Boletín diario del Portal Libertario OACA |
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- [Vídeo] DIY: Cómo hacer una pancarta de protesta anarquista o antifascista
- [Jornadas] "Anarquistas contra el zar". Sábado 1 y 2 de abril, en el Local Anarquista Motín
- [Cómic] La Güelga Heneral
- Balada a los niños pobres
- Marx, tecnología y proletariado
- [Novedad editorial] Se vende Sanidad Pública
- Reseña: La destrucción de la ciudad. El mundo urbano en la culminación de los tiempos modernos
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Posted: 20 Mar 2017 12:46 PM PDT
Un tutorial visual simple y paso a paso sobre cómo hacer una
impresionante pancarta de protesta para todos ustedes anarquistas y
antifascistas.
http://www.youtube.com/watch?v=rNcGxeQ8wDg
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Posted: 20 Mar 2017 12:31 PM PDT
Jornadas 1 y 2 de abril en el Local Anarquista
Motín: ANARQUISTAS CONTRA EL ZAR. Recorrido por el anarquismo ruso
prerrevolucionario
El
fin de semana 1 y 2 de abril, tendrán lugar en el Local Anarquista
Motín unas jornadas en las que se trazará un recorrido por el anarquismo
ruso prerrevolucionario, apoyándose en los libros: "Rusia en en las
Tinieblas" de Vera Figner y "Tras prisiones y traslados" de Nadezhda
Iákovlevna Derkach.Sábado 1 de abril a las 19:00h. Rusia en las Tinieblas. Conspiración y organizaciones secretas en la lucha contra el zarismo, de Vera Figner a cargo de la Editorial Antipersona. Una enorme explosión sacude la ciudad de San Petersburgo. El carruaje del zar acaba de saltar por los aires y el cuerpo del monarca se encuentra despedazado sobre la acera. Los responsables del asesinato son miembros de Narodnaya Volia, la organización secreta más temible de la historia del nihilismo ruso. Una de las máximas responsables de la organización es Vera Figner, una joven de familia acomodada que forma parte del Comité Ejecutivo, el órgano encargado de establecer las líneas estratégicas que siguen las diferentes células. En 1927, Vera publicará sus memorias en las que hablará de fiebres e incendios, de delirios que aceleran los relojes de la Historia y artefactos explosivos que hacen caer regímenes enteros. Pero también de la prisión y el exilio, de la represión y la muerte. Enferma y al borde de la locura, Vera pasará más de veinte años en una de las peores cárceles zaristas, condenada al más terrible de los infiernos. Pero en medio del horror, nunca olvidará que allí donde haya un tirano, habrá alguien dispuesto a combatirlo. Domingo 2 de abril , 19:00h. Generación intransigente. Anarquistas y el movimiento revolucionario en Rusia hasta 1917. Presentación y contextualización del libro "Tras prisiones y traslados". Nadezhda Iákovlevna Derkach, a cargo del traductor. Este libro cuenta de manera autobiográfica los primeros años de Nadezhda Iákovlevna Derkach, militante revolucionaria que vivió los convulsos años de rebelión que se dieron en Rusia durante la primera década del siglo XX. Uno de los elementos más valiosos de este libro, sencillo y sincero, es —además del hecho de reflejar la realidad social y política de la época— su representatividad, ya que el destino de la autora es bastante característico de toda una generación de jóvenes, hombres y mujeres, políticamente conscientes y activos que vivieron por aquel entonces en Rusia. Derkach relata la radicalización de aquella juventud que participó en los grupos de autodefensa contra los pogromos antisemitas, en la revolución de 1905, y quienes sufrieron la oleada reaccionaria y represiva; su paso por las prisiones mixtas y por las prisiones de mujeres, los traslados y el destierro. Sábado 1 y domingo 2 de abril a las 19:00h En el Local Anarquista Motín C/Matilde Hernández, 47. Metro Oporto o Vista Alegre. Madrid. Read more ... |
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Posted: 20 Mar 2017 11:49 AM PDT
Título: "La Güelga Heneral".
