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martes, 29 de julio de 2014

Tinkunaco 1.043/14 - Alfredo Leuco, carta abierta al juez Griesa / Hugo Pressman, carta abierta a Alfredo Leuco

Alfredo Leuco




Hugo Pressman


Te aseguro Alfredo que no me hubiera imaginado, allá por los primeros años del siglo XXI cuando mantuvimos varias conversaciones telefónicas, que llegarías a los extremos que transitás desde hace varios años. Había algunas coincidencias  políticas, algún pariente en común en Catamarca y el hecho que ambos fuéramos padres de un único hijo y que lleven el nombre “Diego”.  Un día, invitado a nuestro programa El Tren, allá por el 2005, estabas tan entusiasmado con el gobierno de Néstor Kirchner que lo considerabas el mejor de los que habías conocido. Pero cuando el 13 de marzo del 2007 publicaste una nota en “La Nación” con el título  “Ni Menem había llegado a tanto”, te dejé un mensaje en tu celular diciéndote que algunas de las críticas podía compartir, pero no en el medio en que la hacías.


Pero aun así, nunca podía suponer que un día escribirías un  editorial leído en tu programa en Radio Mitre  el 19 de junio con el título  “Carta abierta al juez Griesa”  en el que te dirigís a quien coloca a nuestro país,  a los millones de argentinos, al futuro tuyo y mío  y de los dos Diegos, llamándolo “Estimado Mister Thomas Griesa”, Dear Mr Griesa (en dos ocasiones), compañero Griesa. Cuando eras un joven militante del Partido Comunista, estoy seguro que nunca pensaste que alguna vez llegarías a escribir esto: “Para el final, compañero Griesa, quiero informarle que nosotros tenemos una interpretación especial del inglés. Los argentinos sabemos de todo y estamos a la vanguardia de la traducción simultánea. God save de Queen en Inglaterra tiene un significado. Acá, significa Dios salve a Cristina. O Dios nos libre y nos guarde. Hay sutilezas que usted no entiende, Mr Griesa. Por eso se atrevió a fallar en contra de nuestro país. Para este gobierno una cosa es perder UN juicio, que es lo que ha ocurrido y otra cosa muy distinta es perder EL juicio. Ese es nuestro verdadero problema.” Es como si te siguiera guiando, más allá de tus virajes, tu viejo mentor Don Victorio Codovilla que no tuvo inconveniente de marchar codo a codo con Spruille Braden, el embajador norteamericano para oponerse a Perón,  como vos hoy lo hacés con “el compañero Griesa”, para oponerte a Cristina Fernández. Te quejás que el gobierno presionó a auspiciantes tuyos o que usó a la AFIP como elemento de presión hacia familiares. Si es así es una actitud muy criticable del gobierno. Pero cuando uno tiene convicciones  no mide lo que sucede en el país conforme a  cómo a uno le va en el mercado, no puede envilecer las opiniones y destilar un odio que en tus editoriales siempre ponés del lado de lo que denostás. En aquellas conversaciones ya muy lejanas en el tiempo, nos contamos nuestras historias políticas. Me comentaste de tu paso por el Partido Comunista y te informé  que mi matriz ideológica es la izquierda nacional,  la  que desde un origen trostkista estuvo desde el 17 de octubre de 1945 del lado del peronismo y de todos los movimientos nacionales y populares de América Latina. Te aclaré que desde 1979  no estoy en ninguna de las fracciones en que se ha dividido y que incluso disentí con su máximo referente, Jorge Abelardo Ramos en algunas de sus posturas de los ochenta y noventa.  Te comenté entonces que para comprender la realidad es fundamental tener una visión clara del pasado y que el enorme desprendimiento y pasión militante de los jóvenes comunistas tropezaban con el obstáculo que el Partido suscribía  la historia mitrista a la que se le agregaba un aditamento de lenguaje marxista.


