Boletín diario del Portal Libertario OACA |
- Anticipaciones anarquistas sobre los "nuevos patrones" - Nico Berti
- Chivatón
- Ya está disponible para descargar el nº 85 de Todo por Hacer (febrero 2018)
- Veganismo, pastoreo extensivo y antiespecismo
- El bar "LA TRANQUILIDAD" y el 19 de Julio de 1936 en el Paralelo
Posted: 10 Feb 2018 01:30 PM PST
En este texto publicado en Interrogante(No. 2, Marzo de 1975), Giampietro “Nico” Berti revisa el análisis anarquista del advenimiento de la "nueva clase," la tecno-burocracia, relacionando dicho análisis con la crítica anarquista del rol de la ciencia en la sociedad, y la crítica anarquista clásica más general de la jerarquía y la dominación, o "el poder en cuanto tal." Transcripción: @rebeldealegre
Descárgalo aquíRead more ... |
Posted: 10 Feb 2018 01:11 PM PST
El autómata Chivatón fue el personaje central de una comedia satírica navideña muy popular que se representó en Madrid y otros puntos de la península de forma ininterrumpida entre 1856 y 1875, momento en que fue censurada por su carga de profundidad política.
Teniendo en cuenta las dificultades que encontraban los niños de entonces para acceder a la palabra escrita, especialmente antes del auge editorial de principios del siglo XX, debemos buscar los precedentes de la literatura y la prensa infantil anarquista enotras formas de entretenimiento y aprendizaje infantil cercanas a la cultura oral, que a la postre era la predominante en un país mayoritariamente iletrado; y dentro de esta categoría rastrearemos los primeros pasos del TEATRO INFANTIL moderno en España a partir del extraño caso del pastorcillo Chivatón, protagonista de una comedia de magia escrita para autómatas que se representó durante muchos años en diferentes puntos de la península y llegó a hacerse imprescindible cuando llegaban las pascuas.
“Allá por la época en Magin escribió su erudito libro, aun había teatros de muñecos en muchas ciudades de España [..] entre ellos uno en lo que actualmente es glorieta de Bilbao [..] temporalmente funcionaba otro donde por época de pascuas de Navidad representaban Chivatón en la Selva encantada..”1
Antes de nada debemos decir que el autor de aquella pieza de teatro de guignol tan aclamada por los chavales, Chivatón en la Selva Encantada, fue el demócrata y socialista barcelonés Roberto Robert y Casacuberta, cuya trayectoria como criadorde generaciones de periodistas políticos y uno de los protagonistas del Sexenio Revolucionario abordamos en otro lugar, pero aquí nos centraremos en su faceta de analista de los problemas de la infancia y sobre todo como autor subversivo en el ámbito del teatro infantil.
“Un dia que feyan lo cens varen passarli la fulla perque l’umplis. Robert hi posà’l seu nom y’l de la seva senyora, [..] Desprès va posarhi’l nom del seu fill en la seguent forma: Nombre: Roberto Robert. Edad: 7 años. Profesión: jugador. Naturalment, deya en Robert: com que es una criatura juga tot lo dia..”2
Nacido en Barcelona en 1827, quedó huérfano de padre con sólo 6 años teniendo por ello que olvidarse de estudiar y ocuparse sucesivamente como platero, joyero y luego como dependiente de comercio, convirtiéndose por su acceso directo a las calles en observador minucioso de aquella ciudad sombría y portuaria, lo que le llevó a desarrollar poderosamente su imaginación, a aficionarse por el teatro y a leer compulsivamente todo lo que caía en sus manos.
“Para el chiquillo callejero no hay nada sagrado. Le sobra la vida, se siente en plena posesión de ella y superior al resto de los mortales [..] El desprecio de cierta gente grave a la chiquillería siempre me han disgustado [..] La originalidad está en ellos; el sentimiento de la admiración en ellos: la libertad de juicio en ellos”3
Su amistad con los precursores del icarianismo catalán que fueron los primeros en abrir escuelas para obreros en la península, así como esa actitud irreverente del que ha vivido una infancia asilvestrada y feliz en las calles viejas de Barcelona le convirtieron en un acérrimo defensor de la chiquillería, hasta el punto de que en 1856, tras uno de sus primeros pasos por la prisión de El Saladero de Madrid, ciudad en la que residía desde 1851, decidió dedicar una parte de la obra Las Prisiones de Europa,editada en 1862, a estudiar a los menores recluidos en el llamado departamento de Los Micos, lo que se tradujo en una constante en toda su producción.
“El guerrero mas fuerte, sabio y valeroso no vale nada en tiempo de paz, comparado con un niño; porque siéndonos necesario tener de continuo á la vista objetos tiernos, seres inocentes que exciten en nosotros sentimientos blandos de amor no desviado de su índole por ningún interés exclusivo, á fin de que seamos piadosos, no existe en la naturaleza objeto alguno que tanto contribuya á ese fin como los niños”4
Pero vayamos al asunto. Acuciado Robert por la falta de trabajo tras su salida de prisión en 1856 y abocado a malvender su talento como ya había tenido que hacer otras veces, por ejemplo dejándose los ojos transcribiendo textos minúsculos de obras clásicas en estampillas, o incluso saldando romances improvisados a los ciegos a cambio de unas perras para tener algo que llevarse algo a la boca; en esas navidades de 1856 tuvo la fortuna de conocer a un tal Giusseppe Piantanida, empresario teatral italiano de paso por la capital y que era el responsable de montar desde años atrás uno de aquellos nacimientos vivientes tan populares, distinguiéndose el suyo entre el resto por presentar unos autómatas danzantes y parlantes de gran tamaño.
“Lo cierto es que durante este mes todos los chicos se atracan de pastores, de gloria y de infierno; y en Capellanes y en Lope de Vega y en Usera-Vista, acuden á centenares atraídos por la fama de la fiesta tradicional, y por los carteles de las esquinas, que todos, poco mas ó menos, vienen á decir: Sini te pueros ad me venire…”5
Con Piantanida ya habían colaborado otros literatos en horas bajas para tratar de adaptar sus espectáculos al gusto de los españoles, verdadero alarde de escenografía y pericia mecánica, pero sería con Robert cuando alcanzaría el éxito popular ya que éste escribiría algunas piezas originales –Aladino o La lámpara maravillosa, La Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, La Tragedia del Gólgota– y especialmente desde aquellas navidades de 1856 otra pieza teatral totalmente profana titulada Chivatón en la Selva Encantada, arreglada a partir de otra previa en la que aparecía ya el errático personaje -Los Pastorcillos o La Venida del Mesías-.
“A este Misterio de la Edad media, adornado de arte moderno, asiste un pública casi tan crédulo y tan ingenuo como en los días de Fray Angélico de Fiésole. El teatro está lleno..”6
A pesar de que Piantanida vendió su aparataje y se esfumó súbitamente en 1861, Chivatón seguiría representándose muchos años en manos de un grupo de empresarios teatrales que respetaron la fórmula de éxito popular y entre los que estaba Isidoro Narbón; llegando a atraer la atención de personas tan variopintas como el francés Elías Reclus, soldado de la revolución enviado por Bakunin a la península para difundir los principios de la Alianza Internacional de la Democracia Socialista, que asistió a una representación de esta obra en Madrid el 24 de diciembre de 1868, y como podemos leer más arriba no acabó de entender porque la gente se lo pasaba tan bien con esta fábula navideña que tenía como protagonista a un pastor grotesco y burlón, enamorado perdidamente de la Virgen y enfrascado en disparatadas aventuras con personajes bíblicos de camino al portal de Belén.
“..en aquellos tiempos en que las fábulas eran necesarias para decir en público aquellas cosas que los poderosos no consentían que se le digese clara y directamente”7
Desgraciadamente no podemos comprobar el calibre que se gastaba Robert en Chivatón, pero debemos entenderlo como el único antídoto cultural a la sobredosis de misticismo religioso que imperaba en el ambiente y que entre las razones de su desaparición, tras haber sido representada ininterrumpidamente entre 1856 y 1875, estuvo la animadversión que generara en ciertos sectores enemigos del teatro comprometido y de la alegría infantil, tras haberse convertido este personajillo en un clásico popular navideño en la más pura tradición librepensadora y satírica novecentista.
“En teatros Guignol, y aun representados por niños suelen ofrecernos alguna en teatros de tercer orden. Pero interpretado por actores, es decir, por cómicos de mayor tamaño, no se representa ya el Nacimiento del mesías y Chivatón en la selva encantada; esta última original de un eminente cuanto infortunado escritor. Verdad es que la autoridad eclesiástica ha intervenido algunas veces para evitar espectáculos de censura y profanaciones involuntarias..”8
La longevidad de Chivatón, transfigurado por la censura en Periquillo o Perico en las décadas siguientes y que siguió siendo representado en sus giras los infatigables Isidoro y su hijo Alfredo Narbón, pioneros del cine en España, o el hecho que hubiera nacido de la pluma endiablada de uno de los primeros periodistas contemporáneos, Roberto Robert, nos lleva a calificarla como la más destacada y prácticamente la única obra de teatro infantil de corte profano y librepensador que se representó en la España de la segunda mitad del siglo XIX y los primeros decenios del XX.
“..autores que no se ocupan en política y prefieren los teatros del Príncipe, de la Zarzuela, del Circo, de Novedades, y hasta los de Vistosos nacimientos y Chivatón en la selva encantada al gran teatro de la politiquería, en el que todo es mayor mentira que en aquellos, y cuyo público es muy inclinado a silbar..”9
Especialista en armar con su pluma el gran Tiberio, como se decía entonces, hubo otra pequeña pero ruidosa mutación de Robert en autor teatral, en este caso para adultos cabreados; como quedaron muchos al conocer la noticia de que los miembros de la Partida de la Porra, una especie de antecedente de los grupos fascistas violentos, habían asaltado el teatro Calderón de Madrid el 30 de noviembre de 1870, hiriendo a varias personas del público y saboteando la representación de la obra Macarronini I, atribuida al joven dramaturgo republicano Eduardo Navarro Gonzalvo y que se había hecho muy popular por atreverse a satirizar a los diversos candidatos a nuevo rey con sus respectivas camarillas.
