que es habitual escuchar que en la cárcel se está como en un hotel –curioso que ninguna de estas personas se vayan en verano a la cárcel, con su comida gratis y su piscina para 1000 personas dos horas al día, dos días a la semana, 3 meses al año). Por otro lado, y aquí se ve claramente con la gente condenada por delitos sexuales, se acepta que, aunque no se vaya a rehabilitar –cosa que los datos ponen en duda-, así por lo menos no delinque mientras está en la cárcel. Se trataría, pues, de incapacitar a esa persona para que sea un peligro para la sociedad (¿un ladrón es un peligro para la sociedad o para los que tienen propiedades?). Esta función parece efectiva, aunque no importe si esa persona sigue delinquiendo dentro de la cárcel. Esta cuestión es fundamental a la hora de esforzarse porque no haya fugas en las prisiones. No obstante, junto a estas tareas, a la cárcel se le añadió la de rehabilitar. Se trata de hacer de la cárcel algo útil, y ya que va a tener a gente encerrada durante años, aprovechar el tiempo y darle a los presos oportunidades que tal vez fuera no tuvieron: educación, formación profesional, apoyo psicológico y legal, etc. La idea no es premiar a los delincuentes, sino evitar que vuelvan a delinquir. Se busca así evitar la reincidencia y proporcionar un castigo más “humano” (yo aún no sé qué significa esto, pero orienta muchas de las medidas concretas que se adoptan). En el día a día de las cárceles, esto se ve en la división del personal entre prevención y tratamiento. A unos les importa que los presos no se escapen y cumplan el reglamento. A los otros que el preso pueda mejorar sus capacidades personales y sociales. Por hacerse una idea, en España en torno al 70% del personal se dedica a tareas de vigilancia, y el 15% a actividades de tratamiento. Se hacen las tres cosas, pero parece que hay prioridades entre las distintas funciones. Un caso claro de cómo están presentes estas tres lógicas es el de la cadena perpetua. La cadena perpetua no tiene mayor efecto preventivo que una pena de 20 años, pero sí un efecto incapacitador mayor: “que no vuelva a salir en su puta vida” es una frase que todos hemos oído refiriéndose a un delincuente, y connota dos cosas ya señaladas: una parte emotiva que busca castigo como forma de venganza, y otra en la que se asume que así, por lo menos, no va a seguir poniéndonos al resto en peligro. No obstante, se elimina la capacidad de rehabilitación (o, incluso, de salir a la calle aunque se esté rehabilitado). Cuando en un país, como España, la rehabilitación es un mandato constitucional (“principio inspirador”, una vez que el Tribunal Constitucional corrige lo que los españoles votaron en referéndum…), se pone en duda la legalidad de este tipo de pena. Otro tema es cómo consigue ponerse en duda algo sobre lo que cabe poca duda. En fin, sin hacer un comentario mínimamente justo sobre el caso actual en España (basta con buscar en Google y se encontrarán multitud de opiniones más informadas que la mía), la cadena perpetua en España ya existía de facto (penas máximas de 40 años, con una edad media de ingreso en prisión de 25-30 años). De hecho, se da la circunstancia por la que personas ya condenadas a delitos graves puede que pidan esta “cadena perpetua revisable”, pues así, por lo menos, a los 25 años alguien revisará su caso, mientras que actualmente hasta los 35 años no tienen acceso ni a un permiso de fin de semana. Además, los políticos reforman el Código penal más de una vez al año de media, por lo que cuesta imaginar la vigencia –o si quiera la forma- que éste tendrá dentro de 25 años. Es una medida que difícilmente se le podrá aplicar a alguien, pero con mucha importancia simbólica (“vamos a manteneros a salvo de esos peligros sobre los que, realmente, no podemos hacer nada, porque somos 45 millones de personas y no podemos controlar a todos los individuos”). [Por supuesto, la rehabilitación es muy criticable, como lo es la incapacitación, pero no hay sitio aquí para discutirlos merecidamente] A pesar del revuelto de ideas, debería quedar claro que la cárcel cumple varias funciones a la vez, y que son incompatibles entre ellas, por lo cual no cumple ninguna de ellas satisfactoriamente. Cabe preguntarse, entonces, cómo es que ha tenido tanto éxito, cómo es que se ha extendido por casi todo el mundo, y cómo es que ha desplazado a otro tipo de sanciones penales. En la próxima entrada, en vez de señalar las funciones declaradas de la cárcel, tal y como aparecen en la filosofía de las penas, o en los manuales de Derecho, explicaré otro tipo de funciones que cumple (no declaradas, no previstas) pero igual o más importantes que estas tres para entender esta institución.
