Boletín diario del Portal Libertario OACA |
Posted: 15 Feb 2017 10:40 AM PST
El colectivo vecinal Solidarixs con la Casa del Aire vuelve a las calles, esta vez para presentar el libro “La casa del Aire para sus Vecin@s, una historia de lucha contra la especulación inmobiliaria”. El acto tendrá lugar el próximo viernes 17 de febrero a las 19h en el salón de grados de la Escuela Técnica de Arquitectura, sita en la plaza del Campo del Príncipe.
El libro relata en primera persona la historia de la lucha que las vecinas y vecinos de la Casa del Aire comenzaron hace más de 12 años, con el fin de contribuir a la memoria colectiva de la ciudad granadina y homenajear a todas las personas que, de un modo u otro, tejen lazos contra las injusticias sociales. Una memoria colectiva que repasa las tramas y prácticas especulativas de las inmobiliarias y la connivencia de las instituciones en dicho proceso, y cómo la fuerza de las personas que allí vivían, convirtió esta lucha en un referente. Ellas decidieron organizarse para construir un mundo más justo y solidario, y hacer frente al abuso de los poderosos. En la actualidad, la lucha continúa, Solidarixs con la Casa del Aire siguen haciendo frente al acoso inmobiliario y a la dejadez de las administraciones. Desde el fallecimiento de Manuel, último vecino de la casa, su hija y su familia, con apoyo del colectivo, han conseguido la subrogación del contrato para disfrutar del derecho que tienen con la vivienda en la que residían con Manuel. Hecho que no parece agradar a ciertas personas, que han allanado el inmueble provocando daños materiales y con la ruin intención de asustar a la hija de Manuel. Por último, el colectivo sigue haciendo frente al laberinto administrativo para conseguir la rehabilitación del inmueble y que se actúe contra el incumplimiento del deber de mantenimiento por parte de la empresa propietaria del edificio y se garanticen las condiciones dignas para quienes lo habitan. Estas demandas se venían exigiendo antes de la muerte de Manuel Prieto, víctima de la deshumanizada especulación. Pero como dice el eslogan de este colectivo “La Casa del Aire no se rinde…, porque está en nuestros corazones”. Al finalizar la presentación, a las 21.30 realizaremos un barril solidario en el Meson Tabarca (Campo del Principe nº22) para recaudar dinero para financiar los numerosos gastos que conlleva esta lucha. Contacto a través de correo eléctronico solidarioscasadelaire@gmail.com Read more ... |
Posted: 15 Feb 2017 03:51 AM PST
Salón de actos de la FAL (C/. Peñuelas 41, Metro Embajadores)
20:00 h. Coloquio posterior con Conrado Escudero, director del
documental y Javier Antón, Vocal de Memoria Histórica de la FAL
VICTIMAS DE LA GUERRA CIVIL Y LA POSGUERRA CUENTAN SU DOLOR EN EL DOCUMENTAL “LÁGRIMAS DE GUERRA”
· El documental de 30' de duración se centra en cinco historias
contadas por cuatro testimonios que hablan de sus recuerdos y del dolor
que, a fecha de hoy, les sigue acompañando
· También se denuncia que el daño causado a miles de personas aún no ha sido reparado
La Guerra Civil española trajo la división más cruenta que hemos
conocido a España, una guerra en la que hermanos, vecinos y conocidos se
enfrentaron, en la que se mató, se asesinó y en la que se instauró el
miedo y el silencio durante muchos años con la dictadura que impuso el
General Francisco Franco, con unos primeros años de represalias
durísimos sobre los que perdieron y con total impunidad para quienes
estaban cerca del Régimen.
Ese dolor, ese miedo, sigue muy presente en quienes lo vivieron, en
los familiares de las víctimas que siguen luchando para que no se
olvide, quienes lo único que persiguen es que de una vez por todas se
reconozca en nuestro país que sufrieron sin tener por qué y que
perdieron a sus familiares sin razón alguna.
En el documental "Lagrimas de guerra" son cuatro los testimonios que
hablan de cinco casos muy diversos de víctimas de la Guerra y los
primeros años de dictadura. Casos reales, perfectamente documentados y
recreados a través de documentos e imágenes de la época, provenientes de
diferentes archivos, bibliotecas y centros de documentación de todo el
país. La historia de sus familiares queda perfectamente plasmada, pero
sobre todo el sentimiento de dolor que les ha acompañado durante toda
una vida. Es su particular forma de decir al conjunto de la sociedad que
hay brechas que aún no se han cerrado, que la Administración tiene una
asignatura pendiente con ellos y con miles de personas que se encuentran
en una situación parecida, que España es el país que es también por
aquellos que perdieron su vida, que sufrieron, y cuyo daño aún no se ha
reparado.
Además de los testimonios, en el documental aparecen otra serie de
personas que aportan datos y denuncian cómo desde la llegada de la
Democracia y con la Ley de Amnistía de 1977 y posteriormente la Ley de
Memoria Histórica de 2007, se ha dejado a un lado un aspecto
fundamental, reconocer a las víctimas, a quienes forman parte de la
historia más reciente de nuestro país. Poner nombres y apellidos a
aquellos que fueron asesinados, que huyeron, o sufrieron las represalias
de la sinrazón y nombrar a quienes hicieron que eso ocurriera sin
ningún tipo de complejo.
Un trabajo de más de cinco meses de duración dirigido y producido por
Conrado Escudero Donate, periodista y comunicador que estando en
situación de desempleo se embarcó en un proyecto que desde hacía mucho
tiempo quería hacer. Para ello se ha rodeado de algunas personas; para
la búsqueda de documentación ha contado con su hermano Juan Carlos
Escudero, la banda sonora ha corrido por cuenta de Jose Vicente Romero,
el diseño gráfico de la cartelería pertenece a Alfonso Escamilla
González, y para la grabación de algunas imágenes ha participado Gema
María Martín Díaz.
