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martes, 25 de abril de 2017

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Elecciones en Francia: El mismo guion con diferente actor principal
 
Alberto Rabilotta
 
ALAI AMLATINA, 24/04/2017.- Hace años que llegué a la conclusión de que la naturaleza totalitaria del sistema neoliberal requiere la eliminación de la democracia liberal y del sistema político conquistado por las luchas de clases en la otrora civilización del capitalismo industrial, como tan claramente lo expuso Samuel Huntington en 1975 (1), y que lo que desde hace décadas se presenta como “vida política” en los países donde domina el neoliberalismo es un escenario teatral en el cual es imprescindible cambiar los actores para poder mantener el espectáculo sin cambio alguno en el guion.

La “gran” noticia de los medios (y los “festejos” bursátiles en la Unión Europea, Estados Unidos y otros países) es que Emmanuel Macron, de “En Marcha!”, ganó al obtener el 24.01% por ciento de esta primera ronda electoral, sacándole una ventaja de 2.71% a Marine Le Pen  del Frente Nacional –que obtuvo el 21.30%-, dejando fuera de competición para la segunda ronda electoral a François Fillon de Los Republicanos (20.01% de votos y 4.0% por debajo de Macron) y a Jean-Luc Mélenchon de Francia Insumisa (19.58% de votos y 4.43 por debajo de Macron). El candidato del Partido Socialista (PS), Benoit Hamon, logró apenas el 6.36% de los votos (2).

Desde el primer momento las bolsas del mundo se lanzaron en un festejo con alzas de los valores por la entronización de Emmanuel Macron como el nuevo actor principal del ya conocido guion neoliberal en una de las potencias del capitalismo avanzado que es, al mismo tiempo, sostén principal de la Unión Europea (UE) y de la zona euro, lo que a su vez explica las reacciones de los gobiernos de Alemania y otros países, y de los funcionarios de las diferentes instituciones de la UE y del FMI. En fin, el alivio de saber que el status quo será mantenido.

Lo menos que se puede decir es que el resultado fue ajustado, pero lo más importante es que los dos partidos que se alternaban en el gobierno (el poder hace tiempo que está en manos de la Comisión Europea de Bruselas y del Banco Central Europeo en Fráncfort), la UMP (Unión por un Movimiento Popular rebautizado Los Republicanos por Fillon) y el PS, han sufrido fracturas estructurales y de ahora en adelante serán relegados o simplemente zombis.

Lo viejo no termina de morir, pero lo nuevo no tardará en nacer

Pero quizás lo más importante de todo, aunque eso no lo vamos a encontrar entre las noticias ni análisis de los medios de prensa tradicionales, es que de este proceso electoral nace y crece hasta convertirse en la cuarta fuerza política electoral a nivel nacional un movimiento, Francia Insumisa (FI), que tiene todos los atributos políticos e ideológicos, así como un líder carismático y cuadros bien formados, para a partir de ahora constituirse en el partido aglutinador de las fuerzas sociales que por razones políticas, socioeconómicas o ecológicas, entre otras, luchan por una alternativa al sistema neoliberal en Francia, y por lo tanto en la UE.

Es claro que no hubo ni habrá festejos en las bolsas ni en los medios de prensa por el fenómeno político de la FI de Mélenchon, pero para quien haya observado un poquitito lo sucedido en la vida política francesa en los últimos meses y durante la campaña electoral, lo sorprendente no es el ascenso de Macron, “fenómeno” creado desde el poder y a través de los medios de prensa, ni la persistencia del FN de Marine Le Pen, sino el constatable crecimiento y desarrollo de la FI, con las miles, muchas veces decenas -y en oportunidades centenas- de miles de personas, de todas las edades y medios sociales, participando atentamente en los frecuentes mítines y debates, o siguiendo estos eventos vía Internet.

La sorprendente cantidad de jóvenes participantes en esos mítines quedó explicada en las cifras oficiales del voto: el 30% de los jóvenes que ejercieron el voto en esta elección votaron por la FI (3), pero también quienes militaron por la FI e hicieron el “puerta a puerta” dijeron a este periodista que habían constatado en un alto porcentaje de gente que votaba por los partidos tradicionales un buen nivel de respeto hacia las ideas y propuestas de Mélenchon y la FI.

No es la primera vez en los últimos años que en diversos países del capitalismo avanzado se forman movimientos sociales y políticos de protesta contra el neoliberalismo, y que en algunos casos –como el de Podemos en España- llegan a constituirse en formación política y a obtener puestos de legisladores en las elecciones. El fenómeno de Bernie Sanders en Estados Unidos (EEUU) fue muy singular, porque en tanto que “independiente” formó un amplio movimiento de seguidores para bregar por la candidatura del Partido Demócrata de EEUU.

Pero en el caso de esta Francia Insumisa ha habido desde el comienzo algo más, con sus Noches de Pie que mezclaron debate con movilización –como en el movimiento del 99% en EEUU-, todo en el contexto de muy seguidas sesiones de información, de debate y formación en diferentes niveles, y con actividad militante en la campaña electoral.

