Martín Almada
PARAGUAY:
PRIMERA VIGILANCIA
PRIMERA VIGILANCIA
MASIVA NORTEAMERICANA
Y
DESCUBRIMIENTO DEL ARCHIVO DEL TERROR
(OPERACIÓN CÓNDOR)
“Sobrevivir
a las torturas en las cámaras de tormentos del dictador Alfredo
Stroessner fue un milagro. Me tuteé con la muerte y me escapé de ella,
aunque no así mi primera esposa, la educadora Celestina Pérez. Creo que
es mi responsabilidad contar todo lo vivido, visto y oído dentro y fuera
de las cárceles, hasta llegar, después de 15 años de paciente
investigación colectiva, al “nido de la serpiente”: el ARCHIVO DEL
TERROR concerniente a la OPERACIÓN CÓNDOR.
El
descubrimiento del ARCHIVO fue una venganza de la historia, que nos
enseña que no hay secreto que el tiempo no revele, principio inexorable
ignorado por el Ejercito y por la NSA (Agencia Nacional de Seguridad
norteamericana) y la CIA.
Parafraseando
al ex-preso político más antiguo del “generalísimo Franco por la Gracia
de Dios”, Marcos Ana, mi pecado fue mortal porque quise poner estrellas
en el corazón de los hombres libres “
Antecedentes
Con la complicidad de los gobiernos de Washington y de Brasilia, el 4
de mayo de 1954 un golpe de Estado colocó en la presidencia de Paraguay a
Alfredo Stroessner. Muy pronto se dieron a conocer las primeras medidas
autoritarias violadoras de los Derechos Humanos. Con la misma
complicidad de Washington y de Brasilia, el 2 de febrero de 1989,
treinta y cinco años después, Stroessner fue desalojado del poder,
también con un golpe de Estado, esta vez del general Andrés Rodríguez,
su consuegro, quien siguió aplicando la política de stronismo sin
Stroessner. Una evidencia más de que la política de Washington se
caracteriza por sacarse de encima fácilmente a quién con el tiempo ya no
le sirve y substituirlo por alguien que siga defendiendo sus intereses.
A continuación expongo en este escrito, someramente, algunos de los
elementos que demuestran como esta política criminal ha tenido como uno
de sus instrumentos principales la sistemática vulneración de los
Derechos Humanos, sumergiendo Latinoamérica en un mar de terror, dolor y
muerte. A pesar de ello, la solidaridad entre personas y pueblos ha
sido una luz en la negra noche de las dictaduras y gracias a ella la
esperanza en un mundo de progreso, libertad y respeto a los DDHH ha
permanecido siempre en pie.
En
1955 Stroessner envió a Washington al abogado Antonio Campos Alum para
especializarse en técnicas de tortura. Regresó en 1956 acompañado del
coronel de inteligencia de los EEUU, Robert K.Thierry, para crear la
tenebrosa oficina de la Técnica, dependiente del Ministerio del
Interior, un centro de tortura que funcionó hasta el año 1992 siempre
bajo la dirección de Campos Alum. La Técnica fue una importante estación
de la CIA en su lucha contra el comunismo en el Cono Sur de América
Latina. Hoy, la que fue su sede central la ocupa el Museo de las
Memorias. Thierry organizó e hizo funcionar el primer centro de tortura
en Paraguay al mismo tiempo que preparó especialistas en la materia,
tanto en el Ejercito como en la Policía. La ignorancia y la tortura
fueron las piezas angulares del stronismo, fueron el corazón del
sistema. La receta del coronel Thierry apuntaba hacia un país sin
confrontación de ideas y sin memoria.
En
1958, Richard Nixon, visceral anticomunista, vicepresidente de los
Estados Unidos de Norteamérica, visitó Paraguay y consagró al dictador
Alfredo Stroessner como “campeón anticomunista de América Latina”. En
1959 se disolvió la Cámara de Representantes (el poder legislativo) por
su adhesión a los reclamos estudiantiles y los parlamentarios fueron
encarcelados, torturados y exiliados. A partir de 1961 la dictadura de
Stroessner envió a militares y policías a los centros de aprendizaje de
técnicas de tortura ubicados, primero en la Escuela de las Américas, en
la zona del canal de Panamá y más tarde al Fuerte Benning, en el estado
de Georgia, en los propios EEUU. En la Escuela de las Américas se
formaron la mayoría de los “golpistas” que protagonizaron golpes de
Estado contra gobiernos democráticos en toda América Latina.
Fue en Brasil donde se puso en práctica por primera vez, en 1964, la
doctrina de Seguridad Nacional después del golpe de Estado militar que
derrocó el gobierno democrático de Joao Goulart, y empezó a organizar
su servicio de inteligencia a cargo del general Golberi Couto e Silva,
decididamente pro-norteamericano y anti-popular, bajo la dirección
nacional de, entre otros, los generales “gorilas” Humberto Castello
Branco y Arthur da Costa e Silva.
Toda
esta política de los EEUU, represiva y orientada a la consolidación de
regímenes criminales, que había sido tradicional en su relación con
América Latina, se incrementó a partir del triunfo de la revolución
cubana con intervenciones militares en muchas partes del continente,
llevadas a cabo directa o indirectamente.
Paralelamente a las estas invasiones militares algunos países fueron
sometidos a presiones políticas y económicas que condicionaron
violentamente su situación política con el resultado de miles de
muertos. En 1965, por ejemplo, las tropas norteamericanas ocuparon la
República Dominicana porque el coronel revolucionario Francisco Caamaño
Deño asumió el poder y estableció solidas relaciones con el gobierno de
Fidel Castro. Washington, una vez consolidado el golpe de Estado, retiró
sus tropas que fueron reemplazadas por las “democráticas” de Brasil y
Paraguay.
En 1969, Nelson Rockefeller, gobernador del Estado de Nueva York visitó
al dictador Stroessner mientras estudiantes de secundaria y
universitarios lo repudiaban en las calles con manifestaciones y quema
de una bandera norteamericana en la Universidad Católica. La represión
policial fue brutal. Los manifestantes evocaron la injusta guerra por el
petróleo entre Paraguay y Bolivia (1932/35) que fue financiada por la
empresa de Rockefeller y denunciada por el Senador Huey Long en el
Congreso norteamericano. Denuncia que le costó la vida. Hay que
recordar, también, que en 1970 se produjo el genocidio de la nación
ACHE, con la captura y encarcelamiento de muchos de sus miembros en el
campo de concentración “Colonia Nacional Guayaki”.
Bordando solidaridades en el Cono Sur
Ante
esta política crimina se extendió por el continente un manto de
solidaridad que fue bordado por miles de manos, especialmente en el Cono
Sur. Entre los numerosos ejemplos de esta solidaridad podemos destacar
que en 1969 decenas de profesores y militantes revolucionarios
bolivianos recibieron asilo político en Paraguay por mediación de las
autoridades eclesiásticas de Bolivia. Fueron alojados en el Centro de
Reclutamiento del Ejército donde fuimos a visitarlos como
sindicalistas y a brindarles nuestra plena solidaridad. Este contacto
fluido con los “subversivos”, a los que ellos llamaban “cholos zurdos”,
causó evidente malestar a la policía secreta.
En la década del 70, siendo yo director del Instituto “Juan Bautista
Alberdi” de la localidad de San Lorenzo, un sacerdote católico jesuita,
Pascual Páez, me obsequió, en un gesto de solidaridad que no he
olvidado, una fotocopia del libro de Paulo Freire “La Pedagogía del
Oprimido” que cambió el rumbo de mi existencia y el de mi finada esposa,
Celestina Pérez. La aplicación de su metodología provocó la ira del
entonces Ministro de Educación, Raúl Peña, quien fue informado a través
de Felipe Salomón, Presidente de la Sección Colorada del lugar, una
unidad básica del partido del régimen al servicio de la policía
política, es decir un “soplón”.
En esta misma localidad de San Lorenzo, entre 1965 y 1972, nos lanzamos
a organizar el proyecto “Por un techo propio a cada educador
paraguayo”. Empezamos a construir las primeras viviendas confortables
con el apoyo de la embajada argentina. Esta representación diplomática
nos animó a organizar festivales para recaudar fondos con las figuras
más destacadas de la época como Leo Dan, María Elena, Jorge Cafrune,
Horacio Guaraní, etc. Organizamos el primero de ellos en el local del
Sportivo San Lorenzo, asistiendo más de 2.000 personas. La policía
politica acusó a los artistas argentinos colaboradores de “comunistas“ y
obligó a poner término la organización de los festivales.
En 1970 fui designado Presidente de la Vª Convención de la Federación
de Educadores del Paraguay (FEP). Habíamos solicitado un importante
aumento salarial al presidente del Congreso Nacional, J. Eulogio
Estigarribia, y también que terminara la existencia de profesores/as sin
sueldo, auténticos “profesores esclavos”. Ante la negativa a dar
satisfacción a nuestras peticiones manifesté con vehemencia “que los maestros queríamos trabajar sin hambre y vivir sin miedo”.
El gobierno calificó mi intervención de muy subversiva. Un año más
tarde se proyectó en el cine Gloria, de San Lorenzo, la película “El
profe”, protagonizada por el gran actor mexicano Cantinflas. En ella se
representa la persecución de un educador rural que logra organizar y
movilizar a la población de una localidad en defensa de su
comunidad educativa. Acaba triunfando la causa ciudadana. Vía
embajada de México enviamos una carta de felicitación a Cantinflas por
su bien logrado trabajo audiovisual y, para nuestra sorpresa, recibimos
su respuesta anunciando que vendría a Asunción a ofrecer otro festival a
favor de nuestro proyecto social. La prensa se hizo eco de este gesto
de solidaridad de Cantinflas, que se convirtió de inmediato en una gran
noticia. Ante todo ello el Ministro de Educación, Raúl Peña, me ordenó
que anulara nuestra invitación. Me conminó a ajustarme estrictamente al
plan curricular del gobierno, amenazándome que en caso contrario seria
objeto de una dura sanción. Señaló que estaba bien informado de que
estábamos incubando un ambiente muy subversivo en el Instituto a mi
cargo.