Intercambiando confesiones juveniles  te conté que para acceder a un intento de análisis y comprensión, en mi caso, tuve que desaprender  lo que me había enseñado la escuela sarmientina con sus méritos de universal, laica y gratuita, pero con el contrapeso sobre el pasado argentino y latinoamericano de pasarlo por el axioma de civilización y barbarie. Por eso en mi caso, abrevé en aquellos que se abocaron a una reinterpretación histórica aplicando el marxismo como un método de análisis e interpretación y no como un dogma. Y te cuento algo con relación a no obnubilar la comprensión de la realidad anteponiendo facturas personales: a Trotsky, Stalín le mató a dos de sus hijos, enloqueció a una de sus hijas, mandó a  asesinar a la mayor parte de sus seguidores y amigos,  lo mandaron a prisión y luego lo desterraron de su país donde fue figura fundamental de la Revolución de Octubre. Por presiones diplomáticas stalinistas lo expulsaron de Noruega donde estaba asilado y el planeta careció de visado para el creador del ejército rojo. El Méjico revolucionario de Lázaro Cárdenas fue el único país que  le abrió sus puertas y en dos años de residencia en un  mundo que ignoraba propuso “Los Estados Unidos Socialistas de América Latina”, como contemporáneamente y sacando lo de socialista impulsó tu odiado Hugo Chávez. Cuando Hitler empezó a considerar romper el pacto de no agresión que había firmado con Stalín y en consecuencia invadir la Unión Soviética, la consigna de Trotsky a sus seguidores fue: “Contra la burocracia soviética, defensa incondicional de la Unión Soviética”.Te recuerdo todo esto para que veas cómo cuando se tienen convicciones, nunca pero nunca se hace alianza con el enemigo y no se las cambia aunque te saquen avisos o presionen para que no lo hagan los anunciantes. Aunque, como es tu caso, odies hasta extremos viscerales al gobierno que enfrenta al juez que ampara a los fondos buitres, el rostro más depredador del capitalismo salvaje.

No se abraza al enemigo Alfredo, como lo hicieron los unitarios exiliados en Montevideo del gobierno de Rosas, y por eso  apoyaron el bloqueo anglo francés de 1838 y 1845 que intentaban declarar la libre navegación de los ríos interiores y llegar con sus manufacturas a destruir al Paraguay, que con su proteccionismo fue el estado más desarrollado de América Latina en el siglo XIX. Lo que no pudieron concretar entonces,  lo consiguieron años después  con inspiración inglesa y de la nobleza portuguesa asentada en el Brasil, y con el entusiasta apoyo de los comerciantes importadores de los puertos de Buenos Aires y Montevideo en la guerra de la Triple Infamia perpetrando un genocidio, exterminando dos tercios de la población. Por esa heroica defensa de los intereses nacionales, San Martín le legó su sable a Rosas y le escribió una carta que comenzaba así:  “Boulogne Sur- Mer, 2 de noviembre de 1848. Excmo. Sr. Capitán general D, Juan Manuel de Rosas. Mi respetable general y amigo: A pesar de la distancia que me separa de nuestra patria, usted me hará la justicia de creer que sus triunfos son un gran consuelo a mi achacosa vejez. Así es que he tenido una verdadera satisfacción al saber el levantamiento del injusto bloqueo con que nos hostilizaban las dos primeras naciones de Europa; esta satisfacción es tanto más completa cuanto el honor del país, no ha tenido nada que sufrir, y por el contrario presenta a todos los nuevos Estados Americanos, un modelo que seguir y más cuando éste está apoyado en la justicia.”

Como ves, son posiciones y actitudes que están en las antípodas de tu carta al juez Griesa. Y San Martín estaba exiliado en una de las dos potencias bloqueadoras y no por eso iba a adoptar una actitud genuflexa con el país que le brindaba hospitalidad.

Es posible que te diste cuenta que habías superado un límite y ni siquiera era posible refugiarse en que todo no era más que un ejercicio de ironía fallido, por lo que que sin venir a cuento en el editorial del 25 de junio escribiste: “….el repugnante e injusto fallo del juez Griesa”

Previamente, el 23 de junio, habías insistido con tu inveterado maniqueísmo: “En un par de días pasamos de humillar a los fondos buitres a autohumillarnos…” Es de Perogrullo, que en una negociación se avance y se retroceda, para volver a avanzar, salvo que simplemente se vaya a firmar lo que el oponente propone.

No se puede hacer periodismo Alfredo, invadido por un odio efervescente y visceral que obnubila la visión y distorsiona todo lo que aborda.

