Boletín diario del Portal Libertario OACA |
- La diferencia y la desigualdad
- [Poema] Noche eterna
- [Poema] Paradojas
- [Salamanca] XXII Jornadas Marcha a Topas (10 - 17 marzo)
- [2Marzo] Presentación de "Del apoyo mutuo a la solidaridad neoliberal" en Madrid
- Nación o clase
- Indefensión aprendida
Posted: 27 Feb 2018 11:33 AM PST
Hay muchas personas que piensan que los seres humanos no son iguales y que, en un continuo de grados, normalizan la desigualdad en sus acciones. No me refiero sólo a ese mediático 1% que poseería o controlaría todo, ni a ese 10% que apuntala al anterior a través de estructuras económicas y de coerción, sino a ese porcentaje, aún mayor, que compra en las urnas modelos de convivencia (¿o de supervivencia?) que perpetúan y propagan ese pensamiento.
Parece, no obstante, que, tal y como ha acontecido la Historia, nos encontramos con una constante cuyo origen se pierde en el principio de los tiempos (ese donde las sociedades igualitarias quedan relegadas, hoy, a un exotismo académico), y que permanece, a través de los siglos, en variantes organizacionales escasamente diferenciadas, piramidales de base variable, y, de arriba abajo, eminentemente violentas. Cuando las personas no nacen ni se construyen (íntegra-mente) en la igualdad, la terminan olvidando (des-memoria), asimilan su opuesto (no-negación) y renuncian a su cuestionamiento (no-crítica). No necesitamos mucho más que abrir cualquier libro de secundaria o de bachillerato para intuir que se pretende reducir la línea del tiempo de la historia a una cuestión de crecer en "razón", "modernidad" y "sensatez", construcciones queobvian, premeditadamente, la condición humana. Considerar que los otros no son iguales significa asignarles, arbitrariamente, distintos potenciales de desarrollo (productivismo, especialización, desarrollismo, darwinismo social), distintas necesidades (deshumanización, cosificación, animalización), y, finalmente, distintos derechos (democratismo, ciudadanismo, aporofobia, exclusión social), mediante la estigmatización de la diferencia. La diferencia es discreta, aleatoria e indeterminada. La diferencia es tan natural, e inocente, que no se percibe si no es a través de un artificio para fabricar miedo. Las violencias institucional y económica moldean a través de los medios la percepción popular de la diferencia. Se construyen diferencias (el negocio está en la separación), se reprimen (mordaza, odio, judicialización),... o se mercantilizan a través de la desigualdad, que es un gradiente (la dirección de la máxima variación, transferencia, expolio,...). No han faltado intentos de "racionalizar" la diferencia, y por extensión la desigualdad, como podemos observar en la lectura de dos repulsivos artículos de M.Rajoy en el Faro de Vigo ([1], [2]), en los que, más de tres décadas después, podemos reconocer el argumentario falaz, no sólo de una estructura de gobierno corrupta y servil que se desmorona en un alud de casos aislados sino de un electorado cobarde que trata de justificar intelectualmente su propio miedo. Mientras el (ultra-)derechismo rancio y mohoso se regocija en las diferencias del linaje (herencia, raza, nación, religión), una variante más modernista del mismo pensamiento (neo)liberal lo hace en la adaptación al concepto de éxito vigente: tú eres el único responsable de tu éxito o de tu fracaso, pusilánime de mierda [3]. El individuo, como empresario de sí mismo, asume (todo) el riesgo de (todas) sus decisiones mediante su actitud. Tampoco se dejan de construir diferencias en torno al conocimiento, precisamente cuando el acceso al mismo no es libre (y debería,...). Esto es del gusto de un abanico de hipócritas que se despliegan a la sombra del progresismo, del regeneracionismo y la equidistancia. Un tono de la sombra es morado, más inclinado a la meritocracia; el otro es naranja, más orientado a la sensatez. Ambas sombras comparten el mismo toldo y compiten por el justo medio. La igualdad y la libertad se realimentan. Cualquier opción debe pasar por la emancipación. Sin libertad no hay igualdad, y viceversa. Necesitamos poco para que no se apropien de estas dos palabras, para que ni las mercantilicen ni las electoralicen: basta vincularlas con respeto, con colectivo, conapoyo mutuo, con cooperación, con sustentabilidad, con justicia... Todos estos conceptos están conectados entre sí. Cualquier apropiación aislada de alguno de ellos sólo tiene el fin de separar.
