eldiario.es
Elena Cabrera / Sofía Pérez Mendoza
España
Jorge, un joven ingeniero en paro, lleva más de un mes en huelga de
hambre en la Puerta del Sol, exigiendo una dimisión del Gobierno y
cambios estructurales
Germán Labrador: "La novedad frente al 15M es que Jorge actúa individualmente y pone su cuerpo en juego"
Ignacio Castro Rey: "Siempre que se toma una decisión que es ética, antes que política, alguien arriesga el cuerpo"
Joan Subirats: "Tiene más sentido la acción colectiva que el heroísmo individual"
Víctor Alonso Rocafort: "Se generan afectos más ligados a la sociedad del espectáculo que a promover una política"
Germán Labrador: "La novedad frente al 15M es que Jorge actúa individualmente y pone su cuerpo en juego"
Ignacio Castro Rey: "Siempre que se toma una decisión que es ética, antes que política, alguien arriesga el cuerpo"
Joan Subirats: "Tiene más sentido la acción colectiva que el heroísmo individual"
Víctor Alonso Rocafort: "Se generan afectos más ligados a la sociedad del espectáculo que a promover una política"
Jorge Arzuaga lleva más de un mes sin probar bocado: "yo no trago",
dice una de las imágenes que hablan de su gesto. Bilbaíno, 25 años,
ingeniero de Caminos en paro. Su activismo le ha llevado en los últimos
dos años a comprometerse en labores de voluntariado en España, India y
Perú, y a participar en el movimiento 15M. Pero las asambleas y
manifestaciones dejaron de ser suficientes para él, o las consideró
inútiles, y tomó la decisión de iniciar una huelga de hambre el 12 de
octubre. Desde entonces, hace visible su determinación en la Puerta del
Sol. No está solo, pero su lucha no ha terminado de llamar
suficientemente la atención, no ha generado otras reivindicaciones, en
un lugar tan emblemático, precisamente, como el brasero del 15M. En
círculos activistas y mediáticos, su protesta ha suscitado debate.
Aunque otras cuatro personas se han sumado a la huelga, la decisión de
Jorge es individual, consensuada sólo entre él y su propio cuerpo, su
propia integridad física, hasta que el cuerpo aguante o el Gobierno
caiga. "Me encuentro bien físicamente. De momento, no tengo ningún
problema de salud y estoy animado por el apoyo recibido", explica Jorge
a eldiario.es.
Estas personas, Jorge, Álex, Gisela,
Álex y Frank, pasan el día entre cartones y pancartas bajo la estatua
de bronce de Carlos III. Cuando cae la noche, unos vecinos les brindan
cama y ducha. Aunque Jorge dice que está "desconectado" de lo que pasa,
sí es consciente de las críticas que su singular combate están
generando. "Muchos me recriminan que esto es una lucha individual, pero
esta no es mi causa, sino la de todos. Aunque veo complicado lograr la
dimisión del Gobierno, creo que mi huelga de hambre es un modo de
protesta respetable que puede ayudar a que el pueblo reaccione y se una
para recuperar nuestros derechos".
No comparte, sin embargo, otras vías de protesta como la elegida por el pintor ruso Piotr Pavlenski, quien clavó sus testículos con un martillo a los adoquines de la Plaza Roja de Moscú.
"Nunca apoyaría acciones que pusieran en peligro mi integridad física.
Si mañana me dicen que tengo algún problema, abandonaré la huelga sin
dudarlo".
"Algunas de las críticas que ha podido
recibir, acusándolo de individualista, son bastante cínicas, apuntan a
la incapacidad de creer que los motivos de Jorge
sean sus verdaderos motivos, porque no es posible ver qué beneficio
individual uno obtiene de poner realmente su cuerpo al servicio de un
daño colectivo, de exponer tu cuerpo en nombre de la exposición de
otros cuerpos", opina Germán Labrador, investigador y profesor de la
Universidad de Princetown.
Video:
https://www.youtube.com/watch?v=tEZFBxNJOCM
https://www.youtube.com/watch?v=tEZFBxNJOCM
"Lo que no sirve de nada es no hacer nada". "Para que
tú te jubiles a los 65, yo llevo 14 días sin comer". "Cuando la
injusticia se hace ley, la rebeldía se hace obligación". "No quiero que
dejes de comer, quiero que empieces a luchar". "¿Por qué? Por ti, por
mí: paro, corrupción, desahucios, sanidad, educación". Estas son
algunas de las frases que leemos en los carteles escritos a mano
alrededor de Jorge.
"Usa el lenguaje de la
democracia contra las instituciones e individuos que se lo han
apropiado", explica Germán Labrador. "Esto mismo sucedió en 2011,
masivamente, en el 15M. La novedad frente al 15M es
que ahora es un individuo el que actúa singularmente, poniendo su
cuerpo en juego. Jorge pregunta ¿hasta cuándo? Habla de los umbrales
políticos que hacen que lo inaceptable se convierta en aceptable y lo
aceptable se convierta en inaceptable. Y se imagina como la vanguardia
de un cambio inevitable".
