“Cuidado con el colapso final: los muertos siempre los ponemos nosotros”
Raúl Eugenio Zaffaroni recibió a Radio Caput en su biblioteca y conversó sobre la nueva fase del colonialismo en la región, el monopolio de prensa, el genocidio por goteo, la situación de Milagro Sala, las debilidades, la inviabilidad y la futura caída del actual gobierno. “Yo quisiera que se fueran lo antes posible, así causan menos daño”.Audio:
Zaffaroni: "Hay una especie de Plan Cóndor judicial en la región"
Juan Martín Ramos Padilla: Leí
entrevistas que dio a lo largo de este año, ha diagnosticado la
situación del país, señalado que estamos lejos del Estado de derecho y
más cerca de un Estado policial, y pronosticado cosas certeras acerca de
lo que vendría. ¿Qué es lo que se viene en los próximos meses?
Eugenio Zaffaroni: Las
cosas que fui diciendo eran consecuencias necesarias de un fenómeno
mundial que repercute a lo largo de toda América Latina de distintas
maneras, conforme a las características de cada uno de nuestros países.
Es un fenómeno de avance en el mundo de un totalitarismo corporativo.
Los ceos pretenden ocupar totalmente el lugar de la política y avanzan
sin contención, sin riendas. Se busca establecer un proyecto de sociedad
con un 30 por ciento de incluidos y un 70 por ciento de excluidos, con
características diferentes según los países, porque hay lugares donde
esto ya era así, entonces ahí simplemente hay que consolidar eso. Y hay
otros lugares donde a lo largo de años a través de los populismos (para
mí esta palabra no es peyorativa: soy populista. Gracias a los
populismos muchos de nosotros podemos estar acá sentados, podemos
hablar, pudimos llegar a una universidad, estar vivos y tener las
neuronas suficientes como para poder razonar). Gracias a los populismos,
algunos países avanzamos un poco más, creyendo que copiábamos los
llamados Estados de bienestar de esa parte del planeta; entonces las
características son distintas. En países como el nuestro, hay que
hacernos regresar; en otros hay que mantener el status quo. Esas son las
características diferenciales que tenemos en la región.
RP: Mencionó que estos populismos no se prepararon para una agresión colonialista. ¿Qué es lo que deberíamos haber hecho?
Z: No es que no nos
preparamos. Es que las tácticas del colonialismo, porque este
totalitarismo corporativo es una nueva fase de colonialismo, cambiaron.
Ya no se valen de oligarquías locales, como paso hasta 1945 acá. No se
valen de dictaduras militares, no les hacen la cabeza a nuestros
militares para que se conviertan en fuerzas de ocupación de nuestros
propios territorios. Ahora se aprovechan de modelos de Estados que
tienen graves errores institucionales. Entonces en América Latina lo que
vemos es una campaña por la debilitación de nuestros Estados que, en
algunos países como en México, este debilitamiento generó una violencia
que ha hecho perder parte del control territorial. Lo ves en Colombia de
otra forma. En Brasil lo ves de otra forma. Y aquí el debilitamiento se
está produciendo rápidamente: nos están endeudando a una velocidad sin
precedentes. Nosotros llegamos con una deuda externa enorme en el año
2001, pero acumulada a lo largo de 25 años; ahora en dos años se ha
acumulado casi lo mismo. Vemos también los despidos masivos. Es decir,
lo que pronosticaba no era raro. Tomas medidas antipopulares, vas
desarmado la precaria cosa de Estado de bienestar que teníamos y
lógicamente eso va produciendo resistencia. Vos fijate que cualquier
extranjero un poco distraído que vea lo que está pasando en la Argentina
cree que estamos en una dictadura, porque las dictaduras son las que
persiguen cruelmente a sus opositores; y acá no es una dictadura, pero
hay una persecución cruel de opositores. Tenés procesada a la
expresidenta, procesado al candidato a vicepresidente opositor, miran
con ganas de procesar al candidato a presidente opositor, tenés
procesado al exvicepresidente, tenés procesado al secretario general de
la Presidencia, tenés periodistas que echan de los medios porque les
molestan, y están tratando de ver si pueden hacer desaparecer al único
diario que les molesta; seleccionan artistas en los medios oficiales o
en todo lugar donde puedan tener alguna influencia, tienen un discurso
único de monopolio de medios y una creación de realidad única. Bueno,
sí, algún extranjero distraído diría “esto es propio de un
totalitarismo”, pero es propio de una nueva táctica de penetrar en el
debilitamiento de los Estados, de burlarse de la democracia, y no nos
dimos cuenta de esta nueva táctica, y por ende no tomamos las
precauciones de hacer las reformas institucionales necesarias para que
este totalitarismo corporativo no hiciera lo que está haciendo.