Cabe resaltar que no ha contado con ningún tipo de ayuda para la
realización de este documental y que todos los gastos han corrido por su
cuenta.
Fuente: http://fal.cnt.es/?q=node/37265
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Posted: 15 Feb 2017 02:32 AM PST
En
el siguiente texto vamos a tratar de exponer un análisis
anarco-comunista, de una forma lo más coherente posible en el momento
actual, sobre las recientes protestas contra algunas de las decisiones
tomadas por el partido gobernante y la manera en que éstos han sido
entendidos como un ataque al “Estado de derecho”, la trayectoria de
Rumania desde el colapso del régimen anterior, y el progreso en estos
últimos 27 años.
En resumen, somos de la opinión de que estamos asistiendo a una guerra por el poder dentro del Estado, entre representantes de la clase política y poderosas instituciones del Estado, pero entendemos que esta guerra no aporta nada interesante para la clase obrera y su proceso de emancipación. Desde nuestro punto de vista, los actores principales de estas protestas son: por un lado los numerosos miembros de la llamada clase media, el presidente Iohannis (Partido Nacional Liberal), y algunas de las instituciones represivas del Estado, como el servicio secreto, el DNA (Departamento Nacional Anti-corrupción); y por el otro lado el PSD (Partido Social Demócrata) y la clase política en su conjunto. La razón por la que decimos que se trata de una guerra que involucra a toda la clase política, y no sólo al PSD, es porque entendemos que la lucha se lleva a cabo en esos términos, a pesar de la oposición entre los partidos por razones de intereses electorales. Consideramos que se trata de una lucha entre facciones rivales porque los cambios legislativos realizados por el partido gobernante están tratando de eliminar algunos instrumentos jurídicos que han sido utilizados por las instituciones represivas antes mencionadas para ejercer el control sobre los políticos durante la última década, en muchos casos a través de actuaciones abusivas. Al mismo tiempo, no negamos el hecho de que entre la gente que protesta en las calles se puedan encontrar muchas personas pertenecientes a la clase obrera, muchos desposeídos y, en general, personas que no pueden ser consideradas como "ganadoras” tras la transición al capitalismo de mercado. La razón de esto podría encontrarse en la intoxicación de los medios de comunicación y el discurso pro-capitalista que ha dominado a la sociedad rumana durante los últimos 27 años. Otro factor que se puede tomar en cuenta, y que no puede ser ignorado, es la falta total de una alternativa creíble capaz de apoyar la causa de la clase trabajadora. Muchas de las declaraciones y acciones son definitivamente inconsistentes en este momento, y por esta razón no podemos expresar un enfoque final, capaz de tener en consideración todos los factores. Clase media;"la hermosa juventud” (Este término se utiliza regularmente para describir a los jóvenes de clase media que son presentados como los garantes del futuro del país, moviendo el país en una dirección positiva, europea y occidental. Opuesto a este segmento social encontramos uno formado por pensionistas pobres y personas con subsidios, asociados en masa con la época "comunista”, y que constituyen la base electoral del PSD) La clase media rumana está compuesta por segmentos de la población que tienen un nivel de vida por encima de la media, que tienen la esperanza de alcanzar un nivel de vida similar al de sus homólogos en el mundo occidental y que generalmente suscriben toda la percepción de progreso que representa la cultura capitalista colonial occidental. Aunque muchos de ellos siguen siendo esclavos asalariados, algunos, no todos, tienen la posibilidad de acumular una cantidad importante de capital. Su traición de clase se manifiesta en sus aspiraciones de unirse a las filas de la burguesía, con la que se identifican plenamente. Su conciencia de clase se podría resumir en su interés en ser burguesía, o un estrato ligeramente inferior dentro de la burguesía. Otro rasgo importante de la clase media rumana es su total desprecio hacia las masas obreras y los pobres, que asocian con el "comunismo” (capitalismo de Estado) y la escasez material. Dentro de las filas de esta clase, los elementos más activos son los occidentalizados (desean un país como occidente), que a menudo se describen por su afiliación tanto a corporaciones multinacionales que operan en Rumania como al complejo industrial de las ONG, donde los salarios están por encima de la media. Partido Socialdemócrata. Partido de la corrupción El PSD es un partido político que no difiere de manera importante de otros partidos europeos que reivindican una tradición socialdemócrata (una tradición reformista y capitalista, pero ésta es una discusión completamente diferente). Difícilmente se puede decir que el PSD es un partido más corrupto, o que es profundamente diferente de otros partidos, tanto en el pasado como en el presente. Porque no queremos hablar del PSD como un partido neoliberal (aunque sí lo es), en el sentido de que un partido político se ocupa más de los intereses del capital que de los trabajadores. Nunca pasó al contrario, ya que las excepciones pre-neoliberales en los llamados Estados occidentales de bienestar, tuvieron sólo que ver con las condiciones históricas en que se encontraba el capitalismo al final de la Segunda Guerra Mundial. Nos referiremos, por tanto, al PSD como un partido político cuya base electoral tradicional se compuso de grandes secciones de la clase obrera y de los sectores más desposeídos de la sociedad rumana. Heredero del Frente de Salvación Nacional (descendiente del partido Comunista Rumano de la época comunista), el PSD, al igual que otros partidos, permitió el proceso capitalista de acumulación primitivo que comenzó tras el derrocamiento del antiguo régimen, una vez que el país avanzó hacía una economía capitalista de mercado. Durante el gobierno del PSD se produjeron muchas privatizaciones, se crearon nuevos mercados para inversiones, se realizaron muchos despidos y se hicieron recortes en gasto social. Desde este punto de