Boletín diario del Portal Libertario OACA |
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- El anarquismo y el cambio revolucionario
- Las mil y una estafas inmobiliarias
- Rajoy/I. González o la conquista del Estado por la derecha clerical
- [Radio] La Contratertulia: Conversando con Gabriel Pombo Da Silva. Parte I
- Hay otros mundos, y están en este. Sobre el intento de desalojo de 19 familias en Juan Grande (Gran Canaria)
- [Radio] Se vende sanidad pública (Todo lo que deberías saber sobre la privatización, pero nadie quiere contarte)
- Lo que no te cuentan del conflicto sanitario de Móstoles
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Posted: 08 May 2017 10:12 AM PDT
¿Qué
significa el término 'revolución' hoy en día? Si bien, es obvio, que el
significado social y político tiene su importancia histórica, en la
actualidad parece haberse desterrado, en gran parte del imaginario de la
gente, la posibilidad de un gran cambio revolucionario.Es más, el asunto cobra importancia,ya adentrándonos en el terreno libertario, cuando se produce la manida, y cansina, discusión acerca de por qué no votar en unas elecciones. Es decir, nunca habría que decir que votar no sirve para nada, sino que no es útil en absoluto para cambiar la sociedad, para una transformación radical de la misma, en definitiva, para la revolución. Tiene mucho que ver con unos tiempos en los que, relacionado con el fin de las ideologías, parecía ya hace algunos años haberse llegado al fin de la Historia. Una estupidez tremebunda, ya que siempre las sociedades humanas están sujetas a cambios históricos, pero es un discurso que, a pesar de las numerosas crisis padecidas, caló en gran medida en el imaginario de la gente. Es cierto que, en el horizonte, no parece vislumbrarse un gran cambio revolucionario; incluso, lo que se ha tildado como 'revolución' en los últimos años nada tiene que ver con los grandes eventos revolucionarios del pasado. Otra cuestión, según esa visión conservadora o reaccionaria, ya que habría habido una praxis más bien desastrosa en el pasado, es que no serían deseables desde este punto de vista. Esta visión sería, obviamente, mantenedora del statu quo, aunque los que la profesan sí aceptan algún cambio, normalmente mediante el sistema establecido y de forma más bien cosmética. Frente a ello, están los que consideramos que la transformación radical, el cambio revolucionario (en muchos ámbitos de la vida), es más necesario que nunca, ya que el capitalismo y los Estados nos conducen hacia un desastre considerable, por no decir que ya lo padecemos. Digamos que, a priori, es una cuestión de deseo revolucionario, que gran parte de la población no parece tener, ya que sus conciencias parecen colonizadas por esas fuerzas conservadoras, o reaccionarias, que aseguran que otro mundo no es posible. Por supuesto, al no existir el deseo y la conciencia revolucionarios de forma mayoritaria, resulta imposible animar a la movilización y el cambio. Máxime, si hablamos de las ideas anarquistas, que no dejan de promover una participación completa de la sociedad n el cambio de las cosas, una profundización en la democracia, si se quiera llamar así. En primer lugar, hay que decir que desmontar a los que aseguran que no es posible el cambio revolucionario es cosa sencilla. La historia nos demuestra que las sociedades humanas se transforman continuamente, a veces de forma paulatina, otras mediante un gran acontecimiento, de forma progresiva o no. En definitiva, el cambio revolucionario es inherente a la misma existencia de las comunidades formadas por seres humanos. La teleología, la historia de la humanidad dirigida hacia un fin óptimo, un concepto de origen religioso, que acabó secularizado de alguna manera, es algo, no solo discutible, sino francamente rechazable. Lo que sí resulta posible es el cambio innovador y radical de la sociedad, pero gracias al deseo y la voluntad de los seres humanos, no a factores externos. Podemos mencionar aquí a Albert Camus y su hombre rebelde, que es capaz de decir no a la autoridad instituida y acabar cambiando lo que aparecía como inmutable. Por lo tanto, procuremos que se acepte en primer lugar que es posible cambiar el estado de las cosas, una concepción de la libertad radical e innovadora. Volvamos ahora al término revolución. Esa posibilidad de la transformación radical estaría fundada en lo que Eduardo Colombo denomina "imaginario revolucionario", nuestra capacidad simbólico-instituyente, que adoptaría diversas formas, pero en su versión anarquista estaría formado por los deseos y aspiraciones de una libertad basada en la igualdad, un rechazo a toda forma de dominación o una acción social sin intermediarios, entre otras cuestiones, que propiciarían el gran acontecimiento revolucionario. Sería un imaginario social libertario, más o menos similar al clásico, al de los militantes cuando nació el anarquismo en el siglo XIX y su desarrollo posterior. Sin embargo, otros autores anarquistas, como es el caso de Tomás Ibáñez, si bien aceptan como es lógico el deseo del cambio revolucionario, consideran que el imaginario que lo propicia es, a la fuerza, hoy muy diferente. Si bien los rasgos que caracterizan al anarquismo son los mismos, ya que hay principios y actitudes que son permanentes, el mundo hoy es muy distinto y no sería hoy posible un gran evento transformador como en el pasado. Las continuas mutaciones del capitalismo, que se renueva a sí mismo una y otra vez de forma inédita, junto al desarrollo tecnológico y la era internet, suponen hoy un mundo muy diferente al de hace un siglo. Es todo un debate este, el de la posibilidad de un imaginario revolucionario con cierta conexión con el pasado, el de los grandes acontecimientos de cambio, o la posibilidad de uno que acepte que las revoluciones adoptarán formas muy diferentes. Es la misma controversia entre los postulados de la Modernidad, con su gran confianza en la razón y en el progreso, y la situación posmoderna, verdaderamente incierta y, aparentemente, sin demasiado a lo que agarrarse. Diremos, como ya lo hemos hecho otras veces, que tal vez es un falso dilema: es necesaria una conexión con las raíces de la Ilustración, con la razón crítica, lo mismo que un feroz cuestionamiento de todo lo que ha habido de pernicioso en el desarrollo de la Modernidad (y que tienen mucho, o todo, que ver con el sistema económico, explotador, y político, dominador). Por otra parte, el análisis de la sociedad posmoderna, todo lo que en él hay de crítico, antiautoritario y social, es muy interesante y hay que tenerlo en cuenta. Lo importante, respecto al cambio revolucionario, a priori, es aceptar que este siempre resulta posible, mantener intacto nuestro deseo del mismo y trabajar en la medida de nuestras fuerzas por esa sociedad libertaria. Si las conciencias de gran parte de la sociedad parecen colonizadas por un sistema que nos gusta en absoluto, la gran tarea es cómo propiciar un nuevo escenario revolucionario en el que el gran deseo de las personas sea el de una libertad amplia y un reconocimiento de la misma en el otro, la solidaridad sobre la que pivota la sociedad anarquista. La respuesta, como siempre ha sido, es empezar a construirlo aquí y ahora.
