EL RIESGO DE LAS GENERALIZACIONES .
En
una página ajena, y en respuesta a un escueto 'el poder judicial es una
lacra', acabo de dejar un comentario que, en lo central, copio en ésta.
El
poder judicial, como tal, está constituído por gentes, entre las que
hay lacras, acomodaticias, ventajeras, autócratas, incompetentes e
impotentes; pero también por quienes cumplen su tarea con compromiso con
su sociedad , con responsabilidad, con aptitud incuestionable, con
valentía y con dignidad
ciudadana. Y son muchos, así no sean los suficientes ni todos los
necesarios para sostener el prestigio colectivo de la administración de
justicia y para garantizar plenamente los derechos de los justiciables.
Poner
todo en un paquete es erróneo y desmoralizante para esta última e
importante categoría de jueces, de funcionarios y de empleados que,
literalmente, se rompen el alma intentando superar las taras del sistema
en el que desarrollan su importantísima tarea cotidiana.
Desde
el 2004 y hasta no hace mucho tiempo, insuficiente para olvidar su
trayectoria, hemos sentido satisfacción y hasta orgullo por una Corte
Suprema que, en algunas cuestiones esenciales para la vigencia de
derechos fundamentales, desempeñó un rol de alta calidad comparativa.
Con inconsecuencias y dificultades internas, sin una adecuada política
respecto del Consejo de la Magistratura y de los tribunales inferiores,
cediendo más de la cuenta a las presiones corporativas, con un exceso de
funcionariado que en lugar de ayudar complicó su tarea, con una
conducción personalista y negativa, con aventuras y desventuras en
cuestiones de infraestructura y tecnología de la función judicial; pero
insertando a la justicia argentina en el plano del pleno respeto del
bloque de constitucionalidad, y de los controles de constitucionalidad y
convencionalidad.
Es
bueno recordar este aspecto, como el de la abnegada y valiosísima labor
de buena parte del funcionariado del aparato judicial, así sea para
contrastarlo con esta paupérrima realidad cortesana de los tiempos que
ahora corren. Si me dejan poner un mero ejemplo de aptitud y de
conducta, comparemos los fallos de la Corte en materia de derechos
sociales o en el tratamiento auténticamente monista del bloque de
constitucionalidad cuando era Secretario de la misma Rolando Gialdino,
con lo ocurrido después de su más que arbitraria y deplorable remoción.
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