Boletín diario del Portal Libertario OACA |
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Posted: 05 Feb 2017 09:16 AM PST
Es obvio que siempre hay que organizarse, y que el desarrollo de cualquier tipo de actividad colectiva, exige necesariamente alguna forma de organización, así como el despliegue de cierta actividad organizativa, aunque solo sea para editar unas hojas o para organizar un debate. Por lo tanto, la cuestión no es si hay que organizarse o no, sino cómo organizarse, y la respuesta es que para saber cómo organizarse hay que saber para qué nos queremos organizar, eso es lo que condiciona y lo que determina la forma organizativa que conviene adoptar. En la medida en que para ser eficaz, la forma de la organización debe adecuarse a la naturaleza de las tareas y de los objetivos por los que esta se crea, y en la medida en que estos son diversos y a veces variables, transitorios, en realidad son múltiples formas organizativas las que deben coexistir de manera tan complementaria como sea posible. No dudando en desaparecer o en transformarse al ritmo de los cambios que experimenta el contexto social, y al ritmo de los eventos que acontecen en su seno. Basado en amplias perspectivas estratégicas, el modelo organizativo tradicional presupone la creación de una estructura permanente, estable, envolvente, articulada en torno a unas bases programáticas, a unos objetivos comunes de carácter suficientemente general, para que la estructura disponga de una amplia permanencia temporal, desde esa perspectiva se pugna por construir organizaciones tan grandes, tan duraderas, tan potentes como sea posible, para poder sostener enfrentamientos globales y para poder aguantar prolongadas guerras de trincheras. Ahora bien, si dejamos de lado la nostalgia por un entrañable pasado que aun sentimos muy cercano, es fácil percatarse de que se trata de un modelo que congenia bastante mal con las actuales condiciones sociales, y que ha perdido buena parte de su eficacia en una época y en unos tiempos, que se sitúan bajo el signo de la velocidad desenfrenada y que se caracterizan por la extrema rapidez de los cambios. Frente al modelo organizativo tradicional, el nuevo imaginario anarquista sustituye los planteamientos estratégicos por perspectivas simplemente tácticas, y se decanta más bien por la fluidez de una guerra de guerrillas, donde las pesadas y grandes organizaciones constituyen generalmente un lastre, en lugar de una ayuda. Parece claro que la actual fragmentación y la inestable fluidez del movimiento anarquista se corresponden bastante bien, encajan bastante bien, con las características de la realidad en las que estas se insertan y con la naturaleza de los dispositivos de poder a los que se enfrenta, y es precisamente por que encaja en la realidad actual y porque lucha contra las formas que adopta la dominación en el periodo actual, por lo que el movimiento anarquista contemporáneo, arraiga y se expande como lo está haciendo, en efecto, todo indica que la realidad actual exige modelos organizativos mucho más flexibles, mucho más fluidos, orientados por simples propósitos de coordinación, para llevar a cabo tareas concretas y específicas. El hecho de romper esa fluidez organizativa, propiciada entre otras cosas por las nuevas tecnologías, y que dibuja una movilidad organizativa que podríamos calificar como “reticular” y “viral” conduciría muy probablemente, (y me temo que así sería), conduciría a condenar al movimiento anarquista a sufrir un nuevo eclipse. Mi convencimiento es que la cuestión de la organización debe ser repensada, resignificada, al estilo de lo que ha ocurrido con el concepto de revolución, no para propugnar la ausencia o la inutilidad de la organización, ya lo he dicho, sino para renovar su concepto, sus formas, y su práctica, sin embargo, mucho me temo que la fascinación ejercida actualmente en ciertos sectores militantes por el antiguo modelo de la organización, enarbolado como una panacea para incrementar la eficacia y la difusión del anarquismo, no facilita para nada ese cometido, sino que entorpece la creatividad militante que requiere esa reflexión. Si queremos avanzar en la tarea de repensar la problemática de la organización, y explorar cuál es la forma de organización más adecuada al momento actual de las luchas, y a las características del terreno en el que se insertan, hay que dejar de alimentar la engañosa ilusión de que las dificultades que aquejan a las luchas actuales, se deben principalmente a la ausencia de una gran organización libertaria, y que esas dificultades desaparecerán tan pronto como esa organización vea la luz. La problemática de la organización, que suele ir acompañada de la exhortación a la creación de un “poder popular” y a “empoderar” al pueblo, me hace temer que volvamos a caer en viejos errores que la efervescente explosión libertaria de los años sesenta, parecía haber ayudado a superar.
