LA REVISTA»
Mafalda resiste
8 julio, 2016
Abrazando
un sueño profundo que nunca nadie pudo desdibujar, pidió que pararan el
mundo y la dejaran bajar, para sincerar las noticias o anoticiar los
sinceramientos que aún no ves, esos que siguen siendo primicias 200 años
después, en la coartada de la vanidad: “Aún sigue preocupada, por los
grandes problemas de la humanidad”. Símbolo de rebeldía, la niña se
convirtió en mito a fuerza
de valentía y de acertar todas sus profecías: “¿O acaso no siguen
usando el palito de abollar ideologías?”. Sí, señor, toma la palabra su
ilustre mentor, para ilustrar nuestro homenaje a la alegría y la
desobediencia, sin importar maquillaje para el Día de la Reverencia y
sin camuflar el presente con el cinismo de vagos lemas: “¿Cómo no
sentirla vigente, si aún tenemos los mismos problemas?”. Pues ella
siempre estuvo convencida, “la vida moderna tiene más de moderna que de
vida”, cuando el mercado nos coloniza la razón, con custodia de la cana:
“Yo sigo enamorado de la Revolución Cubana”. Sin misterio ni miseria,
cuando “cada ministerio impone su mini histeria”, hoy salimos a celebrar
su encanto, sin dejar de luchar por el asfalto, “para dejar de planear
un poco y empezar a volar más alto”. Porque además de tener una doble
vara para mirar la realidad, la saben usar muy bien: “Yo creía en el Che
Guevara y, la verdad, hice muy bien”. Mala suerte, Virrey Cisneros, no
tuvieron suerte con los villeros, en la moratoria de esa tragedia
vestida de cortesía. “Y ella nació de clase media, porque era de donde
yo venía”, pero semejante cabeza logró interpelar a la realeza, sabiendo
interpretar la pobreza, a espaldas del periodismo deshonesto o la
televisión insufrible: “Por supuesto que la urbanización es posible”.
Por fuera de cualquier diario y por encima de cualquier funcionario, por
dentro de cada argentino y por abajo de cada guirnalda, explota el
grito de Quino en la garganta de Mafalda, contra la hipocresía y el país
de la in the pendencia, donde sus amos dictan la ley: ¡Feliz Día de la
Independencia, para los que no invitamos al Rey!
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