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martes, 8 de septiembre de 2015

Tinkunaco 1473/15 - Re: PARAGUAY: PRIMERA VIGILANCIA MASIVA NORTEAMERICANA Y DESCUBRIMIENTO DEL ARCHIVO DEL TERROR

                             Martín  Almada
 
PARAGUAY:
PRIMERA  VIGILANCIA
 MASIVA NORTEAMERICANA
Y
DESCUBRIMIENTO DEL ARCHIVO DEL TERROR
(OPERACIÓN  CÓNDOR)
   
“Sobrevivir a las torturas en las cámaras de tormentos del dictador Alfredo Stroessner fue un milagro. Me tuteé con la muerte y me escapé de ella, aunque no así mi primera esposa, la educadora Celestina Pérez. Creo que es mi responsabilidad contar todo lo vivido, visto y oído dentro y fuera de las cárceles, hasta llegar, después de 15 años de paciente investigación colectiva, al “nido de la serpiente”: el ARCHIVO DEL TERROR concerniente a la OPERACIÓN CÓNDOR.
El descubrimiento del ARCHIVO fue una venganza de la historia, que nos enseña que no hay secreto que el tiempo no revele, principio inexorable ignorado por el Ejercito y por la NSA (Agencia Nacional de Seguridad norteamericana) y la CIA.
Parafraseando al ex-preso político más antiguo del “generalísimo Franco por la Gracia de Dios”, Marcos Ana, mi pecado fue mortal porque quise poner estrellas en el corazón de los hombres libres “
                                                                                               MARTIN ALMADA
                                      
         Antecedentes
             
            Con la complicidad de los gobiernos de Washington y de Brasilia, el 4 de mayo de 1954 un golpe de Estado colocó en la presidencia de Paraguay a Alfredo Stroessner. Muy pronto se dieron a conocer las primeras medidas autoritarias violadoras de los Derechos Humanos. Con la misma complicidad de Washington y de Brasilia, el 2 de febrero de 1989, treinta y cinco años después, Stroessner fue desalojado del poder, también con un golpe de Estado, esta vez del general Andrés Rodríguez, su consuegro, quien siguió aplicando la política de stronismo sin Stroessner. Una evidencia más de que la política de Washington se caracteriza por sacarse de encima fácilmente a quién con el tiempo ya no le sirve y substituirlo por alguien que siga defendiendo sus intereses.
            A continuación expongo en este escrito, someramente, algunos de los elementos que demuestran como esta política criminal ha tenido como uno de sus instrumentos principales la sistemática vulneración de los Derechos Humanos, sumergiendo Latinoamérica en un mar de terror, dolor y muerte. A pesar de ello, la solidaridad entre personas y pueblos ha sido una luz en la negra noche de las dictaduras y gracias a ella la esperanza en un mundo de progreso, libertad y respeto a los DDHH ha permanecido siempre en pie.
         En 1955 Stroessner envió a Washington al abogado Antonio Campos Alum para especializarse en técnicas de tortura. Regresó en 1956 acompañado del coronel de inteligencia de los EEUU, Robert K.Thierry, para crear la tenebrosa oficina de la Técnica, dependiente del Ministerio del Interior, un centro de tortura que funcionó hasta el año 1992 siempre bajo la dirección de Campos Alum. La Técnica fue una importante estación de la CIA en su lucha contra el comunismo en el Cono Sur de América Latina. Hoy, la que fue su sede central la ocupa el Museo de las Memorias. Thierry organizó e hizo funcionar el primer centro de tortura en Paraguay al mismo tiempo que preparó especialistas en la materia, tanto en el Ejercito como en la Policía. La ignorancia y la tortura fueron las piezas angulares del stronismo, fueron el corazón del sistema. La receta del coronel Thierry apuntaba hacia un país sin confrontación de ideas y sin memoria.
            En 1958, Richard Nixon, visceral anticomunista, vicepresidente de los Estados Unidos de Norteamérica, visitó Paraguay y consagró al dictador Alfredo Stroessner como “campeón anticomunista de América Latina”. En 1959 se disolvió la Cámara de Representantes (el poder legislativo) por su adhesión a los reclamos estudiantiles y los parlamentarios fueron encarcelados, torturados y exiliados. A partir de 1961 la dictadura de Stroessner envió a militares y policías a los centros de aprendizaje de técnicas de tortura ubicados, primero en la Escuela de las Américas, en la zona del canal de Panamá y más tarde al Fuerte Benning, en el estado de  Georgia, en los propios EEUU. En la Escuela de las Américas se formaron la mayoría de los “golpistas” que protagonizaron golpes de Estado contra gobiernos democráticos en toda América Latina.
            Fue en Brasil donde se puso en práctica por primera vez, en 1964, la doctrina de Seguridad Nacional después del golpe de Estado militar que derrocó el gobierno democrático de Joao Goulart,  y empezó a organizar su servicio de inteligencia a cargo del general Golberi Couto e Silva, decididamente pro-norteamericano y anti-popular, bajo la dirección nacional de, entre otros, los generales “gorilas” Humberto Castello Branco y Arthur da Costa e Silva.
         Toda esta política de los EEUU, represiva y orientada a la consolidación de regímenes criminales, que había sido tradicional en su relación con América Latina, se incrementó a partir del triunfo de la revolución cubana con intervenciones militares en muchas partes del continente, llevadas a cabo directa o indirectamente.                                                                                            
            Paralelamente a las estas invasiones militares algunos países fueron sometidos a presiones políticas y económicas que condicionaron violentamente su situación política con el resultado de miles de muertos. En 1965, por ejemplo, las tropas norteamericanas ocuparon la República Dominicana porque el coronel revolucionario Francisco Caamaño Deño asumió el poder y estableció solidas relaciones con el gobierno de Fidel Castro. Washington, una vez consolidado el golpe de Estado, retiró sus tropas que fueron reemplazadas por las “democráticas” de Brasil y Paraguay. 
            En 1969, Nelson Rockefeller, gobernador del Estado de Nueva York visitó al dictador Stroessner mientras estudiantes de secundaria y universitarios lo repudiaban en las calles con manifestaciones y quema de una bandera norteamericana en la Universidad Católica. La represión policial fue brutal. Los manifestantes evocaron la injusta guerra por el petróleo entre Paraguay y Bolivia (1932/35) que fue financiada por la empresa de Rockefeller y denunciada por el Senador Huey Long en el Congreso norteamericano. Denuncia que le costó la vida. Hay que recordar, también, que en 1970 se produjo el genocidio de la nación ACHE, con la captura y encarcelamiento de muchos de sus miembros en el campo de concentración “Colonia Nacional Guayaki”.
           Bordando solidaridades en el Cono Sur
         Ante esta política crimina se extendió por el continente un manto de solidaridad que fue bordado por miles de manos, especialmente en el Cono Sur. Entre los numerosos ejemplos de esta solidaridad podemos destacar que en 1969 decenas de profesores y militantes revolucionarios bolivianos recibieron asilo político en Paraguay por mediación de las autoridades eclesiásticas de Bolivia. Fueron alojados en el Centro de Reclutamiento del Ejército donde fuimos a visitarlos   como sindicalistas y a brindarles nuestra plena solidaridad. Este contacto fluido con los “subversivos”, a los que ellos llamaban “cholos zurdos”, causó evidente malestar a la policía secreta.
            En la década del 70, siendo yo director del Instituto “Juan Bautista Alberdi” de la localidad de San Lorenzo, un sacerdote católico jesuita, Pascual Páez, me obsequió, en un gesto de solidaridad que no he olvidado, una fotocopia del libro de Paulo Freire “La Pedagogía del Oprimido” que cambió el rumbo de mi existencia y el de mi finada esposa, Celestina Pérez. La aplicación de su metodología provocó la ira del entonces Ministro de Educación, Raúl Peña, quien fue informado a través de Felipe Salomón, Presidente de la Sección Colorada del lugar, una unidad básica del partido del régimen al servicio de la policía política, es decir un “soplón”.
            En esta misma localidad de San Lorenzo, entre 1965 y 1972, nos lanzamos a organizar el proyecto “Por un techo propio a cada educador paraguayo”. Empezamos a construir las primeras viviendas confortables con el apoyo de la embajada argentina. Esta representación diplomática nos animó a organizar festivales para recaudar fondos con las figuras más destacadas de la época como Leo Dan, María Elena, Jorge Cafrune, Horacio Guaraní, etc. Organizamos el primero de ellos en el local del Sportivo San Lorenzo, asistiendo más de 2.000 personas. La policía politica acusó a los artistas argentinos colaboradores de “comunistas“ y obligó a poner término la organización de los festivales.
            En 1970 fui designado Presidente de la Vª Convención de la Federación de Educadores del Paraguay (FEP). Habíamos solicitado un importante aumento salarial al presidente del Congreso Nacional, J. Eulogio Estigarribia, y también que terminara la existencia de profesores/as sin sueldo, auténticos “profesores esclavos”. Ante la negativa a dar satisfacción a nuestras peticiones manifesté con vehemencia “que los maestros queríamos trabajar sin hambre y vivir sin miedo”. El gobierno calificó mi intervención de muy subversiva. Un año más tarde se proyectó en el cine Gloria, de San Lorenzo, la película “El profe”, protagonizada por el gran actor mexicano Cantinflas. En ella se representa la persecución de un educador rural que logra organizar y movilizar a la población de  una  localidad  en  defensa  de  su  comunidad  educativa.  Acaba  triunfando la causa ciudadana. Vía embajada de México enviamos una carta de felicitación a Cantinflas por su bien logrado trabajo audiovisual y, para nuestra sorpresa, recibimos su respuesta anunciando que vendría a Asunción a ofrecer otro festival a favor de nuestro proyecto social. La prensa se hizo eco de este gesto de solidaridad de Cantinflas, que se convirtió de inmediato en una gran noticia. Ante todo ello el Ministro de Educación, Raúl Peña, me ordenó que anulara nuestra invitación. Me conminó a ajustarme estrictamente al plan curricular del gobierno, amenazándome que en caso contrario seria objeto de una dura sanción. Señaló que estaba bien informado de que estábamos incubando un ambiente muy subversivo en el Instituto a mi cargo.