Tomás Ibáñez
[Publicado originalmente en revista Parrhesia # 30, Bahía Blanca, octubre 2016. El número completo es accesible en http://www.mediafire.com/file/
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Posted: 05 Feb 2017 06:56 AM PST
Todo
Por Hacer es una publicación anarquista que se edita mensualmente en
Madrid. Se distribuye de forma gratuita en esta ciudad y se puede
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Descarga el número de febrero de 2017 aquíArtículos:
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Posted: 05 Feb 2017 03:54 AM PST
La
compañera Julieta Paredes del colectivo “Feminismo Comunitario” nos
visitó desde Bolivia para compartirnos un discurso sobre la
‘sectorización’ de las mujeres como una minoría social y no como “la
mitad de la población que también piensa y tiene ideas de cómo debe
organizarse la sociedad”.
Esto en el marco del II Encuentro de Resistencias Internacional de América Latina y del Caribe, celebrado en la comunidad de Hueyapan, Morelos los días 26 y 27 de noviembre de 2016.
Ruptura Colectiva (RC)
Publicado el 01 de Febrero de 2017 en:
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Posted: 05 Feb 2017 03:46 AM PST
Una aproximación hacia la categoría de identidad y reflexividad en la “peda”
Asistir a una peda no es un acto indeterminado. El hecho de que nos reunamos con un grupo de personas conocidas en la escuela, el trabajo u otro espacio de interacción colectiva, pero con cita en lugares destinados al ocio, explica que la identidad grupal puede afianzarse más con la convivencia en estos últimos. Identidad significa identificar un sentido propio para construir un yo más allá de los otros. Erik Eriksson la describiría en un macro-plano como “un sentirse vivo y activo, ser uno mismo, la tensión activa y confiada y vigorizante de sostenerse que me es propio; es una afirmación que manifiesta una unidad de identidad personal y cultural” [1]. En el estudio actual de las ciencias sociales, Rogers Brubacker y Frederik Cooper facilitan el entendimiento de la identidad dividida en dos aspectos: un sentido “fuerte” –esencialismo; raza, género, nacionalismo, religión, ideología política, etc.- y un sentido “suave” –las creencias individuales bajo esquemas de fluidez, ruptura y otros términos de dinamismo social [2]. Sin tapujos, la identidad en la peda es una necesidad inventada por los factores culturales del sentido de pertenencia a, mas nunca el sentido de construirse a sí mismo, ¿qué convivencia estable puede forjarse en un sitio donde la música revienta los tímpanos y el oxígeno es reemplazado por el humo de cigarrillo? Pertenecer a es una experiencia aleatoria que involucra un estadío de incertidumbre, provocada por la adaptación inadecuada de los deseos internos al ambiente [3](conformado en segundo plano por múltiples micro-grupos sociales); un sentido de pertenencia que a la vez gusta de la auto-destrucción del cuerpo y la polémica, ¿los jóvenes se identifican con ingerir alcohol hasta terminar vomitados en el piso de un lugar desconocido?, ¿necesitan a fuerza la bebida para convivir y pasarla “bomba” por unas horas?, ¿disfrutan de ver pelear a las jóvenes parejas cuando el alcohol los vuelve más violentos e irracionales? La juventud intuye que los cigarrillos y la bebida le dan “estilo” a uno, pero lo único claro es que atragantarse con los productos residuales y las basuras químicas está de moda. Para que el adolescente pueda resolver estas cuestiones, retomo lo que Bruebaker y Cooper proponen como solución interna ante las falsas identidades: la reflexividad. Esta es un proceso previo de meditación donde el individuo intenta decidir si hay conectividad o no entre los resultados ya conocidos de la peda y lo que busca –sus deseos e intereses- asistiendo a esta. “¿En verdad quiero ponerme hasta la madre?”, “¿qué vienes después de la peda?”, “¿y si mejor voy a este sitio?”, etc. La reflexividad gana el peso en la balanza del pragmatismo, mientras que las identidades aleatorias se esfuman en el aire. Falsas identidades y culturas: convivencia vs. auto-destrucción Si el joven