Boletín diario del Portal Libertario OACA |
- Mary Wollstonecraft, su trágica vida y su lucha por la libertad - Emma Goldman
- Clase y Lucha de clases
- [Relato] ¿Tarta o cuchillo? (3)
- Alternativas para un sindicalismo de combate
- [Poema] Memòria
- [Madrid] vie 15 jun. Presentación del libro "Mujeres que se opusieron a la Primera Guerra Mundial"
- Presentación del libro 'Asedio. Historia de Madrid en la guerra civil (1936-1939)'
- Presentación del libro '1931-1936. República y Revolución. El movimiento obrero y sus partidos. Teoría política aplicada'
Posted: 13 Jun 2018 10:22 AM PDT
Los pioneros del progreso humano son como las gaviotas, observan nuevas costas, nuevas esferas de pensamiento temerario, mientras sus compañeras de viaje ven solo el interminable trecho de agua. Envían alegres saludos a las tierras distantes. Una fe intensa, anhelosa, ardiente, penetra en las nubes de la duda, porque los agudos oídos de los precursores de la vida disciernen desde el enloquecedor rugido de las olas el nuevo mensaje, el nuevo símbolo para la humanidad.
Las segundas no captan lo nuevo, apagadas e inertes, reciben a la pionera de la verdad con recelos y resentimientos, como una perturbadora de su paz, como aniquiladora de todos los hábitos y tradiciones estables. Así, las exploradoras son oídas solo por las menos, pues no traspasarán las huellas transitadas y la masa carece de fuerza para seguir hacia lo desconocido. En conflicto con toda institución de su tiempo, ya que no harán concesiones, es inevitable que las vigías avanzadas se tornen ajenas a quienes desean servir; que sean aisladas, evitadas, y repudiadas por los más cercanos y queridos prójimos. Y sin embargo la tragedia que toda pionera debe experimentar no es la falta de comprensión — es el hecho de que, habiendo visto nuevas posibilidades para el avance humano, las pioneras no pueden hechar raíz en lo antiguo, y estando aún lejos lo nuevo se vuelven entonces vagabundas parias de la tierra, buscadoras sin descanso de las cosas que nunca encontrarán. Son consumidas por los fuegos de la compasión y por la simpatía por todo sufrimiento y de todos sus prójimos, pero se ven obligados a apartarse de su entorno. Y tampoco han de esperar nunca recibir el amor que sus grandes almas anhelan, pues tal es el castigo de un gran espíritu, que lo que recibe es nada comparado con lo que da. Tal fue el destino y tragedia de Mary Wollstonecraft. Lo que dio al mundo, a quienes ella amó, estuvo muy por encima de la posibilidad media de ser recibido, y tampoco podía su alma apasionada y anhelosa contentarse con las miserables migajas que caen de la desolada mesa de la vida media. Mary Wollstonecraft llegó al mundo en un tiempo en que su sexo estaba en cautiverio: en posesión del padre mientras aun estaba en casa y a pasar como mercancía al esposo al casarse. Era por cierto un extraño mundo al que Mary entró el 27 de Abril de 1759, aunque no mucho más extraño que el nuestro. Pues mientras la especie humana ha progresado sin duda desde aquel memorable momento, Mary Wollstonecraft es aun por mucho la pionera, adelantada a nuestro propio tiempo. Fue ella una de muchos hijos de una familia de clase media, el cabeza de la cual vivió a la altura de sus derechos como amo, tiranizando a su esposa e hijos y despilfarrando su capital en vacía vida y festín. ¿Quién podría detenerlo, el creador del universo? Como en muchas otras cosas, así también sus derechos han cambiado poco desde el tiempo del padre de Mary. La familia pronto se encontró en terrible necesidad, pero ¿cómo iban a sustentar su vida unas niñas de clase media con todas las salidas cerradas para ellas? Tuvieron solo una salida, el matrimonio. La hermana de Mary probablemente cayó en cuenta de eso. Se casó con un hombre que no amaba para escapar de la miseria del hogar de sus padres. Pero Mary estaba hecha de otro material, un material tan finamente tejido que no podía calzar en burdos entornos. Su intelecto vio la degradación de su sexo, y su alma — siempre encendida contra todo mal — se rebeló contra la esclavitud de la mitad de la especie humana. Se determinó a pararse sobre sus propios pies. En esa determinación se fortaleció con su amistad con Fannie Blood, quien había dado el primer paso hacia la emancipación trabajando para su propio sustento. Pero incluso sin Fannie Blood como gran fuerza espiritual en la vida de Mary, e incluso sin el factor económico, estaba destinada por su misma naturaleza a convertirse en la iconoclasta de los dioses falsos, cuyos estándares el mundo le demandaba obedecer. Mary era una rebelde innata, alguien que prefería crear en vez de someterse a cualquier forma establecida para ella. Se ha dicho que la naturaleza usa gran cantidad de material humano para crear a un genio. Lo mismo es cierto para el rebelde verdadero, el pionero verdadero. Mary nació y no se hizo mediante tal o cual incidente puntual en sus entornos. El tesoro de su alma, la sabiduría de su filosofía de vida, la profundidad de su mundo de pensamiento, la intensidad de su batalla por la emancipación humana y especialmente su lucha indomable por la liberación de su propio sexo, son incluso hoy tan adelantados al entendimiento medio que podríamos con certeza reclamar para ella la rara excepción que crea la naturaleza sino una vez por siglo. Como el halcón que surcó el espacio para observar el sol y luego pagó por ello con su vida, Mary vació la copa de la tragedia, pues tal es el precio de la sabiduría. Mucho se ha escrito y dicho de esta maravillosa luchadora del siglo dieciocho, pero el tema es demasiado vasto y aun está muy lejos de agotarse. El movimiento de las mujeres de hoy y especialmente el movimiento por el sufragio encontrarán en la vida y la lucha de Mary Wollstonecraft mucho por demostrarles lo inadecuado de meras adquisiciones externas como medio para liberar a su sexo. Sin duda mucho se ha logrado desde que Mary rugió contra la esclavitud económica y política de las mujeres, pero ¿eso la hizo libre? ¿Ha añadido eso a la profundidad de su ser? ¿Trajo dicha y alegría a su vida? La propia vida trágica de Mary prueba que los derechos económicos y sociales para las mujeres por sí solos no son suficientes para satisfacer su vida, y tampoco suficientes para satisfacer ninguna vida profunda, sea hombre o mujer. No es cierto que el hombre profundo y bueno — no me refiero al simple varón — difiera mucho de la mujer profunda y buena. Él también busca belleza y amor, armonía y comprensión. Mary comprendió eso, pues no se limitó a su propio sexo, demandó libertad para toda la especie humana. Para volverse económicamente independiente, Mary primero enseñó en la escuela y luego aceptó una posición como institutriz de los niños consentidos de una señorita consentida, pero pronto comprendió que ella no servía para sirviente y que debía volcarse a algo que le permitiese vivir, y al mismo