Artículo de Ignacio González Sánchez, publicado originalmente en 2015 en: http://thesocialsciencepost.com/es/2015/04/funciones-de-la-carcel-i/
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Posted: 21 Nov 2017 10:52 AM PST
Tras la Revolución francesa, comienzo simbólico de la modernidad en política, surgieron las distintas escuelas socialistas, divididas pero todas tendentes a desear, proponer y valorar el socialismo, sistema de convivencia social donde el valor colectivo de compartir era considerado prioritario. Los rebeldes, los marginales, los explotados, los oprimidos en general se sentían incluidos en una lucha para abatir el poder dominante para la llegada del "sol del porvenir", una sociedad nueva fundada en la justicia, la libertad y la igualdad.
Estaban totalmente convencidos de que sería suficientes con abatir las estructuras del poder dominante para crear formas e instituciones de una nueva sensibilidad, apoyados en la certeza de que la libertad y la solidaridad corresponderían a una natural propensión de la vida social, de momento reprimida e impedida. Hoy ese sueño se ha desvanecidos completa y definitivamente. En la fase actual, cuando el capitalismo propietario teorizado por Smith y Ricardo es un triste recuerdo, y lo que triunfa es un liberalismo rampante de hegemonía financiera, sustancialmente ejecutivista y especulativo, las sociedades se presentan cada vez más esquizofrénicas. Por una parte (y es lo que verdaderamente prevalece) asistimos a una proliferación de comportamientos motivados por un egoísmo desmedido y por tendencias avariciosas procedentes de todos los estratos y clases sociales, si bien con formas y modalidades diferentes. Una humanidad que parece lastrada en un abismo ferozmente antihumanista, animada por una enorme maldad. Por otra parte, si bien bastante minoritarias e incluso marginales, asistimos a la proliferación de iniciativas solidarias de tendencia naturalista, motivadas por necesidades éticas y estéticas, que profundizan en ayudar a los más débiles y oprimidos. Entre estas dos tendencias, una inmensa especie de "tierra de nadie", aparentemente anónima, que sobrevive y se esfuerza en su propio ámbito individualista intentando sufrir lo menos posible, sin llegar a conseguirlo, la omnipresente crueldad del dominio económico-militar-político que se impone con arrogante vehemencia. Altamente improbable Frente a tal espectáculo, es fácil dejarse invadir por el miedo a que tuviese razón Hobbes, quien en el Leviatán describe la sociedad como lugar del "todos contra todos", el famoso homo homini lupus (el hombre es un lobo para el hombre) del que brota el miedo de quienes quisieran el mando férreo de un monarca tirano al que, por contrato implícito, se encomendaría la tarea de imponer el orden y protegernos. Por suerte para nosotros, se trata de una visión viciada de raíz, artificio abstracto fundado en la certeza no comprobada de un presunto "estado de la naturaleza", en el que prevalecerían instintos y comportamientos antisociales, en realidad encaminada a justificar el imperio absoluto de un Estado déspota. Con una mirada antropológica atenta, hoy podemos decir con certeza que son por el contrario las relaciones y las condiciones sociales las que determinan y estimulan el comportamiento, la mentalidad y la dirección política de las estructuras que nos gobiernan. No existiendo presupuestos innatos, como sucedería si se tratase de la naturaleza humana, puede perfectamente haber cambios, ya que la posibilidad de cambiar depende de la voluntad y de las propensiones colectivas. Sin lugar a dudas, el control social y la violencia establecida, que se imponen protegidos por leyes producidas por los organismos internacionales, determinan enormes condicionamientos, así como vínculos de dependencia y sugestiones apresuradas derivadas de la lógica y de la acción de los mercados. La posibilidad de cambiar existe porque ninguna condición, por mucho que se diga lo contrario, está inscrita en las férreas leyes de la Naturaleza, de las que no es posible prescindir. Por ello de momento aparece como