no logra resolverse las preguntas anteriores –sin importar si la respuesta es positiva o negativa-, diremos que es prosélito de las crisis personales o del humor más crudo (literal) de las pedas. El individuo no se afirma, se está falsificando una identidad. De generación en generación desarrollamos distintos tipos de expresiones humanas; antes, las reuniones juveniles y de amigos contenían sentidos éticos y culturales que hoy han sido reemplazados por interacciones esporádicas y banales entre la juventud. La intensidad de la party rock y el weekend aumenta proporcionalmente al estilo de vida subordinado a las rutinas sociales de supervivencia, mientras más atado se sienta el individuo en su vida diaria, más buscará explosiones ‘liberadoras’ con personas de su edad o con gustos culturales semejantes. La fotografía adjunta corresponde a una fiesta juvenil de un grupo de amigos de Brooklyn en 1936. Sorprende la esencia de las miradas entre las parejas que platican y bailan, las galletas recién horneadas y colocadas en una perfecta elipse en un espacio tan pequeño. ¿Qué condiciones disciplinarias habrán vivido estos jóvenes?, no lo podemos saber con exactitud. La elección colectiva, el afecto y afinidad visibles en la imagen son muestra de la reflexividad previa a la identidad que se forma como “grupo de amigos”, “grupo de parejas” o “fiesta en Brooklyn”. Pasando de esta sublime fotografía, casi un siglo después, en mayo del 2015 en las islas C.U., un joven se prendía fuego a base del un destilado de agave mejor conocido como “Tonayan” después de una peda con sus compañeros de la Facultad de Economía, gritando con los pantalones abajo: “soy un pendejo, “no debí haber tomado”, “¡tomé Tonayan, soy un estúpido!”, “¡no puedo creer mi nivel de pendejez!”. En noviembre del mismo año, en el marco de las tradicionales ofrendas que se instalaron en el Espacio Escultórico (justamente para evitar la mega-peda) se registró la caída y hospitalización de una joven de 20 años por ebriedad. ¿Qué valores culturales y convivencia podemos forjar estando “hasta las chanclas”?, evidentemente, la peda alienta la creación de falsas identidades, a menos que queramos afirmar la auto-destrucción de uno mismo y nuestros cercanos. De ser así no debería existir preocupación alguna, Alcohólicos Anónimos posee más de 14,000 sucursales en el país. Desde la secundaria y el bachillerato, el alcohol y las sustancia opiáceas como falacias de socialización y poder Ya hablamos de la identidad como concepto, ahora pasemos al objeto creador de la peda: el alcohol. Un excelente artículo publicado en el año 2000 en la Revista Salud Pública elaborado por psicólogas del Instituto Nacional de Psiquiatría, habla de que “la principal expectativa asociada con el consumo fue el alcohol como facilitador de la interacción social, tanto en consumidores altos como en moderados, lo cual tiene que ver indudablemente con la gran tolerancia social hacia el consumo que existe en nuestra cultura”[4]. El contexto social es la piedra –diría Epicuro- y el estudiante que busca socializar mediante el alcohol es la idea de la piedra. El segundo busca reforzarse a sí mismo aludiendo al consumo para convertirse en algo que pertenece a otra categoría de desenvolvimiento. Una cosa es la idea de convivir en la peda y otra es la convivencia realmente social. En el estudio citado, se encontró a través de cuestionarios, que se bebe por algunas aspiraciones dualistas: expresividad verbal” (22.72%), desinhibición (15.97%), incremento de la potencia sexual” (41.42%), interacción grupal (69.25%), reducción de la tensión corporal y mental –psicológica- (68.82%), incremento de la fuerza y sentimientos de poder (31.63%). Los resultados demostraron que el grueso estudiantil consume entre una y 5 copas/cervezas. ¿Cómo podemos resumir que estos consumos son falacias de socialización?: para algunos la permanencia de lo transitorio es la durabilidad de lo efímero. Estos son algunos de los problemas que provocan el consumo del alcohol, el principal, las relaciones personales entre amigos, desconocidos o parejas sentimentales.