vista, es difícil señalar diferencias claras entre el PSD y otros partidos gobernantes en los años 90, considerando que ésta fue la línea principal adoptada por todos los gobiernos: preocuparse en promover los intereses del capital (especialmente del capital extranjero) e ignorar totalmente la creciente precariedad de la clase obrera. Hay muchas razones por las que la PSD tiene tanto apoyo entre la clase obrera. Una de ellas es, por supuesto, el hecho de que no hay otra alternativa práctica que pueda, al menos, ofrecer la ilusión de centrar su discurso en el interés de las clases bajas. Otra podría ser la buena infraestructura organizativa que tiene el PSD en las zonas urbanas y rurales más pobres del país. Dicho esto, pensamos que es posible identificar algunas diferencias entre los partidos, aunque no sean muy profundas. Esto se puede revelar mejor cuando tomamos en consideración el discurso público del antiguo gobierno tecnocrático (noviembre de 2015 a enero de 2017) frente al expresado por el PSD (al menos el que tuvieron durante la campaña electoral). El gobierno tecnocrático, dirigido por un burócrata europeo muy bien pagado, se opuso al aumento del salario mínimo propuesto por el PSD (que iba a incrementarse a unos 920 lei, unos 200 euros netos, siendo uno de los más bajos de Europa) y también dijo que la clase obrera rumana sale demasiado cara, por lo que los salarios deberían ser alrededor de 2 lei por día (50 céntimos de euro) como en otros países subdesarrollados o en vías de desarrollo. Sin embargo, el PSD prometió en la campaña electoral un aumento en los salarios y pensiones, y también la creación de otros programas sociales – uno muy importante consistiría en proporcionar una comida caliente por día para cada alumno de Educación Primaria (Rumanía tiene uno de los índices de pobreza infantil y pobreza extrema más altos de Europa). A pesar de estas promesas, el PSD no abordó muchos asuntos especialmente importantes para su base electoral, sino que buscó obtener apoyos de votantes tradicionales de la derecha prometiendo recortes en impuestos y contribuciones, e incluso la eliminación absoluta de algunos. Esta estrategia resultó efectiva, por lo que en las últimas elecciones el PSD superó los límites de su base tradicional y logró obtener votos de poblaciones urbanas, con mayor formación, que previamente estaban fuera de su alcance (un factor importante que colaboró pudo ser la amenaza de escasez que está empezando a hacerse sentir en partes de la población que antes se consideraban a salvo de los estados de ánimo del capitalismo). Lejos de representar un tipo local de oposición al régimen neocolonial que domina a la población, el PSD podría percibirse por las instituciones extranjeras que gobiernan de facto al país como algo menos agradable en ciertos momentos, respecto a un gobierno directo de derecha (o tecnocrático) dispuesto a centrar su discurso en los intereses del capital y la clase que en su mayoría representa esos intereses. Otra estrategia del PSD consistía en hacer un llamamiento nacionalista y conservador dirigido tanto a las partes explícitamente reaccionarias de la población, como a una clase obrera que en este momento está lejos de comprender las diferentes divisiones internas y jerarquías que se imponen y reproducen para beneficio de la clase gobernante. Es por esto que no deberíamos estar tan sorprendidos por el apoyo del PSD a la asociación filo-fascista Coalición por la Familia, cuyo presidente ya expresó su apoyo a una noción conservadora de la familia, de la que se excluye el matrimonio entre personas del mismo sexo e incluso la posibilidad de formar parejas de hecho entre adultos no heterosexuales. En pocas palabras, el PSD es un partido aliado del capital, tiene un fuerte sabor nacionalista y conservador, y no cuestiona ni trata de oponerse a las instituciones y estructuras de poder extranjeras, OTAN, FMI, UE, que han convertido al país en una neocolonia. Es especialmente esclarecedor el caso de la Embajada de los Estados Unidos, que no duda en pedir explicaciones a los políticos locales cada vez que se percibe una amenaza a los intereses americanos en el área. Al mismo tiempo el PSD tiene un discurso que a veces puede ser traducido en políticas sociales que no se pueden encontrar del lado de los partidos de derecha y que a veces pueden traer algunos beneficios mínimos temporales para la clase obrera (por ejemplo, subidas salariales). Lucha contra la corrupción, Iohannis y Estado de derecho Una parte principal de la ideología de la lucha contra la corrupción es la evolución de Rumania hacia una economía capitalista de tipo occidental y los inconvenientes que deben combatirse. Lo que estamos tratando de decir es que el principal discurso parte del supuesto de que la mejor manera de lograr el desarrollo del país es limitar su infraestructura industrial, rebajar su mano de obra cualificada y educada, mantener al país atractivo para las inversiones extranjeras (a través de uno de los salarios más bajos de Europa) y reduccir o eliminar impuestos sobre los beneficios obtenidos en el país que luego son exportados a los países occidentales. Lo que estamos describiendo aquí es el tipo de capitalismo colonial que gobierna el país, en el que la corrupción es vista como un obstáculo importante para alcanzar ese tipo de capitalismo occidental. La mayoría de los partidarios de la ideología de “lucha contra la corrupción” pertenecen a la clase media, esa parte privilegiada de la población que considera la anticorrupción de una forma política, ya que es un concepto desarrollado bajo el gobierno de Băsescu (Partido Demócrata Liberal) como principal fuente del bienestar. Durante sus diez años de mandato, 2004 a 2014, se destaca la formación más reconocible de un segmento de clase media, al mismo tiempo que las inversiones extranjeras por empresas multinacionales comienzan a crecer. Algo que, sin embargo, se tradujo en más pobreza para gran parte de la población. Y que generó, además, un mayor éxodo laboral, de nuevo en beneficio del capital occidental, que ganó muchísima mano de obra barata, a merced de la ola de inmigración tras el