altamente improbable cualquier cambio con características de emancipación. La crónica cotidiana, de hecho, documenta la amplificación de ansias y aprensiones colectivas. Miedo a ser agredidos o robados, miedo a que los inmigrantes sean demasiados y nos roben el trabajo y se conviertan en malhechores agresivos, miedo a que la prepotencia y el bulismo se hagan fuertes, miedo al terrorismo cada vez más establecido, miedo a salir de casa. Un cúmulo de temores que inducen a un pesimismo rampante, abonado con un progresivo desvío a la derecha del sentir y del manifestarse colectivos. En distintas partes del planeta, si bien con modalidades y aspectos diferentes, se están difundiendo sentimientos xenófobos y racistas, cada vez más frecuentemente asociados a turbias peticiones de ser dirigidos por hombres fuertes. Un clima que está favoreciendo la expansión de formaciones de extrema derecha declaradamente racistas, con delirios supremacistas y anhelos de nacionalismo soberanista. Todo ello acompañado por la amplificación de mentalidades que expresan comportamientos antisociales, androcráticos y machistas. Se produce algo similar en el panorama sociopolítico. Los herederos de la "gloriosa" clase obrera, o de lo que queda de ella, están destinados entre otras cosas a ser sepultados en un incipiente proceso de automatización y de robotización. Por ejemplo, en los Estados Unidos han votado a Trump, en Francia con mucha probabilidad votarán al lepenismo rampante; mientras, en Italia, desde hace dos décadas capas consistentes del proletariado votan a la Liga sin demasiado problema. En todo el mundo un número creciente de personas procedentes de los estratos más desposeídos de la población muestra simpatía por las nuevas formaciones de inspiración chovinista, xenófoba y nacionalista. Por eso está fuera de la realidad continuar identificando y proponiendo al actual proletariado, en cuanto clase, como sujeto "natural" revolucionarios por excelencia. Si pensamos en un pasado reciente, cuando todavía anidaba en los corazones la "certeza del sol del porvenir" (sobre esta ilusión se ha colocado en gran medida el andamiaje ideológico de la izquierda en general), nos damos cuenta de que este formidable desplazamiento hacia la derecha de los supuestos "sujetos de clase" hace impracticable una nueva proposición, ni siquiera actualizada, de proyectos alternativos libertarios de tipo solidario y mutualista. El elemento anhelante, que reforzaba los ideales y se traducía en construcciones utópicas a alcanzar, se ha disgregado al impactar con una realidad que de hecho ha cambiado espontáneamente en sentido antitético al planteado. ¿Acabar con lo existente? Lo que se está proyectando con creciente vehemencia no es precisamente un seguro para los amantes de la paz y la libertad, sino que cada vez resulta un impedimento mayor para la creación y difusión de situaciones de solidaridad y apoyo mutuo, es decir, para la posibilidad de avanzar hacia alternativas sociales libertarias, anarquistas para más señas. Al menos si entendemos el anarquismo como algo que debería abrazar a la sociedad en su conjunto, como en efecto ha sido concebido por los "padres fundadores". En su poético "nuestra patria es el mundo entero", en su estupendo sueño de "un internacionalismo de la libertad", capaz de abrazar a todo ser humano en el mundo entero, el anarquismo ha mostrado siempre una belleza humanista y liberadora sin compromisos. Nuestros corazones están todavía llenos del maravilloso "si uno no es libre, nadie lo es", de bakuniano recuerdo. Cuando esta perspectiva ideal fue pensada, tenía un sentido profundamente realista porque se situaba y tomaba fuerzas en contextos subordinados a despotismos despiadados, impuestos por altas jerarquías que sin remisión sometían e impedían la libre circulación de ideas y la formación de agrupaciones desde abajo. Un contexto que legitimaba suponer que si no existiera el puño de hierro y el bloque de Estado, Ejército e Iglesia, habrían florecido espontáneamente situaciones de libertad y de reparto económico solidario. Entonces tenía sentido