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jueves, 12 de mayo de 2016

Tinkunaco 0656/16 - Curas en la Opción por los Pobres - Carta abierta a Milagro Sala

Queridos amigas/os

Los curas en la Opción por los Pobres desde muchos lugares de nuestro país, escribimos esta carta abierta a Milagro Sala. Necesitamos hacerle sentir que estamos con ella y nos solidarizamos en su encarcelamiento.

Sabemos que no es fácil escribir a Milagro hoy, pero nos mueve el evangelio de Jesús y allí no negociamos.

Si quieren socializarla, adelante.

Abrazo

Roberto




Carta abierta a Milagro Sala 


Querida Milagro. No te conocemos de cerca, pero sentimos como propio el camino del pueblo jujeño que representas, de los barrios de Alto comedero, de la puna y el altiplano, de esa provincia norteña que está en el corazón de muchos argentinos.

Y en vos vemos reflejado el camino de ese pueblo que, hace siglos, trasunta un éxodo que aún no termina.

Para los judeo-cristianos el “éxodo” evoca un camino que se recorre desde la opresión de la esclavitud a la liberación integral del ser humano. En cambio, vemos en el pueblo que te acompaña, que ese éxodo jujeño se parece hoy más a un exilio. El exilio como paso de una espiritualidad profunda, cuya sabiduría alimenta desde el corazón de la Pacha mama, hacia las periferiasexistenciales de su propia dignidad. El exilio de la tierra de sus antepasados, hacia una existencia expulsada, testigos silenciosos de cómo los poderosos extraen la riqueza de esa mama sin permiso de sus hijos.

Como grupo de curas que intentamos seguir a Jesús, el amigo de los pobres y desheredados nos hemos preguntado ¿Cuál es la palabra que Dios nos pide gritar, desde nuestra misión profética, en estos tiempos de desamparo neo liberal…? ¿Cuál es el anuncio que, como iglesia de los pobres, debemos hacer…?

Y nos surge desde el corazón de la Palabra del Dios solidario, aquella potente denuncia del mismo Jesús: “estuve preso y no viniste a visitarme” (Mt 25,43). Estás presa y la distancia nos impide estar allí contigo, pero queremos hacerte llegar nuestra solidaridad en estos momentos de tanto dolor. Como pastores nos sentimos exigidos por esta ley fundamental con que seremos juzgados: estar cerca de las víctimas.

No te conocemos, no caminamos tus caminos, no somos tu familia cercana, pero sabemos de tu derrotero, de tu infancia de abandonos y de la irrenunciable búsqueda de dignidad que marcaron tu camino, seguramente lleno de luces y sombras, de aciertos y errores, pero que se sumaron a los sueños que muchos y muchas compartieron en esa larga caminata de regreso a la dignidad que es abusada, atropellada, robada, por el maldito modelo de exclusión que desprecia a los antiguos dueños de la tierra y de la vida en Jujuy.

Nos solidarizarnos con vos, y con todas y todos los hermanos que a causa de este modelo económico que mata, van quedando al costado del camino. Ese “camino” que es imagen de la historia de un pueblo con derechos, por el cual hoy sólo transitan los que han tenido “suerte” en la vida, los que creen que todo se debe a sus “méritos personales” y al esfuerzo solitario de cada uno, son los que creen que en este país es pobre el que no quiere laburar, olvidándose de la larga historia de despojos ¡Y de sus responsables!

Cuando vemos los logros, obtenidos todos estos años por la organización comunitaria Tupac Amaru, encontramos ese intento de transitar el camino de los derechos reconquistados. Con sus casas, los espacios de recreación para sus hijos, la oportunidad de estudio para sus jóvenes, el trabajo y aprendizajes nuevos para los trabajadores invisibilizados hasta entonces. Con todo eso nos solidarizamos.

Queremos, por medio de esta carta, hacer sentir nuestra cercanía a todos aquellos a quienes muchos ignoran con esa “indiferencia que humilla”, como nos recuerda el Papa Francisco. En ese mismo texto el Papa, pensando en tantos como vos, nos alertaba a cuidarnos de la “habitualidad que anestesia el ánimo” y la mirada. Es tan común ver a los pobres excluidos que ya no nos escandaliza. 


Es esa incapacidad de darnos cuenta que la injusticia no puede ser un problema del otro, que así como la patria es el otro, nuestra responsabilidad religiosa y política, también es el hermano despojado y maltratado a orilla del camino.

Como seguidores de Jesús deberíamos guiarnos por el ejemplo que él nos enseña en la parábola del Buen Samaritano (Lucas 10, 25-37). No podemos pasar de largo frente al caído al costado del camino víctima de la violencia y el despojo. Jesús nos desafía a “hacer lo mismo” que aquel que se aproximó y se hizo cargo de su hermano y prójimo. Y no desconocemos que esta actitud ha llevado a muchos a sufrir el ostracismo, perder la buena fama y hasta ser condenados a muerte como le ocurrió al mismo Jesús, ejecutado por el poder religioso y el poder político de su tiempo. Hoy, como ayer, los poderosos no soportan reconocer como hermanos a los que desprecian, ni toleran a los que ayudan a ponerse de pie a los caídos y maltratados. De igualdad y fraternidad se trata.

Hermana Milagro. Ni siquiera sabemos si estamos en todo de acuerdo contigo. Nos mueve una razón más terminante: “Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa” (Declaración universal de los Derechos Humanos [1948] art.11.1, incorporado a la constitución argentina luego de la reforma constitucional de 1994). Y en vos vemos la condena mediática de los socios del poder atropellador, se descubre el odio en cada allanamiento mostrado durante horas para que nos convenzamos que ya estás condenada. Son más determinantes los perros que “huelen dinero” que el derecho que te asiste. No les importa presionar hasta provocar intentos de suicidio.  Creemos que eres la primera de muchos. 


Nos alarma lo que pueda hacer este modelo político excluidor con tu pueblo, con nuestro pueblo. En vos vislumbramos el alerta de este tiempo neoliberal donde volvemos a ser números de una economía que tiene que cerrar a sangre y con hambre, si lo creen necesario.

Creemos que la justicia tiene caminos propios y reglas iguales para todos los ciudadanos de esta patria; caminos y reglas que con mucha frecuencia la “corporación judicial” no transita. Vemos que esa "justicia" ha sido usurpada por el odio de clase y la vendetta política.

Hermana Milagro, no te rindas… Si te quiebran, estarán quebrando a miles de trabajadoras y trabajadores que creyeron en el proyecto comunitario para salir definitivamente de la pobreza. Contás con nuestra solidaridad y nuestra oración al Dios de la Justicia.

Por eso queremos gritar fuerte con todas y todos ellos ¡Justicia para Milagro Sala! que es ¡Justicia para todas y todos! los que nos animemos a pensar distinto y soñar con un país definitivamente con los mismos derechos para quienes habitamos en las tierras del éxodo “liberador” de los pobres…

Curas en la Opción por los Pobres

Mayo 2016

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