colapso de los regímenes anteriores en Europa del Este. A nivel ideológico, la clase media vincula la brutalidad del período de transición hacia un tipo de economía capitalista de mercado de los años 90 (un período de acumulación primitiva capitalista que se tradujo en el simple y llano robo de la riqueza pública por propietarios privados) con la corrupción de los regímenes políticos que gobernaron el país en ese período. Si bien entre 1996 y 2000 el PSD no formaba parte del gobierno, sigue siendo considerado como el principal responsable de ese período oscuro. Al mismo tiempo está vinculado al régimen pre-90 y es considerado por tanto un obstáculo para el desarrollo capitalista. El discurso de la clase media tiende a delimitarse al PSD, considerando a su base como ignorante, precaria y expuesta a todas las faltas del capitalismo, y por lo tanto enemiga de los valores europeos (capitalistas) del Estado de Derecho y de la cultura occidental, que se consideran fuente principal de bienestar. Al involucrarse en "obsequios electorales”, el PSD está tratando de ocultar su propia corrupción y desprecio por estos valores europeos, haciéndose culpable de atacar el bienestar de las partes privilegiadas de la población (impidiendo el proceso de acumulación de capital a través de su corrupción e incompetencia, y dirigiendo los fondos al gasto social en lugar de invertir en la infraestructura necesaria para la explotación capitalista). El actual presidente Iohannis (Partido Nacional Liberal), por otra parte, es considerado el representante más elevado de la cultura occidental y la civilización. Alemán, antiguo alcalde de Sibiu y ex-profesor de educación superior y tutor por excelencia (cuando se le preguntó cómo se las arregló para recaudar suficiente dinero para comprar sus seis casas trabajando en el sector público, respondió que ofreció una gran cantidad de tutorías; a diferencia de otros maestros menos afortunados), es visto como el perfecto opuesto Dragnea, presidente del PSD, y su base electoral embrutecida. Dragnea, por lo tanto es considerado como un símbolo provinciano, balcánico, corrupto, despótico e incivilizado. Iohannis es el defensor del camino europeo de Rumania, el garante del estado de derecho, de la lucha contra la corrupción y de la asociación estratégica con el imperio fascista americano. Básicamente Iohannis es el enemigo de todas aquellas cosas que impiden el proceso de acumulación capitalista y frenan los intereses imperialistas. Eso sí, ni de lejos estamos diciendo que Dragnea sea algo así como un defensor de la lucha obrera por la emancipación. Dragnea, así como toda la clase política, representa los intereses de la burguesía. Pero es en este tipo de términos, o similares, en que se expresan los representantes de la clase media. La clase obrera A diferencia de muchas personas que constituyen el mundo minúsculo y sobre todo irrelevante de la izquierda rumana, declaramos que para la clase obrera la lucha anticorrupción no es importante, al menos no en el sentido de liberarse de la explotación capitalista y de la dominación estatal. Cuando bajo el disfraz de la lucha contra la corrupción somos espectadores de una lucha por el poder entre diferentes tendencias del Estado; cuando no importa quién gane esta batalla puesto que los intereses del capital y la burguesía son los importantes; cuando sabemos que, en el mundo capitalista, los gobiernos no son otra cosa que comités para el manejo de los asuntos de la clase gobernante; entonces declaramos que la emancipación de la clase obrera sólo puede venir de la propia clase obrera. La clase obrera necesita desarrollar la conciencia de su propia condición y luego tiene que organizarse -tanto en el lugar de trabajo como en sus propias comunidades- para poner fin a la dominación de clase de la burguesía. El llamado Estado de Derecho no es más que la expresión política del orden social actual, un orden que se basa en el sufrimiento, las tragedias, la pobreza, la explotación y la presión aplastante que millones de personas sufren cada día en el interior del país, al igual que miles de millones de personas a escala global. Desde el punto de vista de la clase obrera, el capitalismo es el sistema más corrupto para su extorsión diaria, a través de la explotación de la fuerza de trabajo, esclavitud asalariada que hace víctimas a todos los trabajadores. El papel histórico del Estado es el de asegurar la continuación de la sociedad de clases y la reproducción del capitalismo, asegurar que una clase es capaz de vivir del trabajo de la otra clase, hacer todo lo posible para complacer a las élites. Es por ello que nuestro objetivo es que la opresión política del Estado desaparezca al mismo tiempo que la explotación capitalista. Por tanto, sólo podemos contemplar cómo en esta lucha por el poder entre la clase política y las instituciones represivas del Estado, las partes privilegiadas de la clase media toman bando del lado de estas últimas. Los manifestantes no tienen reticencias en demostrar su apoyo a un conjunto de instituciones completamente antidemocráticas y carentes de transparencia, como el DNA (Departamento Anticorrupción). De alguna manera esto nos hace preguntarnos si su desprecio por el voto popular que llevó al PSD al Gobierno, junto con otros partidos políticos que podrían ser favorables a implementar ciertas medidas "populistas” (gasto social, aumento de salarios), no podría ser visto como una aversión por algunas “deficiencias” de la democracia burguesa, como por ejemplo el sufragio universal. De hecho, se han escuchado muchas voces en los últimos días llamando a quitar el derecho a voto a la población más pobre, que precisamente constituye la mayoría de los votantes del PSD. Desde una perspectiva ideológica, podríamos preguntarnos si detrás de esta afirmación de la clase media no se puede ver una tendencia histórica hacia el fascismo y el autoritarismo de esta clase, tendencia que se expresa a través de un profundo desprecio por las personas que representan a una clase que se considera inferior (obreros y pobres) hacia los que siempre apuntan cada vez que consideran que sus privilegios están en peligro.
