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miércoles, 16 de septiembre de 2015

Tinkunaco 1519/15 - Córdoba - Tropezón con desalojo y la caída del hábitat urbano


Tropezón con desalojo y la caída del hábitat urbano 

 

Crece el racismo habitacional en nuestra provincia, no se cumplen las promesas pre y pos electorales, tampoco las leyes. Entrevistamos a familias hacinadas por el Nudo Vial de Villa El Tropezón.

Imagen @JavitoEnRed
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Por Esteban Morales*
Melina Dassano | @MeliDassano

Las obras viales resultaron ser, para los 16 años del gobierno delasotista, la gestión más importante, de negocio y de poder político. No así el hábitat y el desalojo contra particulares que poseen un bien y menos si este acto ha sido de “buena fe”. La presión de este poder político junto al poder policial, causan temor y dolor a las familias de bajos recursos cuya fortaleza es el trabajo, la vida comunitaria (vecinal), con logros de economía familiar, todas elecciones de vida digna y una cultura activa en nuestra sociedad. Este espacio denominado peri-urbano no ha tenido la ambición de una comodidad urbana y acorde a los avances tecnológicos del consumo y expectativas de clases, sí ha logrado fortalecer los avances de una cultura feliz y digna.

Imagen @JavitoEnRed
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Cualquier persona que lleva 60 años viviendo en un lugar, ante la invasión de una máquina gigante que se avecina contra su vivienda, su primera reacción sería defender su lugar y a lxs hijxs. Son más de 289 familias (este número refiere a un censo limitado del Ministerio de Desarrollo de la Provincia en el año 2013), que han sido acosadas por los negocios inmobiliarios y proyectos viales desde el 2009. (Ver La lucha por las tierras en El Tropezón). El problema de la relocalización de estas familias, no es sólo la pérdida de la vivienda: se debate la continuidad de las relaciones familiares, se quiebra la vida comunitaria, y están en juego la tierra y los derechos de posesión sobre la misma.

Por los proyectos inmobiliarios de GAMA S.A a partir de 2009 y las obras hidráulicas inconclusas sobre el Canal Maestro Sur en el año 2011, las casas comenzaron a inundarse (**). En los años siguientes vecinxs preocupadxs lograron comunicarse con el Ministerio de Desarrollo Social y hablar en su momento con la dependencia de Escrituración de Viviendas (Área de Hábitat), con la trabajadora social Clara Pereyra. Recién en ese momento se enteraron sobre la obra del Nudo Vial. Y a partir de un nuevo reclamo, se gestaron las promesas de urbanización del barrio por el año 2013, donde pidieron radicación en la zona, y el Gobierno se comprometió a la entrega de 78 viviendas en reemplazo de las que debía derribar para la construcción del Nudo (de un total de 289 casas censadas en las cuales viven unas 310 familias). Fue éste el punto más conflictivo para realizar la obra.

Con respecto a la ejecución de las obras de las viviendas, Sergio Lorenzatti (Secretario de Políticas Sociales Cooperativas y Mutuales), confirmó a Liliana, miembro de la Comisión de Vecinxs, que Vialidad Nacional debía girar el dinero para realizar el Nudo Vial -obra a cargo de la UTE conformada por Iecsa y Electroingeniería-; por lo tanto, tiempo después reclamaron a Nación también por el dinero para las viviendas que debían construir, debido a las obras no tan públicas.

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Sumado a la construcción de las 78 viviendas mencionadas, que ya están en ejecución (65 de ellas a 100 metros de la Villa, de las cuales ya fueron entregadas 26, y 13 viviendas más a unas pocas cuadras de distancia), el Gobierno Provincial, a través del Ministerio de Desarrollo Social, ofreció diferentes alternativas para las más de 230 familias restantes. En un principio, en las gestiones iniciales del año 2011 la oferta fue sólo de “dinero para alquilar” a cambio de perder sus tierras y sus viviendas. Paulatinamente, y a raíz de la organización de lxs vecinxs, el Gobierno se vio obligado a ir modificando sus propuestas.