tiempo, que no la desmoralizara. Aprendió la amargura y humillación de la lucha económica. No era tanto la carencia de comodidades externas lo que enfadaba al alma de Mary, sino la carencia de libertad interior que resultaba de la pobreza y la dependencia, lo que le hizo clamar, “Cómo puede alguien profesar ser amigo de la libertad y no ver que la pobreza es el mayor de los males.” Afortunadamente, para Mary y para la posteridad, existió un raro espécimen de la humanidad, de los que aún faltan en el siglo veinte, el editor temerario y liberal Johnson. Él fue el primero en publicar las obras de Blake, de Thomas Paine, de Godwin y de todos los rebeldes de su tiempo sin consideración alguna de ganancias materiales. Él vio además las grandes posibilidades de Mary y la involucró como correctora, traductora, y contribuyente a su periódico, el Analytical Review. E hizo más. Se convirtió en su más devoto amigo y consejero. De hecho, ningún otro hombre en la vida de Mary fue tan acérrimo y comprendió su difícil naturaleza, como aquel hombre excepcional. Tampoco ella abrió nunca su alma tan sin reservas a nadie como lo hizo con él. Esto escribe ella en uno de sus momentos analíticos: “La vida no es más que un chiste. Soy una extraña mezcla de debilidad y resolución. Hay por cierto un gran defecto en mi mente, mi obstinado corazón crea su propia miseria. Por qué he sido hecha así no lo sé y hasta que pueda formar alguna idea del todo de mi existencia debo estar contenta con sollozar y danzar como una niña, anhelo un juguete y me canso de él tan pronto como lo obtengo. Debemos ambos usar una gorra de tonto, pero la mía ha perdido sus campanillas y se ha vuelto tan pesada, me es intolerablemente fastidiosa.”Que Mary escribiese así de sí misma a Johnson demuestra que debe haber habido una bella camaradería entre ellos. A todas luces, gracias a su amigo encontró alivio en su lucha terrible. Encontró también alimento intelectual. Los cuartos de Johnson eran el lugar de encuentro de la élite intelectual de Londres. Thomas Paine, Godwin, Dr. Fordyce, el pintor Fuseli, y muchos otros se reunían ahí para discutir los grandes temas de su tiempo. Mary llegó a esa esfera y se convirtió en el centro mismo de aquel trajín intelectual. Godwin relata cómo llegó una tarde a escuchar a Tom Paine, pero en vez tuvo que escuchar a Mary Wollstonecraft, cuyos poderes de conversación, como todo lo demás en ella, inevitablemente se ponían al centro del escenario. Así pudo Mary surcar el espacio, alcanzando su espíritu grandes alturas. La oportunidad pronto se ofreció. El antiguo campeón del liberalismo inglés, el gran Edmund Burke, ofreció un sentimental sermón contra la Revolución Francesa. Había conocido a María Antonieta y lloraba su suerte a manos del pueblo enfurecido de París. Su sentimentalismo de clase media vio en la más grande de todas las revueltas solo la superficie y no los terribles males que el pueblo francés soportó antes que se condujeran a sus actos. Pero Mary Wollstonecraft los vio, y su respuesta a Burke, La vindicación de los derechos del hombre, es una de las más poderosas exhortaciones por los oprimidos y desheredados jamás hechas. Fue escrita con ardor, pues Mary había seguido la revolución atentamente. Su fuerza, su entusiasmo, y, sobre todo, su lógica y claridad de visión probaron que esta antigua maestra de escuela poseía tremendo cerebro y un corazón profundo y de apasionado palpitar. Que tal escrito emanase de una mujer, fue como una explosión nunca antes oída. Asombró al mundo, pero le otorgó a Mary el respeto y el afecto de sus contemporáneos varones. Sintieron sin dudar, que ella no solo era su igual, sino que en muchos aspectos, superior a muchos de ellos. “Cuando te llamas a ti mismo amigo de la libertad, pregunta a tu corazón si ¿no sería más consistente denominarte campeón de la Propiedad, el adorador de la imagen dorada que el poder ha establecido?Piensen en la maravillosa perspicacia de esta mujer más de cien años atrás. Aún hoy hay pocos entre nuestros supuestos reformadores, ciertamente muy pocas entre las reformadoras, que ven tan claro como esta gigante del siglo dieciocho. Ella comprendió demasiado bien que los meros cambios políticos no son suficientes y no atestan en lo profundo a los males de la sociedad. Mary Wollstonecraft sobre la pasión: “La regulación de la pasión no siempre es algo sabio. Por el contrario, debiese parecer que una razón por la que los hombres tienen un juicio superior y más fuerza que las mujeres es indudablemente esta, que dan mayor alcance a la gran pasión y al extraviarse con más frecuencia aumentan sus mentes.Mary no era solo una intelectual, poseía, como dice ella de ella misma, un corazón obstinado. Es decir ansiaba amor y afecto. Fue por lo tanto natural para ella ser arrastrada por la belleza y la pasión del pintor Fuseli, pero sea porque él no correspondió su amor, o porque él careció del coraje en el momento crítico, Mary pasó por su primera experiencia de amor y dolor. Ciertamente ella no era el tipo de mujer que se arrojara al cuello de un hombre cualquiera. Fuseli era un tipo despreocupado y fácilmente llevado por la belleza de Mary. Pero tenía esposa, y la presión de la opinión pública era demasiado para él. Fuese como fuese, Mary sufrió y partió a Francia para escapar de los encantos del artista. Los biógrafos son los últimos en comprender a su sujeto si no no habrían hecho tanto lío del episodio Fuseli, pues no fue más que eso. Si el bocotas Fuseli hubiese sido tan libre como Mary como para gratificar su atracción sexual, Mary probablemente se habría asentado en su vida normal. Pero le faltó el valor y Mary, estando sexualmente hambrienta, no pudo apaciguar fácilmente los sentidos estimulados. Sin embargo, requirió un fuerte interés intelectual traerla de vuelta en sí. Y aquel interés lo encontró en los estimulantes eventos de la Revolución Francesa. Sin embargo, fue antes del incidente Fuseli que Mary añadió a su Vindicación de los derechos del hombre la Vindicación de los derechos de la mujer, una exhortación por la emancipación de su sexo. No sostenía que el hombre fuese responsable de la esclavitud de la mujer. Mary era demasiado grande y demasiado universal para situar la culpa en un solo sexo. Puso énfasis en el hecho de que la mujer misma es un obstáculo al progreso humano porque persiste en ser un objeto sexual en vez de una personalidad, una fuerza creativa en la vida. Naturalmente, mantuvo que el hombre ha sido el tirano por tanto tiempo que resiente toda intrusión en su dominio, pero defendió que era tanto por el bien del hombre como por el de la mujer que ella demandaba la libertad económica, política y sexual de la mujer como la única solución al problema de la emancipación humana. “Las leyes respecto a las mujeres hicieron una absurda unidad de un hombre y su esposa y luego por la fácil transición de