RAVNA
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Posted: 14 Feb 2017 06:37 AM PST
Hafsa Bint al-Hayy
Maimouna León Muchos son los años que han transcurrido desde que mi madre se fue con Alá. Yo también he sido madre, y lo mismo que ella hizo conmigo, lo hago yo con mis hijas, les hablo de un ejemplo a seguir de carne y hueso, de una mujer a imitar: Hafsa Bint al-Hayy. Lo hago para que lleguen a comprender, más allá de las convenciones y los preceptos religiosos, que la mujer no es una esclava del varón, ni un mero objeto de deseo. La mujer es igual al hombre porque es su derecho natural, porque su inteligencia y sabiduría así lo justifican. Mas esto no basta con pensarlo o decirlo entre susurros, hay que conquistar ese derecho diariamente, con una resistencia y un amor universal hacia todo lo que existe, hacia los otros, nuestros hermanos y hermanas, hacia nosotras mismas. En al-Ándalus ha habido mujeres poetas de las que se comenta poco; sin embargo, entre nosotras sabemos que han existido y existen, y su valor es inconmensurable, a reivindicar cada día, para que sobrevivan al olvido y enriquezcan a las generaciones de mujeres futuras. Quizá, de todas, la mejor, la más deslumbrante, la más hermosa y atrevida, la más culta y sabia, fue Hafsa. Su vida estuvo llena de amor, de creación y también de tristeza. Hafsa «La perla de Granada», así la llamaron voces anónimas que la adoraban en silencio. Granada fue la ciudad que la vio nacer en el año 1135 de la era cristiana, la capital de nuestro bello mundo andalusí. Su padre, un noble bereber instalado en la ciudad, educó a la niña como a un ser libre, independiente, tanto de palabra como de hecho. Hafsa, creció durante los últimos años del Imperio Almorávide, y se vio acosada por la incursión de los Almohades, más rigurosos que los anteriores en cuanto a cumplimiento religioso se refiere, despreciativos con saberes reconocidos como las matemáticas o la filosofía. A pesar de ello, sus exigencias personales nunca se vieron disminuidas. Su saber hacer y su inteligencia cautivaron a los nuevos señores de al-Ándalus, que la dejaron estar. Su talento y su extensa cultura, sin descartar su ensalzada belleza, hicieron que en la nueva corte ocupara un lugar especial, del que estaban excluidas las mujeres, manteniendo una actividad literaria y pedagógica digna de ser elogiada. Hasta tal punto llegó su fama que en el año 1158 formó parte de un grupo de poetas de Granada que visitó Rabat, invitados por el Califa Abd al-Mumin. Se dice que este, impresionado por Hafsa, la puso el sobrenombre por el que se la conoce igualmente: Al-Rajuniyya. [...] DESCARGAR [PDF]Read more ... |
Posted: 14 Feb 2017 04:54 AM PST
Largas
filas de seres humanos a punto de congelarse en los campos europeos
dejan en clara evidencia el pasmoso retroceso en el respeto y la
preeminencia de los derechos humanos a nivel mundial, así como la
anulación práctica y visible de todo tratado internacional firmado con
el propósito de colocarlos en el primer lugar de las prioridades de los
Estados. Mujeres, hombres y niños desplazados de sus países de origen
por guerras provocadas y financiadas con el único objetivo de apoderarse
de sus riquezas, es el más inmoral de los escenarios.
Pero de acuerdo con los cánones del libre mercado, esa estrategia de dominación se traduce como liderazgo, política económica, uso inteligente de los recursos disponibles, aunque sus legítimos propietarios den la vida por protegerlos. Es lo que sucede en los países en vías de desarrollo con sus riquezas minerales, hídricas y vegetales, algo que probablemente muchos de ellos no quisieran haber tenido para evitar el peligro de ser invadidos por las naciones más poderosas. Pero no son solamente las caravanas humanas presentes en las fronteras europeas, también nuestro continente sufre de esa migración indetenible hacia el norte, con miles de personas cuyo futuro está centrado en alcanzar el sueño americano. Ese sueño muchas veces frustrado en el camino por obra y gracia del crimen organizado y la extenuante travesía por uno de los desiertos más hostiles del planeta. Un comentario del artista Juan Manuel Díaz Puerta durante una interesante conversación hacía énfasis en lo absurdo de pretender dividir a los continentes por colores: negros en África, “cafecitos” en América Latina, blancos en las potencias occidentales, como si aquel fuera el contexto ideal para regresar al supuesto ideal de la pureza racial, un concepto siempre presente pero reeditado por fuerzas políticas de corte fascista que empiezan a invadir las posiciones más relevantes. Es el mundo al revés. Es el regreso del nacionalsocialismo con toda la fuerza de su política represiva y estratificadora. Las migraciones han existido desde el surgimiento de la Humanidad, millones de años atrás. El ser humano, al igual que todas las especies animales, busca los recursos de supervivencia y, para ello, se establece pero también emigra cuando no encuentra lo necesario en su lugar de origen. Es parte de la naturaleza, por eso una interpretación extrema de las leyes del capitalismo nunca podrá eliminar ese derecho ancestral. La crueldad de las políticas anti inmigrantes —en Europa como en Estados Unidos— castiga con toda su fuerza a una población eminentemente pacífica. La inmensa mayoría de migrantes son mujeres, ancianos y niños, las primeras víctimas de la violencia de las guerras. Esas conflagraciones los han arrojado a una tierra de nadie, sin esperanza alguna de encontrar al fin un sitio para vivir en paz. Los migrantes son, ni más ni menos, el saldo humano de operaciones bélicas planificadas y perpetradas por los países más poderosos con el fin de extender su dominio y apoderarse de toda la riqueza de las naciones más débiles. Para ello cuentan con la complicidad de gobernantes locales, venales y corruptos, capaces de entregar su patria a la voracidad de las grandes corporaciones y los gobiernos que las cobijan. La migración humana dio origen a la diversidad cultural y en ella reside la esencia misma de la evolución humana. Detener ese flujo para buscar la pureza étnica como el objetivo último o para protegerse de una amenaza terrorista provocada, al fin de cuentas, por esas mismas políticas racistas, resulta la más absurda de las ironías.