Pero no llegaste hasta aquí de casualidad sino transitando un camino barroso y en permanente pendiente. Siempre desmedido en el elogio al poder económico o en la crítica a quienes lo enfrentan. Cuando el gobierno entró en conflicto con las patronales del campo, eras columnista estrella de Radio Continental, cuyo slogan es “La radio que escucha el campo argentino”, con abundantes avisadores vinculados a la actividad, a la siembra directa y a la soja.


Seguramente fue una casualidad, pero pasaste a ser un fervoroso defensor de la Sociedad Rural y de CARBAP. Es cierto que movilizaron mucha gente, como nunca hubieron imaginado instituciones representativas de la oligarquía. Como se te escapa el diccionario edulcorando adjetivos y  tropezás con la  historia en momentos que te enfervorizás, hablaste que era “El 17 de octubre de los pueblos del interior”. Tal vez ese desliz deba atribuirse a que  hace mucho miras más hacia arriba que para abajo, que en  este nuevo 17 de octubre que sólo vos imaginaste, la clase obrera estaba enfrente y lo protagonizaban  franjas urbanas y rurales de las clases medias que le daban cobertura popular a los titiriteros: la Sociedad Rural, Carbap, La Nación, Clarín, entidades empresariales y partidos opositores movidos a control remoto por el multimedio más poderoso, con la tradicional cobertura infalible para el error de ciertas sectas de izquierda. Más que un 17 de octubre de 1945 parecía un 16 de septiembre de 1955. Un tropezón con el almanaque no cualquiera da en la vida.

Mientras el 17 de octubre de 1945 abrió un período histórico que incluso ha sobrevivido a retrocesos y traiciones del movimiento creado por Perón, del 17 de octubre que vos descubriste, a sólo seis años no quedan ni los escombros y a tres años del 2008, en las elecciones presidenciales del 2011, mucha de esa clase media urbana y rural que le daba el toque popular a movilizaciones reaccionarias votaron por Cristina Fernández cuando alcanzó un 54% de los votos y le sacaba una diferencia al segundo sin antecedentes.

Cuando Jorge Bergoglio fue proclamado y asumió como Papa Francisco, esperabas que proyectara su papel de opositor, ahora a nivel planetario. Fue entonces que escribiste desmesurado el 26 de julio del 2013 con el título de “Prócer y Presidente”: “Le quiero hacer una confesión muy personal. Ya tengo elegido mi candidato a presidente para el 2015. Ya me convenció. Creo que no hay un argentino mejor que él para que conduzca los destinos del país y nos lleve por el mejor de los caminos. ¿No me cree? Mire, yo le voy a poner mi voto de confianza a un compatriota extraordinario que es lo mejor que produjo estas tierras, tal vez, en toda su historia. ¿Sabe porque lo quiero votar? Porque tiene las virtudes, los valores y las ideas de los dirigentes políticos más importantes de nuestro país y porque por su capacidad y su impronta revolucionaria debería estudiarse en los colegios como uno de los máximos próceres de la argentinidad y del planeta. ¿No me cree? ¿Le parece que exagero? Escuche y después me cuenta”

Y después hacías un resumen: “De José de San Martín tiene el coraje para pelear por la libertad de los pueblos y para enfrentar las más grandes dificultades, incluso las que tienen el tamaño de la cordillera de los Andes. Se siente un hombre libre y quiere que todos los hombres sean libres. De Manuel Belgrano tiene la obsesión por la educación, la excelencia intelectual y la flexibilidad para moverse en todos los terrenos. También es creador de una nueva bandera de la fe.

De Mariano Moreno tiene la voluntad revolucionaria. La pasión por romper las burocracias del atraso y la apuesta al cambio de las viejas estructuras. De Hipólito Yrigoyen tiene su amor por los más humildes, su lucha eterna para que la tortilla se vuelva, su profunda fe democrática.

De Juan Domingo Perón tiene su habilidad para conducir, ese liderazgo planetario que lleva a buen puerto porque predica con el ejemplo. Tiene esa sensibilidad especial y sabiduría popular que se cosecha con mucho pavimento recorrido. Tiene humor y picardía. Se podría cantar una marchita que diga: “Por ese gran argentino/ que se supo conquistar/ a la gran masa del pueblo/ con astucia clerical.

