Aguantadero de CEO, familiares PRO y endeudadores seriales
Modernización,
eficiencia y transparencia son las palabras con las que el macrismo
justifica el descomunal ajuste que está llevando adelante en el Estado.
Pero “ajuste” no significa “reducción de gastos”. El despilfarro de
Cambiemos crece a costa de todos los argentinos.
Por Fernando M. López
Los estatales de ATE cumplieron este
miércoles un nuevo paro nacional con movilización para rechazar las
políticas de ajuste del Gobierno de Cambiemos y reclamar paritarias sin
techo, pase a planta de los empleados precarizados y reincorporación de
todos los despedidos. Lo hicieron un día después del absoluto desprecio
que volvió a demostrar el presidente Mauricio Macri hacia los
trabajadores durante la firma del convenio denominado “Compromiso
Federal para la Modernización del Estado”, del que participaron trece
gobernadores y el titular de UPCN, Andrés Rodríguez.
Mauricio Macri volvió a demostrar un profundo desprecio hacia los trabajadores durante la firma del convenio denominado “Compromiso Federal para la Modernización del Estado”.
Si uno entra al sitio web de la Casa Rosada y busca la información de ese acto, advertirá que
los editores presidenciales borraron la frase en la que el mandatario
se refrió al Estado como un “aguantadero”, equiparando a los empleados
públicos con delincuentes. Pero sin duda la dijo y esos mismos
empleados le respondieron al cerrar la jornada de huelga frente al
Ministerio de Modernización de la Nación.
“Macri convirtió al Estado en un
aguantadero, un aguantadero de gerentes y CEO de empresas privadas
transnacionales que se están llevando la riqueza de los trabajadores al
exterior”, manifestó el titular de ATE, Hugo Godoy.
El sindicalista añadió a Contexto que “el Gobierno le toma el pelo a la sociedad cuando habla de modernizar el Estado y reducir gastos, porque, en realidad, lo
que hace es echar a trabajadores que cobran 10.000 pesos y nombrar una
enorme cantidad de personal en cargos gerenciales, con sueldos de 80.000
o 90.000 pesos mensuales”.
Según trascendió esta semana, a partir
de un relevamiento de la Fundación Libertad y Progreso (LyP), Macri
incrementó un 25% promedio la estructura del Estado. Desde su llegada,
los Ministerios pasaron de 16 a 21, las Secretarías de Estado de 70 a
87, las Subsecretarías de 169 a 207, y las Direcciones Nacionales y
Generales a 687.
Macri incrementó un 25 por ciento promedio la estructura del Estado. Desde su llegada, los Ministerios pasaron de 16 a 21, las Secretarías de Estado de 70 a 87, las Subsecretarías de 169 a 207, y las Direcciones Nacionales y Generales a 687.
Al mismo tiempo que se deshacía de unos
15.000 trabajadores estatales, en su mayoría precarizados, el Gobierno
de Cambiemos iba incorporando planteles de jerarquías superiores y
cuerpos de asesores con altos ingresos para garantizar el funcionamiento
gerencial de las nuevas dependencias. Además de numerosos CEO y empresarios, figuran muchos amigos y familiares de funcionarios PRO, todos nombrados a dedo.
Hijos, hermanos, cuñados, sobrinos y
hasta ahijados de ministros fueron ubicados con abultados sueldos en
antiguas y nuevas reparticiones estatales. Uno de los casos más sonados
es el de los parientes de la titular de Seguridad, Patricia Bullrich. Su
hijo Francisco Langieri se desempeña en un cargo directivo en la
Secretaría País Digital del Ministerio de Modernización, que conduce
Andrés Ibarra. También logró poner a su cuñada, la publicista Ana Gazcón
Aráoz, en la Subsecretaría de Comunicación Social, dependiente de la
Secretaría de Medios; mientras que su ahijado, el actor Pedro Cernadas,
fue a parar a la ANSES.
Familiares del jefe de Gabinete,
Marcos Peña Braun, y del secretario de Comercio, Miguel Braun, también
están muy bien posicionados en carteras como Producción, Educación, Cultura, Modernización, Agroindustria, Energía y Relaciones Exteriores.
“Lo que aumentó sobre todo es la alta
conducción y la conducción intermedia”, dijo a este diario Claudia
Bernazza, ex legisladora nacional y actual coordinadora de la Comisión
de Estado y Administración Pública del Instituto Patria, quien agregó
que la misma lógica se da en la gestión de la gobernadora bonaerense
María Eugenia Vidal.
“En la Provincia se incorporó, además,
un gran número de asesores para otorgar sueldos acordes a lo que
pretendían los equipos porteños que desembarcaron con Vidal”, agregó
Bernazza. En muchos casos, sus mensualidades superan los 100 mil pesos.
