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Manlio Dinucci
La propaganda occidental no es creíble pero
posibilita un ataque de la OTAN, que sólo Obama puede decidir. ¿Se
acuerdan de las armas de destrucción masiva de Saddam?
Un individuo sospechoso de querer cometer un
crimen lo perpetra precisamente en el momento en que tiene a la policía
en su casa. Eso es lo que habría hecho el presidente Assad al utilizar
el arma química en el preciso momento en que los inspectores de la ONU
llegan para investigar sobre el uso de armas químicas en Siria. Las
«pruebas» han sido presentadas por los «rebeldes» cuyo centro de
propaganda en Estambul –organizado por el Departamento de Estado [del
régimen estadounidense]– confecciona los videos que luego circulan entre
los medios de prensa de todo el mundo.
El presidente Obama, quien ahora alberga «muy pocas dudas» en cuanto a
que sea Assad el culpable y ve como demasiado «tardía para ser creíble»
la investigación de la ONU, está evaluando una «respuesta» análoga a la
de Kosovo, o sea la guerra aérea sin mandato de la ONU que la OTAN
emprendió en 1999 contra Yugoslavia, acusada en aquel entonces de
«purificación étnica» en su región de Kosovo.
Con ese objetivo, el Pentágono reunió en Jordania, del 25 al 27 de
agosto, a los jefes de los estados mayores de Canadá, Gran Bretaña,
Francia, Alemania, Italia, Turquía, Arabia Saudita y Qatar. Precisamente
en Jordania, Estados Unidos ya desplegó cazas-bombarderos F-16, misiles
tierra-aire Patriot y alrededor de un millar de militares que entrenan a
los grupos armados para la «guerra secreta» en Siria.
Según informaciones recogidas por el diario francés 'Le Figaro', un
contingente de 300 hombres, «sin dudas respaldado por comandos
israelíes» fue infiltrado en Siria desde Jordania el 17 de agosto,
seguido 2 días después por otro contingente similar. Esas fuerzas se
suman a los numerosos grupos ya entrenados en Turquía. Los hombres
provienen en su mayoría no de Siria sino de Afganistán, Bosnia,
Chechenia, Libia y otros países, pertenecen generalmente a grupos
islamistas, clasificados algunos como terroristas en Washington. Las
armas que reciben provienen esencialmente de Croacia a través de una red
internacional organizada por la CIA.
En
el marco de la «guerra secreta» no hay nada más fácil que entregar a
algunos de esos grupos unas cuantas ojivas químicas para que las lancen
con cohetes sobre la población civil, filmar después la masacre y
atribuirla a las fuerzas gubernamentales. Así se fabrica el 'casus
belli' que justifica la subsiguiente escalada, hasta llegar a la guerra
aérea, ya que la guerra librada desde adentro no logra provocar la caída
del Estado sirio. Esa opción, motivada por la imposición de una
«no-fly-zone» incluye un lanzamiento masivo de misiles crucero –más de
70 durante la primera noche– acompañado de oleadas de aviones que largan
bombas guiadas por sistemas satelitales mientras que las aeronaves se
mantienen fuera del espacio aéreo sirio.
Los preparativos no comenzaron después sino antes del supuesto ataque
químico. En julio se desplegó el grupo de ataque del portaaviones USS
Harry Truman, que incluye 2 cruceros y 2 contratorpederos y lanzamisiles
así como varias unidades de marines, grupo que opera en las áreas
asignadas a la V y la VI flotas estadounidenses. Otro contratorpedero
lanzamisiles, el USS Mahan, que debía haber regresado a su base en
Virginia, se mantiene en el Mediterráneo a las órdenes de la VI Flota.
La 'US Navy' ya ha posicionado por lo tanto 5 unidades navales de
superficie, además de unos cuantos submarinos, listos todos para lanzar
sobre Siria cientos de misiles crucero mientras que los
cazas-bombarderos se hallan también listos a despegar en sus bases de
Italia y el Medio Oriente.
A las fuerzas aeronavales estadounidenses se unirían, siempre bajo
las órdenes del Pentágono, las de los países participantes en la reunión
de Jordania (incluyendo Italia) y las de otros más.
Pero Siria dispone de un potencial militar que no tenían Yugoslavia
ni Libia y que incluye más de 600 instalaciones antiaéreas y misiles con
un alcance de hasta 300 kilómetros. La guerra se extendería entonces al
Líbano y a otros países ya implicados del Medio Oriente, lo cual
complicaría ulteriormente las relaciones de Washington con Moscú.
Es eso lo que motiva la reflexión en Washington, mientras que en Roma… en Roma esperan órdenes.
Il Manifesto. Traducido al español por la Red Voltaire