En primer lugar, según criterios del propio Ministerio, se seleccionaron 50 familias para ser trasladadas a Barrio Héroes de Malvinas (en cercanías de la planta Santa Isabel de Renault), de las cuales sólo unas 20 aceptarían irse, siendo que las restantes familias manifiestan un fuerte arraigo con la comunidad y sienten un gran temor e incertidumbre ante este comunicado de traslado de parte de los funcionarios ministeriales.

Por otro lado, se estableció en la Legislatura la expropiación de un terreno colindante a la Villa (a través de la Ley 10172 del día 16/10/2013), en el cual el Gobierno manifiesta tener espacio disponible para construir 80 viviendas (en una superficie de 2ha. 779m2). Estas obras aún no han sido iniciadas, y los vecinos no han sido informados sobre plazos de ejecución. “Queremos las urbanizaciones y las escrituras de ese terreno sin habitar”, es el derecho que los vecinos piden que se les otorgue.

Imagen @JavitoEnRed
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Por último, y recuperando el número de familias manifestado por el propio Ministerio, aún hay aproximadamente 150 familias más en una situación de absoluta incertidumbre. En el mes de marzo del presente año el Gobierno Provincial presionó a los vecinos para firmar una confusa acta-acuerdo con apartados bien diferenciados: el primero, de tres artículos con sumo detalle y plazos, sobre las 50 familias que deberán trasladarse al ”Barrio Héroes de Malvinas” (referido también como Vicor por los vecinxs y los propios funcionarios); el segundo, un solo artículo absolutamente vago en tiempos y precisiones, que indica que estos vecinos podrían solucionar su problema habitacional en la misma zona donde hoy residen, pero “cuando los plazos administrativos así lo permitan”, y sin especificar en el acta a cuántas familias están haciendo referencia.

Imagen @JavitoEnRed
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Con el pasar del tiempo, y las obras cada vez más avanzadas, los problemas se hicieron más acuciantes. Ante las manifiestasroturas en las viviendas, muchas de ellas motivadas por las propias vibraciones de las obras, lxs vecinxs manifiestan que el plan de mejoramiento es imposible de llevar adelante; por esto reclaman viviendas nuevas, y porque no hay respuestas sobre el destino de las familias. Ante esto, la respuesta más concreta del Gobierno ha sido siempre en torno a qué casas debe derribar de manera urgente: aquellas que dificultan la traza del nuevo Nudo Vial y las que se encuentran a orillas del Canal Maestro Sur; pero no ha tenido la misma precisión a la hora de informar qué opciones tendrán los vecinxs una vez que pierdan sus viviendas, cuestión que incrementa la incertidumbre general.

Al no haber Comisión Vecinal formalizada ante la Municipalidad, lxs vecinxs formaron una a fines de 2014. Reclamaron las roturas de las casas y el Gobierno sólo anunció que “hay que largar ayudas económicas”. Ante las incesantes roturas de viviendas y la presión de lxs vecinxs, hubo en el presente año un nuevo relevamiento de viviendas afectadas por parte del Ministerio de Desarrollo: se desprenden revoques, se abren las paredes, aparecieron pozos, se despegaron techos y puertas. “Si no los puteás no te dan bola”, aseguró Liliana, vecina del Tropezón.

Desde el Gobierno nunca presentaron los resultados de este último relevamiento, asegurando lxs vecinxs que llevan en la Villa 30 (treinta) casas gravemente afectadas. “Nosotros no sabemos a dónde vamos. De a poquito se los van llevando sin cumplir con la urbanización” informó Liliana. Las excusas son varias, entre ellas que el terreno local a expropiar cuesta 20 millones de pesos. “No nos pueden asegurar con el cambio de gobierno la continuidad de lo firmado, nos quisieron decir (antes de las elecciones), que si lo votamos a Schiaretti nos van a urbanizar” replica la vecina.

