La Asociación Madres de Plaza de Mayo y las Madres de la Línea Fundadora iniciaron ayer la 36ª Marcha de la Resistencia alrededor de la Pirámide de la plaza. “Tenemos 30 mil razones para seguir resistiendo. Cada jueves en estos 36 años fue de resistencia y seguiremos”, resumió Nora Cortiñas, de la Línea Fundadora. La titular de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, planteó: “Salimos y saldremos a la calle para que cada argentino tenga trabajo, para que cada chico no pase hambre. Habremos de resistir a las políticas que generan todos esos males”. 

Palabras más, palabras menos, el rechazo a las políticas de ajuste “que provocan hambre, desocupación y desalojos” fue un denominador común de las dos convocatorias. En particular, el rechazo a los modos y las políticas desarrolladas este último año desde la Casa Rosada: “Macri no es el dueño del universo, el rey de todo. Nos va a tener que escuchar”, avisó Bonafini. “Por supuesto que este Gobierno no nos representa, está haciendo estragos”, opinó Cortiñas. 
Pese a las diferencias entre las dos convocatorias, en la circunferencia que rodea a la Pirámide de Mayo, ese pequeño sector de la plaza en cuyo piso pañuelos blancos medio despintados marcan el camino, allí, por un momento, las dos marchas fueron una. 

Zulema volvió a “caminar con las madres” este año. Dio un par de vueltas con Línea Fundadora y otro par con la Asociación. “Son las madres y para todos nosotros, los argentinos, deben ser ejemplo de lucha, de respeto por la vida y de tenacidad. Venir a acompañarlas es reconocerlas”, dijo. ¿Y la resistencia? “Nos dieron un poquito de descanso, pero este año, con (el presidente Mauricio) Macri ahí metido –señaló la Casa Rosada– la resistencia volvió a ser una palabra utilizada.”     

La caminata encabezada por Nora Cortiñas, Mirta Baravalle y Elia Espen comenzó poco antes de las 14, detrás de una pequeña bandera que advertía que los 30 mil detenidos desaparecidos estaban presentes, en la manifestación, en la resistencia. La otra bandera, la que las identifica como Línea Fundadora, llegó más tarde. Para sostenerla se sumaron más manos: el premio Nóbel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, el ex diputado Claudio Lozano, la referente de la Correpi María del Carmen Verdú, la dirigente de izquierda Vilma Ripoll. “Hay quienes se preguntan por qué y para qué todavía hacemos la Marcha de la Resistencia. Todavía no sabemos qué pasó con nuestros hijos e hijas, no se sabe la identidad de todos los nietos robados, y todavía hay males contra los que nuestros hijos lucharon que aún no han sido resueltos. No estamos solas, acá seguiremos”, se preguntó y se respondió Cortiñas.  

Un joven cubría a la Madres del sol con un paraguas que no cumplía su cometido: las mujeres no pararon de moverse, controlaban que las banderas se pudieran leer, llamaban a “los amigos de siempre” que llegaban a la plaza para que se sumaran a la ronda, respondían con besos y abrazos a los besos y abrazos de cada uno que se acercó a saludarlas. 

Detrás, con Astu, su hijo, sobre los hombros, Vanesa Orieta, caminó en silencio. Más tarde lo haría detrás de una bandera que representa a la organización Familiares y Amigos de Luciano Arruga, su hermano. Vanesa y el resto de los integrantes de la agrupación fueron a “acompañar” a las Madres y a exigir “tener una memoria dinámica y activa que recuerde a los 30 mil desaparecidos, al genocidio, pero también que reconozca que existe una continuidad en la política de muerte por parte del Estado” entre aquellos días de dictadura cívico militar y los de democracia. “Algo del esquema político que entonces propuso control y muerte quedó y continúa. No son los mismos actores sociales las víctimas, no son tantos, pero hay víctimas”, reflexionó.  

“Solidaridad y lucha”

Una hora y media después comenzó la otra caminata. Con Hebe de Bonafini al frente y varias otras integrantes de la asociación entremezcladas con dirigentes kirchneristas. Los diputados Andrés Larroque y Edgardo Depetri, el docente Eduardo López fueron los más visibles detrás de la bandera azul que plasmó la consigna de esa convocatoria: “Solidaridad y lucha o hambre y represión. Cristina conducción”. “Es una consigna clarísima que implica muchas cosas, pero sobre todo dignidad para todos, trabajo para todos, que nadie sea discriminado, que los derechos que tuvimos vuelvan a ser nuestros y los que no, lucharemos por reconquistarlos”, dijo Bonafini. 

Tras dar una primera vuelta, la ronda amplió de hecho su recorrida: Rivadavia, Bolívar, Yrigoyen y la plaza. Fue la convocatoria que sumó banderas políticas: se encolumnaron las blancas de La Cámpora –de diferentes sectores de la ciudad y el conurbano–, las celestes y rojas del Peronismo Militante, las blancas, rojas y verdes de Patria Grande. 

A las 16, Madres Línea Fundadora cruzó la reja que rodea a la Pirámide y dejó un ramo de rosas rojas en la placa que recuerda que allí, mirando a la Casa Rosada, fueron depositadas las cenizas de Azucena Villaflor, una de las fundadoras del grupo de pañuelos blancos, detenida y desaparecida. A las 17, muchas madres acudieron a la Iglesia de la Santa Cruz, para homenajear a Villaflor y a otra decena de familiares de detenidos desaparecidos que corrieron la misma suerte que la fundadora (ver aparte). Luego regresaron a la Plaza de Mayo, para hacer otra ronda y, a las 20, dar por finalizada una edición más de la Marcha de la Resistencia, que el organismo que integran nunca dejó de hacer. 

Tras la caída del sol, Hebe de Bonafini presentó desde el escenario que la Asociación montó en una esquina de plaza, y que enmarcó con grandes banderas pidiendo por la ex presidenta Cristina Kirchner, un audiovisual con imágenes y videos de Fidel Castro. Sus palabras y las del referente de la Embajada de Cuba en Argentina, Leinier Espinosa Nodarse, fueron en homenaje al líder revolucionario. Esta tarde, a las 19, Bonafini concluirá su convocatoria desde ese mismo escenario, junto a referentes del kirchnerismo.