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Gira de Tillerson augura peligros para la paz
en América
Latina y el Caribe
Javier Tolcachier
ALAI AMLATINA, 29/01/2018.- En la primera
semana de febrero,
el secretario del Departamento de Estado estadounidense Rex
Tillerson realizará
una gira por diversos países de América Latina y el Caribe. El
objetivo central
de la gira es incentivar y organizar una nueva escalada de ataques
contra la
República Bolivariana de Venezuela, bajo el ya remanido pretexto
de la “ayuda
humanitaria”. Los destinos a visitar, todos gobiernos implicados
en el “grupo
de Lima”, no dejan dudas.
Luego de una breve escala en la Universidad de
Texas en
Austin, donde disertará sobre las políticas previstas por la
administración
Trump en relación a la región, arribará a México el 1° de Febrero
para reunirse
con el canciller Videgaray y el presidente saliente Peña Nieto.
A partir del 3 de Febrero, el turno será de
Argentina.
Tillerson viajará primero a Bariloche y luego a Buenos Aires, para
encontrarse
con Macri y el ministro Faurie con el objeto de discutir – según
informa el
comunicado del DoS “la agenda bilateral de crecimiento económico y
la
cooperación en seguridad”.
Acto seguido, el secretario viajará a Lima,
para encontrarse
con el presidente Kuczynski y su ministra de Relaciones Exteriores
Aljovin.
Entre los asuntos a tratar figura la preparación de la próxima
Cumbre de las
Américas en Abril, en la que participará Donald Trump.
El día 6 Tillerson visitará Colombia. En la
reunión con Juan
Manuel Santos y su canciller Holguín se abordarán “el apoyo de
Estados Unidos”
– así el comunicado – “a los esfuerzos de Colombia para enfrentar
el
crecimiento de los cultivos de coca, la producción de cocaína,
aspectos
económicos y el crecimiento de la población de refugiados”.
Por último, Tillerson se encontrará con el
primer ministro
jamaiquino Andrew Holness y su ministra de Asuntos Exteriores
Kamina
Johnson-Smith. Entre los temas a tratarse en Kingston figuran “la
seguridad
bilateral y regional, esfuerzos energéticos y las exitosas
reformas de Jamaica
en materia económica.”
Nada bueno augura esta gira para la región
A la luz del anuncio de la realización de
elecciones
presidenciales en Venezuela en Abril próximo y de una oposición
debilitada y
desunida, el periplo de Tillerson se vislumbra como un nuevo
capítulo de la
opción intervencionista de la administración Trump.
Un propósito similar tuvo el recorrido que
emprendió el
vicepresidente Mike Pence en Agosto pasado por Colombia,
Argentina, Chile y
Panamá, En aquella oportunidad el saldo fue infructuoso debido al
cerrado
rechazo que recogió ante la mención de la “opción armada” contra
Venezuela,
incluso por parte de estrechos aliados.
Por lo demás, el viaje de Tillerson apunta a
dar continuidad
a la estrategia de fortalecer la acción concertada del bloque de
gobiernos de
derecha, hoy agrupada en el “grupo de Lima”, con el objeto de
bloquear toda
posibilidad de integración regional de carácter emancipador.
Esta es la primera vez que el secretario de
Estado recorre
la región y obedece también a la necesidad de EEUU de mostrar
presencia, frente
a la propuesta que hizo China a la CELAC en la reciente ronda de
reuniones en
Santiago de Chile de incorporar a la región al gigantesco proyecto
de
infraestructura conocido como La Franja y La Ruta o la Nueva Ruta
de la
Seda.
Asimismo la inminente concreción del Tratado
Transpacífico
entre once naciones de América Latina y Asia, a ser firmado en
Chile en Marzo
próximo sin la participación de EEUU, es un desafío comercial ante
el cual el
gobierno norteamericano no puede permanecer impasible.
El comunicado emitido por el Departamento de
Estado
informando sobre la gira prevista, indica que el secretario
instará a sus
socios a promover un hemisferio “seguro, próspero, democrático y
con seguridad
energética”. Por otra parte, la atención que Tillerson dedicará
durante las
conversaciones a Venezuela, es explícita.
Más allá de códigos formales, “seguridad”
implica venta de
armas y tecnología de vigilancia y represión ante posibles
estallidos sociales,
al par que un aumento de la retórica belicista contra Venezuela,
bajo la excusa
de constituir un peligro para la democracia. Democracia de la que
ha dado una
muestra espléndida el reciente fraude en Honduras, uno de los
principales
enclaves asociados a EEUU en la región.
Alarmante, más allá de los aspectos de retórica
diplomática
y propaganda, es la mención de “apoyo” a Colombia. En el marco de
una campaña
electoral presidencial que los sectores conservadores polarizarán
con
referencia a Venezuela para ocultar (y canalizar) el descontento
social frente
al retroceso económico del país, el “apoyo” estadounidense
significa una cosa:
apoyo a los sectores de derecha – presentables o impresentables -
frente a la
posibilidad cierta de una derrota política que descomprima la
región fronteriza
con Venezuela.
En un momento de recrudecimiento de los
asesinatos a líderes
campesinos y miembros del ahora partido FARC, la remilitarización
es un
escenario bienvenido por los halcones en Washington y Bogotá,
echando así por
tierra los avances logrados con la finalización del conflicto
armado. La
amenaza para Venezuela y el incremento de la tensión en la región
sería el
efecto directo de ese desatino.
Del mismo modo debe interpretarse el aspecto de
“seguridad
energética”. Es conocida la estrategia de EEUU para que los
estados insulares
del Caribe, beneficiados por la política preferencial de
PetroCaribe, retiren
su apoyo diplomático a Venezuela a cambio de integrarse en una
política de
“energías limpias”. Esta política implica, entre otras cosas,
ampliar la
reconversión energética que ya se viene llevando a cabo en América
Central con
el objetivo de minimizar la influencia de la exportación
petrolífera de
Venezuela, recortando así su principal ingreso.
Es difícil creer con seriedad que el ex
ejecutivo de Exxon,
ahora canciller de un país renuente a aceptar compromisos
ecológicos
retirándose del Acuerdo de París, esté interesado en políticas de
conservación
medioambiental.
Otro escenario a tener en cuenta es la Cumbre
de las
Américas de la OEA proyectada para Abril en Perú. Teniendo en
cuenta las
muestras de parcialidad dadas por el secretario Luis Almagro,
constituyéndose
en un alfil conspirativo de EEUU contra Venezuela, es altamente
probable que en
esa reunión – por enésima vez y a pesar del retiro en curso de la
nación
bolivariana de esa organización – se quiera lograr una “condena”
contra el país
caribeño que incluya sanciones a nivel regional. Para esto, EEUU y
sus socios
deberán contar con mayorías que no pudieron lograr anteriormente,
a pesar de
haberlo intentado repetidamente en los momentos más críticos del
2017.
A los problemas sociales que deberán afrontar
los habitantes
de varios países de América Latina y el Caribe gobernados por el
dictamen
neoliberal, se suma en el horizonte la posible tragedia de una
escalada bélica.
Frente a ello, el repudio generalizado a las acciones
conspirativas de una
potencia en declive y la defensa irrestricta de la paz son
esenciales.
- Javier Tolcachier es un investigador
perteneciente al
Centro Mundial de Estudios Humanistas, organismo del Movimiento
Humanista.
URL de este artículo: https://www.alainet.org/es/articulo/190672
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