Imagen del Show de la Mañana 24/05/2013
Imagen del Show de la Mañana 24/05/2013

“Todo ciudadano argentino tiene derecho a un pedazo de tierra” reclaman triste mujeres y madres cordobesas, pero el Gobierno insiste en que son usurpadores, mientras la justicia ratifica 5 años de prisión para el empresario de GAMA S.A. Jorge Petrone, por el delito mismo de usurpación.

Ante esto, lxs vecinxs reconocen el machismo y discriminación en los cargos públicos. Y así lo manifestó el Colectivo de Investigación “El Llano en Llamas”, cuando observó que se colocan en primer lugar a los detenidos y/o judicializados en ocasión de conflictos por la tierra, que asciende al 80% de las familias (319 sobre un total de 401). Así, se lee un aumento de la población habitante de los asentamientos marginales en un 62% desde el 2001-2010.

Además de todas las problemáticas ya mencionadas, en los últimos meses comenzaron a visibilizarse otros conflictos: el de aquellas familias que arbitrariamente quedaron fuera del censo de 2013, a pesar de llevar años viviendo en el sector. En aquel momento, el Gobierno planteó que no entrarían al censo ya que no se verían afectadas por las obras, pero hoy el discurso cambió. En el mes de agosto, funcionarios del Ministerio de Desarrollo Social se acercaron a un grupo de 18 familias que se encuentran en las márgenes del Tropezón, para informarles que sus casas serían derribadas. El motivo: realizar el trazado de una calle -Guillermo Lewis- e instalar los servicios para las 78 viviendas que ya se construyen a ritmo avanzado en frente de estas familias.

Lxs afectadxs por este nuevo avasallamiento de derechos, son quienes viven en la Villa hace 8 años y fueron ignoradxs por el censo realizado por el propio Ministerio, y hoy sienten que están siendo enfrentadxs, por el mismo Gobierno, a las familias que necesitan la habilitación de los servicios en sus nuevas viviendas.

A su vez, ante la amenaza de desalojo inminente, no recibieron propuesta alguna de vivienda, ya sea en la propia Villa o en otro barrio, sino sólo “un alquiler”, un monto de 2.500 mensuales -sin plazos claros- para que desocupen sus viviendas. Mientras ellxs aluden “queremos pagar las casas”, el tiempo pasa y el riesgo crece.  Ellxs pierden los derechos posesorios adquiridos por ley sobre la tierra, el terreno, y además les destruyen las casas.

Finalmente, denuncian que lxs trabajadorxs de la Dirección de Hábitat del Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia han intentado, por diferentes medios, generar confusión y desacuerdo entre este grupo de familias. Estas situaciones de conflicto, y las gestiones que están llevando adelante para proteger sus derechos, fueron relatadas a ECOS Córdoba.

E: Nosotros estamos en un grupo de vecinos, vivo acá en la Villa El Tropezón, sobre la calle [Guillermo] Lewis, y nos vemos perjudicados por la obra del Nudo del Tropezón.

ECOS Córdoba- ¿En qué sentido se ven perjudicadas por la obra?
E: Los del Gobierno necesitan abrir una calle donde estamos nosotros, nuestras viviendas, somos 18 familias perjudicadas en este momento. Pero hay más, aparte de nosotros. No perjudicadas por las obras [de la calle Lewis], pero hay más familias.

EC: Hay más familias, ¿y cuántas familias más serán, más o menos?
E:  Como 50, más o menos. Porque, ves, allá atrás, hay como cinco casas…

EC: O sea, que hay más familias afectadas…
E: Por las obras, somos 18 nomás.

EC: ¿Por las obras de la calle Lewis?
E:  De la Guillermo Lewis.

EC: ¿Es una apertura de calle que quiere hacer el Gobierno?
E:  Sí.

EC: ¿Y las otras familias cómo se ven afectadas?
E: Están todos… nosotros nos vemos afectadas 18 familias. Nada más. A los otros no los perjudica la obra pero son vecinos, igual, que no sabemos qué les van a decir. Después van a salir con que ellos también molestan, porque viste…

EC- Están con incertidumbre.
E: Sí, porque supuestamente había un grupo de chicas del otro lado del Canal, que ellas se iban a ir cuando dieran casas en Vicor, y les dijeron eso… Y ahora ellas no saben qué va a pasar con ellas. ¿No es cierto? No saben lo que va a pasar con ellas, porque una persona de la Comisión [Vecinal] les dijo una cosa, y después les salieron con otra, así que no, no sé.