Capi Vidal
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Posted: 08 May 2017 10:07 AM PDT
En
ningún país la banca es de fiar, pero en España es especialmente
mentirosa, usurera, ladrona y estafadora. Ésta ha convertido el hecho de
conceder un préstamo con garantía hipotecaria en un negocio redondo,
que le ha reportado un beneficio de millones de euros, además de
procurarle un enorme parque inmobiliario expoliado a todos los
trabajadores que han resultado golpeados duramente por la, todavía, no
acabada crisis económica, ante la imposibilidad de éstos de seguir
pagando la hipoteca (la cual está plagada de cláusulas abusivas, a todas
luces ilegales, y que la banca totaliza troceándola en pequeños trozos,
vendiendo cada uno de ellos a bonistas, fondos buitre y otros
especuladores por el estilo, operación que repite con cada hipoteca una
gran cantidad de veces obteniendo grandes beneficios de millones y
millones de euros que superan con creces el dinero que se supone que han
prestado). Pero este hecho no es lo más grave. Lo más grave es que,
además, ha seguido cobrando la hipoteca a los afectados, no siendo ya
los acreedores legales, y eso, unido a la enormidad de cláusulas
abusivas que inundan las hipotecas, deja bastante claro que no son los
hipotecados quienes deben dinero a los bancos, sino al revés. Pero no
termina ahí la cosa; es mucho peor. Los desahucios han producido a todos
los que los han sufrido una serie de males que no se compensan con
nada: suicidios, rupturas familiares, enfermedades crónicas y otras
vicisitudes, que les convierte en víctimas, no sólo de la banca sino de
los poderes políticos, judiciales y de control de la banca, que no han
hecho nada por controlar ni frenar la rapiña bancaria, unos por depender
económicamente de los préstamos bancarios para pagar sus carísimas
campañas electorales, otros por temer las represalias económicas y
laborales de políticos y banqueros. Los encargados de vigilar a la banca
no han cumplido su cometido, dando muestras de una pasividad y una
incompetencia fuera de toda lógica.La actuación de la llamada Plataforma de afectados por la hipoteca (PAH) oficial que, lejos de defender a las víctimas hipotecadas, les ha engañado con el tema de la dación en pago, la convierte en cómplice de la estafa bancaria, lanzando el mensaje que interesa a la banca, o sea, dación en pago (entregar la vivienda al banco sin, ni siquiera, pelear por ella), que significa entregar a un banco el piso en propiedad a cambio de un alquiler social falso (se puede utilizar ese piso, que es del banco, a cambio de un alquiler), pues no es de vivienda pública. Denunciar el mafioso comportamiento que la PAH oficial ha tenido con las PAH disidentes que han lanzado un mensaje diferente: condonación de la deuda hipotecaria, que la vivienda habitual sea declarada un bien inembargable, etc., etc. Ahora que el Tribunal Europeo de Justicia ha fallado en favor de las víctimas y contra la banca dando la razón a las PAH disidentes, de repente todos, de manera muy sospechosa, prometen la devolución del dinero estafado. Pero no es una cuestión de dinero: ha muerto y atravesado una situación de extremo sufrimiento demasiada gente para que el resarcimiento sea una mera cuestión económica. El mal causado exige mucho más que todo eso: exige justicia y reparación, exige la condonación de la deuda hipotecaria, que la vivienda habitual sea declarada bien inembargable, exige la devolución de los pisos expoliados a sus verdaderos dueños y del dinero estafado, y exige la prisión para los banqueros y sus cómplices en este genocidio financiero.
Txentxo Jauregui
Publicado el Periódico Tierra y Libertad, Mayo de 2017
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Posted: 08 May 2017 09:42 AM PDT
¿Qué
pasó con los franquistas, los falangistas, los fascistas, los obispos,
los funcionarios, los militares, los jueces, los fiscales, los
catedráticos en derecho canónico y fascista, los periodistas, el
clero…que, durante la República, la guerra y la posguerra, cuarenta
años, sirvieron fielmente a la Dictadura? Se diluyeron durante la
Transición? Desaparecieron por arte de magia? Si hubieran sido espíritus
puros, seguramente. Pero esos espíritus no existen. Ni si quiera en la
dialéctica hegeliana.La Transición fue, para esta derecha clerical, un proceso de metamorfosis que, sin antítesis, quebrando las leyes de la dialéctica, tuvo una síntesis: el Partido Popular, como estructura orgánica e ideológica. Un partido cuyos ministros juran, en un Estado laico, ante un crucifijo. Haciendo, de esta manera, una burla a la Constitución y su título I, sobre derechos y libertades individuales. La Iglesia católica es su única soberanía, su único fundamento de legalidad y su conciencia. La doctrina cristiana. Ante la que inclina la rodilla el Jefe de Estado, monarca, de un Estado laico. Y esto no es un guion esperpéntico de los Hermanos Marx, que acabo de descubrir en un desván, cubierto de momias. ¿Qué tendrá Rajoy?, que, mientras millones de personas se van hundiendo, irreversible y necesariamente, en las arenas movedizas de la miseria, creada por su política económica, social, sanitaria, educativa y fiscal, para que unas oligarquías financieras, empresariales y religiosas sean cada día más ricas, mientras él sonríe, beatíficamente, como quien ha cumplido, satisfactoriamente para sus amos, con su misión. Como buen católico sabe que los pobres son y serán bienaventurados, sólo, mientras sean pobres. Por eso su política no tiene otra razón religiosa de ser que la de arruinarnos. Dando así sentido religioso a nuestras miserables vidas. A todos, menos a las oligarquías. Que éstas ya han conquistado el Reino de la Tierra. Uno de sus predecesores fue Villoslada, religioso y antiliberal, allá en la segunda mitad del siglo XIX, para quien “El hombre que se necesitaba” era aquel que estaba dispuesto a matar por proteger a la Iglesia, capitalizarla con asignaciones en títulos de Deuda; el mismo que dejaría en libertad a la Iglesia para que se estableciera donde quisiera, cuando quisiera y como quisiera. El mismo que se comprometió a defender la propiedad privada de los ricos y a dar a los pobres pan y orden. Este era su programa, como expuso en “El Pensamiento español”, 1860. Otro antepasado de Rajoy fue Nocedal, para quien “Lo que exigen los intereses permanentes de España es que España sea el paladín constante y acérrimo del catolicismo y la Santa Sede”. Intelectualmente, su principal ascendiente