            Me sentía acorralado por la policía política de Stroessner, por lo que recurrí a varias embajadas solicitando una beca para salir del país. Otra vez la solidaridad hizo acto de presencia y Argentina me concedió una beca para realizar mi doctorado en Ciencias de la Educación en la Universidad Nacional de la Plata, cosa que hice  durante los años 1972 y 1974.
            Antes de viajar fui a la Secretaria Técnica de Planificación para solicitar documentos. Me atendió Federico Mandelburger, ministro de la institución y amigo personal, quien me autorizó a visitar el Centro de Documentación y llevarme los papeles que estimara conveniente. Recopilé todo lo referido a datos estadísticos sobre la educación paraguaya. También seleccioné un documento que me llamó la atención por el título: “INFANCIA, EDUCACIÓN y SOCIEDAD” publicado bajo la dirección del Dr. Enrique Ibarra.
         La Argentina de los años 70. La revolución cultural en la Universidad de   Plata
         Me gradué de Licenciado en Ciencias de la Educación en la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Asunción en 1963. Estaba instalada en el centro de la capital en un  edificio antiguo, aunque limpio y aseado como los alumnos, que nos caracterizábamos por ser “ordenaditos” y sobre todo obedientes como si fuéramos alumnos de la primaria. Nuestro Decano, el psiquiatra Carlos Álvarez, ostentaba un cargo militar importante, cosa que supe tiempo después. El lema de la institución era “Magister dixit”. Nuestro profesor de Sociología de la Educación y de Filosofía de la Educación fue Manfredo Ramírez Russo, que era también presidente fundador de la Democracia Cristiana, muy amigo del Jefe de la Misión Militar Argentina, el coronel Cristino Nicolaides, que después, ascendido ya a general y en el marco de la OPERACIÓN CÓNDOR, se convirtió en un feroz represor. Ramírez Russo más tarde traicionó su partido al ponerse a servicio de la policía secreta de Stroessner y logró ser promovido vice-ministro de Culto. Fue el delator/represor de todos los movimientos estudiantiles de los colegios secundarios católicos, la Universidad Católica y de todos los sacerdotes y obispos que hicieron la opción preferencial por los pobres. Estos eran algunos de los principales protagonistas de la Facultad, lo que permite adivinar los negativos caminos por los que transcurriría el país.
         Mi marcha a la Argentina significó abrir una nueva etapa. La primera noche en la ciudad de La Plata no pude conciliar el sueño porque frente a mi alojamiento, en una pared, estaba un enorme escrito que decía: “Perón o muerte”. La frase me parecía una muestra de irracionalidad por parte de los estudiantes argentinos. Al principio de mi estancia me sentí muy mal, violentado por el ambiente crítico y la movilización permanente de estudiantes y profesores, todo ello muy diferente a la Universidad Paraguaya, donde reinaba “la paz” y el miedo era nuestra segunda piel. Pero un elemento me llamó la atención positivamente: en aquella Universidad comían gratuitamente 20.000 alumnos de Latino América, con alimentos de calidad y, además, con atención médica gratuita.
         Me inscribí en la Facultad de Humanidades. Un edificio viejo y lleno de banderas y grafittis asombrosos: la hoz y el martillo, figuras de Marx y Engels, del Che, Fidel, Sandino, Salvador Allende, de Trotsky, Lenin, Rosa Luxemburgo, Mao, Perón, Mariategui, etc. Y la frase ”yankee go home” por todos lados. Mi opinión empeoró cuando fui al comedor de la Universidad. Un enorme edificio moderno donde escuchaba encendidos discursos a favor o contra de alguien o grupo político. Los temas centrales eran la construcción del Proyecto Nacional y Popular además de la Patria Grande latinoamericana. Comprendí luego que se referían al país real, que no tenia que ver nada con el país que reflejaban los contenidos de las lecturas oficiales. Todos se sentían próximos a conquistar el poder. Una frase de Carlos Marx se repetía sin cesar: “Conquistar el poder y ponerlo en manos del proletariado”. Expresión que finalmente me gustó a pesar del miedo que me consumía porque al término de la beca tenía que regresar al Paraguay, a mi infierno de “Paz y Progreso”.
          Denuncia de la primera vigilancia masiva norteamericana en Paraguay.
          Riesgos y consecuencias
         Me reuní con mi director de tesis, profesor Ricardo Nassif, a quien entregué mi dossier de documentos oficiales. Luego de varias sesiones de trabajo me preguntó quién me había facilitado “INFANCIA, EDUCACION Y SOCIEDAD” porque le llamaba la atención su contenido policíaco de vigilancia masiva, ya que implicaba una posición antiética de la investigación social. Le respondí que me lo había facilitado la Secretaría de Planificación Técnica del gobierno de Stroessner.
         Trabajaba de lleno en mi tesis, y en el marco del programa de la misma me trasladé a Montevideo, a la Universidad de la República. Allí, el Profesor Julio Castro me ayudó a diseñar el proyecto de investigación. Me brindó generosamente su apoyo intelectual y me recomendó, especialmente, tener cuidado con el contenido del material titulado “INFANCIA, EDUCACION Y SOCIEDAD” pues era digno de una investigación seria porque se trataba de la utilización de los científicos sociales para extraer información de carácter político-militar. “Esta es la prueba, señaló, que los científicos sociales de Paraguay se metieron en el lodo, se están ensuciando y salpicaran a muchas gentes inocentes…”. Efectivamente, anticipó su tragedia y la mía. El Profesor Julio Castro,de renombre internacional, de tendencia de izquierdas, fue secuestrado por los militares uruguayos, brutalmente torturado y asesinado en un cuartel.
         De regreso a La Plata tuve una desagradable sorpresa. En los corredores de la universidad encontré al coronel Juan Carlos Moreno, ex-Jefe de la Misión Militar Argentina en Paraguay. Estaba vestido de civil y me dijo que era el Secretario Técnico del Rector de la Universidad, mayor Veterinario Guillermo Gallo. Sospeché luego que más bien su función era de “inteligencia” para preparar la lista de los subversivos de nuestra explosiva Universidad que tenían que ser “neutralizados”, es decir eliminados, entre ellos, yo.
            A fines de 1974 defendí mi tesis titulada “Paraguay: educación y dependencia”. Sostuve que “la educación solo beneficia a la clase dominante y está al servicio del subdesarrollo y la dependencia”. Un capitulo especial lo dediqué al espionaje socio-político norteamericano en Paraguay a través de los cuestionarios incorporados en el documento “INFANCIA, EDUCACION Y SOCIEDAD” y que estaban encabezados con la siguiente leyenda: “Presidente de la República. Secretaría Técnica de Planificación. Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID). Consultora Promoción S.R.L. Instituto de Desarrollo. Encuesta sobre opiniones de líderes acerca de las políticas sobre población y familia. Proyecto nº526-11-580-085/ Population and Nutrition”.
            Tomé conciencia que se trataba de un trabajo de inteligencia para detectar tempranamente a  opositores al régimen de Stroessner. Una medida profiláctica del ejército norteamericano contra la insurgencia latinoamericana, coherente con la Doctrina de la Seguridad Nacional.
          De nuevo en Paraguay. Persecuciones políticas
            Regresé al Paraguay con la alegría de ser el primer paraguayo con un título concedido por una universidad argentina del prestigio de la de La Plata, pero esta alegría se vio empañada por el dolor de enterarme que mi querido profesor de Sociología de la Educación, Guillermo Savloff, de tendencia progresista, fue brutalmente asesinado por la Triple A (grupo argentino paramilitar terrorista de tendencia reaccionaria) con cuarenta y ocho balazos cuando se dirigía camino a la Universidad.
            La dictadura de Stroessner había aumentado su autoritarismo. Y había establecido el protocolo de la adulación. Se esperaba que al regresar, y luego de mi triunfo académico universitario, concurriera al despacho presidencial a saludar y agradecerle la ayuda recibida, con una foto respectiva difundida en el diario oficialista. No lo hice pese a los consejos de amigos, y ello empeoró mi situación política. Tampoco concurrí a la embajada argentina pues su titular, el general Norberto Sergio Novoa, era persona muy cercana a Stroessner.
            El ambiente se iba enrareciendo y, finalmente, el 26 de noviembre de 1974, a las seis de la tarde, estando junto a mi familia en el Instituto “Juan Bautista Alberdi” en San Lorenzo, apareció el famoso vehículo la “Caperucita Roja”. La sola aparición de este vehículo producía terror, pues una flota de ellos circulaba por Asunción y sus alrededores en funciones de amedrentamiento, además de ser el vehículo utilizado habitualmente para el secuestro de víctimas. Se trataba de camionetas de la marca “Chevrolet”, de la empresa norteamericana General Motors, pintadas de rojo y que disponían de un espacio en la parte trasera donde los policías iniciaban la sesión de golpes para  “ablandar” a las víctimas antes que estas ingresaran a la sala de tormento. Por cierto que luego de 10 años de investigación encontré en el centro de Asunción la “Caperucita Roja”, marca Chevrolet, e hicimos la denuncia correspondiente. Hoy se  puede contemplar en nuestro “Museo de las Memorias: Dictadura y Derechos Humanos”
            Me detuvieron y esposaron, e inmediatamente me tiraron en el interior del vehículo junto con mi sobrino Lorenzo Lidio Jara Pérez, argentino de 17 años. Nos llevaron a la Dirección de Investigaciones de la Policía (policía política) en Asunción, y ya durante el trayecto sufrimos las primeras torturas de “ablandamiento”. Al llegar a la Dirección de Investigaciones nos separaron. Tiempo después me enteré que a Lorenzo lo torturaron y como consecuencia de ello perdió un ojo. De inmediato fui llevado ante un Tribunal militar, integrado por militares elegantemente vestidos, de Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay. También estaban presentes autoridades civiles de varias nacionalidades y, según me comentó después el mozo que estaba sirviendo café a estas autoridades, el dictador Stroessner también estaba presente en mi declaración, pero en la ultima fila. A pesar de estar todavía aturdido por las torturas de “ablandamiento” me interrogaron sobre mi trabajo subversivo vinculado a Paulo Freire, Cantinflas, la campaña “Techo propio para cada educador…”, la petición de aumento de salario para el magisterio, sobre el director de mi tesis y sobre los miembros del Jurado en la Universidad de La Plata y asesores de la universidad uruguaya.
