HISTORIANDO EL “POR QUÉ PERÓN SIGUE SIENDO PERÓN”
Continuando con la serie de notas que comenzó con “Esencia de la economía peronista” publicada anteriormente va la siguiente.
Por Victor Leopoldo Martinez
Que el Peronismo cambio el curso de la
historia nacional ya nadie tiene ninguna duda; especialmente los
trabajadores, los pobres y los humildes que fueron sus beneficiados;
pero fundamentalmente la oligarquía local que fue quien más lo tomó como
un padecimiento para su codicia. Jamás aceptó ese reparto equitativo
de la riqueza nacional que Perón decidió implementar concretamente desde
su llegada a la Secretaría de Trabajo y Previsión y durante sus dos
primeros gobiernos. Hasta 1943, la dirigencia partidocrática socialista
y comunista siempre terminó jugando para los intereses patronales y
oligárquicos por identificación cultural con el pensamiento europeo.
Si uno se toma el trabajo de indagar
sobre el porqué de la vigencia del peronismo como movimiento político-
social revolucionario y fenómeno cultural dentro de nuestra historia, se
encuentra con hechos, datos, actitudes y modos de entender la política
que no han variado en lo más mínimo a lo largo del tiempo (1824-1943) y
que lógicamente hacen de este lo más confiable como ideario, y como
doctrina Patriótica de vida. Quizá porque fue Perón un continuador del
ideario Sanmartiniano y Rosista en cuanto a que lo primero es la Patria;
quizá porque fue el que mejor entendió el sentido de la aparición del
Irigoyenismo y todos los posteriores Forjianos que comenzaron a
visualizar la necesidad de construcción de un movimiento popular de
masas, quizá porque fue el único que en situación de poder supo orientar
la distribución de la riqueza en beneficio del hombre trabajador. Y
esto es claro ya que 18 años de proscripción no pudieron con él.
Persecuciones, secuestros, asesinatos y desapariciones dictatoriales
para aplicar las mismas y remanidas políticas económicas de siempre
tampoco pudieron. Menos aún lo lograron con infiltraciones por derecha
para traicionar y realizar entregas patrimoniales en nombre de él como
las que hizo el menemismo.
Y… Es difícil extirpar del corazón un
sentimiento. Es demasiado evidente que el peronismo como sostenemos con
Pedro, es ante todo un sentimiento.
Pero también refleja, entre otras cosas,
la pobreza mental y cultural de la clase oligárquico-privilegiada
vernácula que odia y combate al peronismo. De esto me ocuparé en el
presente artículos. Esta caracterización de “clase social ignorante” que
hago se da en ellos por pura haraganería nomás; clase social siempre
carente hasta de sentido propio, de originalidad para forjarse un
perfil que le de identidad ante el mundo. ¡No! De tan haraganes que son
sus miembro prefirió siempre tomar identidades ajenas para terminar
siendo una simple clase oligárquica tilinga dentro del contexto
oligárquico internacional. Según el decir popular “simples burros con
plata”. Para citar un ejemplo va el párrafo siguiente:
Cuenta el gran “Colorado” Ramos (Jorge
Abelardo) en su “Historia de la Nación Latinoamericana” (pág. 347/48-
Peña Lillo-Corregidor) y con el tono socarrón que siempre lo caracterizó
que: “Hacia el año 1930, la
oligarquía argentina rebosaba de satisfacción. Sus miembros viajaban a
Europa todos los años con una comitiva asiática. Se dejaban esquilmar
por los hoteleros franceses con una soberbia displicencia e importaban
en cambio para su solaz, a los grandes espíritus disponibles de la
época. De este modo Ortega y Gasset conoció Buenos Aires y retribuyó
atenciones adjudicándonos como pueblo ‘una vocación imperial’ (¿?)” Pero al pobre Ortega parece que se le escapó un gas y Ramos rápidamente lo olfateo: “El peso argentino equivalía a un dólar (¿Les suena esto? ¡Cavallo!) y
las amerengadas damas de ‘Amigos del Arte’ lo sabían. Ortega
sobresaltó a este insignificante mundillo cuando pretendió, en su
euforia, llamarlas ‘criollas’”. Entonces Ortega concluyó según Ramos con que: ‘No
les era grato oírse llamar criollas, un vocablo que yo les lanzaba con
todo entusiasmo, como si él solo fuese ya un madrigal. Entonces caí en
la cuenta de que esa voz, como tantas otras, ha tenido mala suerte.
