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Elecciones en
Colombia: todo el régimen contra Gustavo Petro
Pedro Santana
Rodríguez
ALAI AMLATINA,
07/06/2018.- El
resultado de la primera vuelta presidencial dejó como hemos
señalado varios hechos innegables que merecen la pena de ser
recordados. El centro izquierda logró cosechar unos resultados
que no había logrado en la historia del país a lo largo de toda
su vida republicana. El voto libre representado en las
candidaturas de izquierda democrática por Gustavo Petro y el
voto del centro político representado en la candidatura de
Sergio Fajardo, obtuvieron 9´440.950 votos y sumaron el 48,81%.
Si a ello se agregan los votos del candidato Humberto de la
Calle, 399.180, estos tres candidatos que representan en
Colombia el espectro político del centro izquierda lograron el
50,87% del total de la votación que hubiese bastado, de lograr
una coalición, para ganar en primera vuelta. Estos tres
candidatos además a lo largo de la campaña se comprometieron a
cumplir con los Acuerdos de Paz sin reparos. Si a ello se suma
la votación de Germán Vargas Lleras que al final de su errática
campaña manifestó que apoyaría los acuerdos puesto que sus
críticas ya habían sido recogidas por el Congreso y las Cortes,
se llegaría un 58,15% de los electores que concurrieron a las
elecciones este 27 de mayo. Por su parte la extrema derecha
representada en Iván Duque Márquez logró 7´569.693 votos, el
39,14% del total de la votación. Esta campaña hizo de la promesa
de reformar los acuerdos del Gobierno con las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia, FARC, uno de los ejes de su
campaña,
En un sistema electoral
como el colombiano en que se contempla el sistema de dos vueltas
cuando ninguno de los candidatos logra más del 50% del total de
los votos, que fue lo que ocurrió este 27 de mayo, se requiere
una segunda vuelta presidencial entre los dos candidatos que
sacaron la mayor cantidad de votos. Así que este domingo 17 de
junio los colombianos/as concurriremos a las urnas para definir
quién regirá los destinos del país por los próximos cuatro años.
En esta nueva contienda los candidatos son el de la extrema
derecha Iván Duque y el de la izquierda democrática Gustavo
Petro.
Los resultados del 27
de mayo metieron miedo a los personeros del régimen político y
de los estamentos económicos dominantes. Por eso horas después
de conocidos los resultados electorales y en los días siguientes
todo el establecimiento económico, político y mediático filaron,
sin vergüenza, a las toldas de la candidatura de la extrema
derecha con los argumentos más inverosímiles. Allí llegaron las
huestes de Germán Vargas Lleras, y su partido Cambio Radical.
Solo Carlos Fernando Galán senador de dicho partido e hijo del
inmolado Luis Carlos Galán, tuvo la honradez política de
renunciar a dicho partido y a su curul en el Congreso de la
República argumentando que no compartía la adhesión de su
partido a la candidatura de Duque al tiempo que anunció su voto
en blanco, opción legal que en Colombia es permitida por la
legislación electoral.
Todos a una contra
Petro
El director del Partido
Liberal, el ex presidente César Gaviria adhirió también a la
campaña de Duque con argumentos traídos de los cabellos. Que
Duque tenía una formación liberal, que respetaría en lo
fundamental los acuerdos de Paz cuando en la campaña siempre ha
anunciado reformas a los Acuerdos del Gobierno con las FARC;
Gaviria sin sonrojarse anunció que su Partido y él mismo, que
por encargo de Santos fue el coordinador de la campaña del SI a
los Acuerdos en el plebiscito del 2 de octubre de 2016, anunció
sin mucha trascendencia su ingreso a la campaña de Duque y del
uribismo a quienes había acusado del deterioro de la
institucionalidad, de acudir a la mentira y al engaño para
oponerse a los Acuerdos de Paz y de las alianzas de Uribe con la
criminalidad cuando ejerció como presidente de la República
(2002-2010). Ver para creer. En esa misma línea de argumentación
los principales soportes políticos del Gobierno de Santos,
incluido su partido, el Partido de la Unidad Nacional así como
los restos del Partido Conservador, que aún estaban por fuera de
la campaña de Duque, le anunciaron su respaldo.
Detrás de ellos han
venido los pronunciamientos de gremios económicos como la
tradicionalista y terrateniente, Sociedad de Agricultores de
Colombia, SAC, que ha calificado el programa agrario de Duque
que no es más que el respaldo del Estado al latifundismo como el
mejor programa agrario para el país. Los gremios de los fondos
privados de pensiones que quieren acabar con el sistema de prima
media y privatizar completamente el sistema público representado
en Colpensiones anuncian su respaldo no sin dejar de señalar que
se requiere la privatización del sistema de pensiones en el país
y detrás de ellos está el respaldo de los “cacaos” es decir de
los principales grupos económicos del país. Se da por descontado
además el respaldo activo de los principales medios de
comunicación de los cuales son propietarios esos mismos
“cacaos”. Todo el régimen respalda a Duque.
Entre tanto los
principales líderes del centro político se lavan las manos y
anuncian su voto en blanco. Tanto Sergio Fajardo, Humberto de la
Calle y Jorge Enrique Robledo han anunciado su voto en blanco.