No es una toxicidad individual, está inmersa en la conformación de las ciudades
Ingerir las bebidas de la muerte, principalmente afectan al cerebro y
al sistema nervioso, adjudicándose también el desarrollo de
enfermedades digestivas, cardiovasculares, endócrinas, metabólicas y la
pérdida de memoria [5].En una investigación doctoral del Plan Nacional Sobre las Drogas en España, se advierte que “a nivel poblacional para muchos problemas, como varios tipos de cánceres, hepatopatías, lesiones y probablemente conductas de riesgo, como relaciones sexuales sin protección, se suele observar una relación dosis respuesta lineal o exponencial (…) a menudo genera también consecuencias negativas para otras personas (violencia, incumplimiento de responsabilidades familiares o laborales, molestias) que no suelen considerarse al evaluar la carga de enfermedad [6]. Pensar que el alcoholismo o el consumo constante es una enfermedad, sería pensar de forma aislada, la toxicidad de la ciudad, expresada en las dinámicas de hiperconsumo a través de espectaculares, comerciales, referencias televisivas y de la misma ropa, facilita un espacio predilecto donde circula una cultura ‘alcohólica’ tan normalizada como el acto de comer o trabajar. A falta de estabilidad económica, ¡a emborracharse donde se pueda! La necesidad imperante de emborracharse o pasar un momento de ocio, lleva a los jóvenes a tomar incluso en vía pública, las periferias de los barrios o lugares cerrados, venga, en cualquier espacio que no cobre el servicio de uso. Según datos oficiales del INEGI, “el rango oficial (15-29 años), 50% de los 27.9 millones de jóvenes vive en condiciones de pobreza, 70% carece de acceso a la educación superior y 20% no tiene acceso ni a la educación ni a un empleo” [7]. La mayoría de nosotros somos hijos de la clase trabajadora, y algunos, trabajan de lo que pueden para ayudar con los gastos familiares y comprar material escolar. No somos más que el resultado de la precarización del trabajo asalariado. Los resultados evidentes se dan en la peda. Comparemos: el precio de una caguama de 945 ml., data entre los 33 y 40 pesos según la marca en una miscelánea o un Oxxo, mientras que en gran parte de los establecimientos y bares ronda entre 50 y 70 pesos, es decir, duplica su precio. Los espacios cerrados, para los tiempos estudiantiles y de evaluaciones, se infestan de gente y no siempre es sencillo encontrar un lugar para beber, siendo así, el spot al aire libre la opción más viable para algunos. Las pulcatas, las cantinas de barrio o las pedas en casas particulares son los sitios donde se “arma el desmadre” de forma más frecuente entre la juventud que en establecimientos cerrados.
Cuestionamientos finales
Con una voz que llama a la resolución de problemas mediante el
pensamiento crítico y la comunicación, concluyo este texto con una serie
de cuestiones que dejaré imparciales, pero necesarios para reemplazar
la convivencia en la peda por la convivencia realmente social, como
planteé en uno de los párrafos anteriores.
¿Es en verdad relevante hablar sobre las pedas?, ¿todos tienen la facilidad para estas “explosiones liberadoras?
¿Por qué el ocio debe estar condicionado al alcohol y las drogas?
¿Es necesario identificarse con un
objeto de consumo para obtener originalidad?, ¿existe la originalidad en
la sociedad de masas?
