Tropezón con desalojo y la caída del hábitat urbano
Crece el racismo habitacional en
nuestra provincia, no se cumplen las promesas pre y pos electorales,
tampoco las leyes. Entrevistamos a familias hacinadas por el Nudo Vial
de Villa El Tropezón.
Melina Dassano | @MeliDassano
Las obras viales resultaron ser, para
los 16 años del gobierno delasotista, la gestión más importante, de
negocio y de poder político. No así el hábitat y el desalojo contra
particulares que poseen un bien y menos si este acto ha sido de “buena
fe”. La presión de este poder político junto al poder policial, causan
temor y dolor a las familias de bajos recursos cuya fortaleza es el
trabajo, la vida comunitaria (vecinal), con logros de economía familiar,
todas elecciones de vida digna y una cultura activa en nuestra
sociedad. Este espacio denominado peri-urbano no ha tenido la ambición
de una comodidad urbana y acorde a los avances tecnológicos del consumo y
expectativas de clases, sí ha logrado fortalecer los avances de una
cultura feliz y digna.
Cualquier persona que lleva 60 años
viviendo en un lugar, ante la invasión de una máquina gigante que se
avecina contra su vivienda, su primera reacción sería defender su lugar y
a lxs hijxs. Son más de 289 familias (este número refiere a un censo
limitado del Ministerio de Desarrollo de la Provincia en el año 2013),
que han sido acosadas por los negocios inmobiliarios y proyectos viales
desde el 2009. (Ver La lucha por las tierras en El Tropezón).
El problema de la relocalización de estas familias, no es sólo la
pérdida de la vivienda: se debate la continuidad de las relaciones
familiares, se quiebra la vida comunitaria, y están en juego la tierra y
los derechos de posesión sobre la misma.
Por los proyectos inmobiliarios de GAMA
S.A a partir de 2009 y las obras hidráulicas inconclusas sobre el Canal
Maestro Sur en el año 2011, las casas comenzaron a inundarse (**). En
los años siguientes vecinxs preocupadxs lograron comunicarse con el
Ministerio de Desarrollo Social y hablar en su momento con la
dependencia de Escrituración de Viviendas (Área de Hábitat), con la
trabajadora social Clara Pereyra. Recién en ese momento se enteraron
sobre la obra del Nudo Vial. Y a partir de un nuevo reclamo, se gestaron
las promesas de urbanización del barrio por el año 2013, donde pidieron
radicación en la zona, y el Gobierno se comprometió a la entrega de 78
viviendas en reemplazo de las que debía derribar para la construcción
del Nudo (de un total de 289 casas censadas en las cuales viven unas 310
familias). Fue éste el punto más conflictivo para realizar la obra.
Con respecto a la ejecución de las obras
de las viviendas, Sergio Lorenzatti (Secretario de Políticas Sociales
Cooperativas y Mutuales), confirmó a Liliana, miembro de la Comisión de
Vecinxs, que Vialidad Nacional debía girar el dinero para realizar el
Nudo Vial -obra a cargo de la UTE conformada por Iecsa y
Electroingeniería-; por lo tanto, tiempo después reclamaron a Nación
también por el dinero para las viviendas que debían construir, debido a
las obras no tan públicas.
Sumado a la construcción de las 78
viviendas mencionadas, que ya están en ejecución (65 de ellas a 100
metros de la Villa, de las cuales ya fueron entregadas 26, y 13
viviendas más a unas pocas cuadras de distancia), el Gobierno
Provincial, a través del Ministerio de Desarrollo Social, ofreció
diferentes alternativas para las más de 230 familias restantes. En un
principio, en las gestiones iniciales del año 2011 la oferta fue sólo de
“dinero para alquilar” a cambio de perder sus tierras y sus viviendas.
Paulatinamente, y a raíz de la organización de lxs vecinxs, el Gobierno
se vio obligado a ir modificando sus propuestas.
En primer lugar, según criterios del
propio Ministerio, se seleccionaron 50 familias para ser trasladadas a
Barrio Héroes de Malvinas (en cercanías de la planta Santa Isabel de
Renault), de las cuales sólo unas 20 aceptarían irse, siendo que las
restantes familias manifiestan un fuerte arraigo con la comunidad y
sienten un gran temor e incertidumbre ante este comunicado de traslado
de parte de los funcionarios ministeriales.