De Evita tiene su amor por los grasitas. Su opción por los pobres, por los cabecitas negras……..De Arturo Illia tiene la austeridad republicana y franciscana. Los votos de pobreza, el despojo de todo tipo de vanidad o riqueza frívola. No vive rodeado de millonarios ni de estrellas mediáticas. …. Francisco fue forjado por dos matrices que atravesaron y transformaron la historia de nuestro país. Por el catolicismo y el peronismo. En esas fraguas se formó. En esas convicciones e ilusiones. En esa fe. Muchas veces me pregunto qué me despierta tanta admiración en el Papa si yo no soy católico ni peronista aunque a veces me gustaría serlo.

Para tomar lo mejor de ambos. Para tener un oído en el pueblo y el otro en el evangelio o en la doctrina, como decía Monseñor Angelelli. Ya sé que no lo puedo votar. Ya sé que no es candidato. Pero es el espejo que refleja lo mejor de este país. Es el argentino que nos transmite esperanza y capacidad transformadora. Es el Papa. Tranquilamente puede ser un presidente y un prócer. Podrán imitarlo, pero igualarlo jamás. Porque el país no está temblando. Esta latiendo patriotismo, solidaridad y emoción. Se siente, se siente, Francisco presidente. Y si él no puede ser, que algún argentino que se atreva a recoger su nombre y lo lleve como bandera a la victoria.”

De toda esta exageración, hago votos fervorosos para que en el futuro se cumpla tu deseo Alfredo: “Para tener un oído en el pueblo” y no sigas confundiendo aserrín con pan rallado.

El periodista Claudio Díaz, que murió hace unos años, escribió recordando tu pasado más lejano: “Se lo recuerda como el ochentoso apologista de la Junta Coordinadora y Alfonsín; el Chupamenem de revista Gente que entre 1991 y 1993 elogiaba al Rey de Anillaco en sus giras como enviado especial por el mundo occidental y cristiano; el guapo que en 2003, cuando Kirchner decidió meter mano en la efectiva sanción a tanto criminal suelto, contó en Página 12 que él en persona, sí, el propio Leuco, siendo colimba había estado a punto de matar al Cachorro Menéndez, en un impagable autobombo de soldadito revolucionario que se retobaba en el cuartel en pleno ’76, hasta diciéndole a un milico que hay un ejército nacional, sanmartiniano y todo eso…”

Hay actitudes tuyas Alfredo, que ya no son diferencias políticas sino agachadas a las que pueden aplicarse el mal uso que hacés en forma intensa de una frase desdichada: “todo argentino bien nacido”. Es una expresión  Lambrosiana, Alfredo. Todos nacemos iguales y no hay bien y mal nacidos. Pero por un momento me olvido y la tomo como vos la usás.


Estuviste muchos años en Radio Continental como columnista político de Fernando Bravo y con Víctor Hugo Morales dejaron de hacer  el pase separados por diferencias ideológicas y personales.  Nunca hiciste ninguna mención a esa situación inamistosa. Pero bastó que pasaras a Radio Mitre del grupo Clarín para que dieras reportajes descalificando al notable relator uruguayo en la revista Noticias de Editorial Perfil, o en el programa de Mariana Mariani, en canal 13, donde trabaja tu hijo y que por casualidad es del grupo Clarín, o mencionándolo críticamente en la mayoría de las columnas del bisemanario Perfil en donde también por casualidad pasaste a ironizar sistemáticamente  sobre que se le atribuya la totalidad de los males a Héctor Magnetto. Hay una tendencia a actuar genuflexamente con los que te contratan, en una sobreactuación que estoy convencido que nadie te pide. Caminar de rodillas voluntariamente es considerado por algunos, equivocadamente, como un ejercicio de  libertad.


Sobreactuar la línea editorial del medio que te contrata, es muy parecido al obrero que se siente más identificado con su jefe que con sus compañeros. Todo esto  te ha dado puntos para formar parte de la reunión de consorcio de los lunes en canal 13 con las estrellas del Canal, de TN y del diario, donde el que actúa como  epicentro es el reconvertido Jorge Lanata. Es un espejo en donde por tus elogios permanentes al ex director de Página 12, te gusta verte reflejado.