[1] Eriksson, Erik (1983). Infancia y Sociedad, Buenos Aires, Paidós. [2] Bruebaker, R. & Cooper, F. (2000). “Beyond identity”, Theory and Society, pp. 1-47. [3] Para el neurólogo Pierre Janet, la adaptación inadecuada a diversas pruebas clínicas es lo que puede visualizarse como un método general en la provocación del miedo. ¿Quién no siente displacer cuando una situación es tan distinta a como la esperaba en las imágenes mentales propias? (Wolff, Werner, Introducción a la Psicología, México, 1975, FCE, p. 136). En Nietzsche, esto es el “tormento inherente del sentimiento de esperanza premeditada”. [4] Mora Ríos J, Natera G. (2001). “Expectativas, consumo de alcohol y problemas asociados en estudiantes universitarios de la Ciudad de México”, Revista Salud Pública, Vól. 43, No. 2, México, pp. 89-96. Esta investigación fue apoyada por la Dirección de Investigaciones Epidemiológicas y Sociales, y el Departamento de Investigaciones Psicosociales del INP-México. [5] Un factor muy importante para el estudiante, ya que la gran mayoría de ellos antepone la idea de la “mente olvidadiza” a la hora de estudiar. Sin una memoria sana y eficaz, la concentración se convierte en tragedia. Es importante valorar que “la concentración representa el enfoque total de la atención y la memoria, la potencias de la mente que pretenden ser absolutas sobre el material que se estudia”. (Revart, Demián -2016-. Hacia un método epistemológico para el estudio individual). [6] Ana Sarasa-Renedo, Luis Sordo, Gemma Molist, Juan Hoyos, Anna M. Guitart y Gregorio Barrio (2014). Principales daños sanitarios y sociales relacionados con el consumo de alcohol, Rev. Esp. Salud Publica vol.88 no.4 Madrid jul [7] Reguillo, Rossana, “Jóvenes, precarización y represión: los rostros del sexenio”, Horizontal, 22 de Junio de 2015. En línea en: http://horizontal.mx/joven Read more ... |
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Posted: 05 Feb 2017 03:19 AM PST
La
Coordinadora Regional de Seguridad y Justicia - Policía Ciudadana y
Popular (CRSJ-PCP), se fundó el 2 de diciembre de 2012 en
Temalacatzingo, Guerrero, por los altos índices de criminalidad e
inseguridad en distintas comunidades rurales e indígenas, tomaron las
armas para autogestionar el cuidado de su territorio y desde entonces,
los niveles de violencia -que han sido solapados e ignorados por el
Estado mexicano y sus partidos políticos- se redujeron drásticamente. En
este pequeño recuento audiovisual, se narra el 4to aniversario de la
CRSJ-PCP en la comunidad de Alacatlatzala, Malinaltepec, en pos de un
movimiento por la autonomía, la soberanía popular y el ejercicio de un
autogobierno que rompa de tajo con las tradicionales formas de hacer
política.
Creación audiovisual, metodología y praxis: Demián Revart
Ruptura Colectiva (RC) / Creative Commons / 2016.
Publicado el 01 de Febrero de 2017 en:
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Posted: 05 Feb 2017 01:48 AM PST
El mundo actual es cada vez más multipolar, pero también más caótico, basculando entre espasmos y turbulencias, ante la evidente incapacidad de los norteamericanos de controlar Oriente Medio y de los chinos de desarrollar una clase media que pueda sustituir la menguante demanda de los países occidentales, atenazada por las medidas de austeridad, la liquidación del Estado de Bienestar y la precarización del trabajo. En estas condiciones, el nuevo emperador global (Donald J. Trump) toma medidas polémicas, nos dicen los medios. No nos engañemos, lo que subyace, muy profundamente, en la elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos y en la polémica subsiguiente, es la existencia de una profunda fractura en el seno de la clase dirigente norteamericana. Donald Trump no llegó al gobierno por ser un antisistema, aunque haya atizado determinadas banderas populistas en su campaña electoral. Donald Trump, y su gobierno de millonarios, ejecutivos de Goldman Sachs y magnates petroleros, representan una determinada línea política de una concreta fracción de la clase dirigente, en dura pugna con otra fracción, en la que encontramos, por ejemplo, a los reyes de Sillicon Valley o a muy señaladas multinacionales de los servicios como Starbucks. La política de Trump ni es antisistema, ni pretende serlo. El objetivo de Trump es imitar en lo posible la gestión