RP: ¿Cuáles serían esas reformas?
Porque uno en algún momento vio con mucha esperanza la ley de medios,
por poner un ejemplo, y la realidad es que la desmantelaron en seguida.
Z: La ley de medios no
puede ser una ley. La prohibición de monopolios de medios audiovisuales
tiene que estar en la propia Constitución. Es un requisito, un
presupuesto elemental de toda democracia. Monopolio de medios únicos hay
en los totalitarismos, en los autoritarismos. No me importa si es el
señor Stalin, el señor Hitler, el señor Mussolini, o si es el señor
Macri o Magnetto. Eso no es propio de una democracia. De modo que si
queremos tener una Constitución para un Estado democrático, la
prohibición de un monopolio tiene que estar en la Constitución.
RP: ¿Ese sería uno de los pilares principales a la hora de reformar la Constitución?
Z: Naturalmente. No podés gobernar con un monopolio de medios enfrente. Se hace ingobernable.
RP: Hay una frase que mencionó
usted en más de una entrevista, que me genera un poco de inquietud, que
es la de “genocidio por goteo en la región”, y recién usted planteaba
que alguno puede llegar a relacionar o comparar esto con lo que ocurrió
en la última dictadura.
Z: No, la última dictadura se manejaba con brutalidad directamente. Estos se manejan con mayor paciencia.
RP: ¿Puede llegar a aumentar la violencia institucional? Pareciera ser que no hay límites.
Z: A juzgar por lo que
pasa en la región, sí. Nosotros tenemos en este momento un bajo nivel de
violencia letal, mortífera. Es cierto. Pero cuando hablo de genocidio
por goteo, y lo hago en referencia a toda la región, si vos calculás que
México tiene más o menos un 24 por 100 mil de homicidios por año; si
Brasil tiene algo parecido; si Honduras tiene el récord de homicidios
mundial; si al mismo tiempo tenemos récord de coeficiente de Gini de
distribución de riqueza mundial; porque lo tenemos más alto que África
-que es más pobre que nosotros, pero menos desigual-. Si a eso le sumás
los muertos que nos produce todo el subdesarrollo, es decir no sólo los
muertos por violencia homicida, o por letalidad policial, sino los
muertos que nos provoca la inseguridad laboral, los muertos que nos
provoca la atención selectiva de la salud -sobre todo niños y ancianos-,
los muertos que nos provoca tener caminos inadecuados para los
vehículos que tenemos; si sumás todo eso, vas a ver que anualmente nos
echamos en la región una ciudad de respetables dimensiones. Eso no es un
genocidio al estilo hitleriano, pero es un genocidio por goteo;
producto del subdesarrollo.
RP: Uno imagina que las soluciones
también van a llegar de manera regional, y en ese sentido uno no puede
dejar de pensar en Brasil, y este es un año electoral. Uno ve que un
tribunal está intentando impedir que Lula Da Silva sea candidato.
Estamos hablando de un país con 140 millones de electores y un tribunal
impidiendo, tal vez, que una persona sea candidata. Desde el punto de
vista jurídico, ¿tiene goyete esto?
En la Argentina se ve claro; yo alguna vez
hablé de una especie de Plan Cóndor regional. Ves lo mismo: “Se robaron
todo”, “Son corruptos”, “Son ladrones”, y ves la interferencia de un
sector de poderes judiciales que interfieren esto. Vos hablás de Lula,
pero Lugo está inhabilitado con el argumento de que la Constitución
paraguaya dice “el presidente no puede ser reelecto”, entonces la
justicia electoral interpretó que no puede serlo nunca, hasta que se
muera. Y cuando dice que no puede ser reelecto significa que no puede
serlo seguidamente, claro. Bueno, ahora ves lo que está pasando en
Ecuador. Sí. Hay una especie de Plan Cóndor judicial en la región,
efectivamente. Son estas tácticas las que no nos preparamos para…
porque, ojo, con esto no estoy pasando facturas hacia el pasado.
Nosotros venimos de una tradición de gobiernos populares y esos
gobiernos nunca tuvieron mucha confianza en el derecho, porque nuestros
pueblos no tienen mucha confianza en el derecho, porque cada vez que se
les mencionó el derecho, las garantías, las instituciones, fue para
jorobarlos, para estafarlos. No te olvides que acá se habló de
democracia, de garantía, de Constitución y en nombre de eso se bombardeó
la Plaza de Mayo, se fusiló sin proceso, se hizo desaparecer a treinta
mil personas. Entonces, ¿cómo podemos pedir que nuestros pueblos tengan
una gran confianza en el derecho? No la tienen. Y nuestros movimientos
populares son reflejo de eso, entonces no se dieron cuenta que ahora hay
que tomar la cuestión institucional en serio, porque es por ahí por
donde se nos meten.