Me sentía acorralado por la policía política de Stroessner, por lo que
recurrí a varias embajadas solicitando una beca para salir del país.
Otra vez la solidaridad hizo acto de presencia y Argentina me concedió
una beca para realizar mi doctorado en Ciencias de la Educación en la
Universidad Nacional de la Plata, cosa que hice durante los años 1972 y
1974.
Antes de viajar fui a la Secretaria Técnica de Planificación para
solicitar documentos. Me atendió Federico Mandelburger, ministro de la
institución y amigo personal, quien me autorizó a visitar el Centro de
Documentación y llevarme los papeles que estimara conveniente. Recopilé
todo lo referido a datos estadísticos sobre la educación paraguaya.
También seleccioné un documento que me llamó la atención por el título:
“INFANCIA, EDUCACIÓN y SOCIEDAD” publicado bajo la dirección del Dr.
Enrique Ibarra.
La Argentina de los años 70. La revolución cultural en la Universidad de Plata
Me
gradué de Licenciado en Ciencias de la Educación en la Facultad de
Filosofía de la Universidad Nacional de Asunción en 1963. Estaba
instalada en el centro de la capital en un edificio antiguo, aunque
limpio y aseado como los alumnos, que nos caracterizábamos por ser
“ordenaditos” y sobre todo obedientes como si fuéramos alumnos de la
primaria. Nuestro Decano, el psiquiatra Carlos Álvarez, ostentaba un
cargo militar importante, cosa que supe tiempo después. El lema de la
institución era “Magister dixit”. Nuestro profesor de Sociología de la
Educación y de Filosofía de la Educación fue Manfredo Ramírez Russo, que
era también presidente fundador de la Democracia Cristiana, muy amigo
del Jefe de la Misión Militar Argentina, el coronel Cristino Nicolaides,
que después, ascendido ya a general y en el marco de la OPERACIÓN
CÓNDOR, se convirtió en un feroz represor. Ramírez Russo más tarde
traicionó su partido al ponerse a servicio de la policía secreta de
Stroessner y logró ser promovido vice-ministro de Culto. Fue el
delator/represor de todos los movimientos estudiantiles de los colegios
secundarios católicos, la Universidad Católica y de todos los sacerdotes
y obispos que hicieron la opción preferencial por los pobres. Estos
eran algunos de los principales protagonistas de la Facultad, lo que
permite adivinar los negativos caminos por los que transcurriría el
país.
Mi
marcha a la Argentina significó abrir una nueva etapa. La primera noche
en la ciudad de La Plata no pude conciliar el sueño porque frente a mi
alojamiento, en una pared, estaba un enorme escrito que decía: “Perón o
muerte”. La frase me parecía una muestra de irracionalidad por parte de
los estudiantes argentinos. Al principio de mi estancia me sentí muy
mal, violentado por el ambiente crítico y la movilización permanente de
estudiantes y profesores, todo ello muy diferente a la Universidad
Paraguaya, donde reinaba “la paz” y el miedo era nuestra segunda piel.
Pero un elemento me llamó la atención positivamente: en aquella
Universidad comían gratuitamente 20.000 alumnos de Latino América, con
alimentos de calidad y, además, con atención médica gratuita.
Me
inscribí en la Facultad de Humanidades. Un edificio viejo y lleno de
banderas y grafittis asombrosos: la hoz y el martillo, figuras de Marx y
Engels, del Che, Fidel, Sandino, Salvador Allende, de Trotsky, Lenin,
Rosa Luxemburgo, Mao, Perón, Mariategui, etc. Y la frase ”yankee go
home” por todos lados. Mi opinión empeoró cuando fui al comedor de la
Universidad. Un enorme edificio moderno donde escuchaba encendidos
discursos a favor o contra de alguien o grupo político. Los temas
centrales eran la construcción del Proyecto Nacional y Popular además de
la Patria Grande latinoamericana. Comprendí luego que se referían al
país real, que no tenia que ver nada con el país que reflejaban los
contenidos de las lecturas oficiales. Todos se sentían próximos a
conquistar el poder. Una frase de Carlos Marx se repetía sin cesar:
“Conquistar el poder y ponerlo en manos del proletariado”. Expresión que
finalmente me gustó a pesar del miedo que me consumía porque al término
de la beca tenía que regresar al Paraguay, a mi infierno de “Paz y
Progreso”.
Denuncia de la primera vigilancia masiva norteamericana en Paraguay.
Riesgos y consecuencias
Me
reuní con mi director de tesis, profesor Ricardo Nassif, a quien
entregué mi dossier de documentos oficiales. Luego de varias sesiones de
trabajo me preguntó quién me había facilitado “INFANCIA, EDUCACION Y
SOCIEDAD” porque le llamaba la atención su contenido policíaco de
vigilancia masiva, ya que implicaba una posición antiética de la
investigación social. Le respondí que me lo había facilitado la
Secretaría de Planificación Técnica del gobierno de Stroessner.
Trabajaba
de lleno en mi tesis, y en el marco del programa de la misma me
trasladé a Montevideo, a la Universidad de la República. Allí, el
Profesor Julio Castro me ayudó a diseñar el proyecto de investigación.
Me brindó generosamente su apoyo intelectual y me recomendó,
especialmente, tener cuidado con el contenido del material titulado
“INFANCIA, EDUCACION Y SOCIEDAD” pues era digno de una investigación
seria porque se trataba de la utilización de los científicos sociales
para extraer información de carácter político-militar. “Esta es la prueba, señaló, que los científicos sociales de Paraguay se metieron en el lodo, se están ensuciando y salpicaran a muchas gentes inocentes…”. Efectivamente, anticipó su tragedia y la mía. El
Profesor Julio Castro,de renombre internacional, de tendencia de
izquierdas, fue secuestrado por los militares uruguayos, brutalmente
torturado y asesinado en un cuartel.
De
regreso a La Plata tuve una desagradable sorpresa. En los corredores de
la universidad encontré al coronel Juan Carlos Moreno, ex-Jefe de la
Misión Militar Argentina en Paraguay. Estaba vestido de civil y me dijo
que era el Secretario Técnico del Rector de la Universidad, mayor
Veterinario Guillermo Gallo. Sospeché luego que más bien su función era
de “inteligencia” para preparar la lista de los subversivos de nuestra
explosiva Universidad que tenían que ser “neutralizados”, es decir
eliminados, entre ellos, yo.
A fines de 1974 defendí mi tesis titulada “Paraguay: educación y dependencia”. Sostuve que “la educación solo beneficia a la clase dominante y está al servicio del subdesarrollo y la dependencia”. Un capitulo especial lo dediqué al espionaje socio-político norteamericano en
Paraguay a través de los cuestionarios incorporados en el documento
“INFANCIA, EDUCACION Y SOCIEDAD” y que estaban encabezados con la
siguiente leyenda: “Presidente de la República. Secretaría Técnica de
Planificación. Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID).
Consultora Promoción S.R.L. Instituto de Desarrollo. Encuesta sobre
opiniones de líderes acerca de las políticas sobre población y familia.
Proyecto nº526-11-580-085/ Population and Nutrition”.
Tomé conciencia que se trataba de un trabajo de inteligencia para
detectar tempranamente a opositores al régimen de Stroessner. Una
medida profiláctica del ejército norteamericano contra la insurgencia
latinoamericana, coherente con la Doctrina de la Seguridad Nacional.
De nuevo en Paraguay. Persecuciones políticas
Regresé al Paraguay con la alegría de ser el primer paraguayo con un
título concedido por una universidad argentina del prestigio de la de La
Plata, pero esta alegría se vio empañada por el dolor de enterarme que
mi querido profesor de Sociología de la Educación, Guillermo Savloff, de
tendencia progresista, fue brutalmente asesinado por la Triple A (grupo
argentino paramilitar terrorista de tendencia reaccionaria) con
cuarenta y ocho balazos cuando se dirigía camino a la Universidad.
La dictadura de Stroessner había aumentado su autoritarismo. Y había
establecido el protocolo de la adulación. Se esperaba que al regresar, y
luego de mi triunfo académico universitario, concurriera al despacho
presidencial a saludar y agradecerle la ayuda recibida, con una foto
respectiva difundida en el diario oficialista. No lo hice pese a los
consejos de amigos, y ello empeoró mi situación política. Tampoco
concurrí a la embajada argentina pues su titular, el general Norberto
Sergio Novoa, era persona muy cercana a Stroessner.
El ambiente se iba enrareciendo y, finalmente, el 26 de noviembre de
1974, a las seis de la tarde, estando junto a mi familia en el Instituto
“Juan Bautista Alberdi” en San Lorenzo, apareció el famoso vehículo la
“Caperucita Roja”. La sola aparición de este vehículo producía terror,
pues una flota de ellos circulaba por Asunción y sus alrededores en
funciones de amedrentamiento, además de ser el vehículo utilizado
habitualmente para el secuestro de víctimas. Se trataba de camionetas de
la marca “Chevrolet”, de la empresa norteamericana General Motors,
pintadas de rojo y que disponían de un espacio en la parte trasera donde
los policías iniciaban la sesión de golpes para “ablandar” a las
víctimas antes que estas ingresaran a la sala de tormento. Por cierto
que luego de 10 años de investigación encontré en el centro de Asunción
la “Caperucita Roja”, marca Chevrolet, e hicimos la denuncia
correspondiente. Hoy se puede contemplar en nuestro “Museo de las Memorias: Dictadura y Derechos Humanos”
Me
detuvieron y esposaron, e inmediatamente me tiraron en el interior del
vehículo junto con mi sobrino Lorenzo Lidio Jara Pérez, argentino de 17
años. Nos llevaron a la Dirección de Investigaciones de la Policía
(policía política) en Asunción, y ya durante el trayecto sufrimos las
primeras torturas de “ablandamiento”. Al llegar a la Dirección de
Investigaciones nos separaron. Tiempo después me enteré que a Lorenzo lo
torturaron y como consecuencia de ello perdió un ojo. De inmediato fui
llevado ante un Tribunal militar, integrado por militares elegantemente
vestidos, de Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay.