Alejandro Floría Cortés
Notas:[1] Igualdad humana y modelos de sociedad. M.Rajoy (Faro de Vigo 04/03/83) https://www.losgenoveses.net/losincunables/Primera%20entrega/Rajoy.Faro%20de%20Vigo%2004.03.83.pdf [2] La envidia igualitaria. M.Rajoy (Faro de Vigo 24/07/84) https://www.losgenoveses.net/losincunables/Primera%20entrega/Rajoy.Faro%20de%20Vigo.24.07.84.pdf [3] Tú eres el único responsable de tu éxito o de tu fracaso, pusilánime de mierda. A. Floría http://www.portaloaca.com/opinion/12834-tu-eres-el-unico-responsable-de-tu-exito-o-de-tu-fracaso-pusilanime-de-mierda.html Read more ... |
Posted: 27 Feb 2018 11:12 AM PST
Iracundo estrépito
de la noche eterna que sale por las ventanas de edificios de metal construidos para albergar a almas perdidas y engullidas por la sociedad.
La noche es el capital
con sus hálitos de progreso y falsa libertad, con sus hálitos de crecimiento eterno y destrucción sin igual.
¡Eterna condena
que tienen que sufrir los pueblos disueltos en individuos solitarios en esta noche sin fin, condenados a trabajar hasta morir!
¡Noche eterna de la humanidad!,
con el ruido de las máquinas de la fábrica produciendo sin parar, con el ruido de la muerte en la puerta del portal.
-Richie punk
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Posted: 27 Feb 2018 11:04 AM PST
Paradojas de la mente,
Jesucristo está presente y le dice a sus discípulos “cristianismo o muerte”.
Paradojas de la mente,
Dios está presente y acuna un pensamiento: guerras y olor a muerte.
¿Dónde está la gente
que con sus reivindicaciones daba color a esta peste?
¿Dónde está presente
la sangre viva del obrero que disiente?
Lacayos del poder decente
condenan a un pueblo a su suerte con el beneplácito de la religión presente, con bombas de racimo y odio racial como simiente, y ¡es que Jesús!: es mejor así quererte.
-Richie punk
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Posted: 26 Feb 2018 04:48 AM PST
Desde la asamblea de la Marcha a Topas presentamos 22ª Jornadas de la Marcha a Topas.
Sábado 10. 20:00 (13 Monos).
Presentación de las jornadas y proyección del documental "COPEL, Una historia de rebeldía y dignidad" y fiesta.
Domingo 11. 20:00 (CSA Villafría).
Presentación de los libros Fuego Queer y Guerra al Patriarcado, guerra a la tecnología asesina.
Martes 13. 20:00 (CSA Villafría).
Charla. La lucha anticarceleria dentro y fuera de las cárceles en Bélgica (2006 y 2011) y presentación de la LIME (colectivo anterrepresivo de Bruselas).
Miércoles 14. 20:00 (CSA Villafría).
La salud robada entre cuatro muros. A cargo del colectivo Solidarios con la sanidad (Valladolid) y un compañero ex-preso de la cárcel de Topas
Jueves 15. 19:30 (Plaza del Corrillo).
Concentración. Contra la desatención sanitaria en prisión (19:30) Plaza del Corrillo Documental Cárceles bolleras. Después del cenador vegano. CSA Villafría
Sábado 17. 17:00 (13 Monos). Durante el Bike Punk Fest II
Situación sanitaria actual de los presos en aislamiento y presentación de la asociación Familias frente a la crueldad carcelaria.
Domingo 18. Marcha a la Cárcel
Puntos de reunión CSA Villafría (13:00) ubo del Vino (Zamora (14:00)
Direcciones. Trece Monos. Avenida de la Aldehuela, | 21 CSA Villafría. Calle Pintores, 23.
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Posted: 26 Feb 2018 04:21 AM PST
Gracias a la siempre generosa Federación Local de CNT Madrid, todas las mentes inquietas de esta ciudad podrán asistir en sus locales a la presentación de “Del apoyo mutuo a la solidaridad neoliberal. ONG, movimientos sociales y ayuda en la sociedad contemporánea”. Este acto público tendrá lugar el próximo viernes 2 de marzo a las 19.30 h. y contará con el autor para debatir las formas que toma el modelo de solidaridad neoliberal ominipresente en nuestra sociedad. Os recordamos que los locales de la CNT madrileña están situados en la Plaza de Tirso de Molina 5 (2º Izq.).
Os esperamos.
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Posted: 25 Feb 2018 09:09 AM PST
¿Para qué sirve el nacionalismo?