            Ante mi permanente silencio fui interrogado y torturado por marinos de alta graduación de Brasil y Uruguay, a quienes identifiqué por su acento. Me preguntaban insistentemente si el profesor Julio Castro, de Montevideo, al que llamaban “el comunista”, y que  me había ayudado a diseñar mi proyecto de investigación, había tenido conocimiento que yo poseía “el documento”. Se referían al documento “INFANCIA, EDUCACIÓN Y SOCIEDAD”. ¿Qué contenía el misterioso documento?
            El documento/radiografía, según pude interpretar, era una herramienta del PLAN CAMELOT, que en Paraguay precedió a la OPERACION CÓNDOR. En la década del 1960, el Ejército, la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) y la Agencia Central de Inteligencia (CIA) encomendaron a la Universidad de Washington una investigación en Ciencias Sociales para conocer anticipadamente las causas de las rebeliones sociales en América Latina e identificar las medidas que los gobiernos de los “países amigos” deberían adoptar con el apoyo de USA para evitar su derrumbe y garantizar la “paz social”. En realidad , el primero que me interrogó fue un militar chileno que quería saber mis contactos con subversivos chilenos porque hice un curso de Sociología de la Educación en la Universidad Chile, luego supe su nombre,Jorge Oteiza Lopez,coronel de inteligencia de la Fuerza Aerea. Luego le siguió un comisario con acento argentino, que quería saber mis vínculos con los subversivos estudiantes y profesores de la  Universidad de la Plata,Argentina, 1972/74.Se trataba había sido del Jefe de Policía de Córdoba ,luego fue premiado por Carlos Menem como Comisario de La Rioja y asi sucesivamente.
         El triunfo de la revolución cubana en 1959 fue para los Estados Unidos de Norteamérica una derrota. Había que evitar la extensión del ejemplo cubano y con él la del comunismo con la consiguiente injerencia en el continente de la enemiga URSS. Para ello era necesario, en una primera etapa, conocer y penetrar en la complicada estructura social de las poblaciones locales y de los pueblos indígenas de la región. Paraguay figuraba entre los países señalados. En una segunda etapa se realizaba la provocación de una guerra psicológica de desestabilización. Las investigaciones debían proveer información para medir y pronosticar las causas de las revoluciones y de la inseguridad. Numerosas publicaciones indican que estas fases se intentaron poner en practica inicialmente en Chile, en la década de los 60. Allí, problemas políticos y diplomáticos impidieron finalmente su aplicación y su denuncia pública provocó un escandaloso rechazo. Este fracaso no impidió, no obstante, la aplicación del PLAN CAMELOT en otros países como Paraguay.
            El documento tantas veces mencionado contenía extensos cuestionarios que transcribí en mi tesis y que sirvieron para fundamentar las relaciones de dependencia con los EEUU y el Brasil, así como para sostener mi argumento sobre la dominación y endeudamiento externo, que ya registraba el antecedente de la reestructuración de la Universidad Nacional. Los cuestionarios debían proveer un diagnóstico exhaustivo de las poblaciones. Los temas más inquietantes eran los referidos al control de la natalidad, el rol de la mujer en la familia y su incorporación al trabajo, las modalidades de recreación, las formas de solución de conflictos, las preferencias en la audición de radios nacionales o extranjeras, las lecturas preferidas, los liderazgos...
        
         Una iglesia con opción preferencial por los campesinos, pobres y presos               políticos
         En los años de la dictadura stronista ocurrieron grandes cambios en la Iglesia Católica, con el Concilio Vaticano II y la Segunda  Conferencia General del Episcopado Latinoamericano realizado en Medellín. La Iglesia se abrió a las nuevas realidades mundiales y en América Latina se generó una corriente de cambios que tuvieron gran impacto en las relaciones Estado-Política- Desarrollo.        
            En Paraguay, la jerarquía católica cumplió a cabalidad la “opción preferencial por los pobres” y alentó la conformación de las Ligas Agrarias que se confrontaban al modelo capitalista que imponía la dictadura. Más adelante, y cuando el terror stronista reprimió las exitosas unidades productivas de las Ligas en todo el país, se conformaron las Comunidades Eclesiales de Base. Ellas siguieron con sus pastores fieles a los valores de la libertad, justicia, solidaridad y dignidad sin dejar su lucha por el derecho a la tierra productiva. El liderazgo de esta Iglesia paraguaya tiene nombres, como Mons. Ramón Bogarin Argaña, fallecido de un “sospechoso” ataque cardíaco. Igualmente Ismael Rolón, Aníbal Maricevich Fleitas, Mario Melanio Medina, los sacerdotes Francisco De Paula Oliva, José Luis Caravias, Ramón Talavera, Braulio Maciel, José María Blanch, Miguel Muñarriz, Bartolomé Melia, Jose Zanardini, Angel P. Acha, Ignacio Ramallo, Gilberto Giménez, Dionisio Gauto, Arnaldo Gutiérrez, Ignacio Parra, Luis Farré y otros que estaban enfrentados con el régimen dictatorial.
            Esta Iglesia del compromiso también actuaba para favorecer proyectos como la campaña de construcciones de viviendas para docentes en San Lorenzo, que impulsamos desde el Instituto que dirigíamos con mi esposa Celestina y un equipo de valiosos profesores. Así conocí al Padre Miguel San Martí, al que admiraba por su compromiso social desde su trabajo en la Universidad Católica. El Padre Angel P. Acha, también progresista, que me facilitaba algunos documentos de la Pastoral Social. Todos estos religiosos comprometidos con los pobres y opuestos a la dictadura formaban parte del mundo solidario que permitió mantener la esperanza en los días más oscuros. Sobre mis vinculaciones con ellos fui interrogado reiteradamente en las sesiones de tortura.
            Sin embargo, en la Iglesia Paraguaya también hubo notables “manchas negras” relacionadas con la dictadura, como el párroco de San Lorenzo, Florián Kroneis, húngaro, de pensamiento conservador y muy dedicado al negocio inmobiliario, principal tema de su interés en Paraguay. Su gran mérito fue haber hecho construir una catedral fruto de la contribución de los feligreses para estar acorde con el vecino campus de la remodelada Universidad Nacional de Asunción. También se pueden mencionar a Monseñor Anibal Mena Porta, Juan Moleon Andreu y Ramón Mayans, Padre Sanabria, etc. que estaban al servicio de la dictadura.
             
              La vida continua pero el vacío es enorme y el duelo,  permanente
         La sociedad civil sudamericana confió demasiado en su Fuerzas Públicas. Ejércitos y policías no fueron obedientes a la Constitución, más bien obedecieron las órdenes de Washington. El hecho de que estas fuerzas militares y policiales fueran formadas en la Escuela de las Américas, en la zona del Canal de Panamá, un centro de EEUU especializado en represión de la subversión y en la enseñanza de la tortura como instrumento de práctica normal y cotidiana, explica su comportamiento. Estas fuerzas fueron más tarde componentes fundamentales del Terrorismo de Estado aplicado en nuestros países latinoamericanos. Fueron ejecutores de crímenes de lesa humanidad y cometieron genocidios contra pueblos originarios en varios territorios americanos. Llevaron a cabo la OPERACION CÓNDOR para favorecer la aplicación de modelos económicos neoliberales favorables a multinacionales y generadores de hambre. Y para ello utilizaron el exterminio, la tortura, el exilio de enemigos, civiles, religiosos, preferentemente intelectuales y líderes jóvenes. Consecuencia de ello es que hoy se advierte esa carencia de líderes de fuertes convicciones morales para luchar contra la política de austeridad impuesta por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
         Un eslabón fundamental de esta historia es la referida a las relaciones del Paraguay con los EEUU desde antes de la Guerra del Chaco (1932-34 ), con un saldo de más de 32 mil víctimas. Con permanente influencia sobre el país, los EEUU contribuyeron a la dictadura de Higinio Morìnigo (1940/48), que fue recibido en la Casa Blanca con todos los honores.…luego Stroessner recibió un asesoramiento especial en las bases norteamericanas en aquel país, y finalmente colaboraron con el golpe que lo instaló en el poder por 35 años. Lo afianzaron con créditos del Banco Interamericano y asistencias técnicas en diversos ministerios y organismos agrícolas.
            De modo especial los EEUU contribuyeron a la represión con la creación de la Dirección Nacional de Asuntos Técnicos (1956-1992), unidad del Ministerio del Interior (hoy convertido en Museo de las Memorias) donde por dos años actuó el asesor norteamericano coronel Robert K. Thierry para introducir los nuevos métodos de interrogatorio y técnicas de tortura, fundamentalmente estrategias militares y policiales que exterminarían la oposición democrática durante  dos  décadas, así como a los movimientos guerrilleros Movimiento 14 de Mayo y Frente Unido de Liberación Nacional entre 1959 y 1961. Los militares y policías terroristas, de acuerdo con los asesores USA, participaron activamente en la OPERACIÓN CÓNDOR y aplicaron sus métodos de tormento y muerte hasta el fin de la dictadura.