Para el catedrático de Ciencia Política de la Universitat Autònoma de Barcelona Joan Subirats,
"la urgencia y el dramatismo de muchas situaciones personales provocan
reacciones de rabia, de indignación, de desesperación, que son
ilustrativas pero que, al mismo tiempo, resultan 'heroicas' y aisladas.
Tienen la fuerza de la ejemplaridad. De demostrar que es mejor hacer
algo que incite que quedarse en casa tragando rabia. Pero, de no
conseguir sumar a la desesperación a miles de personas, ello queda en un grito aislado. Uno más".
Sobre cómo encaja la protesta de Jorge en el momento actual de los movimientos sociales también hemos preguntado a Víctor Alonso Rocafort,
profesor de Teoría Política en la Universidad Complutense de Madrid.
"En los últimos tiempos, a pesar de éxitos como las PAH o las 'mareas',
las manifestaciones no han tenido la afluencia esperada y estamos en un impasse donde el debate se está planteando en términos de por dónde seguir para volver a llegar a
más gente. Es entonces cuando surge esta acción en Sol. Este caso es
incomparable con, por ejemplo, las huelgas de hambre realizadas en las
prisiones y que surgen de decisiones colectivas. En esos casos, los
presos no tienen apenas otras opciones de resistencia. Y se suelen
plantear hasta el final, como medidas de presión para mejorar
situaciones de opresión muy concretas sentidas como injustas".
"La acción de Sol es una huelga de hambre que no se plantea hasta el
final, sino hasta que haya la más mínima situación de riesgo –precisa
Rocafort–. A diferencia de lo que sucede en las cárceles, no hay nadie
que pueda comprobarla y monitorizarla, más allá de los controles del
SAMUR. Introduce asimismo un elemento personalista a partir de la
generación de un tipo de afectos más ligados a la sociedad del espectáculo
que a promover una política. De ahí los continuos y exigentes llamados a
recibir más atención mediática. Recordemos, además, que una huelga de
hambre es una acción desesperada que trata de provocar en la gente
afectos como la lástima y, donde se quiera o no, promueve en
determinadas personas el impulso de imitar la acción, poniendo así sobre
la mesa el 'no te vas a dañar tú solo como forma de protesta'. El caso
de Sol no surge de ningún colectivo ni de ninguna experiencia de lucha
previa, por tanto, yo no lo ligaría tampoco al 15M. Menos aún cuando,
desde la heterogeneidad del movimiento, el apoyo no parece estar siendo
del todo mayoritario".
Germán Labrador ya ha interpretado otras acciones de protesta que ponen el cuerpo en situación de grave riesgo biopolítico,
en el contexto de condiciones originadas por el último ciclo
económico, en su influyente artículo "Las vidas subprime. La
circulación de historias de vida como tecnología de imaginación
política en la crisis española (2007-2012)" [PDF],
en Hispanic Review. Jorge "decide interiorizar la violencia política
de la falsa democracia, voluntariamente, en su propio cuerpo. Mientras a
nosotros nos resulta aceptable que la gente siga perdiendo sus casas y
pasando hambre y viviendo/muriendo sus vidas subprime, a él ya no.
"Siempre que se toma una decisión, que es ética antes que política, alguien pone el cuerpo, lo arriesga", opina el filósofo Ignacio Castro Rey, autor de Sociedad y barbarie. "¿Qué es 'violencia hacia uno mismo'?
Atreverse a estar a solas con una cuestión, con un problema o una
humillación; atreverse a estar a solas y decidir desde ahí ya es
violencia en medio de esta comprensión aburridísima que tenemos de la
política y la democracia. No se puede tomar una decisión sin ejercer una
'violencia contra sí mismo', contra lo más inerte y obediente de uno
mismo. Todo lo que no sea romper con la 'sociodependencia' que nos
paraliza es perpetuar el estancamiento. Y perpetuar también, por cierto,
el imperio de la información sobre el pensamiento".
"A mí no me representa nadie, ni ningún partido político ni ninguna
organización [...]. Yo tengo voz para mí mismo y me represento a mí
mismo y, si alguno tiene alguna duda [...], que se acerque a Sol y que
me lo pregunte", dice Arzuaga en un vídeo, "para aclarar algunas
dudas", que grabó el 11 de noviembre. "Jorge habla políticamente y actúa
biopolíticamente: se declara en huelga de hambre. Pone juntas las dos
cuestiones: porque no nos representan, nos destrozan nuestras vidas",
explica Germán Labrador.
Video:
http://www.youtube.com/watch?v=EteL-7Stw3E
Este investigador afirma que cuando "los que tienen el
poder" tienen también "el poder de no representarnos" y "de no proteger
nuestras vidas", "si queremos que no nos las destrocen, tenemos que
obligarles a que nos representen". ¿Cómo? "En el camino de la resistencia biopolítica:
amenazando nosotros públicamente nuestras propias vidas, delante de un
público, y obligando a que se muestren de ese modo los vínculos entre
la falta de democracia y la muerte de los más débiles". Eso es lo que
está haciendo Jorge Arzuaga en la Puerta del Sol.