Otra actitud cuya adjetivación escapa a la línea de esta carta, pero que es fácil imaginar, es cuando escribiste contra el periodista Eduardo Aliverti que mantuvo una posición impecable en el doloroso episodio que protagonizó su hijo. Aliverti  hizo conocer su posición  mediante un editorial en su programa “Marca de Radio” de una precisión  notable. Llegaste a leer Alfredo, el 26 de septiembre del 2013, en tu columna habitual entonces en Radio Continental, en el programa conducido por Fernando Bravo, la nota “Críe Cuervos”, que luego fue publicada el domingo 29 de septiembre en el bisemanario Perfil

La misma comenzaba así: “Críe cuervos. A sus hijos no les exija nada. No les ponga ningún límite. No sea autoritario ni padre castrador de su creatividad. Hijos de tigre. Sea compinche, cómplice de sus ocurrencias. Sea canchero, piola. Vaya a la toma del colegio y apoye la profundización de las medidas y que también corten las calles. Corra a su hijo por izquierda. Dígale que no sea pecho frío, que se la juegue. Que no sea reformista. Saque pecho y cuéntele con orgullo que en su época armaban bombas molotov como si fueran sándwiches y que los más valientes mataban policías……

Críe cuervos. Comente con sus amigos lo genial y vanguardista que es su hijo. Confiese que tiene ganas de fumarse un porro con él. Que el otro día le robó plata de su billetera, pero usted se hizo el boludo para no hacerlo sentir mal ni frustrarlo. A lo sumo háblelo con su psicoanalista. O mándele un mensaje por Facebook. Usted sabe que chupa un poco, tres o cuatro noches por semana, pero que eso es parte de la vida. ¿O vos nunca te pusiste en pedo? Dedíquele tiempo a su hijo. Ayúdelo para que complete su posgrado en transgresión. No se quede en el chiquitaje. Ofrézcale cocaína….”

Así sigue la nota. Son una serie de consideraciones absolutamente opinables y que  realizás en el ejercicio de tu libertad. Hasta llegar a un punto en donde rencores a flor de piel te llevan a un territorio que parece reñido con la ética y la verdad: “Críe cuervos. Si su hijo atropella, mata y arrastra a un ciclista durante kilómetros arriba del capó del auto, juegue a fondo. Diga que el ciclista era un padre de familia que iba bien temprano a trabajar por un lugar donde no debe transitar y que el muy turro le pegó un tremendo bicicletazo al auto de su hijo. Si su hijo no podía estar parado y tenía más alcohol en sangre que un tonel, minimice el hecho, justifíquelo y recurra al manual del buen padre que le comenté hace un instante. Repita conmigo: ¿Y vos nunca te tomaste una copita de más?”

Concluye con el siguiente párrafo: “Finalmente, amigos, sepan que cada padre tiene los hijos que se merece. Críen cuervos. Pero, por favor, no se quejen el día que les saquen los ojos.”

Otra frase que utilizas con reiteración es “que del ridículo no se vuelve” Y sin embargo hay un hecho ridículo del que fuiste protagonista y del cual has vuelto, al punto que hoy integras la cuadrilla de demolición de Radio Mitre, el periodismo más militante (a favor de un grupo económico)  de la Argentina que sin embargo se oculta bajo el estandarte del periodismo independiente.  Algunos han recogido pudorosamente lo vacío de esa caracterización y ahora se proclaman “periodismo crítico”


Pasó en el 2010. El entonces bloguero oficialista Lucas Carrasco estaba enamorado de una chica que trabajaba con vos. Escribió entonces en algo que a todas luces era una broma y que hasta el lector menos perceptivo se hubiera dado cuenta: “Hasta que supe, y esto es imperdonable, que Agustina, que está en el rincón, hablando con un gil, sí, que trabaja con Leuco. Ese, un gil. Voy a juntar gente, irme a la puerta de canal 26, hacerle un escrache. Si me la enamoras a Agustina, ay, dios. Voy a matar a todos. No va a quedar ninguno vivo. Este post servirá de prueba. Voy a entrar con una metralleta a ese programa. Voy a matar a todos. Agustina, por dios, sos la mina más linda del mundo, no podes, ok, te entiendo que no me des bola, por eso, sos la más linda del mundo, en ésa te banco, ahora bien, convengamos; con ese gil no…..”