EC: Ahora en este momento, en la entrevista, estamos sintiendo nosotros la vibración de las máquinas que están trabajando acá a una o dos cuadras. ¿En qué momento sienten las vibraciones?
E:  Todo el día. A partir de las seis de la mañana, hasta las ocho de la noche, nueve.
C: Hay veces que a la noche también.
E: También, porque están trabajando allá, en el puente.

EC: ¿Y eso en qué les afecta?
E: Se empiezan a rajar las paredes, las paredes se rajan todas, el piso. Bueno, el techo, tenemos techo de chapa, eso también… Yo, que tengo el bebé, es molesto.

EC: Esta cuestión de la apertura de la Lewis, y de que les vinieron a hablar desde el Gobierno, ¿hace cuánto empezó?
E: Hace un mes ellos vinieron, las asistentes sociales del Gobierno de la Provincia, mandadas por el señor Paulo Messori, con información de ofrecernos 5000 pesos para un alquiler, y después 2500 pesos. Pero no nos dicen el plazo, nada. Cinco mil pesos por única vez.
C: Y uno cuando consigue el alquiler te dan 2500 nada más, para que vayas pagando todos los meses. Pero tenemos un testimonio de un vecino, que le supieron dar alquiler, y que le pagaron una sola vez. Y después, el hombre tuvo que salir a vender las máquinas, todo, para pagar, porque no le dieron más.

EC: Ellos les ofrecen un alquiler, ¿a cambio de qué?
C: Salir, para que ellos puedan abrir acá, la calle, hasta que ellos nos hagan las casas.

EC: ¿Ustedes tienen que entregar estas casas donde están viviendo?
E: No, las casas no les interesan, a ellos les importa el lugar. El terreno.

EC: Ustedes tienen que voltear las casas. Ustedes pierden las casas, y a cambio les dan este alquiler.
E: Que nos vayamos a alquilar.

EC: ¿Y cómo fue su experiencia, cuando vinieron [desde el Ministerio]? ¿Fueron comunicándose casa por casa?
E: Sí, iban casa por casa, y en una casa decían una cosa y en otra iban y decían otra. A todos les decían que les daban para alquilar, pero por ejemplo venían y le decían a mi hija -que en ese momento estaba ella-, “tu vecino de al lado arregló por la plata”, como metiendo presión, o creándole la duda. Lo que más a nosotros nos enojó, yo creo, fue cuando fuimos a la reunión con el señor Paulo Messori. Y le digo señor porque soy educada, porque no se merece que lo llame así. Él a toda costa quería que nosotros arregláramos lo que a él le convenía. Y en uno de los momentos de la conversación el señor dice “yo tengo muchos compañeros que viven alquilando”, y nosotros como vecinas, como mujeres… Yo le dije “tus compañeros no cobran un sueldo de 4 mil pesos como el que cobro yo”. Yo creo que con 2500 pesos no alquilamos en ningún lado. Y nosotros tenemos muchos chicos, nadie nos va a querer alquilar. Aparte, ¿de dónde sacamos nosotros garantía? Uno, para un alquiler tenés que pagar un mes de depósito. Garantía. Y después, ¿con qué pagamos impuestos? Si se supone que nos vinimos a vivir acá es porque no tenemos otra opción. Yo fui una de las personas que se vino a vivir para acá porque ya no me daba el presupuesto para seguir alquilando. Y alquilé siempre. Imaginate, de vivir cómoda, medianamente en el lujo, en el sentido de tener todo bien instalado… Venirte acá de la noche a la mañana, y que después te quieran hacer volver a alquilar, como que no… No lo queremos, no arreglamos nada.