suponer que, si se consiguiera destruir los muros que impedían por su autoridad la expresión de la libre voluntad colectiva, se habría propagado una situación plena de libertad y anarquía. Un panorama visionario superado, que con gran evidencia se enfrenta a los escenarios que hoy se están planteando. Si de improviso, por un improbable evento revolucionario cualquiera, se crease una situación sin autoridad y sin estructura de mando, dejando campo libre a la construcción de proyectos desde abajo, casi con seguridad se edificaría algo bastante alejado de perspectivas de tipo libertario. De hecho, en vista de las tendencias que se están manifestando en varias partes del mundo, es lícito suponer que tomarían forma nuevos y aberrantes absolutismos, totalitarios y despóticos, algunos con preocupantes puntos de inspiración teocrática. Por ello tiene sentido continuar expandiéndose con el fin declarado de acabar con lo existente, animados por la convicción de que, una vez abatido, se abrirá la vía hacia formas de libertad y apoyo mutuo como las que planteamos. Justamente, no se puede excluir nada a priori, pero tampoco se puede propagar como el camino principal. Debemos tener bien presente que la revolución para los anarquistas es solo un medio para llegar a la anarquía, esto es fundamental, mientras que no podremos ser nunca anarquistas para hacer la revolución. No tiene sentido fabricar certezas sobre futuribles en absoluto previsibles ni dirigibles en el sentido proyectado, para encajar como sea estrategias políticas practicables. Tal como las señales bajo los ojos nos sugieren que, con toda probabilidad, caminamos en una dirección contraria a la que propugnamos, el buen sentido y la inteligencia sugerirán cambiar de propuestas estratégicas, sobre todo para mantener la coherencia y los planteamientos de nuestra propuesta. No olvidemos nunca que, porque así lo hemos escogido, somos decididos defensores de un principio básico irrenunciable: la anarquía no puede ser impuesta. En el momento en que se convirtiese en hegemónica por la fuerza, renunciaría a lo que proclama, ya que traicionaría a su propia naturaleza. Por eso es imprescindible que cualquier cosa que proyectemos sea siempre coherente con lo que queremos o anhelamos. Si en una eventual situación de revuelta, como hemos visto, se proyectara una probable mayoría de peticiones desde abajo autoritarias y liberticidas, resulta impensable encontrarse otra vez en la situación de tener que ganar una guerra contra la autoridad política de turno, para imponerse y… en este punto, necesariamente, para intentar "imponer la anarquía". Así no tendremos ni la anarquía ni la posibilidad concreta de imponerla. Lugares no autorreferenciales ¿Se ha acabado el tiempo de los anarquistas? En mi opinión, todo lo contrario. Solo que ya no es ni puede volver a ser el tiempo de la revolución insurreccional, que quisiera abatir con violencia taumatúrgica la tiranía para dar libre desahogo a la libertad ahora reprimida. Mucho más inteligentemente, hoy debe ser el tiempo de la reflexión, de la investigación, de la experimentación, en una propensión de acciones y proyectos autoeducativos. No podemos, no debemos nunca obligar a los demás a vivir socialmente como nosotros pensamos; pero tampoco podemos, como anarquistas que somos, aceptar vivir la "vida natural actual" como las diversas formas de dominio nos imponen. Con agudeza y buen sentido, buscamos vivir cada día lo más coherentemente posible, como de hecho debemos continuar difundiendo, incrementando la fuerza, la crítica radical y despiadada contra el poder establecido por su forma de actuar. Sobre todo, debemos intentar construir lugares autogestionados donde, como nosotros queremos, intentaremos vivir hoy de la manera más anarquista posible. Lugares no autorreferenciales ni aislados sino territorios alternativos de libertad en las sociedades de dominio, concebidos como espacios atrayentes, como lugares capaces de seducir por su belleza y praxis libertaria. Una sociedad en la sociedad. Una anarquía más allá del acontecimiento revolucionario.