            En la construcción de la historia del Cono Sur aún faltan por descubrir muchas conexiones, pero sabemos a través de la investigación del destacado defensor de los Derechos Humanos, el brasileño Jair Krischke, que un precedente del CÓNDOR cumpliría una fase inicial en 1964 con el golpe de Estado militar que derrocó al gobierno constitucional de Joao Goulart. Por su parte, la notable escritora y periodista argentina Stella Calloni estima que el antecedente más importante de la OPERACIÓN CONDOR fue el PROGRAMA FÉNIX, de los equipos de inteligencia norteamericana en Vietnam en 1968, que pretendió infructuosamente desbaratar la estructura organizativa del Vietcong y concluyó con un fracaso total, y con la evidencia del más contundente rechazo de todo un pueblo a las pretensiones de dominación imperial.
            Frank Gaudichaud, especialista francés en el tema, nos dice que los golpes militares inspirados por los EEUU en Latino América tenían como objetivo instalar el modelo neoliberal con la idea de que todos los problemas económicos, sociales y educativos podían resolverse a través del libre funcionamiento del mercado, hasta la privatización de los cementerios, como hizo Pinochet. Este objetivo tenia un costo muy alto: la aniquilación por desaparición física de nuestros intelectuales o el acallanamiento de vastos sectores de nuestra sociedad. Repito: el CÓNDOR expulsó al exilio interior y exterior a lo mejor de la intelectualidad.
            Especialmente enemigos de la cultura en general, los protagonistas del CÓNDOR consideraban el progreso como incubador de subversión. El general Stroessner sostenía la teoría que el “progreso es un caldo de cultivo para la delincuencia y a mayor educación y cultura correspondía un mayor foco de subversión y que por eso había que desconfiar de los intelectuales, sobre todo vigilarlos”. Justamente por eso el dictador tipificó mi delito como “Terrorista Intelectual” y pasé, después de ser torturado, tres años encarcelado en muy duras condiciones. Compartí el encierro con muchos compañeros y compañeras de todas las ideologías. En el Campo de Concentración de Emboscada, por ejemplo, estuvimos más de 400 prisioneros políticos de pensamientos políticos diferentes, produciéndose un gran intercambio de pareces. Como dijo la doctora Gladys M. de Sanneman, también presa política, salimos de allí todos contaminados.
            Nuestros pueblos sufrieron una agresión demencial por parte de los sistemas de seguridad de los Estados en complicidad con los poderes judiciales y sectores importantes de empresariado y también de un importante sector de la jerarquía conservadora de la Iglesia Católica, en especial en Argentina -salvo honrosas excepciones-, de la Organización Internacional de la Policía Criminal (INTERPOL ) con sede en Lyon, Francia, y especialmente con la colaboración de las embajadas norteamericanas a través de USAID, sin olvidar a los agregados militares.
            Se implantó la doctrina de la Seguridad Nacional norteamericana donde el enemigo interno  era el pueblo mismo. Se instalaron en el poder unas bandas de ladrones y asesinos, de grupos empresariales y de militares y policías que combatían directamente mediante el terror a una gran parte de la población. Así se constituyó un Estado que se volvió contra la sociedad que lo sostenía con sus impuestos.
            El profesor francés Raymond Aron, filósofo de la historia, en su interesante libro “Los últimos años del siglo”  (1984), a pesar de su condición política conservadora reflexionaba así sobre los golpes militares en el Cono Sur de América Latina : "¿Que le importa a los Estados Unidos de América el color del régimen instalado en Santiago? El sangriento golpe de Estado en Chile en 1973, y los que se dieron en los países del Cono Sur (Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay) coincidieron con la Guerra Fría entre los Estados Unidos de Norteamérica y la Unión Soviética. Ambas potencias contaban con numeroso arsenal atómico que constituía un abierto desafío a la paz del mundo, cuando no a la misma existencia de este. Chile y los demás países del CÓNDOR no significaban nada en la correlación de fuerzas entre ambas potencias porque no poseían armas nucleares.
             Los motivos que empujaban la política criminal de los EEUU en el continente eran motivos de índole interna, de defensa de intereses económicos y sociales propios y utilizaron como excusa el pretendido peligro comunista y la Guerra Fría. En este sentido hay que recordar que el propio Raymond Aron anunció que el golpe del general Pinochet y demás militares no tenía, en el futuro, perspectiva de éxito. Una derrota anunciada con acierto. De la misma manera el eminente historiador francés dijo claramente que el bloqueo económico a Cuba era un absurdo. Efectivamente, había una miopía política por parte del Departamento de Estado norteamericano, en particular de Henry Kissinger, por llevar adelante a sangre y fuego la OPERACIÓN CÓNDOR a pesar de la oposición del propio embajador norteamericano en Santiago de Chile.
  
           El descubrimiento del CÓNDOR
         ¿Qué fue la OPERACION CÓNDOR? En 1975 se produjo un pacto criminal entre los países dictatoriales del Cono Sur de América Latina para el intercambio de información de inteligencia.  Simplemente formaron una asociación ilícita para delinquir. La información requerida era la relación nominal de ciudadanos considerados “subversivos” o de actitud o pensamiento opositor, especialmente entre sectores educativos, culturales, artísticos, sindicales, etc. desde simplemente demócratas hasta miembros de grupos armados. Una vez ubicados, el siguiente paso era su detención, traslado a otro país si así se requería, tortura y ejecución. El resultado fueron decenas de miles de torturados y asesinados, muchos de los cuales aún constan como desaparecidos. Todo ello para salvar supuestamente la civilización occidental y cristiana de las garras del comunismo ateo y apátrida.
         Según el Imperio USA, los países ya disciplinados a principios de la década de los años setenta porque la izquierda ya había sido derrotada eran Bolivia, Brasil y Paraguay. Los países a disciplinar eran Argentina, Chile y Uruguay, donde la izquierda estaba organizada y movilizada y apuntaba hacia la toma del poder. Según manifestó Kissinger en 1970, estos países “necesitaban un escarmiento”. Y el escarmiento llegó, y la tortura se convirtió en política de Estado para   desarticular a las organizaciones políticas y sociales. Todo ello para imponer a sangre y fuego el modelo neoliberal, es decir la privatización de lo público, el control privado de los recursos naturales, en definitiva la entrega de nuestra soberanía. Esto equivale a desangrar a la patria. El lema impuesto fue y sigue siendo: “Mercado total e inseguridad total...”. El coste en Derechos Humanos fue inmenso y aún hoy la herida sigue abierta y sangrando.
            La OPERACIÓN CÓNDOR planificó y ejecutó la desaparición física del mejor pensamiento de nuestra región. Significó una auténtica “bomba atómica” sobre el Cono Sur de América Latina. El entonces Secretario de Estado Henry Kissinger, por cierto, Nobel de la Paz, ordenó literalmente su lanzamiento sobre la población civil de Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Uruguay  y Paraguay  con el terrible saldo de más de 100.000 víctimas mortales, en su gran mayoría líderes sociales,  incluidos los dirigentes de la Teoría de la Liberación, profesores, estudiantes, sindicalistas, periodistas, artistas, escritores, médicos, abogados, defensores de los Derechos Humanos, militares constitucionalistas, etc. fueron eliminados con gran crueldad.
            El CÓNDOR se puso en marcha el 25 de noviembre de 1975. En los ARCHIVOS se encontró una invitación a la reunión constituyente, denominada “Reunión de Trabajo de Inteligencia Nacional”. Así constaba en la invitación del coronel Manuel Contreras (muerto recientemente cumpliendo condena), Director de Inteligencia Nacional de Chile, al Jefe de Policía del Paraguay, general Francisco Britez Borges para asistir a una reunión en Santiago de Chile del 25 de noviembre al primero de diciembre de 1975. En representación del gobierno paraguayo asistió a la reunión el coronel de Inteligencia Benito Guanes Serrano, quien será designado después como el nº 2 del CÓNDOR, mientras era designado nº1 del CÓNDOR paraguayo el general Alejandro Fretes Dávalos. En la  reunión se iba a tratar un documento de siete paginas titulado “Los fundamentos de la lucha contra la subversión comunista”, además de la propuesta de confección de un Banco de Datos (algo similar a lo que tiene INTERPOL en París ), de la mecánica de consulta, del sistema para cifrar y descifrar informaciones, del sistema de coordinación ,etc. De hecho, la reunión sirvió de nacimiento formal del CÓNDOR, y en ella se definieron las lineas maestras de actuación de dicha organización, su programa general, esquema orgánico, etc.
            ¿Quienes firmaron el pacto criminal? John Dínges, periodista norteamericano y escritor experto en la OPERACIÓ CÓNDOR y autor del libro Los años CÓNDOR. Cómo Pinochet y sus aliados llevaron el terrorismo a tres continentes.”(The New Press, 2004) afirma que a la reunión de Santiago  asistieron y firmaron el acta de compromiso: el capitán de Navio Jorge A. Casas (Argentina), el mayor Carlos Mena (Bolivia), el general Manuel Contreras ( Chile), recientemente fallecido en cautiverio, el coronel José A. Fons (Uruguay) y el general Benito Guanes Serrano ( Paraguay). La delegación brasileña no firmó el Acta porque no estaba de acuerdo en cometer los crimines políticos fuera de la región. A partir de 1976 Brasil se integró al Proyecto, en una reunión llevada a cabo en el lujoso Hotel Guaraní, en Asunción.
