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La amenaza mundial que representa la
retorcida lógica
imperialista
Alberto Rabilotta
ALAI AMLATINA, 24/01/2017.-
En abril del 2017, a unos tres meses de la llegada de
Donald Trump a la
Casa Blanca, escribí un artículo titulado “Un
‘auto-golpe’ que nos pone
al borde del abismo”(1), en el cual señalaba que para paliar
su extrema
debilidad, el no poder disponer de los funcionarios para llenar
los puestos
claves de la maquinaria del Estado y así garantizar la aplicación
y el
seguimiento de las políticas de su gobierno, Trump tuvo que
aliarse con los
militares y los financieros de Wall Street, o sea con quienes
detentan la mayor
cuota de poder real en Estados Unidos.
La Estrategia de Seguridad Nacional (ESN) dada
a conocer a
mediados de diciembre del 2017 y la Estrategia de Defensa Nacional
(EDN),
publicada un mes más tarde, es el primer parto de esa alianza, o
mejor dicho (y
recordando la historia del imperio romano) el precio que un
Emperador
generalmente paga cuando pide la protección de la Guardia
Pretoriana y pacta
una alianza con los oligarcas en un vano intento de salvar el
imperio de una
decadencia irreversible y de la ira del pueblo.
Lo sucedido era previsible desde el momento en
que Trump, un
“maverick” (iconoclasta) en materia política, logró ganar las
elecciones
luchando contra el poderoso Partido Demócrata y también contra la
mayor parte
de la maquinaria del Partido Republicano, su propio partido. El
sistema
bipartidista estadounidense fue creado y funciona para mantener el
Estado bajo
el control de los intereses capitalistas dominantes, lo que
explica que ambos
partidos cooptan y forman la burocracia que dirigirá el aparato e
instituciones
del Estado, que formulará y aplicará las directivas políticas para
hacer
avanzar los intereses dominantes.
Trump ganó las elecciones pero no tenía –y
hasta perdió el
acceso a- esa casta de funcionarios experimentados del Partido
Republicano. El
resultado estuvo a la vista en los fracasos de los sucesivos
nombramientos y
cambios de personal, en la cacofonía que se produjo en materia de
política
interior y exterior, y finalmente en los nombramientos para los
puestos claves
del poder con militares, financieros de Wall Street y Republicanos
que
representan tendencias contrarias a las esbozadas por Trump en sus
promesas
políticas durante la campaña electoral.
El equipo de Trump, incluyendo a miembros de su
familia,
está ahora dominado por quienes quieren a toda costa restablecer
el “mundo
unipolar”, ese poder mundial supremo que el imperialismo
estadounidense alcanzó
con el planificado derrumbe de la Unión Soviética, amenazado ahora
por la
“potencias revisionistas”.
¿Qué
nos dice la
EDN?
Las intenciones de Washington manifestadas en
la ESN se
vuelven mucho más claras en la reciente EDN, y confirman que el
imperialismo de
la globalización neoliberal, ese “orden internacional” basado en
la aplicación
de las leyes y de las políticas estadounidenses y la negación de
soberanía
nacional para el resto de países, está perdiendo terreno tan
rápidamente como
para que Washington se ponga –literalmente- en pie de guerra, y de
luz verde
para modernizar “las fuerzas nucleares” así como nuevas armas que
aseguren el
máximo de letalidad en caso de confrontación militar.
Una lectura(2) de las 11 páginas de la EDN –la
parte
pública- no convence ni fundamenta las “amenazas” provenientes de
armamentos
militares o cuasi militares de parte de Rusia y China. Lo que hay
son
tergiversaciones realmente infantiles, como atribuirle a Rusia
actos
(invasiones de países vecinos) fraguados por Estados Unidos con
sus aliados, y
situaciones políticas que pueden ser resueltas mediante la
negociación y
acuerdos verificables, así como pueden ser resueltas las
“amenazas” que según
la SDN representan Corea del Norte e Irán.
Lo que realmente explica la EDN –en las 11
páginas de la
versión pública y probablemente aún más en la parte secreta del
documento-, es
la amenaza bien real al “orden internacional” de la globalización
neoliberal
que representa la cooperación entre China y Rusia en el continente
euroasiático, lo que explica que sea el motivo importante de un
tercio de los
párrafos del documento, comenzando por el segundo, donde se
explicita que “estamos
enfrentando un creciente desorden global, caracterizado por el
declive en el
largamente aplicado orden internacional basado en reglas –
creando (así) el
ámbito de seguridad más complejo y volátil que hayamos
experimentando en
memoria reciente. La rivalidad inter-estatal, no el terrorismo,
es ahora
nuestra preocupación principal en cuanto a la seguridad nacional
de EEUU”.
