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viernes, 1 de septiembre de 2017

Tinkunaco 1.847/17 - La casa de Milagro Sala quedó como una cárcel: sigue el castigo


 Jueves, 31 de agosto de 2017.- Demoran el traslado de Milagro Sala mientras Morales militariza la casa adonde debe estar desde hace 15 días

El gobierno jujeño dispuso un desproporcionado dispositivo de seguridad y control alrededor de la vivienda adonde debe ser trasladada, que no tiene ninguno de los 145 condenados por crímenes de lesa humanidad que sí gozan de prisión domiciliaria. Macri y Morales han eliminado el estado de derecho en Jujuy y buscan erigir el castigo a Milagro como ejemplo y advertencia

Así está el frente de la vivienda adonde deberían trasladar a Milagro Sala. Medidas de seguridad y control nunca vistas en democracia

Mientras el gobierno de Jujuy sigue sin cumplir con el traslado de Milagro Sala a una vivienda del barrio La Ciénaga adonde debería cumplir con una supuesta prisión domiciliaria (supuesta porque ese no es su domicilio) las fuerzas de seguridad de la provincia montan un desproporcionado operativo de seguridad alrededor de la casa y el predio.

Milagro sigue en su celda de la prisión de Alto Comedero, y la justicia envía requerimientos para reforzar la seguridad en la vivienda: además de inspeccionar el lugar y pedir informes a las fuerzas federales, ahora exige un sistema de cámaras de seguridad para cubrir 360 grados las 24 horas, iluminación, alambrados perimetrales para reforzar muros y dos tobilleras electrónicas de distintas compañías telefónicas, por si una llega a fallar.
aviso

Sala podrá recibir visitas en forma restringida: sólo martes, jueves y sábados, de 7 a 19, no más de cuatro personas a la vez. La custodia permanente en el lugar la hará Gendarmería Nacional, con quince agentes, y la policía provincial colaborará con presencia en los alrededores.

Ni los genocidas condenados por delitos de lesa humanidad en la Argentina son tratados como lo es Milagro Sala, en manos de la justicia y el gobierno jujeños que han transformado a la provincia en un territorio liberado donde el estado de derecho brilla por su absoluta ausencia.

Argentina tiene en este momento 145 detenidos por crímenes de lesa humanidad en sus domicilios particulares. El monitoreo de las domiciliarias está a cargo de la Dirección de Control y Asistencia de Ejecución Penal.

Pero ninguno de esos detenidos tiene cámaras de seguridad, que son entendidas como un sistema violatorio de las garantías individuales; no tienen custodia perimetral de fuerzas de seguridad alguna; no tienen restricciones de horarios ni de número de visitas y sólo uno de los 145 detenidos de lesa humanidad tiene un gendarme (uno solo y no un dispositivo militar como en este caso) parado en la puerta de la casa, y eso porque ha violado el beneficio en una oportunidad.

Este es el gobierno del diálogo y la convivencia, del respeto por las libertades individuales, de la República como institución suprema, el de la justicia independiente, el de la revolución de la alegría. El estado que Macri y Morales entienden como el necesario para “cambiar al país”. Un estado que, en realidad, nos ha hecho retroceder nada menos que 41 años.

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