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sábado, 19 de enero de 2019

Tinkunaco 095/19 - Revista El Emilio - JUICIO A LA EDUCACIÓN (Parte III)

JUICIO A LA EDUCACIÓN (Parte III)


San Fernando del Valle de Catamarca, Argentina, UNASUR-CELAC, EL EMILIO, Educación.

Fuente:1http://www.elesquiu.com/noticias/2016/02/19/233371-juicio-a-la-educacion-parte-iii

Victor L Martinez 2
Por Victor Leopoldo Martinez

NECESARIO  DIAGNOSTICO
A fuerza de ser sincero debo anticipar que lo que aquí ofrezco son partes  de una vulgar (proveniente del vulgo), o si prefieren mundanal reflexión que entrelaza simples planteos, preguntas e ideas con la pretensión que funcionen como disparadores de ese necesario debate político pendiente. En mi caso, y luego de tantos años de experiencia como docente, de venir pregonando en lo que parece ser un desierto, sigo sintiendo que no debo bajar los brazos. Es el buen sentido Jauretchano el que suele iluminar mejor el camino para la toma de conciencia de nuestras desgracias, pero también de nuestras potencialidades como sociedad, como país, como provincia latinoamericana. Necesitamos dilucidar sin temor alguno, saber dónde estamos parados hoy en materia educativa. Luego plantearnos como sociedad si realmente queremos seguir así, con este sistema educativo plagado de formulaciones teóricas pero vacío de contenidos propios; o  peor aún, absorbiendo contenidos que facilitan  que nos identifiquemos más fácilmente con lo culturalmente ajeno que con lo propio,  sistema al que califico de suplicio; o por el contrario, nos animamos a dejarlo atrás y suplirlo por algo nuevo, más nuestro.  En los últimos 50 años utilizamos a nuestros niños como cobayos de laboratorios para experiencias pedagógicas utilizando desde Piaget a Emilia Ferreiro y su constructivismo mezclado con los admirados trabajos de Vygotski y/o Makarenko; incluso hasta podemos incluir el intento del ex ministro de la Nación (cuando era Ministro de Ibarra en la C.A.B.A.) Filmus de trasplantar la “Ciudad de los niños” del “tano” Francesco Tonucci a Villa Lugano; todo esto como si un niño de Catamarca, Corrientes o Comodoro Rivadavia fuera igual a otro de Florencia, Sídney  o Moscú. ¡Un disparate se lo mire por donde se lo mire! ¿Qué otro botón más se necesita para darnos cuentas de la colonización cultural de muchas de nuestras autoridades educativas?
No es serio plantearse como único objetivo para que un proyecto educativo sea eficiente el lograr el mayor número de “escolarizados posibles”. Educar no es solo escolarizar, ergo no voy a aceptar que me quieran correr con cuadros estadísticos demostrativos del aumento de matrícula y/o de egresados en los distintos niveles. Eso no es indicador de nada en materia de calidad educativa. Los educandos no son números, ni barras de diagramas ni porciones de diagrama de torta. Si bien valoro –y mucho- todo lo hecho en materia de igualación de oportunidades en este aspecto en la llamada década ganada al mejorar la calidad de vida y con ello las posibilidades de acceso a la escolarización, cantidad no es igual a calidad ni saber “de todo un poco” sirve para entender las particularidades.  Tampoco  aceptaré que me corran con los científicos que arman satélites o descubren vacunas. Por empezar son muy poquitos (aunque  los hayan “cuantificados exageradamente” para agrandar el número). Está bien lo que estuvieron haciendo (seguramente Macri desmantelará lo construido en materia científica) en cuanto al trabajo en “casa”. Pero no fue ni debe ser un favor a la Argentina, es un deber para con la PATRIA que les dio la posibilidad y los conocimientos gracias al esfuerzo de su pueblo que hizo los aportes para tener una educación y una formación científica libre y gratuita. Es claro que regresaron a trabajar en el país no por patriotas sino por la guita ya que las condiciones generales y económicas del país habían mejorado. Pero si todos los argentinos afectados por la bárbara crisis de los “90” hubiesen utilizado igual criterio (alejarse), nuestra Nación quedaba vacía y servida en bandeja para los intereses imperiales. Me duele decirlo porque son argentinos que no se libraron de lo que aquí estoy señalando; la formación individualista que brinda nuestra educación que premia en el educando la obediencia y la repetición de saberes ajenos sin conciencia crítica.
Nuestros científicos se fueron por eso, por  esa  guita que el mercado establece como remuneración para “científicos especializados” y por la que en algún momento partieron del país buscando vender sus conocimientos adquiridos en nuestras Universidades.
¡No engrupamos más a la gente muchachas/os, ni nos engrupamos!  Fueron “las reglas del mercado” los que los alejo del país. ¡Basta de hipocresías! Me extraña mucho que del Dr. Paenza –tipo brillante si los hay- esta reflexión no haya salido naturalmente dado el grado de patriotismo e inteligencia que en sus apariciones mediáticas suele mostrar. En términos de comparación yo podría decir: ¡Igualito que los científicos e investigadores cubanos que con bloqueo económico y en medio de la miseria más espantosas que esto generó, siguieron trabajando por y para una ciencia Cubana, por y para el mundo! Cuba tiene la mejor medicina y la mejor educación del mundo en términos comparativos. Creo que a eso le llaman Dignidad, otros Orgullo, la mayoría Conciencia Nacional. A muchos les molestará el ejemplo que tomé por una deformación ideológica (modelo socialista), pero siento que duele más en ciertos sectores sociales neoliberales que eso haya sido y sea una realidad llena de dignidad, que descubrir que nuestras universidades siguen formando profesionales y científicos liberales quienes aceptan a raja tabla las leyes del mercado. Hablo de DIGNIDAD, don humano de un pueblo  que en la miseria económica, no querida pero impuesta por el Imperio, decidió formar grandes humanos como es el caso Cubano.