Esta “rivalidad inter-estatal” (en realidad “la
re-emergencia de una rivalidad estratégica de largo plazo”, sin
duda en
referencia a la que existió durante la Guerra Fría) proviene de
las potencias
“revisionistas”, y no combatirla “resultará en una disminución
de la
influencia global de EEUU, el debilitamiento de la cohesión
entre los aliados y
socios, y una reducción del acceso a los mercados que
contribuirá al declive de
nuestra prosperidad y niveles de vida”.
En el octavo párrafo se lee que la EDN
“reconoce un ámbito
de seguridad global crecientemente complejo, caracterizado por
desafíos
flagrantes al orden internacional libre y abierto y la
re-emergencia a largo
plazo de rivalidad estratégica entre naciones”, y en el siguiente
se afirma que
“el desafío central a la prosperidad y seguridad de EEUU es la
re-emergencia de
la rivalidad estratégica a largo plazo por quienes la Estrategia
de Seguridad
Nacional clasifica como potencias revisionistas. Es cada vez más
claro que
China y Rusia quieren modelar un mundo consistente con su molde
autoritario –
ganando autoridad de veto sobre las decisiones económicas,
diplomáticas y de
seguridad de otras naciones”, y en el párrafo siguiente,
focalizado en la
acelerada modernización en China con su supuesta política
“económica predatoria
para coaccionar países vecinos a reorganizar la región
Indo-Pacifico a su
beneficio”, la EDN afirma que China quiere alcanzar una “hegemonía
regional a
corto plazo (destinada) a desplazar a EEUU para alcanzar
predominio global en
el futuro”.
Con Rusia, en el párrafo siguiente, la EDN
afirma que Moscú busca
autoridad de veto sobre otras naciones en su periferia en
términos de sus
gobiernos, de sus decisiones económicas y diplomáticas, para
destrozar la OTAN
y cambiar a su favor las estructuras económicas y de seguridad
en Europa y el
Oriente Medio.
En suma (párrafo siguiente de la EDN), el otro
cambio “del
ámbito estratégico es el resistente pero debilitado orden
internacional de la
pos-segunda Guerra Mundial”, cuando EEUU y sus aliados
“construyeron un orden
internacional libre y abierto”: “China y Rusia están ahora
minando el orden
internacional desde el interior del sistema mediante la
explotación de sus
beneficios mientras simultáneamente reducen sus principios y
reglas de funcionamiento”.
Y para colmo de hipocresía la EDN afirma que
Rusia y China,
y los ‘países canallas’, “están compitiendo en todas las
dimensiones del
poder. Han aumentado esfuerzos para conflictos casi armados
mediante la
expansión de la coerción en nuevos frentes, violando los
principios de
soberanía, explotando la ambigüedad y borrando deliberadamente
las líneas entre
los objetivos civiles y militares”.
Más adelante la EDN –para justificar los
astronómicos
presupuestos- afirma sin ambigüedad que “los desafíos a la
ventaja militar
de EEUU representan otro giro del ámbito de la seguridad global.
Por décadas
Estados Unidos ha gozado de una superioridad incontestada o
dominante en todos
los terrenos de operación. Podíamos generalmente desplegar
nuestras fuerzas
donde queríamos, ensamblarlas donde deseáramos y operar como
quisiéramos. Hoy
día, cada terreno es contestado –el aéreo, el terrestre, los
mares, el espacio
y el ciberespacio”.
Más claro imposible sobre lo que causa la
necesidad de EEUU
de crear el pánico (en este caso miedo compulsivo que hace cometer
estupideces)
para lanzarse en una aventura extremadamente peligrosa para la
humanidad,
porque la EDN anticipa que usará de todos los medios para volver a
ser la
potencia suprema: “Una rivalidad estratégica de largo alcance
requiere la
integración sin fisuras de múltiples elementos de poder nacional
–diplomáticos,
informativos, económicos, de inteligencia, de policías y de
militares. Más que
ninguna otra nación, EEUU puede expandir el espacio competitivo,
tomar la
iniciativa para desafiar a nuestros rivales cuando poseemos las
ventajas y a
ellos les faltan fuerzas. Una fuerza más letal, robustas
alianzas y
asociaciones, la innovación tecnología estadounidense, y una
cultura de
desempeño generará decisivas y sustentadas ventajas militares
para EEUU”.