fue Menéndez Pelayo, quien escribió, tal vez pensando en Rajoy, que “El genio español es eminentemente católico” y que la grandeza histórica de España se debe a que “España, evangelizadora de la mitad del orbe; España, martillo de herejes, luz de Trento, espada de Roma, cuna de San Ignacio…esa es nuestra grandeza y nuestra unidad: no tenemos otra.” Pero sus inspiradores políticos son, sin duda, Maura, quien en 1914, escribió… “a fin de implantar en la vida política de España “el programa mínimo” del tradicionalismo, sin derrocar la dinastía, y hacer que el régimen liberal se fuese transformando paulatinamente en un régimen perfectamente católico.” Más este movimiento nunca tuvo trascendencia, añaden los jesuitas decepcionados. Pero no importa, porque a partir del 1933, otro católico puesto por el papa al frente de la “CEDA”, el partido católico creado para organizar a toda la derecha contra la República, en cumplimiento de la carta de Pío XI, dirigida a los terratenientes, monárquicos y militares, en 1933, titulada “Dilectissima nobis”, Gil Robles, imitando al católico Dollfus en Austria, proclamó, citando la encíclica “Rerum novarum” de León XIII, sin pelos en la lengua: “El corporativismo es una forma de democracia distinta a la predominante en nuestros días, que es la democracia liberal o inorgánica. Los sistemas demoliberales parten de la idea de que el individuo es un ser aislado, con tendencia a convivir, que libremente pacta con otros hombres y crea una sociedad concreta. El sujeto de la política es, pues, el individuo que ha sustituido a su comunidad. En consecuencia, no hay más técnica de representación popular que el sufragio universal inorgánico en el que cada individuo tiene un solo voto igual. Por el contrario, la democracia orgánica o corporativismo defiende que el individuo no es un ser aislado sino que está integrado en los órganos de la sociedad. Este tipo de democracia admite una pluralidad de cuerpos sociales intermedios tanto territoriales (municipio, comarca, región, nación, etc.) como institucionales (iglesias, administración, ejército, etc.) o profesionales (agricultura, industria, servicios, etc.). La diferencia entre estos dos tipos de democracia es obvia. En la democracia inorgánica o liberal, los individuos ejercen sus derechos a través de los partidos políticos, que no reconocen capacidad política representativa a los demás cuerpos sociales. Es más, es fácil que degeneren en partitocracia y que no defiendan los derechos de los ciudadanos sino los intereses de los partidos. Representan, en primer lugar, a la oligarquía del partido, y en segundo lugar, los intereses de su ideología, imagen, programa, etc. En cambio, un diputado orgánico, de un municipio o de un sindicato, representa unos intereses localizados y concretos. Además, no están sometidos a la férrea disciplina de un partido político y no corren el riesgo de que unas elecciones inorgánicas provoquen una revancha revisionista de los partidos opuestos, aún a pesar del interés general de la nación”. (Tardieu, A.: La reforma del Estado. Su problema en España, preámbulo de José María Gil-Robles, Madrid, Librería Internacional, 1935, pg. 25; Rojas Quintana, F.A.: José María Gil-Robles (1898-1980). Una biografía política. Tesis doctoral, Universidad Complutense, 2000). Y tan arrogante como cualquier obispo, saltándose la recomendada humildad cristiana a la torera, remató: “Queremos una patria totalitaria y me sorprende que se nos invite a que vayamos fuera en busca de novedades, cuando la política unitaria y totalitaria la tenemos en nuestra gloriosa tradición”. Proclamaba la realidad de la unión de las derechas. ¿Para qué? “Para formar el gran frente antimarxista, porque la necesidad del momento es la derrota del socialismo”, finalidad a conseguir a toda costa. “Si hay que ceder se cede”. Y añadía: “No queremos el poder conseguido por contubernios y colaboraciones. El poder ha de ser íntegro para nosotros. Para la realización de nuestro ideal no nos detendremos en formas arcaicas. Cuando llegue el momento, el Parlamento se somete o desaparece. La democracia será un medio, pero no un fin. Vamos a liquidar la revolución.” (Arrarás, J., Historia de la Segunda República española, tomo segundo, Editora Nacional, Madrid, 1964, pgs 223-224) Fracasó en su delirante sueño de imponer en España el modelo del fascista católico Dolfuss. La primera reacción fue la revolución de 1934. La derecha católica ya no era capaz de imponer la dictadura fascista por la vía de la accidentalidad y el posibilismo clerical. Y no tuvo otra alternativa que recurrir a la rebelión militar, contra la República. Había fracasado toda su estrategia papal de la “tesis e hipótesis”. Franco fue calificado de hombre providencial. Que eso quiere decir que había sido elegido por dios para acabar con la República. No en vano fue nombrado Caudillo de España por la Gracia de Dios”. Y este es el mayor título que se puede dar a un mortal aún vivo. Y la guerra fue calificada de “cruzada católica contra la República”. ... “Esta cruentísima guerra es, en el fondo, una guerra de principios, de doctrinas, de un concepto de la vida y del hecho social contra otro, de una civilización contra otra. Es la guerra que sostiene el espíritu cristiano y español contra este otro espíritu, si espíritu puede llamarse, que quisiera fundir todo lo humano, desde las cumbres del pensamiento a la pequeñez del vivir cotidiano, en el molde del materialismo marxista. De una parte, combatientes de toda ideología que represente, parcial o integralmente, la vieja tradición e historia de España; de otra, un informe conglomerado de combatientes cuyo empeño principal es, más que vencer al enemigo, o, si se quiere, por el triunfo sobre el enemigo, destruir todos los valores de nuestra vieja civilización.”, dijo el 23 de noviembre de 1936, el cardenal arzobispo de Toledo, Gomá. Y se fue a la cama. Y la Dictadura se metamorfoseó en monarquía parlamentaria. No con mucha alegría, desde luego. Porque las conquistas franquistas estaban amenazadas por las izquierdas y la unidad de la católica España por los independentistas. Era necesario reconquistar el Poder. Ocupar el Estado. El Partido Popular, nombre de orígenes católico, fue, como la CEDA, el instrumento orgánico para dar el asalto al Estado. El primer asalto lo dio Aznar y preparó las plataformas para el siguiente: la ocupación de todos los aparatos del Estado para conseguir el objetivo que se había propuesto, hacía