Por otro lado, se estableció en la Legislatura la expropiación de un terreno colindante a la Villa (a través de la Ley 10172 del día 16/10/2013),
en el cual el Gobierno manifiesta tener espacio disponible para
construir 80 viviendas (en una superficie de 2ha. 779m2). Estas obras
aún no han sido iniciadas, y los vecinos no han sido informados sobre
plazos de ejecución. “Queremos las urbanizaciones y las escrituras de
ese terreno sin habitar”, es el derecho que los vecinos piden que se les
otorgue.
Por último, y recuperando el número de
familias manifestado por el propio Ministerio, aún hay aproximadamente
150 familias más en una situación de absoluta incertidumbre. En el mes
de marzo del presente año el Gobierno Provincial presionó a los vecinos
para firmar una confusa acta-acuerdo con apartados bien diferenciados:
el primero, de tres artículos con sumo detalle y plazos, sobre las 50
familias que deberán trasladarse al ”Barrio Héroes de Malvinas”
(referido también como Vicor por los vecinxs y los propios
funcionarios); el segundo, un solo artículo absolutamente vago en
tiempos y precisiones, que indica que estos vecinos podrían solucionar
su problema habitacional en la misma zona donde hoy residen, pero
“cuando los plazos administrativos así lo permitan”, y sin especificar
en el acta a cuántas familias están haciendo referencia.
Con el pasar del tiempo, y las obras
cada vez más avanzadas, los problemas se hicieron más acuciantes. Ante
las manifiestasroturas en las viviendas, muchas de ellas motivadas por
las propias vibraciones de las obras, lxs vecinxs manifiestan que el
plan de mejoramiento es imposible de llevar adelante; por esto reclaman
viviendas nuevas, y porque no hay respuestas sobre el destino de las
familias. Ante esto, la respuesta más concreta del Gobierno ha sido
siempre en torno a qué casas debe derribar de manera urgente: aquellas
que dificultan la traza del nuevo Nudo Vial y las que se encuentran a
orillas del Canal Maestro Sur; pero no ha tenido la misma precisión a la
hora de informar qué opciones tendrán los vecinxs una vez que pierdan
sus viviendas, cuestión que incrementa la incertidumbre general.
Al no haber Comisión Vecinal formalizada
ante la Municipalidad, lxs vecinxs formaron una a fines de 2014.
Reclamaron las roturas de las casas y el Gobierno sólo anunció que “hay
que largar ayudas económicas”. Ante las incesantes roturas de viviendas y
la presión de lxs vecinxs, hubo en el presente año un nuevo
relevamiento de viviendas afectadas por parte del Ministerio de
Desarrollo: se desprenden revoques, se abren las paredes, aparecieron
pozos, se despegaron techos y puertas. “Si no los puteás no te dan
bola”, aseguró Liliana, vecina del Tropezón.
Desde el Gobierno nunca presentaron los
resultados de este último relevamiento, asegurando lxs vecinxs que
llevan en la Villa 30 (treinta) casas gravemente afectadas. “Nosotros no
sabemos a dónde vamos. De a poquito se los van llevando sin cumplir con
la urbanización” informó Liliana. Las excusas son varias, entre ellas
que el terreno local a expropiar cuesta 20 millones de pesos. “No nos
pueden asegurar con el cambio de gobierno la continuidad de lo firmado,
nos quisieron decir (antes de las elecciones), que si lo votamos a
Schiaretti nos van a urbanizar” replica la vecina.
“Todo ciudadano argentino tiene derecho a
un pedazo de tierra” reclaman triste mujeres y madres cordobesas, pero
el Gobierno insiste en que son usurpadores, mientras la justicia
ratifica 5 años de prisión para el empresario de GAMA S.A. Jorge
Petrone, por el delito mismo de usurpación.
Ante esto, lxs vecinxs reconocen el
machismo y discriminación en los cargos públicos. Y así lo manifestó el
Colectivo de Investigación “El Llano en Llamas”, cuando observó que se
colocan en primer lugar a los detenidos y/o judicializados en ocasión de
conflictos por la tierra, que asciende al 80% de las familias (319
sobre un total de 401). Así, se lee un aumento de la población habitante
de los asentamientos marginales en un 62% desde el 2001-2010.