económica y de la fuerza laboral de su principal competidor, que está a punto de alcanzarle: la República Popular China. China, previsiblemente, alcanzará en pocos años el PIB estadounidense, y está apunto de desarrollar su capacidad nuclear para llegar a colocarse al respecto “al mismo nivel que Rusia y los Estados Unidos”. La guerra comercial con China está servida y, quizás, al medio plazo, la confrontación escale aún más en términos pre-bélicos (no olvidemos que Steve Bannon, el asesor preferido de nuestro emperador Donald declaraba en una entrevista, poco antes de llegar al poder, que en unos 5 o 10 años, se desataría un conflicto militar abierto con el gigante asiático por el control de la zona comercial más dinámica del planeta: Asia-Pacífico). La suavización de la escalada de cuasi-bélica con Rusia, alimentada por Obama, después del humillante, para los norteamericanos, avance de las fuerzas y los intereses de Putin en Siria y Turquía, no es más que un giro estratégico destinado a dividir a los dos gigantes emergentes, ligados por la nueva Ruta de la Seda, como lo fue en su día el acuerdo de Obama con Irán, que ahora Trump parece dispuesto a incumplir. La implosión de la Eurozona, ante sus propias contradicciones y la inanidad de su clase dirigente, podría aportar el botín a repartir entre los nuevos colaboradores-competidores, pero no parece del todo probable que, en un mundo cada vez más caótico, este tipo de alianzas lleguen a estabilizarse. La deriva anti-inmigración de Trump no parece destinada, pese a toda la farfolla demagógica que la acompaña, a la expulsión total de los extranjeros (no olvidemos que ya Obama ha deportado más irregulares que todos los presidentes norteamericanos anteriores juntos), sino a su disciplinamiento laboral y al abaratamiento de su fuerza de trabajo, hundida en la economía sumergida, a la imagen y semejanza de lo operado de hecho por el Gobierno chino con su sistema del hakou, que permitió tratar como ilegales sin derechos a los más de 150 millones de trabajadores que abandonaron el campo en el país asiático para ir a trabajar en las grandes factorías de las transnacionales de la costa china en las últimas décadas. Una gestión racializada (en la versión norteamericana, cosa por otra parte bastante tradicional en ese país) de la fuerza de trabajo que ha permitido abaratar enormemente los costes de la mano de obra y someterla a una disciplina cuasi-militarizada. El proteccionismo económico del que hace gala el presidente norteamericano, por otra parte, es, como el chino, un proteccionismo regulado entorno a los intereses de la clase dirigente nacional. Así mientras China mantiene limitada la apertura de su sistema financiero a los flujos internacionales y fomenta el libre mercado en su sector de exportación, Trump parece dispuesto a hacer lo contrario, haciendo desaparecer la tímida regulación implementada por Obama de los negocios de Wall Street, pero intentado la vuelta de la producción automovilística al país, y buscando negociar acuerdos bilaterales de libre comercio, en vez de los multilaterales, que le permitan regular qué y ante quién abre de su economía. Pero lo realmente fundamental, visto el maremágnum producido en las últimas semanas en Estados Unidos, es que la clase dirigente norteamericana está fracturada en cuanto a la estrategia a seguir como no lo ha estado en los últimos 50 años. Eso explica que las protestas (que, por otra parte, muestran una vitalidad de la sociedad norteamericana de la que nadie nos había hablado hasta ahora) hayan recibido tanta atención mediática global y no, simplemente, represión y silencio. Eso explica, también, que destacados representantes del mundo jurídico estadounidense o del establishment cultural, impugnen las decisiones de Trump, como no había sucedido en décadas. Esta pugna creciente entre Zuckerberg y Tillerson, entre Soros y las grandes petroleras, amenaza, por supuesto, con generar, a su vez, una o varias fracturas abiertas en el conjunto de las clases dirigentes globales. Las tensiones con China y otros países emergentes, las derivadas de la descomposición europea, las propias de las ambiciones de los nuevos ámbitos militantes de la ultraderecha que pretenderán sustituir a las viejas élites liberales y social-liberales, abren un escenario de conflicto en el