solo considerarlo a él responsable, ella es reducida a una mera cifra.” La naturaleza ha sido ciertamente muy dadivosa al hacer a Mary Wollstonecraft. No solo le ha dotado de tremendo cerebro, sino que le dio gran belleza y encanto. Le dio además un alma profunda, profunda tanto en dicha como en pesar. Mary estuvo por lo tanto destinada a volverse presa de más de una obsesión. Su amor por Fuseli pronto abrió camino a un amor más terrible, más intenso, la mayor fuerza en su vida, que la arrojó de un lado a otro como a un juguete sin voluntad y desamparado en manos del destino. La vida sin amor para un carácter como Mary es inconcebible, y fue su búsqueda y anhelo de amor lo que la arrojó contra la roca de la incoherencia y la desesperación. Mientras estaba en París, Mary conoció en casa de Thomas Paine donde había sido bienvenida como amiga, al vivaz, apuesto, y elemental norteamericano, Gilbert Imlay. Si no hubiese sido por el amor de Mary por él, el mundo pudo nunca haber conocido a este caballero. No es que él fuese ordinario, Mary no pudo haberlo amado con aquella loca pasión que casi destruyó su vida. Él se había distinguido en la guerra americana y había escrito una o dos cosas, pero en total nunca hubiese puesto a arder el mundo. Pero puso a arder a Mary y la tuvo en trance por tiempo considerable. La fuerza misma de su obsesión por él excluyó la armonía, pero ¿es asunto de culpa en tanto concierne a Imlay? Él la amó todo lo que pudo, pero su insaciable hambre de amor nunca pudo contentarse con poco, de ahí la tragedia. Y luego además, él era un viajero, un aventurero, un explorador del territorio de los corazones femeninos. Estaba poseído por el espíritu viajero, no podía descansar en paz por mucho en ninguna parte. Mary necesitaba paz, necesitaba además lo que nunca tuvo en su familia, la quietud y el calor de un hogar. Pero más que nada necesitaba amor, sin reservas, amor apasionado. Imlay no podía darle nada y la lucha comenzó poco después de que el loco sueño hubo pasado. Imlay estuvo por mucho lejos de Mary con el pretexto de los negocios. No sería norteamericano si descuidase su amor por los negocios. Sus viajes le llevaron, como dicen los alemanes, a otras ciudades y otros amores. Como hombre que estaba en su derecho, estaba igualmente en su derecho de engañar a Mary. Lo que debió ella soportar solo pueden apreciarlo quienes han conocido la tempestad. En todo su embarazo de la hija de Imlay, Mary lo buscaba, rogaba y llamaba, pero él estaba ocupado. El pobre no sabía que toda la riqueza del mundo no equivaldría a la riqueza del amor de Mary. El único consuelo que ella halló fue en su trabajo. Escribió La Revolución Francesa bajo la influencia de aquel tremendo drama. Aguda como era en su observación, vio más profundo que Burke, más allá de toda la terrible pérdida de vida, vio el aún más terrible contraste entre pobres y ricos, y que todo el baño de sangre era en vano en tanto aquel contraste continuase. Así escribió: “Si la aristocracia de nacimiento es puesta al mismo nivel con la base solo para hacer espacio a las riquezas, me temo que la moral del pueblo no será mejorada con el cambio. Todo me susurra que nombres y no principios están siendo cambiados.” Comprendió mientras estaba en París que había predicho en su ataque a Burke, que el demonio de la propiedad siempre ha estado a mano para violar los sagrados derechos del hombre. Con todo su trabajo Mary no pudo olvidar su amor. Fue tras una vana y amarga lucha por traer a Imlay hacia ella que intentó suicidarse. Falló, y para recuperar su fuerza fue a Noruega en una misión por Imlay. Se recuperó físicamente, pero su alma estaba herida y marcada. Mary e Imlay se juntaron varias veces, pero solo arrastraban lo inevitable. Y luego vino el golpe final. Mary supo que Imlay tenía otros amores y que la había estado engañando, no tanto por travesura sino por cobardía. Entonces dio el paso más terrible y desesperado, se lanzó al Támesis tras caminar por horas para mojar su ropa y asegurarse que se hundiría. Oh, las inconsistencias, lloran los críticos superficiales. ¿Pero fue así? En la lucha entre su intelecto y su pasión, Mary había sufrido una derrota. Era demasiado orgullosa y demasiado fuerte para sobrevivir a tan terrible golpe. ¿Qué más había para ella sino morir? El destino que le había jugado tantas bromas a Mary Wollstonecraft lo quiso de otro modo. La trajo de vuelta a la vida y la esperanza, solo para matarla a sus puertas. Encontró en Godwin, el primer representante del comunismo anarquista, una dulce y tierna camaradería, no del tipo salvaje y primitivo, sino del tipo calmo, maduro, cálido, que tranquiliza como la mano fría en la frente. Con él vivió consistente con sus ideas de libertad, cada uno aparte del otro, compartiendo lo que pudiesen el uno con el otro. Nuevamente Mary estaba a punto de ser madre, no en el estrés y el dolor como la primera vez, sino en paz y rodeada de amabilidad. Sin embargo tan extraño es el destino, que Mary tuvo que pagar con su vida la vida de su pequeña niña, Mary Godwin. Murió el 10 de Septiembre de 1797, de apenas veintiocho años de edad. Su encierro con la primera hija, aunque bajo las circunstancias más difíciles, fue puro juego, o como escribió a su hermana, “una excusa para quedarme en cama.” Pero aquel tiempo trágico demandó a su víctima. Fannie Imlay murió de la muerte que su madre falló en encontrar. Se suicidó ahogándose, mientras que Mary Wollstonecraft Godwin se convirtió en la esposa del más dulce gorrión de la libertad, Shelley. Mary Wollstonecraft, la genio intelectual, la temeraria luchadora de los siglos dieciocho, diecinueve, y veinte, Mary Wollstonecraft, la mujer y amante, estuvo destinada al dolor por la riqueza misma de su ser. Con todos sus romances sin embargo estuvo mucho sola, como toda gran alma debe estar sola — sin duda, ese es el castigo por la grandeza. Su coraje indomable en nombre de los desheredados de la tierra la ha vuelto ajena a su propio tiempo y ha creado la discordia en su ser que por sí sola da cuenta de su terrible tragedia con Imlay. Mary Wollstonecraft apuntó a la cumbre más alta de las posibilidades humanas. Era demasiado sabia y demasiado mundana como para no ver la discrepancia entre su mundo de ideales y su mundo del amor que causó el corte de cuerda de su delicada y complicada alma. Quizás fue mejor que muriese en aquel momento en particular. Pues quien ha saboreado alguna vez la locura de la vida no puede nunca más ajustarse a un tenor estable. Pero hemos perdido mucho y podemos solo reconciliarnos con lo que ha dejado, y eso es mucho. Si Mary Wollstonecraft no hubiese escrito una línea, su vida hubiese provisto de alimento para el pensamiento. Pero ella ha dado ambos, ella por lo tanto se yergue entre los más grandes del mundo, una vida tan profunda, tan rica, tan exquisitamente bella en su humanidad completa.