También estaban presentes autoridades civiles de varias nacionalidades
y, según me comentó después el mozo que estaba sirviendo café a estas
autoridades, el dictador Stroessner también estaba presente en mi
declaración, pero en la ultima fila. A pesar de estar todavía aturdido
por las torturas de “ablandamiento” me interrogaron sobre mi trabajo
subversivo vinculado a Paulo Freire, Cantinflas, la campaña “Techo
propio para cada educador…”, la petición de aumento de salario para el
magisterio, sobre el director de mi tesis y sobre los miembros del
Jurado en la Universidad de La Plata y asesores de la universidad
uruguaya.
Ante mi permanente silencio fui interrogado y torturado por marinos de
alta graduación de Brasil y Uruguay, a quienes identifiqué por su
acento. Me preguntaban insistentemente si el profesor Julio Castro, de
Montevideo, al que llamaban “el comunista”, y que me había ayudado a
diseñar mi proyecto de investigación, había tenido conocimiento que yo
poseía “el documento”. Se referían al documento “INFANCIA, EDUCACIÓN Y
SOCIEDAD”. ¿Qué contenía el misterioso documento?
El documento/radiografía, según pude interpretar, era una herramienta
del PLAN CAMELOT, que en Paraguay precedió a la OPERACION CÓNDOR. En la
década del 1960, el Ejército, la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) y
la Agencia Central de Inteligencia (CIA) encomendaron a la Universidad
de Washington una investigación en Ciencias Sociales para conocer
anticipadamente las causas de las rebeliones sociales en América Latina e
identificar las medidas que los gobiernos de los “países amigos”
deberían adoptar con el apoyo de USA para evitar su derrumbe y
garantizar la “paz social”. En realidad , el primero que me interrogó
fue un militar chileno que quería saber mis contactos con subversivos
chilenos porque hice un curso de Sociología de la Educación en la
Universidad Chile, luego supe su nombre,Jorge Oteiza Lopez,coronel de
inteligencia de la Fuerza Aerea. Luego le siguió un comisario con acento
argentino, que quería saber mis vínculos con los subversivos
estudiantes y profesores de la Universidad de la Plata,Argentina,
1972/74.Se trataba había sido del Jefe de Policía de Córdoba ,luego fue
premiado por Carlos Menem como Comisario de La Rioja y asi
sucesivamente.
El
triunfo de la revolución cubana en 1959 fue para los Estados Unidos de
Norteamérica una derrota. Había que evitar la extensión del ejemplo
cubano y con él la del comunismo con la consiguiente injerencia en el
continente de la enemiga URSS. Para ello era necesario, en una primera
etapa, conocer y penetrar en la complicada estructura social de las
poblaciones locales y de los pueblos indígenas de la región. Paraguay
figuraba entre los países señalados. En una segunda etapa se realizaba
la provocación de una guerra psicológica de desestabilización. Las
investigaciones debían proveer información para medir y pronosticar las
causas de las revoluciones y de la inseguridad. Numerosas publicaciones
indican que estas fases se intentaron poner en practica inicialmente en
Chile, en la década de los 60. Allí, problemas políticos y diplomáticos
impidieron finalmente su aplicación y su denuncia pública provocó un
escandaloso rechazo. Este fracaso no impidió, no obstante, la aplicación
del PLAN CAMELOT en otros países como Paraguay.
El documento tantas veces mencionado contenía extensos cuestionarios
que transcribí en mi tesis y que sirvieron para fundamentar las
relaciones de dependencia con los EEUU y el Brasil, así como para
sostener mi argumento sobre la dominación y endeudamiento externo, que
ya registraba el antecedente de la reestructuración de la Universidad
Nacional. Los cuestionarios debían proveer un diagnóstico exhaustivo de
las poblaciones. Los temas más inquietantes eran los referidos al
control de la natalidad, el rol de la mujer en la familia y su
incorporación al trabajo, las modalidades de recreación, las formas de
solución de conflictos, las preferencias en la audición de radios
nacionales o extranjeras, las lecturas preferidas, los liderazgos...
Una iglesia con opción preferencial por los campesinos, pobres y presos políticos
En
los años de la dictadura stronista ocurrieron grandes cambios en la
Iglesia Católica, con el Concilio Vaticano II y la Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano realizado en Medellín.
La Iglesia se abrió a las nuevas realidades mundiales y en América
Latina se generó una corriente de cambios que tuvieron gran impacto en
las relaciones Estado-Política- Desarrollo.
En Paraguay, la jerarquía
católica cumplió a cabalidad la “opción preferencial por los pobres” y
alentó la conformación de las Ligas Agrarias que se confrontaban al
modelo capitalista que imponía la dictadura. Más adelante, y cuando el
terror stronista reprimió las exitosas unidades productivas de las Ligas
en todo el país, se conformaron las Comunidades Eclesiales de Base.
Ellas siguieron con sus pastores fieles a los valores de la libertad,
justicia, solidaridad y dignidad sin dejar su lucha por el derecho a la
tierra productiva. El liderazgo de esta Iglesia paraguaya tiene nombres,
como Mons. Ramón Bogarin Argaña, fallecido de un “sospechoso” ataque
cardíaco. Igualmente Ismael Rolón, Aníbal Maricevich Fleitas, Mario
Melanio Medina, los sacerdotes Francisco De Paula Oliva, José Luis
Caravias, Ramón Talavera, Braulio Maciel, José María Blanch, Miguel
Muñarriz, Bartolomé Melia, Jose Zanardini, Angel P. Acha, Ignacio
Ramallo, Gilberto Giménez, Dionisio Gauto, Arnaldo Gutiérrez, Ignacio
Parra, Luis Farré y otros que estaban enfrentados con el régimen
dictatorial.
Esta Iglesia del compromiso también actuaba para favorecer proyectos
como la campaña de construcciones de viviendas para docentes en San
Lorenzo, que impulsamos desde el Instituto que dirigíamos con mi esposa
Celestina y un equipo de valiosos profesores. Así conocí al Padre Miguel
San Martí, al que admiraba por su compromiso social desde su trabajo en
la Universidad Católica. El Padre Angel P. Acha, también progresista,
que me facilitaba algunos documentos de la Pastoral Social. Todos estos
religiosos comprometidos con los pobres y opuestos a la dictadura
formaban parte del mundo solidario que permitió mantener la esperanza en
los días más oscuros. Sobre mis vinculaciones con ellos fui interrogado
reiteradamente en las sesiones de tortura.
Sin embargo, en la Iglesia Paraguaya también hubo notables “manchas
negras” relacionadas con la dictadura, como el párroco de San Lorenzo,
Florián Kroneis, húngaro, de pensamiento conservador y muy dedicado al
negocio inmobiliario, principal tema de su interés en Paraguay. Su gran
mérito fue haber hecho construir una catedral fruto de la contribución
de los feligreses para estar acorde con el vecino campus de la
remodelada Universidad Nacional de Asunción. También se pueden mencionar
a Monseñor Anibal Mena Porta, Juan Moleon Andreu y Ramón Mayans, Padre
Sanabria, etc. que estaban al servicio de la dictadura.
La vida continua pero el vacío es enorme y el duelo, permanente
La
sociedad civil sudamericana confió demasiado en su Fuerzas Públicas.
Ejércitos y policías no fueron obedientes a la Constitución, más bien
obedecieron las órdenes de Washington. El hecho de que estas fuerzas
militares y policiales fueran formadas en la Escuela de las Américas, en
la zona del Canal de Panamá, un centro de EEUU especializado en
represión de la subversión y en la enseñanza de la tortura como
instrumento de práctica normal y cotidiana, explica su comportamiento.
Estas fuerzas fueron más tarde componentes fundamentales del Terrorismo
de Estado aplicado en nuestros países latinoamericanos. Fueron
ejecutores de crímenes de lesa humanidad y cometieron genocidios contra
pueblos originarios en varios territorios americanos. Llevaron a cabo la
OPERACION CÓNDOR para favorecer la aplicación de modelos económicos
neoliberales favorables a multinacionales y generadores de hambre. Y
para ello utilizaron el exterminio, la tortura, el exilio de enemigos,
civiles, religiosos, preferentemente intelectuales y líderes jóvenes.
Consecuencia de ello es que hoy se advierte esa carencia de líderes de
fuertes convicciones morales para luchar contra la política de
austeridad impuesta por el Banco Mundial y el Fondo Monetario
Internacional.
Un
eslabón fundamental de esta historia es la referida a las relaciones
del Paraguay con los EEUU desde antes de la Guerra del Chaco (1932-34 ),
con un saldo de más de 32 mil víctimas. Con permanente influencia sobre
el país, los EEUU contribuyeron a la dictadura de Higinio Morìnigo
(1940/48), que fue recibido en la Casa Blanca con todos los
honores.…luego Stroessner recibió un asesoramiento especial en las bases
norteamericanas en aquel país, y finalmente colaboraron con el golpe
que lo instaló en el poder por 35 años. Lo afianzaron con créditos del
Banco Interamericano y asistencias técnicas en diversos ministerios y
organismos agrícolas.
De modo especial los EEUU contribuyeron a la represión con la creación
de la Dirección Nacional de Asuntos Técnicos (1956-1992), unidad del
Ministerio del Interior (hoy convertido en Museo de las Memorias) donde
por dos años actuó el asesor norteamericano coronel Robert K. Thierry
para introducir los nuevos métodos de interrogatorio y técnicas de
tortura, fundamentalmente estrategias militares y policiales que
exterminarían la oposición democrática durante dos décadas, así como a
los movimientos guerrilleros Movimiento 14 de Mayo y Frente Unido de
Liberación Nacional entre 1959 y 1961. Los militares y policías
terroristas, de acuerdo con los asesores USA, participaron activamente
en la OPERACIÓN CÓNDOR y aplicaron sus métodos de tormento y muerte
hasta el fin de la dictadura.