Alfredo, es poco creíble  que estuvieras dispuesto a matar a Luciano Benjamín Menéndez, en plena dictadura y te hayas asustado, en democracia de una broma en forma de amenaza.

En un tono dramático editorializaste en el programa de radio de Fernando Bravo en radio Continental y en tu programa de televisión “ Le doy mi palabra” bajo el título de: Amenaza de muerte: “Lamento tener que dar esta noticia el día de la primavera.Pero es muy grave y no la puedo dejar pasar. Lucas Carrasco, integrante del aparato de comunicación kirchneristame amenazó de muerte y prometió ir con una metralleta al canal 26 para matarnos a todos. No lo dijo en un instante de calentura en una discusión callejera. Lo escribió en su blog que tiene 787 seguidores y que es muy visitado por los sectores juveniles del oficialismo que lidera Máximo, el hijo del matrimonio presidencial……… Los Kirchner concentran tanto el poder que, en general, suelo atribuirle a sus órdenes gran parte de los hechos que genera el oficialismo. Pero esta vez es distinto.

Creo que en esto no tienen nada que ver porque como queda claro, mis compañeros de la tele y yo somos las víctimas de estas amenazas pero el principal perjudicado es el gobierno nacional. Un alto funcionario al que consulté me dijo que “Carrasco era un loco suelto, capaz de hacer cualquier cosa al que no había que darle importancia”. Yo le contesté que precisamente por eso había que hacer pública su amenaza. Porque es un loco, es decir alguien poco racional que no se subordina a la disciplina partidaria y porque “es capaz de hacer cualquier cosa”. Por lo pronto sin adjetivar ni editorializar, y con la sola intención de actuar en defensa propia quiero que hable la contundencia de los hechos. Les transmito lo que leí y lo que voy a reproducir esta noche por televisión en el canal 26 si es que llego antes que su metralleta.”

Incluso conseguiste la solidaridad automática de colegas que imprudentemente te acompañaron  entusiastamente en el tránsito por el ridículo.

Cuando en tus editoriales, incursionás en el campo de los pronósticos, tus aciertos brillan por su ausencia. Por ejemplo: al finalizar el 2008 escribiste: “En el calendario político de la historia argentina, 2008 quedará marcado como el año de la decadencia del imperio kirchneriano.”

También se te ve en una entrevista televisiva, en el gobierno de la Alianza, afirmando que sin el FMI no se puede vivir.

Con un lenguaje belicoso que atribuís sólo a los que te critican, repetís permanentemente expresiones como “ladriprogresistas”, “pauta dependientes”, “el goebbeliano sistema propagandístico del gobierno”, y cuando vivía Néstor Kirchner y Cristina ya era presidente lo denominabas “el jefe de la jefa de estado”.

En la recordación de los 20 años del feroz atentado a la AMIA, hubo cuatro actos. Tres de ellos convocados por los familiares que se alejaron de las instituciones representativas de los argentinos de origen judío, con fuertes críticas a la complicidad de dirigentes de las mismas en el encubrimiento de la investigación. Por casualidad, sólo por casualidad, hablaste por segunda vez en el acto convocado por el establishment de la colectividad.


Ahí pronunciaste un discurso con el maniqueísmo que te caracteriza. En un tema complejo con múltiples aristas, apuntaste en forma genérica a todos los gobiernos, diluyendo las distintas responsabilidades. Apuntaste al memorándum con Irán, imputando al canciller Timerman del delito de lesa impunidad y sin la menor duda señalaste a Irán como el que perpetró el atentado. Es posible que haya sido, pero en una “investigación” donde quedaron procesados el juez Galeano que la realizó y los fiscales Muller y Barbacchia, donde aún hoy no existe ninguna seguridad sobre la existencia del coche bomba, con imputados perejiles que luego quedaron en libertad, donde se le pagó a un imputado, hecho que fue grabado y pasado por televisión, donde se destruyeron y plantaron pruebas falsas por parte de la policía y los servicio de inteligencia locales y extranjeros, donde no se avanza sobre el encubrimiento local, no se descubrió un solo cómplice en el país  y se sabe con certeza lo que se tramó a 13.778  kilómetros de distancia, donde el fiscal Nisman que participó y continúo con la investigación impugnada, recibe indicaciones en reiteradas ocasiones de la Embajada Norteamericana sobre lo que hay que investigar ( Irán) y lo que hay que relegar, el encubrimiento local, como quedó reflejado en los wikileaks,  el haber desechado  la pista siria y así hasta el infinito. Mostrando una ubicuidad para nada sorprendente, no mencionaste el papel desempeñado por el ex Presidente de la AMIA Rubén Beraja, que irá a juicio oral por el encubrimiento porque era como mentar la soga en la casa del ahorcado y te perderías una tercera invitación para hablar en el acto. Llamativo escamoteo en alguien tan valiente que estuvo, según propia confesión, dispuesto a asesinar, en los años de plomo, al carnicero de Córdoba.

