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Las armas del autoritarismo
Raúl
Ornelas
“Las armas son herramientas de mal
agüero”. La guerra
es un asunto serio;
da miedo pensar que los hombres puedan emprenderla sin
dedicar la reflexión que
requiere.
Sun Tzu, El arte de la guerra
ALAI AMLATINA, 21/09/2017.- Uno de los rasgos
más
grotescos del estado autoritario que se consolida en México es
el recurso
generalizado y creciente a las armas. No
se trata sólo del aumento de las fuerzas armadas, sino de su
modernización y de
la compra masiva de tecnologías militares.
Ello expresa nítidamente la estrategia elegida por el
grupo gobernante
para tratar de imponer su proyecto social: abrirse paso con
las armas en la
mano. Y ello en un
país en el que las
estadísticas oficiales reconocen que 55 millones de personas
están en situación
de pobreza, y en el que la estrategia militarista del gobierno
federal sólo ha
conseguido alimentar la espiral de violencia hasta el punto en
que amplias
regiones son gobernadas por los grupos criminales.
En este texto presentamos
un panorama sobre el aumento de los recursos federales
dedicados a la compra de
armamentos y de tecnologías de espionaje por parte del
gobierno federal.
Un
régimen armado hasta los dientes
Entre 2013 y 2016 el
gobierno federal ha destinado más de 590 mil millones de pesos
(mmp) a los
principales organismos y cuerpos armados, siendo la Secretaría
de la Defensa Nacional
la principal receptora, con 45.6% del total, seguida por la
Comisión Nacional
de Seguridad y la Policía Federal (22% cada una), la
Secretaría de Marina
(17%), la Procuraduría General de la República (11%) y el
Centro de Investigación
y Seguridad Nacional -Cisen- (3.6%). Exceptuando
este último, se estima que estos cuerpos cuentan con alrededor
de 350 mil
elementos, de los cuales 213 477 son empleados de la
Secretaría de la Defensa,
54 741 de la Secretaría de Marina y 37 871 de la Policía
Federal.[1]
Durante el sexenio de
Vicente Fox, se destinaron 278 mmp al gasto federal en
seguridad y defensa,
mientras que la administración Calderón gastó 610 mmp. Si hacemos una
extrapolación del gasto hecho
entre 2013 y 2016, podemos estimar que los recursos destinados
a la guerra por
el gobierno de Peña Nieto superarán los 885 mmp al final de su
mandato. Otro
indicador del "esfuerzo
bélico" del país es el peso del gasto en defensa y seguridad
en el
Producto Interno Bruto (PIB), que pasa de 0.52% en 2006 a
0.85% en 2012,
alcanzando su máximo histórico en 2015 con 0.97%.[2]
Como en otros aspectos de
la vida nacional, el gobierno de Peña Nieto rompió los límites
del nacionalismo
al abrir el mercado de armamento a los proveedores
estadounidenses. Históricamente,
se procuraba mantener una
relativa diversificación; sin embargo, a partir de la
declaración de la guerra
contra el narcotráfico se plantea la necesidad de "modernizar"
las
fuerzas armadas del país. De
acuerdo con
un reportaje de The Washington Post, en 2013 se pactó
la primera gran
compra con la Embajada de Estados Unidos: 5.5 millones de
municiones, valuadas
en 6 millones de dólares. Se
estima que
entre 2013 y 2015, México gastó 3.5 mil millones de dólares
(mmd): 1.5 mmd a
través del gobierno y 2 mmd con empresas privadas del vecino
país.[3]
De acuerdo con el Stockholm
International Peace Research Institute, entre 2012 y 2016 las
importaciones de
armamento pesado de México crecieron 184% respecto del periodo
2007-2011,
siendo Estados Unidos el principal vendedor, al proveer 56%
del total
importado.[4]
La misma fuente estima que en los primeros cuatro años de la
administración de
Peña Nieto, se realizaron exportaciones de armas pesadas a
México por un valor
de 940 millones de dólares, concentradas en la compra de
aeronaves (73% del
valor total). En
particular, se
identifica la compra de 114 aeronaves a entidades con sede en
Estados Unidos,
entre las que destacan 31 helicópteros S-70/UH-60L, los
tristemente célebres
Black Hawk fabricados por la empresa Sikorsky Aircraft
Corporation.[5]
Estos gastos colocan a
México como uno de los principales compradores de armamento en
América Latina y
a sus fuerzas armadas como las segundas más numerosas y con
mayor poder de
fuego, sólo detrás de Brasil.
Los
análisis sobre el tema coinciden en señalar que la
"modernización"
militar emprendida por el gobierno mexicano se orienta hacia
el control social:
las autoridades afirman que las compras de armamento tienen
como finalidad
combatir al crimen organizado, sin embargo, las fuerzas
armadas han realizado
innumerables violaciones a los derechos humanos, incluyendo la
tortura y la
desaparición forzada, y masacres como las de Tlatlaya,
Ixmiquilpan o
Nochixtlán, hechos que muestran su determinación de tratar a
la población como
el "enemigo interno".
El
espionaje al alza
Como todo régimen
autoritario, el mexicano siempre ha tenido un amplio aparato
de
"vigilancia", por lo que las recientes revelaciones sobre
espionaje
contra prácticamente todos los sectores de la sociedad no
deberían sorprender. Lo
relativamente nuevo es el recurso a la
alta tecnología y los grandes negocios públicos y privados que
se tejen en
torno. En este terreno
vemos claramente
cómo el grupo gobernante se adhiere a la doctrina de seguridad
nacional de
Estados Unidos, realizando fuertes inversiones que benefician
al estado
estadounidense y a corporaciones privadas.