Lo que más me pareció importante en los discursos de Mélenchon es el reconocimiento y su análisis sobre la sociedad francesa, que por así decirlo “está en muy mal estado” por diversas razones, pero principalmente por el daño socioeconómico que causan las políticas neoliberales. Destacar el “mal social” que experimentan, sabiéndolo o no, los cada vez más indefensos ciudadanos, es la llave política para cualquier intento de solución a ese problema vital, y también para sentar las bases políticas de la revolución social que un día pondrá fin a este sistema. 

Desde afuera un periodista observador podría decir que todo ese proceso ha sido una masiva formación y desarrollo de la “inteligencia colectiva” desde el momento en que el FI fue introduciendo en el debate cuestiones fundamentales, desde la necesidad de la convocatoria de una Asamblea Constituyente para elaborar una nueva Constitución que ponga fin a la “monarquía presidencial” de la “quinta República”, pasando por la referencia de una revolución económica y social para poder llevar a cabo un ambicioso plan ecológico, para poder estructurar proyectos y ampliaciones de los planes sociales, entre muchas otras  propuestas debatidas casi cotidianamente entre militantes y dirigentes del FI y seguidas por miles de militantes a través de Internet (4)

Es interesante observar la gráfica del diario Le Figaro sobre la concentración del voto de los diferentes partidos, y constatar que la FI tiene sólidas bases en varios Departamentos (5).

No hay nada de nuevo en eso de que “cuanto más cambie, es más de lo mismo”

A mediados del siglo 19, y sin duda después de haber vivido los fracasos revolucionarios del proletariado que culminaron en retrocesos y exitosas contrarrevoluciones de la coalición entre la burguesía y la aristocracia, el escritor francés Alphonse Karr escribió que “cuanto más cambie, es más de lo mismo”. Notable coincidencia con lo que el escritor italiano Tomasi di Lampedusa, que sitúa su novela Il Gattopardo en la segunda mitad del siglo 19 y pone en boca de su personaje Tancredi: "Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie".

Mantener el mismo guion, o sea un sistema político y de  poder estatal que garantice la propiedad privada de los medios de producción, ha sido una constante bajo el capitalismo, como demuestra la preocupación que en el siglo 18 llevó a Montesquieu a concebir el sistema de división de poderes y los principios de la “democracia liberal” –basado más tarde en el sistema de alternancia de partidos políticos, conservadores y liberales, para cambiar de gobierno y hacer que todo siga igual-, con el objetivo explicito de evitar, precisamente, cualquier amenaza de cambio político real y radical por parte del explotado pueblo trabajador.

De Emmanuel Macron uno puede decir, sin temor a equivocarse, que es un político de geometría muy variable, creado para adaptarse rápidamente  al chaleco de fuerza neoliberal. Dicho de otra manera, es el actor indicado para presentar el bien conocido guion neoliberal, y en buena parte porque es una hibridación política creada expresamente por el saliente presidente socialista François Hollande, exponente mayor de la política neoliberal que el PS y la UMP han venido aplicando desde hace décadas.

Para quienes tienen un poco de memoria es difícil pensar en Macron y no pensar en los Bill Clinton, Tony Blair, Gerard Schroeder, Barack Obama y en el cuento de ir hacia un “capitalismo con rostro humano”, cuando en realidad se estaba consolidando y haciendo irreversible el sistema político de partidos –conservadores, liberales y socialdemócratas-  que se alternan en el gobierno para aplicar los dos conceptos básicos del neoliberalismo enunciados por Margaret Thatcher: “No hay otra alternativa” (con la sigla TINA en inglés) al neoliberalismo porque “eso que llamamos sociedad no existe”.

Pero aun sufriente la sociedad sigue existiendo y cuando se encuentra amenazada de muerte por el liberalismo, como escribió Karl Polanyi en La Gran Transformación (6), una buena parte de sus ciudadanos pueden ser hipnotizados por la demagogia fascista–como sucedió en muchas sociedades de Europa en la década de los 30 del siglo 20 y como en escala diferente sucede ahora en la mayoría de países de la UE -, o si la izquierda tiene las propuestas adecuadas tomar consciencia de que es necesaria una revolución socialista.

El balotaje final será pues entre Macron y Marine Le Pen, y como era previsible tanto Fillon como los derrumbados socialistas han llamado a sus votantes a que voten por Macron “para defender a la República”, para impedir un triunfo del Frente Nacional. Mélenchon, viendo la trampa de legitimar políticamente a Macron y el sistema imperante con una aplastante victoria frente a Le Pen, y mientras los militantes repetían ¡resistencia!, dijo que no daría recomendación sobre por quién votar en el balotaje.    

Por el momento el estatus quo está en el orden del día, ya que -retornando a los personajes de Lampedusa en el Gattopardo-, a la pregunta "¿Y ahora qué sucederá? La respuesta es: ¡Bah! Tratativas pespunteadas de tiroteos inocuos, y, después, todo será igual pese a que todo habrá cambiado". "…una de esas batallas que se libran para que todo siga como está".
 
1.- La democracia en crisis, Comisión Trilateral, 1975 http://trilateral.org/download/doc/crisis_of_democracy.pdf
4.- El programa de la FI se encuentra en el portal https://avenirencommun.fr/avenir-en-commun/
6.- Karl Polany, La Gran Transformación www.rebelion.org/noticia.php?id=224620

- Alberto Rabilotta es periodista argentino-canadiense.

 

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