POLITICA II: JUSTICIA MANIPULADA Y PERIODISMO DE “GUERRA” Vs. PERIODISMO “MILITANTE”
C.AB.A., Argentina, UNSUR-CELAC, EL EMILIO, Política Nacional, de nuestra redacciónSEGUNDA PARTE
PERIODISMO DE “GUERRA” Vs. PERIODISMO “MILITANTE”
Por Victor Leopoldo Martinez
La
manipulación de la Justicia por parte del poder mediático, si bien es
cierto ya existía desde tiempos inmemoriales, se hizo más evidente en
relación a su máximo exponente -Magnetto y el grupo Clarín- luego que
este lograra el control de Papel Prensa conseguido gracias a la última
dictadura a través de su característico manejo mafioso y como
retribución de los militares por los favores recibidos de parte de la
“señora Noble” y Magnetto quienes vendieron la imagen de una dictadura
“derecha y humana”.
A esto le
siguió el trabajo desestabilizador sobre el gobierno de Alfonsín que no
se avino a ninguna de sus demandas. Entonces y desde las sombras
Magnetto recurrió a los “cara pintadas” para sus intentos
desestabilizadores. No dejó de lado los golpes de mercado (con Marcelo
Bonelli como operador estrella) situaciones que fueron minando la
estructura económica y la confianza pública en el primer gobierno
democrático que siguió a aquella sangrienta dictadura.
La frutilla
del postre Magnetto la consiguió operando sobre Menem a quien logró
sacarle -vía privatización- Radio Mitre, Canal 13, la instalación de TN y
el comienzo de la monopolización del servicio de TV por cable (Cable
Visión y Multicanal) prácticamente en todo el país. Todo venía bien ya
que la cuestión comunicacional se regía con la ley de radiodifusión
impuesta por la última dictadura. Hasta con Néstor Kirchner había
“acordado” algo. Pero… a Magnetto se le pudre todo cuando el gobierno
de Cristina Fernández de Kirchner en el año 2010 decide reemplazar
aquella norma por la nueva ley de Comunicación Audio Visual N° 26.522.
Cuatro artículos de la Ley (41, 45, 48 y 161) le frustraban a la mafia
de Clarín los jugosos negocios que la monopolización de medios le venían
redituando hasta ese momento (incluido el mayor de ellos –las
trasmisiones de futbol- que el gobierno kirchnerista se lo termina de
arruinar con “futbol para todos”). Una justicia “disciplinada”
previamente daba curso a las sucesivas medidas cautelares que el grupo
fue presentando hasta el 2015 infringiendo todo tipo de normativa con
total impunidad ya que el control de la opinión pública y la justicia
por parte del grupo era -y es- un hecho.
La guerra se
declaró y es abierta. Hasta el columnista de Clarín Julio Blanck
reconoció públicamente que su medio –Clarin, con él como protagonista-
practicó “periodismo de guerra” y aclaró “donde nosotros ganamos porque salimos vivos” (leyó bien PERIODISMO DE GUERRA, no periodismo).
Obviamente
que visto este descarnado cuadro de situación, la opinión pública
“controlada” tenía –y tiene- una sola lectura de la realidad y la venden
los medios hegemónicos.
Y la guerra
continúa hasta nuestros días, pero con otras características ya que el
cambio de gobierno produjo muchísimas novedades, todas relacionadas con
esa impensada desnudez en materia de ideas e iniciativas que comenzó a
mostrar la clase política argentina y cierta dirigencia gremial vuelta
en “empresaria” desde la aparición del menemismo.
El vacío de
ideas y propuestas –o contra propuestas- políticas tanto en la 1ra como
en la 2day 3ra línea del “oficialismo” (incluidos sus legisladores
nacionales), como en los que dicen ser “oposición” (todos refugiados en
el parlamento y no pocos de ellos negociando su permanencia en la banca
en un año electoral; aunque sea cambiando la “base de operaciones”),
está resultando exasperante.
Esto hizo
que de un tiempo a esta parte, periodistas de conocidos medios,
oficialistas (Clarín, TN, Canal 13, Radio Mitre, Grupo América y Canal
26) con Van der Kooy, Blanck, Bonelli, Morales Sola, Castro, Lanata, y
algunos peldaños más abajo Longobardi, Fantino, Majul, Del Moro y un tal
super mediocre Vilouta por un lado;
y opositores
(Pag/12, C5N, Radio 10, AM 750, dejo afuera al híbrido CN23) con Victor
Hugo Morales, Gustavo “gato” Silvestre, Navarro como “estrellas” y
Aliverti, Cerruti secundándolos -y siguen los nombres-, por el otro, se
volvieran todos “militantes” con aspiraciones de conductores políticos.