Emma Goldman (1911)
Traducción al castellano y fuente: @rebeldealegre
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Posted: 13 Jun 2018 08:50 AM PDT
El proletariado no es una cosa, ni una identidad, ni una cultura, ni un colectivo estadístico que tiene unos intereses de clase propios que defender. El proletariado se constituye en clase mediante un proceso de desarrollo y formación que sólo se da en la lucha de clases. El proletariado, reducido en el capitalismo al estatus de productor y consumidor en la sociedad capitalista, se convierte en una categoría pasiva, sin conciencia propia; es una clase para el capital, sometida a la ideología capitalista. No es nada, ni aspira a nada, ni puede nada. Sólo en la intensificación y agudización de la lucha de clases surge como clase y adquiere conciencia de la explotación y dominio que sufre en el capitalismo y, en el proceso mismo de esa guerra de clases se manifiesta como clase autónoma y se constituye como proletariado antagónico y enfrentado al capitalismo, como COMUNIDAD DE LUCHA. Enfrentamiento total y a muerte, sin posibilidades ni aspiraciones reformistas o de gestión de un sistema hoy ya obsoleto y caduco
Esta noción de clase como “algo que sucede”, que brota y florece del suelo de los explotados y oprimidos, es clave. La clase no se refiere a algo que las personas son, sino a algo que hacen. Y une vez que entendemos que la clase es fruto de la acción, entonces podemos comprender que cualquier intento de construir una noción existencialista o cultural e ideológica de clase, es falsa y está condenada al fracaso. La clase no es un concepto estático, sólido o permanente; sino dinámico, fluido y dialéctico. La clase sólo se manifiesta y se reconoce a sí misma en los breves periodos en los que la lucha de clases alcanza su punto culminante. El proletariado se define como la clase social que carece de todo tipo de propiedad y que para sobrevivir necesita vender su fuerza de trabajo por un salario. Forman parte del proletariado, sean o no conscientes de ello, los asalariados, los parados, los precarios, los jubilados y los familiares que dependen de ellos. En España forman parte del proletariado los casi cuatro millones de parados y los casi diecinueve millones de asalariados que temen engrosar las filas del paro, amén de una cifra indefinida de marginados, que no aparecen en las estadísticas porque han sido excluidos del sistema. ¿A qué intereses sirve esa aberración ideológica neosituacionista que considera que el proletariado es sólo el proletariado industrial, excluyendo a parados, jubilados, trabajadores precarios, emigrantes, simpapeles, marginados, estudiantes o jóvenes sin trabajo, mujeres discriminadas o sin derechos laborales, y a todos aquellos sometidos a decisiones políticas ajenas, que afectan profundamente a todos los aspectos de su vida cotidiana? La clase obrera es una clasificación social OBJETIVA, que designa a todo aquel que mantiene una relación SALARIAL con un patrón (ya sea privado o estatal) al cual vende su fuerza de trabajo (sus brazos y su inteligencia). La clase obrera forma parte del proletariado, que incluye además a parados, jubilados y marginados. Los proletarios no son propietarios de medios de producción. El salario es la principal forma de esclavitud moderna. LA RELACIÓN SALARIAL (o su ausencia) no es sólo de carácter social y económico, sino también política, puesto que determina el modo de existencia de quienes no tienen ningún poder de decisión sobre su propia vida. La clase media incluye, hoy, a algunos trabajadores “autónomos”, esto es, trabajadores independientes y “autoexplotados”, algunos técnicos y profesionales altamente cualificados y a los empresarios sin asalariados. La alta clase media estaría formada por empresarios con algunos trabajadores asalariados, pero sin influencia política decisiva. Capitalistas serían todos los propietarios de medios de producción, o altos gerentes con poder de decisión (aunque fueran asalariados) de grandes empresas privadas o estatales. Constituyen menos del uno por ciento de la población, pero su influencia política es absoluta, y determinan las líneas económicas que se aplican y afectan a la vida cotidiana de la totalidad de la población. Su lema sería: “Todos los gobiernos al servicio del capital; cada gobierno contra su pueblo”. Algunos estudiosos[1] hablan de la clase corporativa como nueva clase dominante. Estaría formada por los gestores de las grandes corporaciones multinacionales y del capital financiero. La democracia parlamentaria europea se ha transformado rápidamente, desde el inicio de la depresión (2007), en una partitocracia “nacionalmente inútil”, autoritaria y mafiosa, dominada por esa clase dirigente capitalista apátrida, que está al servicio de las finanzas internacionales y las multinacionales. Se produce una profunda y extensa proletarización de las clases medias, una masificación del proletariado y la erupción violenta e intermitente de irrecuperables colectivos, suburbios y comunidades marginadas, antisistema (no tanto por convicción, como por exclusión). Los Estados nacionales se convierten en instrumentos obsoletos (pero aún necesarios, en cuanto garantes del orden público y defensa armada de la explotación) de esa clase capitalista apátrida dirigente, de ámbito e intereses mundiales. Su forma de gobierno es el totalitarismo democrático: una democracia formal reducida a la mínima expresión de votar cada equis años, para elegir entre representantes malos o peores del capital, sin apenas capacidad alguna de intervención, influencia o decisión en la vida social o política. El derecho a la vida (o a no morirse de hambre), a la seguridad (frente a los ataques del capital especulativo) y a la dignidad (a unos recursos suficientes o a una vivienda), así como las libertades individuales y colectivas de expresión, asociación, manifestación, sindicación e insurrección, nacidas con la Revolución Francesa (1789-1793), han sido ninguneadas y criminalizadas. El totalitarismo democrático reduce todas las libertades y derechos al ridículo e inútil voto en una urna para elegir representantes que no representan a nadie. No guarda ya ni siquiera las apariencias formales de un gobierno del pueblo y para el pueblo. La corrupción, el pelotazo y el objetivo único de rápido enriquecimiento de la casta política y las élites económicas destruyen la menor ilusión democrática e igualitaria entre los gobernados. La oposición política o la mínima disidencia son criminalizadas y perseguidas judicialmente. Se ciegan las vías democráticas de acción y reivindicación. El dominio político del Estado por las oligarquías y las multinacionales se implanta como la única “democracia” posible. El totalitarismo democrático es una dictadura con apariencia democrática; es la ideología y el gobierno efectivo de un imperio mundial, sin banderas ni territorio, que necesita ocultar su propia naturaleza. Los métodos socialdemócrata y fascista tienden a fusionarse. La EXPLOTACIÓN del trabajo asalariado es la ESENCIA de la sociedad capitalista. Todos los esclavos asalariados padecen la explotación capitalista. Cuanto más desarrollada es la productividad del trabajo colectivo de una sociedad, mayor grado de explotación experimentan sus trabajadores, aunque puedan consumir más mercancías. La feroz lucha entre los capitalistas por superar y sobrevivir al competidor, impulsa el incremento de la explotación de los trabajadores, al margen de la buena