EC: Hay una cuestión que usted comentó. Que [las trabajadoras sociales del Ministerio] en una casa decían una cosa, en otra casa daban otra información…
E: A todos nos decían lo mismo, que nos querían dar el dinero, pero decían ”fulano arregló”, “el otro chico de allá también”, y lo más lindo es que en el día de la reunión nos dimos con que no, con que no había sido. Ellos mismos nos quieren poner en contra, que ahí nomás decimos “ay qué tonta, cómo va a arreglar por 5 mil pesos, no hacés nada”. Y mirá lo que es el Gobierno, el Estado, lo que tenemos… Ellos nos dijeron a nosotros “bueno, y si no se agarran la plata y se van a vivir de prestado a otro lado”. Así, los del Estado, las asistentes sociales. El mismo Messori, que me quedó grabado su nombre. Él, como diciendo “se van a agarrar la plata ustedes”.
C: “Váyanse a lo de algún familiar, hasta que les hagamos las casas”.

EC: Esta cuestión que ustedes nos dicen, viene de hace un mes. Ustedes aquí, ¿están hace poco, hace mucho? ¿Son 18 familias?
E: Ellos, cuando fuimos a la reunión, dijeron que tenían un plazo de 30 días para desalojar esta calle.
C: Que si en 30 días nosotros no llegábamos a un acuerdo, nos pasaban a la Municipalidad y la Municipalidad venía con una carta documento y nos teníamos que ir sí o sí, nos íbamos, quisiéramos o no.

EC: ¿Ellos dijeron que era la Municipalidad?
C:  Y que la Municipalidad era la que los estaba apurando a ellos con la obra.

EC: Y ustedes, en estas tierras, ¿hace cuánto que están?
E:  Ocho años. Siete, ocho. Menos de eso, ninguna.

EC: Esta es la situación, la propuesta que les ha hecho el Gobierno, la problemática en la que están en estos momentos. Y ustedes, ¿qué quieren en este momento, qué proponen, o qué les interesa como solución?
E: Si ellos quieren que nos vayamos, que nos den nuestras casas. Nada más.
C: Todos dicen que hay casas, dicen que sí están las casas. Hay 50 casas [ya construidas en Barrio Héroes de Malvinas/Vicor], y las delegadas [de la Comisión] nos dicen que hay 20 vecinos del otro lado que no se quieren ir, pero tampoco nos quieren dar esas casas a nosotros [refiriéndose al Gobierno], porque dicen que ya están destinadas. Pero si nosotros somos la prioridad, que tenemos que salir de esta calle, ¿por qué no nos daban 18 casas a nosotros? Si hay gente del otro lado que todavía no molesta, no perjudica en nada a las obras. Eso es lo que no entendemos.
E: Y no vinieron más, no vinieron ni desde la Municipalidad ni desde el Ministerio.

EC: Ustedes entienden entonces que lo justo sería que les puedan brindar otras casas.
C:  Y… ¿por qué a dónde nos vamos a ir?
E: Que Paulo Messori me lleve a vivir a su casa, que no debe vivir en ningún rancho.
C: Aparte, como dijo ella. Si nosotros estamos acá es porque no tenemos para alquilar, y no tenemos otro lugar para ir a vivir. Estamos acá porque es lo único que nos queda, vivir acá.
E: No porque nos guste vivir en una Villa. A mí no me gusta.
C: A mí tampoco.

EC: ¿Y cómo ven el derecho a la vivienda? ¿cómo charlaron entre ustedes lo que esto implica?
E: Nosotras somos medio brutas en el sentido de que ninguna tiene un secundario completo, pero queremos nuestra casa, y sabemos que tenemos derecho por la cantidad de años que estamos acá, porque eso también lo sabemos. Y si ellos necesitan tanto el lugar, bueno, nosotros también necesitamos una vivienda digna, mejor de lo que estamos. Porque la mayoría de las casas éstas, son todas terminadas… Está bien que son ganchos, que “robamos la luz”, “robamos el agua”, porque es así. Pero no podemos hacer otra cosa, no nos da el presupuesto para ir a alquilar. Y, hoy por hoy, como están las cosas, que vos tenés 100 pesos y no hacés nada… Nosotros queremos tener una casa digna, y no queremos ir a alquilar. No nos vamos a ir a alquilar.