cien años, Maura: … “hacer que el régimen liberal se fuese transformando paulatinamente en un régimen perfectamente católico.” El papa León XIII, finales siglos XIX, no sin la inspiración de los carlistas y católicos franceses contra las repúblicas laicas, empezó a elaborar una nueva doctrina y una estrategia, en respuesta a las conquistas republicanas, laicas, socialistas, anarquistas y comunistas. En varias encíclicas: “Inmortale dei”, “Libertas”, “Diuturnum illud”,” Intergravissimas”, “Au millieu des sollicitudes”, “Nobillisima gens galorum”, “Inter Católicos Hispaniae”…etc fue elaborando una estrategia, mucho antes de que hubiera nacido Lenin, de conquista por la vía pacífica del Estado democrático, laico y sujeto de derechos para, desde la legalidad, pero contra la legitimidad, los derechos individuales, imponer, como dijo Maura, la doctrina cristiana y el Poder clerical. Del que, por cierto, la derecha española no puede prescindir. Sería como quitarles el biberón y la poca inteligencia que tienen. La suficiente para obedecer al clero. Junto con el concepto de “accidentalidad de las formas de gobierno”, con lo que dejaba claro que la Iglesia no defendería ninguna forma de gobierno democrática, laica y republicana, impuso a los católicos la estrategia posibilista de no oponerse a la forma de gobierno para conquistar el parlamento y, desde ahí, imponer, sin renunciar, la doctrina cristiana. Esta estrategia recibió en España el nombre ingenioso de “tesis e hipótesis”. Y no había nacido Lenin, repito. En qué consistía? “Había, dicen los jesuitas Llorca, Villoslada, Leturia y Montalbán, en su”Historia de la Iglesia Católica, Tomo IV”, pg. 620, había en el campo liberal-conservador, formando su derecha, sinceros católicos. El programa político de esta agrupación era el reconocimiento de la dinastía Alfonsina, el acatamiento de todas las decisiones pontificias, sobre todo las del Syllabus, pero reconociendo que, dentro del constitucionalismo, había que atemperarse a las circunstancias de los tiempos, haciendo ciertas concesiones, no en el terreno teórico, dogmático, de los principios, sino en el práctico del gobierno…” El Padre Conrado Muiños describió esta estrategia en los siguientes términos: Tesis es el ideal o los principios y doctrinas cristianas que por ley divina deben regular la vida pública de todos los Estados; hipótesis, es la parte del ideal realizable según las circunstancias.” Alejandro Pidal y Mon, fundador del Partido “Unión Católica”, bendecido por León XIII y aprobado por el arzobispo de Toledo, lo resumió en el lema: “Querer lo que se debe y hacer lo que se puede”. Al mismo tiempo, la Iglesia empezó, de una manera precipitada en los últimos treinta años, a multiplicar sus universidades. Con qué finalidad? Porque para qué necesita la Iglesia formar médicos, profesores, jueces, fiscales, economistas… muy sencillo, los necesita para conquistar todos los aparatos del Estado, la Educación, la prensa y hasta la economía. Los ministros, con Rajoy, sólo son aquellos que tienen la bendición de los obispos. Razón por la cual, es el Opus dei el que gobierna. Amparados en qué documentos o encíclicas papales. Mariano Rajoy, escribe Josep Ramoneda en “El ascenso de la extrema derecha en Europa”, Público, 3-V-17,intentó imponer una contrarreforma en los primeros años de su mandato. El presidente quiso demostrar que la derecha había recuperado el poder sin complejos, y puso en acción al arsenal católico, conservador y centralizador. Desde la impunidad de la mayoría absoluta, implementó tres proyectos estrella que encargó a los tres ministros con más carga ideológica del Gobierno: la ley de Educación de Wert, la ley Mordaza de Fernández Díaz, y la del Aborto, en manos de Alberto Ruiz Gallardón. Se le olvida a Ramoneda la cuarta pata de la estrategia clerical de Rajoy, el hombre que la Iglesia necesitaba, no en vano: desmantelar, privatizando, el Estado de bienestar. Y aquí entra en juego Ignacio González o la estrategia de la corrupción. Que es algo más que codicia. Es voluntad de Poder, como él mismo reconoce en sus conversaciones tratando de conquistar los aparatos judiciales y fiscales del Estado. Junto con los ministeriales. A quién beneficia la privatización de la propiedad pública. Entre otros a la Iglesia porque las propiedades públicas, como los dineros públicos se van transfiriendo, a esta corporación clerical. Centros educativos, hospitales…Y todo ello fundamentado en una encíclica muy reciente, la “Centessimus annus” del papa Juan Pablo II. Porque toda la política de Rajoy, como la de la derecha del siglo XIX, emana de las encíclicas papales. Detalle que Ramoneda no ha tenido en cuenta. La ley de Educación de Wert y la delirante y patológica oposición al aborto de ese extraño personaje Ruiz Gallardón, en contra de la coeducación y de la educación para la sexualidad y no contra la sexualidad, emanan de dos encíclicas, al menos, y un documento pontificio, la “Castii connubi” y la “Divini illius magistri”, de un lado y del documento titulado “Sexualidad humana: verdad y significado. orientaciones educativas en familia (8 de diciembre, 1995), publicado por el Pontificio Consejo para la familia. En la Divini… podemos leer delicias como ésta: “Educación "sexual" 41. Peligroso en grado extremo…” “Coeducación 42. Igualmente erróneo y pernicioso a la educación cristiana es el método llamado de la coeducación, fundado también, según muchos, en el naturalismo negador del pecado original, y, además, según todos los sostenedores de este método, en una deplorable confusión de ideas que trueca la legítima convivencia humana en una promiscuidad e igualdad niveladora. El Creador ha ordenado y dispuesto la convivencia perfecta de los dos sexos solamente en la unidad del matrimonio, y gradualmente separada en la familia y en la sociedad. Además, no hay en la naturaleza misma, que los hace diversos en el organismo, en las inclinaciones y en las aptitudes, ningún motivo para que pueda o deba haber promiscuidad y mucho menos igualdad de formación para ambos sexos.” Han pasado 16 siglos desde que los emperadores Constantino legalizara la Iglesia y el emperador Teodosio, santo, por cierto, la impusiera como única religión del Imperio. Que un país del siglo XXI, tenga ministros que viven en la Edad Media y piensan al dictado de la voluntad del clero, sería un chiste, si no fuera porque son vampiros que viven por las noches y duermen momificados por el día. La ley Mordaza de