En las Facultades de Ciencias Políticas se estudiará como modélica la deriva independentista de Convergència i Unió (CiU), durante el período 2012-2013. Artur Mas, presidente de la Generalidad de Cataluña, ha traspasado todas las líneas rojas de la prudencia, la manipulación y el “buen gobierno”, si es que eso existe o ha existido alguna vez. Un gobierno autonómico, caracterizado por sus feroces recortes a la sanidad pública, a la educación pública y a los servicios sociales, que había rebajado los salarios de los funcionarios y las ayudas por dependencia, que se vanagloriaba de hacer esos ajustes con anterioridad y mayor profundidad que el gobierno de Madrid, y que convertía tales ataques contra los trabajadores y el pueblo catalán en una política orientada a la privatización de la enseñanza y de la sanidad, con el objetivo preciso de convertir en negocio privado lo que hasta entonces habían sido servicios públicos fundamentales, estaba destinado a obtener un profundo rechazo popular y un gran batacazo electoral. Un gobierno autonómico, marcado por diversos procesos judiciales, sempiternamente pendientes, todo el mundo sospecha por qué, omertà mediante y mafia operante. Como el del cuatro por ciento, repartido por Millet en un uno y medio para su bolsillo y un dos y medio para sus protectores. Como el de la corrupción y atraco sistemático a los hospitales de Lloret y otros de Gerona, que ha acabado con el procesamiento de los redactores de la revista que denunció tales desmanes. Como el escándalo de las concesiones de las licencias de ITV al mejor postor, fuera de concurso público, por el que está encausado Oriol Pujol. Se trata de un largo etcétera de casos judiciales, a cual más grave, que han tenido la virtud de desvelar la existencia de una corrupción sistemática de ese gobierno autonómico, tan grave como la generalizada e impune corrupción existente en toda España. Y, salvo decisión a favor de la partitocracia catalana, por parte de las autoridades judiciales, que hay que suponer ajenas a cualquier presión de los poderes ejecutivo y legislativo, ese gobierno autonómico catalán estaba destinado a obtener un multitudinario rechazo popular y un gran desastre electoral. Ese gobierno autonómico, incapaz de afrontar los problemas reales de la economía y la sociedad, que además apuntaba hacia una pronunciada deriva fascista en la brutal represión del malestar ciudadano en la calle, con la puesta en juego de grupos policiales de provocadores entre los manifestantes pacíficos, estaba destinado a ser derrotado en las urnas, por su manifiesta incompetencia. Pero millón y medio de personas, sabiamente dirigidas y encauzadas, se manifestaron el 11 de septiembre de 2012 en Barcelona, a favor de que Cataluña “tenga un Estado propio dentro de Europa”. Este acontecimiento ha sido enfocado desde muy diferentes lecturas, todas ellas falsas: ¿Es viable la independencia de Cataluña? ¿Por qué Cataluña pretende “divorciarse” de España? ¿Vivirán mejor los catalanes con la independencia? ¿Es cierto que Cataluña aporta más a España de lo que recibe de ésta? ¿Habría que pasar a un Estado federal? El día 11-9-2012 vimos a Felip Puig, conseller de Interior de la Generalitat catalana, impulsor de una violenta represión contra las manifestaciones masivas del año anterior, urdidor de turbias provocaciones policiales contra los manifestantes, desfilar rodeado amistosamente de sus víctimas, jóvenes parados o precarios. Vimos a 9 de los 11 consellers de un gobierno, que ha sido pionero en aplicar crueles recortes en sanidad y educación, rebajas en los sueldos de los funcionarios de la Generalidad y brutal supresión o disminución de las ayudas por dependencia, andar codo con codo con sus víctimas: los despreciados y maltratados maestros y estudiantes; los funcionarios sin paga extra; las enfermeras o médicos que han perdido más del treinta por ciento de sus salarios, o los usuarios que tenían que pagar un euro cada vez que iban a la consulta (tasa que no se aplicaba en el resto del Estado español, salvo Madrid). Vimos a patronos, policías, curas, políticos, líderes sindicales, y otros vampiros, compartir calle con sus víctimas: parados, trabajadores, jubilados, dependientes, emigrantes… Una atmósfera de UNIÓN NACIONAL presidió la concentración. El Capital se hizo acompañar por sus víctimas, convirtiéndolas en tontos útiles de sus objetivos egoístas, elitistas y nacionalistas. ¡El capital!: ése si que no tiene patria, y es internacional e internacionalista. Crisis, recortes y ataque a las condiciones de vida de los trabajadores desaparecen del panorama político y electoral catalán, engullidos por vacías y estúpidas discusiones entre el novísimo independentismo catalán y el rancio centralismo meseteño, impregnado hasta el tuétano del obsoleto ideario de la asignatura franquista de la FEN (Formación del Espíritu Nacional), que produce urticaria en la periferia de las Españas. Es posible que una parte importante de los asistentes a la manifestación del 11 de septiembre de 2012 no compartiera el objetivo de la independencia; quizás estuviera allí porque están hartos de recortes, de paro, de no tener ningún futuro. Pero, por arte de birlibirloque, magia tramposa de trilero y, manipulación mediante, ese malestar contra el actual gobierno de la Generalidad ha sido canalizado a su favor. Obras maestra del más implacable vendedor de humo e ilusiones. Les ha bastado con envolverse en la senyera y dar consignas en defensa de la Patria catalana. La rabia popular contra los recortes, contra la corrupción, contra la privatización de la escuela y sanidad públicas, contra la precarización del trabajo, contra las prácticas fascistas de la represión policial, han desaparecido como hace un mago con los ases de la baraja. Ya se sabe que para no caerse de la bicicleta lo único que puede hacerse es seguir pedaleando, cada vez más rápido. Y si además, enfrente, los catalanistas se encuentran con un gobierno centralista y centralizador, más rancio, inútil y autoritario que la fenecida Falange, llueve sobre mojado. El nacionalismo catalán multiplica su audiencia gracias al nacionalismo españolista y al inmovilismo de don Tancredo, aunque ambos ganan en ese ficticio enfrentamiento nacionalista e ideológico, que desvía al proletariado (parado, precario, jubilado o aterrorizado trabajador) de sus problemas reales. La venta de humo e ilusiones, como hace la lotería, demuestra ser un buen negocio político. El gobierno de CiU se ha sacado el conejo independentista de la chistera y, con ello, ha conseguido transformar los recortes presupuestarios, la corrupción generalizada, EL ATAQUE GENERALIZADO CONTRA LAS CONDICIONES DE VIDA DE LA CLASE OBRERA, los despidos masivos, el paro con su desesperación (que conduce a muchos al suicidio), o el asalto privatizador contra la sanidad y enseñanza públicas, en la defensa de la NACIÓN catalana. ¡Independencia ya! La venta de quimeras, espejismos, engaños, delirios, sueños y, en suma, de esperanza, consiguió que al año siguiente, el 11 de septiembre de 2013, una imponente cadena humana uniese la Cataluña-norte, o Cataluña francesa, con la Cataluña-sur, o Valencia, de la que se salvó la Cataluña-este, o Baleares, mar mediante. Un sentimiento independentista generalizado, ilusionado y utópico, había sacado a la calle a una inmensa multitud de catalanes, desencantados y enfrentados a la estúpida arrogancia e inmovilismo de un gobierno central y centralista, obsoleto, caduco, rancio, frustrante, fascistoide y carcamal. Y Rajoy, desde el gobierno central, apostaba tozudamente por la suerte de don Tancredo, que dada la nula afición y cultura taurina de los catalanes, no ha sido bien apreciada en lo que vale. Los estudiantes de Ciencias Políticas del futuro estudiarán la actual política del gobierno del PP como ejemplo clásico de lo qué no debe hacer un gobierno central frente a las peticiones independentistas de una autonomía. Y ejemplificarán su nefasta táctica como tancredismo. Hacer de don Tancredo consiste en pintarse totalmente de blanco y esperar el toro a la salida de chiqueros, en la más completa inmovilidad, con la esperanza de que el toro le confunda con una estatua de mármol y no le embista. Don Tancredo suele vestir cómicas ropas de épocas caducas, y su mérito radica en quedarse quieto para que el toro crea que está delante de una estatua y tema romperse los cuernos con la dureza del mármol. Pero don Tancredo no se da cuenta que ha dejado la totalidad del ruedo (ibérico) para que el toro corra, por todas partes, a su placer. Y aunque no embista, el toro catalán se ha adueñado de la zona del ruedo que le interesa. Pero don Tancredo sigue impertérrito en lo alto del pedestal, el toro escarba amenazante en la arena, y el público, aburrido, se duerme o empieza a marcharse. Los estudiantes de Ciencias Políticas le ponen un sobresaliente a Artur y un cero patatero a Mariano. Pero a la escenificación conjunta de ambos, poniendo en primer plano de la actualidad la artificiosa cuestión nacional catalana, anulando las preocupaciones reales sobre recortes en educación, sanidad, salarios y pensiones, ayuda a la dependencia, despidos masivos y a un paro masivo, que nos arroja a todos a la precarización y la miseria… a esa escenificación conjunta los estudiantes le dan un doctorado “cum laude”. Pretendientes golosos a la presidencia de la República plantan sus credenciales, por si acaso. Uno se afeita el hitleriano bigotito, se mima la melena, y promete tanques, dictaduras, hambre, miseria y cañones. Otro, zumbón, zalamero, dicharachero, embustero y guasón, matemático de ecuaciones sin x, vende federalismos unitarios e irrompibles, pan con mucho