voluntad o ética de cada empresario individual. Los capitales se fusionan y concentran, atacando sin límites las condiciones de vida y laborales de los trabajadores, amenazando con irse a otro país o con contratar más barato entre los millones de parados sin recursos. En cada país un puñado de transnacionales efectúa ventas anuales que superan ampliamente los presupuestos nacionales y empuñan el poder de dar trabajo, o no, a millones de desposeídos. La clase media sufre una fortísima degradación y descomposición, con amplios sectores de profesionales (en el ámbito de la medicina, arquitectura, enseñanza, comercio, tecnologías y servicios sociales), funcionarios y medianos o pequeños empresarios (colectivos que hace cinco años percibían elevados ingresos) que se proletarizan, o incluso quedan marginados económica y socialmente. Son la clientela de los populismos de todo tipo, desde Podemos y Ciudadanos hasta el independentismo. La lucha de clases no es sólo la única posibilidad de resistencia y supervivencia frente a los feroces y sádicos ataques del capital, sino la irrenunciable vía de búsqueda de una solución revolucionaria definitiva a la decadencia del sistema capitalista, hoy obsoleto y criminal, que además se cree impune y eterno. Revolución o barbarie; lucha de clases o explotación sin límites; poder de decisión sobre la propia vida o esclavitud asalariada y marginación. O ellos o nosotros…
Agustín Guillamón
Junio 2018
[1] SUBIRATS, Marina: Barcelona: de la necessitat a la llibertat, Les clases socials al tombsnt del segle XXI. L´Avenç, Barcelona, 2014.Read more ... |
Posted: 13 Jun 2018 08:24 AM PDT
Mini Serie de ficción especulativa de temática anarquista publicada originalmente en lamarea.com
MI DORMITORIO, 1 DE JUNIO DE 2057, 5AMEn un momento, todo ha cambiado.Mi madre duerme, habrá llegado hace 3 o 4 horas del restaurante. Por mi ventanita entra el rugir del océano, amortiguado por los muros de contención. Ayer ya leí que este domingo vuelve a tocar huracán. Todo normal, hasta que revisando los apuntes de Nanomateriales he visto el mensaje de Manolo. Manolo se va. Me quedo sin tutor de clases particulares; eso es lo de menos. No lo consideraba una mente privilegiada: tantos doctorados, tantas migraciones, ¿y acaba dando clases de repaso para comer? Pero ahora todo ha cambiado. Ahora todo tiene sentido. No me puedo creer que una cuartilla me vaya a romper así la vida. Me llevo el diario al instituto, y allí seguiré escribiendo en algún rato suelto, a ver si me aclaro las ideas. BANQUITO DEL PARQUE, 1 DE JUNIO DE 2057, 10AMMe pierdo la clase de Big Data Neuromarketing. ¿Importa? No. Necesito reflexionar antes de tomar la Decisión. En los días tormentosos como hoy, mi rincón favorito del parque -mi rincón favorito de todo New York Island, en realidad- está solitario. Mejor. Más tranquila. Falta me hace.Con la información que tengo ahora… ¿era todo esto el plan de Manolo? Siempre sistemática, llevo un rato aplicando el teorema de Bayes y resolviendo ecuaciones. Duele escribirlo, pero es evidente: Manolo es un agente ecoanarquista que ha estado preparándome para este día desde el principio. Manipulándome a mí. Lo mataría. ¿Cómo se atreve? Manipulándome para… para que haga lo que sea que haré mañana. Acompañar a mi madre al trabajo… ¿y luego, qué? ¿Tarta o cuchillo? ¿Tarta… o cuchillo? ¿Tarta? ¿O cuchillo? ¿«Pie Any Means Necessary», o el Juramento de Demophantos? ¿La ética anarquista de la no-violencia, o la táctica fascista de asesinar al oponente? Dos clásicos en pugna por mi estabilidad mental. ¿Mi estabilidad mental? ¡Ja! Quien la encuentre, que se la quede. … Ay, el agua que ha caído, cómo me he puesto. El olorcito de la tierra mojada es lo mejor que me ha pasado en lo que llevo de la semana, eso sí. Ya me centro. Como reacción al cambio climático, el mundo está sometido al fascismo desde antes de que yo naciera. Bueno, como apuntaría Manolo, no todo el mundo, solo los Estados, porque también hay regiones ecoanarquistas. Y luego está la Supremacía Estadounidense, con nuestra democracia capitalista, productivista. Como explotamos al máximo los recursos naturales, no tenemos rival, así que desde hace décadas la estabilidad global del clima se basa en mantenernos a raya mediante infiltración, propaganda y magnicidio. Ahí entro yo, si decido meterme. … No he comido. Me he saltado todas las clases de la mañana y la primera de la tarde ya. No llueve desde hace rato, pero menudo calor. Quiero volver a casa y lavarme el pelo, pero no me convienen las preguntas de mi madre. Me vuelvo al instituto, todavía llego a Fundamentos del Capitalismo. MI DORMITORIO, 2 DE JUNIO DE 2057, 4AMMala noche. Sábanas heladas de sudor. Silbidos de tormenta en mi ventanita. Y lo que me espera.Lo que me enfurece es que mis ideas políticas son casi las mismas de Johnson, el futuro ministro de defensa. Yo, como Margaret Thatcher, creo que la sociedad no existe. Existimos los individuos y las familias, y hemos de cuidar de nosotros mismos. Pero “cuidarme”, para mí, no significa lo mismo que para Johnson. Si Johnson llega a Ministro de Defensa, nos meterá en una guerra de invasión como las del siglo XX. A él, reactivar el complejo industrial-militar le resolverá lo que le queda de vida. A mí, en cambio, no me va a dar ningún beneficio, y además yo soy muy joven. Este es mi planeta, no tengo otro, y mi planeta no va a poder resistir otra guerra a escala global. Nos coceríamos en nuestros propios jugos, porque el clima no resiste. No resiste. Son cálculos obvios. Yo he sido capaz de hacerlos desde que era una niñita. Así que, como muchos antes que yo, tengo la responsabilidad de meterme en esta ecoguerra fría. … Me he tenido que quitar las gafas un rato para aliviar la sobrecarga de información que noto en el cerebro. Me laten las sienes. La decisión está tomada. Esta noche, como tantas, acompañaré a mi madre al restaurante, a estudiar en mi rincón del almacén. Como cada sábado, Johnson, el candidato a Ministro de Defensa, vendrá a cenar con sus guardaespaldas. Yo le prepararé un postre especial para felicitarle por su anunciada candidatura, y mi madre, su camarera favorita, me acompañará a su mesa. En la mesa, será lo que tenga que ser, y luego, correr. Correr hacia la salida trasera y por el callejón, correr hasta la habitación en el puerto que me ha preparado Manolo. Dejar atrás a sus guardaespaldas, a mi instituto y a mi madre, correr hacia el exilio, correr hacia la migración. Porque si no corro lo bastante esta frase será la última que escriba en mi diario.
Alejandro Gaita
Investigador en magnetismo molecular y computación cuántica. Sobre ciencia, racionalidad, mundo académico y temas sociales.
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Posted: 13 Jun 2018 02:05 AM PDT
La situación social en el Estado Español está lejos de haber mejorado para las clases populares, después de la brutal andanada contra la clase trabajadora que ha representado la crisis iniciada en el año 2007. Los salarios por hora en España se redujeron un 7,6% entre los años 2008 y 2015 (último dato disponible). Teniendo en cuenta la evolución de la jornada de trabajo, factor clave en la precarización de la condición obrera, la caída de los salarios por trabajador alcanza el 12% en ese período. Si, además, atendemos al tipo de contrato, la devaluación salarial ha sido mucho más marcada para los trabajadores temporales que sufrieron un recorte del 13,5% a lo largo de estos siete años.