Porque en ese cambio de sentido sobreviven luchas civiles que hubo en
este país’. El “Colorado” remata diciendo: “… por alguna misteriosa razón la palabra ‘criolla’ incomodaba a las elegantes de Buenos Aires”.
Pero por qué parto de 1824. Hoy el país,
de la mano de Macri, retomó la senda del endeudamiento. Entonces vale
recordar que el primer gran empréstito (endeudamiento externo) que
adquirió el país se hizo de la mano de Rivadavia (o sea el sillón
presidencial lleva el nombre del primer endeudador grande que tuvo el
país. ¡Todo un símbolo! Y esto para que el lector tenga en claro cómo la
oligarquía cipaya operó en desmedro del país y en beneficio propio
desde su nacimiento; solo le bastaba con tener el control del poder
político, un constructor de la historia oficial –Mitre- y darle tiempo
al tiempo para retomar el control). Además resulta interesante ver de
qué manera estos negociados financieros reportaban –y siguen reportando
aún hoy- beneficios inmediatos a sus “operadores”. De este modo uno
puede descubrir que los actuales negociados externos (con Macri evasor
fiscal compulsivo y Prat Gay a la cabeza) no son para nada nuevos ni
originales ya que como en antaño, los “muchachos de los mejores equipos
de Macri” fueron los anteriores operadores en el endeudamiento externo
de casi 180.000 millones de dólares, deuda total y absolutamente
ilegítima contraída desde 1976 hasta el 2001 y hoy son los “eficientes
operadores” para el pago de la misma a los tenedores Buitres de bonos
basura(emitidos durante la dictadura, el alfonsinismo y el menemato) sin
que nadie se entere cuanta “comisión” recibieron por los servicios
prestados.
Vayamos al inicio de aquel primer endeudamiento. El 1 de julio de 1824 se contrató con la Banca Baring el empréstito por 1 000 000 de libras esterlinas.
El 15% de diferencia de colocación representó 150 000 libras, de ellas
el consorcio en su conjunto se llevó 120 000 libras en carácter de
“comisión”, y los 30 000 restantes fueron para Baring. Pero ¿quiénes
integraban ese consorcio? Rivadavia fue el hacedor de ese consorcio que
representó al Gobierno de Buenos Aires para la colocación del
empréstito al tipo de 70%. El consorcio estaba encabezado por los
señores Braulio Costa, Félix Castro, Miguel Riglos, Juan Pablo Sáenz
Valiente y los hermanos Parish Robertson, quienes en virtud del poder
conferido celebraron el acuerdo en Londres con la banca Baring
Brothers.
Como la colocación en el mercado sería
fácil, la Baring propuso al consorcio colocarlos al 85%, pagando 70% a
Buenos Aires y repartiéndose el 15% de diferencia con el consorcio.
La operación con la Bering inglesa (como buenas “corsaria” de la corona) tuvo sus ribetes leoninos. El
Estado de Buenos Aires “empeñaba todos sus efectos, bienes, rentas y
tierras, hipotecándolas al pago exacto y fiel a la suma de 1 000 000 de
libras esterlinas y su interés“. Como no quedó especificado
cómo llegaría el dinero a Argentina, el consorcio (ni lerdo ni perezoso)
informa a la Casa Bering que la mejor manera era enviando letras
giradas contra casas comerciales de prestigio que dieran garantías en
Buenos Aires. No por casualidad, una de esas casas comerciales era la de
Robertson y Costas, dos miembros del consorcio. Al final, del millón de
libras que totalizaba el “préstamo”, sólo llegaron a Buenos Aires 85
mil libras esterlinas en moneda contante y sonante y 570 000 en
papeles (letras de cambio) que solo sirvieron para sumar intereses al
“palo” de libras esterlinas. El Estado Argentino terminó de pagar aquel
empréstito en 1912 (82 años después).