Han argüido diversas razones: que no comparten parte del
programa de Petro, que para ser coherentes con sus electores no
se sienten representados en el candidato de la izquierda que
tiene rasgos autoritarios y demostró en su paso por la Alcaldía
de Bogotá que no sabe trabajar en equipo; que por eso hicieron
una campaña diferente a la de Petro y que no pueden llamar a
votar por una propuesta que pondría en riesgo la propiedad
privada y que ellos se diferenciaron en esos puntos en la
campaña de primera vuelta. La verdad es que en esta coyuntura,
pese a que el voto en blanco es un derecho y que tienen valga la
redundancia, todo el derecho para ejercerlo, el voto en blanco
ayuda a que Duque gane en esta segunda vuelta sin que ese voto
tenga más efecto que deslegitimar tanto a Petro al que no apoyan
como a Duque al que tampoco respaldan.
Las primeras encuestas
publicadas después del 27 de mayo nos dan la razón en este
análisis. Una de ellas señala que Duque ganaría con el 52% que
hoy tendría en intención de voto, Gustavo Petro tendría el 34% y
el voto en blanco el 14%. Las encuetas que en las elecciones del
pasado 27 de mayo estuvieron cerca de los resultados finales
muestran que entre el respaldo a Petro y el voto en blanco se
tendría un 48% de la intención de voto hoy. La verdad es que el
voto en blanco sirve a Duque en la práctica sin efectos
prácticos más allá de tranquilizar sus conciencias y de una
supuesta deslegitimación de los dos candidatos en pugna.
Ahora bien en las
Fuerzas que respaldaron la opción del centro político esto es,
el Polo Democrático y la Alianza Partido Verde, sus mayorías
parlamentarias y sus órganos directivos han anunciado su
respaldo a Gustavo Petro y lo han hecho suscribiendo acuerdos
para un gobierno de cambio, de transición, de coalición, en lo
cual Petro ha sido generoso. También el Movimiento Nuestro
Partido es Colombia de la candidata a la Vicepresidencia de la
campaña de Humberto de la Calle, Clara López, anunció un acuerdo
programático y su respaldo al candidato de la Colombia Humana,
Gustavo Petro.
Varios hechos hay que
resaltar de lo que ha dejado al país esta campaña electoral. El
primero que ha sido una campaña en que pese a la polarización en
las redes sociales, en el saboteo de la derecha a la candidatura
de Rodrigo Londoño, Timochenko, de la Fuerza Alternativa
Revolucionaria del Común, FARC, partido surgido del proceso con
la guerrilla de las FARC, que terminó con el retiro de su
candidatura presidencial y al ataque a Gustavo Petro el viernes
2 de marzo en la ciudad de Cúcuta, son pese a ello, las
elecciones más pacíficas realizadas en los últimos cincuenta
años en el país. Un segundo hecho a resaltar es que desaparecida
la principal guerrilla en el país emergieron en el debate
presidencial los temas de mayor preocupación de los colombianos:
la corrupción que carcome a todas las instituciones públicas en
el país y a una buena parte del sector privado; la salud en que
pese a que el 95% de los colombianos/as tenemos afiliación somos
víctimas de un sistema ineficiente y corrupto en que mueren por
causas evitables más ciudadanos que los que perecieron en el
conflicto armado; la crisis del modelo extractivista como el eje
del crecimiento económico y la necesidad de transitar a las
energías limpias y a un modelo de desarrollo responsable con el
medio ambiente; la necesidad de diseñar políticas públicas para
un 48% de la población que sobrevive en oficios informales, la
economía del rebusque, que va de la mano de una
reindustrialización del país; la necesidad de una reforma
agraria integral que formalice la propiedad de campesinos
poseedores que no tienen títulos de propiedad y que haya una
redistribución de la tierra concentrada de manera excesiva en
que no más de 2.500 propietarios son dueños del 52% de las
tierras productivas del país; se corrió el velo que ocultaba que
Colombia es el tercer país más desigual del planeta apenas
superado por Haití y Angola. Y ello en buena medida se debió a
la campaña de Gustavo Petro que desde el comienzo insistió en
estos problemas y obligó a todas las campañas a referirse a los
mismos.
No tengo la menor duda
que en esta coyuntura hay que respaldar al candidato de la
Colombia Humana si queremos avanzar en la construcción de un
país moderno y con justicia social profundizando la democracia,
fortaleciendo la división de poderes, redistribuyendo una parte
de la riqueza y fortaleciendo a las entidades públicas al tiempo
que se combate la elusión y evasión fiscal y estableciendo un
régimen de hacienda pública en que tributen más los que más
tienen. Un país en que se combata la corrupción que defrauda a
las finanzas públicas en 50 billones de pesos cada año, unos 15
mil millones de dólares, según la Contraloría General de la
República. El programa de Petro recoge las banderas de la
izquierda democrática en el país y de los sectores progresistas
que desde Rafael Uribe Uribe a comienzos del siglo XX batalló
por construir una sociedad más justa e igualitaria legado
recogido por la revolución liberal en marcha de Alfonso López
Pumarejo y por el inmolado líder popular Jorge Eliécer Gaitán,
asesinado el 9 de abril de 1948. No sé si nos alcanzará para
ganar en esta contienda, pero, de una cosa estoy seguro, el país
reclama un cambio y se ha puesto en marcha para lograrlo.
Bogotá junio 7 de
2018.
Pedro Santana Rodríguez
Director Revista Sur
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