Este
calificativo usado en primera instancia por los sicarios practicante de
un “periodismo de guerra” alimentador del anti kirchnerismo –los de
“Magnetto” con sus repetidoras del interior del país y que los hay en
cantidad-, para descalificar estigmatizadoramente a los que hacían
programas “kirchnerista (678, DDD, TVR) en la era “Cristinista”, en
general bastantes mediocres en ambos bandos en relación a la función
profesional de un periodista, hoy actúan como “estrellas sabelotodo” en
materia política asumiendo el papel dejado vacante por los políticos.
Triste realidad de una política nacional distorsionada.
Todos
“operan”; algunos para poderosos intereses económicos (los hoy
“periodistas oficialistas”), otros reemplazando la inmovilidad de los
políticos “opositores”.
Los primeros
vienen con su tarea “esmeriladora” contra el gobierno anterior desde
que comenzó la guerra declarada por Magnetto en Marzo del 2008;
actualmente continúan estigmatizando la letra “K” como antes lo hicieron con la “P” en una tarea de demonización de las supuestas “corruptas gestiones gubernamentales populistas”. Los mayores corrompedores de la conciencia social que debe reinar en la ciudadanía, hablan de corrupciones ajenas.
Los
segundos, ubicados en un imaginario pedestal cuasi filantrópico donde
están subidos desde el 10 de diciembre de 2015, bajan línea a la
población asumiendo el rol de conductores políticos. Estos últimos
construyen a diario “relatos políticos” cuyo grado de verdad es
innegable ya que los datos son extraídos de una caótica realidad surgida
de esa tenebrosa mezcla de ineptitud, corrupción y burdos negociados
que lleva adelante el actual gobierno nacional Macrista. Hasta ahí todo
estaría bien y se acomodaría perfectamente a un rol de periodismo si se
quiere “humanitario” ya que desde los medios hegemonizados se esconde la
realidad mientras inventan otra. La cuestión se torna confusa cuando a
continuación estos periodistas “opositores” vuelcan en forma de
interpelación cuestionadora sus visiones y expresiones de deseos
personales con demandas de acciones filo trotskistas a dirigentes
gremiales, políticos y a la sociedad en general asumiendo el rol de
“señaladores del correcto camino político en materia de decisiones
táctico-estrategicas”; y llevan adelante la tarea con apoyo logístico de
sabihondos y petardistas dirigentes izquierdistas ubicados a la
izquierda de la izquierda tradicional (Y… ¡se hace difícil explicarlo!)
como Mirian Bregman, Del Caño y hasta el propio Pitrola como recurrentes
estrellas invitadas quienes nunca evitan sacar a relucir su
antiperonismo antikirchnerista denostando a la dirigencia política y
gremial que comulga con ese “palo”.
Planteado
esto, el cuadro de situación presenta a una población en total estado de
indefensión, que se encuentra entre dos fuegos mediáticos enfrentados
en una guerra política que destila violencia verbal por todos los medios
comunicacionales existentes y donde los daños colaterales los padecen
los de siempre, los más desprotegidos; porque en toda “movida” política
los que ponen el cuerpo para enfrentar las represiones son los
“movilizados”. Históricamente el pueblo siempre supo y sabe cuándo debe
ganar la calle. El 17 de octubre de 1945 y el 19 y 20 de diciembre de
2001 son las pruebas más contundentes e inobjetables. Se moviliza
generalmente sin conductores y con objetivos claro.
Como ayer,
lo grave radica en la pasividad de la clase política que sigue eludiendo
su responsabilidad y se dejó arrebatar por ambos periodismos
“Militantes” (uno fijando agenda de “acción” gubernativa –el
oficialista-, el otro fijando agenda de reacción opositora) toda
iniciativa política.
Dada esta
situación resulta objetivamente claro que el periodismo político que
ejercen los medios opositores a la actual gestión de gobierno nacional
es el único al que se puede acudir como para conocer en partes la
realidad, ya que los que hoy operan de manera oficialista son mucho más
dañinos y perjudiciales para la sociedad por su bastardismo y ser
funcionales a los intereses de la mafia Magnettista y los grandes
grupos económicos. Se trata este último de un periodismo sin otro
objetivo que la defensa de los intereses empresariales. Esto es posible
simplemente porque cuenta con el monopolio mediático y el poder
corruptor del dinero “compra todo”; además cuentan con impunidad para la
fabricación de “carpetas extorsionadoras y disciplinantes” con las que
aprietan a la justicia para que sea respetuosa de sus directivas.
Un 4to poder no solo monopolizado y mafioso sino mesiánico defensor del neoliberalismo.
Los
políticos de la oposición miran y esperan los señalamientos y bajadas de
línea que desde los medios el “periodismo militante” se ve obligado a
marcarles como si fueran alumnos de una escuela de formación política
en un “país jardín de infante”.
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