“La Compañía de la Porra tiene la gran ventaja de ser una creación espontánea eminentemente española: es una de las más vivas manifestaciones del genio nacional. Porras tenían los realistas del pretérito Fernando VII; Porra tenía el gobierno de Espartero; Porra ha de tener el futuro Macarronini, so pena de ver interrumpida la serie de nuestras bellas tradiciones..”10
Robert, convencido antiautoritario, fue uno de los que más alto y más claro denunciaron desde la prensa que nadie fuera detenido tras los hechos y sí hubiera sido prohibida la representación de aquella obra; lo que le llevó a improvisar a vuela pluma dos pequeñas piezas teatrales que fueron sucesivamente censuradas por la ley de Imprenta, Crítica de la bufonada cómica Macarronini I: prohibida, navaja y revólver en mano, por la partida de la Porra en el teatro de Calderón en la noche de su 23ª representación; y después La Corte de Macarronini I, conjetura cómica en un acto. Aunque hay que decir que más que para ser representadas sirvieron para difundir los contenidos de la obra original pese a haber sido prohibida y de paso para criticar los tejemanejes políticos, eso sin contar con que fue él quien puso de moda el apelativoMacarronini, con el que se conocería a Amadeo I.
“Roberto Robert acaba de dar a luz una comedia. Su afición a la monarquía le ha hecho escribir La Corte de Macarronini I, que es una corte de rechupete, con sus generales como de costumbre, sus nobles, sus damas de honor y su obispo, que el que al fin lleva el gato al agua”11
Versado como estaba Robert en el gran teatro de la política, además de conocedor de los clásicos de la dramaturgia castellana e incluso temible gacetillero teatral, sus obligaciones periodísticas y su predisposición revolucionaria nunca le dejaron tiempo -ni ánimo- para escribir cosas graves, aunque nunca perdía detalle de lo que pasaba a su alrededor; como había sucedido con la Academia Nueva Infantil, fundada posiblemente en el otoño de 1862 y que fue la primera entidad benéfica enfocada a la educación infantil en el campo de la lírica y las artes dramáticas de la que tenemos constancia, en la que colaboraron diversos actores y literatos progresistas escribiendo originales o arreglando otras piezas; y que por supuesto no se libraron de sufrir varias veces los rigores de la censura antes de octubre de 1868 e incluso después, ya que por ejemplo causaron bastante revuelo la interpretación del Can-Can por parte de las niñas de la compañía.
“Como este género de placer es más culto, más bello y más apto para instruir que todas las demás diversiones que generalmente se suele brindar á los niños, deseamos vivamente que llegue á aclimatarse entre nosotros..”12
El empujoncito inicial que les diera Robert y la labor de los socios de la Nueva Infantil dieron sus frutos, y estos primeros experimentos de teatro infantil profano y con carga cierta de compromiso político vivirían un primer momento de esplendor en los años del Sexenio, tanto en las modalidades de guignol para niños como la interpretada por agrupaciones teatrales de niños, dejando huérfanos a los espectadores después de 1874, cuando fueron reducidas a la mínima expresión o directamente prohibidas.
“..creemos que la nueva Infantil continuará con honra y provecho las tradiciones del que fué durante muchos años punto de reunión de la clase proletaria del pueblo madrileño.”13
Para hacernos una idea de en manos de quien quedaron los niños y el teatro infantil en los primeros años de la Restauración, podemos citar a un viejo conocido de Robert, Felipe Ducazcal, político y empresario de espectáculos que montaría con el beneplácito de la autoridad un lujoso teatro infantil en el parque del Buen Retiro en 1883; pero quien antes había sido uno de los lugar-tenientes del general Prim, encargado de imprimir proclamas en septiembre de 1868 y luego designado jefe de la partida de la Porra, responsable por tanto del asalto violento del teatro Calderón el 30 de noviembre de 1870.
“..No negamos nosotros el ingenio de los que en prosa o en verso entretienen agradablemente; pero ¡cuidado con ceñir de laureles la frente de un simple entretenedor!..”14
La historia esta ahí, vista a través de los ojos de Robert, periodista revolucionario y miembro de la Internacional, que decía que la Constitución solo era un libro con la cubierta color violado, el argumento adquiere tono de fabula de terror no apta para todos los públicos.
Los restos de Robert, y casi su memoria, se perdieron después de 1884 cuando fue clausurado el cementerio de la puerta de Bilbao, donde había sido enterrado civilmente el 19 de abril de 1873 en el llamado patio de los pobres, al lado de uno de los hijos de Paul Lafargue y Elena Marx, y muy cerca de donde aun se representaba su Chivatón, entorno donde seguiría durante décadas pasando buenos ratos el pueblo de Madrid.
NOTAS:
Alacant Obrer
Read more ... |
Posted: 10 Feb 2018 12:59 PM PST
Todo Por Hacer es una publicación anarquista que se edita mensualmente en Madrid. Se distribuye de forma gratuita en esta ciudad y se puede descargar en www.todoporhacer.org
Descarga el número de febrero de 2018 aquíArticulos
Novedades
Reflexiones
Tirada: 2.000 ejemplares
Contacto: todoporhacer@riseup.net www.todoporhacer.org Read more ... |
Posted: 10 Feb 2018 03:05 AM PST
Las personas veganas que eligen un modo de vida donde no entran los productos de origen animal realizan una acción difícil. Algunas de estas personas lo hacen porque consideran que es mejor para su salud y otras por un pudor ética determinado. Sobre los discursos de estos últimos quiero enfocar la atención.
El veganismo surge de un ámbito urbano influenciado en extremo por el individualismo. De tal manera que le cuesta transcender en el hecho de que los animales no somos individuos aislados, sino que formamos parte de un todo, tenemos un rol en el ecosistema y que quebrantar el ciclo de la naturaleza no es inocuo.
En el ámbito rural, en cambio, el humano tiene la capacidad de jugar un papel positivo con el resto de seres vivos. Ciertas ideas veganas nos alejan de la convivencia con los animales, hasta el punto que desconocen estos tipos de vínculos. Vínculos milenarios que se ven atacados por la modernidad. El resultado final es dejar que el medio natural del humano sea inevitablemente la ciudad.
Se confunde “equivalencia” con igualdad. No somos iguales al resto de animales. Ni siquiera entre ellos son iguales. Ni debiéramos pretender humanizar a los animales. Cada animal tiene sus propias características, necesidades y rol con el medio. Pero sí, tenemos el mismo valor. Por ello somos seres sujetos a un respeto en el cual no es aceptable moralmente la masacre o el exterminio. Pero esto no implica que no tengamos ningún tipo de relación de interés o que incluso no nos comamos los unos a los otros. Este tipo de relaciones son parte de la naturaleza. La muerte se ha convertido en un tabú en esta sociedad y el ciclo de la vida ya no se comprende.
¿Qué ocurre cuando el animalismo juega un papel de Poder, utilizando el aparato del Estado, Imponiéndonos sus ideas como si fuera una Verdad incuestionable?
Su crítica a la gran Industria hiperdestructiva entra en una contradicción permanente pues es, hoy por hoy, la única forma de alimentar las megalópolis donde suelen vivir. La defensa a los animales se convierte en una moda estética y política que usa a los animales para obtener Poder. Al final gente que no le importa lo mas mínimo los animales moviliza a través de discursos para conseguir nichos de poder. Las mentes se polarizan. Surgen los enemigos, y la caza de brujas. Al convertirse en una ideología instrumentalizada, los valores de defensa animal son pervertidos, y en la práctica, están contribuyendo a la extinción de los mismos animales y del ecosistema.
Su renuncia a la domesticación y su apuesta total por territorios prístinos y salvajes1 sin influencia humana2 significa destruir la milenaria gestión antrópica de la que dependen muchísimas especies, animales y vegetales. Todo un legado cultural arrojado a la basura. Prácticas que conservan bien el medio natural, que pueden ser la clave en un futuro para la supervivencia y la soberanía alimentaria y política. Actualmente con el fomento disparatado de las importaciones-exportaciones se puede hacer que un territorio enorme lleno de gente no produzca apenas comida. Mírese, por ejemplo, al País Vasco que importa el 80% de la comida que necesita.
Que el toro de lidia se extinga puede que no sea extremadamente grave, pero que se extinga éste, las vacas, los cerdos, las miles de razas de gallinas adaptadas a cada clima, las cientas de ovejas, cabras, caballos, conejos con los que convivimos... altera, y mucho, el medio. Someterlos a una salvajización forzada toca también el maltrato, ya que no es entender sus necesidades reales3.
Tener estos animales como mascotas no es factible. Y tampoco les otorga una dignidad mayor.
Crear unos funcionarios que los cuiden sólo para conservar las razas es antieconómico, y les atrofiaría como especies ya que han sido seleccionados a lo largo de siglos para tener una función. Y acabaría, además, jugando el papel de los zoos. Desde el prisma antiespecista seguiría siendo una práctica no ética.
La muerte de múltiple biodiversidad vegetal seria una tragedia. Y los Parques Naturales que tanto gustan y que sirven de ejemplo serían destruidos finalmente, porque están asociados durante miles de años a estas especies domesticadas. No se puede negar 9.000 millones de años de sopetón a golpe de decretazo o por imposición.
Un cabrero amigo mío me explicaba hace pocos días que le están intentando expulsar de una red de grupos de consumo por presiones y tejemanejes de los adeptos a la teoría “antiespecista”. Le acusan de explotador por ser pastor.