Por si lo olvidaste o no lo leíste te recuerdo: “Los funcionarios estadounidenses de la embajada le dijeron a Nisman que se dejara de embromar con la llamada “pista siria” señala el cable diplomático.....Al advertir el malestar de los diplomáticos estadounidenses por el pedido de captura de Menem, Nisman les aseguró que no iba a insistir con sus averiguaciones acerca de la “conexión local”. Dijo que le había entregado esa investigación al juez Lijo y que de ahora en más se dedicaría a seguir la recomendación que le habían hecho los funcionarios de los Estados Unidos. Escribió Wayne ( el embajador): “Nisman aseguró que ya no tendría ningún rol en ese aspecto del caso (la investigación de la conexión local) y que continuaría enfocado a descubrir nuevas pistas y fortalecer las pruebas contra los iraníes”   (Paginas 38 y 39 de ArgenLeaks. Los cables de Wikileaks sobre La Argentina de la A a la Z de Santiago O`Donnell). A su vez, del mismo autor en su  libro siguiente “PolitiLeaks” escribió: “Los cables muestran que el gobierno de los Estados Unidos impulsó y alentó la investigación de los sospechosos iraníes acusados de haber cometido el atentado que en  1994 mató a 85 personas. Distintos funcionarios estadounidenses mantuvieron contactos con el fiscal encargado de llevar adelante la investigación, Alberto Nisman. En esos encuentros, los estadounidenses dejaron en claro que no dudaban de la culpabilidad de los iraníes acusados  por la fiscalía, e insistieron que Nisman dejara de lado  la “pista siria” y la “conexión local, por considerar que esas pistas podían debilitar el “caso internacional” en contra de los acusados iraníes” ( Páginas 259 y 260). Nada de todo esto te ha hecho por lo menos dudar y tampoco considerar que estas instrucciones de una potencia extranjera a un Fiscal de la Nación es un delito de lesa impunidad. Esto no significa que Irán no pueda ser culpable, sino que previamente se determinó  quien es el culpable y luego se buscaron las pruebas en esa dirección.

Es que el odio, Alfredo, se convierte en un par de anteojeras contra el entendimiento.

Siempre repetís casi como una muletilla que “el periodista tiene que ser el defensor del hombre común y el fiscal del poder”. Y considerás que sos la expresión acabada de esta contundente afirmación.

Pero los hechos desmienten tu relato. Tomemos los últimos años: tu discurso estaba en línea con los intereses económicos del grupo Prisa propietaria de Radio Continental. Te alineaste con las patronales del campo, sobreactúas los posicionamiento del grupo Clarín ( lo que ya es mucho decir) y del bisemanario Perfil, te abrazás con las instituciones establishment de los argentinos de origen judío. Tenés una rara capacidad, o sos  víctima de la casualidad permanente, el estar siempre del lado del poder económico y mediático hegemónico.  No sos entonces un fiscal sino un  defensor y militante de sus intereses, mientras te envolvés en la bandera del pretendido periodismo independiente. Confundís llamativamente los roles, te ves como fiscal del poder cuando actúas como su defensor y el hombre común que mentas, rara vez cuenta con tus servicios.

Dejo aquí porque esto ya se ha hecho largo y poco aportaría seguir abundando en tu pendiente.

Te aseguro Alfredo que me hubiera costado imaginar, allá por los primeros años del siglo XXI, cuándo mantuvimos varias conversaciones telefónicas, que llegarías a los extremos que transitás, de los cuales la carta a Griesa es tu obra maestra. Arturo Jauretche la hubiera incluido en su “Manual de zonceras argentinas”. Y como vos decís: “Te doy mi palabra”





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