La modernización macrista es ajuste
Además de Vidal, en la firma del
“Compromiso Federal para la Modernización del Estado” estuvieron los
gobernadores Ricardo Colombi (Corrientes), Gildo Insfrán (Formosa),
Gerardo Morales (Jujuy), Hugo Passalacqua (Misiones), Omar Gutiérrez
(Neuquén), Alberto Weretilneck (Río Negro), Juan Manuel Urtubey (Salta),
Sergio Uñac (San Juan), Claudia Ledesma Abdala (Santiago del Estero),
Juan Manzur (Tucumán) y Lucía Corpacci (Catamarca), mientras que por
Chubut participó el vicegobernador Mariano Arcioni.
El convenio se desprende del Plan Nacional de Modernización del Estado, decretado el 2 de marzo de 2016.
Ese programa, a cargo del ministro Andrés Ibarra, apuesta a incorporar
valores y herramientas que se adjudican a las empresas para lograr una
supuesta gestión pública más “eficiente” y “transparente”.
“La modernización del Estado que propone
Macri tiene el enfoque de la Nueva Gerencia Pública, surgido en Estados
Unidos y Gran Bretaña durante la década de 1980. Se aplicó en la
Argentina y otros países de Latinoamérica durante los años noventa.
Básicamente, lo que plantea es que el Estado es ineficiente y que hay
que imitar a las empresas para hacerlo eficiente. Y eso se traduce en un
ajuste sobre las plantillas de personal con un doble juego: persecución
ideológica y contracción del aparato estatal”, explicó Bernazza.
Bernazza: “La modernización del Estado que propone Macri tiene el enfoque de la Nueva Gerencia Pública que se aplicó en la Argentina y otros países de Latinoamérica durante los años noventa. Básicamente, lo que plantea es que el Estado es ineficiente y que hay que imitar a las empresas para hacerlo eficiente”.
Se trata de la construcción de un Estado
al servicio de “los objetivos empresariales de maximización de la
renta”, sostuvo la experta, y remarcó que, por eso mismo, lo que se
busca es “achicarlo y debilitarlo” para que “no tenga capacidad de
control sobre las actividades del mercado”.
El secretario general de ATE
también consideró que el convenio de modernización con las provincias
“es una manera de generalizar el ajuste” en todo el país.
“Macri presiona a los gobernadores con
un discurso muy sencillo: la única plata para financiar el Estado es a
través de préstamos externos. Las provincias están habilitadas para
hacerlo, pero quien tiene que salir de garante es el Gobierno nacional, y
sólo se les dará esa garantía a las provincias que se comprometan a
implementar las políticas de ajuste que emanan de la Administración
central. El Gobierno cumple de esta manera la misma función del FMI para con el país”, explicó Godoy.
Una bola de nieve explosiva
Parte del monumental endeudamiento en el
que se embarcó Macri de la mano de su amigo y ministro de Finanzas,
Luis Caputo, es para cancelar deuda y para financiar gastos corrientes.
Según el Observatorio de la Deuda
Externa de la Universidad Metropolitana de los Trabajadores (UMET), en
los últimos tres meses la deuda en moneda extranjera superó los 25 mil
millones de dólares y elevó el total generado desde diciembre de 2015
por encima de los 80 mil millones, esto sin contar las últimas
colocaciones en marzo y abril.
Según el Observatorio de la Deuda Externa de la Universidad Metropolitana de los Trabajadores (UMET), en los últimos tres meses la deuda en moneda extranjera superó los 25 mil millones de dólares y elevó el total generado desde diciembre de 2015 por encima de los 80 mil millones.
“Hubo un crecimiento muy
acelerado en muy poco tiempo. En apenas catorce meses el país se endeudó
lo mismo que la dictadura entre el 76 y el 83”, graficó el
director del Observatorio, Arnaldo Bocco, y detalló que el total de la
deuda externa, incluyendo lo emitido para el pago a los fondos buitre,
supera “los 260 mil millones de dólares, por lo que representa más de la
mitad del PBI”.
Caputo no es el único endeudador serial del macrismo. El titular del Banco Central,
Federico Sturzenegger, anunció recientemente que adquiriría 25 mil
millones de dólares para sumar a las reservas que vienen en picada por
emisión de Lebac, sostenimiento del valor del dólar y bicicleta
financiera.
Como se ve, el aguantadero macrista sólo
genera ajuste, endeudamiento y especulación sin control. Una
combinación explosiva en beneficio de una pequeña casta de privilegiados
y sectores concentrados.
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