Macri recibe a la conducción de la UCR para debatir la estrategia electoral
La
cúpula del radicalismo y el PRO se reúne hoy para analizar el armado de
listas de Cambiemos de cara a las legislativas de octubre. Preocupación
entre los correligionarios por la posibilidad de quedar relegados en el
Congreso.
Macri en 2015, en una de las pocas fotos que compartió con la plana mayor del radicalismo en su conjunto.
(Imagen: Télam)
(Imagen: Télam)
En
las puertas del año electoral clave, el radicalismo y el PRO tendrán
mañana una “reunión bilateral” en la residencia presidencial de Olivos.
La cumbre tendrá un tono “institucional” y estará encabezada por
Mauricio Macri y la conducción de la UCR en pleno: el titular del Comité
Nacional, José Corral, su predecesor, Ernesto Sanz; los gobernadores
Gerardo Morales, Alfredo Cornejo y Ricardo Colombo; los jefes de los
bloques parlamentarios, Ángel Rozas y Mario Negri y la presidenta de la
Convención Nacional, Lilia Puig de Stubrin. Sin embargo, más allá de la
impronta institucionalista, allí comenzarán a definirse cuestiones más
que delicadas para el futuro de la alianza Cambiemos: la estrategia
electoral, si hay modificaciones en la política de alianzas y cómo será
el reparto de cargos en las listas. Sobre este último punto, en la UCR
ya tienen un esquema de mínima para plantearle a su aliado: buscan
obtener al menos la misma cantidad de bancas que les toca renovar en
este turno. “Tenemos el desafío del año electoral y darle fuerza,
consenso y más apoyo al presidente, y conversaremos sobre cómo conformar
las listas y cómo definir una estrategia para el año electoral”,
aseguró ayer Corral.
Luego de todo un año de recelos y disputas por el rol secundario que la UCR tiene en el Poder Ejecutivo, Macri recibirá a la cúpula radical en una cena en la Quinta presidencial. Los boina blanca habían solicitado la reunión al jefe de Gabinete, Marcos Peña. Peña les retrucó que los recibiría el propio Macri, algo que no ocurría hace meses. Al presidente lo acompañará también el ministro del Interior, Rogelio Frigerio y el presidente del PRO, Humberto Schiavoni y el titular de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, entre otros.
Esta reunión, que tendrá un menú bien argentino con asado y vino, es la jugada previa de otra iniciativa de la UCR: una cumbre de radicales de todo el país que se realizará en febrero en Villa Giardino, Córdoba. Ahí se darán cita sólo los correligionarios, entre legisladores nacionales, intendentes, gobernadores y autoridades partidarias.
“Necesitamos renovar al menos los legisladores que ponemos en juego. Tenemos que tener un criterio que guíe las definiciones electorales. Por ejemplo, en los distritos en los que la UCR lidera nosotros tenemos la primera decisión respecto a las listas. Cuando lidera el PRO, al revés”, explica un experimentado dirigente radical.
Los radicales saben que al tratarse de una elección legislativa, sin cargos a presidente y vice que ordenen a la tropa hacia abajo, la necesidad de alcanzar un acuerdo nacional con Macri es clave para evitar que en los distritos, se desmadre la coalición con internas encarnizadas. “Si no se hace un acuerdo con el Presidente cada liderazgo provincial va a determinar cómo armar las listas. Tiene que haber un acuerdo de partidos en el que los cargos se repartan mitad para cada uno. Eso afirmaría que no hay voluntad del PRO para usar el Poder Ejecutivo para imponerse sobre el radicalismo en el Congreso”, analiza un operador radical que tiene una mirada negativa sobre la conducción del Comité Nacional.
Sectores de la UCR temen que si el reparto de cargos beneficia al PRO, su ya acotado poder de decisión caerá todavía más. En el Senado, el Frente PRO tiene 6 senadores, mientras que la UCR cuenta con 9 bancas (ocho UCR puros más un aliado del Frente Cívico catamarqueño). De todas maneras, está claro que los tres senadores que culminan su mandato Luis Naidenoff (Formosa), Silvia Giacoppo (Jujuy) y Alfredo Martínez (Santa Cruz) pertenecen a distritos donde claramente hay un predominio radical. Además, prevén sumar entre 2 y 4 bancas más a las que ya tienen.
El problema más grande se produce en Diputados donde el PRO ya cuenta hoy con una leve ventaja en cuanto a cantidad de integrantes. Son 42 del macrismo y 38 de la UCR y aliados. El punto es que el macrismo pone en juego sólo 14 bancas y el radicalismo 20. Esto sucede porque quienes terminan el mandato ingresaron en 2013, un año de pobre cosecha para el PRO. Por ejemplo, en provincia de Buenos Aires, la que más bancas elige en todo el país, sólo colaron tres diputados en la lista del Frente Renovador.