            El inicio de la acción judicial y el  ARCHIVO DEL TERROR
            La prensa se hizo eco que “el 14 de noviembre de 1992, a les 08:10 horas, se presentó ante el juzgado de Primera Instancia de lo Criminal del Tercer Turno por parte del Dr. Martín Almada una solicitud de HÁBEAS DATA bajo patrocinio de los abogados Pedro Darío Portillo y Rodolfo Aseretto, siendo recepcionada dicha solicitud por Julio Vasconsellos, Actuario del Juez José Agustín Fernández. El planteamiento de Martín Almada constituyó la primera acción de reclamo de la garantía constitucional de HÁBEAS DATA en la historia de Paraguay”. Era el paso definitivo  hacia la salida a la luz de la OPERACIÓN CÓNDOR. (Fuente en Internet: http://www.pj.gov.py)
            Treinta y ocho días después, el 22 de diciembre de 1992, y gracias a mis iniciativas y a las de otras personas que no tenían relación con la autoridad oficial, fue allanado el Departamento de Producciones de la Policía, situado en la localidad de Lambaré, a 4 km de la capital, Asunción. El comisario de la ciudad intentó, sin éxito, impedir el ingreso del juez José Agustín Fernández al lugar donde se hallaban los documentos del ARCHIVO. Allí, en aquella Comisaria, se encontraba el nido del CÖNDOR.
             El descubrimiento del  ARCHIVO DEL TERROR del CÓNDOR fue fruto de  mas de 15 años de paciente investigación, luego de haber sufrido detención, tortura, la muerte de mi esposa, confiscación de nuestros bienes y un largo exilio. La mayor parte de la investigación la realicé trabajando en París a través de la Revista Policial del Paraguay y de la colección de DIAL (Diffusion de l'Information sur l'Amerique Latine). El punto final de la investigación fue descubrir la Comisaria donde se hallaba el ARCHIVO. Abrí así las puertas del pasado y por ellas pudimos acceder a las inquietantes historias de los países del Cono Sur contadas por los propios represores. De esta manera me convertí en “la pesadilla” de quienes quisieron robarnos nuestros sueños de justicia y libertad.
             Los documentos encontrados en el ARCHIVO DEL TERROR permitieron demostrar que fueron los EEUU de Norteamérica, los que, en el marco de la Guerra Fría, establecieron en Paraguay y en toda la región la doctrina de la Seguridad Nacional. Es decir, que los norteamericanos inspiraron la política y formaron/entrenaron a los torturadores, facilitaron instrumentos de tortura y enviaron técnicos especializados al efecto. Por esta razón sorprendió la firma de un convenio, precisamente con los EEUU, por el cual se establecía un centro destinado a preservar los documentos del ARCHIVO. Según la Resolución nº 81 del 26 de marzo de 1993, la Corte Suprema de Justicia y la Fiscalia General del Estado firmaron un convenio secreto con la Agencia de los EEUU para el Desarrollo Internacional (USAID) estableciendo la creación de un Centro de Documentación para la defensa de los Derechos Humanos destinado a preservar y salvaguardar los documentos incautados al Archivo del Departamento de Investigaciones de la Policía de la Capital y de la Sección Técnica del Ministerio del Interior. De acuerdo con el convenio los documentos estarían exclusivamente a cargo del Poder Judicial. Las víctimas habíamos puesto el pecho durante unos largos 35 años y cuando finalmente logramos llegar hasta el nido del CÓNDOR, la Corte Suprema de Justicia entregó silenciosamente para su “salvaguarda” las 3 o 4 toneladas de documentos que componían el ARCHIVO DEL TERROR a los EEUU de Norteamérica, precisamente a los autores morales, intelectuales y materiales de las violaciones de los derechos humanos.
             Según expresa textualmente en su pagina 3 la Memoria del “descubrimiento” de los Archivos (1993-1999), versión oficial  de USAID (Agencia de los EEUU para el Desarrollo Internacional): ”El 22 de diciembre de 1992 es allanado el Departamento de Producciones de la Policía, situado en la ciudad de Lambaré a 4 kms de la Capital. El procedimiento ha sido dirigido por los Doctores José Agustín Fernández y Luis María Benítez Riera, jueces del 2º y 3º turno en lo Criminal”. Y en la pagina 5 dice también textualmente:”Posteriormente se realizan dos allanamientos, el primero en el mes de enero de 1993, al Departamento Judicial de la Policía y el segundo a la Comisaria Tercera.” No se menciona que todo ello respondió a mis iniciativas, sin intervención judicial. Los responsables del ARCHIVO dan a entender que el hallazgo fue fruto solamente del esfuerzo de dos jueces según la Corte Suprema de Justicia. Me dirigí entonces a la USAID para que retiraran todas las publicaciones que contenían esas aviesas informaciones y lanzaran una nueva publicación ajustándose a la verdad. La respuesta fue que ellos solamente facilitaron el dinero para financiar el material publicado pero que no tenían nada que ver con su contenido.
             Además, recurrí al Presidente de la Corte Suprema de Justicia para que también el sitio web “Archivo del Terror” se ajustara a la verdad. La versión correcta fue preparada por el propio juez penal interviniente, José Agustín Fernández. Después de 20 años de lucha por fin se superó el impasse sitio web
             A través de la misma resolución nº 81, se integraba la Dirección del Archivo y el equipo correspondiente, pero excluyendo totalmente a las víctimas de la administración de ese “bien público” que tanto había costado descubrir.  La participación de las víctimas es fundamental porque fueron solamente ellas las que hicieron visible lo que antes era invisible. Se produjo así una flagrante apropiación indebida por parte del Poder Judicial y de USAID. El ARCHIVO se burocratizó y la Defensoría del Pueblo y ciertas autoridades del ARCHIVO se convirtieron en nuestros nuevos verdugos.
             USAID, con la complicidad de la Corte Suprema de Justicia, convirtió el ARCHIVO DEL TERROR en una simple galería de exposición de documentos históricos al limitarse a recibir a la gente, mostrar la riqueza documental pero sin realizar ningún trabajo de investigación. Dicen que es un archivo policial y no militar, mientras todos los documentos son de procedencia militar con copia a la policía. El ARCHIVO DEL TERROR de Paraguay está lleno de órdenes del Cóndor nº1  y más tarde del Cóndor nº2.
             Por nuestra parte creamos, los años 1994 y 1995, el “Tribunal Etico contra la Impunidad” y acusamos y condenamos al general Ramón Duarte Vera, Jefe de la Policía de Stroessner en la primera etapa de su gobierno criminal.
             Con financiamiento de la USAID, la Corte Suprema de Justicia publicó, en noviembre  de 2007, la revista “Dictadura, años de lucha y resistencia”. Aprovecharon los documentos encontrados  el 22 de diciembre de 1992 pero sin citar en ningún momento el proceso de descubrimiento del ARCHIVO. También omitieron importantes movimientos de resistencia, como la lucha sindical del magisterio por aumento de salarios o por  viviendas dignas para todos los maestros.  
             Por mis críticas al convenio firmado, al cambio de nombre del ARCHIVO DEL TERROR, a la metodología del trabajo realizado contra las víctimas, etc. me hicieron sentir persona non grata. Llegaron a negarme la lista de torturadores por razones de “confidencialidad”, protegiendo así a los autores de graves violaciones de los Derechos Humanos, y esto lo hacían en el archivo oficial supuestamente creado para la defensa de los DDHH.
               A partir de entonces alargaron el nombre del ARCHIVO DEL TERROR  para confundir a las víctimas. Hoy su titulo oficial es: Museo de la Justicia. Centro de documentación y archivo en defensa de los Derechos Humanos. A pesar de todo ello sigue siendo el ARCHIVO DEL TERROR.
      
      El contenido del ARCHIVO DEL TERROR  
             Los documentos incautados en el procedimiento judicial realizado el 22 de diciembre de 1992, corresponden al Departamento de Investigaciones de la Policía, mas 700.000 folios contienen fichas de detenidos, informes confidenciales, peticiones de búsqueda de personas, declaraciones indagatorias e informativas, controles a partidos políticos de la oposición, a sindicatos y a grupos estudiantiles. También incluían escuchas telefónicas, controles de entradas y salidas del país, informes de vigilancia domiciliaria, gran cantidad de documentos de identidad (cédulas y pasaportes, notas varias al Jefe del Departamento de Investigaciones, fotografías, cassetes con grabaciones de paneles, conferencias, discursos, grabaciones de programas de radio, etc.
             Pero entre los documentos también se encuentran archivos anteriores a 1954, o sea anteriores a la dictadura de Stroessner, y que correspondían a las décadas del 30 y del 40. Los documentos más antiguos provenían de 1917 y los más recientes de 1952, cosa que los hacía muy valiosos para el estudio de la dictadura de Higinio Morínigo y de los gobiernos “colorados” previos al Dr. Federico Chávez.
              El ARCHIVO consta de diversos cuerpos: registro de comisiones directivas de sindicatos, libros de antecedentes de la subsección obrera y de leyes especiales, listas de dirigentes obreros, 18 volúmenes encuadernados con los prontuarios policiales, dos carpetas con documentos sin catalogar, libros de entradas policiales, tres cajas de fichas prontuariales y dos carpetas de fotografías documentales correspondientes a los años entre 1946 y 1954.
              El contenido del ARCHIVO hacía referencia a temas de tipo político, gremial, de control social de la población, etc. aunque también se encontraban referencias a delitos comunes y a otras cuestiones intrascendentes. Hay que insistir que todo este valioso material fue incautado judicialmente a iniciativa exclusiva de los sobrevivientes de la dictadura, de las víctimas de la OPERACIÓN CÓNDOR.
             Todo este fondo documental se conservó en el 8º piso de la sede del Poder Judicial a fin de realizar un inventario y clasificación para su posterior puesta a disposición de los diferentes juzgados nacionales e internacionales, de las víctimas, de los familiares de desaparecidos, y de la ciudadanía en general. En la actualidad la documentación se encuentra microfilmada y digitalizada con aproximadamente 1.000.000 de imágenes ligadas a una Base de Datos, lo que permite su consulta e impresión preservando el documento original.