Fernández Díaz, un ex ministro de misa diaria, cilicio y con una saneada cuenta corriente, es una terrible amenaza, un golpe de Estado, contra los fundamentos de legitimidad de la democracia y de las libertades. Contra el título Iª de la Constitución sobre derechos individuales y libertades. La Iglesia siempre ha combatido contra la Declaración de derechos humanos. Hoy día lo simula, pero los sigue combatiendo porque son incompatibles con la doctrina y valores cristianos, basados en: obediencia, castidad, mortificación, humildad, resignación… Toda esa combatividad papal contra los derechos individuales la sintetizó y actualizó el papa Juan Pablo II en su citada encíclica “Centessimus annus”. Donde califica los derechos de “ideología de la democracia”, como algo peyorativo. En “Balance de un siglo y perspectivas para una nueva fase histórica”, revista católica Humanitas nº 24, dice Pedro Morandé Court La más notoria de esas consecuencias es la que se podría llamar “ideología democrática”, que poco o nada tiene que ver - más bien todo lo contrario- con la promoción y defensa de la democracia política. Tanto en la encíclica Centesimus annus como en la Veritatis splendor se denuncia la alianza entre democracia política y relativismo ético como una de las principales causas del deterioro moral de las sociedades de nuestro entorno. Se trata de la ideología del individualismo radical.” Sin disimulo, se condena la Declaración Universal de Derechos Humanos o Titulo Iª de la Constitución española. Bien, pues en esta misma encíclica, este mismo papa defiende la propiedad privada, condena la propiedad pública, y poner como ejemplo de progreso universal la globalización. No dice nada de la inmensa miseria de la India, del Asia musulmana, de Africa, de la América del Sur, del desmantelamiento del Estado de bienestar. En definitiva, éste es un obstáculo para la expansión comercial de las multinacionales y oligarquías. Y la Iglesia no es otra cosa que una corporación multinacional educativa, sanitaria, inmobiliaria…etc. Dice este papa en esta encíclica: En años recientes se ha afirmado que el desarrollo de los países más pobres dependía del aislamiento del mercado mundial, así como de su confianza exclusiva en las propias fuerzas. La historia reciente ha puesto de manifiesto que los países que se han marginado han experimentado un estancamiento y retroceso; en cambio, han experimentado un desarrollo los países que han logrado introducirse en la interrelación general de las actividades económicas a nivel internacional. Si por «capitalismo» se entiende un sistema económico que reconoce el papel fundamental y positivo de la empresa, del mercado, de la propiedad privada y de la consiguiente responsabilidad para con los medios de producción, de la libre creatividad humana en el sector de la economía, la respuesta ciertamente es positiva, aunque quizá sería más apropiado hablar de «economía de empresa», «economía de mercado», o simplemente de «economía libre». La propiedad de los medios de producción, tanto en el campo industrial como agrícola, es justa y legítima… también la propiedad se justifica moralmente cuando crea, en los debidos modos y circunstancias, oportunidades de trabajo y crecimiento humano para todos. Y sin embargo, esta tesis del papa entra en conflicto con el Nuevo Testamento, donde en los “Hechos de los Apostoles, 4.32, está escrito: “Todos los convertidos a la Fe, vivían en comunidad y poseían todas las cosas en común. Vendían sus bienes y propiedades y el producto lo repartían entre todos, de acuerdo con las necesidades de cada uno. Ninguno entre ellos debía sufrir de escasez; como fueron mucho los que poseían tierras de labor o casas, y las vendieron y pusieron el dinero a los pies de los Apóstoles, podía entregárseles a cada uno de ellos aquello que necesitaba…” Por último, leí el otro día una entrevista a Jordi Evole, no me sorprendió que afirmara que los valores de la Iglesia son “buenos”. No me sorprendió porque a mucha gente de buena fe se les ha olvidado qué son los valores católicos. Son esos que potencian: la mortificación, el sufrimiento, la obediencia, la resignación, machistas, antifeministas, homófobos; condenan la libertad sexual, el aborto, los anticonceptivos, el matrimonio homosexual, la homosexualidad, el divorcio…De verdad, Jordi, ¿te gustan estos valores? Yo le preguntaría, ¿sabes que los valores del fascismo eran católicos. Sabes que los valores de Franco, de Salazar, de Dolffus, de Perón, de Petain, de Pinochet… son católicos? De verdad te gustan esos valores, los de estos dictadores católicos?
Javier Fisac Seco
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Posted: 08 May 2017 09:16 AM PDT
Tenemos
la inmensa suerte y el orgullo de poder conversar en nuestro estudio
con Gabriel Pombo da Silva, luchador incansable, anarquista íntegro,
compañero que ha pasado la mayor parte de su vida en la cárcel, muchos
bajo el exterminador régimen FIES. Un testimonio sin desperdicio, una
vida de entrega. Nos cuenta su trayectoria, su experiencia, su
compromiso inquebrantable , su dura batalla por mantener la dignidad en
un lugar indigno. Su ejemplo, su ánimo, su fortaleza y entereza, nos
levantan la moral en esta aciaga época de rendición, de derrota, de
miseria moral, de egoismo y conformismo. Mientras quede gente cómo
Gabriel, aún quedara esperanza.Read more ... |
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Posted: 08 May 2017 09:09 AM PDT
Voy
a contarles una historia que si no les dijera que la estoy escribiendo