La idea de algunos estrategas radicales es ofrecerle al macrismo crecer en desarrollo territorial con lugares expectantes en las listas (que le permitiría posicionar a un dirigente propio) y, a cambio, equilibrar con más bancas para ellos en los distritos más numerosos como Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Capital Federal. Si el PRO decide copar las listas de provincia de Buenos Aires, donde esperan meter unos 12 diputados, la UCR apuesta a quedarse con más lugares en el interior.
Más allá de ese esquema general, tanto el PRO como la UCR tienen un problema irresuelto que podría complicar la inestable armonía con la que, se fueron manejando durante 2016. El punto es la candidatura de Martín Lousteau en Capital Federal y la de Elisa Carrió en provincia de Buenos Aires. Esos nombres también sobrevolarán hoy en el encuentro en la quinta presidencial.
Luego de todo un año de recelos y disputas por el rol secundario que la UCR tiene en el Poder Ejecutivo, Macri recibirá a la cúpula radical en una cena en la Quinta presidencial. Los boina blanca habían solicitado la reunión al jefe de Gabinete, Marcos Peña. Peña les retrucó que los recibiría el propio Macri, algo que no ocurría hace meses. Al presidente lo acompañará también el ministro del Interior, Rogelio Frigerio y el presidente del PRO, Humberto Schiavoni y el titular de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, entre otros.
Esta reunión, que tendrá un menú bien argentino con asado y vino, es la jugada previa de otra iniciativa de la UCR: una cumbre de radicales de todo el país que se realizará en febrero en Villa Giardino, Córdoba. Ahí se darán cita sólo los correligionarios, entre legisladores nacionales, intendentes, gobernadores y autoridades partidarias.
“Necesitamos renovar al menos los legisladores que ponemos en juego. Tenemos que tener un criterio que guíe las definiciones electorales. Por ejemplo, en los distritos en los que la UCR lidera nosotros tenemos la primera decisión respecto a las listas. Cuando lidera el PRO, al revés”, explica un experimentado dirigente radical.
Los radicales saben que al tratarse de una elección legislativa, sin cargos a presidente y vice que ordenen a la tropa hacia abajo, la necesidad de alcanzar un acuerdo nacional con Macri es clave para evitar que en los distritos, se desmadre la coalición con internas encarnizadas. “Si no se hace un acuerdo con el Presidente cada liderazgo provincial va a determinar cómo armar las listas. Tiene que haber un acuerdo de partidos en el que los cargos se repartan mitad para cada uno. Eso afirmaría que no hay voluntad del PRO para usar el Poder Ejecutivo para imponerse sobre el radicalismo en el Congreso”, analiza un operador radical que tiene una mirada negativa sobre la conducción del Comité Nacional.
Sectores de la UCR temen que si el reparto de cargos beneficia al PRO, su ya acotado poder de decisión caerá todavía más. En el Senado, el Frente PRO tiene 6 senadores, mientras que la UCR cuenta con 9 bancas (ocho UCR puros más un aliado del Frente Cívico catamarqueño). De todas maneras, está claro que los tres senadores que culminan su mandato Luis Naidenoff (Formosa), Silvia Giacoppo (Jujuy) y Alfredo Martínez (Santa Cruz) pertenecen a distritos donde claramente hay un predominio radical. Además, prevén sumar entre 2 y 4 bancas más a las que ya tienen.
El problema más grande se produce en Diputados donde el PRO ya cuenta hoy con una leve ventaja en cuanto a cantidad de integrantes. Son 42 del macrismo y 38 de la UCR y aliados. El punto es que el macrismo pone en juego sólo 14 bancas y el radicalismo 20. Esto sucede porque quienes terminan el mandato ingresaron en 2013, un año de pobre cosecha para el PRO. Por ejemplo, en provincia de Buenos Aires, la que más bancas elige en todo el país, sólo colaron tres diputados en la lista del Frente Renovador.
La idea de algunos estrategas radicales es ofrecerle al macrismo crecer en desarrollo territorial con lugares expectantes en las listas (que le permitiría posicionar a un dirigente propio) y, a cambio, equilibrar con más bancas para ellos en los distritos más numerosos como Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Capital Federal. Si el PRO decide copar las listas de provincia de Buenos Aires, donde esperan meter unos 12 diputados, la UCR apuesta a quedarse con más lugares en el interior.
Más allá de ese esquema general, tanto el PRO como la UCR tienen un problema irresuelto que podría complicar la inestable armonía con la que, se fueron manejando durante 2016. El punto es la candidatura de Martín Lousteau en Capital Federal y la de Elisa Carrió en provincia de Buenos Aires. Esos nombres también sobrevolarán hoy en el encuentro en la quinta presidencial.
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