En 2012, reportes de prensa
revelaron la firma de 5 contratos para la adquisición de
equipos de
telecomunicaciones y programas informáticos de vigilancia y
espionaje por un
total de 5 mmp. En uno
de ellos, fechado
en julio de 2011, se consigna la adquisición de la tecnología
Pegaso –Pegasus–
que se
"apodera" de los teléfonos celulares y permite extraer la
información
y monitorear todas las actividades del equipo infectado. Los contratos fueron
firmados con una empresa
fantasma de nombre Security Tracking Devices. Cinco años después, se
sabría que esta
tecnología es fabricada por la empresa israelí NSO Group.
Ya bajo la presidencia de
Peña Nieto se han producido dos importantes escándalos de
espionaje que
ilustran la determinación autoritaria del gobierno federal.
En 2013, la organización
canadiense Citizen Lab reveló que las tecnologías Finfisher
producida
por la empresa inglesa Gamma International, y Da Vinci,
producto de la
firma italiana Hacking Team, fueron usadas para espiar
a ciudadanos
mexicanos[6]. También fue documentado
el uso de los
programas de geolocalización Plint Tracking Locsys y
Hunter, y de
monitoreo de redes ProxySG y PacketShaper,
vendidas por la
empresa estadounidense Blue Coat Systems.
En 2017, gracias a la
colaboración de Citizen Lab y organizaciones locales, se
reveló que al menos
desde 2014 se ha usado el programa Pegasus en contra
de periodistas,
defensores de derechos humanos, activistas políticos, e
incluso contra un menor
de edad. Esta
tecnología fue adquirida
por la Secretaría de la Defensa, la Procuraduría General y el
Cisen.[7]
El gobierno mexicano
argumenta que estas tecnologías se usan en el combate al
crimen organizado y
niega en forma categórica que haya autorizado o realizado
espionaje. Sin
embargo, tanto por los costos millonarios
de las compras como por las razones para espiar a ciudadanos,
las evidencias
apuntan a que estamos frente a una más de las estrategias
gubernamentales para
eliminar la disidencia y la protesta sociales en México.
El autoritarismo ha
avanzado de manera acelerada, mostrando formas articuladas que
en otros países
de la región apenas comienzan a tomar forma.
La compra de armas y el recurso al espionaje
generalizado, caracterizan
la profundidad de la estrategia del grupo gobernante y sus
aliados para
consolidar su proyecto de entregar las riquezas del país a los
grandes
capitales y disciplinar a la población a tal objetivo. A pesar de los altísimos
costos humanos y
sociales de esta estrategia, el mayor drama de nuestra
sociedad es que la
violencia criminal e institucional se ha generalizado y no
parece haber salidas
en los marcos del régimen político. La
apuesta por las armas ha cerrado las "vías institucionales" a
cualquier cambio por pequeño que sea. Por
ello, son las luchas de los pueblos, organizaciones y
colectivos de distintos
horizontes las que están creando alternativas al autoritarismo
reinante,
teniendo como uno de sus primeros límites, encontrar las
formas de desmontar la
estrategia de aniquilamiento en curso...
Posdata. Como
muestra del descontrol total que vive el país y la
inexistencia de instituciones y leyes que normen la acción de
los poderes
públicos, los días 29 y 30 de agosto de 2017 salió a la luz
otro enorme
escándalo de espionaje, que tiene como actor principal al
exgobernador del
estado de Puebla, Rafael Moreno Valle, político que pretende
ser candidato a la
presidencia por el Partido Acción Nacional, y quien habría
ordenado y
financiado la creación de una extensa red de espionaje, por
supuesto ilegal. Entre
las revelaciones hechas destacamos
tres: el espionaje al presidente Peña Nieto y al secretario de
gobernación
Osorio Chong, máximas autoridades del régimen; la denuncia
pública con
presencia en los medios de un exintegrante del CISEN de nombre
Rodolfo González
Vázquez, que presentó supuestas evidencias del espionaje
ilegal, hecho inédito
pues en general, los gobernantes y los responsables del
espionaje siempre han
negado la realización de tales prácticas; finalmente, el
detonador de la
denuncia fue la posibilidad de que a partir del espionaje
contra el empresario Anwar
Salomón Briseño pudiese producirse un secuestro o un
asesinato. Las armas
del autoritarismo son la condición
de posibilidad de la guerra de todos contra todos en un México
que se desangra
aceleradamente… Ver:
https://aristeguinoticias.com/3008/mexico/hay-420-llamadas-producto-de-espionaje-en-la-lista-hasta-epn-y-chong-acusan-a-moreno-valle/
y https://www.youtube.com/watch?v=NCX1HaNBqps
Raúl Ornelas es investigador Titular
del IIEc – UNAM, raulob@iiec.unam.mx
Artículo publicado en la Revista América Latina en Movimiento 527: Los territorios de la guerra, coedición con OLAG.
[2] Cálculos hechos a
partir de los datos del Atlas
de la seguridad y la defensa de México 2016,
corregidos con los
presupuestos otorgados a la Policía federal de 2014 a
2016.
[3] Partlow,
Joshua, 2015, "What's behind Mexico's military buying
binge?", The
Washington Post, 15 de junio.
[4] Fleurant,
Aude, et al., 2017, Trends in international arms
transfers, 2016, SIPRI,
febrero
https://www.sipri.org/sites/default/files/Trends-in-international-arms-transfers-2016.pdf
[5] Ver
http://armstrade.sipri.org/armstrade/page/values.php y
http://armstrade.sipri.org/armstrade/page/trade_register.php La
estimación
corresponde a los costos del armamento y no a su valor
comercial.
[7] Ver Informe Gobierno
espía
https://r3d.mx/gobiernoespia/
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