Economía crítica
Es muy probable que antes de que acabe el
2013, la Alianza del Pacífico entre en plena vigencia, pues los cuatro
países que la fundaron están por completar los trpamites de ratificación
y depósito.
Este proyecto neoliberal que gira en torno a tratados de libre comercio y protección de inversiones como forma de alcanzar el desarrollo, no solo es altamente ideológico, sino que implica un proyecto político contrario a los esfuerzos de integración regional.
Así, la Alianza del Pacífico no es más que la consolidación de los acuerdos bilaterales que estados unidos promovió con diversos países de la región tras ser derrotada su propuesta de libre comercio continental llamada ALCA.
Esta alianza no es más que un ALCA del Pacífico que tiene como objetivo aislar a Brasil y otros países que rompieron con la hegemonía estadunidense de los noventa en toda la región con excepción de Cuba. Asimismo, ser una plataforma que se conecte con la geoestrategia norteamericana en Asia.
Nos referimos al TransPacific Parnertchip (TPP) o Tratado Transpacífico, que pretende reunir en una gran área de comercio e inversiones a los aliados del hegemón en la región del Asia-Pacífico junto con su patio trasero. Y de paso golpe a China, o al menos le envía el mensaje claro de que no están dispuestos a perder la disputa hegemónica que se ha abierto tras la crisis global.
Aunque del lado del TPP, en la última ronda de negociaciones en Malasia, se ha podido apreciar disidencias, como la del ministro de comercio malayo, quien señaló hace pocos días, durante las reuniones de los negociadores, que ese tratado no le conviene a su pueblo.
Con todo, el TPP avanza, y la Alianza del Pacífico es la plataforma por la cual, además de México, Chile y Perú, ingresaran Colombia y todos los países de Centroamérica, ya que todos ellos tienen un TLC con Estados Unidos. El Acuerdo Marco de la alianza es clarísimo. Este espacio es de integración política, tiene en su corazón blindar a los inversores transnacionales y establecer mecanismos para relacionarse con terceros estados y otros boques de integración.
Ya son 20 países, aparte de los cuatro socios originales (México, Perú, Chile y Colombia), los que han pedido ingresar en calidad de observadores (Panamá, Costa Rica, Honduras, Guatemala, Canadá, China, Ecuador, Paraguay, Uruguay, Turquía, Estados Unidos, Corea del Sur, Australia, Nueva Zelanda, España, Portugal, El Salvador, República Dominicana, Japón y Francia) a este proyecto que petardea UNASUR, Mercosur y el ALBA.
En poco tiempo la Alianza del Pacífico ha tomado una velocidad de crucero. Es por ello que Economía Crítica le dedica tres documentos de este número a evaluar sus posibles impactos.
Este proyecto neoliberal que gira en torno a tratados de libre comercio y protección de inversiones como forma de alcanzar el desarrollo, no solo es altamente ideológico, sino que implica un proyecto político contrario a los esfuerzos de integración regional.
Así, la Alianza del Pacífico no es más que la consolidación de los acuerdos bilaterales que estados unidos promovió con diversos países de la región tras ser derrotada su propuesta de libre comercio continental llamada ALCA.
Esta alianza no es más que un ALCA del Pacífico que tiene como objetivo aislar a Brasil y otros países que rompieron con la hegemonía estadunidense de los noventa en toda la región con excepción de Cuba. Asimismo, ser una plataforma que se conecte con la geoestrategia norteamericana en Asia.
Nos referimos al TransPacific Parnertchip (TPP) o Tratado Transpacífico, que pretende reunir en una gran área de comercio e inversiones a los aliados del hegemón en la región del Asia-Pacífico junto con su patio trasero. Y de paso golpe a China, o al menos le envía el mensaje claro de que no están dispuestos a perder la disputa hegemónica que se ha abierto tras la crisis global.
Aunque del lado del TPP, en la última ronda de negociaciones en Malasia, se ha podido apreciar disidencias, como la del ministro de comercio malayo, quien señaló hace pocos días, durante las reuniones de los negociadores, que ese tratado no le conviene a su pueblo.
Con todo, el TPP avanza, y la Alianza del Pacífico es la plataforma por la cual, además de México, Chile y Perú, ingresaran Colombia y todos los países de Centroamérica, ya que todos ellos tienen un TLC con Estados Unidos. El Acuerdo Marco de la alianza es clarísimo. Este espacio es de integración política, tiene en su corazón blindar a los inversores transnacionales y establecer mecanismos para relacionarse con terceros estados y otros boques de integración.
Ya son 20 países, aparte de los cuatro socios originales (México, Perú, Chile y Colombia), los que han pedido ingresar en calidad de observadores (Panamá, Costa Rica, Honduras, Guatemala, Canadá, China, Ecuador, Paraguay, Uruguay, Turquía, Estados Unidos, Corea del Sur, Australia, Nueva Zelanda, España, Portugal, El Salvador, República Dominicana, Japón y Francia) a este proyecto que petardea UNASUR, Mercosur y el ALBA.
En poco tiempo la Alianza del Pacífico ha tomado una velocidad de crucero. Es por ello que Economía Crítica le dedica tres documentos de este número a evaluar sus posibles impactos.
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