RP: Claro. Además una preocupación
extra que uno tiene a todo esto que usted está mencionando, y a
propósito de que ayer se cumplieron dos años de la privación de la
libertad de Milagro Sala, uno dice: “Bueno, si la Justicia termina
siendo copada por el gobierno de turno, están los órganos
internacionales, pero…”
Z: No, no, no. El Señor
Gerardo Morales y su Justicia se están mofando de la Corte Suprema
Argentina, que le dijo que hay que cumplir la medida provisional de la
Corte Interamericana. Y el señor Morales no la cumple: se ríe de la
Corte Suprema Nacional. Y la Corte Suprema se calla la boca. Y Milagro
Sala está presa en una prisión personal, no en su domicilio, como le
dijo la Corte Suprema nacional. Ahora ya no es la Corte Interamericana:
es la Corte Suprema nacional y Morales, y su Poder Judicial, que son
empleados de él. Se ríe de la Corte Suprema, que se queda callada. Esa
es la realidad de Milagro Sala.
RP: En una entrevista que le
hicieron hace unos días, usted decía: “Buscan deprimirnos, no tenemos
que permitir que nos depriman”; pero en este rato de conversación usted
dijo que se mofan de nosotros, que cada vez hay menos canales de
comunicación alternativos, que hay una sociedad que cuando se manifiesta
es reprimida. ¿De dónde se puede sacar una capacidad de resistencia y
no deprimirnos?
Z: Resistir lo puede hacer
cada uno desde el ámbito que le corresponde, y en el espacio que puede.
A la resistencia no violenta me refiero. No deprimirse. Tiempo. Todo
pasa. Esto también va a pasar, como pasamos la dictadura, el menemismo, a
Cavallo. Esto también pasa. Quién crea que es eterno en el poder está
loco. Eso no sucede. Esto va a pasar, porque el plan económico que
tienen es inviable. En un momento dado va a pasar lo mismo que pasó con
la tablita de Martínez de Hoz; va a pasar lo mismo que en 2001. Hay que
tener mucho cuidado, porque cuando un aparato de poder de esta
naturaleza se ve frente a una crisis de esa naturaleza, toma medidas
locas en el último momento, y esas medidas locas son peligrosas. Nos
costó la Guerra de Malvinas, el estado de sitio en 2001, los muertos en
Plaza de Mayo. Hay que tener mucho cuidado, porque puede haber violencia
y muertos, y los muertos siempre los ponemos nosotros lamentablemente.
Entonces hay que advertirlo: hay que tener cuidado con el colapso final,
que va a ser económico. Esto no tiene salida. Que van a venir las
inversiones y el derrame es una estupidez que sabemos que no sucede.
Inversiones productivas no está viniendo ninguna, y no va a venir
ninguna, y a nadie se le va a ocurrir hacerlo. Por más que hagan una
flexibilización laboral, que espero que no les salga. Nunca nuestros
trabajadores van a aceptar las condiciones de Corea del Sur o China; en
consecuencia, no van a venir las inversiones productivas en estas
condiciones. Los inversionistas no son tontos: podrán ser lo que se
quiera, pero tontos no. Esto va a la catástrofe, no provocada por un
partido político, sino el propio fracaso, la propia inviabilidad de lo
que están haciendo, que es una entrega colonialista del país.
RP: O sea que en algún momento está la posibilidad de que deliberadamente empiecen a matar gente.
Z: Está la posibilidad de
que locamente en el último momento puedan tomar alguna medida violenta
extrema. La historia nos enseña eso. Yo no digo que esto suceda. Tenemos
que tener mucho cuidado y cuidar a nuestros pibes. Los pibes nuestros
no saben de violencia, han nacido en una sociedad donde afortunadamente
eso no pasaba, no saben de represión. Creo que muchas de las cosas que
están sucediendo es por la inexperiencia de los pibes también. Hay que
alertar acerca de todo eso, hay algunas medidas de seguridad elementales
que hay que tomar. No aseguro que esto pase, pero hay que estar alerta,
ese es el peligro que veo en el futuro, es un momento regresivo.
RP: Habla de medidas de seguridad elementales. Me gustaría detenerme en este punto.
Z: Cuando termina una
concentración hay que irse rápidamente y no quedarse dando vueltas ahí;
si se ve algún infiltrado, hay que agarrarlo de donde salva sea la madre
y sacarlo automáticamente; hay que tener una organización que sea capaz
de decir: “Este tipo no lo conocemos, está metido acá, pum, afuera”, y
una patada donde se le termina la espalda. Son cosas que en nuestra
época las sabíamos.
RP: Uno tiene la sensación de que
en las últimas movilizaciones populares frente al Congreso de la Nación,
eran ellos los que querían -y que van a querer- llevar permanentemente
la situación al terreno de la violencia.