En plena sierra de Gredos, mi amigo es un pastor (aunque es mucho más que su profesión) que sale al monte sí o sí: en plena lluvia invernal, con nieve, cuando tiene fiebre, en navidad o en el primero de mayo, sin vacaciones ni fines de semana. Él hace pastoreo y no ganadería. No las deja sueltas a la deriva como se hace con las vacas sino que las guía en un careo pensado previamente que incluye multitud de variables. El careo permite una gestión excelente del monte y su pasto pues se lleva a los animales en el momento adecuado al sitio adecuado, rotando, alternando y dando su tiempo de regeneración a cada espacio del monte. Cuando surgen momentos de emergencia grave en que no puede estar aquí o allí no le faltan los amigos para ayudarle.
Antes de seguir, he de explicar que los grupos de consumo son uniones directas de consumidores y productores muy beneficiosas para rebaños pequeños como el de mi amigo. Estos grupos tienen un potencial enorme y son de un gran valor. Suelen estar formados por personas interesadas en productores alejados del mundo nocivo del lucro a toda costa.
Mi amigo sale todos los días y no guarda como forraje más que algo de ramón de olivo y alguna alpaca de heno. Sus cabras, que son pocas para el ratio actual, están lustrosas, gordas y dan una leche magnífica que le permite fabricar unos quesos muy apreciados. Es necesario añadir el hecho de que casi nunca enferman.
No recibe subvenciones de ninguna clase que, como nos recordaba Pedro Montserrat “tanto condicionan, esclavizan”.4
No paga la fortuna que hay que desembolsar a los miembros del comité regulador de lo “ecológico” aún siendo su queso uno de los más ecológicos de lo que llaman España.
No usa antibióticos para el secado de las ubres; la esperanza de vida de sus cabras es altísima comparada con las cabras estabuladas de la industria; cría a los cabritos de forma natural y no usa leche en polvo de laboratorio; da pienso a las madres en lactación de forma moderadísima (y necesaria para que las mamás no sufran desgaste); no alarga el periodo de ordeño de forma interminable; ordeña a mano y esquiva las mastitis producidas por máquinas que, (a pesar de la destreza y esfuerzo de engolados ingenieros y facultades brahmánicas), no han conseguido igualar, en cuanto a bacteriología se refiere, al ordeño manual.
Sacrifica él mismo a los cabritillos con la conciencia de que el sufrimiento debe ser el menor posible, ¡faltaría más!; no lleva a los cabritos al matadero industrial donde se encuentra la muerte desespiritualizada y deshumanizante5.
Una pequeña cooperativa hortícola agroecológica de las cercanías cierra maravillosamente el ciclo del estiércol acumulado en su cuadra y su corral, llevándoselo para mejorar la calidad de su compost; no pasteuriza la leche ni usa lisozima ni conservantes en sus quesos6; cuida el sonido de su cencerrada y se preocupa por la belleza de sus animales.
Entiende el pastoreo como una obra de arte y un acto de jardinería serrana donde la floresta del monte se va podando, el suelo se va fertilizando, la biodiversidad aumentando, los coprófagos avanzando, los descomponedores dinamizando, las aves criando y las raposas proliferando.
Su queso no se exporta a miles de kilómetros para saciar el goce insaciable de una élite sibarita cubierta de vergüenza que se revuelca satisfecha en su fiemo mientras cientos de millones de personas pasan hambre diaria y soportan la esclavitud.
Sufre una crisis cada mes, doce al año, porque propietarios, rentistas y funcionarios se alimentan de su sudor. Lleva cinco años lidiando para que el ilustre y excelentísimo arquitecto municipal le legalice su humilde tenado. Por supuesto, ellos pueden tardar meses y años en contestar a una instancia o solicitud de un simple plebeyo pero si una de estas egregias autoridades te hace una exigencia tienes quince días hábiles, tic tac, tic tac.
La presión que sufre este compañero es altísima, a pesar que muchos miren su oficio de forma bucólica, idílica o paradisíaca, ya que tiene que controlar miles de pautas para que todo salga bien. Todos los días necesita una energía vital fundamental para que su trabajo funcione, y a veces se juega el cuello en situaciones que podrían ser fácilmente solucionables si las eminentes y prestigiosas potestades no se hubiera dedicado a entorpecer y eliminar infraestructuras antiguas que funcionaban bastante bien.
Una cosa demencial de la Sierra de Gredos son las siete pruebas de Hércules a las que te somete la Administración (forma suave, aguada, blandita, dulce, apacible, tierna de llamar al Estado) para la trastermitancia porque las montañas están partidas por una línea invisible, pero bien real, que separa la jurisdicción de las diferentes delegaciones del Estado central, llamados pomposamente “autónomos”.
Es disparatado que se trate como delincuentes y, se arruine de cuando en cuando, a los pastores por no tener una guía7, algún crotal8 o un inmundo papelajo, mientras a toda máquina, el Estado crea, impulsa, concentra y fomenta una industria ganadera hiperintensiva que un día de estos nos va a enviar una zoonosis9 apocalíptica.
A la acusación de ser un negrero con sus cabras que le lanza el veganismo, él contesta que sus cabras viven mejor que él y, que en todo caso, si hubiera que buscar un explotado, sería él mismo sin lugar a dudas. Pero no se siente un explotado por sus cabras ni un explotador para con ellas sino alguien que cumple con un deber para la pervivencia de algo valiosísimo para el presente y el futuro: esto es, la lucha diaria por el pastoreo extensivo y la defensa activa de una ruralidad más necesaria que nunca. Pues es en el ámbito rural donde se encuentran las mejores posibilidades de construir comunidad, libertad, democracia (no confundir con la actual dictadura parlamentaria y partitocrática), justicia y equilibrio con la naturaleza.
Mi compañero no discrimina a las cabras por ser de otra especie, al contrario, las ama y son su familia. Las cabras son un fin en si mismo, pero como todos los seres vivientes del planeta también son un medio para los demás. Son animales que han evolucionado junto al humano a través de la domesticación durante los últimos miles de años. El nivel del diálogo no hablado que se puede alcanzar entre cuidador y animales es asombroso y es el resultado de un esfuerzo y relación milenaria entre especies.
El baserritarra Xabi, del caserío Aritztizabal nos recuerda los deberes del pastor insertos en la palabra pastoreo en euskera, en francés, en inglés y en castellano:
“El ser humano ha de cuidar (artzain), debe elevar (eleveur), debe guiar (shepherd) y debe alimentar (pastoreo). El pastor no debe o no tiene derecho a depredar, a explotar a las ovejas o cabras. No debe mirar si puede, si no, si se debe”.
El veganismo como ideología concreta y definida, -no nos referimos al amor por los animales que desde siempre ha estado presente en nuestra cultura- es originario de la cultura anglosajona y llegó a España hace bastantes años. Se quedó en la marginalidad de un pequeño sector del mundo libertario ibérico, que además ya poseía una larga tradición vegetariana. Nunca llegó a ser mayoritario pero se ganó su sitio gracias a sus reflexiones sobre la relación con el mundo animal. Es posible que aterrizara en nuestra península de otras maneras pero las desconozco.
La influencia libertaria mantuvo al primer veganismo ibérico en la renuncia a la coacción estatal para la extensión de sus ideas y lo apostó todo al ejemplo personal, a la difusión, a la persuasión, a la disciplina, a la voluntad, a la moralidad y al fomento de la reflexión. Se renunció a la lucha por la conquista del Estado para imponer estos principios al resto de semejantes por considerarlo inmoral y nefasto para la libertad y dignidad de los miembros de la humanidad.
El veganismo cuajó en los ambientes libertarios más influenciados por el marxismo cultural posmoderno italiano y francés. Personajes como Derrida, Deleuze o Foucault mandaron destruir (deconstruir en su oscuro fetichismo linguístico) todos los pilares filosóficos positivos del humanismo europeo porque decían, coartaban su individualidad, su diferencia. El resultado fue dar legitimación y vía libre a la tiranía de unos individuos contra otros, idóneo para el capitalismo. Cualquier moralidad o código ético fue condenada por opresivo y se ensalzó la libertad negativa (no con los demás, sino contra los demás). Esto le hizo converger con el liberalismo burgüés mondo y lirondo.
Todo el posmodernismo en bloque procede directamente de Heidegger y Nietzsche. Este último autor caló seriamente en el veganismo libertario y machacó hasta hacer desaparecer la tradicional idea anarquista de amor al amor (legado axial del primer cristianismo). Los veganos se transformaron en un amasijo de seres odiantes. También, todo hay que decirlo, influenciados por la supuesta rebeldía y pose de la cultura punk anglosajona.
Es curioso que fuera Ortega y Gasset quien más hiciera por la difusión en España de las ideas del alemán Nietzsche. Se dio de esta forma rienda suelta al odio y este campó a sus anchas.
Ortega y Gasset fue el principal ideólogo del franquismo y enemigo número uno de lo que llamaba “aldeanismo” ibérico rural. Siempre recomendó extirpar este “plebeyismo” ruralista con un buen cirujano de hierro. Señaló al mundo rural popular tradicional como el auténtico problema de España, una anomalía comparada con el norte europeo. El Estado debía meter en cintura a un mundo rural que miraba de igual a igual a las élites, no las respetaba, las rechazaba y se negaba a obedecerlas.
Discípulo de Nietzsche desde siempre ha sido también el gran auctoritas romana Fernando Savater. Conocida de sobra es su monomanía individualista (pura deshermandad), porque se nos sembró al la fuerza durante años por decreto del Ministerio de Educación. Savater, enemigo implacable del “provincianismo” y partidario desvergonzado de un Estado todopoderoso, también se ha reconocido públicamente como discípulo de Max Stirner. Aquel que decía: “Yo no quiero ni la libertad ni la igualdad de los hombres; lo único que quiero es ejercer poder sobre ellos y convertirlos en mi propiedad, esto es, gozar de ellos”10.