Traigo a colación esto para que el lector
entienda qué significa endeudarse externamente, para que sepa de qué
se trata cuando escucha que “Macro compromete el futuro de los
argentinos” endeudando al país; para que se conozcan quienes salen
beneficiados en realidad con estas operaciones y el tiempo que le lleva
al Estado (el pueblo) saldarla a costa de padecer los conocidos
“ajustes saneadores de economía” que implementan los mismos personajes
que nos endeudan.
Pegando un salto cronológico, el propio
Enrique Silberstein, ese “no peronista” de quien estamos extrayendo
partes de uno de sus trabajos con los cuales graficar el modus operandi
de nuestra oligarquía, nos cuenta: “El
Ingeniero Luis Duhau, presidente de la Sociedad Rural en el período
1926-1928, lanza la frase que determinará el futuro del país por los
próximos 20 años. Duhau dijo: ‘hay que comprar a quién nos compra’”. Luego lo complementa tomando de Smith[1] lo siguiente: ‘Impreso
esto en el encabezamiento de toda la correspondencia de la S.R., pronto
se convirtió en uno de los lemas oficiales de la institución. Sin
embargo en la práctica el lema significaba que la Argentina debía ligar
su economía a la de Gran Bretaña. Inglaterra era, desde lejos, el
principal importador de productos argentinos, en especial carne, y
estaba entre las principales exportadora de artículos manufacturados al
Plata’.
Silverstein continua: “…
esta política tendía conscientemente a hacer de la Argentina una
especie de colonia económica de Inglaterra. Se promovía pues, la
dependencia en nombre de la independencia…” “… si se tiene en cuenta
que Luis Duhau era uno de los invernaderos más poderosos de la Pcia. de
Bs. As., que siendo director del Banco de la Nación en 1928, aconsejó la
creación de la Oficina de Investigaciones Económicas del Banco, cuyo
director fue Raúl Prebisch, (Hoy Aranguren, CEO de Shell,
Ministro de Energía, Prat Gay operador del JP Morgan, etc, etc, y hasta
una inepta como Laura Alonso en la Oficina Anticorrupción)
que Raúl Prebisch acompañó a Julio A. Roca a Inglaterra para
intervenir en las tratativas del pacto Roca-Runciman, que Luis Duhau fue
ministro de Agricultura del gobierno de Justo que fue el principal
destinatario del llamado ‘debate de las carnes que Lisandro de la Torre
protagonizó en el Senado de la Nación, revelando que los frigoríficos le
pagaban a Duhau elevados precios que no le pagaban a ningún otro
invernadero, se tendrá una pequeña idea de la importancia de la frase
del personaje. Redondeando el todo, recordando que Raúl Prebisch fue el
gerente general del Banco Central de la República Argentina, creado en
1935. Y que Perón lo rajó.”
Para terminar esta entrega solo basta
recomendar la lectura del trabajo de Arturo Jauretche “El Plan
Prebisch, retorno al coloniaje” sobre la reaparición de este personaje
(como reaparece Domingo Cavallo) luego del golpe de 1955 donde Jauretche
sostenía: “La enorme masa de obreros y empleados tendrá que
ajustar el cinturón a fin de salvar el país de una catástrofe que sólo
existe en la inventiva de Prebisch” (¿Le suena esto?) y está pequeña semblanza sobre cómo actúa nuestra oligarquía estará cerrada.
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