desde mi móvil no sabrían determinar en qué siglo transcurre.Les voy a hablar 19 familias que se exponen a ser desalojadas. Estas familias son los nietos, hijos y sobrinos de los aparceros que hace 50 años vivían en las tierras de un conde. Trabajando de sol a sol a cambio de una miseria, durmiendo en unos barracones oficialmente registrados como “cuartos para ganado”, con un baño común para todas estas familias sin tierra. Después del tiempo sus descendientes fueron adecentando las barracas, poniendo cuartos de baño individuales y haciendo que las viviendas fueran dignas. El agua y la luz se la seguían pagando al conde, el omnipotente dueño de todo, y algunos incluso le entregaban a su administrador un dinero por vivir ahí. Sin contrato de alquiler ninguno, por supuesto. Pasa el tiempo y los herederos del conde, que han recibido un vasto imperio sin haber sudado en su vida, se deciden a especular con los terrenos donde se ubican estos barracones… Pero saben que antes deben desalojarlos. Es así como introducen a una cuadrilla en la finca y tiran abajo una de las viviendas sin más derecho que la fuerza bruta. Saben desde que nacieron que en estas tierras su voluntad y la ley son lo mismo; el resto de mortales, la plebe, ha de someterse. Los vecinos, para sorpresa de los herederos, se resisten al derribo. Pero la decisión de los nobles ya está tomada: les comunican a las 20 familias, unas 70 personas, entre las que hay menores y ancianos, que tienen 3 meses para abandonar las casas o que se atengan a las consecuencias. Bien, todo lo que les he narrado no ocurre en esos lejanos países que el etnocentrismo llama “incivilizados”. No les hablo de esas dictaduras que la tele nunca sitúa en occidente. Nada de esto es una historia medieval sobre vasallos y señores feudales del siglo XI. No es tampoco algo que haya ocurrido en el siglo XIX, con jornaleros y terratenientes a caballo, propios de fotos en blanco y negro. Es un hecho, real y sangrante, como una llaga, que está sucediendo en 2017, en el sureste (Juan Grande) de la isla de Gran Canaria, en el Estado español, en lo que, según nos inculcan en la escuela, es parte de Europa. Los herederos del conde llevan por apellido del Castillo y Bravo de Laguna, el condado es el de la Vega Grande, arruinaron la economía de la isla imponiendo distintos monocultivos, y cuando ya la tierra no era competitiva terminaron de arruinarla ahogándola en hormigón y turismo. Suya fue media isla, que han sabido parcelar y vender a buen precio, por ejemplo a la administración, para edificar verdaderos monumentos a la magnificencia humana: vertederos y cárceles. La miseria, efectivamente, fue siempre su negocio. Por su parte, el ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana (a donde pertenece Juan Grande), dirigido hoy por el PP, cumple a rajatabla su pacto de servidumbre medieval con los Bravo de Laguna, y se encarga de que la caprichosa voluntad de los amos sea acatada hasta por el último vecino del municipio, como si fuera la palabra de Dios para el creyente. Mientras, los afectados, los vecinos, han vivido este último mes sometidos a la angustia de no saber que pasará agotado el plazo de 3 meses que les concede el nuevo conde y su hermano. Dudan si la policía vendrá a echarlos por la fuerza o si antes se presentarán los operarios de los Bravo de Laguna a derribar sus casas. Ya derribaron una, sin ningún tipo de permiso de obra, y dañando a las casas colindantes. El papel en el que se les ordena a los vecinos, bajo amenazas, que abandonen sus casas, no es ningún documento legal, ni una orden de lanzamiento, ni lleva el sello de juzgado alguno. Pero de gente acostumbrada a hacer su santa voluntad, a golpe de dinero y coacciones, usando sus apellidos e influencias como armas de asalto, aplastando cualquier impedimento humano que se ponga a su paso, uno puede esperar cualquier cosa. El desafío está claro, tanto como el sentimiento de justicia que casi nunca coincide con lo que estipula la ley: 19 familias obreras, sin recursos ni ingresos suficientes, que viven en los mismos barracones donde sus antecesores engordaron al anterior conde de la Vega Grande, se exponen a un desalojo ordenado por unos nobles vagos, explotadores, mezquinos y anacrónicos. En plena plaza pública, a la vista de todo el mundo que no quiera retirar la mirada, se enfrentan la miseria económica contra la miseria moral, el hijo del precario contra el hijo del que siempre lo tuvo todo, el pueblo trabajador contra la aristocracia, y no hay una sola razón en el mundo que no me haga desear con todas mis fuerzas que los primeros aplasten a los últimos. Los vecinos se organizan, se preparan, se mueven. Se están asesorando legalmente y tejiendo contactos importantes. Empiezan a ver la necesidad de la guerra de tinta y saben que judicialmente la cosa irá para largo. Y si todo lo demás falla, siempre les quedará la voz, el grito y la protesta también. Nadie va a echarlos de sus casas sin darles una alternativa habitacional digna y acorde a sus necesidades. Que lo intenten. Esta guerra no piensan perderla.
Ruymán Rodríguez
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Posted: 07 May 2017 03:49 PM PDT
Programa del 28 de abril de Olvida Tu Equipaje en Radio Utopía.
La
transparencia de este ensayo se refleja ya desde su título. Aunque no
se haya colgado semejante cartel en hospitales y centros de salud,
cuando se habla de “gestión clínica”, “modernización”, “colaboración
público-privada” o “externalización”, se entrevé que la sanidad pública
está en venta; pero solo aquellas partes rentables, que pueden
satisfacer los intereses económicos de las empresas del sector. Desde el
sistema de citas médicas hasta las bolsas de sangre, pasando por los
propios datos clínicos o enfermedades, pueden ser un negocio. Y va más
allá, porque con el sistema de gestión clínica se responsabiliza a los
propios profesionales médicos de la reducción del gasto a cambio de
suculentos incentivos, en algunos casos de hasta 40.000 euros anuales.
“Las consecuencias, dramáticas, son bien perceptibles en materia de
incrementos en la mortalidad y en la presencia de determinadas
enfermedades, de desnutrición, de suicidios o de abandono de los
ancianos”, recuerda Carlos Taibo en el prólogo. Los autores conocen de
primera mano las cifras y estrategias de la privatización y su
repercusión, pero también han formado parte de las luchas por la salud.
Así, este libro recoge las experiencias de aquellos profesionales
comprometidos que han buscado alternativas, tanto en las diferentes
comunidades españolas, como en Grecia o Francia.También disponible en: https://archive.org/details/28-4-17SeVendeSanidadPblicatodoLoQueDeberasSaberSobreLa Read more ... |
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Posted: 06 May 2017 11:50 AM PDT
La puesta en marcha de 12 hospitales propiedad de empresas
privadas(1) (con el consiguiente cierre de camas y servicios de los
hospitales de gestión directa), las privatizaciones de las citas
médicas(2), la recolección de sangre, del macrolaboratorio de San
Sebastián de los Reyes, etc., llevadas a cabo entre 2005-2012, fueron
medidas imprescindibles para la creación de un inmenso mercado sanitario
de 6,5 millones de pacientes potenciales en Madrid. Estas medidas fueron posibles gracias a la Ley 15/97 (aprobada con los votos de PP, PSOE, PNV, CiU y CC), como nos recordó la sentencia del tribunal Constitucional de 2014.