Para Ortega y Gasset el problema radicaba en que “en España no ha habido apenas feudalismo; solo que esto lejos de ser una virtud, fue nuestra primera gran desgracia y la causa de todas las demás...11”. La resistencia milenaria de la sociedad concejil y comunal a la Iglesia, las monarquías y noblezas le daban la razón a este célebre liberal-fascista: para que el Estado prevaleciera y se alzara más alto era necesario convertir en polvo el mundo rural popular tradicional.
En su apología de las minorías selectas, Ortega identificará el problema ibérico con la falta de feudalismo, con la ausencia de verdaderos siervos. Las gentes de la ruralidad ibérica tradicional se criaban en la horizontalidad del concejo abierto, del comunal, del colectivismo; mientras que en su adorada Alemania -en la que él pasará siete años de su vida- la gente para aquél entonces, ya se criaba en la jerarquía y miraba con respeto y veneración a sus élites y, además, sabían desde pequeños que su función en la vida no es otra que obedecer. Cuando vuelva a la península ibérica añorará la obediencia y el respeto del Knecht (siervo) al Herr (señor).
Recomendará Ortega orientar toda la política del Estado español a cambiar esta situación, a destruir el foco (la ruralidad ibérica) de todo esto, dado que
“la masa ha venido al mundo para ser dirigida, influida, representada, organizada. Esa es su misión”... “no ha venido al mundo para hacer todo eso por sí. Necesita referir su vida a la instancia superior, constituida por las minorías excelentes”12.
Desde 1953 a 1978 entre seis y siete millones de personas engrosarán las grises ciudades. El Estado necesitaba trabajadores para la industria. Muchos se irán del campo avergonzados de ser unos “paletos atrasados” sin dinero, como decía la radio, el cine, los ingenieros, los funcionarios y los ricos. Muchos también, se montarán en su cabeza toda una imaginaria justificación de hambre extrema y miseria para poder explicar su decisión desde la exculpación y no como algo fruto del autoodio y las nuevas ansias de riqueza. Otros serán expulsados manu militari para construir pantanos, plantaciones de pinos industriales, minas, infraestructuras.
Ortega y Gasset y Nietzsche serán ambos unos enamorados del sistema de castas planteado por Platón y el Islam, y tendrán la misma concepción de la mujer. Ortega afirmará que la mujer es “una forma de humanidad inferior a la varonil”. Nietzsche en sus legados o Nachlass dejará escrito que:
“Es condición cruel fundamental de toda formación, que la Esclavitud pertenece a la esencia de una Cultura... la miseria de la masa que vive fatigosamente debe aumentar aún más, para que haga posible a un número restringido de hombres olímpicos la producción del mundo del arte. […] De la molicie del hombre moderno han nacido las tremendas crisis sociales del presente, contra las cuales me atrevo a recomendar un remedio que se encuentra en la esencia de la naturaleza: la Esclavitud”.13
La utopía política de este pensamiento alemán es una organización basada en la división de castas entre el trabajo forzado de la mayoría (Zwangs-Arbeit) y el trabajo libre o el ocio de la minoría (Frei-Arbeit). Nietzsche elogia el Manu Smriti (Código de Manú) escrito por los arios indios que codifica el sistema de castas hereditario y las etapas de la vida de los “nacidos dos veces” (miembros de las tres castas superiores). Afirma que la superioridad filosófica de este código hindú radica en que: “son los estamentos aristocráticos, los filósofos y los guerreros, quienes con ese Código controlan a la Multitud (Menge)”.14
Para Nietzsche la explotación del hombre por el hombre pertenece a la esencia de la Vida y por ello es una consecuencia real de la Voluntad de Poder. Para Nietzsche la forma-Estado debe ser metafóricamente un arco de hierro semicircular que sirve para asegurar una cadena a la garganta del esclavo. Lo definirá así: “lo que entendemos por Estado, únicamente son “grilletes de hierro”, que aprietan el proceso social” para buscar la generación y el mantenimiento de los Genios. Estos grilletes de hierro son la precondición necesaria para mantener a las castas separadas químicamente, es decir, conseguir que los trabajadores sean Nitch-Menschen (No-Hombres), un Über-Tier (Superanimal) o Sache (Cosas).
Nietzsche abomina del socratismo. Según él, en este filósofo griego, al que llama “plebeyo”15, se encuentra la perniciosa idea de la Democracia y su tendencia a la extinción del Estado. Nietzsche propone extirpar de Europa esta cosmovisión del pueblo llano que dificulta el dominio de “los Grandes Individuos”, de “los Genios” y entorpece el desarrollo del “Arte germánico” y de Alemania, la auténtica sede del oráculo del Arte.
Para extirpar el humanismo libertario que, según Nietzsche, ha infectado Europa corroyendo el poder de los “hombres escogidos”, propone básicamente tres medios.
Uno: reintroducir la esclavitud sin complejos con “la masiva importación de pueblos bárbaros de Asia y África”. Se fija en el Islam y en China (a la que califica de productor de “industriosas hormigas”), y en cómo ambos, le pueden dar a Europa trabajadores que se dejen explotar sin casi conflictos sociales ni cuestiones morales.
Dos: el Ejército “para tener al pueblo sometido, para hacerse someter y obedecer”.
Y tres: la Escuela. En 1872 presenta su plan educativo en Sociedad Académica de Basilea en la que hablará de un aprendizaje para la obediencia/sumisión y la anulación de todo atisbo de autonomía. A las castas inferiores, los no-Genios, se les debe proveer de educación estilo dórico, instrucción con sufrimiento. Explica que se les debe mantener en la sana ignorancia, la autorepresión, la carencia de ressentiment/envidia hacia los superiores y en el amor al destino que les tocó en el eterno orden jerárquico de la Naturaleza. 16
¿Porqué entonces el izquierdismo radical decía (y dice) tan alto, y tan insistentemente, ser seguidor de Nietzsche? En el individualismo extremo, hedonista y agresivamente antihumanista se encuentra la respuesta. El asunto es que el veganismo quedó indiscutiblemente influenciado por este filósofo y su porteador el izquierdismo posmoderno.
Notable es el caso de Ruth Toledano, escritora galardonada vitaliciamente con todos los honores de Estado por los dos grandes partidos al alimón. Actual referente del animalismo, también es vocera habitual del gran consorcio empresarial y banquero El País; defensora a ultranza del feminismo más sexista y draconiano; y partidaria de la corporación de jerarcas ultrasubvencionada, paraestatal y procensura llamada LGTBI.
Como Ortega o Nietzsche con su lucha contra el “aldeanismo” rural, Ruth Toledano levanta la bandera contra lo que ella ha llamado el “garrulismo” rural.17
Es ridículo que esta señora que frecuenta permanentemente los salones del poder de las estériles urbes, donde la élite decide el maltrato diario y generalizado a millones de seres, nos dé lecciones de trato a los animales.
Es asombroso que esta cronista, que se presta encantada a ser parte de de las tribunas mediáticas centradas en la domesticación mental y emocional, y en multiplicar al máximo los índices de dividendos, nos hable de garrulismo.
Es sorprendente que esta señora vaya al ámbito rural, con todo despliegue de medios, para dar lecciones de ética, cuando es fiel servidora “del más frío de todos los monstruos”, Nietzsche dixit.
Por otro lado, Toledano tiene el mérito de haber sido la primera en crear una sección antiespecista en un periódico de audiencia de masas. Sección que ella misma ha titulado El Caballo de Nietzsche.
Ortega y Gasset, nuestro Nietzsche ibérico, mamará la cultura alemana que tiene sobre todo de Hegel. Karl Marx también será un fiel discípulo de Hegel. Para Hegel, que se inspira en el modelo prusiano y en los aristoi de Platón:
“toda actividad tiene su principio y su ejecución en la unidad decisiva de un jefe” […] “En el Estado es donde se realiza concreta y positivamente la libertad” […] “El hombre sólo tiene una existencia racional en el Estado” […] “La moralidad del individuo consiste en cumplir los deberes de su condición social” […] “Todo lo que el hombre es se lo debe al Estado; sólo dentro de él tiene su ser. Todo el valor que el hombre posee, toda su realidad espiritual la tiene a través del Estado”.
El Estado es, como dice Hegel, nada menos que “das irdische-Göttliche”, lo terrenal divino.
Se comprende después de todo lo dicho que el actual izquierdismo medio marxista, medio nietzscheniano, no se sienta identificados ni un ápice con el sublime ejemplo humano y moral que nos han trasmitido nuestros antepasados del mundo rural popular tradicional. No esperemos mucho aprecio al pastoreo extensivo, a los pequeños apicultores o a los que cuidan gallinas camperas por especistas y explotadores.
Por otro lado, se ha de recordar que el veganismo también traía asuntos de enjundia: como por ejemplo, su crítica a los hábitos cotidianos y la complicidad con el maltrato animal; su oposición a la vivisección y la experimentación en animales, su preocupación por los animales presos de circos y acuarios; su apuesta por la acción directa contra la industria; su rechazo total al confinamiento ganadero; su interés por la trazabilidad de los alimentos, etc. Pero el centrarse en lo específico les impedía ver la amplitud de la realidad y esto les ha conducido al error, al error de no entender que existe una domesticación animal positiva y de gran altura moral.
El primer veganismo fue antiprogresista con algunos puntos de vista genuinos, que le unían al primitivismo. Pero con la llegada de organizaciones más pragmáticas y bien insertas en el estatu quo, estas ideas fueron desplazadas y se abrió paso la tradicional filosofía de la socialdemocracia y el liberalismo: esto es, el pensamiento de la ilustración, estatalizante, modernizante, industrial, tecnoentusiasta y seguidor de la Teoría del Progreso (que falsea la historia insistiendo en que es una curva ascendente desde lo malo a lo bueno).