  
             Puesta en valor del los documentos
           La UNESCO lanzó en 1997 el Programa Memoria del Mundo (PMM) para evitar la amnesia colectiva, promover la preservación de documentos históricos y asegurar una amplia difusión de los existentes en archivos y colecciones bibliotecarias en todo el mundo. El 30 de julio de este año, la UNESCO incorporó, en el marco del PMM, 35 documentos a su registro, entre ellos al ARCHIVO DEL TERROR del  Paraguay, gracias a las gestiones del Embajador en Francia, Dr. Julio Duarte.
             A nivel internacional, el ARCHIVO sirvió como soporte documental a numerosos juicios realizados contra represores argentinos, chilenos y uruguayos acusados de participar en la desaparición de personas en el marco de la OPERACIÓN CÓNDOR.
             Para miles de paraguayos que sufrieron la represión de la dictadura, con detenciones, torturas y cárcel, este archivo constituyó una posibilidad real de documentar su tragedia. La nueva figura jurídica, el Habéas Data, adquirió una utilidad concreta en la reparación e indemnización a dichas personas. La Comisión de la Verdad y Justicia tuvo en el ARCHIVO una fuente documental de gran valor para contrastar los testimonios recogidos de las víctimas. Pero en el Paraguay la justicia sigue al margen de la ley.
             El valor histórico del ARCHIVO es incuestionable para nuestro país pues encierra medio siglo de historia oculta del Paraguay y de América Latina en su conjunto. Aquella parte de la verdad que no se integra en el discurso oficial y que habitualmente nunca sale a la luz. Paraguay, gobernado dictatorialmente por un mismo partido y una misma persona durante 35 años, tiene un período de su historia poco estudiado. Las relaciones de poder, la supeditación a la Doctrina de Seguridad Nacional, el nivel de conocimiento e influencia de las administraciones norteamericanas, los diferentes grados de resistencia o connivencia de los partidos opositores y el asfixiante control que sufría la población en general sobre todas sus actividades, pueden ser mejor comprendidas a través de los numerosos informes y análisis de quienes tenían a su cargo la seguridad del Estado.
             Cabe destacar que todo hallazgo documental trae consigo nuevas conexiones, nuevas vías de investigación, lo que permitió averiguar, por ejemplo,que el coronel Manuel Contreras, jefe del servicio de inteligencia chilena tomó contacto con el general Vernon Walters, director adjunto de la CIA entre 1972 y 1976, y que con su aprobación visitó a todos los genocidas de la Región con miras a crear un organismo internacional de inteligencia que debía coordinar los servicios responsables de los países del Cono Sur. Es la prueba que los vuelos del CONDOR conducen a la Casa Blanca.
             Los ARCHIVOS se convirtieron en una fuente inagotable para los investigadores. En los años recientes se han publicado libros de autores de diversas nacionalidades sobe la OPERACIÓN CÓNDOR. En mayor o menor grado, todos ellos han debido recurrir a estas fuentes documentales. En ningún otro país de la región se han encontrado con un material tan compacto y completo sobre los años de la gran represión. Es un lugar de visita de estudiantes de nivel medio universitario, paso obligado para visitantes extranjeros con alguna vinculación con los Derechos Humanos y fuente de inspiración para otras iniciativas de la Memoria.  En Buenos Aires, por ejemplo, se realizó, el 16 de agosto de 1993, la Tribuna Popular contra la Represión en el Cono Sur. La base de la Tribuna fue la documentación contenida en los ARCHIVOS DEL TERROR.
             Los ARCHIVOS son un símbolo en si mismos. En Paraguay, la Memoria está indefectiblemente ligada a ellos. Las imágenes de los documentos pasando de mano en mano el día de su hallazgo o de los libros policiales ordenados en los estantes del Centro-Museo, se convirtieron en el icono de una época en la que se rompía con el pasado y se empezaba a caminar hacia  la democracia.
            Quienes hicieron posible el histórico descubrimiento
         Hay que mencionar en primer lugar al Comisario Mario Mancuello, compañero de prisión en la Comisaria Primera,(1975) que me aconsejó leer la Revista Policial del Paraguay para entender el entramado de la OPERACIÓN CONDOR. Luego, el preso político argentino Amilcar Latino Santucho, en la Comisaria 3ª, el famoso “Sepulcro de los Vivos”, (1976) que me habló del engendro de la diabólica OPERACIÓN. La tercera persona que me iluminó la pista fue la compañera de prisión en el Campo de Concentración de Emboscada, la doctora Gladys de Sannemann.(1977) En París logré acumular casi todos los números de la Revista Policial del Paraguay y el sacerdote jesuita francés Charles Antoine me puso al tanto sobre la intervención del presidente de Bolivia, Hugo Banzer, que creó la “receta” para combatir a la Iglesia católica por dentro, contra los obispos, sacerdotes, monjas y laicos comprometidos con la Teología de la Liberación. Fueron también muy importantes los aportes del periodista francés de TF1 de París, Pierre Abramovich, que luego visitó los ARCHIVOS.
            Cuando regresé al país, en 1990, con mi segunda esposa, María Stella Cáceres, mi asesora en el delicado tema, logramos crear la FUNDACION “CELESTINA PEREZ DE ALMADA (FCPA)”, en noviembre de 1990. Constituimos una unidad de investigación en materia de Derechos Humanos presidida por María Stella Cáceres e integrada por la Lic. Graciela del Campo (argentina), Marta Machain, Graciela Romero y el Lic. Arnaldo Gutiérrez.
            Tomé contacto e informé mis intenciones al Pastor Luterano Armin ILHE, entonces Presidente del Comité de Iglesias (católicas y protestantes). A su pedido mantuvimos luego una entrevista con la unidad de investigación de la FCPA donde le informamos secretamente la posible localización del “nido del Cóndor”. Posteriormente, mantuve una larga entrevista con el director del diario NOTICIAS, Cristhian TORRES, quién me aseguró su total apoyo. Su intervención fue también determinante. Finalmente, logré una entrevista con el ministro de la Corte Suprema de Justicia, Jerónimo Irala Burgos, mi ex profesor en la Universidad Nacional, Facultad de Derecho, a quien pregunté si habría un Juez con coraje para llevar adelante mi pedido de Habeas Data. Quería saber como murió mi esposa, porque el temible comisario Alfonso Lovera Cañete me había manifestado que ella se había suicidado y también quería saber por que militares extranjeros me torturaron en nuestro país. Me recomendó presentar el Habeas Data en el Juzgado Penal de José Agustín Fernández. Así lo hice y el joven Juez honró su cargo y pasó a la historia.
             A proteger los ARCHIVOS
             Desde el primer momento de su descubrimiento nuestra preocupación estuvo centrada en la seguridad de los ARCHIVOS. Hicimos un llamado urgente a la organización “Francia/América Latina” que nos envió de inmediato a su Asesor Jurídico, Dr.Pierre Kaldor y luego llegó su presidenta, Marcel Bernard, en el transcurso de las fiestas de fin de año de 1992. Los primeros periodistas extranjeros que llegaron fueron Stella Calloni, corresponsal de LA JORNADA de México,  Samuel Blixen, del periódico BRECHA del Uruguay, Pierre Abramovich de LE MONDE, de Paris, John Dinges, periodista del Washington Post, Jane Rocha y Emily Buchanam, de la BBC, la TV española, francesa, austriaca, argentina, brasileña, norteamericana, italiana, chilena, y otros.
            El Juez español Baltasar Garzón en 1997 visitó nuestros Archivos, y su presencia constituyó un respaldo moral que evitó la intervención de las fuerzas represivas para recuperar sus documentos comprometedores.
            La organización “Francia/América Latina”, con Sophie Thonon y colaboradores al frente, constituyeron en París, en 1995, un grupo de trabajo para la protección del ARCHIVO DEL TERROR. Iniciativa que contó con el apoyo del sociólogo Alain Touraine y de su asistente, Eduardo Valenzuela. El grupo de trabajo apuntó también la creación de la Comisión de Verdad y Justicia, y la del Museo de las Memorias. 
         El resurgir de la Memoria: cuando llegan los documentos y las palabras,
          se abren las puertas de  la verdad.
            Cuando en 1992 se derribó en Asunción el muro de silencio, se cumplió por fin la frase acuñada por Abraham Lincoln: “No se puede engañar a todo el pueblo todo el tiempo”. La primera reacción de la justicia latinoamericana (aunque no en todos los países) fue entender que para el delito de lesa humanidad no procede la amnistía.
                Los Derechos Humanos nacieron luchando contra el Estado represor. Fue un nacimiento traumático. También en Paraguay. El actual procurador General de la República, nostálgico de la dictadura, sostiene la prescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad. Hay que pensar que sostiene este criterio porque hizo un curso de especialización en la Universidad de Harvard. A pesar de la oposición de importantes sectores y como consecuencia del descubrimiento del ARCHIVO DEL TERROR, de la llegada de sus documentos y palabras, las cosas cambiaron. Se crearon diversas instituciones y se realizaron importantes gestiones. Se creó la Comisión Nacional de Derechos Humanos y Nunca Más al Terrorismo de Estado. En la Asamblea Nacional fue electo el Dr. Dionisio Gauto, integrante de la Mesa de Memoria Histórica, reelegido por 2 veces con una brillante actuación.
            Se creó el Museo de las Memorias: Dictadura y Derechos Humanos bajo la dirección de la licenciada María Stella Cáceres, que desde el 2002 funciona, inicialmente como museo itinerante, bajo el estricto control de las víctimas. Dicho museo cuenta con un Centro de Documentación con un importante fondo aportado en gran parte por la ciudadanía. Un ámbito científico dedicado al estudio, la investigación y la difusión de las normativas en Derechos Humanos. Se está convirtiendo en un centro de referencia internacional en educación y Derechos Humanos gracias a los acuerdos que viene firmando con universidades latinoamericanas y europeas, sin olvidar a las ONG's especializadas en el tema. El 8 de agosto del 2013, y por cinco años, se firmó un convenio de usufructo  gratuito y cooperación entre el Ministerio del Interior, la Fundación Celestina Pérez de Almada y la Mesa Memoria  Histórica.