¿Qué pretendía la Consejería de Sanidad en Móstoles? Dentro de dicho mercado, hay pacientes y procesos rentables (jóvenes, intervenciones sencillas, pruebas diagnósticas…) y no rentables (crónicos, ancianos, enfermedades raras y complejas…), por lo que para la salud económica de las empresas propietarias de los centros privatizados(3), es preciso “dirigir” a los/las pacientes que necesitan estancias largas hacia los hospitales “públicos”, para liberar camas de los privados y poder dedicarlas a procesos que generen rápidos beneficios monetarios. Esta medida ya se intentó aplicar en el hospital de La Princesa en 2012, y ahora se anuncia la “reconversión” de 130 camas de pacientes agudos del Hospital ‘público’ de Móstoles (HPUM),” en camas para pacientes crónicos, lo que en la práctica supondría su desmantelamiento programado. Basados en un supuesto estudio sobre el envejecimiento de la población que asiste, algo que ha quedado demostrado que es totalmente falso, ya que en la población asignada al Hospital Privado Rey Juan Carlos (HPRJC) el porcentaje de personas de menos de 49 años es del 65,65% y el de mayores de 65 años es del 17%, mientras que en el Público es del 66,60% y del 13% respectivamente (4). ![]() Lo ocurrido, por tanto, era previsible desde la apertura en 2012 del hospital privado Rey Juan Carlos y en el resto de la Comunidad de Madrid desde 2007. Es más, recientemente el Consejero ya había anunciado que “sobraban más de 4.500 camas de agudos –en los centros de gestión directa- que deberían reconvertirse en camas sociosanitarias para crónicos”(5). ![]() No obstante, llama la atención la "retirada" de la medida por parte de la Consejería sin apenas lucha (una simple concentración), lo que puede indicar que la propuesta de Móstoles podría ser un globo sonda, quizás para desviar la atención de otros temas. ¿Qué tipo de hospital es el Rey Juan Carlos? Se trata de un hospital privado propiedad de la multinacional sanitaria Fresenius, que compró los centros Quirón el año pasado por casi 6.000 millones de euros; "lógicamente" con el objetivo prioritario de que sus accionistas obtuviesen beneficios. Costó unos 230 millones de euros, y se firmó una concesión a 30 años, por lo que finalmente pagaremos cerca de 3.200 millones. Su apertura ya hacía ‘barruntar’ la pretensión del Gobierno de Madrid de hacer desaparecer a medio plazo el HPUM como hospital general. Es necesario saber que en los hospitales privados de este modelo: - los médicos son personal privado y cobran "incentivos perversos" por agilizar las altas, reducir los ingresos y el gasto de los pacientes, es decir el objetivo fundamental es generar beneficios para sus accionistas. - sus indicadores de mortalidad son superiores que en los centros sin ánimo de lucro: un 2 % superior en adultos, un 8 % en pacientes crónicos y un 9,5 % en recién nacidos. - se producen un mayor número de infecciones. ¿Son necesarias camas de media-larga estancia en Madrid? Si, son necesarias, ya que en Madrid hay un gran déficit de camas “públicas” para este tipo de pacientes(6), debido a la política histórica de concertar con los centros privados (claramente con peor calidad)(7), en lugar de crear una potente red propia de estos centros. Pero esa necesidad no se debe de solucionar cerrando camas de agudos(8), más cuando se han triplicado el número de madrileños/as en espera de intervención quirúrgica desde que se inició la privatización (35.000 en 2004 a 81.000 actualmente con los 12 hospitales privados), sino creando un potente sector sociosanitario sin ánimo de lucro –suficientemente dotado de personal y tecnología-, comenzando por utilizar lo que ya existe: centros actualmente cerrados como puede ser el Puerta de Hierro (500 camas), o infrautilizados como el IPR, además de creando unidades que atiendan a estos pacientes en sus domicilios para evitar, en la medida de los posible, los ingresos innecesarios e inadecuados. En cualquier caso, de la misma manera que los vecinos de cada zona geográfica de Madrid deben tener el acceso a su hospital de referencia lo más cercano posible, las camas para crónicos –convenientemente dotadas deben buscar la misma proximidad para posibilitar las visitas de los familiares (no parece solución para Móstoles un desplazamiento de al menos 2 horas de ida y otro tanto de vuelta para poder visitar y atender a sus familiares). Visto el desfalco que los políticos han efectuado con el dinero de nuestros impuestos, no hay duda de que habría dinero suficiente para crear esta red y atender adecuadamente a estos pacientes, para ellos “no rentables”, para nosotros simple solidaridad. Con la actual maniobra se ha visto claramente la estrategia de la Consejería: no se trata de abrir camas para pacientes crónicos, sino de desmantelar hospitales de gestión directa para derivar negocio a los privados. ¿Se ha paralizado la agresión? No, ya que el modelo privado puesto en marcha en Madrid a partir de 2004 (9 años antes del surgimiento de la “marea blanca”) sigue en pie y necesita discriminar los pacientes por grado de rentabilidad económica. No será posible paralizar el proceso de mercantilización y privatización de la sanidad mientras siga vigente la Ley 15/97, en estos momentos olvidada por todos los partidos políticos, sindicatos subvencionados, colegios profesionales, etc., como hemos podido comprobar estos días. Recordamos que en 2009 presentamos 500.000 firmas en el Congreso pidiendo su derogación, y que el PSOE, que decidió mantenerla, hoy se presenta como antiprivatizador. Consideramos pues que los grupos del Congreso tienen por delante una tarea fundamental para frenar definitivamente la privatización de la sanidad (derogar la Ley 15/97) y que, igualmente, la Asamblea de Madrid debería proponerse, como objetivo básico, la derogación de la Ley de Ordenación Sanitaria de la Comunidad de Madrid y de la Ley de Libertad de Elección (Área Única) para acabar con el "mercado sanitario" y el ánimo de lucro. Mientras, el proceso de privatización sigue en marcha y goza de excelente salud (por desgracia). Solo recuperando la lucha en la calle podremos paralizar el proceso de privatización y recuperar los centros privatizados. A pesar de que los ayuntamientos no tienen competencias en la asistencia sanitaria tal vez podrían hacer resoluciones en sus plenos apoyando la Sanidad Pública y que en las mismas se anunciara, que a partir de ahora los cargos electos dejarán de acudir en visitas institucionales a los hospitales privatizados, dejando esa labor a los/las trabajadoras/es de las Concejalías de Sanidad. Y para acabar, queremos lanzar la siguiente pregunta ¿si para muchos/as vecinas/os de Móstoles "su hospital" (HPUM) es algo muy querido, por qué se elige como edificio representativo "emblemático" el HPRJC? (9). POR LA DEROGACIÓN DE LAS LEYES QUE PERMITEN LA PRIVATIZACIÓN POR EL RESCATE DE LOS CENTROS PRIVATIZADOS. CAS, mayo de 2017. (1) 7 PFI, 4 PPP, más el buque insignia la Fundación Jiménez Díaz (2) Call Center INDRA SA (3) Fresenius, FCC, Acciona, Banco Sabadell, Centene, Bankia, Adeslas……… (4) Ver informe de AME (Asociación Madrileña de Enfermería) Consideraciones tras el anuncio por sanidad de crear unidades de media/larga estancia en Madrid y del SAS (Sindicato Asambleario de Sanidad) La Consejería de Sanidad manipula los datos de población de Móstoles/Arroyomolinos con objetivos privatizadores. (5) Redacción Médica, Madrid quiere reconvertir 4.500 camas de agudos en sociosanitarias. (6) Solo disponemos de los hospitales de Guadarrama, Virgen de la Torre, La Fuenfría, Villa del Prado, Cantoblanco. (7) Religioconfidencial.com, La Comunidad de Madrid renovará el concierto con hospitales católicos para crónicos y paliativos.(8) Somos de los países de la UE-27 con menor número de camas. Alemania y Austria rozan las 8 camas/1.000 habitantes, mientras que España contabiliza 3,1 camas/1.000 habitantes (9) El Ayuntamiento de Móstoles lleva a cabo el embellecimiento de las fachadas del puente de entrada y salida de la ciudad. Comunicado completo. Read more ... |
¿Qué
significa el término 'revolución' hoy en día? Si bien, es obvio, que el
significado social y político tiene su importancia histórica, en la
actualidad parece haberse desterrado, en gran parte del imaginario de la
gente, la posibilidad de un gran cambio revolucionario.