Andrea Papi
Publicado en el Periódico Anarquista Tierra y Libertad, Noviembre de 2017
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Posted: 21 Nov 2017 10:42 AM PST
CIUDAD DE MÉXICO
Antidesarrollismo y defensa del territorio Jueves 23 de noviembre de 2017, 18:40 horas MULTIFORO ALICIA Av. Cuauhtémoc 91-A, colonia Roma Urbanismo y anticiudadanismo Viernes 24 de noviembre de 2017, 18:00 horas CENTRO SOCIAL LIBERTARIO – RICARDO FLORES MAGON Calle Donceles # 10 1er piso, colonia Centro Anarquismo frente a la posmodernidad Sábado 25 de noviembre de 2017, 18:00 horas BIBLIOTECA SOCIAL RECONSTRUIR Calle Godard # 20, planta baja, colonia Guadalupe Victoria INVITAN: Centro Social Ruptura (Guadalajara)/ Cruz Negra Anarquista (México) / Federación Anarquista de México – IFA / Biblioteca Social Reconstruir / Multiforo Cultural Alicia Descarga cartel aquí Read more ... |
Posted: 21 Nov 2017 10:36 AM PST
Ariel Petruccelli y Pablo Scatizza (ambos profesores de Historia) refutan algunas afirmaciones sobre el caso de Santiago Maldonado que andan viralizadas por ahí. Ariel y Pablo hacen enfasis sobre la necesidad de no dar ni un paso atrás en la lucha contra el relato que demoniza al pueblo mapuche, y que busca instalar falsedades en torno a la desaparición y muerte de Santiago. Escuchen y compartan este excelente material, valioso e inteligente que viene a ser un aporte más a la lucha contra la impunidad. (ambos historiadores son co-directores del dto de Historia de la Facultad de Humanidades de la Universidad del Comahue) -10 preguntas respondidas...-
https://www.youtube.com/watch?v=UQam7ghOEmQ
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Posted: 21 Nov 2017 09:56 AM PST
Estimados/as amigos/as:
Tenemos el placer de invitaros a la presentación del libro "El anarquismo en el espejo judío, este 28 de noviembre en la sede de la FAL (19:30 h). Contaremos con al rpesencia de su autor, Yago Mellado y de José Antonio Zamora, del Instituto de Filosofía - CSIC y Fernando Carbonell, escritor. Esperamos vuestra asistencia y la difusión de los actos por vuestros medios.
Saludos libertarios.
La Junta de la FAL. -- El anarquismo judío ha sido abordado de manera histórica y a través de las biografías de algunos de sus protagonistas, sin embargo, sigue resultando excesivamente escasa la reflexión teórica que puede extraerse de una experiencia que se gesta en el mismo corazón del movimiento anarquista y que alcanza hasta la colonización de los kibbutzim en Palestina. El anarquismo teórico tiene pues una deuda pendiente con un acontecimiento que ha marcado definitivamente el pensamiento político contemporáneo. Encarar esa reflexión necesaria nos invita a revisitar muchos de los debates clásicos, pero aún vigentes, del movimiento libertario (nacionalismo, revolución, políticas prefigurativas...) y, al mismo tiempo, nos confronta con el primer escenario de reivindicación de una identidad cultural articulada políticamente, antecedente de algunos de los asuntos más candentes de la teoría política actual. Desde esta conciencia, este estudio recorre y cartografía los ejes centrales que pueden permitir tal debate, señalando las conexiones con la actualidad y las resonancias del anarquismo yiddish con algunas prácticas de los movimientos sociales actuales, así como las tensiones que necesariamente deberá afrontar una teoría anarquista contemporánea a la luz de esta experiencia histórica. -- Yago Mellado López es licenciado en Filosofía, doctor en Ciencias Políticas (UPF, 2013), músico y traductor. Sobre teoría política ha publicado artículos como “La política de los desconocidos” (Astrolabio. Revista Internacional de Filosofía de la UB, 2006), “¿Política de la pluralidad o pluralidad de la política?” (en Pensar las dinámicas Interculturales. Documents CIDOB de Dinàmiques Interculturals Nº.8, 2007), “Le bateau imaginaire” (con I. Delcroix, en Mythe et création 2, L’Université de Savoir, 2007) o “El antisemitismo