"Un atropello más": Cuando la Democracia honra a la Dictadura.
Uno de los logros de nuestra democracia, unánimemente reconocidos y de amplio consenso social, fué la articulación de los poderes, republicanos y contitucionales, en la batalla contra la impunidad de los responsables de la ocura y horrorosa etapa del Terrorismo de Estado en la Argentina.
En esto la Argentina fué pionera, especialmente a partir de la anulación de las leyes de obediencia debida y punto final.
A partir de alli, y con el precedente positivo del juicio a Las Juntas durante el gobierno del Dr. Alfonsin, allá en los albores de la luchada y ansiada recuperación democrática, se inició un derrotero esperanzador de Memoria con Verdad y con Justicia.
Asi se sustanciaron y reencaminaron causas que comúnmente caracterizamos de Lesa Humanidad.
Gracias a ésta politica de Estado, y el compromiso integral de la Institucionalidad democratica, se pudieron concretar muchisimos juicios en el territorio Nacional, donde se garantizó el debido proceso y la defensa en juicio de los imputados, como asi también el derecho de las victimas a dar testimonio de sus calvarios y poder acceder, ellxs y el cuerpo social integro, a la reparación anhelada, con cientos de condenas, que comenzaron a borrar la huella negra de la impunidad y resolver el impulso de la revancha con el martillo virtuoso de la Justicia que pone las cosas en su lugar.
Hoy, lamentablemente, asistimos estupefactos a una peligrosa regresión, y más grave aún, a una mimetización de los resortes institucionales con una incipiente ideologia de la impunidad, y de un camuflado, pero evidente intento, de reivindicar a los represores y al terrorismo de estado con el eufemismo falso de la reconciliación y un amañado humanitarismo, sostenido desde las mas altas esferas del poder politico dominante y de su subordinado y cooperativo poder judicial y mediático.
Un botón de muestra es la facilidad en conceder prisiones domiciliarias, que tienen más aires de libertad, en muchos casos lujosa y obscena, como el caso patético de Echecolatz y otros y que constituyen una provocación, una burla y un agravio infligido a la conciencia colectiva de la humanidad, por los que detentan el Poder, en su origen democrático, pero que en sus dichos, prácticas y ejercicio deja mucho que desear, y que a veces parece confundirse con nostalgias de la más autoritaria "calaña". Más cuando quiénes obtienen estos beneficios de la efectiva ejecución de la pena, resuelta en juicios justos, se manifiestan orgullosos de la más horrenda de las crueldades imaginables y dispuestos a seguir cometiéndolas si tuvieran oportunidad, lanzando una beligerante y encendida amenaza al orden democrático, la justicia y la paz.
Mientras ese ambiente y aire tóxico da prisiones domiciliarias sui generis , como a Echecolatz y Bianco, condena de antemano y con odioso escarnio, sin respetar en lo más minimo la presunción de inocencia, a referentes sociales y politicos opositores, estigmatiza con el relato condenatorio de violentos a comunidades, etnias y sectores sociales que luchan por sus derechos.
Es la esquizofrenia de un "cacareado" republicanismo, del nuevo orden colonial y liberal que nos gobierna, pintado con globos y despintado y vaciado de memoria-verdad-justicia y derechos para los trabajadores, los jubilados y los pueblos, empecinadamente rastreadores de sueños de libertad que no se rendirán jamás.
Delfor " Pocho" Brizuela
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