Así, mientras los precios han subido un 13,7 %, no ha dejado de aumentar la parte de la renta nacional en poder de los capitalistas: uno de cada dos euros se va a remunerar al capital. Se han perdido 30.000 millones en salarios y los beneficios han aumentado en 14.000 millones durante la crisis. En cuanto al salario indirecto, en la forma de prestaciones sociales públicas, la situación es cada vez más insostenible: cierre de grupos y aumento de ratios de alumnos por aula en los centros escolares, hacinamiento combinado con infrautilización de los hospitales y centros de salud, un desmedido aumento de las listas de espera quirúrgica, diagnóstica y de consultas (concretamente la lista de espera quirúrgica se ha disparado, pasando de 362.762 personas en 2006 a 614.101 -un 69,28% más- en 2016), lo que ha llevado a muchas personas a contratar pólizas de seguros privados. Además, en este momento hay ya 14 millones de trabajadores pobres (que, pese a tener un empleo, no consiguen salir de la miseria, los llamados working poors). Desde 2011 se mantienen más de 1,8 millones de hogares con todos sus miembros en el paro, una tasa de cobertura de la prestación de desempleo que no llega al 56 % y una tasa de pobreza de más del 22 % de la población. Y, por supuesto, todo ello ha venido acompañado de ataques decididos contra el derecho de huelga y de una represión acrecentada en la esfera pública, en la calle y en los puestos de trabajo, que está normalizando las condenas penales por hacer uso de la libertad de expresión y está construyendo un discurso autoritario de negación de los derechos más elementales (como el de asociación o el de reunión) para las organizaciones de las clases populares. Es la hora, pues, de que la clase trabajadora tome cartas en el asunto, se auto-organice, se movilice y de la vuelta a la situación mediante la lucha y la presión social. Es la hora de un sindicalismo de combate, asentado en la participación protagónica de la clase y en la acción sin intermediarios. Un sindicalismo de ese tipo, por supuesto, tiene que ser un sindicalismo unido, capaz de golpear coordinadamente donde más le duela a la oligarquía patria y a los grandes financieros internacionales. Un sindicalismo de base, ampliamente participativo, pero también fuerte, integrado, estructurado y organizado. Es, pues, la hora en la que más necesitamos la construcción de Un Gran Sindicato (One Big Union, como decían los wobblies en Estados Unidos a inicio del siglo XX) no burocratizado, volcado en la acción directa y con un discurso y un modelo de sociedad propios que le hagan capaz de intervenir con fuerza en el desarrollo cambiante y acelerado de los acontecimientos sociales de nuestro tiempo. Un sindicalismo de clase, unitario y combativo que se plantease dar la batalla en serio en estos tiempos de crisis, ultraliberalismo y deriva autoritaria del Estado dirigido con mano de hierro por los capitalistas, debería tener en cuenta algunos ejes de actuación importantes: – La importancia estratégica de la infraestructura logística y de transportes para la economía moderna. En una economía globalizada en la que los productos y los trabajadores tienen que realizar grandes desplazamientos para conseguir valorizarse en el mercado, los nodos logísticos y las actividades de transporte, ya sean de mercancías, materias primas o fuerza de trabajo, se convierten en el auténtico sistema sanguíneo del capitalismo. Sin puertos, infraestructuras ferroviarias, líneas de Metro y autobús, grandes almacenes de distribución y redes de riders y transportistas que entregan el producto acabado al consumidor, la economía moderna, globalizada y basada en cadenas de valor transnacionales y en una fuerza de trabajo expulsada a barrios apartados de las grandes metrópolis por la especulación inmobiliaria en los centros urbanos, sería incapaz de mantener el proceso de acumulación. Tenerlo en cuenta a la hora de la organización obrera y, muy señaladamente, a la hora de implementar la huelga general, puede ser decisivo. La posibilidad de paralizar las capacidades del capital para trasladar las mercancías del lugar de producción al de ensamblaje o al de compra (y estamos hablando tanto de los productos terminados como de la fuerza de trabajo humana y de las materias primas) es de una importancia estratégica innegable. – La creciente importancia del trabajo cognitivo en el marco de la producción moderna. Lejos de cualquier tipo de metafísica sobre el cognitariado o la producción inmaterial, lo cierto es que las capacidades obreras para el trabajo intelectual y relacional y el dominio, flexible y amplio, de los conocimientos tecnológicos y sociales, es cada vez más necesario para desarrollar el trabajo en los capitalismos centrales. Esto puede dar lugar a nuevos tipos de explotación, y se quiere utilizar, por parte del Capital, como una oportunidad para la interiorización obrera del discurso ultraliberal (lo políticamente correcto, la metafísica del emprendimiento y la conversión de uno mismo en una marca como soluciones a las contradicciones crecientes de la explotación). Pero también puede ser una ventana de oportunidad para el desarrollo de las capacidades de la clase trabajadora para tomar el control de la producción y para generar una militancia que, sobre la base del trabajo intelectual de masas y colectivo, supere la simple oposición rutinaria a la patronal para abrir espacios a una creatividad acrecentada y a nuevas formas de constitución de lo real. – El proceso de precarización creciente de la condición obrera, con la expansión de las zonas grises del Derecho del Trabajo (falsos autónomos, trabajo-formación, trabajo migrante…), así como con la flexibilización en aumento de la relación laboral (trabajo temporal, a tiempo parcial no deseado, subcontratación, ETTs, empresas de servicios…). Una precarización en lo laboral que se ve acompañada del efecto empobrecedor de los recortes sociales en las prestaciones públicas por desempleo, servicios sociales, educación, sanidad o remuneraciones por jubilación, generando un proceso de empobrecimiento de masas centrado fundamentalmente en las nuevas generaciones. Un proceso que, ante la labilidad de relaciones laborales precarias en las que el despido es cada vez más fácil y la vinculación con la empresa menor, y ante la degradación creciente de las barriadas obreras, impone una recuperación estratégica de lo espacial y barrial como nodos de lucha y de construcción sindical, de generación de contrapoder obrero basado en las redes de solidaridad de lo precario y en una visión global de las necesidades obreras que no se acabe en las contradicciones existentes en el centro de trabajo, para alcanzar también realidades como la falta de vivienda salubre y asequible o el abandono de la juventud migrante en situaciones de marginalidad. – La importancia estratégica de la defensa de los servicios públicos y de su transformación en instituciones del común. Los servicios públicos se han convertido en el gran blanco actual de las ofensivas del neoliberalismo. Se trata de yacimientos de plusvalor que aún no han caído en las manos de los fondos de inversión y la empresa privada. La degradación de la Seguridad Social, el desmantelamiento de la sanidad y la educación, la gestión privada de la limpieza o el transporte urbanos buscan esencialmente el mismo resultado: desposeer a las poblaciones de formas de salario indirecto de alcance universal y generar áreas de negocio para un capital que busca desesperadamente nuevos espacios donde invertir sus excedentes. La lucha contra las privatizaciones y por la remunicipalización y la transformación de los servicios públicos en un parque colectivo de instituciones comunales, con nuevas formas de gestión centradas en la cogestión entre trabajadores y comunidades, es una apuesta por la defensa de las condiciones de vida las clases populares, así como por su empoderamiento y por la construcción de las condiciones materiales para una sociedad socialista libertaria. – La importancia innegable de la experimentación con formas de gestión cooperativa y autogestionada de empresas y recursos colectivos. En momentos de crisis, la recuperación de empresas por parte de los trabajadores y la constitución de emprendimientos productivos es una salida para una parte de la clase obrera tradicional empujada hacia el paro y la exclusión, así como para un sector de la clase media en proceso de proletarización. La articulación de redes y de bancos de herramientas comunes (tanto teóricas como materiales) en las que quepa tanto el sindicalismo de combate como los movimientos de la economía social y la autogestión enriquecería fuertemente a ambas partes, y les dotaría de una visión sistémica y de conjunto de sus tareas. El ejemplo de la Red Internacional La Economía de los Trabajadores, que agrupa a académicos, activistas, sindicalistas y trabajadores de empresas recuperadas de todo el mundo es ampliamente representativo. Teniendo en cuenta estos ejes estratégicos de actuación, un sindicalismo desde abajo, revolucionario y asambleario, podría construir un programa conjunto de avance para la clase trabajadora, como propuesta a la sociedad contra la crisis y por la recuperación de la palabra y el contrapoder obreros. Un programa que, sin duda, debería incluir cosas como las que se indican en el párrafo siguiente: Modificación de las leyes que sean necesarias del Derecho Laboral para garantizar la seguridad y estabilidad en el trabajo (empezando por la imposición de la readmisión obligatoria en caso de despido improcedente o de utilización sin causa de la contratación temporal), para quebrar la base del proceso de precarización de la clase. La conformación de mecanismos crecientes de participación de los trabajadores en la gestión de las empresas, empezando por las cogestión sindical de las empresas públicas y estratégicas, así como por la constitución de Consejos Autónomos de Trabajadores, revocables y sometidos a mandato imperativo ante la asamblea de los empleados, con competencias de gestión, que sustituyan a los actuales Comités de Empresa. La reivindicación del tiempo de vida de la clase trabajadora, con la disminución universal de la jornada laboral, sin pérdida de salario. La defensa de los servicios públicos y la lucha por convertirlos en instituciones del común, cogestionadas por los trabajadores y las comunidades de usuarios. El aumento de los sueldos y de las prestaciones sociales públicas para recuperar la capacidad adquisitiva hurtada con la excusa de la crisis y avanzar en la construcción de una economía del trabajo y no del plusvalor. La garantía de la prevención de riesgos laborales, legislando para garantizar el ingreso en prisión de los patronos que obliguen a sus empleados a trabajar sin las condiciones de seguridad adecuadas. La generación de mecanismos legales que permitan acabar con la brecha salarial de género y garantizar los cuidados en las familias obreras, por la vía de su socialización y del reparto equitativo en la pareja, mediante reivindicaciones como un permiso de crianza igual e intransferible para ambos progenitores. Y, por supuesto, muchas más que se pudieran plantear en un proceso participativo de construcción de un programa transitorio de avance obrero, en el buen entendido de que el programa transitorio es eso, transitorio, temporal, y no es un fin en sí mismo, sino una palanca para avanzar en la construcción revolucionaria de una nueva sociedad. ¿Cómo articular, pues, un proceso de confluencia amplio y participativo que permita construir este sindicalismo unitario y de combate? ¿Cómo generar los espacios que lleven, algún día, a un gran Congreso Obrero, a un proceso multitudinario de organización de la clase? Proponemos algunos elementos a tener en cuenta: En primer lugar hay que partir de lo que hay, no de lo que nos gustaría que hubiera. Lejos de plantear unificaciones orgánicas prematuras o la apertura de espacios que no tengan en cuenta la realidad del ecosistema material conformado por las organizaciones existentes, lo que debemos intentar es construir la unidad de hecho desde la coordinación creciente de las iniciativas y el trabajo el común. Espacios como el Bloque Combativo y de Clase, o los que le puedan suceder, son el embrión de un proceso de unificación de las luchas que ya está sucediendo. Profundizar ese proceso precisa de generosidad, lealtad y voluntad de trabajar en condiciones de equidad por parte los distintos sindicatos combativos. Abrirlo a otros organismos obreros no sindicales y coordinarlo, a su vez, con los movimientos sociales, es también una necesidad. La construcción de un Bloque Obrero amplio y plural como alternativa al sindicalismo oficialista y burocrático, sobre la base del trabajo efectivo y no de las declaraciones de intenciones, puede generar la confianza mutua imprescindible para posteriores avances más profundos. Además, el Bloque Obrero en constitución continua debe establecer las alianzas oportunas con otros sectores sociales para hacer avanzar su proyecto de sociedad y crear un colchón social amplio contra la represión que vendrá. Alianzas con todos los sectores precarios organizados de manera autónoma, con los movimientos sociales que buscan una transformación progresiva (como el ecologismo, el feminismo, la autogestión…), con los sectores de clase media que estén dispuestos a luchar por una profundización democrática de la sociedad o que enfrenten procesos de proletarización relacionados con la expansión de las nuevas tecnologías y las mutaciones del proceso productivo globalizado (abogados, intelectuales, taxistas, autónomos, etc…), con las personas y profesionales de buena voluntad que denuncien la represión contra las clases populares y la deriva autoritaria en ciernes, etc. Se trata de generar un Bloque social amplio y plural que sirva de ecosistema en el que difundir y expandir el proyecto obrero y generar la suficiente masa crítica para hacer vencer su alternativa de sociedad. Ahora bien, este marco de alianzas amplio y no sectario, no debe edificado a cualquier precio. Hemos visto reiteradas veces el resultado de confiar en el electoralismo y el legalismo que impone la hegemonía de la clase media y los profesionales de la política en la representación de las luchas populares. El movimiento obrero no puede ser dependiente de los intereses y necesidades de burocracias (por muy obreras que se proclamen) ni de aventureros políticos o sectores ambiciosos de la clase media. La independencia del nuevo sindicalismo revolucionario es un activo estratégico a salvaguardar. Y eso, visto los últimos acontecimientos relacionados con el llamado “asalto institucional” en nuestro país, muy probablemente impone un tiempo de reflexión y crecimiento al margen y en plena autonomía de los proyectos electorales y de los profesionales de la política. El apoliticismo (en el sentido electoral) no es una cuestión de principios o de dogmas, sino que está relacionado con una necesidad práctica del día: la imprescindible apertura de un espacio autónomo para el debate y la construcción orgánica del movimiento obrero que ponga en primer lugar las necesidades y los intereses del propio movimiento, sin hipotecas ni direcciones externas. Generar una militancia y una representatividad propias, un discurso independiente y una trama organizativa autónoma de los aparatos que buscan lo institucional es irrenunciable e imprescindible. Todo ello, además, debe llevar a la emergencia de nuevas prácticas y nuevos discursos obreros producto de formas innovadoras de entender la lucha sindical. Las mutaciones del aparato productivo han sido brutales en las últimas décadas. La subcontratación, las plataformas colaborativas, el teletrabajo, el biga data aplicado a la selección de personal o a la gestión de recursos humanos, la robotización, los avances en el reconocimiento facial y la videovigilancia, etc, abren nuevos espacios de confrontación entre clases y generan un escenario radicalmente transformado. No podemos ir al rebufo de los acontecimientos. Tenemos que cabalgar la ola de la transformación productiva con formas innovadoras de lucha de clases: experimentar con formas de organización transnacional y con luchas que abarquen la cadena de valor en su conjunto (sin quedar limitadas a la empresa o al centro de trabajo), con la utilización de las nuevas tecnologías para la lucha y con la recuperación de la expresividad barrial de los malestares proletarios. Innovar, en este momento, es imprescindible. Y para generar la trama de debate abierto y creatividad que puede dar lugar a dichas innovaciones, tenemos que prepararnos para un gran avance cultural y formativo sobre la sociedad y sobre nuestra militancia. Recuperar la urgencia favorable a la expansión del conocimiento y la cultura que fue una de las tradiciones fundamentales del anarcosindicalismo ibérico. Ateneos, Centros Sociales, Escuelas Sindicales, tanto como revistas, webs, periódicos e iniciativas audiovisuales, no sólo como expresión oficialista de una doctrina de grupo (la eterna lengua de madera de las organizaciones radicales), sino como nodos de reflexión proliferante, creativa y múltiple: abrir espacios para las múltiples palabras obreras, para encontrar los nuevos discursos y experiencias del nuevo tiempo. Nuevos discursos y nuevas prácticas. No nos cansaremos de decirlo: la organización revolucionaria es el Partido de la Acción. El sindicalismo de la clase obrera autoorganizada es el crisol de la iniciativa y la lucha. Sin lucha no hay avances. Las inmensas contradicciones sociales que nos rodean, en este gigantes proceso de mutaciones que está sufriendo el capitalismo histórico, y que están empujando a gran parte de la clase trabajadora a la miseria y a la desesperanza, no se resolverán por encontrar el discurso apropiado, y menos aún por cambiarle el nombre a las cosas y buscar nuevas palabras para llamar de forma distinta a la misma lucha de clases. Las contradicciones sólo se resuelven por la acción. La acción colectiva, concertada, múltiple, proliferante, lo más organizada que sea posible (pero recordando que la organización es la organización de las luchas y está a su servicio, y no es un fin en sí misma), incansable e insegura. Un sindicalismo de combate es la acción autoorganizada que la clase trabajadora despliega para mover el mundo, para cambiarlo de base, para negar lo que la constriñe a la impotencia y a una vida detenida e hipotecada. Luchando, la clase obrera se constituye como su propia negación creativa: deja de ser un rebaño pasivo y explotado para convertirse, tendencialmente y de hecho, en el conjunto de las mujeres y hombres libres, fraternos e iguales del mañana. Estamos en ello.