Todo este ambiente ultraurbano y progresista no podía significar más que la condena del ámbito rural con su gente, su historia, sus luchas, sus tradiciones, sus positividades, sus peculiaridades. Todo esto quedó relegado al olvido y al desprecio más cruel e insensato. Al mundo rural popular tradicional se le hizo la damnatio memoriae (condena de la memoria) que hacia el imperio romano a sus enemigos.
Por otro lado, el franquismo con su desarrollismo y el enorme esfuerzo propagandístico antirural que lo acompañó, terminó por conseguir hacernos olvidar el campo y sus gentes, y con ello la importancia del pastoreo extensivo. El franquismo necesitaba seres humanos desarraigados y aculturados para sus planes industriales, militares, capitalistas y funcionariales. Este moldeamiento de almas desde el Estado ha sido un éxito indiscutible, que se ha mantenido después de la transición.
Por lo tanto, este primer veganismo vivió de espaldas a nuestra historia rural, asumiendo el relato liberal y mentiroso que a partir de 1812 se hizo de nuestra historia rural. De este modo era incapaz de diferenciar entre la relación de nuestros antepasados con los animales a través del pastoreo extensivo y la industria, sus ciudades, sus ejércitos y todo su aparato.
No le interesó al veganismo este mundo ibérico repleto de pastoreo extensivo. No le importó la existencia milenaria del concejo abierto o la igualdad jurídica de hombres y mujeres en el funcionamiento de este; o las decenas de prácticas de hacendera; o los bienes comunales-concejiles; o los fueros municipales y cartas de población con sus normas medioambientales, sociales y pastoriles; o las parzonerías, facerías, tratados o costumbres; no le interesó el derecho consuetudinario no romano, ni tampoco el sistema de dulas pastoriles comunitarias. Nada dijeron sobre la histórica confusión académica entre propiedad y jurisdicción nobiliaria. Nada sobre la diferencia abismal entre cristianismo y catolicismo.
No valoró la increíble solera, en cuanto a resistencia antiestatal se refiere, de nuestros ancestros rurales. Pasaba por encima la heroica y masiva resistencia que en estos últimos quinientos años se ha llevado a cabo contra el Ejército y sus quintas. Ninguna referencia se encuentra en sus principales textos a la resistencia antindustrial de las gentes de nuestra ruralidad, ni a la abolición de la esclavitud romana, ni a las milicias concejiles, ni al cuidado de los árboles.
Nada de la música, los bailes, los idiomas, las semillas, las multitud de razas animales locales, la enorme variedad de valiosas técnicas; o de la alta tecnología convivencial que se desarrollaba en comarcas, pueblos, vecindarios, familias extensas y nucleares. No quisieron valorar la relación impresionante que se había conseguido entre animales y humanos con la tracción animal y la condenaron en bloque.
Poco podían saber de las tres negaciones fundamentales de los campesinos navarros del XIX: no a los ricos, no a la ciudad, no al ejército. Aunque se podían haber preguntado porqué los más importantes círculos carlistas se terminaron convirtiendo en ateneos libertarios; o porqué escribió Joaquín Costa lo que escribió sobre el colectivismo agrario, las cofradías o las hermandades.
El Estado está obligado a fomentar el capitalismo puesto que cuanto mejor vayan los negocios de toda índole más puede fiscalizar, y por lo tanto, más dinero y más poder. Más clientelismo y más gobernabilidad; más capacidad a todos los niveles para competir con otros Estados a nivel global. Por eso era, -y es-, fundamental azuzar la codicia, la avaricia y la voluntad de poder que son los fundamentos del liberalismo industrial. El liberalismo es la ideología de la revolución industrial y el Estado es una corporación que por encima de todo busca dos cosas: mantener su poder y aumentarlo. Un error grave de nuestros días es pensar que el Estado se puede “asaltar” desde las buenas intenciones, cuando lo cierto es que él es el que asalta. Todos los que insisten en la lucha por la conquista del Estado son conquistados por él desde el primer momento.
Nuestro mundo rural no se extinguió por atrasado sino que fue extinguido contra su voluntad.
El mundo libertario cometió el error de no autogestionarse el saber y el conocimiento y delegó el estudio y la reflexión en la socialdemocracia y el marxismo cultural (apoltronados en las templos universitarios), con lo que sus miembros fueron instrumentalizados en multitud de ocasiones como cabezas de turco, tontos útiles, fuerzas de choque.
A su vez el Estado instrumentaliza al veganismo (como ya hace con los partidos, nacionalismos, ecologismo, feminismo) para dividir la sociedad porque la fortaleza de los vínculos sociales hace casi imposible la gobernanza. El Estado convierte ciertas corrientes de ideas en religiones políticas para atomizar y elevar el enfrentamiento interpersonal.
Este análisis no es fruto de una conspiranoia sino que se trata de dar luz a lo que significa la Razón de Estado, el sentido de Estado y la polemología.
Mantener la atomización con mil políticas directas e indirectas, sobre todo alimentando la degradación moral, hace casi inviable el cuajado de cualquier tipo de comunidad. Toda comunidad no institucionalizada representa una amenaza para el Estado.
La acción clave del Estado contra las fuerzas cohesivas de la sociedad es mantener una filosofía que carezca de una dimensión renovadora capaz de trascender el imperio de lo establecido y que aporte nuevos modos de ser y de pensar. Es necesario que el discurso político, mediático, cultural y epistemológico esté lleno de contenido polémico y erístico, pero que se mantenga lejos de una perspectiva antisistémica y, que no se conozca otra legitimidad normativa que la del propio “sistema”. No se ha de rebasar los estrechos límites impuestos por el discurso establecido y por los intereses del status quo. Se ha de discutir sin cesar sobre determinadas anomalías y disfunciones de la realidad, pero no sobre sus causas últimas. Todo está permitido, menos poner en duda los fundamentos del Todo. Las disputas entre los diversos individuos y grupos sociales no deben tener otro fin que el de sacar mayor provecho del “sistema”, y en modo alguno el de negarlo o abolirlo. Todo se debe reducir a luchas por el poder, no por un mundo más justo y humano.
La paradoja de nuestra sociedad no puede ser mayor: desmedidamente ambicioso e insaciable a la hora de exigir bienes materiales, el individuo medio se contenta, a nivel humano, moral y espiritual, con los pésimos valores que le ofrecen los administradores del poder.
El conocimiento de la realidad deja de ser conocimiento gestado por la propia conciencia para pasar a ser un producto de la opinión pública dominante. Una vez eliminado el intelecto independiente se elimina al individuo como praxis soberana. Unas masas que no reconozcan por sí mismas su verdadera condición existencial y la juzguen con el prisma de la clase dominante están condenadas a vivir en estado de subordinación y sumisión.18
A cualquier propuesta seria de levantar los cimientos de una revolución integral, que plantee la cuestión de la libertad, se le cierra inmediatamente la posibilidad de entrar en el debate. Editoriales, periódicos, televisiones, universidades lanzan un anathema sit19 para continuar como si nada su fomento y multiplicación del egoísmo, el espíritu de lucro, la insolidaridad y la guerra de todos contra todos. Se mira por encima del hombro y hasta se compadece a quienes todavía no han desterrado de su alma el amor al amor.
Motivos todos estos que por sí solos demuestran su carácter intrínsecamente nihilista, por mucho que se engalane y disfrace de democracia, de sociedad civil y de Estado de derecho.
Para permitir el crecimiento del poder Estatal se efectuaron dos cosas: los sólidos vínculos de la comunidad rural popular tradicional y la red de relaciones solidarias de la seguridad social autorganizada del movimiento obrero de principios del siglo XX, tuvieron que ser desmantelados. El segundo lo destruyó el ejército con una carnicería en 1936-39 y al primero se le dio la estocada en 1953 con la derrota de la última bolsa de resistencia maqui.
Para sustituir estas dos peligrosas redes comunitarias horizontales se importó las ideas alemanas bismarkianas: en especial la del estado de bienestar.
El militar Bismark ideó el welfare state porqué necesitaba hacer la guerra en dos frentes y para ello era necesario cancelar el frente interior o tercer frente. Desmanteló por decreto la red social autorganizada del movimiento obrero alemán llena de individuos no vinculados al Estado y la sustituyó por un aparato institucional de arriba a abajo. Todo esto se acompañó con un enorme esfuerzo propagandístico y escolar de nacionalización de masas repleto de un bombardeo mental extremo de chovinismo.
Esto permitió que millones de jóvenes se sintieran parte del Estado y marcharan sin rechistar a morir a las trincheras. Es curioso que esta idea militar de fusión pueblo-Estado sea hoy la idea insignia de todo el izquierdismo español.
Los militares españoles copiaron a Alemania una vez más, y en 1963 el ministro de Trabajo del Movimiento Nacional Gorría levantaba el estado de bienestar español, que continuarían los partidos políticos del parlamentarismo hasta nuestros días.
Otro aspecto a resaltar es que el veganismo procedía de las cosmovisiones angloamericanas dominantes como el neopositivismo y el pragmatismo y su culto obsesivo a la facticidad como único criterio de verdad.
Representante de estas cosmovisiones es Peter Singer, autor de Liberación Animal. Singer hunde su sistema de ideas en el hedonismo moderno y su pánico al dolor y al sufrimiento. Entiende la ética sobre todo como ausencia total de estos. Su maestro es el utilitarista Jeremías Benthan, padre de una variante del individualismo burgués que rinde culto a la privacy, al bienestar material, al interés propio y a la razón instrumental. Su contundente lema es: “la felicidad consiste en gozar de los placeres y en evitar el dolor”. Pensamientos a ras de suelo perfectos para erradicar todo propuesta emancipatoria.