Carolina Vásquez Araya
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Posted: 13 Feb 2017 11:40 PM PST
En
el mundo en el que vivimos la conciencia de determinadas situaciones a
veces implica un ahogo constante y profundo. Cada vez hay menos margen
para la oposición, para el conflicto, aquel que es real, sobre lo
esencial y que pone en juego al sistema (es decir, aquel conflicto que
deriva de cuestionar el paradigma vigente, por ejemplo, la propiedad
privada) . Abundan, en cambio, muchas «discusiones» banales entre
políticos profesionales acerca de temas realmente intrascendentes y
sobre los que ellos tienen muy poca potestad de decisión en términos
efectivos. La calle se hace eco de estas discusiones, y a esto se le
llama «hablar de política». Discusiones en lugar de conflictos, puro
espectáculo frente a la interpelante realidad.
Hablando de realidades y ficciones, el Ayuntamiento de Barcelona se está poniendo las pilas últimamente en materia de vivienda. A raíz de la aprobación de la nueva ley de vivienda de diciembre de 2016, se pretenden impulsar una serie de medidas para garantizar el acceso o el mantenimiento de la vivienda en los próximos 10 años a los habitantes de la ciudad: ayudas para pagar los alquileres, subvenciones para rehabilitaciones, pisos de protección oficial, promoción de la co-vivienda … Así, aunque determinadas de estas medidas puedan representar una ayuda en momentos puntuales, cabe preguntarse: ¿cuál es la verdadera cara de estas políticas? Y sobre todo, ¿cómo nos «ayudan» a medio plazo o, por el contrario, sirven para enmascarar las causas profundas y las soluciones radicales que tenemos que afrontar en la época que nos ha tocado vivir? Nos gustaría hacer una reflexión más amplia al respecto. La estrategia por parte de las instituciones desde el 15-M es muy clara y evidente. Una vez los que estaban fuera están dentro, ¿qué más podemos pedir? Cuando la balanza se inclinó desde el "no nos representan" al "que nos representen mejor», se supone que sólo podemos esperar que este mejor quiera decir que jugarán a nuestro favor. Pero el frente de la vivienda ha sido uno de los más activos y persistentes desde el 15M, porque en sus diversas peculiaridades sigue siendo una fuente de conflicto urgente para muchas personas. Así, las movilizaciones y acciones por esta cuestión han continuado con fuerza y con diferentes estrategias, desde las que contemplan la acción directa expropiadora hasta las más legalistas, de las que ahora el Ayuntamiento hace bandera. La vieja socialdemocracia de la nueva política La nueva política que tanta tinta y saliva hace correr a aquellos que se llenan la boca con ella, consiste básicamente en intentar hacer reflotar las cenizas de la vieja socialdemocracia. Esta, históricamente, y también ahora, trata de no tocar los cimientos de la estructura de barbarie y desigualdad en la que vivimos establecidos sino simplemente destinar una parte exigua de los recursos que puede conseguir a raíz de estar “en el poder” a gestionar la miseria. Por muy encomiable que esto pueda ser, la lucha necesaria en nuestros tiempos no es esta. Llevamos demasiados años poniendo parches y edulcorando la catástrofe y está claro que esta no la evitaremos si no cuestionamos de base el funcionamiento que la provoca (el sistema Estado-Mercado y los valores asociados a él de pasividad, competencia, egocentrismo, máximo beneficio. .) y empezamos ya a construir una nueva forma de vida. Si bien es cierto que en la situación de desamparo y desestructuración social a la que hemos llegado, a algunas personas las políticas socialdemócratas las pueden ayudar temporalmente, debemos ser conscientes de que éstas sólo contribuyen a medio plazo a alargar la agonía y apuntalar el sistema . Como dice la conocida frase: "Pan para hoy, hambre para mañana». Pacificación y represión Lo que es verdaderamente importante para mantener las dinámicas del sistema en el caso de la vivienda, en términos generales, es promover la pacificación del conflicto. Los intentos de mediación de la administración en este sentido se presentan como una solución, la actuación del policía bueno contra el policía malo (los bancos, los fondos «buitres», las inmobiliarias ...) en este juego de máscaras que enturbia las conciencias populares. Pero su objetivo real es pacificar, como decíamos, evitar una situación demasiado dramática que pueda propiciar la autogestión popular de este ámbito de la vida tan fundamental como es el hogar. Por un lado, la estrategia pasa por calmar los ánimos a través de «solucionar» temporalmente las necesidades materiales de las personas hasta que sólo queden luchando los «irreductibles» -aquellos que se movilizan por conciencia política y social más allá de sus necesidades concretas individuales- oponiéndose a aceptar según qué tipo de medidas que resultan contraproducentes para la autonomía y la libertad. Estos últimos serán reprimidos, como ha ocurrido con el movimiento de vivienda en la ciudad de Turín) (1). Por otra parte, los casos de okupaciones masivas en que se pone más en tela de juicio la propiedad privada en desuso, ponen sobre la mesa de manera muy clara que la principal voluntad de las instituciones es auto-legitimarse y legitimar el sistema establecido, y que no prime la autogestión popular a menos que sea a través y con autorización de sus leyes, aunque parezca una contradicción en términos. Los desalojos masivos de centros sociales que albergaban a refugiados en Grecia son ejemplo de ello. La protección de la propiedad privada es la norma legal que da cobertura a acciones bárbaras como estas, pero la norma invisible y aleccionadora es evitar a toda costa los ejemplos vivos de auto-organización y autogestión popular de las necesidades