Además de todas las problemáticas ya
mencionadas, en los últimos meses comenzaron a visibilizarse otros
conflictos: el de aquellas familias que arbitrariamente quedaron fuera
del censo de 2013, a pesar de llevar años viviendo en el sector. En
aquel momento, el Gobierno planteó que no entrarían al censo ya que no
se verían afectadas por las obras, pero hoy el discurso cambió. En el
mes de agosto, funcionarios del Ministerio de Desarrollo Social se
acercaron a un grupo de 18 familias que se encuentran en las márgenes
del Tropezón, para informarles que sus casas serían derribadas. El
motivo: realizar el trazado de una calle -Guillermo Lewis- e instalar
los servicios para las 78 viviendas que ya se construyen a ritmo
avanzado en frente de estas familias.
Lxs afectadxs por este nuevo
avasallamiento de derechos, son quienes viven en la Villa hace 8 años y
fueron ignoradxs por el censo realizado por el propio Ministerio, y hoy
sienten que están siendo enfrentadxs, por el mismo Gobierno, a las
familias que necesitan la habilitación de los servicios en sus nuevas
viviendas.
A su vez, ante la amenaza de desalojo
inminente, no recibieron propuesta alguna de vivienda, ya sea en la
propia Villa o en otro barrio, sino sólo “un alquiler”, un monto de
2.500 mensuales -sin plazos claros- para que desocupen sus viviendas. Mientras ellxs aluden “queremos pagar las casas”, el tiempo pasa y el riesgo crece. Ellxs pierden los derechos posesorios adquiridos por ley sobre la tierra, el terreno, y además les destruyen las casas.
Finalmente, denuncian que lxs
trabajadorxs de la Dirección de Hábitat del Ministerio de Desarrollo
Social de la Provincia han intentado, por diferentes medios, generar
confusión y desacuerdo entre este grupo de familias. Estas situaciones
de conflicto, y las gestiones que están llevando adelante para proteger
sus derechos, fueron relatadas a ECOS Córdoba.
E: Nosotros estamos en un grupo de
vecinos, vivo acá en la Villa El Tropezón, sobre la calle [Guillermo]
Lewis, y nos vemos perjudicados por la obra del Nudo del Tropezón.
E: Los del Gobierno necesitan abrir una
calle donde estamos nosotros, nuestras viviendas, somos 18 familias
perjudicadas en este momento. Pero hay más, aparte de nosotros. No
perjudicadas por las obras [de la calle Lewis], pero hay más familias.
E: Como 50, más o menos. Porque, ves, allá atrás, hay como cinco casas…
EC: O sea, que hay más familias afectadas…
E: Por las obras, somos 18 nomás.
EC: ¿Por las obras de la calle Lewis?
E: De la Guillermo Lewis.
EC: ¿Es una apertura de calle que quiere hacer el Gobierno?
E: Sí.
EC: ¿Y las otras familias cómo se ven afectadas?
E: Están todos… nosotros nos vemos
afectadas 18 familias. Nada más. A los otros no los perjudica la obra
pero son vecinos, igual, que no sabemos qué les van a decir. Después van
a salir con que ellos también molestan, porque viste…
E: Sí, porque supuestamente había un
grupo de chicas del otro lado del Canal, que ellas se iban a ir cuando
dieran casas en Vicor, y les dijeron eso… Y ahora ellas no saben qué va a
pasar con ellas. ¿No es cierto? No saben lo que va a pasar con ellas,
porque una persona de la Comisión [Vecinal] les dijo una cosa, y después
les salieron con otra, así que no, no sé.
E: Todo el día. A partir de las seis de la mañana, hasta las ocho de la noche, nueve.
C: Hay veces que a la noche también.
E: También, porque están trabajando allá, en el puente.
EC: ¿Y eso en qué les afecta?
E: Se empiezan a rajar las paredes, las
paredes se rajan todas, el piso. Bueno, el techo, tenemos techo de
chapa, eso también… Yo, que tengo el bebé, es molesto.
E: Hace un mes ellos vinieron, las
asistentes sociales del Gobierno de la Provincia, mandadas por el señor
Paulo Messori, con información de ofrecernos 5000 pesos para un
alquiler, y después 2500 pesos. Pero no nos dicen el plazo, nada. Cinco
mil pesos por única vez.
C: Y uno cuando consigue el alquiler te
dan 2500 nada más, para que vayas pagando todos los meses. Pero tenemos
un testimonio de un vecino, que le supieron dar alquiler, y que le
pagaron una sola vez. Y después, el hombre tuvo que salir a vender las
máquinas, todo, para pagar, porque no le dieron más.