EC: Ante lo que les planteó el Ministerio, “venimos a hacerles esta oferta, tenemos un plazo de 30 días”, ¿cuáles fueron las estrategias, o qué hicieron ustedes como vecinas?
C:  Nos plantamos y les dijimos que no, que no nos íbamos a ir.
E:  Llamamos a Canal 8.
C:  Y les dijimos que no. Que si no nos dan las casas, no vamos a salir. Que no tenemos a donde ir.

EC: ¿A esto lo hicieron de manera individual o se juntaron?
E: Somos “vecinas autoconvocadas”. Somos las 18 afectadas, las que estamos… En el momento en que nos dijeron así, todos los días nos juntábamos, todos los días era el tema…

EC: ¿Pero hay una comunicación, y la decisión de estar juntas?
E:  Sí, por ejemplo, ahora vinieron ustedes, las busqué y vinieron. No estamos las 18 pero somos varias.

EC: ¿Cuál sería el mensaje en el que ustedes están de acuerdo?
E:  Que no nos vamos, hasta que no nos den una casa.
C:  Nosotros nos vamos de acá cuando ya nos den la casa, con llave en mano. Sino no nos vamos, no nos vamos a alquilar, nada. Nosotros queremos la casa.

EC: ¿Cómo se sintieron en esta experiencia de haberse juntado, de haber tomado decisiones juntas? ¿Es la primera vez que se juntan las 18 familias?
C:  Es la primera vez. Y está bueno. Porque estamos peleando todos por lo mismo. Por una casa, por una vivienda digna para cada uno de nosotros, para nuestros hijos. No podemos sacarlos… ir a una piecita de cuatro por cuatro, meterse ella con su marido y sus siete hijos. Cuando acá tiene sus dos habitaciones, cocina comedor… como sea, pero las tiene.

EC: ¿Ustedes entienden que hay una ventaja en trabajar esto colectivamente?
E: Eso lo sabemos. Siempre hablamos y decimos, “si no nos juntamos en ésta, nos van a pasar por encima”. Como que todas somos conscientes de que… de a uno no vamos a hacer nada. Yo, por ejemplo, en mi caso, si seguía el problema, yo me abría, me ponía con las otras vecinas y capaz me quedaba, no tengo problema. Pero ellas dijeron “todos nos vamos a Vicor”… Perfecto, entonces yo también lucho con lo mismo, “me voy a Vicor con ustedes”. Siempre y cuando no haya problemas, porque esto no es para crear problemas entre nosotros, sino al contrario. Unirnos entre nosotros, porque si nos peleamos entre nosotros van a venir los de afuera y nos van a devorar. Y no es lo justo. A todos nos costó.
C: Después de la reunión, las máquinas querían entrar para acá. Y fue cuando se rompió, agarraron el caño y lo rompieron. Entonces fuimos, una de las chicas fue y les dijo que nosotros no los íbamos a dejar pasar. Él dijo que tenía que hablar con el encargado. Y de ahí nosotras fuimos y hablamos con el encargado. (…).
E: Después, el fin de semana también, que habían dejado todo el bordo de tierra ahí en el medio de la calle como para que no salgamos. Y yo justo salí a tomar mate afuera y pasaba uno de los chicos que se iba a trabajar y no podía pasar. Y yo andaba de bata, recién me levantaba, de bata y el mate… y salí. ¡Me dio una bronca, digo, éstos qué se piensan, que no vive gente, que la gente no se levanta temprano a trabajar por el hecho de que vivamos en una villa! Y agarro y le digo a los obreros, ¿quién es el encargado? “Esos dos que están allá”, y me fui para allá, doña Clotilde era yo. Y le digo “Discúlpeme, ¿quién es el encargado de la obra?”, “yo señora, ¿qué pasa?”. Y le digo “usted, aunque no lo crea, nosotros sí vivimos en una villa. Y hay gente que se levanta temprano a trabajar, y ustedes han hecho muy mal en cerrar ahí, y yo les digo que saquen eso. Y rompieron un caño, lo arreglaron y dejaron un pozo tremendo ahí, ¿le parece a usted?”. Y el otro muchacho me dice “eso estaba”, eso no estaba, le digo, yo vivo acá hace 8 años y no me podés decir lo que estaba y lo que no estaba. Y agarró, y me dijo, “dame media que lo sacamos”, y le digo, espero que lo saquen. Lo sacaron… pero dejaron un desastre ahí que no podíamos… fue peor. Y ya el lunes de nuevo fui y lo agarré de nuevo. Y ya como que acomodaron un poco. Y ya no pasaron más las máquinas ni nada porque no los dejaron ellas. Yo en ese momento no estaba.