básicas. Porque si perdemos el miedo en esto, que nos mantendrá ligadas a la obediencia de sus códigos y normas inhumanas? El caso de la Comunidad «La Esperanza» de Gran Canaria es un ejemplo paradigmático de ello, no exento, claro, de repressión (2). Burocratizar o autogestionar? Frente a una problemática real que nos afecta a muchas personas, podemos decidir tomar las riendas de la lucha o dejarla en manos de las administraciones «públicas» e incluso no hacer nada y esperar que la «mano invisible» del mercado siga su curso. Estamos tan triturados como personas y como colectividad que parece que pocas posibilidades nos quedan más que el sufrimiento individual y la pasividad más absoluta, o bien pedir y reivindicar que alguien haga algo para nosotros. Al fin y al cabo, el Estado democrático y de derecho debería servir para algo, no? Al menos eso defienden los promotores de las instituciones establecidas y los que cree en ellas. Si nos dejaran «solos», después de todo lo que nos han despojado a lo largo de los últimos dos siglos, tendríamos posibilidades reales de autogestionarnos? Algunos ejemplos actuales sugieren que si (3), a pesar de numerosas dificultades, producto sobre todo de limitaciones humanas y relacionales. En Canarias la lucha mediante la acción directa expropiadora ha recogido muchos más éxitos en número que el trabajo de las administraciones y plataformas de tipo más legalista de todo el Estado juntas (4). Pero para ello se necesitan personas con dedicación, con iniciativa, con voluntad y fortaleza. Con capacidad de convivir y cuidarse. Sólo asumiendo fortalecernos y responsabilizarnos de las situaciones de vida en que nos encontramos, tanto a nivel personal como colectivo, podremos avanzar hacia algo sustancialmente mejor que el orden establecido. Desnaturalización y cooptación Lo que no hagamos nosotros, alguien tendrá que hacerlo por nosotros. Y lo que hacemos nosotros, también! Así, si creamos oficinas de expropiación popular (OEP), las instituciones promoverán leyes de expropiación forzosa e inventarán sus oficinas de vivienda pública. Duplicando estructuras, cooptando a los marginados y a la disidencia -pero no a los más marginados ni los más disidentes, sino a aquellos recuperables, los que sólo necesitan un pequeño impulso para seguir manteniéndose a flote-, profesionalizando el activismo, pretenden acabar con toda iniciativa de auto-organización popular real. Otro ejemplo reciente de este tipo de políticas, más allá del ámbito de la vivienda, son las subvenciones a la creación de “ateneos cooperativos» a golpe de talonario por toda Cataluña (5). Promocionando desde arriba lo que sólo puede surgir de la voluntad y la fuerza de los de abajo, este tipo de cosas buscan desnaturalizar los movimientos y las prácticas, vaciándolas totalmente de contenido al presentar proyectos similares en apariencia pero totalmente opuestos en funcionamiento y objetivos (en este caso los «ateneos cooperativos» se entienden como una herramienta para crear puestos de trabajo, y aquí se queda el asunto. El cooperativismo mercantil se acaba convirtiendo también en una herramienta hermosa para lavar la cara al sistema y hacer pasar gato por liebre, más allá de la retórica de continuidad histórica gloriosa con los ateneos obreros que se pueda utilizar) (6). Por lo tanto, vemos con estos ejemplos que la nueva táctica del sistema para renovarse resulta ser mucho más la cooptación que la represión abierta y explícita. La cooptación, el bienestar dado, la autogestión subvencionada, hace mucho más difícil la rebelión, a no ser que se mantenga un nivel de conciencia muy elevado y unos fines estratégicos y pragmáticos muy claros que pudieran darle la vuelta (y este no es el caso hoy en día, desgraciadamente). Legitimarse y deslegitimar Con este tipo de políticas se hace patente que cada vez hay más asfixia de la disidencia y de todos aquellos que apostamos por una vida libre. Si os lo damos todo, nos dicen, de que os quejais? Con la entrada en las instituciones oligárquicas y las escasas medidas que se pueden impulsar desde allí nos pretenden hacer creer que ya está todo listo, consiguiendo así deslegitimar las luchas populares que buscan ir más allá, es decir, construir una vida diferente en un marco diferente, y no venderse el futuro a cambio de pasatiempos envenenados. Con sus políticas no crean un nuevo imaginario social sino que de hecho hacen más y más presente y más real y más legitima la necesidad del Estado para proteger a las personas de los males del "sector privado", así como para gestionar la miseria social . Es importante tener en cuenta que aunque los resultados de las políticas institucionales sean muy escasos, con poca inversión y sin tocar nada esencial del marco actual consiguen legitimarse, básicamente a base de propaganda y de su capacidad de visualizar y organizar el trabajo de quienes vivirán de ser gestores de las miserias de los demás. No obstante, en términos reales, cuantitativos, no pasarían ni siquiera la prueba de la suficiencia, pero es altamente improbable que alguien se dedique a investigarlo y comprobarlo. Mantener las apariencias Otro resultado buscado de estas medidas paliativas es edulcorar la realidad, mantener a la gente en las ciudades con una situación menos decadente a costa de subvenciones que escondan lo obvio: cada vez es más difícil vivir en el sistema actual y del sistema actual. Es como cuando en los años 70 del siglo XX la economía parecía que no podía crecer más y las élites decidieron suprimir el patrón oro y acelerar la deuda para generar la ficción de la abundancia, ficción que en determinados momentos nos ha explotado en la cara. Lo que interesa a las dinámicas del sistema actual es que a pesar de la catástrofe en la