chorizo, y más ilusiones y humo que el que más/Mas dé. Ante tales candidatos, la nonata República se desvanece en la náusea de la nada. Futuros héroes y criminales de guerra de todas las patrias se alzan ya en un horizonte en el que se dibujan masacres como la del sitio de Sarajevo, el bombardeo de Belgrado o los cien mil muertos de la guerra serbocroata. Y, como en la extinta Yugoslavia, todo empieza en los medios de comunicación y en las teles y radios de unos y otros. La auténtica pregunta, la única cuestión real es: ¿Clase o nación? Si el proletariado lucha bajo banderas que no son suyas, ya sea la coreana, la china, la francesa, la japonesa o la de El Corte Inglés, será derrotado, porque el nacionalismo, ya sea serbio, croata, escocés, flamenco, quebequés, europeo, o de “la Caixa,” es ajeno a sus necesidades e intereses, porque REFUERZA al Capital y a todas y cada una de sus fracciones. Es posible que avive las contradicciones entre ellos, pero estas contradicciones se canalizan dentro de sus crisis, sus guerras, sus conflictos mafiosos, sus peleas de familia, banda o secta, es decir, pasan a formar parte del engranaje de barbarie y destrucción con el que el sistema capitalista atrapa a la humanidad. La nación no es la comunidad de todos los nacidos en la misma tierra, sino la finca privada del conjunto de capitalistas a través de la cual organizan la explotación y la opresión de sus “amados conciudadanos”. No es ninguna casualidad que el lema de las manifestaciones independentistas haya sido que “Cataluña tenga un Estado propio”. La nación, esa palabra “entrañable”, es inseparable de ese monstruo, nada entrañable, frío e impersonal, que es el Estado, con sus cárceles, sus tribunales, sus ejércitos, sus policías, su burocracia. Artur le está diciendo a Mariano: “en mi finca sólo mando yo”. ¡Que se vayan todos! Si nadie nos representa, sólo nosotros podemos decidir. El señor Mas ha prometido un referéndum, y ya tiene hecha la pregunta, pero no sabemos si le dejarán que se vote; pero lo que si sabemos es lo que pretenden, tanto él como sus colegas españolistas: hacernos elegir entre tres opciones, a cual peor: ¿Quiere que los ajustes y recortes se los aplique el Estado español? ¿Quiere que le sean impuestos en el marco de la “construcción nacional de Cataluña”? o ¿Quiere que se los aticen conjuntamente y federalmente el Estado español y el aspirante catalán? El Capital en España cuenta con varias patrias para imponer la misma miseria. ¿Por qué quieren darnos por el… Estado? El nacionalismo no es el patrimonio exclusivo de la Derecha y la extrema derecha, es el terreno común que comparte el arco político que va desde la extrema derecha a la extrema izquierda, y que incluye además a las llamadas “organizaciones sociales” (Patronal y Sindicatos). El nacionalismo de derechas, atado a símbolos rancios y a una repelente agresividad frente a lo extranjero (xenofobia), resulta poco convincente para la mayoría de trabajadores (salvo sectores muy atrasados). El nacionalismo de Izquierda y Sindicatos tiene más gancho, pues aparece como más “abierto” y más cercano a los asuntos cotidianos. Así, el discurso nacionalista de la izquierda nos propone una “salida nacional” a la crisis, para lo que piden una “distribución justa” de los sacrificios. Esto, aparte de que justifica los sacrificios con el señuelo de “hacer pagar a los ricos”, nos inocula la visión nacionalista, pues nos presenta una “comunidad nacional” de trabajadores y patronos, de explotadores y explotados, todos unidos por la “marca España”. A esa comunidad nacional los trabajadores sólo pueden oponer la comunidad de lucha mundial de todos los proletarios contra la barbarie y la miseria capitalistas. Otro de los discursos preferidos de Izquierda y Sindicatos es que “Rajoy impone los recortes porque no defiende España y es un criado de Merkel”. El mensaje que se desprende es que la lucha contra los recortes sería un movimiento nacional contra la opresión alemana, y no como lo que es: un movimiento por nuestras necesidades humanas contra la explotación capitalista. Además, Rajoy es tan españolista como lo fue Zapatero, o como lo sería un hipotético gobierno de Cayo Lara. Ellos defienden España imponiendo sangre, sudor y lágrimas a los trabajadores y a la gran mayoría de la población. Las movilizaciones sindicales del 15 de septiembre de 2012 han sido convocadas porque los empresarios “quieren hundir el país”, lo que significa que los trabajadores debemos luchar no por nuestros intereses, sino para “salvar el país”. Esto nos coloca en el terreno del Capital, el mismo que Rajoy, quien pretende salvar España a costa del sangriento sacrificio de los trabajadores en el altar de la austeridad. Los grupos que se han quedado con “la marca 15 M” defienden cosas “más radicales”, pero no menos nacionalistas. Dicen que