Instituto de Relaciones Internacionales de La
Plata.
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#SalvemosLaCIDH |
En las últimas semanas la Comisión Interamericana (CIDH)
anunció una grave crisis financiera que venía advirtiendo desde hace años
ante el Consejo Permanente de la OEA. La crisis actual es consecuencia de
la escasez y de la inestabilidad de los fondos que los Estados miembros de
la OEA destinan, no sólo a la CIDH, sino a todo el Sistema de Protección
de Derechos Humanos (SIDH).
Los datos aportados por la Comisión son alarmantes. El
continente tiene aproximadamente 1.000 millones de habitantes, y el
presupuesto anual de la Comisión en el año 2015 – entre presupuesto
ordinario, donaciones y contribuciones voluntarias - fue de 9 millones de
dólares, lo cual significa que por cada habitante, la CIDH contó con 0,009
dólares. Muchos de los ingresos con los que se cuenta son inestables e
impredecibles porque provienen de donaciones y contribuciones financieras
voluntarias.
Además, si lo
comparamos con otros sistemas de Derechos Humanos del mundo, tenemos el
sistema más pobre del mundo. El Sistema africano cuenta con 13 millones de
dólares anuales y el Sistema Europeo dispone de un promedio de 100
millones de euros por año. Es decir que, mientras que el Consejo de Europa
destina el 41.5 por ciento de su presupuesto para la Promoción y
Protección de los Derechos Humanos, la OEA destina tan sólo 6 por ciento
de su presupuesto a la Comisión.
Otro dato significativo es que en 2015, los países
latinoamericanos y caribeños aportaron aproximadamente 13 millones de
dólares a la Corte Penal Internacional mientras que los mismos países
destinaron menos de 200.000 dólares en aportes voluntarios a la CIDH. Esto
denota claramente que el problema no es una cuestión de ausencia de
fondos, sino de falta de voluntad política para que esos fondos lleguen al
SIDH.
Como consecuencia de esta situación, la CIDH informó que
para el 31 de julio de éste año, los contratos del 40 % de su personal
vencen y no cuenta con fondos para renovarlos. Además, se vio obligada a
suspender las visitas previstas para lo que resta del año y las audiencias
programadas para julio y octubre del corriente.
Estas
circunstancias se traducen en el hecho de que la Comisión no podrá
desplegartareas esenciales para cumplir con su principal mandato, la
promoción y protección de los derechos humanos en la región, mandato dado
por los mismos Estados que hoy están incumpliendo su obligación de
sostenerla. Si la Comisión no obtiene los fondos necesarios, miles
devíctimas de violaciones de derechos humanos quedarán desprotegidas y la
falta de personal generará demoras incompatibles con el derecho de acceso
a la justicia.
Nunca debe
perderse de vista que los actores principales del SIDH son
fundamentalmente las sociedades y las víctimas que acuden al sistema en
busca de la justicia que no han encontrado en sus países. El fin último
del Sistema Interamericano es la tutela de los derechos y debe lucharse
por el fortalecimiento de los mismos. Ni el fortalecimiento de los
Estados, ni el fortalecimiento del Sistema van a ser suficientes si no
existe una sociedad fortalecida, que comprenda cabalmente sus derechos y
haga cumplir al Estado con sus obligaciones.
Por ello, como
sociedad, debemos unirnos al llamado de la Comisión Interamericana y
Organizaciones de Derechos Humanos del continente e intimar a los Estados
miembros principalmente, a los países observadores y a los donantes a
brindar apoyo financieroy atender de manera inmediata la solicitud de
fondos específicos. Sin perjuicio de ello, la acción no debe quedarse en
la emergencia. Es necesario instar a los Estados a reafirmar su compromiso
efectivo con los derechos humanos, promoviendo un cambio estructural para
modificar el sistema de financiamiento del SIDH a fin de que se garantice
su sostenibilidad en el tiempo.
Macarena L. Riva
Secretaria Departamento de DDHH y DIH IRI-UNLP |
lunes, 6 de junio de 2016
Tinkunaco 0808/16 - [catorce_bis] Salvemos al Sistema Interamericano de Derechos Sociales.
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