interior de la clase dirigente que, como hemos visto en Estados Unidos, podría abrir el espacio social suficiente para la emergencia de nuevas alternativas hasta ahora sometidas en la penumbra de un régimen sin fisuras. Crisis social y fractura de la clase dirigente. Nos falta una condición para que la crisis alcance el grado de crisis revolucionaria: la organización autónoma y masiva de los explotados, alimentada por un discurso y una estética a la altura de las circunstancias. Este elemento no parece avizorarse por el momento en el escenario, pero no olvidemos que, precisamente este escenario cambiante, es el ideal para un avance decidido de las fuerzas del cambio. Pero, ¿y el Reino de España? ¿Se prepara ese avance decidido? En España lo realmente preocupante no es la estabilidad política revisitada por las fuerzas del régimen gracias a sus pactos, ya que éste ha demostrado sobradamente ser enormemente vulnerable a las turbulencias globales, ya sean económicas o ideológicas; sino la apuesta marcada, cuyas consecuencias empezamos a avistar en este momento, de la mayoría de una entera generación militante, por la política del sillón, la brillantez mediática y la absoluta futilidad a la hora de la concientización y organización de la mayoría trabajadora. Vista Alegre 2 y el culebrón de los líderes mediáticos flota al margen del mundo, en la futilidad absoluta, cuando un entero régimen de gestión del sistema global está a punto de mutar de manera, si no lo evitamos u orientamos en otra dirección, catastrófica, ante nuestros mismos ojos. Dotarse de una subjetividad revolucionaria capaz de intervenir implica la construcción popular y el empoderamiento de la clase trabajadora, la extensión de sus redes y de sus experiencias, de sus organizaciones propias, la creación de discurso sobre los grandes cambios que se avecinan. Olvidémonos de los líderes y de sus fangos y de la truculenta gymkhana de los nuevos políticos profesionales, empecemos a construir contrapoder desde abajo nosotros mismos, de manera directa y autónoma. No se trata de gestionar el desastre creciente, ni de encontrar una silla mullida cuando la música para. El objetivo de alguien que quiere cambiar el mundo no es estar cómodamente sentado en un escaño.
José Luis Carretero Miramar
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Posted: 03 Feb 2017 03:27 PM PST
A los burgueses les interesa que el número de proletarios que conforman el ejército industrial de reserva sea el mayor posible por dos motivos, como ya he dicho antes, cuantos más obreros estén al paro menos tendrá que pagar a sus empleados y además, está situación divide a la clase obrera ya que hace que un proletario cualquiera vea a un pobre diablo en la misma situación que él un rival, un competidor por el mismo puesto de trabajo al que aspira. Los capitalistas ganan con está situación, pero cuantos más proletarios engorden el ejército industrial de reserva y menores sean los salarios de los obreros que están trabajando más se reduce la capacidad de consumo de la sociedad. En un primer momento, al no poder colocar en el mercado y vender el total de lo producido los capitalistas disminuyen la producción y despiden a obreros haciendo que vayan a parar a las filas del ejército industrial de reserva, lo que hace que la capacidad de consumo de la sociedad disminuya aún más. El resultado de todo esto es que los capitalistas tienen aún mas dificultades para vender lo producido,los obreros no pueden cubrir más que sus necesidades más básicas, y muchos ni siquiera eso,por lo tanto deviene la "crisis de sobreproducción". Pero además de una "crisis de sobreproducción", es una crisis originada por el subconsumo, ya que muchos obreros necesitan este o aquel artículo pero no pueden permitirse comprarlo. Dichas crisis son inherentes al sistema de producción capitalista, mientras exista el capitalismo habrá crisis irremediablemente. Así funciona el capitalismo,personas hambrientas precisamente porque se ha producido demasiada comida,individuos sin hogar porque se han construido demasiadas casas, y así con todas las ramas de la producción. El capitalismo es el caos más absoluto, solo el comunismo libertario puede traer el orden,la abundancia y la justicia para los trabajadores.
Adrián Kerouac
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