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Estado,
empresas y gobernanza informacional
Fredes
Luis Castro
ALAI
AMLATINA, 24/08/2017.-
Bajo
el título Las firmas tecnológicas más grandes del mundo ya
no son sólo
americanas, un artículo
del New York Times del 17 de agosto de este año informa: "El
club mundial
de las firmas tecnológicas de 400.000 millones de dólares o
más - durante mucho
tiempo integrado exclusivamente por firmas americanas como
Apple, Google,
Facebook, Microsoft y Amazon- necesita dar lugar a dos
miembros chinos”. La
nota refiere a los multimillonarios ingresos obtenidos por
Tencent, propietaria
de WeChat, la aplicación de mensajería más usada en China, y a
Alibaba, la
firma de comercio electrónico más poderosa del gigante
comunista. Ambas
empresas se aproximan a los valores de mercado de Amazon y
Facebook (470.000
millones de dólares y 490.000 millones de dólares,
respectivamente), todas
ellas significativamente detrás de Apple (supera los 800.000
millones de
dólares).
Otra
nota,
de Bloomberg, del 16 de agosto, acusa el crecimiento de la
participación en el
mercado global de la publicidad digital, por parte del trío
Alibaba, Tencent y
Baidu, que les permitiría alcanzar un quinto del total de las
sumas dinerarias
destinadas a este rubro en el 2019 (si bien, lejos del 32% que
obtiene Google).
Tencent, Alibaba, Baidu y Didi Chuxing (vencedora
de Uber), entre otras tecnofirmas, se benefician de las
restricciones establecidas
por las autoridades chinas a las empresas extranjeras, lo que
les permite
operar con menor competencia en un mercado habitado por 700
millones de
internautas.
El
mismo 16 de agosto,
Reuters
informóque
la empresa estatal china de telecomunicaciones Unicom, una de
las más
grandes compañías de telefonía móvil del mundo por número de
usuarios, fue
nutrida con 11.700 millones de dólares invertidos por Tencent,
Alibaba, DiDi
Chuxing y Baidu, entre otros. Este fenomenal ingreso de
capital privado nativo
responde a la decisión gubernamental de perfeccionar empresas
de propiedad
mixta, explican los autores del reporte, para crear
conglomerados “capaces de
competir en la escena global”.
Las
tensiones
El
esfuerzo chino para
contar con entidades competitivas en el mercado digital
mundial, es coherente
con su visión del ciberespacio como un espacio tan soberano
como el
territorial, aéreo y marítimo. Carecer de firmas nativas
capaces de satisfacer
las nuevas demandas (vitales o no) generadas por las
innovaciones tecnológicas
implica resignarse a la introducción de agentes externos,
representativos de
los intereses de sus accionistas y de los gobiernos que los
amparan. El
espionaje digital de la comunidad de inteligencia de
Washington
a los gobiernos
atlánticos aliados
alienta a construir mayores
prevenciones por parte de los que se saben rivales o enemigos
de estas
agencias, mucho más cuando está acreditada
la colaboraciónentre
las oficinas espías y sus firmas tecnológicas compatriotas.
El
objetivo prioritario de
Beijing de asegurar que la data producida por sus cientos de
millones de
ciudadanos se conserve en la geografía que les da
nacionalidad, arriesga la
expansión fronteras afuera de sus firmas tecnológicas, habida
cuenta que las
retaliaciones de las economías centrales, lideradas por la
Casa Blanca cabe
suponer, materializarán de alguna forma. Sólo se puede
conjeturar el punto de
equilibrio a formular entre el interés lucrativo de los
propietarios y
accionistas de las firmas chinas con el securitario del
gobierno que les
impone censura, pero sobre todo protección.
Sin
embargo, crecen los
cuestionamientos de todo el espectro ideológico norteamericano
contra sus
empresas tecnológicas, en especial contra Facebook y Google,
cuya regulación
habría sido reclamada por el recientemente prescindido Steve
Bannon, por juzgar
que cumplen con funciones de interés público. Desde la derecha
se acusan
prejuiciosde
las redes sociales contra los puntos de vista conservadores, y
el
consecuente sesgo en la formación de la opinión pública. Los
liberales, en
particular tras la derrota infligida por Trump, denuncian la
propagación de
informaciones falsas y lesivas a las figuras y propuestas
demócratas. La
influyente senadora demócrata Elizabeth Warren va más allá, e
identifica a las
firmas de Silicon Valley con las financieras de Wall Street,
por el peligro que
anida en sus prácticas anticompetitivas para la
economíae
incluso
la democraciaestadounidenses.
Mark
Zuckerberg, fundador
y gobernante de Facebook, y Jeff Bezos, fundador y director
ejecutivo de
Amazon.com y accionista mayoritario del Washington Post, entre
otros, añoran
los años de Obama y el impulso que
solidarizó a todos
ellos a favor
del Acuerdo Transpacífico que, entre
otras medidas debilitantes de injerencias estatales,
restringíala
“localización forzada”, esto es la coerción gubernamental para
que los datos
producidos dentros de los Estados que administran se almacenen
bajo sus
soberanas reglas dentro de sus fronteras. Esto es lo que
ordena la nueva ley de
ciberseguridad china a empresas como Apple, Microsoft, Amazon,
e IBM, que
resignadamente cumplen para acceder al mercado comunista.
Por
su parte, Francia,
España, Bélgica y Alemania,
defienden las
capacidades burocrático soberanas
de
los Estados que integran la Unión Europea (creada,
curiosamente, para que estas
capacidades cedan), bajo la muy liberal y occidental bandera
de las libertades
individuales, acosadas por las injerencias de las
multinacionales tecnológicas
domiciliadas en Silicon Valley, misma comuna que amenaza la
democracia de la
patria de Floyd Mayweather, según la senadora Warren.
Es
arriesgado afirmar la
emergencia de una tendencia global Estado céntrica en la
gobernanza de la
Internet, en menor medida lo es sugerir una fragmentación de
intereses entre
actores estatales y regionales, y entre estos y las firmas
tecnológicas, que
complican un programa convergente, al menos en los términos
alcanzados con el
Acuerdo Transpacífico y la Asociación Transatlántica de
Comercio e Inversión.
Lo que es seguro es que el modelo Estado-céntrico ya no es tan
repelido como
años atrás, por ser exclusivo de los regímenes autoritarios,
al incrementarse
las medidas y presiones a su favor de los establishments
políticos de diversas
economías centrales.
Apuntes
regionales
En
la región suramericana,
Brasil obtuvo la aprobación del Marco Civil de Internet luego
de una consulta y
debate con sus compatriotas, no con los socios estratégicos
del Mercosur para
liderar y proyectar algo más ambicioso. Dilma Rousseff, al
tiempo que se hizo
público el espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional a su
persona, habría
avanzado en negociaciones con sus socios
del BRICSy
con autoridades
de la Unión Europea,
no del Mercosur, para tender cables de fibra óptica que
evitaran el destino
norteamericano.
En
China suele decirse que
las empresas de menor nivel generan productos, las de nivel
intermedio
desarrollan tecnologías, en tanto que las de primer nivel
establecen los
estándares. Los países de la región suramericana corren el
riesgo de ser
importadores de productos y tecnologías foráneas, y pasivos
suscriptores de los
estándares que crean y defienden los gobiernos y las empresas
de las naciones
centrales, y del Estado civilización re-emergente.
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Luis Castro
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