Además, la cultura angloamericana trajo en su interior el pesimismo antropológico, algo casi ausente en nuestras tradición libertaria ibérica, humanista cien por cien. Este pesimismo antropológico abrió las puertas a la misantropía y desató todavía más el odio. Esto ayudó mucho a que el veganismo se desquiciara y fuera permitiendo la influencia de propuestas estatalistas como las animalistas.
Los animalistas jacobinos actuales están centrados en el endurecimiento del código penal, en la necesidad de más “sepronas”, nuevas cárceles, más jueces, más leyes integrales, nuevas normativas, nuevos requisitos, más clausulas y obligaciones, nuevas regulaciones, más requerimientos, más administraciones, más ministerios, nuevas consejerías, más observatorios, nuevos comisionados, más oficinas, nuevos paquetes de subvenciones, más cuerpos de especialistas, nuevas secretarias, nuevas mesas ejecutivas, más agencias, nuevos institutos, más sucursales, nuevas filiales, más delegaciones, más gabinetes y negociados, nuevos despachos e intendencias, y así hasta el esperpento y la más colosal desvergüenza. Más y más funcionarios para la loable “protección de los animales”.
Dentro de su definición de animales que hace este animalismo no entramos los seres humanos porque, si así fuera, tendrían en cuenta la megaexplotación fiscal que para la gente corriente suponen sus propuestas y, lo extremadamente liberticida que significa dar todavía más poder a la nomenklatura venal, paniaguada, hedonista, déspota, obsesionada patológicamente con el ocio, el bienestar y el confort, saqueadora, caprichosa, placerista, más que hiper-hiper-hiper burguesa, hipócrita, paternalista, clasista, con una voluntad de dominar infinita, garbancera, glotona, esclavista, cínica, corrupta, dura de corazón y extremadamente agresiva y desalmada cuando la gente común levanta mínimamente la cabeza.
La verdad es que las señorías de ambos sexos que rigen el mundo no hacen nada bien, con la excepción de velar por sus propios intereses, una faceta de su personalidad en la que se revelan como consumados expertos.
Con la expulsión histórica de los pastores y sus rebaños de Parques Nacionales, Naturales, Reservas, LICs, PRUGs, IGIs, PORNs... muchísimos animales silvestres se vieron gravemente perjudicados. Las bajas y animales de desvieje de los rebaños han sido y son muy importantes para buitres, alimoches, quebrantahuesos, córvidos, cuervos, chovas, piquigualdas y piquirrojas, cornejas, lobos, zorros, garduñas, jabalíes, melandros, osos pardos, bárragos, garrapatas, larvas, coprófagos, lumbrícidos, hongos, bacterias, y descomponedores y recicladores de todo tipo.
Es curioso que esta idea de montes sin pastores fuera compartida por los altos funcionarios del régimen franquista y, actualmente, por lo más granado del izquierdismo. Existe una convergencia total entre el famoso falangista Pedro Pidal, Marqués de Villaviciosa20, y lo más exquisito del izquierdismo “radical”.
El fuerte estatalismo de los animalistas les lleva, a toda máquina, a las tesis de Gaia de James Lovelock y su ecofascismo. Que el planeta es un ser vivo, es algo interesante de las tesis sobre Gaia pero Lovelock olvida la complejidad de los seres humanos y los reduce a plaga maligna a controlar por el Estado. Se debe recordar que el fascismo lo define Musolini en tres aspectos básicos: todo en el Estado, nada contra el Estado, nada fuera del Estado.
Todo esto entronca magníficamente con la llamada “ecología profunda” que responsabiliza a los todos los humanos en bloque, -sin distinciones-, de este desastre, exonerando de esta manera a la Bestia21. No hay duda de que todo individuo lleva en su interior el mal y que todos tenemos una cuota de responsabilidad que hay que enfrentar y no olvidar jamás, pero esto no debe hacernos olvidar quienes son los principales responsables. Solo por vivir en este sistema e integrarse en él, uno incuba la barbarie y la lleva en su interior como un cáncer moral oculto e inconfesado.
Pero una vez más se cumple y confirma lo que Adorno dijo hace años en su obra "Mínima moralia": “Al mecanismo del Poder pertenece prohibir el reconocimiento del daño que causa”.
Con el arrasamiento estatal de las comunidades y su vínculo interdependiente “persona-persona” y la sustitución obligatoria por el vínculo “persona-Estado-persona” del actual Estado del Bienestar, la soledad se ha hecho epidemia.
En las grandes ciudades esto es hoy un grave problema.
El animalismo y veganismo germina en este ambiente de manera excepcional.
Un ambiente caracterizado por el triunfo cada vez más arrollador del individualismo posesivo y abstracto ensalzado por el “sistema” como la más alta expresión de la autorrealización está conduciendo a la destrucción de la familia e incluso de la amistad. La desintegración cada vez más acelerada del hogar tradicional y de la amistad es el testimonio más rotundo del carácter irracional, inhumano y nihilista de la sociedad del consumo y del Estado del bienestar que los voceros del orden reinante glorifican como el cenit de la civilización.
La tenencia de perros y gatos es masiva y va en aumento. No sólo la soledad es apaciguada sino que sustituyen a los hijos que no se tienen. El instinto de tener hijos es fortísimo y proviene de la parte reptiliana de nuestro cerebro porque la reproducción es una necesidad básica humana. Para reprimir este instinto la fuerza terapéutica de perros y gatos es inigualable. La insociabilidad actual construida desde arriba fomenta y agranda todo esto.
Siendo el país con la natalidad más baja del mundo, es fácil imaginarse cuantas personas se sienten profunda e inmensurablemente agradecidas a sus perros y gatos por estar ahí, y ayudarles frente a la amenaza de la infinita tristeza por no poder amar a un hijo.
Otra razón del auge de la tenencia de perros se encuentra en el infierno laboral del trabajo asalariado que te lleva a añorar desesperadamente la amistad verdadera, el amor desintersado y la trascendencia que sólo en tu fiel amigo el perro encuentras.
El vacío existencial y la desespiritualización que impone este sistema monstruoso alimenta también el culto desequilibrado a los animales.
El Estado sabe a la perfección que aquí en España hay muchísima carne de cañón para un animalismo extremo que permite reorientar la ira popular hacia cualquier sitio que no sean ellos.
La gente al mirar a los ojos a sus animales en casa, en la calle o en el parque, se conecta con la naturaleza y puede imaginarse perfectamente cual será la mirada de los animales en las naves de engorde, en los camiones o en los mataderos...
¡¡¡¡Pero es que la mirada de las cabras andarinas de mi amigo nada tienen que ver con ese mundo de tortura e ignominia que es la zootecnia industrial del Estado y el Capital creadores de miles de Auschwitz ganaderos!!!!
Y los veganos deben comprenderlo.
Debemos salir de la ciudad e ir al actual ámbito rural, mirar el desierto que estamos creando, las consecuencias irreparables de la industria. Pararnos a mirar las granjas industriales y sus métodos que sobradamente conocemos por la avalancha de publicaciones que hoy circulan por muchos sitios; y acto seguido, pasar unos días con los pequeños pastores tradicionales.
Debemos comparar la vivencia de la industria de confinamiento permanente con las cuadras y los amplios montes y llanuras que señorean los pastores y sus rebaños.
¿Que hacer? Lo tenemos claro: desterrar el odio. Es necesario que los amantes de los animales veganos y los amantes de los animales pastores nos invoquemos unos a otros con la palabra que Don Quijote utilizaba para dirigirse a Sancho, y que no es otra que la de hermano.
Juntos saldremos de los errores y colaboraremos, por ejemplo, a desenmascarar la mentira estatal que mancha injustamente la memoria de nuestras cabras ibéricas, acusadas de la deforestación acaecida, para así, ocultar la voracidad de un Estado y un Ejército que con sus Leyes de Marina, Fábricas de Armas, Astilleros, y sobre todo, la nefasta Ley Desamortizadora de Madoz, hicieron avanzar al desierto.
María Bueno y Enrique Bardají
1Sin duda es importante que haya algunos, pero no todo el planeta dividido en ciudad-parque natural, como en la película Soylent Green de Charlton Heston.
2Salvo los guardas del futuro ministerio animalista, o el consumo de los turistas.
3. Como lo sería si soltasen a unos bebes en la selva para que fueran “libres”. Todo el mundo entendemos que los bebes deben estar con sus madres bajo un contexto de cuidado y amor. Pues los animales domesticados deben de ser cuidados de la mejor forma posible que su naturaleza implique.
4“La cultura que hace al paisaje” Pedro Montserrat Recoder.
5Donde además de jugarse el tipo, en favor de una moralidad y una mayor calidad en su oficio, también evita promover un sistema de producción que destroza a los pequeños productores, ya que en el matadero le dan cuatro perras por un producto de altísima calidad en el que, además, los animales sufren un estrés bárbaro.
6Porque entre otras medidas de higiene utiliza un mecanismo de elaboración artesanal muy usada en Francia, donde con fermentos naturales la leche fresca se conserva fuera de patógenos, además elabora el queso todos los días, lo hace con leche recién ordeñada y controlada en todos su procesos con gran pulcritud.
7Papelucho que emiten las Oficinas Comarcales Agrarias si les parece oportuno dártelo para poder mover un animal de un sitio a otro. Va acompañado de la desinfección previa de un remoque homologado en un punto certificado.
8Trozo de plástico con un número de identificación perforado en la oreja del animal que suele ir acompañado de un bolo electrónico que se les hace tragar para que se aloje de por vida en el primero de sus cuatro estómagos.
9Enfermedad de los animales que puede comunicarse a las personas.
10“El Único y su propiedad”
11“La España invertebrada”.
12“Historia de la filosofía española” Heleno Saña.
13“Nietzsche contra la democracia.” Nicolás González Varela.
14Ibid.