Sobre NuestrAmérica la SDN dice poco (en el
documento
publicado, pero quizás mucho más en el secreto) y de manera
sibilina, como
“mantener un balance de poder favorable” y “las ventajas” de que
dispone en el
Hemisferio Occidental, señalando que un “hemisferio estable,
pacífico, que
reduce las amenazas de seguridad de EEUU le reporta a éste último
“inmensos
beneficios”, a pesar de lo cual Washington utilizará todos los
medios a su
alcance para “profundizar las relaciones con los países de la
región que
contribuyen con capacidades militares a los compartidos desafíos
de la
seguridad regional y global”
En síntesis, suficiente como para confirmar que
seguirán y
hasta se agravarán las nefastas políticas de Washington hacia
NuestrAmérica,
con el objetivo de que todo el Hemisferio quede bajo la
globalización y
responda a las órdenes de EEUU. Y tampoco habrá cambios en la
política que
Washington y sus aliados aplican en África, Continente en el cual
EEUU actuará
para “limitar la maligna influencia de poderes no africanos”, es
decir de
China, Rusia y otros países que busquen mantener relaciones
económicas,
políticas y diplomáticas fuera de marco de la globalización que
está bajo
control de EEUU.
El
delirio de los
“imperios ilimitados”
La SDN señala la preparación para una
confrontación en todos
los frentes con Rusia y China, dos potencias nucleares, y detrás
del abandono
formal de la “lucha contra el terrorismo” como la prioridad
militar de EEUU lo
que hay que ver es el retorno del fomento del terrorismo dirigido
contra Rusia,
China y demás países “revisionistas” que anden sueltos por el
mundo.
Para este drástico cambio estratégico se
necesitan enemigos
externos (y dentro de poco habrá que fabricar los internos),
misión que cumplen
la EDN y la ESN, lo que de paso justificará las decenas o cientos
de miles de
millones de dólares que deberán agregarse al ya gigantesco
presupuesto militar,
para mantener o readquirir la supremacía en armas, mejorar o crear
tecnologías
de uso militar, por separado o en colaboración con las empresas
privadas,
ampliar los medios de transporte y las formas de organización no
convencionales, etcétera.
Lo que emerge claramente del documento del
Pentágono,
escribe el analista Bil van Auken (3) es una visión del
imperialismo
estadounidense asediado por todos lados y en peligro mortal de
perder su
dominación global, lo que refleja el pensamiento dentro de la
camarilla de
militares retirados o en actividad que dominan la política
exterior de Trump y
que durante 16 años llevaron a cabo las interminables guerras en
el Oriente
Medio y Asia Central, que fracasaron en ampliar los intereses
estratégicos de
EEUU y crearon una serie de debacles que desgastaron las fuerzas
militares de
EEUU.
Francis Boyle, profesor de Derecho
Internacional de la
Universidad de Illinois, ve en la EDN la continuación y escalada
de la
estrategia estadounidense de “Imperialismo Ilimitado”
(denominación del
académico y experto en relaciones internacionales Hans Morgenthau
para los
imperialismos que siempre buscan la expansión), y para ello “el
Pentágono está
planeando para luchar y ‘ganar’ la Tercera Guerra Mundial contra
Rusia y/o
China así como para controlar, dominar, aterrorizar e intimidar el
resto del
mundo bajo uno u otro pretexto”(4)
¿Quiénes son los primeros (y seguramente los
únicos)
ganadores de este criminal aventurerismo? Sin la menor duda el
poderoso
complejo militar-industrial que la EDN amplía considerablemente
–por escrito-
para incluir las empresas del Silicon Valley y de otras ramas de
la economía, y
cuyos accionistas se beneficiarán desde ahora con el aumento de
las acciones
bursátiles, así como los financieros de Wall Street que
financiarán o
especularán en qué y dónde se gastarán las sumas astronómicas que
recibirá el
Pentágono para su extensa lista de pedidos.
Por supuesto no hay y tampoco habrá la menor
discusión en
los medios de desinformación y en el Congreso de Washington sobre
lo que
realmente sucederá al financiar este “imperialismo ilimitado”,
porque lo que
gane el presupuesto del Pentágono lo perderán los programas
sociales y el
pueblo, y otros pueblos si aceptan –como exige la SDN- compartir
los gastos.
Como diría Mafalda (que a veces convoco para
explicarme lo
inexplicable), “¡lo ilimitado en Washington son los delirios de
grandeza!”
Notas
3.- Bil van Auken, http://www.defenddemocracy.press/pentagon-unveils-strategy-for-military-confrontation-with-russia-and-china/
4.- https://sputniknews.com/analysis/201801231060981636-pentagon-trump-fails-oppose-military-industry/
- Alberto Rabilotta es periodista
argentino-canadiense.
URL de este artículo: https://www.alainet.org/es/articulo/190563
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