En
cambio, para Joan Subirats, "la tensión en momentos como lo actuales
está en que resulta muy difícil y costoso alzar un movimiento potente y
consistente que consiga resultados, como lo ha hecho la PAH".
Además, "hay muchas situaciones trágicas, que surgen de motivos y de
situaciones específicas y que, por tanto, son difícilmente
generalizables. Gente sin trabajo, gente sin casa, gente sin comida, o
la combinación de todo ello. Mientras sigan funcionando las redes
familiares y comunitarias, parece difícil que situaciones como las de
Túnez [donde las revueltas comenzaron en reacción a la autoinmolación de
Mohamed Bouazizi] puedan darse aquí, ya que allí se juntó
desesperación, despotismo y arbitrariedad". Para Subirats tiene "más
sentido la acción colectiva que el heroísmo individual" pero respeta "esos gestos" que, como el de Jorge, "demuestran dignidad".
Labrador ha estudiado un tipo particular de autoviolencia, la de los
"suicidios subprime", un modo violento y radical de acción política que
verbaliza la idea de que "la crisis mata". Lo que hacen Jorge, Álex,
Gisela, Álex y Frank es un paso anterior a esas luchas extremas que
"debilitan y eventualmente matan a los que las llevan a cabo", señala
Labrador. "Y ofrecen una ventaja –explica–: introducen la lógica de la
aceleración del tiempo, fundamental para la protesta política, que
impulsa los acontecimientos hasta que suceden los cambios. No nos
engañemos, lo más normal es que Jorge sea desalojado y, llegado el
caso, in extremis, alimentado por la fuerza. Pero ese es el juego
político que nos propone".
Rocafort admite que los
motivos de Jorge son "loables, genéricos y ampliamente compartidos" y
que "responden a una situación de desconcierto en la que no se sabe a
partir de qué saltará la chispa". Por ello "hay gente que razonablemente
piensa que se deben tocar todas las teclas, incluida esta, para generar
esa protesta social que la situación requiere. Tan solo me preocupa lo
que lleva detrás".
Video:
https://www.youtube.com/watch?v=WkNNkxGOK9I&feature=player_embedded
Aunque el seguimiento de esta huelga de hambre se
realiza vía Twitter, Facebook y medios de comunicación de carácter
social o más implicados en la defensa de los derechos humanos, en los
últimos días, quienes la apoyan han denunciado el "silenciamiento" de
la noticia en los medios de comunicación más amplios y de mayor
alcance.
Este es el punto débil de una protesta que
nace para ser vista y retransmitida. "Las técnicas de resistencia
pacífica sólo funcionan si dispones de una audiencia", explica Germán
Labrador. "Han de poder ser vistas y tener enfrente a alguien que las
vea y que pueda hacer cosas a partir de ahí. Que cambie su modo de
actuar a partir de verlas. Por eso al Estado no le interesa que esas
imágenes sean públicas, y, en la medida en que los intereses que
organizan el Estado son los mismos que organizan los medios de
comunicación, resulta normal que no salgan. Todo ello, desde una
perspectiva puramente práctica, nada conspirativa. No obstante, la
ruptura de los monopolios informativos y la articulación de públicos
activos en internet deben ser suficientes para que esa censura o
silencio acabe cediendo si hay suficiente presión".
"Esta acción ha tenido bastante eco en las redes sociales", recuerda Víctor Alonso Rocafort, "y también alguna entrevista en medios digitales como Público
que tuvo una amplia repercusión. Pero es cierto que hasta esta semana
las televisiones y otros medios no se han acercado a la noticia. Lo que
me ha dado que pensar es que el líder de la protesta, Jorge Arzuaga, saliera en un medio como Intereconomía criticando con dureza al Gran Wyoming por no sacarle en El intermedio.
Este último programa es la aldea gala informativa que nos queda en
televisión y que, mediante elementos políticos tan poderosos como el
humor o la estricta fidelidad a los hechos, realiza un valioso trabajo
cada día. Que sea criticado desde una cadena que significa todo lo
contrario, por alguien embarcado en una acción 'espectacular', me ofrece
más elementos de duda".
"Han intentando echarnos de
aquí en varias ocasiones", denuncia Jorge desde Sol. Se refiere a las
"intimidaciones" constantes que él mismo y las personas que le
acompañan sufren por parte de los agentes municipales. "Nos han
obligado a cambiarnos de lugar y a quitar los carteles. Incluso nos han
puesto una sanción económica". Una grúa, un árbol de Navidad, la
publicidad de la Lotería Nacional, los actos públicos y el tránsito
habitual del Kilómetro Cero atraviesan la acción de estas cinco
personas y de aquellos que les visitan, que no son pocos.
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