Tampoco me corran los docentes de educación pública que utilizan el argumento que el de ellos no es un sacerdocio sino que son “trabajadores de la tiza”. La “solidaridad” profesional forjada a fuerza de dar prioridad a intereses y mezquindades individuales no es válida si con eso los pibes siguen desorientados y son rehenes de paros por “tiempos indeterminados”,  en algunos caso por justas demandas salariales, en otros por simple comodidad y colgados de reclamos disparatadamente exagerados de ciertos dirigentes oportunistas. Si los paros por “tiempos indeterminados” son decisiones tomadas porque además de ser una “herramienta legitima de lucha reivindicativa” sienten que con eso no se afecta la normal escolarización de educandos, lo único que esto hace es corroborar que la cuestión del “tiempo perdido” utilizado por ciertas autoridades políticas como argumento es refutable en tanto es recuperable por simple aceleración del ritmo de rutina en el ritual. Ergo educación=rutina; educación=respeto por un simple ritual.
Repito, ninguno de ellos se plantea jamás hacer una  autocrítica sobre qué es lo que está haciendo en educación. A ningún Ministro de Educación se le ocurrió convocar a los docentes que están al frente de  sindicatos a sentarse alrededor de una mesa a discutir algo más que una demanda salarial; tampoco se les ocurrió a los   dirigentes gremiales demandarlo. En la Capital Federal ningún docente desconoce los “curros” sindicales de “ pedorros cursos de capacitación que otorgan puntaje” al solo fin de incrementarlos para ascender jerárquicamente y sacarse los educando de encima. Esto es copiado en el resto del país porque el modelo de picardía porteño es inigualable.  Ninguna “autoridad educativa” (¡Que lamentable suena esto para un cargo ocupado por pago de “factura política”! Otro ejemplo patético es el caso del rabino Bergman que fue a parar a la Secretaría de Medio Ambiente designado por Macri y el pobre reconoció públicamente su supina ignorancia en la materia … pero jamás se le cruzó por la cabeza dar un paso digno al costado) desconoce que cotidianamente,  y en la supuesta tarea pedagógica, los docentes continúan siendo irresponsablemente productores y reproductores de una práctica de la enseñanza total y absolutamente mediocre –no por decisión propia sino porque  para colmo de males el sistema es verticalista y si no se respetan las directiva son mal calificados y hasta pueden perder la fuente trabajo; y encima osan llamar a “eso” educación. Un ejemplo: la enseñanza del inglés es obligatoria; un docente de la localidad de  Singuil –en Catamarca-  le hace comprar un libro de inglés a una niñita de 3er grado para que aprenda sus lecciones de una lengua extranjera que seguramente nunca usará más allá de la utilidad para el consumo de productor foraneos y/o para diferenciarse del resto por creerse igual al gringo. Preguntas: ¿Esto es parte de una buena educación? ¿Qué todos sepan hablar en lengua gringa es igualación de oportunidades? ¡O parte de una estupidez de colonizados culturales! ¡¿Cuál es la finalidad y el aporte?!
Existe otro dato más hipócrita y perverso aún. La realidad indica que no pocos docentes mandan sus hijos a escuelas privadas imitando al ex ministro de educación de Néstor Kirchner –Flacsista defensor de la escuela pública: Daniel Filmus-  que también mandaba sus hijos a escuela privada. Hacen lo mismo no pocos funcionarios y legisladores del hoy oficialismo PRO (antes encarnizada oposición) y también actuales legisladores y ex funcionarios del FPV cuando eran gobierno. Todos ellos se llenan la boca con la defensa de la educación pública, pero “por si las moscas” ellos reaseguran a sus hijo con educación privada porque es más eficiente ya que no hay paros porque los “patrones” propietarios de los establecimientos establecen un contrato comercial con los docentes (y si no lo cumplen los rajan) y ofrecen al consumidor “conocimiento” como mercadería de buena calidad. Lo grave de esto es que estos “señores”  lo hacen argumentando que pretenden lo mejor para sus hijos, algo que explícitamente los desnuda en su poca confianza para con la educación pública que brinda el Estado. En realidad, y para ser benévolo,  también lo hacen por esa deformación cultural de la que ellos incluidos  fueron y son víctimas: esa necesidad implícita de parecerse a “los de arriba”. ¡Vaya contradicción! ¡Defensores del rol del Estado en materia educativa  en lo discursivo y para la tribuna pero en el fondo admiradores de lo “privado”! Muchos de ellos se dicen “peronistas”. Pregunta, los hijos de trabajadores ¿no son merecedores de ese “algo mejor”? Los docentes de escuelas públicas ¿no se dan cuenta que con cierta actitudes lo único que hacen es elevar el valor estúpido que le asignan ciertos zonzos a la educación privada?  A no engrupirse y despojarse de esa mochila cargada de hipocresía queridos colegas.

(continúa)

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