En la construcción de la historia del Cono Sur aún faltan por descubrir
muchas conexiones, pero sabemos a través de la investigación del
destacado defensor de los Derechos Humanos, el brasileño Jair Krischke,
que un precedente del CÓNDOR cumpliría una fase inicial en 1964 con el
golpe de Estado militar que derrocó al gobierno constitucional de Joao
Goulart. Por su parte, la notable escritora y periodista argentina
Stella Calloni estima que el antecedente más importante de la OPERACIÓN
CONDOR fue el PROGRAMA FÉNIX, de los equipos de inteligencia
norteamericana en Vietnam en 1968, que pretendió infructuosamente
desbaratar la estructura organizativa del Vietcong y concluyó con un
fracaso total, y con la evidencia del más contundente rechazo de todo un
pueblo a las pretensiones de dominación imperial.
Frank Gaudichaud, especialista francés en el tema, nos dice que los
golpes militares inspirados por los EEUU en Latino América tenían como
objetivo instalar el modelo neoliberal con la idea de que todos los
problemas económicos, sociales y educativos podían resolverse a través
del libre funcionamiento del mercado, hasta la privatización de los
cementerios, como hizo Pinochet. Este objetivo tenia un costo muy alto:
la aniquilación por desaparición física de nuestros intelectuales o el
acallanamiento de vastos sectores de nuestra sociedad. Repito: el CÓNDOR
expulsó al exilio interior y exterior a lo mejor de la intelectualidad.
Especialmente enemigos de la cultura en general, los protagonistas del
CÓNDOR consideraban el progreso como incubador de subversión. El general
Stroessner sostenía la teoría que el “progreso es un caldo de
cultivo para la delincuencia y a mayor educación y cultura correspondía
un mayor foco de subversión y que por eso había que desconfiar de los
intelectuales, sobre todo vigilarlos”. Justamente por eso el
dictador tipificó mi delito como “Terrorista Intelectual” y pasé,
después de ser torturado, tres años encarcelado en muy duras
condiciones. Compartí el encierro con muchos compañeros y compañeras de
todas las ideologías. En el Campo de Concentración de Emboscada, por
ejemplo, estuvimos más de 400 prisioneros políticos de pensamientos
políticos diferentes, produciéndose un gran intercambio de pareces. Como
dijo la doctora Gladys M. de Sanneman, también presa política, salimos
de allí todos contaminados.
Nuestros pueblos sufrieron una agresión demencial por parte de los
sistemas de seguridad de los Estados en complicidad con los poderes
judiciales y sectores importantes de empresariado y también de un
importante sector de la jerarquía conservadora de la Iglesia Católica,
en especial en Argentina -salvo honrosas excepciones-, de la
Organización Internacional de la Policía Criminal (INTERPOL ) con sede
en Lyon, Francia, y especialmente con la colaboración de las embajadas
norteamericanas a través de USAID, sin olvidar a los agregados
militares.
Se implantó la doctrina de la Seguridad Nacional norteamericana donde
el enemigo interno era el pueblo mismo. Se instalaron en el poder unas
bandas de ladrones y asesinos, de grupos empresariales y de militares y
policías que combatían directamente mediante el terror a una gran parte
de la población. Así se constituyó un Estado que se volvió contra la
sociedad que lo sostenía con sus impuestos.
El profesor francés Raymond Aron, filósofo de la historia, en su interesante libro “Los últimos años del siglo” (1984),
a pesar de su condición política conservadora reflexionaba así sobre
los golpes militares en el Cono Sur de América Latina : "¿Que le importa a los Estados Unidos de América el color del régimen instalado en Santiago?
El sangriento golpe de Estado en Chile en 1973, y los que se dieron en
los países del Cono Sur (Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Paraguay y
Uruguay) coincidieron con la Guerra Fría entre los Estados Unidos de
Norteamérica y la Unión Soviética. Ambas potencias contaban con numeroso
arsenal atómico que constituía un abierto desafío a la paz del mundo,
cuando no a la misma existencia de este. Chile y los demás países del
CÓNDOR no significaban nada en la correlación de fuerzas entre ambas
potencias porque no poseían armas nucleares.
Los motivos que empujaban la política criminal de los EEUU en el
continente eran motivos de índole interna, de defensa de intereses
económicos y sociales propios y utilizaron como excusa el pretendido
peligro comunista y la Guerra Fría. En este sentido hay que recordar que
el propio Raymond Aron anunció que el golpe del general Pinochet y
demás militares no tenía, en el futuro, perspectiva de éxito. Una
derrota anunciada con acierto. De la misma manera el eminente
historiador francés dijo claramente que el bloqueo económico a Cuba era
un absurdo. Efectivamente, había una miopía política por parte del
Departamento de Estado norteamericano, en particular de Henry Kissinger,
por llevar adelante a sangre y fuego la OPERACIÓN CÓNDOR a pesar de la
oposición del propio embajador norteamericano en Santiago de Chile.
El descubrimiento del CÓNDOR
¿Qué
fue la OPERACION CÓNDOR? En 1975 se produjo un pacto criminal entre los
países dictatoriales del Cono Sur de América Latina para el intercambio
de información de inteligencia. Simplemente formaron una asociación
ilícita para delinquir. La información requerida era la relación nominal
de ciudadanos considerados “subversivos” o de actitud o pensamiento
opositor, especialmente entre sectores educativos, culturales,
artísticos, sindicales, etc. desde simplemente demócratas hasta miembros
de grupos armados. Una vez ubicados, el siguiente paso era su
detención, traslado a otro país si así se requería, tortura y ejecución.
El resultado fueron decenas de miles de torturados y asesinados, muchos
de los cuales aún constan como desaparecidos. Todo ello para salvar
supuestamente la civilización occidental y cristiana de las garras del
comunismo ateo y apátrida.
Según
el Imperio USA, los países ya disciplinados a principios de la década
de los años setenta porque la izquierda ya había sido derrotada eran
Bolivia, Brasil y Paraguay. Los países a disciplinar eran Argentina,
Chile y Uruguay, donde la izquierda estaba organizada y movilizada y
apuntaba hacia la toma del poder. Según manifestó Kissinger en 1970,
estos países “necesitaban un escarmiento”. Y el
escarmiento llegó, y la tortura se convirtió en política de Estado
para desarticular a las organizaciones políticas y sociales. Todo ello
para imponer a sangre y fuego el modelo neoliberal, es decir la
privatización de lo público, el control privado de los recursos
naturales, en definitiva la entrega de nuestra soberanía. Esto equivale a
desangrar a la patria. El lema impuesto fue y sigue siendo: “Mercado
total e inseguridad total...”. El coste en Derechos Humanos fue inmenso y
aún hoy la herida sigue abierta y sangrando.
La OPERACIÓN CÓNDOR planificó y ejecutó la desaparición física del
mejor pensamiento de nuestra región. Significó una auténtica “bomba
atómica” sobre el Cono Sur de América Latina. El entonces Secretario de
Estado Henry Kissinger, por cierto, Nobel de la Paz, ordenó literalmente
su lanzamiento sobre la población civil de Argentina, Brasil, Bolivia,
Chile, Uruguay y Paraguay con el terrible saldo de más de 100.000
víctimas mortales, en su gran mayoría líderes sociales, incluidos los
dirigentes de la Teoría de la Liberación, profesores, estudiantes,
sindicalistas, periodistas, artistas, escritores, médicos, abogados,
defensores de los Derechos Humanos, militares constitucionalistas, etc.
fueron eliminados con gran crueldad.
El CÓNDOR se puso en marcha el 25 de noviembre de 1975. En los ARCHIVOS
se encontró una invitación a la reunión constituyente, denominada
“Reunión de Trabajo de Inteligencia Nacional”. Así constaba en la
invitación del coronel Manuel Contreras (muerto recientemente cumpliendo
condena), Director de Inteligencia Nacional de Chile, al Jefe de
Policía del Paraguay, general Francisco Britez Borges para asistir a una
reunión en Santiago de Chile del 25 de noviembre al primero de
diciembre de 1975. En representación del gobierno paraguayo asistió a la
reunión el coronel de Inteligencia Benito Guanes Serrano, quien será
designado después como el nº 2 del CÓNDOR, mientras era designado nº1
del CÓNDOR paraguayo el general Alejandro Fretes Dávalos. En la reunión
se iba a tratar un documento de siete paginas titulado “Los fundamentos
de la lucha contra la subversión comunista”, además de la propuesta de
confección de un Banco de Datos (algo similar a lo que tiene INTERPOL en
París ), de la mecánica de consulta, del sistema para cifrar y
descifrar informaciones, del sistema de coordinación ,etc. De hecho, la
reunión sirvió de nacimiento formal del CÓNDOR, y en ella se definieron
las lineas maestras de actuación de dicha organización, su programa
general, esquema orgánico, etc.
¿Quienes firmaron el pacto criminal? John Dínges, periodista
norteamericano y escritor experto en la OPERACIÓ CÓNDOR y autor del
libro “Los años CÓNDOR. Cómo Pinochet y sus aliados llevaron el terrorismo a tres continentes.”(The New Press, 2004)
afirma que a la reunión de Santiago asistieron y firmaron el acta de
compromiso: el capitán de Navio Jorge A. Casas (Argentina), el mayor
Carlos Mena (Bolivia), el general Manuel Contreras ( Chile),
recientemente fallecido en cautiverio, el coronel José A. Fons (Uruguay)
y el general Benito Guanes Serrano ( Paraguay). La delegación brasileña
no firmó el Acta porque no estaba de acuerdo en cometer los crimines
políticos fuera de la región. A partir de 1976 Brasil se integró al
Proyecto, en una reunión llevada a cabo en el lujoso Hotel Guaraní, en
Asunción.
El inicio de la acción judicial y el ARCHIVO DEL TERROR
La prensa se hizo eco que “el
14 de noviembre de 1992, a les 08:10 horas, se presentó ante el juzgado
de Primera Instancia de lo Criminal del Tercer Turno por parte del Dr.