hemos de luchar por la “soberanía alimentaria”, lo que quiere decir que hemos de producir español y consumir español. Del mismo modo, hablan de hacer “auditorias a la deuda”, para rechazar aquellas deudas que “se habrían impuesto ilegítimamente a España”. Una vez más, educación nacionalista pura y dura. Izquierda, Sindicatos/Estado UGT/CCOO, y los restos pútridos del 15 M realizan una metódica labor de “formación del espíritu nacional”. En tiempos de Franco la asignatura de Formación del Espíritu Nacional era obligatoria, hoy desde todas las tribunas nos la imparten democráticamente, haciéndonosla tragar lo queramos o no. La matraca nacionalista tiene como fin enfrentar unos trabajadores contra otros. A los trabajadores alemanes, que están sufriendo sueldos de 400 € y pensiones de 800, se les dice que los sacrificios son culpa de los trabajadores de Europa del Sur: “unos vagos que han vivido por encima de sus posibilidades”. Pero a los trabajadores de Grecia se les dice que su miseria es causada “por el mantenimiento de los privilegios y lujos de los trabajadores alemanes”. En París les dicen que es mejor que haya despidos en las sucursales de Madrid, para no imponerlos en Francia. Como se ve, nos atan con un nudo gordiano de mentiras que hay que romper, comprendiendo que la crisis es mundial, el desempleo es mundial, los recortes se dan en todos los países. Pero el planteamiento nacional con el que nos machacan provoca que solo veamos los ochocientos mil parados de Cataluña, o a lo sumo los seis millones en España, en lugar de ver los más de 200 millones en el mundo. Que solo veamos los recortes en Cataluña y en España y no veamos los dos enormes paquetes de recortes que se ha impuesto, por ejemplo, a los trabajadores “privilegiados” de Holanda. Que solo veamos “nuestra miseria” y no la miseria mundial. Cuando todo se ve según la estrecha, mezquina y excluyente óptica nacional, se tiene la mente preparada para creer en cuentos de la lechera como el que propaga el presidente Mas de “si pagaran los 10.000 millones que se deben a Cataluña no haría falta hacer recortes”, versión regional del “si España no estuviera tan atornillada por Alemania habría dinero para sanidad y educación”. Pero la burguesía catalana ha encontrado su solución a la crisis: un Estado propio. Si Cataluña se convierte en un Estado independiente, esto será el paraíso en la tierra. Y como mínimo lo será para Millet y los propietarios de la finca Cataluña. Todos mienten, porque nadie tiene solución a la actual crisis de un capitalismo que hoy ha entrado en su fase terminal, que es obsoleto, y que sólo puede ofrecer miseria y barbarie. Una crisis que no es sólo económica, social y política, sino también ecológica, climática y energética. Por ejemplo: en 150 años se han agotado casi en su totalidad recursos energéticos que necesitaron 150 millones de años para generarse. Esos son los auténticos problemas que se nos plantean, y no esas absurdas preguntas de identidad, propias de la adolescencia, sobre si somos o no somos murcianos o marcianos. Quieren darnos por el… Estado. La actual obsolescencia del capitalismo El modelo keynesiano-fordista de los Treinta años Gloriosos, de 1945 a 1975, se basaban en un crecimiento constante del pastel, entre patronal, asalariados e impuestos gubernamentales, fundamentados en un crecimiento continuo de la productividad. Ese modelo hizo aguas, y dio paso al modelo neoliberal, de 1976 a 2008, que fomentó el crédito, el endeudamiento de estados y particulares y la desregulación bancaria, como motor de la economía capitalista. El pastel se mantenía igual o incluso disminuía, por lo que los salarios chocaban directamente con el beneficio empresarial y los impuestos. Fueron los años de la derrota internacional del movimiento sindical y su integración como un aparato de Estado (ejerciendo las funciones propias de la CNS en la época franquista). Con la crisis iniciada en 2008, el capitalismo ha entrado en otra fase, que no tiene nada que ver con el modelo keynesiano-fordista, ni con el neoliberal. Nos hallamos ante un modelo obsoleto. No es que el pastel aumente poco o que disminuya, resulta que es una costra enorme, pero vacía en su interior. El hecho que ya no sólo se evoquen las quiebras probables de empresas, sino directamente la de los Estados, es muy significativo de esa naturaleza de degradación, propia de un capitalismo obsoleto. La historia de la sucesión de los modelos productivos en el capitalismo nos enseña que son necesarias cuatro condiciones para que una nueva fase suceda a la anterior, ya agotada: 1) Una desvalorización masiva del capital, ya sea mediante una crisis económica como la de 1929, o con una guerra (como la Segunda guerra mundial). 2) La emergencia de un nuevo régimen de acumulación, portador de unos aumentos de productividad importantes. 