C: Salir, para que ellos puedan abrir acá, la calle, hasta que ellos nos hagan las casas.
EC: ¿Ustedes tienen que entregar estas casas donde están viviendo?
E: No, las casas no les interesan, a ellos les importa el lugar. El terreno.
EC: Ustedes tienen que voltear las casas. Ustedes pierden las casas, y a cambio les dan este alquiler.
E: Que nos vayamos a alquilar.
EC: ¿Y cómo fue su experiencia, cuando vinieron [desde el Ministerio]? ¿Fueron comunicándose casa por casa?
E: Sí, iban casa por casa, y en una casa
decían una cosa y en otra iban y decían otra. A todos les decían que
les daban para alquilar, pero por ejemplo venían y le decían a mi hija
-que en ese momento estaba ella-, “tu vecino de al lado arregló por la
plata”, como metiendo presión, o creándole la duda. Lo que más a
nosotros nos enojó, yo creo, fue cuando fuimos a la reunión con el señor
Paulo Messori. Y le digo señor porque soy educada, porque no se merece
que lo llame así. Él a toda costa quería que nosotros arregláramos lo
que a él le convenía. Y en uno de los momentos de la conversación el
señor dice “yo tengo muchos compañeros que viven alquilando”, y nosotros
como vecinas, como mujeres… Yo le dije “tus compañeros no cobran un
sueldo de 4 mil pesos como el que cobro yo”. Yo creo que con 2500 pesos
no alquilamos en ningún lado. Y nosotros tenemos muchos chicos, nadie
nos va a querer alquilar. Aparte, ¿de dónde sacamos nosotros garantía?
Uno, para un alquiler tenés que pagar un mes de depósito. Garantía. Y
después, ¿con qué pagamos impuestos? Si se supone que nos vinimos a
vivir acá es porque no tenemos otra opción. Yo fui una de las personas
que se vino a vivir para acá porque ya no me daba el presupuesto para
seguir alquilando. Y alquilé siempre. Imaginate, de vivir cómoda,
medianamente en el lujo, en el sentido de tener todo bien instalado…
Venirte acá de la noche a la mañana, y que después te quieran hacer
volver a alquilar, como que no… No lo queremos, no arreglamos nada.
E: A todos nos decían lo mismo, que nos
querían dar el dinero, pero decían ”fulano arregló”, “el otro chico de
allá también”, y lo más lindo es que en el día de la reunión nos dimos
con que no, con que no había sido. Ellos mismos nos quieren poner en
contra, que ahí nomás decimos “ay qué tonta, cómo va a arreglar por 5
mil pesos, no hacés nada”. Y mirá lo que es el Gobierno, el Estado, lo
que tenemos… Ellos nos dijeron a nosotros “bueno, y si no se agarran la
plata y se van a vivir de prestado a otro lado”. Así, los del Estado,
las asistentes sociales. El mismo Messori, que me quedó grabado su
nombre. Él, como diciendo “se van a agarrar la plata ustedes”.
C: “Váyanse a lo de algún familiar, hasta que les hagamos las casas”.EC: Esta cuestión que ustedes nos dicen, viene de hace un mes. Ustedes aquí, ¿están hace poco, hace mucho? ¿Son 18 familias?
E: Ellos, cuando fuimos a la reunión, dijeron que tenían un plazo de 30 días para desalojar esta calle.
C: Que si en 30 días nosotros no
llegábamos a un acuerdo, nos pasaban a la Municipalidad y la
Municipalidad venía con una carta documento y nos teníamos que ir sí o
sí, nos íbamos, quisiéramos o no.
C: Y que la Municipalidad era la que los estaba apurando a ellos con la obra.
EC: Y ustedes, en estas tierras, ¿hace cuánto que están?
E: Ocho años. Siete, ocho. Menos de eso, ninguna.
EC: Esta es la situación, la
propuesta que les ha hecho el Gobierno, la problemática en la que están
en estos momentos. Y ustedes, ¿qué quieren en este momento, qué
proponen, o qué les interesa como solución?
E: Si ellos quieren que nos vayamos, que nos den nuestras casas. Nada más.