Martín Almada una solicitud de HÁBEAS DATA bajo patrocinio de los
abogados Pedro Darío Portillo y Rodolfo Aseretto, siendo recepcionada
dicha solicitud por Julio Vasconsellos, Actuario del Juez José Agustín
Fernández. El planteamiento de Martín Almada constituyó la primera
acción de reclamo de la garantía constitucional de HÁBEAS DATA en la
historia de Paraguay”. Era el paso definitivo hacia la salida a la luz de la OPERACIÓN CÓNDOR. (Fuente en Internet: http://www.pj.gov.py)
Treinta
y ocho días después, el 22 de diciembre de 1992, y gracias a mis
iniciativas y a las de otras personas que no tenían relación con la
autoridad oficial, fue allanado el Departamento de Producciones de la
Policía, situado en la localidad de Lambaré, a 4 km de la capital,
Asunción. El comisario de la ciudad intentó, sin éxito, impedir el
ingreso del juez José Agustín Fernández al lugar donde se hallaban los
documentos del ARCHIVO. Allí, en aquella Comisaria, se encontraba el
nido del CÖNDOR.
El descubrimiento del ARCHIVO DEL TERROR del CÓNDOR fue fruto de mas
de 15 años de paciente investigación, luego de haber sufrido detención,
tortura, la muerte de mi esposa, confiscación de nuestros bienes y un
largo exilio. La mayor parte de la investigación la realicé trabajando
en París a través de la Revista Policial del Paraguay y de la colección
de DIAL (Diffusion de l'Information sur l'Amerique Latine). El punto
final de la investigación fue descubrir la Comisaria donde se hallaba el
ARCHIVO. Abrí así las puertas del pasado y por ellas pudimos acceder a
las inquietantes historias de los países del Cono Sur contadas por los
propios represores. De esta manera me convertí en “la pesadilla” de
quienes quisieron robarnos nuestros sueños de justicia y libertad.
Los documentos encontrados en el ARCHIVO DEL TERROR permitieron
demostrar que fueron los EEUU de Norteamérica, los que, en el marco de
la Guerra Fría, establecieron en Paraguay y en toda la región la
doctrina de la Seguridad Nacional. Es decir, que los norteamericanos
inspiraron la política y formaron/entrenaron a los torturadores,
facilitaron instrumentos de tortura y enviaron técnicos especializados
al efecto. Por esta razón sorprendió la firma de un convenio,
precisamente con los EEUU, por el cual se establecía un centro destinado
a preservar los documentos del ARCHIVO. Según
la Resolución nº 81 del 26 de marzo de 1993, la Corte Suprema de
Justicia y la Fiscalia General del Estado firmaron un convenio secreto
con la Agencia de los EEUU para el Desarrollo Internacional (USAID)
estableciendo la creación de un Centro de Documentación para la defensa
de los Derechos Humanos destinado a preservar y salvaguardar los
documentos incautados al Archivo del Departamento de Investigaciones de
la Policía de la Capital y de la Sección Técnica del Ministerio del
Interior. De acuerdo con el convenio los documentos estarían
exclusivamente a cargo del Poder Judicial. Las víctimas habíamos puesto
el pecho durante unos largos 35 años y cuando finalmente logramos llegar
hasta el nido del CÓNDOR, la Corte Suprema de Justicia entregó
silenciosamente para su “salvaguarda” las 3 o 4 toneladas de documentos
que componían el ARCHIVO DEL TERROR a los EEUU de Norteamérica,
precisamente a los autores morales, intelectuales y materiales de las
violaciones de los derechos humanos.
Según expresa textualmente en su pagina 3 la Memoria del
“descubrimiento” de los Archivos (1993-1999), versión oficial de USAID
(Agencia de los EEUU para el Desarrollo Internacional): ”El 22 de
diciembre de 1992 es allanado el Departamento de Producciones de la
Policía, situado en la ciudad de Lambaré a 4 kms de la Capital. El
procedimiento ha sido dirigido por los Doctores José Agustín Fernández y
Luis María Benítez Riera, jueces del 2º y 3º turno en lo Criminal”. Y en la pagina 5 dice también textualmente:”Posteriormente
se realizan dos allanamientos, el primero en el mes de enero de 1993,
al Departamento Judicial de la Policía y el segundo a la Comisaria
Tercera.” No se menciona que todo ello respondió a mis iniciativas,
sin intervención judicial. Los responsables del ARCHIVO dan a entender
que el hallazgo fue fruto solamente del esfuerzo de dos jueces según la
Corte Suprema de Justicia. Me dirigí entonces a la USAID para que
retiraran todas las publicaciones que contenían esas aviesas
informaciones y lanzaran una nueva publicación ajustándose a la verdad.
La respuesta fue que ellos solamente facilitaron el dinero para
financiar el material publicado pero que no tenían nada que ver con su contenido.
Además, recurrí al Presidente de la Corte Suprema de Justicia para que
también el sitio web “Archivo del Terror” se ajustara a la verdad. La
versión correcta fue preparada por el propio juez penal interviniente,
José Agustín Fernández. Después de 20 años de lucha por fin se superó el
impasse sitio web
A través de la misma resolución nº 81, se integraba la Dirección del
Archivo y el equipo correspondiente, pero excluyendo totalmente a las
víctimas de la administración de ese “bien público” que tanto había
costado descubrir. La participación de las víctimas es fundamental
porque fueron solamente ellas las que hicieron visible lo que antes era
invisible. Se produjo así una flagrante apropiación indebida por parte
del Poder Judicial y de USAID. El ARCHIVO se burocratizó y la Defensoría
del Pueblo y ciertas autoridades del ARCHIVO se convirtieron en
nuestros nuevos verdugos.
USAID, con la complicidad de la Corte Suprema de Justicia, convirtió el
ARCHIVO DEL TERROR en una simple galería de exposición de documentos
históricos al limitarse a recibir a la gente, mostrar la riqueza
documental pero sin realizar ningún trabajo de investigación. Dicen que
es un archivo policial y no militar, mientras todos los documentos son
de procedencia militar con copia a la policía. El ARCHIVO DEL TERROR de
Paraguay está lleno de órdenes del Cóndor nº1 y más tarde del Cóndor
nº2.
Por nuestra parte creamos, los años 1994 y 1995, el “Tribunal Etico
contra la Impunidad” y acusamos y condenamos al general Ramón Duarte
Vera, Jefe de la Policía de Stroessner en la primera etapa de su
gobierno criminal.
Con financiamiento de la USAID, la Corte Suprema de Justicia publicó,
en noviembre de 2007, la revista “Dictadura, años de lucha y
resistencia”. Aprovecharon los documentos encontrados el 22 de
diciembre de 1992 pero sin citar en ningún momento el proceso de
descubrimiento del ARCHIVO. También omitieron importantes movimientos de
resistencia, como la lucha sindical del magisterio por aumento de
salarios o por viviendas dignas para todos los maestros.
Por mis críticas al convenio firmado, al cambio de nombre del ARCHIVO
DEL TERROR, a la metodología del trabajo realizado contra las víctimas,
etc. me hicieron sentir persona non grata. Llegaron a negarme la lista
de torturadores por razones de “confidencialidad”, protegiendo así a los
autores de graves violaciones de los Derechos Humanos, y esto lo hacían
en el archivo oficial supuestamente creado para la defensa de los DDHH.
A partir de entonces alargaron el nombre del ARCHIVO DEL TERROR
para confundir a las víctimas. Hoy su titulo oficial es: Museo de la Justicia. Centro de documentación y archivo en defensa de los Derechos Humanos. A pesar de todo ello sigue siendo el ARCHIVO DEL TERROR.
El contenido del ARCHIVO DEL TERROR
Los documentos incautados en el procedimiento judicial realizado el 22
de diciembre de 1992, corresponden al Departamento de Investigaciones de
la Policía, mas 700.000 folios contienen fichas de detenidos, informes
confidenciales, peticiones de búsqueda de personas, declaraciones
indagatorias e informativas, controles a partidos políticos de la
oposición, a sindicatos y a grupos estudiantiles. También incluían
escuchas telefónicas, controles de entradas y salidas del país, informes
de vigilancia domiciliaria, gran cantidad de documentos de identidad
(cédulas y pasaportes, notas varias al Jefe del Departamento de
Investigaciones, fotografías, cassetes con grabaciones de paneles,
conferencias, discursos, grabaciones de programas de radio, etc.
Pero entre los documentos también se encuentran archivos anteriores a
1954, o sea anteriores a la dictadura de Stroessner, y que correspondían
a las décadas del 30 y del 40. Los documentos más antiguos provenían de
1917 y los más recientes de 1952, cosa que los hacía muy valiosos para
el estudio de la dictadura de Higinio Morínigo y de los gobiernos
“colorados” previos al Dr. Federico Chávez.
El ARCHIVO consta de diversos cuerpos: registro de comisiones
directivas de sindicatos, libros de antecedentes de la subsección obrera
y de leyes especiales, listas de dirigentes obreros, 18 volúmenes
encuadernados con los prontuarios policiales, dos carpetas con
documentos sin catalogar, libros de entradas policiales, tres cajas de
fichas prontuariales y dos carpetas de fotografías documentales
correspondientes a los años entre 1946 y 1954.
El contenido del ARCHIVO hacía referencia a temas de tipo político,
gremial, de control social de la población, etc. aunque también se
encontraban referencias a delitos comunes y a otras cuestiones
intrascendentes. Hay que insistir que todo este valioso material fue
incautado judicialmente a iniciativa exclusiva de los sobrevivientes de
la dictadura, de las víctimas de la OPERACIÓN CÓNDOR.
Todo este fondo documental se conservó en el 8º piso de la sede del
Poder Judicial a fin de realizar un inventario y clasificación para su
posterior puesta a disposición de los diferentes juzgados nacionales e
internacionales, de las víctimas, de los familiares de desaparecidos, y
de la ciudadanía en general. En la actualidad la documentación se
encuentra microfilmada y digitalizada con aproximadamente 1.000.000 de
imágenes ligadas a una Base de Datos, lo que permite su consulta e
impresión preservando el documento original.