En
ningún país la banca es de fiar, pero en España es especialmente
mentirosa, usurera, ladrona y estafadora. Ésta ha convertido el hecho de
conceder un préstamo con garantía hipotecaria en un negocio redondo,
que le ha reportado un beneficio de millones de euros, además de
procurarle un enorme parque inmobiliario expoliado a todos los
trabajadores que han resultado golpeados duramente por la, todavía, no
acabada crisis económica, ante la imposibilidad de éstos de seguir
pagando la hipoteca (la cual está plagada de cláusulas abusivas, a todas
luces ilegales, y que la banca totaliza troceándola en pequeños trozos,
vendiendo cada uno de ellos a bonistas, fondos buitre y otros
especuladores por el estilo, operación que repite con cada hipoteca una
gran cantidad de veces obteniendo grandes beneficios de millones y
millones de euros que superan con creces el dinero que se supone que han
prestado). Pero este hecho no es lo más grave. Lo más grave es que,
además, ha seguido cobrando la hipoteca a los afectados, no siendo ya
los acreedores legales, y eso, unido a la enormidad de cláusulas
abusivas que inundan las hipotecas, deja bastante claro que no son los
hipotecados quienes deben dinero a los bancos, sino al revés. Pero no
termina ahí la cosa; es mucho peor. Los desahucios han producido a todos
los que los han sufrido una serie de males que no se compensan con
nada: suicidios, rupturas familiares, enfermedades crónicas y otras
vicisitudes, que les convierte en víctimas, no sólo de la banca sino de
los poderes políticos, judiciales y de control de la banca, que no han
hecho nada por controlar ni frenar la rapiña bancaria, unos por depender
económicamente de los préstamos bancarios para pagar sus carísimas
campañas electorales, otros por temer las represalias económicas y
laborales de políticos y banqueros. Los encargados de vigilar a la banca
no han cumplido su cometido, dando muestras de una pasividad y una
incompetencia fuera de toda lógica.
¿Qué
pasó con los franquistas, los falangistas, los fascistas, los obispos,
los funcionarios, los militares, los jueces, los fiscales, los
catedráticos en derecho canónico y fascista, los periodistas, el
clero…que, durante la República, la guerra y la posguerra, cuarenta
años, sirvieron fielmente a la Dictadura? Se diluyeron durante la
Transición? Desaparecieron por arte de magia? Si hubieran sido espíritus
puros, seguramente. Pero esos espíritus no existen. Ni si quiera en la
dialéctica hegeliana.
Tenemos
la inmensa suerte y el orgullo de poder conversar en nuestro estudio
con Gabriel Pombo da Silva, luchador incansable, anarquista íntegro,
compañero que ha pasado la mayor parte de su vida en la cárcel, muchos
bajo el exterminador régimen FIES. Un testimonio sin desperdicio, una
vida de entrega. Nos cuenta su trayectoria, su experiencia, su
compromiso inquebrantable , su dura batalla por mantener la dignidad en
un lugar indigno. Su ejemplo, su ánimo, su fortaleza y entereza, nos
levantan la moral en esta aciaga época de rendición, de derrota, de
miseria moral, de egoismo y conformismo. Mientras quede gente cómo
Gabriel, aún quedara esperanza.
Voy
a contarles una historia que si no les dijera que la estoy escribiendo
desde mi móvil no sabrían determinar en qué siglo transcurre.
La
transparencia de este ensayo se refleja ya desde su título. Aunque no
se haya colgado semejante cartel en hospitales y centros de salud,
cuando se habla de “gestión clínica”, “modernización”, “colaboración
público-privada” o “externalización”, se entrevé que la sanidad pública
está en venta; pero solo aquellas partes rentables, que pueden
satisfacer los intereses económicos de las empresas del sector. Desde el
sistema de citas médicas hasta las bolsas de sangre, pasando por los
propios datos clínicos o enfermedades, pueden ser un negocio. Y va más
allá, porque con el sistema de gestión clínica se responsabiliza a los
propios profesionales médicos de la reducción del gasto a cambio de
suculentos incentivos, en algunos casos de hasta 40.000 euros anuales.
“Las consecuencias, dramáticas, son bien perceptibles en materia de
incrementos en la mortalidad y en la presencia de determinadas
enfermedades, de desnutrición, de suicidios o de abandono de los
ancianos”, recuerda Carlos Taibo en el prólogo. Los autores conocen de
primera mano las cifras y estrategias de la privatización y su
repercusión, pero también han formado parte de las luchas por la salud.
Así, este libro recoge las experiencias de aquellos profesionales
comprometidos que han buscado alternativas, tanto en las diferentes
comunidades españolas, como en Grecia o Francia.

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