3) Una regulación, fundamentalmente financiera, que asegure una producción rentable, a la vez que las condiciones de su realización. 4) Unas relaciones de fuerza entre las clases (tanto entre las fracciones de la clase dominante, como entre éstas y el proletariado) que permitan la instauración y la expansión de un nuevo modelo productivo. Cada una de estas condiciones es necesaria, pero no suficiente. Así, las desvalorizaciones masivas mediante la destrucción del capital fijo durante la primera guerra mundial no bastaron para producir una fase de prosperidad, comparable a la que existió después de la segunda guerra mundial, pues faltaban las demás condiciones. Tras la guerra de 1914-18, y a pesar de la presencia de elementos del modelo de regulación keynesiano-fordista, la clase dominante tenía la ilusión de poder volver a lo que había provocado el éxito de la Belle Époque: el liberalismo colonialista. Y aunque los movimientos sociales, tras el crack de 1929, dieron origen a un New-Deal que instauró el keynesiano-fordismo, el impacto más limitado de la crisis económica en Europa, y las importantes divisiones entre las capas dominantes en el continente, impidieron la aceptación y la instauración de una nueva fase productiva como en los Estados Unidos. Hicieron falta los horrores de la segunda guerra mundial para convencer a todos los actores sociales que adoptaran el nuevo modelo de regulación. Es pues la conjunción de las cuatro condiciones, en un todo coherente, lo que posibilita el desarrollo de un nuevo modelo productivo durante un tiempo determinado. Nada, absolutamente nada, en la situación presente, indica que estemos en vísperas de que algo semejante sea posible. El capital excedente todavía no ha sido “saneado” a través de un proceso de desvalorización masiva, es más, se ha incrementado a consecuencia de las políticas anticíclicas de los poderes públicos. No ha aparecido régimen alguno de acumulación que aporte unos aumentos sustanciales de la productividad, ni tampoco un nuevo modelo de regulación. En fin, incluso si existieran estas condiciones, la configuración actual de las relaciones de fuerza entre las clases no permitiría su adopción, dada la debilidad e inoperancia actuales del proletariado. Todo indica que, más allá de las fluctuaciones coyunturales que se presenten ante nosotros, se abre la perspectiva de un descenso inexorable a los infiernos. Esta perspectiva es la más probable en la situación actual, tanto más que no está presente ninguna de las condiciones gracias a las que el capitalismo podría pasar a una nueva fase o modelo de prosperidad económica y social. Harán su aparición todas las ideologías burguesas, capaces de desviar al proletariado de su único y auténtico objetivo realista, que no es otro que el fin del capitalismo. Y esas ideologías han sido en el pasado: el nacionalismo, las guerras comerciales hasta desembocar en guerras militares, el fascismo, el racismo, mesianismos y milenarismos de todo pelaje, y un largo etcétera de degradación y barbarie. Las democracias parlamentarias, más o menos efectivas, tienen sus días contados: esas políticas de austeridad, esos brutales recortes, esas privatizaciones del sector público… están pidiendo a gritos regímenes autoritarios y un fascismo que imponga abiertamente sacrificios inauditos en el altar de las patrias y de la guerra contra los incontrolados de siempre. Nada augura, en las presentes condiciones económicas y en el estado actual de las relaciones entre las fuerzas sociales, la recuperación de la prosperidad de antaño. Las resistencias, los movimientos sociales y las alternativas revolucionarias al sistema capitalista surgirán de la intensificación de las contradicciones del capitalismo. Las contradicciones capitalistas provocarán explosiones sociales, cataclismos y crisis, que no aseguran el fin catastrófico del capitalismo por si sólo. Sin una intervención revolucionaria del proletariado, masiva, anónima y decidida, que lo destruya, el capitalismo permanecerá e incrementará la posibilidad del fin definitivo de la Humanidad. Y en todo caso, sólo la lucha de clases puede impedir que esas políticas de recortes sociales, rebajas de salarios y pensiones, precarización del trabajo, paro masivo y pauperización generalizada de la población, incluyendo capas cada vez más amplias de la clase media, sigan adelante y sean cada vez más agudas y profundas. La explotación del capital no tiene otro límite que los obstáculos y la oposición que le plantea la lucha de los explotados. La única alternativa real, en todo el mundo, incluidas Cataluña y España, es la de revolución o barbarie. En resumen, y como ya se ha dicho más arriba: A la comunidad nacional, los trabajadores sólo pueden oponer la comunidad de lucha mundial de todos los proletarios contra la barbarie y la miseria capitalistas.