Puesta en valor del los documentos
La
UNESCO lanzó en 1997 el Programa Memoria del Mundo (PMM) para evitar la
amnesia colectiva, promover la preservación de documentos históricos y
asegurar una amplia difusión de los existentes en archivos y colecciones
bibliotecarias en todo el mundo. El 30 de julio de este año, la UNESCO
incorporó, en el marco del PMM, 35 documentos a su registro, entre ellos
al ARCHIVO DEL TERROR del Paraguay, gracias a las gestiones del Embajador en Francia, Dr. Julio Duarte.
A nivel internacional, el ARCHIVO sirvió como soporte documental a
numerosos juicios realizados contra represores argentinos, chilenos y
uruguayos acusados de participar en la desaparición de personas en el
marco de la OPERACIÓN CÓNDOR.
Para miles de paraguayos que sufrieron la represión de la dictadura,
con detenciones, torturas y cárcel, este archivo constituyó una
posibilidad real de documentar su tragedia. La nueva figura jurídica, el
Habéas Data, adquirió una utilidad concreta en la reparación e
indemnización a dichas personas. La Comisión de la Verdad y Justicia
tuvo en el ARCHIVO una fuente documental de gran valor para contrastar
los testimonios recogidos de las víctimas. Pero en el Paraguay la
justicia sigue al margen de la ley.
El valor histórico del ARCHIVO es incuestionable para nuestro país pues
encierra medio siglo de historia oculta del Paraguay y de América
Latina en su conjunto. Aquella parte de la verdad que no se integra en
el discurso oficial y que habitualmente nunca sale a la luz. Paraguay,
gobernado dictatorialmente por un mismo partido y una misma persona
durante 35 años, tiene un período de su historia poco estudiado. Las
relaciones de poder, la supeditación a la Doctrina de Seguridad
Nacional, el nivel de conocimiento e influencia de las administraciones
norteamericanas, los diferentes grados de resistencia o connivencia de
los partidos opositores y el asfixiante control que sufría la población
en general sobre todas sus actividades, pueden ser mejor comprendidas a
través de los numerosos informes y análisis de quienes tenían a su cargo
la seguridad del Estado.
Cabe destacar que todo hallazgo documental trae consigo nuevas
conexiones, nuevas vías de investigación, lo que permitió averiguar, por
ejemplo,que el coronel Manuel Contreras, jefe del servicio de
inteligencia chilena tomó contacto con el general Vernon Walters,
director adjunto de la CIA entre 1972 y 1976, y que con su aprobación
visitó a todos los genocidas de la Región con miras a crear un organismo
internacional de inteligencia que debía coordinar los servicios
responsables de los países del Cono Sur. Es la prueba que los vuelos del
CONDOR conducen a la Casa Blanca.
Los ARCHIVOS se convirtieron en una fuente inagotable para los
investigadores. En los años recientes se han publicado libros de autores
de diversas nacionalidades sobe la OPERACIÓN CÓNDOR. En mayor o menor
grado, todos ellos han debido recurrir a estas fuentes documentales. En
ningún otro país de la región se han encontrado con un material tan
compacto y completo sobre los años de la gran represión. Es un lugar de
visita de estudiantes de nivel medio universitario, paso obligado para
visitantes extranjeros con alguna vinculación con los Derechos Humanos y
fuente de inspiración para otras iniciativas de la Memoria. En Buenos
Aires, por ejemplo, se realizó, el 16 de agosto de 1993, la Tribuna
Popular contra la Represión en el Cono Sur. La base de la Tribuna fue la
documentación contenida en los ARCHIVOS DEL TERROR.
Los ARCHIVOS son un símbolo en si mismos. En Paraguay, la Memoria está
indefectiblemente ligada a ellos. Las imágenes de los documentos pasando
de mano en mano el día de su hallazgo o de los libros policiales
ordenados en los estantes del Centro-Museo, se convirtieron en el icono
de una época en la que se rompía con el pasado y se empezaba a caminar
hacia la democracia.
Quienes hicieron posible el histórico descubrimiento
Hay que mencionar en primer lugar al
Comisario Mario Mancuello, compañero de prisión en la Comisaria
Primera,(1975) que me aconsejó leer la Revista Policial del Paraguay
para entender el entramado de la OPERACIÓN CONDOR. Luego, el preso
político argentino Amilcar Latino Santucho, en la Comisaria 3ª, el
famoso “Sepulcro de los Vivos”, (1976) que me habló del engendro de la
diabólica OPERACIÓN. La tercera persona que me iluminó la pista fue la
compañera de prisión en el Campo de Concentración de Emboscada, la
doctora Gladys de Sannemann.(1977) En París logré acumular casi todos
los números de la Revista Policial del Paraguay y el sacerdote jesuita
francés Charles Antoine me puso al tanto sobre la intervención del
presidente de Bolivia, Hugo Banzer, que creó la “receta” para combatir a
la Iglesia católica por dentro, contra los obispos, sacerdotes, monjas y
laicos comprometidos con la Teología de la Liberación. Fueron también
muy importantes los aportes del periodista francés de TF1 de París,
Pierre Abramovich, que luego visitó los ARCHIVOS.
Cuando regresé al país, en 1990, con mi segunda esposa, María Stella
Cáceres, mi asesora en el delicado tema, logramos crear la FUNDACION
“CELESTINA PEREZ DE ALMADA (FCPA)”, en noviembre de 1990. Constituimos
una unidad de investigación en materia de Derechos Humanos presidida por
María Stella Cáceres e integrada por la Lic. Graciela del Campo
(argentina), Marta Machain, Graciela Romero y el Lic. Arnaldo Gutiérrez.
Tomé contacto e informé mis intenciones al Pastor Luterano Armin ILHE,
entonces Presidente del Comité de Iglesias (católicas y protestantes). A
su pedido mantuvimos luego una entrevista con la unidad de
investigación de la FCPA donde le informamos secretamente la posible
localización del “nido del Cóndor”. Posteriormente, mantuve una larga
entrevista con el director del diario NOTICIAS, Cristhian TORRES, quién
me aseguró su total apoyo. Su intervención fue también determinante.
Finalmente, logré una entrevista con el ministro de la Corte Suprema de
Justicia, Jerónimo Irala Burgos, mi ex profesor en la Universidad
Nacional, Facultad de Derecho, a quien pregunté si habría un Juez con
coraje para llevar adelante mi
pedido de Habeas Data. Quería saber como murió mi esposa, porque el
temible comisario Alfonso Lovera Cañete me había manifestado que ella se
había suicidado y también quería saber por que militares extranjeros me
torturaron en nuestro país. Me
recomendó presentar el Habeas Data en el Juzgado Penal de José Agustín
Fernández. Así lo hice y el joven Juez honró su cargo y pasó a la
historia.
A proteger los ARCHIVOS
Desde el primer momento de su descubrimiento nuestra preocupación
estuvo centrada en la seguridad de los ARCHIVOS. Hicimos un llamado
urgente a la organización “Francia/América Latina” que nos envió de
inmediato a su Asesor Jurídico, Dr.Pierre Kaldor y luego llegó su
presidenta, Marcel Bernard, en el transcurso de las fiestas de fin de
año de 1992. Los primeros periodistas extranjeros que llegaron fueron
Stella Calloni, corresponsal de LA JORNADA de México, Samuel Blixen,
del periódico BRECHA del Uruguay, Pierre Abramovich de LE MONDE, de
Paris, John Dinges, periodista del Washington Post, Jane Rocha y Emily
Buchanam, de la BBC, la TV española, francesa, austriaca, argentina,
brasileña, norteamericana, italiana, chilena, y otros.
El Juez español Baltasar Garzón en 1997 visitó nuestros Archivos, y su
presencia constituyó un respaldo moral que evitó la intervención de las
fuerzas represivas para recuperar sus documentos comprometedores.
La organización “Francia/América
Latina”, con Sophie Thonon y colaboradores al frente, constituyeron en
París, en 1995, un grupo de trabajo para la protección del ARCHIVO DEL
TERROR. Iniciativa que contó con el apoyo del sociólogo Alain Touraine y de su asistente, Eduardo Valenzuela. El grupo de trabajo apuntó también la creación de la Comisión de Verdad y Justicia, y la del Museo de las Memorias.
El resurgir de la Memoria: cuando llegan los documentos y las palabras,
se abren las puertas de la verdad.
Cuando en 1992 se derribó en Asunción el muro de silencio, se cumplió
por fin la frase acuñada por Abraham Lincoln: “No se puede engañar a todo el pueblo todo el tiempo”.
La primera reacción de la justicia latinoamericana (aunque no en todos
los países) fue entender que para el delito de lesa humanidad no procede
la amnistía.
Los
Derechos Humanos nacieron luchando contra el Estado represor. Fue un
nacimiento traumático. También en Paraguay. El actual procurador General
de la República, nostálgico de la dictadura, sostiene la
prescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad. Hay que pensar que
sostiene este criterio porque hizo un curso de especialización en la
Universidad de Harvard. A pesar de la oposición de importantes sectores y
como consecuencia del descubrimiento del ARCHIVO DEL TERROR, de la
llegada de sus documentos y palabras, las cosas cambiaron. Se crearon
diversas instituciones y se realizaron importantes gestiones. Se creó la
Comisión Nacional de Derechos Humanos y Nunca Más al Terrorismo de
Estado. En la Asamblea Nacional fue electo el Dr. Dionisio Gauto,
integrante de la Mesa de Memoria Histórica, reelegido por 2 veces con
una brillante actuación.
Se creó el Museo de las Memorias: Dictadura y Derechos Humanos bajo la dirección de la
licenciada María Stella Cáceres, que desde el 2002 funciona,
inicialmente como museo itinerante, bajo el estricto control de las
víctimas. Dicho museo cuenta con un Centro de Documentación con un
importante fondo aportado en gran parte por la ciudadanía. Un ámbito
científico dedicado al estudio, la investigación y la difusión de las
normativas en Derechos Humanos. Se está convirtiendo en un centro de
referencia internacional en educación y Derechos Humanos gracias a los
acuerdos que viene firmando con universidades latinoamericanas y
europeas, sin olvidar a las ONG's especializadas en el tema. El 8 de
agosto del 2013, y por cinco años, se firmó un convenio de usufructo
gratuito y cooperación entre el Ministerio del Interior, la Fundación
Celestina Pérez de Almada y la Mesa Memoria Histórica.