y la politización de la identidad judía” (Constelaciones. Revista de Filosofía Crítica, 2012). Ha coordinado compilaciones como Las secuelas del posmodernismo (con E. Díaz Álvarez, Fund. Cidob, 2009) o La dinámica del contacto (Fundación CIDOB, 2009). Y recientemente se ha publicado su poemario Cartografía de una tangente (Esdrújula Ed., 2016). Su actividad como traductor se ha centrado, a su vez, en el campo de la filosofía política y la agroecología y, como músico, forma parte parte del proyecto Faluka sobre músicas tradicionales del Mediterráneo. El anarquismo en el espejo judío fue la tesis presentada en Barcelona para la obtención del doctorado en 2013. Read more ... |
Posted: 20 Nov 2017 08:56 AM PST
Hoy 20-N es una fecha especialmente señalada para el antifascismo en el Estado Español. Un 20-N murió el dictador militar nacional-católico Francisco Franco (1975), y el “fundador” del fascismo español creando Falange Española, Jose Antonio Primo De Rivera (1936), hijo del también dictador militar Miguel Primo De Rivera. Hoy en día, en pleno 2017 se sigue rindiendo homenaje a estos fascistas tanto a nivel personal, como a su “obra”, organizándose manifestaciones, concentraciones, mitines,…de cuatro nostálgicos casposos y trasnochados. Entre otros, con el apoyo de la propia Iglesia Católica, que tantos privilegios le dio el Régimen Franquista, y que a día de hoy, como digo, le sigue rindiendo culto haciéndole misas en su honor, a lo largo de prácticamente todo el Estado.
Recordar también que el partido que hoy en día gobierna España, el más votado en prácticamente todas las comunidades y provincias, exceptuando si no me equivoco dos únicas comunidades autónomas, es un partido fundado por ex-franquistas y ex-ministros del Régimen fascista, que mantuvieron como presidente de honor del partido, al ministro de Franco, Manuel Fraga. Estoy hablando, obviamente, del Partido Popular. Añadir también que previo a la muerte del dictador, este eligió a dedo a su sucesor como Jefe De Estado del Reino De España, Juan Carlos I, rey que jamás ocultó su gratitud, apoyo y admiración por el dictador, y que se mantuvo en la jefatura del Estado hasta la sucesión de este por su hijo, actual jefe del Estado-. Hoy en día, son muchas las calles, plazas, colegios,… y demás espacios públicos por toda la geografía española que mantiene el nombre, monumentos, simbologia,…en honor al exdicador, y sus cómplices, así como a su Régimen, después de mas de 40 años de su muerte. También son numerosos los homenajes en espacio públicos al fundador de La Falange, Jose Antonio Primo De Rivera, base ideológica de la dictadura nacional-católica. Por último comentar que no solo los homenajes en nombres a calles, plazas, avenidas, colegios públicos, o monumentos nos recuerdan la dictadura militar, sino que nadie a pedido perdón a las victimas, tampoco la Iglesia Católica, miembro activo del Régimen y que como he dicho anteriormente, a día de hoy sigue homenajeando por todo el Estado. Y que partidos de nueva aparición como Ciudadanos (C´s) pero de un claro marcado continuista han negado condenar dicha dictadura, ni siquiera de manera simbólica. Este es el panorama actual en el 2017 del Estado Español y de su relación con una dictadura militar de la que hoy muchos se sienten sucesores, por activa y por pasiva. Como vegano, y como antiespecista, como antiautoritario, y como amante de la libertad en general no puedo más que sentir un profundo rechazo a una dictadura militar católica que tanto daño hizo, que a día de hoy se sigue homenajeando, que sus victimas sigues sufriendo lo que parece ser con los datos en la mano una continuación de aquella época tan lejana en el tiempo, pero tan cercana en cuanto a leyes, actitudes, represión,… Contra todo tipo de represión y discriminación. Contra todo tipo de fascismos. Por la libertad total. SIEMPRE ANTIFASCISTA Read more ... |
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