15“El nacimiento de la Tragedia” F. Nietzsche. En este libro también dirá: “No hay nada más terrible que un estamento bárbaro de esclavos que haya aprendido a considerar su existencia como una injusticia” y que “la mayor parte de los hombres no tiene ningún derecho a la existencia: sólo son una plaga para los Hombres Superiores”.
16“Nietzsche contra la democracia.” Nicolás González Varela.
17https://www.vice.com/es/article/3bmnnb/el-toro-de-la-vega-demuestra-lo-garrulos-que-somos-en-espana-907
18“La derrota de Dios” Heleno Saña.
19Apartado, maldito. Excomunión o sentencia mediante la cual se expulsa al hereje.
20Ideólogo de los Parques Nacionales estilo Yellowstone, esto es, fuera indígenas.
21 Forma bíblica para llamar a Roma, esto es, al Estado/Capital. Es curioso que ya hace miles de años tuvieran tan claras las cosas.
Read more ... |
Posted: 07 Feb 2018 09:34 AM PST
En enero de 1901 se acabó de construir un cobertizo en el que se abrió una taberna llamada La Tranquilidad, situada en la esquina de la avenida del Paralelo con la calle Conde del Asalto (ahora Nou de la Rambla), que hacia 1910 se trasladó al número 69 de la Avenida del Paralelo, al lado del actual teatro Victoria.
Desde principios de siglo varios cafés del Paralelo, especialmente el café Español y La Tranquilidad, se habían convertido en punto de encuentro habitual de anarquistas y sindicalistas, en cuyas mesas circulaban noticias y rumores, se discutían las respuestas armadas a los últimos ataques del Libre, Capitanía y la patronal, o se conspiraba clandestinamente. En las terrazas contiguas de los cafés Español, Concert Sevilla, Paralelo y Rosales, en la gran acera de la avenida Paralelo desde el número 64 al 80, entre las calles Ronda Sant Pau y Abad Safont, se debatía todo lo humano y divino, a menudo sin más trascendencia que el acaloramiento de la discusión entre hombres encendidos por sus ideales. Justo en la acera de enfrente, en el café La Tranquilidad, hallaban cobijo las ideologías más extremistas y se planificaba desde las respuestas más adecuadas a los ataques patronales hasta una insurrección armada o una huelga general. La paradoja del nombre del café-taberna con la realidad del ambiente que respiraban sus parroquianos no podía ser más radical, pues las continuas peleas, trifulcas, discusiones políticas, registros de la policía a la busca de elementos peligrosos o infractores del orden público, que a menudo acaban en tiroteo, no podían dar un mentís más sonoro al tan beatífico como inapropiado nombre del bar La Tranquilidad. De 1917 a 1923, durante los años más duros del pistolerismo entre la patronal y los sindicalistas del único, eran frecuentes las rifas de “pipas” entre la clientela. La “pipa” no era un útil de madera para fumar, sino una Star para defenderse de los asesinos del Libre y de la policía de Martínez Anido. También era posible comprar una pistola por cuarenta y cinco pesetas que, en casos de confianza y necesidad inmediata, podía adquirirse a plazos de una peseta a la semana. Existía una provisión casi inagotable de Stars, fabricadas durante los años de la Gran Guerra para proveer al ejército francés, que a causa del descontrol del gobierno habían surtido abundantemente un próspero mercado negro. La pistola semiautomática Star, conocida como “la sindicalista” era la utilizada por los obreros del Sindicato Único (CNT), mientras la “Browning” era la predominante entre los asesinos del Sindicato Libre, el Somatén, las bandas parapoliciales y la policía, sin que estuviera demasiado claro los límites entre unos y otros, coordinados todos ellos por Capitanía y el jefe de policía, y generosamente financiados por la patronal, en un clarísimo y descarado ejercicio de terrorismo de Estado, que alcanzó su máxima expresión en la práctica habitual de la “ley de fugas”. La denominada ley de fugas consistía en acribillar a balazos a los prisioneros que se trasladaba o liberaba de la cárcel, excusándose en la fuga o provocación de los detenidos, e incluso en una sarcástica “ignorancia” de lo acaecido a las puertas de la prisión a los obreros que acababan de salir “libres” a la calle. La Federación Patronal y el Fomento del Trabajo financiaron el terrorismo antiobrero que organizó el general Milans desde Capitanía, movilizando una legión de confidentes que elaboraron el fichero del capitán Lasarte, donde se recogía toda la información posible sobre los obreros que habían de ser controlados o eliminados. La extrema violencia social, el terrorismo de Estado y las grandes bandas del crimen organizado de Bravo Portillo o Koening borraron los débiles límites que separaban la delincuencia común de la represión policial al servicio de la patronal. No se sabía bien donde empezaba la corrupción y la acción militar o policial, o donde acababan las competencias parapoliciales de las bandas criminales; cuando se estaba ante una organización patronal o la organización para la financiación de unos pistoleros; donde acababa el sindicalista, o el policía, y empezaba el delincuente; quien ejercía funciones represivas gubernamentales o simplemente la organización sistemática y brutal del asesinato de los obreros. El 23 de febrero de 1923 Juan García Oliver, en una reunión realizada en el bar La Tranquilidad con los delegados de varios grupos de afinidad anarquistas, expuso su táctica de la “gimnasia revolucionaria”, que fue aprobada con el nombramiento de un comité de coordinación, constituido por Aurelio Fernández y Ricardo Sanz. El 10 de marzo fue asesinado el dirigente cenetista Salvador Seguí, en la calle Cadena, a la salida del bar La Trona. En septiembre de 1923 el golpe de Estado de Primo de Rivera instauró una férrea dictadura, que dio carta blanca al peor enemigo del movimiento obrero, Martínez Anido, que sumió a la CNT en la clandestinidad y una larga oscuridad. Ya en los años treinta los activistas anarquistas hicieron de La Tranquilidad un asiduo lugar de encuentro nocturno de anarquistas y cenetistas, tras una jornada de trabajo. El local era cuadrado, repleto de mesas y sillas, con capacidad para 200 personas. Contaba con un moderno mostrador, pianola y nevera. Las paredes estaban desnudas, salvo la frontal, adornada por un retrato de Ferrer i Guardia, que ensalzaba la Escuela Moderna. En los frecuentes periodos de cierre del bar, los clientes solían acudir al bar Chicago, en la acera opuesta del Paralelo, esquina Ronda San Pablo; o bien al bar Rosales. Esos tres bares, alrededor de la Brecha de San Pablo, se repartían la militancia anarquista.
Retrato de Ferrer i Guardia en La Tranquilidad
En alguna ocasión se habían presentado en el bar La tranquilidad, a la hora del almuerzo, los pistoleros hermanos Badía, futuros organizadores de la policía catalanista del Gobierno de la Generalidad y fanáticos anticenetistas, tragándose unas enormes ensaladas de cebolla y bebiendo de grandes porrones, con unas monumentales pistolas depositadas sobre la mesa, a modo de chulería y provocación antisindicalista.Martí Sisteró, el dueño del bar, era una antiguo militante cenetista, que permitía se sirvieran vasos de agua del grifo, y la permanencia ilimitada en las mesas, sin gasto alguno. Las redadas eran continuas y frecuentes, porque eran el primer lugar que la policía visitaba en caso de disturbios. En enero de 1932 varios anarquistas, entre los que se contaban Francisco Ascaso y Buenaventura Durruti, fueron detenidos en el bar La Tranquilidad, ya que pocos días después de la insurrección del Alto Llobregat habían concertado, muy ingenuamente, una reunión en la conocidísima taberna.