En compañía de la Senadora Nacional Carmen Lara de Castro, María Stella
Cáceres, Dionisio Gauto y Florencio Rivero, mantuvimos una reunión con
el embajador norteamericano John Glasman en 1993, en la que le pedimos
transmitiera al presidente Clinton nuestra formal acusación al gobierno
de USA de ser el creador del infernal aparato represivo en Paraguay y en
toda América Latina, al tiempo que reclamábamos una justa
indemnización. El embajador negó rotundamente la acusación y la reunión
terminó de muy malas maneras, nada diplomáticas por cierto. La violenta
situación prosiguió al salir de la embajada, pues a las puertas de la
misma se encontraban periodistas de la BBC de Londres que entrevistaron
al Jefe de Prensa de la embajada, Patrick Duddy, que llevado por la
desagradable actitud del embajador, también perdió los estribos y
considerándose un “cowboy” nos trató de bandidos, de subversivos, y
demás epítetos.
Este Jefe de Prensa, Patrick Duddy, llegaría a ser embajador de los
EEUU en Venezuela pero antes realizaría su pasantía en Asunción,
dirigiendo el “Servicio informativo y cultural” de la embajada de su
país. El 23 de diciembre de 1992 negó rotundamente que su país hubiera
asesorado, “ni recomendado o participado en ningún tipo de torturas ya sea en este país ni en ningún otro”. Dijo también que las acusaciones contra el gobierno de los EEUU eran un “viejo alegato de los terroristas para justificar los ataques a los funcionarios norteamericanos destacados en el exterior”.
En la primera quincena de aquel caluroso mes de enero ya no quedaba
ninguna duda a nadie de que el gobierno norteamericano había asesorado a
la policía de Stroessner en la represión política.
En aquel álgido momento llegó a Paraguay el general Richard F. Timmons, Jefe del Comando Sur de los
los Estados Unidos (United States Southern Command), la IV FLOTA, y una
hora más tarde, acompañado del embajador Jon Glassman, se entrevistó
con el general Andrés Rodríguez, entonces presidente “golpista” de la
República. ¿A qué había venido el general Timmons? Esta es una
incógnita que aún sigue flotando en el ambiente. Se sabe, sin embargo,
que había elecciones pendientes en Paraguay (que llevarían al poder a
Juan Carlos Wasmosy) y también en Bolivia, donde en junio de 1993
llevarían a la presidencia a Gonzalo "Goñi" Sánchez de Lozada. Tampoco
faltaron especulaciones sobre quién enviaba al misterioso general
Timmons a Paraguay, teniendo en cuenta que el día de su llegada, George
Bush (padre) entregaba el poder a Bill Clinton. Se dijo también que el
general Timmons, acompañado de Glassman y Duddy, habría visitado el
Archivo del Terror en altas horas de la noche para verificar documentos
que pudieran comprometer a su país en técnicas de tortura. Estos rumores
fueron desmentidos, como era de esperar. Lo cierto es que los
norteamericanos tenían interés en el archivo secreto de la policía de
Stroessner.
Cuando en 1997, a raíz de una documentada denuncia, el Ministerio de
Relaciones Exteriores abrió un sumario (DGPEX nº 07/97) sobre la
posibilidad de exigir indemnización al Gobierno de los Estados Unidos de
América, Patrick Duddy ya se había marchado, recalando primero en
Bolivia y luego en Venezuela, de donde fue expulsado por el presidente
Hugo Chávez. Creemos que la presencia del Jefe del Comando Sur en
Asunción fue para borrar “los rastros non sancta” del nuevo presidente
de Paraguay, Andrés Rodríguez, “el Zar de la Droga” en el Cono Sur de
América Latina y cómplices. Pero las piezas documentales sobre la
OPERACIÓN CÓNDOR estaban debajo de las informaciones sobre el movimiento
comercial de la droga.
Ya he apuntado que el descubrimiento del ARCHIVO tuvo consecuencias
positivas para el resurgir la Memoria. Muy pronto empezaron a aparecer
señales de cambio después de la Dictadura. El Congreso Nacional,
nombrado a dedo, aprobó en agosto de 1989 la ley 01/89 por la cual
Paraguay ratificaba la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Se
promovió la primera querella criminal “sospechosamente” no contra
Stroessner sino contra sus cómplices y encubridores
en
el caso de Mario Shaerer Prono, luchador social víctima de la
dictadura, que posibilitó la condena de Pastor Coronel, Jefe de
Investigaciones, y de algunos torturadores.El juez interviniente fue Luis Maria Benitez Riera. Se fundó la Sección del Paraguay de Amnistía Internacional, CIPAE, CEPAG ,el capitulo
Paraguay de la ASOCIACION AMERICANA DE JURISTAS (AAJ) y otras
organizaciones publicaron el documento “El precio de la paz” antecedente
importante de la Comisión de la Verdad y Justicia. Se creó la
clínica ATYHA para la atención de los sobrevivientes de la tortura. Se
constituyó el colectivo “Decidamos” que fomentó una gran campaña para la
participación ciudadana. Se publicó el libro “Semilla de Vida”,
referido a los paraguayos exiliados en la Argentina, víctimas de la
dictadura y se constituyó la Coordinadora de Derechos Humanos del
Paraguay (CODEHUPY).
Se conformó la MESA MEMORIA HISTORICA, una plataforma de organizaciones
de la sociedad civil creada en el marco del Encuentro “Memorias y
Archivos de la Represión – Debates para un futuro”, desarrollado el 28 y
29 de octubre de 2002 en el Aula Magna de la Universidad Católica de
Asunción, con la presencia de un centenar de activistas de derechos
humanos.
El 25 de mayo de 1989 iniciamos el primer juicio contra el dictador,
cómplices y encubridores, por el asesinato de mi esposa Celestina Pérez
y mi detención y tortura. No recibimos de parte del Poder Judicial el
debido impulso y tuvimos que ver como la impunidad continuaba a pesar
del descubrimiento del ARCHIVO. El Poder Judicial, salvo honrosas
excepciones, continuaba impenetrable a los cambios. Durante los 35 años
de la dictadura no tuvimos conocimiento que el Poder Judicial hubiera
hecho justicia, fue siempre un simple apéndice de la policía política,
salvo raras excepciones. Por ejemplo, los jueces nunca dieron lugar a
los recursos de HABEAS CORPUS.
He aquí las gestiones judiciales mas importantes hechas, tanto en
Europa como en América Latina. Declaración testimonial, aportando
pruebas de la OPERACIÓN CÓNDOR ante:
El Juez Baltasar Garzón, Audiencia nº.5, España. (1995)
El Juez Penal francés Leloir. (1996)
El Juzgado Penal de Instrucción en Ginebra. (1997)
El Fiscal italiano en Roma. (1998)
El Juez argentino, Carnicoba Corral, Buenos Aires. (1999)
El Juez Penal de Instrucción ,Juan Tapia, de Chile. (2000)
El Juez Penal Gustavo Santander, con autorización de la Corte Suprema
de Justicia, se trasladó a Buenos Aires, en diciembre del 2003, para
entregar a sus pares Carnicoba Corral y Jorge Urso los documentos de la
OPERACIÓN CÓNDOR referentes a Argentina. El contacto del Juez paraguayo
con los jueces argentinos se realizó gracias a la iniciativa de las
victimas, en especial de la viuda del Dr.Agustin Goiburu, Elisa Benitez
(Elin) a pesar de la tenaz oposición del Fiscal de los Derechos Humanos,
Edgar Sánchez, un nostálgico de la dictadura.
También hay que destacar las visitas diplomáticas al ARCHIVO DEL
TERROR, entre las cuales hay que mencionar especialmente la que
realizó, de manera oficial, el presidente de la República Federal
Alemana, Horst Koller. Estando de visita oficial al Paraguay se
entrevistó con el presidente Nicanor Duarte Fruto, al cual le pidió
visitar el MUSEO DE LAS MEMORIAS, hecho que tuvo lugar el 6 de marzo de
2007. Al término de la emotiva visita con los descendientes alemanes
víctimas del CÓNDOR, solicitamos al presidente alemán que su gobierno
abriera los archivos militares y los del Ministerio de Relaciones
Exteriores en todo aquello que se refiriera a la OPERACIÓN CÓNDOR en
Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay. Posteriormente
recibimos un nota de la embajada alemana en Asunción informando que
nuestra petición había sido aceptada y resuelta favorablemente.
Inclusive en una parte de la nota se hablaba de la OPERACIÓN CÓNDOR en
Paraguay y reproducía una frondosa lista de refugiados chilenos en
Alemania. La misma petición la realizamos al gobierno suizo, recibiendo
una respuesta igualmente positiva, poniendo sus archivos a nuestra
disposición. Lamentablemente, por falta de recursos económicos hasta la
fecha no hemos podido recurrir a esas importantes fuentes documentales.
La proyección internacional de nuestra lucha se hizo cada vez más
importante. Establecimos relaciones con diversas organizaciones, todas
ellas defensoras de los DDHH, activas en la recuperación de la Memoria
Histórica y, algunas, representativas de muchos años de lucha por la
democracia, como la Asociación Catalana d'Expresos Políticos del
Franquismo, cuyos asociados suman centenares de años de cárcel y
tormentos. Establecimos un convenio de colaboración entre ella y nuestra
Fundación Celestina Pérez de Almada.
Gracias a las gestiones del Presidente de esta asociación, Enric
Pubill, tuve acceso a importantes medios de comunicación de Cataluña
(Radio y TV de Cataluña) que me entrevistaron junto al destacado
periodista norteamericano John Dinges, sobre el descubrimiento del
ARCHVO DEL TERROR. Después de la entrevista Dinges me planteó la
posibilidad que el National Security Archive, de la Universidad de
Washington prestase asistencia técnica al ARCHIVO DEL TERROR. Me
prometió visitar el archivo en compañía de Carlos Osorio, de la citada
organización, con miras a la digitalización de los documentos. Fue una
promesa cumplida.