            En compañía de la Senadora Nacional Carmen Lara de Castro, María Stella Cáceres, Dionisio Gauto y Florencio Rivero, mantuvimos una reunión con el embajador norteamericano  John Glasman en 1993, en la que le pedimos transmitiera al presidente Clinton nuestra formal acusación al gobierno de USA de ser el creador del infernal aparato represivo en Paraguay y en toda  América Latina, al tiempo que reclamábamos una justa indemnización. El embajador negó rotundamente la acusación y la reunión terminó de muy malas maneras, nada diplomáticas por cierto. La violenta situación prosiguió al salir de la embajada, pues a las puertas de la misma se encontraban periodistas de la BBC de Londres que entrevistaron al Jefe de Prensa de la embajada, Patrick Duddy, que llevado por la desagradable actitud del embajador, también perdió los estribos y considerándose un “cowboy” nos trató de bandidos, de subversivos, y demás epítetos.
            Este Jefe de Prensa, Patrick Duddy, llegaría a ser embajador de los EEUU en Venezuela pero antes realizaría su pasantía en Asunción, dirigiendo el “Servicio informativo y cultural” de la embajada de su país. El 23 de diciembre de 1992 negó rotundamente que su país hubiera asesorado, “ni recomendado o participado en ningún tipo  de torturas  ya sea en este país ni en ningún otro”. Dijo también que las acusaciones contra  el gobierno de los EEUU eran un “viejo alegato de los terroristas  para justificar los ataques a los funcionarios norteamericanos destacados en el exterior”. En la primera quincena de aquel caluroso mes de enero ya no quedaba ninguna duda a nadie de que el gobierno norteamericano había asesorado a la policía de Stroessner en la represión política.
            En aquel álgido momento llegó a Paraguay el general Richard F. Timmons, Jefe del Comando Sur de los los Estados Unidos (United States Southern Command), la IV FLOTA, y una hora más tarde, acompañado del embajador Jon Glassman, se entrevistó con el general Andrés Rodríguez, entonces presidente “golpista” de la República. ¿A qué había venido el general Timmons? Esta es una incógnita que aún sigue flotando en el ambiente. Se sabe, sin embargo, que había elecciones pendientes en Paraguay (que llevarían al poder a Juan Carlos Wasmosy) y también en Bolivia, donde en junio de 1993 llevarían a la presidencia a Gonzalo "Goñi" Sánchez de Lozada. Tampoco faltaron especulaciones sobre quién enviaba al misterioso general Timmons a Paraguay, teniendo en cuenta que el día de su llegada, George Bush (padre) entregaba el poder a Bill Clinton. Se dijo también que el general Timmons, acompañado de Glassman y Duddy, habría visitado el Archivo del Terror en altas horas de la noche para verificar documentos que pudieran comprometer a su país en técnicas de tortura. Estos rumores fueron desmentidos, como era de esperar. Lo cierto es que los norteamericanos tenían interés en el archivo secreto de la policía de Stroessner.
            Cuando en 1997, a raíz de una documentada denuncia, el Ministerio de Relaciones Exteriores abrió un sumario (DGPEX nº 07/97) sobre la posibilidad de exigir indemnización al Gobierno de los Estados Unidos de América, Patrick Duddy ya se había marchado, recalando primero en Bolivia y luego en Venezuela, de donde fue expulsado por el presidente Hugo Chávez. Creemos que la presencia del Jefe del Comando Sur en Asunción fue para borrar “los rastros non sancta” del nuevo presidente de Paraguay, Andrés Rodríguez, “el Zar de la Droga” en el Cono Sur de América Latina y cómplices. Pero las piezas documentales sobre la OPERACIÓN CÓNDOR estaban debajo de las informaciones sobre el movimiento comercial de la droga.
            Ya he apuntado que el descubrimiento del ARCHIVO tuvo consecuencias positivas para el resurgir la Memoria. Muy pronto empezaron a aparecer señales de cambio después de la Dictadura. El Congreso Nacional, nombrado a dedo, aprobó en agosto de 1989 la ley 01/89 por la cual Paraguay ratificaba la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Se promovió la primera querella criminal “sospechosamente” no contra Stroessner sino contra sus cómplices y encubridores 
en el caso de Mario Shaerer Prono, luchador social víctima de la dictadura, que posibilitó la condena de Pastor Coronel, Jefe de Investigaciones,  y de algunos torturadores.El juez interviniente fue Luis Maria Benitez Riera. Se fundó la Sección del Paraguay de Amnistía Internacional, CIPAE, CEPAG ,el capitulo Paraguay de la ASOCIACION AMERICANA DE JURISTAS (AAJ) y otras organizaciones publicaron el documento “El precio de la paz” antecedente importante de la Comisión de la Verdad y Justicia. Se creó la clínica ATYHA para la atención de los sobrevivientes de la tortura. Se constituyó el colectivo “Decidamos” que fomentó una gran campaña para la participación ciudadana. Se publicó el libro “Semilla de Vida”, referido a los paraguayos exiliados en la Argentina, víctimas de la dictadura y se constituyó la Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay (CODEHUPY).
            Se conformó la MESA MEMORIA HISTORICA, una plataforma de organizaciones de la sociedad civil creada en el marco del Encuentro “Memorias y Archivos de la Represión – Debates para un futuro”, desarrollado el 28 y 29 de octubre de 2002 en el Aula Magna de la Universidad Católica de Asunción, con la presencia de un centenar de activistas de derechos humanos.
            El 25 de mayo de 1989 iniciamos el primer juicio contra el dictador, cómplices y encubridores, por el asesinato de  mi esposa Celestina Pérez y mi detención y tortura. No recibimos de parte del Poder Judicial el debido impulso y tuvimos que ver como la impunidad continuaba a pesar del descubrimiento del ARCHIVO. El Poder Judicial, salvo honrosas excepciones, continuaba impenetrable a los cambios. Durante los 35 años de la dictadura no tuvimos conocimiento que el Poder Judicial hubiera hecho justicia, fue siempre un simple apéndice de la policía política, salvo raras excepciones. Por ejemplo, los jueces nunca dieron lugar a los recursos de HABEAS CORPUS.           
            He aquí las gestiones judiciales mas importantes hechas, tanto en Europa como en América Latina. Declaración testimonial, aportando pruebas de la OPERACIÓN CÓNDOR ante:
            El Juez Baltasar Garzón, Audiencia nº.5, España. (1995)
            El Juez Penal francés Leloir. (1996)
            El Juzgado Penal de Instrucción en Ginebra. (1997)
            El Fiscal italiano en Roma. (1998)
            El Juez argentino, Carnicoba Corral, Buenos Aires. (1999)
            El Juez Penal de Instrucción ,Juan Tapia, de Chile. (2000)
            El Juez Penal Gustavo Santander, con autorización de la Corte Suprema de Justicia, se trasladó a Buenos Aires, en diciembre del 2003, para entregar a sus pares Carnicoba Corral y Jorge Urso los documentos de la OPERACIÓN CÓNDOR referentes a Argentina. El contacto del Juez paraguayo con los jueces argentinos se realizó gracias a la iniciativa de las victimas, en especial de la viuda del Dr.Agustin Goiburu, Elisa Benitez (Elin) a pesar de la tenaz oposición del Fiscal de los Derechos Humanos, Edgar Sánchez, un nostálgico de la dictadura.
            También hay que destacar las visitas diplomáticas al ARCHIVO DEL TERROR, entre las  cuales hay que mencionar especialmente la que realizó, de manera oficial, el presidente de la República Federal Alemana, Horst Koller. Estando de visita oficial al Paraguay se entrevistó con el presidente Nicanor Duarte Fruto, al cual le pidió visitar el MUSEO DE LAS MEMORIAS, hecho que tuvo lugar el 6 de marzo de 2007. Al término de la emotiva visita con los descendientes alemanes víctimas del CÓNDOR, solicitamos al presidente alemán que su gobierno abriera los archivos militares y los del Ministerio de Relaciones Exteriores en todo aquello que se refiriera a la OPERACIÓN CÓNDOR en Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay. Posteriormente recibimos un nota de la embajada alemana en Asunción informando que nuestra petición había sido aceptada y resuelta favorablemente. Inclusive en una parte de la nota se hablaba de la OPERACIÓN CÓNDOR en Paraguay y reproducía una frondosa lista de refugiados chilenos en Alemania. La misma petición la realizamos al gobierno suizo, recibiendo una respuesta igualmente positiva, poniendo sus archivos a nuestra disposición. Lamentablemente, por falta de recursos económicos hasta la fecha no hemos podido recurrir a esas importantes fuentes documentales.
            La proyección internacional de nuestra lucha se hizo cada vez más importante. Establecimos relaciones con diversas organizaciones, todas ellas defensoras de los DDHH, activas en la recuperación de la Memoria Histórica y, algunas, representativas de muchos años de lucha por la democracia, como la Asociación Catalana d'Expresos Políticos del Franquismo, cuyos asociados  suman centenares de años de cárcel y tormentos. Establecimos un convenio de colaboración entre ella y nuestra Fundación Celestina Pérez de Almada.
             Gracias a las gestiones del Presidente de esta asociación, Enric Pubill, tuve acceso a importantes medios de comunicación de Cataluña (Radio y TV de Cataluña) que me entrevistaron junto al destacado periodista norteamericano John Dinges, sobre el descubrimiento del ARCHVO DEL TERROR. Después de la entrevista Dinges me planteó la posibilidad que el National Security Archive, de la Universidad de Washington prestase asistencia técnica al ARCHIVO DEL TERROR. Me prometió visitar el archivo en compañía de Carlos Osorio, de la citada organización, con miras a la digitalización de los documentos. Fue una promesa cumplida.