C: Todos dicen que hay casas, dicen que
sí están las casas. Hay 50 casas [ya construidas en Barrio Héroes de
Malvinas/Vicor], y las delegadas [de la Comisión] nos dicen que hay 20
vecinos del otro lado que no se quieren ir, pero tampoco nos quieren dar
esas casas a nosotros [refiriéndose al Gobierno], porque dicen que ya
están destinadas. Pero si nosotros somos la prioridad, que tenemos que
salir de esta calle, ¿por qué no nos daban 18 casas a nosotros? Si hay
gente del otro lado que todavía no molesta, no perjudica en nada a las
obras. Eso es lo que no entendemos.
E: Y no vinieron más, no vinieron ni desde la Municipalidad ni desde el Ministerio.EC: Ustedes entienden entonces que lo justo sería que les puedan brindar otras casas.
C: Y… ¿por qué a dónde nos vamos a ir?
E: Que Paulo Messori me lleve a vivir a su casa, que no debe vivir en ningún rancho.
C: Aparte, como dijo ella. Si nosotros
estamos acá es porque no tenemos para alquilar, y no tenemos otro lugar
para ir a vivir. Estamos acá porque es lo único que nos queda, vivir
acá.
E: No porque nos guste vivir en una Villa. A mí no me gusta.C: A mí tampoco.
EC: ¿Y cómo ven el derecho a la vivienda? ¿cómo charlaron entre ustedes lo que esto implica?
E: Nosotras somos medio brutas en el
sentido de que ninguna tiene un secundario completo, pero queremos
nuestra casa, y sabemos que tenemos derecho por la cantidad de años que
estamos acá, porque eso también lo sabemos. Y si ellos necesitan tanto
el lugar, bueno, nosotros también necesitamos una vivienda digna, mejor
de lo que estamos. Porque la mayoría de las casas éstas, son todas
terminadas… Está bien que son ganchos, que “robamos la luz”, “robamos el
agua”, porque es así. Pero no podemos hacer otra cosa, no nos da el
presupuesto para ir a alquilar. Y, hoy por hoy, como están las cosas,
que vos tenés 100 pesos y no hacés nada… Nosotros queremos tener una
casa digna, y no queremos ir a alquilar. No nos vamos a ir a alquilar.
C: Nos plantamos y les dijimos que no, que no nos íbamos a ir.
E: Llamamos a Canal 8.
C: Y les dijimos que no. Que si no nos dan las casas, no vamos a salir. Que no tenemos a donde ir.
EC: ¿A esto lo hicieron de manera individual o se juntaron?
E: Somos “vecinas autoconvocadas”. Somos
las 18 afectadas, las que estamos… En el momento en que nos dijeron
así, todos los días nos juntábamos, todos los días era el tema…
E: Sí, por ejemplo, ahora vinieron ustedes, las busqué y vinieron. No estamos las 18 pero somos varias.
EC: ¿Cuál sería el mensaje en el que ustedes están de acuerdo?
E: Que no nos vamos, hasta que no nos den una casa.
C: Nosotros nos vamos de acá cuando ya
nos den la casa, con llave en mano. Sino no nos vamos, no nos vamos a
alquilar, nada. Nosotros queremos la casa.
C: Es la primera vez. Y está bueno.
Porque estamos peleando todos por lo mismo. Por una casa, por una
vivienda digna para cada uno de nosotros, para nuestros hijos. No
podemos sacarlos… ir a una piecita de cuatro por cuatro, meterse ella
con su marido y sus siete hijos. Cuando acá tiene sus dos habitaciones,
cocina comedor… como sea, pero las tiene.
E: Eso lo sabemos. Siempre hablamos y
decimos, “si no nos juntamos en ésta, nos van a pasar por encima”. Como
que todas somos conscientes de que… de a uno no vamos a hacer nada. Yo,
por ejemplo, en mi caso, si seguía el problema, yo me abría, me ponía
con las otras vecinas y capaz me quedaba, no tengo problema. Pero ellas
dijeron “todos nos vamos a Vicor”… Perfecto, entonces yo también lucho
con lo mismo, “me voy a Vicor con ustedes”. Siempre y cuando no haya
problemas, porque esto no es para crear problemas entre nosotros, sino
al contrario. Unirnos entre nosotros, porque si nos peleamos entre
nosotros van a venir los de afuera y nos van a devorar. Y no es lo
justo. A todos nos costó.
C: Después de la reunión, las máquinas
querían entrar para acá. Y fue cuando se rompió, agarraron el caño y lo
rompieron. Entonces fuimos, una de las chicas fue y les dijo que
nosotros no los íbamos a dejar pasar. Él dijo que tenía que hablar con
el encargado. Y de ahí nosotras fuimos y hablamos con el encargado. (…).