La Tranquilidad tras el cierre de 1932
La Tranquilidad 1934
A las cuatro y media de la madrugada del 19 de Julio de 1936 las tropas del cuartel del Bruc, en Pedralbes, habían salido a la calle, dirigiéndose por la Avenida 14 de abril (hoy, Diagonal) hacia el centro de la ciudad. Los obreros, apostados en las inmediaciones de los cuarteles, tenían órdenes de dar el aviso y de no hostigar a los soldados hasta que no estuviesen ya muy alejados de los mismos. La táctica del Comité de Defensa Confederal había acordado que sería más fácil batir a la tropa en la calle que si permanecía atrincherada en sus cuarteles.A las cuatro y media de la madrugada del 19 de julio, el regimiento de caballería de Montesa, sito en la calle Tarragona, tras un tiroteo de unos veinte minutos con los guardias de asalto, ocupó la plaza de España, y se desplazó por la Gran Vía hasta la plaza Universidad, y las Rondas de San Antonio, de San Pablo y el Paralelo, con la misión de enlazar con Atarazanas y la División. El primer escuadrón ocupó la plaza de España con una sección de ametralladoras, confraternizando con los guardias de asalto del cuartel, situado en esa misma plaza, entre Gran Vía y Paralelo, donde ahora se ha instalado la central de los Mossos d´esquadra, en el edificio en el que durante muchos años se expedían los pasaportes. Los guardias de Asalto y el escuadrón de caballería acordaron un curioso pacto de no agresión, y en el transcurso de la mañana salieron del cuartel de asalto refuerzos hacia el Cinco de Oros y la Barceloneta, que no fueron molestados, al tiempo que éstos permitían el dominio de la plaza de España por los sublevados, y posteriormente el paso de una compañía de zapadores desde el cuartel de ingenieros Lepanto (que estaba situado a la altura de la actual plaza Cerdá, donde ahora se levanta la llamada Ciudad de la Justicia), por la plaza de España y el Paralelo hasta las Dependencias Militares (actual Gobierno Militar). En la calle de Cruz Cubierta, a la altura de la alcaldía de Hostafrancs, el comité de defensa había levantado una barricada que cerraba la calle y testimoniaba la insurrección obrera. Las tropas sublevadas disponían de dos piezas de artillería, emplazadas junto a la fuente, que habían llegado en camionetas desde el cuartel de los Docks. Los militares dispararon un obús sobre la barricada, errando al alza un disparo que destruyó un pequeño parapeto, levantado en la esquina de la calle de Riego, produciendo diecinueve bajas: ocho muertos y once heridos. En un escenario dantesco, con trozos de carne humana colgando de árboles, farolas y cables del tranvía, y la cabeza de una mujer decapitada, lanzada a setenta metros de distancia, los comités de defensa siguieron defendiendo la barricada. El segundo escuadrón, con una sección de ametralladoras, al que se sumó un grupo de derechistas, fueron hostilizados en la calle Valencia, pero consiguieron su objetivo, que era el de dominar la plaza de la Universidad y ocupar el edificio universitario, en cuyas torres emplazaron ametralladoras. El tercer escuadrón tenía por misión dominar el Paralelo, con el objetivo de enlazar el regimiento con Capitanía. Al llegar a la altura de la Brecha de San Pablo no pudieron superar una monumental barricada de adoquines y sacos terreros, que dibujaba un doble rectángulo, desde el quiosco sito frente a El Molino hasta el bar Chicago de la avenida del Paralelo, porque un intenso tiroteo les cerraba el paso. La tropa facciosa consiguió ocupar el sindicato de la Madera de la CNT en la calle del Rosal, y las barricadas, abandonadas por los militantes obreros, cuando los oficiales al mando (aplicando el Plan Mola) amenazaron fusilar allí mismo a mujeres y niños del barrio. Los sublevados instalaron tres ametralladoras, una frente al bar La Tranquilidad (junto al Teatro Victoria), otra en el terrado del edifico colindante con El Molino, y la tercera en la barricada de la Brecha de San Pablo, que fueron empleadas a fondo contra el pueblo en armas. Escofet, el comisario de orden público de la Generalidad, había perdido el control del Paralelo, porque la compañía de guardias de asalto, enviada desde la Barceloneta, había sido vencida y acorralada en el muelle de Baleares. Los facciosos habían obtenido una primera victoria, y dominaban todo el paseo de Colón desde Correos hasta la Aduana, así como todo el Paralelo, lo que les permitía enlazar con plaza de España y el cuartel de la calle Tarragona. Eran las ocho de la mañana. El tercer escuadrón había necesitado dos horas para tomar la barricada, defendida por el comité de defensa de Pueblo Seco y los militantes del sindicato de la madera. Pero los obreros seguían hostilizando a la tropa desde el otro lado de la Brecha, desde las terrazas de los edificios cercanos y desde todas las bocacalles. A las once de la mañana el tercer escuadrón había conseguido dominar todo el espacio de la Brecha, tras tres horas de combate. El intento realizado por las tropas situadas en plaza de España de reforzar a sus compañeros de la Brecha había sido detenido a la altura del cine Avenida, por el tiroteo y acoso a que fueron sometidos, desde Paralelo/Tamarit. La creciente presión de los comités de defensa de Sants, Hostafrancs, Collblanc y La Torrassa no sólo consiguió detener este avance, sino que acto seguido rodearon y atemorizaron a las tropas acampadas en la plaza de España. Los comités de defensa cenetistas decidieron contraatacar en la Brecha indirectamente, desde Conde del Asalto (hoy Nou de la Rambla) y otros puntos, infructuosamente. Se sumaron a los asaltantes una decena de guardias de asalto que, aunque habían sido requeridos en el lugar por el oficial de Asalto que combatía con los militares sublevados, decidieron sumarse a las fuerzas populares. Poco después, los refuerzos procedentes de plaza del Teatro, tras asaltar el Hotel Falcón, desde donde habían sido tiroteados, se desplazaron desde las Ramblas por la calle de San Pablo, y tras pactar la neutralidad del cuartel de carabineros y vaciar la prisión de mujeres de Santa Amalia, llegaron por la calle de las Flores hasta la Ronda de San Pablo, batida desde la barricada del Paralelo por el fuego de la tropa facciosa. Antonio Ortiz, con un pequeño grupo, que llevaba las cuatro ametralladoras tomadas en Atarazanas, logró cruzar al otro lado de la Ronda de San Pablo, construyendo rápidamente una barricada que les ponía al abrigo de los disparos de las tres ametralladoras instaladas en la Brecha. Tras subir al terrado, los anarquistas emplazaron sus ametralladoras en la azotea del bar Chicago (el mismo edificio porticado es hoy una oficina bancaria), que protegieron con sus ráfagas el asalto en tromba, y al unísono, directamente sobre la Brecha, desde el café Pay-Pay en la calle San Pablo (frente a la iglesia románica), desde la calle de las Flores, desde la calle de las Tapias y desde ambos extremos de la calle Aldana, además de una maniobra envolvente desde la calle Huertas. El capitán que mandaba la tropa junto a la ametralladora, situada en mitad de la Brecha, fue abatido por los disparos de Francisco Ascaso, el más adelantado de los atacantes, que avanzaban corriendo temerariamente a la descubierta. Un teniente intentó revelar en el mando al capitán caído, para seguir resistiendo, pero fue abatido por un cabo de la propia tropa. Era el final del combate abierto en la calle. A mediodía la mayoría de soldados habían confraternizado con los cenetistas. Los pocos combatientes que aún quedaban del tercer escuadrón se habían ido refugiando en el interior de El Molino, donde se rindieron hacia las dos de la tarde. En este punto crucial de la ciudad los anarquistas, entre los que se encontraban Francisco Ascaso, Juan García Oliver, Antonio Ortiz y Ricardo Sanz, habían derrotado al ejército, tras más de cinco horas de lucha. García Oliver no dejaba de gritar “¡sí que se puede con el ejército!”, mientras Ascaso blandía el fusil sobre su cabeza dando saltos de alegría. Entre los anónimos combatientes cenetistas victoriosos en la Brecha estaba el militante del sindicato único de la Madera Quico Sabaté, que años más tarde se convirtió en uno de los maquis más famosos y temidos. La Brecha de San Pablo era el primer sitio de la ciudad donde los comités de defensa de la CNT y el pueblo en armas habían derrotado, sin apreciable ayuda ajena al proletariado, la sublevación del ejército; aunque no sería la última gesta revolucionaria de aquel día en Barcelona. En treinta y dos horas el pueblo de Barcelona había vencido al ejército en toda la ciudad. Casi todas las iglesias y conventos, algunas ya desde la noche del 19, volvieron a arder controladamente, o vieron como se encendían fogatas sacrófagas a sus puertas. La sublevación militar había provocado una insurrección revolucionaria. El proletariado barcelonés estaba armado con los treinta mil fusiles de San Andrés. Escofet dimitió a finales de julio de su cargo de comisario de orden público, porque ya no podía garantizarlo. La sublevación militar y fascista, que contaba con la complicidad de la Iglesia, fracasó en casi toda España, creando como reacción una situación revolucionaria. La derrota del ejército por el proletariado en la “zona roja” había dinamitado el monopolio estatal de la violencia, brotando de la explosión una miríada de poderes locales y de barriada, directamente asociados al ejercicio local de la violencia. En realidad, nadie sabía qué hacer con el poder, ni se entendía demasiado bien lo que era “eso”. Frente a la amenaza fascista, que había triunfado en media España, se impuso la consigna de unidad antifascista, de unión sagrada con la burguesía demócrata y republicana. Más que una dualidad de poderes entre Generalidad y Comité Central, se daba una duplicidad de poderes. Hacia mediados de de agosto los comités superiores de la CNT ya habían decidido, en cuanto las condiciones lo hicieran posible, la disolución del Comité Central de Milicias Antifascistas (CCMA), que sería sustituido por unas comisiones de delegados antifascistas, coordinadas con el gobierno de la Generalidad. Pero, entre tanto, los comités revolucionarios, surgidos espontáneamente por doquier, imponían ya la nueva realidad política, social y económica surgida de la victoria insurreccional obrera sobre el ejército, y en Cataluña esos comités, en la fábrica o localmente, ejercían todo el poder. Se abría en la ciudad una situación revolucionaria, con esperanzadoras posibilidades, que la guerra antifascista diluyó rápidamente, con la reconstrucción del poder estatal en el seno de una tormenta contrarrevolucionaria. Luego, tras una terrible guerra de exterminio, hambre y bombardeos masivos, Barcelona vivió cuarenta años de “paz”, terror y fascismo, que pusieron en práctica una masacre física, organizativa y política del movimiento obrero, que quedó impune. Hoy, en el número 69 de la avenida del Paralelo, encontramos un anodino bazar o supermercado en el que nada indica qué hubo allí en los años veinte y treinta: un bar llamado La Tranquilidad, frecuentado por sindicalistas y anarquistas. Nada recuerda que allí mismo los obreros barceloneses, organizados en la CNT, derrotaron al ejército faccioso y al fascismo. La ausencia de una sencilla y barata placa certifica que Franco lo dejó todo bien atado. La omisión de cualquier homenaje o conmemoración, en la Brecha de San Pablo, a la hermosísima victoria del proletariado barcelonés sobre el ejército sublevado, atestigua la amnesia pactada durante la Transición entre franquistas y antifranquistas, y la interesada manipulación que los garantes del orden capitalista, de izquierda o de derecha, hacen de la historia del movimiento obrero. Pero cuando pases frente a El Molino, recuérdalo y recuérdaselo a otros: ahí, en ese lugar, el 19 de julio de 1936 el pueblo de Barcelona derrotó al ejército y al fascismo. Ésa es la mejor placa y el mejor homenaje a nuestros abuelos. Y quizás el único que nos van a tolerar. Mejor la memoria de la guerra de clases, que una placa de metal oxidada.
Agustín Guillamón
Publicado en Catalunya núm. 174 (julio-agosto 2015)
Catalunya es el órgano en catalán de la CGT
Read more ... |
No hay comentarios:
Publicar un comentario