Z: Es que nuestras
concentraciones populares últimas eran ingenuas. Uno veía que iba gente,
familias, chicos, porque no pasaba nada. Pero ahora la cosa cambió, y
lo que quieren es infundir temor para que nadie vaya, para que nadie se
manifieste. ¿Cómo se infunde temor? Generando violencia. Hay
infiltrados. Es fácil provocar violencia en una concentración. Aparte se
provoca en un foquito, y lo que vimos en la última concentración en el
Congreso es que era un foco; pero todo el arsenal mediático monopólico
se centraba en ese foco, no en los cientos de miles de personas que
había. Centrarse en el foco es propaganda: no vayas a ninguna
concentración, porque vas a tener esta violencia.
JM: Uno se pregunta si se debilitan
o se fortalecen ante la opinión pública ante estas situaciones de
violencia, porque del mismo modo, recuerdo que cuando ocurrió en agosto
la desaparición de Santiago Maldonado, incluso antes de que apareciera
su cuerpo sin vida, se habló tanto del tema, que uno decía: “Esto
necesariamente tiene que repercutir en las elecciones”, y daría la
sensación de que no los golpeó ni un poco.
Z: No. No los golpeó. No
los iba a golpear. Era lejano geográficamente. No había pasado en la
Ciudad de Buenos Aires, y como todos sabemos, Dios está en todos lados
pero atiende en Buenos Aires. Ese es el federalismo que tenemos.
Federalismo que sirve para que nuestro Poder Ejecutivo extorsione a
todos los gobernadores: “No te voy a mandar el dinero, vos no vas a
poder pagar tu policía, no vas a poder pagar tu administración pública,
decile a tus legisladores que voten las cosas que yo mando”.
RP: Si finalmente las urnas pidieran que estas personas se fueran en el 2019…
Z: Si llegamos al 2019
RP: ¿Capaz no se llega?
Z: No lo sé. Depende de la
rapidez con que entre en crisis el programa económico. No va depender
de nada político, ni lo que diga cualquier partido político. Yo quisiera
que se fueran lo antes posible, para que hagan menos daño, pero eso es
un deseo personal. Lo decisivo va a ser la crisis del programa económico
inviable. Por otra cosa, no se van a ir.
RP: ¿Hizo bien, Zaffaroni, en renunciar, llegada la edad de 75 años, a la Corte Suprema de Justicia?
Z: Si no lo hubiera hecho,
habría hecho un papelón. Habrían dicho: “Otro más que lo único que
quiere es quedarse, tener poder, que se pasa por encima de la
Constitución”.
RP: Lo que pasa es que son gestos
muy valorados por un sector de la sociedad, pero que es el mismo sector
de la sociedad que después no se siente representada por los poderes del
Estado, cuando del otro lado hay personas que permanentemente rompen
esas reglas.
Z: Yo estaba muy cansado de perder seis a uno. A nadie le gusta. Una goleada está bien, pero todos los días, no.
RP: Liberaron hace unos días a
Amado Boudou. Sé que en su momento usted lo había ido a visitar. También
hubo un retroceso con la persecución hacia el excanciller Timerman.
¿Qué lectura hay que hacer de esto?
Z: Creo que todavía hay
varios factores, no digo cuál, cada uno podrá analizar cada una de las
situaciones, creo que este law fare que le llaman ahora, se hace con la
intervención de un sector del Poder Judicial, en todo el mundo y acá
también, pero es un sector minoritario: un sector minoritario que causa
mucho daño: el daño al perseguido político causa un daño social, porque
debilita todavía más la confianza en el derecho; y causa un daño
externo, porque debilita o degrada la imagen de la Nación en el
concierto mundial. Pero es una minoría. Creo que todavía hay jueces en
la Argentina que, si bien no son los jueces impropios, tampoco quieren
ser los jueces propios; y puede ser que haya otros que estén
reflexionando acerca del tiempo y de la temporalidad del poder. Son tres
posibilidades, mis décadas adentro del Poder judicial me hacen saber
que hay un instinto de conservación, y que cuando la cosa empieza a
debilitarse hay quienes dicen, como decía un famoso sindicalista: “Hasta
la puerta del cementerio llego, pero no entro”.
RP: ¿Algunos aliados le están soltando la mano entonces?
Z: No sé si soltando la
mano, pero diciendo: “Cuidado, yo en esta no me engancho”. Efectivamente
creo que lo que están diciendo es que eran aberraciones demasiado
grandes. Sostener que hay personas que no se las excarcela porque pueden
interferir una investigación, cuando la investigación se cerró y la
causa se pasó a plenario… bueno, ya no es más investigación: no se puede
interferir, y sin embargo, siguen presas. Y el argumento de la prisión
preventiva es que pueden interferir en la investigación.
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