E: Después, el fin de semana también,
que habían dejado todo el bordo de tierra ahí en el medio de la calle
como para que no salgamos. Y yo justo salí a tomar mate afuera y pasaba
uno de los chicos que se iba a trabajar y no podía pasar. Y yo andaba de
bata, recién me levantaba, de bata y el mate… y salí. ¡Me dio una
bronca, digo, éstos qué se piensan, que no vive gente, que la gente no
se levanta temprano a trabajar por el hecho de que vivamos en una villa!
Y agarro y le digo a los obreros, ¿quién es el encargado? “Esos dos que
están allá”, y me fui para allá, doña Clotilde era yo. Y le digo
“Discúlpeme, ¿quién es el encargado de la obra?”, “yo señora, ¿qué
pasa?”. Y le digo “usted, aunque no lo crea, nosotros sí vivimos en una
villa. Y hay gente que se levanta temprano a trabajar, y ustedes han
hecho muy mal en cerrar ahí, y yo les digo que saquen eso. Y rompieron
un caño, lo arreglaron y dejaron un pozo tremendo ahí, ¿le parece a
usted?”. Y el otro muchacho me dice “eso estaba”, eso no estaba, le
digo, yo vivo acá hace 8 años y no me podés decir lo que estaba y lo que
no estaba. Y agarró, y me dijo, “dame media que lo sacamos”, y le digo,
espero que lo saquen. Lo sacaron… pero dejaron un desastre ahí que no
podíamos… fue peor. Y ya el lunes de nuevo fui y lo agarré de nuevo. Y
ya como que acomodaron un poco. Y ya no pasaron más las máquinas ni nada
porque no los dejaron ellas. Yo en ese momento no estaba.
C: Sí, porque fue lo que nos ayudó a contestar. Nos dijeron todo lo que iba a decir el hombre.
E: A nosotros nos dijeron que si a
Paulo Messori le decíamos algo que no le iba a gustar se iba a levantar y
se iba a ir. Y también eso fue lo que hizo. Y nosotros no nos dimos
cuenta de decirle ahí que era un maleducado, porque él a uno de las
vecinas le dio a entender que era una maleducada… La mujer le dijo que
fuera al grano, que hablara lo que teníamos que hablar, y que no nos
volviera a repetir lo del alquiler si él sabía que el alquiler no lo
queríamos; y él le dijo “espere señora, déjeme hablar, si usted ya sabe
todo para qué vino”. Y nosotros lo escuchamos a él, aunque repetía
doscientas veces lo mismo nosotros lo escuchábamos. Pero él a nosotros
no nos dio la posibilidad de que le dijéramos todo lo que queríamos
decir. Porque como se enojó cuando nosotros le dijimos -cuando él nos
metía miedo de que la Municipalidad nos podía intimar y desalojarnos de
acá- “¿y si nosotros buscamos un recurso de amparo?”.
C: Ahí se enojó.
E: Ahí se enojó. Y ahí una de ellas
dijo “¿esas que tienen que desalojar, cuántas son, 16 o 17?” Y ahí les
digo yo, “tienen que ser 18 porque mi hija también está embarazada y
tiene que tener su casa, y mis vecinas me apoyan en esto”. Y el Paulo
Messori, ahí fue cuando se levantó y dijo, “¿ustedes apoyan en eso,
están de acuerdo con lo que ella dice?”, Sí, le dijeron las chicas. Como
que ahí el tipo se cabreó y se fue.
C: Es que aparte… si vienen a la mañana,
muchas veces no nos encuentran a todos, porque hay muchas que
trabajamos. Por ejemplo, en mi caso, yo trabajo todo el día, y también
estoy llegando tarde. Y hay unas que se quedan y están siempre, y ellas
nos comunican a nosotros.
E: Pero no es lo mismo… lo lógico sería
que [desde el Ministerio] vengan en un horario en que estén todos, o
que vengan los sábados.
C: No te dejan entrar las cosas para construir.
E: Ah, sí… Yo tengo la mitad de las
cosas para hacerle a mi hija la pieza, tenía que entrar los ladrillos y
la policía no me dejó. Porque no se puede entrar materiales.
(*) Licenciado en Psicología, becario
del Colegio de Psicólogos de Córdoba, integrante del Espacio-Laboratorio
de Arte/s, Performance/s y Subjetividad/es (ELAPS), UNC.
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