            El ARCHIVO también ha tenido una influencia positiva en Argentina. Este país jugó un papel de primer orden en la OPERACIÓN CÓNDOR. Su actividad represiva y su contribución a la muerte y al dolor en otros países del Cono Sur fue grande. Su conexión con el sistema represivo de Stroessner, por ejemplo, era total. En este sentido no hay que olvidar que hay más de 100 paraguayos detenidos/desaparecidos en Argentina durante la guerra sucia, hecho ignorado totalmente por el Ministerio Público paraguayo. Pero Argentina realizó, en este tema de recuperación de la Memoria Histórica, una actividad ejemplar. En aquel país fueron las víctimas de la OPERACIÓN CÓNDOR, algunas aún en el exilio junto con familiares de victimas organizadas en Madres o Abuelas de Plaza de Mayo, los que se movilizaron y con sus gritos en las calles tumbaron el muro de la impunidad impuesto por el grupo cívico/militar. Ellos provocaron la explosión de la MEMORIA y Argentina, hoy, es el país que lidera la defensa de los Derechos Humanos en América Latina.
            Un grupo de destacados/das  líderes sociales y políticos paraguayos, que fueron victimas directas del Terrorismo de Estado impuesto por el gobierno de Alfredo Stroessner, recurrieron, el 6/08/13, a los tribunales argentinos basándose en el Principio de Jurisdicción Universal e iniciaron la querella criminal por la impunidad reinante en Paraguay desde 1954 a 2013. La  querella se realizó bajo el patrocinio de los Abogados Juan Adolfo Mayda (argentino), Aitor Martínez Giménez (español) y Juan Rivarola (paraguayo) por graves violaciones a los Derechos Humanos y por genocidio contra la nación Ache. Menciono esta batalla jurídica porque yo también promoví, el 25 de mayo de 1989, una querella criminal contra Stroessner, cómplices y encubridores, aunque lamentablemente la inacción judicial continua hasta la fecha evitando que la querella prospere..
            Un huracán llamado “Edward Snowden”
            Los recientes incidentes diplomáticos causados por la política de espionaje sistemático  practicado por el gobierno norteamericano nos lleva a confirmar que el PLAN CAMELOT de espionaje socio-político se aplicó inicialmente en Paraguay.
            A criterio de la prestigiosa periodista argentina Stella Calloni, el “huracán Edward Snowden desnudó los laberintos del mayor espionaje global de la historia de la humanidad realizado por los Estados Unidos de Norteamérica” (Fuente: Contra-injerencia 08.11.13). En este sentido nuestra lucha contra la impunidad nos permitió descubrir los planes militares terroristas, primero el PLAN CAMELOT en 1974, luego la OPERACIÓN CÓNDOR. Por ese motivo, en el año 2002 recibí en el Parlamento Sueco, el Premio Nobel Alternativo, el mismo premio que también recibió Edward Snowden en el año 2014. Su padre lo representó en el evento por cuanto que Edward se encuentra asilado en Moscú porque en su país de origen, USA, corre el peligro de ser encarcelado  y hasta de ser condenado a muerte y ejecutado en la silla eléctrica.
            Aunque con las grandes diferencias propias del caso, se podría decir que estamos ante investigaciones paralelas. En mi tesis “PARAGUAY, EDUCACIÓN Y DEPENDENCIA” ya avancé, entre otras cosas, en el destape de una situación verdaderamente alarmante: el espionaje socio-político de los EEUU en Paraguay, y otros países, especialmente dirigido a controlar la población y evitar movimientos políticos y sociales contrarios a sus políticas de gobierno. En mi tesis quedaba clara la injerencia de los EEUU en los países latinoamericanos en general y en Paraguay en particular. ¿El método?, el control total de la sociedad mediante el espionaje masivo. 
            Realicé mi investigación en forma muy artesanal, a través de cuestionarios, en tanto que Snowden, hijo del siglo XXI, lo hizo contando con la más alta tecnología comunicacional y desde el corazón de la estructura del Imperio. Pienso que el presidente Obama lo considera un feroz enemigo que pone en peligro la seguridad del imperio. Otro “Terrorista Intelectual” por haber desnudado el mayor espionaje político mundial en el país que se auto-proclama “paladín del mundo libre”. Para salvar su vida, Snowden no tuvo otro remedio que abrazar el difícil camino del exilio.
            Snowden recibió el PREMIO NOBEL ALTERNATIVO por su valentía sin precedente en materia relacionada con la vigilancia estatal que viola los procesos básicos de la democracia y los derechos humanos. Estamos en deuda con él.
         El CÓNDOR sigue volando...
         Pero no todo ha terminado, el CÓNDOR sigue volando. En 1997 encontramos en Asunción un documento que contenía un importante secreto militar: el coronel paraguayo Francisco Ramón Ledesma, Oficial de Enlace, se dirige, el 10.07.1997, al coronel ecuatoriano Jaime del Castillo Baez, Secretario Ejecutivo de la XXII Conferencia de Ejércitos Americanos (CEA), expresando lo siguiente: ”aquí le envío la lista de los subversivos paraguayos del primer semestre de 1997, solicitada por usted con el fin de elaborar la APRECIACION COMBINADA DE LA SITUACION SUBVERSIVA EN EL CONTINENTE (ACSSC)”. El militar paraguayo declaró, a nuestro pedido, ante el Juez Penal Jorge Bogarin e informó que en 1995 la CEA se reunió en Bariloche, Argentina, con asistencia de los presidentes Carlos Menem y Augusto Pinochet. Este último advirtió a los militares sobre el peligro que entraña la democracia porque detrás de la democracia están los comunistas. El Ejercito norteamericano estaba representado por el general Denis J. REIMER mientras que Paraguay lo estaba por el general de Brigada Santiago Zaracho. La CEA volvió a reunirse en 1999 en la capital de Bolivia, la Paz, y en el 2001 en Santiago de Chile donde el Presidente Ricardo Lagos dio la bienvenida a los terroristas. Actualmente la CEA está cargo del ejército colombiano. A esta Conferencia de Ejércitos Americanos la denominamos el CÓNDOR II. y hemos comprobados que Chile, Colombia, México, Brasil, Perú, Paraguay y Panamá siguen enviando sus oficiales a la escuela de asesinos instalada actualmente en el Fuerte Benning, Estado de Georgia, EEUU. El Sacerdote norteamericano Roy Bourgoise hace mas de 20 años que creó el organismo SOAW y realiza periódicamente campañas para el cierre de esa Escuela de Asesinos.
            Manifestamos nuestra profunda preocupación por la presencia de una base militar en el corazón del chaco paraguayo, Mariscal Estigarribia, y también en el corazón de Chile, Concón, supuestamente para asegurar operaciones de paz en zonas urbanas. Me refiero además a las bases militares en Colombia, Panamá, Honduras, Guantánamo, en el contorno de Venezuela, Ecuador, Bolivia, Argentina y Brasil .Otra expresión de colonialismo es la presencia militar de los ingleses en las Malvinas. Las Malvinas son Argentinas y de América Latina.
            Sea propicia la ocasión para expresar nuestros agradecimientos a los franceses que colaboraron eficazmente en el descubrimiento del ARCHIVO DEL TERROR y su posterior protección, como el sacerdote Charles Antoine, Marcel Bernard, el abogado Pierre Kaldor, Sophie Thonon de Francia América Latina,el Prof Alain Touraine, William Bourdon, Eduardo Valenzuela, Pierre Abramovich y otros.
            También mis agradecimientos a la organización “Francia, Tierra de Asilo”, por haberme recibido con mis tres hijos durante mi exilio forzado entre 1979/1992.
            Un reconocimiento especial a Amnistía Internacional de Suiza y al Comité de Iglesias por la enérgica acción promovida para lograr mi libertad, cosa que consiguieron.
            Saludamos con simpatía que en Brasil se inicie la investigación correspondiente a la OPERACIÓN CÓNDOR, como en Uruguay, Chile y Ecuador.
            Abrigamos la firme esperanza que el Papa Francisco I de curso a nuestro pedido de abrir todos los Archivos del Vaticano referentes a la OPERACIÓN CÓNDOR (a Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay). Los Archivos del Vaticano reflejan la vida de la Iglesia y el acontecer del mundo, y sus documentos son esenciales para poder reclamar justicia.
            Celebramos la vigencia por más de 30 años de DEMOCRACIA en Argentina, de recuperación de las instituciones y del Estado de Derecho hasta las grandes reivindicaciones de nuestros días, como los medios radiales y televisivos, y ello a pesar de los intentos desestabilizadores del poder económico local vinculado con los intereses del Imperio. Celebramos que las Abuelas de Plaza de Mayo hayan encontrado también a un nieto de paraguayo detenido/desaparecido.
            Convocamos a las Universidades de América Latina a que investiguen el destino final de la generación destinada a dirigir nuestro continente y que fue destruida por el CÓNDOR. Sin ella la vida continua, pero el vacío es enorme y seguimos con el duelo permanente.
           Mantener viva la Memoria
            Tenemos que hacer conocer a las nuevas generaciones el origen y las consecuencias de un pasado de intolerancia que nos vino de Washington para que NUNCA MAS se repita un régimen anti-democrático en América Latina.
            Como decía Rosa de Luxemburgo “la libertad es siempre la libertad de los que piensan de otra manera. Tenemos que defender la libertad”
            Para ello, los proveedores de servicios de comunicaciones no deben enviar al gobierno compulsivamente los registros telefónicos y de Internet en el marco del programa de VIGILANCIA MASIVA. Porque ya no es tiempo de imperios ni colonias, ni de dictaduras militares, mucho menos de permitir que el CÓNDOR siga volando. Es tiempo de pueblos, de justicia y dignidad.
Asunción, setiembre de 2015

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