Agustín Guillamón
Publicado en catalán en Catalunya número 158 (febrero 2014)
Catalunya es una revista mensual de la CGT
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Posted: 24 Feb 2018 06:11 PM PST
La Plataforma de Afectados por la Hipoteca de Madrid estaba reclamando reparación y justicia a Credifimo-Caixa Bank por las hipotecas basuras, las cláusulas abusivas y los desahucios enfrente del edificio de Caixaforum. Una pareja de unos 50 y tantos años esperaban a cruzar el paso de cebra del Paseo del Prado mientras miraban la protesta de los activistas. El hombre comentó que son solo cinco y la mujer que es que les dejan hacer lo que quieran en la calle, gritando y haciendo ruido. Luchar por los derechos se ha convertido para muchas personas en gritar y hacer ruido. Los activistas son gente que molesta a los buenos ciudadanos que pasean tranquilamente por la ciudad para visitar una exposición sobre Andy Warhol. La transformación del activismo político, sindical o social en una molestia para la sociedad es un éxito de la élite económica. Ya no solo es que el activismo se connote de forma negativa sino que se abre la puerta a su silenciamiento sea como sea, con la aprobación de todos aquellos que lo perciben como un fastidio provocado por radicales. Es probable que aquella mujer, tan soliviantada por esa gente ruidosa, viera con buenos ojos que la policía disolviera sin contemplaciones la protesta pacífica.
Las huelgas, los boicots o los sabotajes dejaron de ser herramientas de la lucha obrera para convertirse en incordios y ataques contra los ciudadanos, sus intereses económicos y el país. Los conservadores transformaron el derecho a un trabajo en el derecho a ir a trabajar por lo que un esquirol se convirtió en un ejemplo cívico frente a los hinchas violentos que luchaba por conseguir derechos que beneficiaran al total de la sociedad. El mundo al revés o el mundo que interesa a las élites. El individualismo radical de las sociedades occidentales, alimentado y potenciado por la sociedad estadounidense, ha convertido el interés personal en el elemento motriz de las decisiones que tomamos junto con la creciente indiferencia ante las luchas sociales que nos rodean. No es solo no querer participar en una huelga porque no me puedo permitir perder un día de sueldo sino que me son indiferentes los motivos por los que se convoca. Por supuesto que la deseabilidad social nos llevará a admitir lo primero y a ocultar lo segundo. A no ser que se sea un cínico o un neoliberal.
Esta domesticación no se ha producido ahora ni de forma pacífica. Las agresiones de los grandes propietarios, la patronal y el estado han sido una constante del siglo 20 y comienzos del siglo 21. Echar a las personas de sus casas, bajar los salarios, despidos, condenar a las familias a la pobreza y al hambre, criminalizar al sindicalismo, la represión, las prisiones, los asesinatos, la esclavitud a través del trabajo, esquilmar los bienes colectivos o amedrentar y pegar palizas han sido distintas herramientas utilizadas a lo largo de décadas para acallar las luchas sociales. El control de los medios de comunicación les permitió manipular a la opinión pública para convertir las respuestas a las agresiones, las reivindicaciones políticas y sindicales y la lucha por los derechos colectivos en asunto de criminales. Consiguieron ocultar su violencia y criminalizar a quienes luchaban por los derechos de todos. Pero lo más relevante es que consiguieron que aquellas personas que sufrían las políticas económicas de las élites, pensadas para acumular e enriquecerse, vieran como enemigas a aquellas que peleaban por mejorar las condiciones laborales y sociales. Lograron que fueran comprensivas y benevolentes con las políticas que les agredían hasta el punto de incorporarlas como soluciones para los problemas que les rodeaban. Se ha aprendido que no se puede hacer nada. La pasividad es una dolencia que afecta a una gran mayoría de la sociedad occidental. Se mantiene cierta capacidad crítica que no conduce a la acción porque la sensación es que no hay nada que hacer. El trabajo capitalista condena a la depresión que impide ver que existen posibilidades reales de cambiar la sociedad en que vivimos. Las protestas de otros se convierten, a su vez, en recordatorios de que nosotros no estamos haciendo nada por lo que se reacciona de forma despectiva. Nos coloca ante un espejo y no nos gusta lo que vemos. Esa inconsciencia no es más que mala conciencia, oculta o desdibujada, que emerge en primer plano como enojo, desprecio, superioridad o arrogancia. Las proclamas se convierten en griterío, las reivindicaciones en ruido y los activistas en cinco pobres bienintencionados o radicales. Según el humor del día. Vivimos en una cárcel cuyos carceleros somos nosotros mismos. No necesita de una intervención directa por parte del estado o la patronal. Nos bastamos con nosotros mismos.
Juan Gabalaui
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