que estamos inmersos, se mantenga en lo posible una apariencia de normalidad. Como dice Ruymán Rodriguez, quieren que pasemos de ser potenciales revolucionarios a indigentes tranquilos. Quieren una sociedad de indigentes tranquilos, por eso ya no se habla tanto de exclusión social sino de exclusión habitacional / residencial por ejemplo, para fragmentar la opresión. Ahora puedes ser un excluido total en algunos ámbitos pero tener casa. Como también puedes tener un trabajo totalmente precario pero en las estadísticas contribuyes a bajar los índices de desempleo. Al banco le interesa más darte un alquiler social de 50 euros y que dejes de quejarte y luchar, que no realmente el dinero que deja de percibir. Le interesa más hacerte callar y no perder legitimidad, que no el dinero. Los factores inmateriales más que los materiales. La apariencia, pues, acaba siendo más importante que la realidad. Esto lo saben los inversores, debes «dar confianza». También lo saben los psicólogos: haz «como si» y acabarás siendo lo que quieres. Cómo romper el cerco? ¿A qué nos podemos oponer? El aro es cada vez más estrecho. Intentan hacernos creer que vivimos en el mejor de los mundos posibles cuando de hecho no paramos de perder más y más autonomía, y más capacidades. ¿Qué podemos hacer? Primero de todo, aprender a cuestionar la normalidad, quitar el polvo de debajo de la alfombra de la realidad establecida. Recuperar una forma inocente de estar en el mundo, que no ingenua, para no dar por supuesto el sistema actual y su barbarie. Combinar la aceptación firme del mundo en el que vivimos con el cuestionamiento imprescindible que nos recuerda lo que debería ser, lo que podría ser. Por otra parte, contribuir a aumentar el nivel de conciencia de más personas que puedan comprometerse y arriesgarse a proponer y vivir en una nueva realidad, sin perder los vínculos con quien actúa más por pura necesidad porque no le queda otra, o porque así lo decide (estar en segunda línea). También tejer puentes con personas del entorno donde nos encontramos que se ven afectadas en su propia piel por las dinámicas que denunciamos y que para ellas la lucha es una cuestión irrenunciable y de sentido común más que de ideología (7). Igualmente resulta fundamental para las dinámicas presentes de asimilación no dejarse cooptar, siempre mirar en cada momento cuáles pueden ser los puntos de conflicto, los huecos donde puede crecer y florecer la disidencia. Estar atentos a las necesidades a las que el sistema no da o no puede dar respuesta, mutando rápido porque esto va cambiando. Estar alerta a la realidad y saber detectar los campos minados antes de que sean desactivados por la legalidad vigente. Sin embargo, la táctica del conflicto constante seguramente no será suficiente para evitar las dinámicas asistenciales y la posibilidad de convertirse en simple gestora de los males del sistema. Será necesario mantener viva la llama del espíritu de disidencia y darle vías concretas de salida, diversidad de tácticas que pueden ir cambiando en función del lugar y el momento, pero que son parte de un mismo camino del que debemos intentar no perder el norte, forjando una estrategia conjunta más allá de los ámbitos concretos de acción tales como el frente de la vivienda. Para cualquiera de estas cosas es asimismo imprescindible un cambio de valores y de prioridades, al menos entre algunos sectores de la población que pueden ser los más dinámicos. Mientras la búsqueda de estabilidad, de seguridad, de normalidad, etc. sea más importante que la libertad, de conciencia sobre todo, y material también, en forma de autogestión, no hay nada que hacer. Deberíamos vivir como si no pudiéramos perder nada, o como si lo que pudiéramos perder no tuviera tanto valor -perder el miedo a la muerte sería también importante para la revolución-. Corremos el riesgo de que la comodidad nos entierre vivos (8). NOTAS 1 El movimiento de lucha por la vivienda en Turín ha sido desactivado de esta manera, con una táctica de suspensión administrativa de los desahucios. 13 personas que se resistían a aceptar esta «solución» han sido detenidas en los últimos tiempos. Aquí se puede escuchar una charla donde se explica esta lucha. 2 Aquí se pueden encontrar varios artículos sobre los intentos de desahucio en la Comunidad y aqui sobre la represión directa a personas como el activista Ruymán Rodríguez. 3 El barrio de Errekaleor, en Vitoria-Gasteiz, donde conviven más de 180 personas, es una muestra de las posibilidades de la acción directa y la autogestión. 4 Desde 2012 más de 300 okupaciones y 1.000 familias realojadas. 5 La convocatoria se puede encontrar aquí. 6 Ateneos como La Base o La Baula, que han adoptado el adjetivo de «cooperativos» pretenden ir mucho más allá de esta herramienta institucional y mercantilista y, aunque alojen proyectos productivos, la lógica es comunitaria y pro-comunal, y la visión va mucho más allá de crear puestos de trabajo. 7 En la ZAD de Francia se da una situación de tríada en este sentido, entre activistas, campesinos que ya habitaban los terrenos okupados y personas excluidas del sistema. 8 Sin embargo es importante ver hasta qué punto podemos cortar los amarres que nos sostienen de manera que no potenciemos más el caos que impera y que estamos tratando de evitar. Es importante que las deserciones y las luchas se afronten con amor y apoyo comunitario. Una reflexión en este sentido se puede encontrar aquí. También es importante aprovechar nuestros «privilegios» en las «zonas peatonales del capitalismo» para contribuir a la revolución y no meramente para renegar de ellos y pasar a engrosar las filas de desarraigo y desamparo de una mayoría cada vez mayor. Read more ... |
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