EC: Hubo entonces un grupo de familias que las asesoraron antes de la reunión. ¿Cómo fue esta experiencia, les sirvió?
C: Sí, porque fue lo que nos ayudó a contestar. Nos dijeron todo lo que iba a decir el hombre.
E:  A nosotros nos dijeron que si a Paulo Messori le decíamos algo que no le iba a gustar se iba a levantar y se iba a ir. Y también eso fue lo que hizo. Y nosotros no nos dimos cuenta de decirle ahí que era un maleducado, porque él a uno de las vecinas le dio a entender que era una maleducada… La mujer le dijo que fuera al grano, que hablara lo que teníamos que hablar, y que no nos volviera a repetir lo del alquiler si él sabía que el alquiler no lo queríamos; y él le dijo “espere señora, déjeme hablar, si usted ya sabe todo para qué vino”. Y nosotros lo escuchamos a él, aunque repetía doscientas veces lo mismo nosotros lo escuchábamos. Pero él a nosotros no nos dio la posibilidad de que le dijéramos todo lo que queríamos decir. Porque como se enojó cuando nosotros le dijimos -cuando él nos metía miedo de que la Municipalidad nos podía intimar y desalojarnos de acá- “¿y si nosotros buscamos un recurso de amparo?”.
C:  Ahí se enojó.
E:  Ahí se enojó. Y ahí una de ellas dijo “¿esas que tienen que desalojar, cuántas son, 16 o 17?” Y ahí les digo yo, “tienen que ser 18 porque mi hija también está embarazada y tiene que tener su casa, y mis vecinas me apoyan en esto”. Y el Paulo Messori, ahí fue cuando se levantó y dijo, “¿ustedes apoyan en eso, están de acuerdo con lo que ella dice?”, Sí, le dijeron las chicas. Como que ahí el tipo se cabreó y se fue.

EC: ¿Ustedes ven que la posibilidad de solución tiene que ver con estar juntas?
C: Es que aparte… si vienen a la mañana, muchas veces no nos encuentran a todos, porque hay muchas que trabajamos. Por ejemplo, en mi caso, yo trabajo todo el día, y también estoy llegando tarde. Y hay unas que se quedan y están siempre, y ellas nos comunican a nosotros.
E:  Pero no es lo mismo… lo lógico sería que [desde el Ministerio] vengan en un horario en que estén todos, o que vengan los sábados.
C:  No te dejan entrar las cosas para construir.
E:  Ah, sí… Yo tengo la mitad de las cosas para hacerle a mi hija la pieza, tenía que entrar los ladrillos y la policía no me dejó. Porque no se puede entrar materiales.


(*) Licenciado en Psicología, becario del Colegio de Psicólogos de Córdoba, integrante del Espacio-Laboratorio de Arte/s, Performance/s y Subjetividad/es (ELAPS), UNC.

(**) Otra lluvia, otro tropezón de la ciudad (Día a Día).

Vecinos apuntan a Gama por inundaciones en El Tropezón ( La Mañana de Córdoba)

Tardío anuncio de obras en arroyo El Infiernillo (La Mañana de Córdoba)

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