José Luis Carretero Miramar
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Posted: 12 Jun 2018 02:15 PM PDT
Volem acollir perquè ja estem fartes
de mantenir a les elits a costa de nosaltres. I perquè estimem la nostra terra que no vol dir res més que el nostre poble, perquè els antifeixistes tenim memòria i la República un deute amb la classe obrera. Que els edificis dels grans bancs tremolin en veient la flama llibertària. Que els edificis dels grans bancs tremolin sàpiguen què és el poble qui mana.
[CASTELLANO]
Queremos acoger porque ya estamos hartas
de mantener a la élites a costa de nosotras. Y porque amamos nuestra tierra que no quiere decir nada más que nuestro pueblo, porque los antifascistas tenemos memoria y la República un deber con la clase obrera. Que los edificios de los grandes bancos tiemblen viendo la llama libertaria. Que los edificios de los grandes bancos tiemblen sepan que es el pueblo quien manda. Read more ... |
Posted: 12 Jun 2018 11:16 AM PDT
Viernes 15 junio, 19:30h.
Mujeres que se opusieron a la Primera Guerra Mundial
Charla presentación del libro con Mujeres de Negro de Madrid, sus editoras.
En LaMalatesta. c/Jesús y María, 24 de Madrid <M>Tirso de Molina/Lavapiés
En junio de 2014 el grupo Mujeres de Negro contra la Guerra, de Madrid, decidimos dedicar nuestro comunicado mensual a las mujeres que se habían posicionado contra la Primera Guerra Mundial. Este comunicado recogió algunos nombres de estas mujeres e hicimos referencia a varios Congresos pacifistas que tuvieron lugar a comienzos del Siglo XX. En ese momento queríamos visibilizar a las mujeres que nos habían precedido y mostrar nuestro reconocimiento, y a la vez establecer una conexión entre ellas y las mujeres que en la actualidad trabajan por la desmilitarización social y por un mundo sin guerras.
Pronto nuestra curiosidad nos llevó a indagar más sobre aquellas mujeres que tuvieron el valor de oponerse a la Gran Guerra. Poco a poco fueron apareciendo nombres de mujeres pacifistas que apenas conocíamos, y lo que iba a ser un pequeño folleto con las biografías de unas cuantas mujeres se convirtió en una búsqueda entusiasta de nuevas noticias sobre sus apasionantes vidas y experiencias.Tenemos que decir que esta búsqueda no ha sido fácil, en parte debido a nuestras propias limitaciones. Es cierto que hay mucha información sobre las mujeres más destacadas de aquella época pero hasta ahora no hemos encontrado una relación amplia de mujeres pacifistas en el periodo de la Primera Guerra Mundial, sino biografías dispersas en algunas ediciones o en páginas web. Este ha sido nuestro reto, intentar reunir en un solo texto sus nombres, sus vidas, sus aportaciones al feminismo y al pacifismo, aunque de manera muy resumida. Estas mujeres, olvidadas durante tanto tiempo sentaron las bases del pacifismo y el feminismo que conocemos hoy en día. Mujeres de Negro contra la guerra, Madrid - LaMalatesta Ed., Madrid 2018 158 págs. Rústica 21x15 cm ISBN 9788494785603 http://www.lamalatesta.net/product_info.php/products_id/60007 Read more ... |
Posted: 12 Jun 2018 03:55 AM PDT
19 de junio de 2018, martes, a las 19.00 h. en la FAL, Peñuelas 41.
El libro Asedio. Historia de Madrid en la guerra civil (1936-1939), cuyo coordinador es Gutmaro Gómez Bravo, profesor del Departamento de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense de Madrid, recoge los resultados del proyecto de investigación denominado “Madrid, 1936-1939: capital, frente, retaguardia y ciudad en guerra". En dicho libro se abordan diferentes problemáticas relativas a la historia de la capital madrileña durante la guerra civil, entre ellas facetas como la forma de vida de la población dentro de una ciudad sitiada y asediada, el impacto del inmediato frente periurbano en la ciudad misma, las funciones propias de su consideración como retaguardia o su carácter de acogida, expendiendo servicios públicos, educativos, sanitarios y demás infraestructuras propias de su capitalidad. En conjunto se trata de un completo trabajo colectivo sobre el Madrid de la guerra, que trasciende más allá de la mera visión periodística al uso, mediante una rigurosa y profunda perspectiva académica de investigación acerca de las diferentes dinámicas políticas, sociales y geoestratégicas que se produjeron en la ciudad a lo largo del período señalado. La obra, publicada por Ediciones Complutense, reúne las aportaciones de una veintena de investigadores que han intervenido en el proyecto, y de entre ellas, en relación con el anarquismo en el Madrid de la época, el capítulo de Javier Antón dedicado a “Los ateneos libertarios en Madrid de 1936 a 1939”, novedosa aportación pionera en esa temática. Read more ... |
Posted: 11 Jun 2018 04:12 AM PDT
14 de junio en la sede de la FAL (C/ Peñuelas 41) 20:00 h.
Entre 1931 y 1936 se produce el mayor número de huelgas laborales, económicas y políticas de la Historia de España, donde las movilizaciones obreras alcanzan en amplitud y profundidad todos los sectores productivos. La afiliación a partidos obreros y a sindicatos —con circulación de prensa y propaganda revolucionaria—, incorpora millones de trabajadores a luchas reivindicativas en un permanente enfrentamiento con la patronal, la Guardia Civil y los diferentes gobiernos republicanos. En el tratamiento de la teoría de Marx y sus aplicaciones prácticas, ha primado la propaganda sobre el rigor analítico. La práctica totalidad de estudios sobre la actuación de los partidos obreros han sido normalmente realizados para exponer —cuando no justificar— el comportamiento político y los puntos de vista de cada uno de ellos. Existen múltiples y variadas obras sobre la intervención de cada una de estas organizaciones en dichos acontecimientos. Son muchas menos las realizadas sobre una exposición crítica respecto de sus presupuestos ideológicos. Pero no hay ninguna que aborde al mismo tiempo el comportamiento de todas ellas respecto de los mismos planteamientos teóricos y su actuación simultánea. Para entender los motivos por lo que la Guerra Civil se realiza por medios exclusivamente militares por parte de los partidos obreros mayoritarios, en lugar de utilizar los métodos y objetivos revolucionarios que realizan los trabajadores a través de sus sindicatos desde el 19 de julio, es imprescindible examinar el comportamiento de la clase obrera desde 1931 en paralelo a la evolución e intervención política de las organizaciones marxistas. No es posible entender ni el estallido de la Guerra Civil ni su evolución y desenlace, sin examinar la actuación del movimiento obrero y sus partidos durante el período republicano anterior. El autor: ANTONIO RUBIRA LEÓN es Licenciado en Historia —con la especialidad en historia contemporánea de España— y Doctor en Ciencias políticas, ambas por la UNED. Ha centrado sus investigaciones en el análisis comparativo entre la teoría política de Marx y la aplicación práctica que sus diferentes expresiones organizadas han llevado a cabo: socialismo, comunismo y estalinismo. El estudio sobre la intervención política del partido bolchevique en la Revolución rusa y la III Internacional hasta 1922, y la realizada posteriormente por el estalinismo —especialmente en la Segunda República y la Guerra Civil española— constituye el análisis de su tesis doctoral, «Marxismo y estalinismo en la acción política de la Segunda República española 1931-1936. Teoría y práctica» en que se basa este libro. Más datos sobre el libro: http://laertes.es/index.php?route=product/product&product_id=1081 Read more ... |
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