El ARCHIVO también ha tenido una influencia positiva en Argentina. Este
país jugó un papel de primer orden en la OPERACIÓN CÓNDOR. Su actividad
represiva y su contribución a la muerte y al dolor en otros países del
Cono Sur fue grande. Su conexión con el sistema represivo de Stroessner,
por ejemplo, era total. En este sentido no hay que olvidar que hay más
de 100 paraguayos detenidos/desaparecidos en Argentina durante la guerra
sucia, hecho ignorado totalmente por el Ministerio Público paraguayo.
Pero Argentina realizó, en este tema de recuperación de la Memoria
Histórica, una actividad ejemplar. En aquel país fueron las
víctimas de la OPERACIÓN CÓNDOR, algunas aún en el exilio junto con
familiares de victimas organizadas en Madres o Abuelas de Plaza de Mayo,
los que se movilizaron y con sus gritos en las calles tumbaron el muro
de la impunidad impuesto por el grupo cívico/militar. Ellos provocaron
la explosión de la MEMORIA y Argentina, hoy, es el país que lidera la
defensa de los Derechos Humanos en América Latina.
Un grupo de destacados/das líderes sociales
y políticos paraguayos, que fueron victimas directas del Terrorismo de
Estado impuesto por el gobierno de Alfredo Stroessner, recurrieron, el
6/08/13, a los tribunales argentinos basándose en el Principio de
Jurisdicción Universal e iniciaron la querella criminal por la impunidad
reinante en Paraguay desde 1954 a 2013. La querella se realizó bajo el
patrocinio de los Abogados Juan Adolfo Mayda (argentino), Aitor
Martínez Giménez (español) y Juan Rivarola (paraguayo) por graves
violaciones a los Derechos Humanos y por genocidio contra la nación
Ache. Menciono esta batalla jurídica porque yo también promoví, el 25 de
mayo de 1989, una querella criminal contra Stroessner, cómplices y
encubridores, aunque lamentablemente la inacción judicial continua hasta
la fecha evitando que la querella prospere..
Un huracán llamado “Edward Snowden”
Los recientes incidentes diplomáticos causados por la política de
espionaje sistemático practicado por el gobierno norteamericano nos
lleva a confirmar que el PLAN CAMELOT de espionaje socio-político se
aplicó inicialmente en Paraguay.
A criterio de la prestigiosa periodista argentina Stella Calloni, el “huracán
Edward Snowden desnudó los laberintos del mayor espionaje global de la
historia de la humanidad realizado por los Estados Unidos de
Norteamérica” (Fuente: Contra-injerencia 08.11.13). En este sentido
nuestra lucha contra la impunidad nos permitió descubrir los planes
militares terroristas, primero el PLAN CAMELOT en 1974, luego la
OPERACIÓN CÓNDOR. Por ese motivo, en el año 2002 recibí en el Parlamento
Sueco, el Premio Nobel Alternativo, el mismo premio que también recibió
Edward Snowden en el año 2014. Su padre lo representó en el evento por
cuanto que Edward se encuentra asilado en Moscú porque en su país de
origen, USA, corre el peligro de ser encarcelado y hasta de ser
condenado a muerte y ejecutado en la silla eléctrica.
Aunque con las grandes diferencias propias del caso, se podría decir
que estamos ante investigaciones paralelas. En mi tesis “PARAGUAY,
EDUCACIÓN Y DEPENDENCIA” ya avancé, entre otras cosas, en el destape de
una situación verdaderamente alarmante: el espionaje socio-político de
los EEUU en Paraguay, y otros países, especialmente dirigido a controlar
la población y evitar movimientos políticos y sociales contrarios a sus
políticas de gobierno. En mi tesis quedaba clara la injerencia de los
EEUU en los países latinoamericanos en general y en Paraguay en
particular. ¿El método?, el control total de la sociedad mediante el
espionaje masivo.
Realicé mi investigación en forma muy artesanal, a través de
cuestionarios, en tanto que Snowden, hijo del siglo XXI, lo hizo
contando con la más alta tecnología comunicacional y desde el corazón de
la estructura del Imperio. Pienso que el presidente Obama lo considera
un feroz enemigo que pone en peligro la seguridad del imperio. Otro
“Terrorista Intelectual” por haber desnudado el mayor espionaje político
mundial en el país que se auto-proclama “paladín del mundo libre”. Para
salvar su vida, Snowden no tuvo otro remedio que abrazar el difícil
camino del exilio.
Snowden recibió el PREMIO NOBEL ALTERNATIVO por su valentía sin
precedente en materia relacionada con la vigilancia estatal que viola
los procesos básicos de la democracia y los derechos humanos. Estamos en
deuda con él.
El CÓNDOR sigue volando...
Pero
no todo ha terminado, el CÓNDOR sigue volando. En 1997 encontramos en
Asunción un documento que contenía un importante secreto militar: el
coronel paraguayo Francisco Ramón Ledesma, Oficial de Enlace, se dirige,
el 10.07.1997, al coronel ecuatoriano Jaime del Castillo Baez,
Secretario Ejecutivo de la XXII Conferencia de Ejércitos Americanos (CEA), expresando lo siguiente: ”aquí
le envío la lista de los subversivos paraguayos del primer semestre de
1997, solicitada por usted con el fin de elaborar la APRECIACION
COMBINADA DE LA SITUACION SUBVERSIVA EN EL CONTINENTE (ACSSC)”. El
militar paraguayo declaró, a nuestro pedido, ante el Juez Penal Jorge
Bogarin e informó que en 1995 la CEA se reunió en Bariloche, Argentina,
con asistencia de los presidentes Carlos Menem y Augusto Pinochet. Este
último advirtió a los militares sobre el peligro que entraña la
democracia porque detrás de la democracia están los comunistas. El
Ejercito norteamericano estaba representado por el general Denis J.
REIMER mientras que Paraguay lo estaba por el general de Brigada
Santiago Zaracho. La CEA volvió a reunirse en 1999 en la capital de
Bolivia, la Paz, y en el 2001 en Santiago de Chile donde el Presidente
Ricardo Lagos dio la bienvenida a los terroristas. Actualmente la CEA
está cargo del ejército colombiano. A esta Conferencia de Ejércitos
Americanos la denominamos el CÓNDOR II. y hemos comprobados que Chile,
Colombia, México, Brasil, Perú, Paraguay y Panamá siguen enviando sus
oficiales a la escuela de asesinos instalada actualmente en el Fuerte
Benning, Estado de Georgia, EEUU. El Sacerdote norteamericano Roy
Bourgoise hace mas de 20 años que creó el organismo SOAW y realiza
periódicamente campañas para el cierre de esa Escuela de Asesinos.
Manifestamos nuestra profunda preocupación por la presencia de una base
militar en el corazón del chaco paraguayo, Mariscal Estigarribia, y
también en el corazón de Chile, Concón, supuestamente para asegurar
operaciones de paz en zonas urbanas. Me refiero además a las bases
militares en Colombia, Panamá, Honduras, Guantánamo, en el contorno de
Venezuela, Ecuador, Bolivia, Argentina y Brasil .Otra expresión de
colonialismo es la presencia militar de los ingleses en las Malvinas.
Las Malvinas son Argentinas y de América Latina.
Sea propicia la ocasión para expresar nuestros agradecimientos a los
franceses que colaboraron eficazmente en el descubrimiento del ARCHIVO
DEL TERROR y su posterior protección, como el sacerdote Charles Antoine,
Marcel Bernard, el abogado Pierre Kaldor, Sophie Thonon de Francia
América Latina,el Prof Alain Touraine, William Bourdon, Eduardo
Valenzuela, Pierre Abramovich y otros.
También mis agradecimientos a la organización “Francia, Tierra de
Asilo”, por haberme recibido con mis tres hijos durante mi exilio
forzado entre 1979/1992.
Un reconocimiento especial a Amnistía Internacional de Suiza y al
Comité de Iglesias por la enérgica acción promovida para lograr mi
libertad, cosa que consiguieron.
Saludamos con simpatía que en Brasil se inicie la investigación
correspondiente a la OPERACIÓN CÓNDOR, como en Uruguay, Chile y Ecuador.
Abrigamos la firme esperanza que el Papa Francisco I de curso a nuestro
pedido de abrir todos los Archivos del Vaticano referentes a la
OPERACIÓN CÓNDOR (a Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Paraguay y
Uruguay). Los Archivos del Vaticano reflejan la vida de la Iglesia y el
acontecer del mundo, y sus documentos son esenciales para poder reclamar
justicia.
Celebramos la vigencia por más de 30 años de DEMOCRACIA en Argentina,
de recuperación de las instituciones y del Estado de Derecho hasta las
grandes reivindicaciones de nuestros días, como los medios radiales y
televisivos, y ello a pesar de los intentos desestabilizadores del poder
económico local vinculado con los intereses del Imperio. Celebramos que
las Abuelas de Plaza de Mayo hayan encontrado también a un nieto de
paraguayo detenido/desaparecido.
Convocamos a las Universidades de América Latina a que investiguen el
destino final de la generación destinada a dirigir nuestro continente y
que fue destruida por el CÓNDOR. Sin ella la vida continua, pero el vacío es enorme y seguimos con el duelo permanente.
Mantener viva la Memoria
Tenemos
que hacer conocer a las nuevas generaciones el origen y las
consecuencias de un pasado de intolerancia que nos vino de Washington
para que NUNCA MAS se repita un régimen anti-democrático en América
Latina.
Como decía Rosa de Luxemburgo “la libertad es siempre la libertad de los que piensan de otra manera. Tenemos que defender la libertad”
Para ello, los proveedores de servicios de comunicaciones no deben
enviar al gobierno compulsivamente los registros telefónicos y de
Internet en el marco del programa de VIGILANCIA MASIVA. Porque ya no es
tiempo de imperios ni colonias, ni de dictaduras militares, mucho menos
de permitir que el CÓNDOR siga volando. Es tiempo de pueblos, de
justicia y dignidad.
Asunción, setiembre de 2015
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