Una nueva historieta visual realizada por el compañero Alfonso "El Seta" de El Seta Producciones. ![]() Read more ... |
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Posted: 20 Mar 2017 11:36 AM PDT
Realojé
a su familia en el 2014. Tenía 12 años. Pelo ensortijado, mirada viva,
extremadamente delgado. Cuando los visitaba me recibía con efusión y un
gran choque de manos. Su familia okupó siguiendo un relato de miseria
que ya conocemos demasiado bien: desempleo, deudas, desahucio, hambre e
indigencia.Él estaba un día jugando a la play en el sofá de una casa convencional y al día siguiente se encontraba amontonado con sus hermanos en un colchón bajo el techo de uralita de una chabola. Allí entrevisté a su familia. Fue de las pocas veces donde me pareció insultante pedir ninguna documentación. Cuando cambió de colegio sufrió acoso. “Okupa” era un insulto hiriente que le lanzaban los niños que no sabían lo que era tener agua y luz cortadas. Los pocos que jugaban con él le contaban lo que oían en casa sobre él y su familia. Fue un mes de llanto y angustia. Una tarde nos la pasamos jugando en el salón y le expliqué lo que para mí era ser un okupa. Le conté lo injusto que me parecía un mundo de casas vacías y gente sin hogar, unas leyes que perseguían a los indigentes y defendían a los que traficaban con las viviendas, y una cultura donde los niños como él se tenían que sentir culpables por ser pobres. No lloró más por ser okupa. Empezó a surgir una conciencia social precoz, cierto orgullo del superviviente. Con el paso del tiempo me preguntó por mis ideas. Nunca me pareció tentador adoctrinar. Contra los que hablan de “educar anarquistamente”, siempre recordé la advertencia de Mella sobre que no había nada más grotesco que un niño dando vivas a la anarquía. Me interesaba más que me “educara” él a mí, refrescarme en su ingenuidad. Fui honesto y le conté algunas de mis perspectivas sobre el mundo, pero no fui categórico; lo que le decía era lo que yo creía, no necesariamente la verdad. Con el tiempo, sin pretenderlo, no se escandalizaba si los telediarios hablaban de peligrosas conspiraciones anarquistas y extraños comandos desarticulados. La idea de que ayudarse unos a otros era más importante que competir crecía en él de forma práctica, con sus vivencias cotidianas, sin falta de compartirle ningún libro. Una vez me dijo que hacer lo correcto porque te lo ordenaran no tenía ningún merito, que lo complicado era hacer lo correcto si estaba prohibido, cono okupar. Asentí y le sonreí. Cada día estaba más orgulloso de él. Su padre, albañil, era alcohólico y vivía amargado y resentido, pero con la recurrente idea de creerse más listo que el resto. También se metían en el colegio con el muchacho por su culpa. A veces se emborrachaba y montaba algún espectáculo en el barrio que después solían reprocharle a su hijo. Incluso una maestra llegó a mofarse porque se encontró a su padre en el suelo, perjurando contra el mundo, sobre un charco de meados. La falta de empatía de los docentes, otro gran logro del sistema educativo. Un día, mientras tomábamos un café en el salón, el muchacho contó ilusionado a su familia cómo había regalado un juego a un compañero de clase que lo estaba pasando mal. El padre le espetó: “¿no se lo vendiste? ¿Eres rico o qué?”. Después le soltó un discurso que aproximadamente venía a decir: “en esta vida, si quieres sobrevivir, solo puedes hacerlo pasando por encima de los demás. El que ayuda al resto es un gilipollas, nunca llegará a nada. Pisa y muerde a los que te rodean, aprovecha su ayuda si te la ofrecen, y si puedes saca ventaja y déjalos atrás”. Dijo eso delante mía. Le dije al padre: “si yo pensara así, ¿habrías salido de la chabola?”. No contestó. Con el tiempo, lógicamente, nos fuimos distanciando. Antes su familia se sabía pobre, pero con los ingresos de los distintos subsidios y sin tener que pagar alquiler, agua y luz su situación, principalmente a nivel psicológico, había cambiado. “Estamos saliendo de la crisis” decía el padre. Un día, ayudando a arreglar un problema de un bidón de agua que tenían en la azotea, sufrí una caída de varios metros y me golpeé en la cabeza. Mientras recuperaba la conciencia oía la voz del padre: “ojalá no se nos muera este tío aquí”. Me limpié la sangre y no quise volver a verle. Por desgracia, tampoco pude volver a ver al niño. Hace poco me lo encontré por la calle. Yo no lo reconocí hasta que me dio un abrazo. Fue una gran sorpresa. Había cambiado mucho. Ahora era un adolescente, iba al lado de una chica, cogidos de la mano. Al verlo pensé multitud de cosas. Pensaba que con sólo 12 años había vivido una situación muy traumática, que quizás hubiera quedado en él la semilla de un ejemplo basado en la colaboración y no en la depredación, pero también que la sombra de su padre era muy profunda e intensa. Pensaba que se había librado una carrera entre el capitalismo y el apoyo mutuo y que el primero había salido con más de una década de ventaja. No pudimos hablar mucho, pero me dijo que un día deberíamos quedar, que tenía mucho que contarme y que me iba a proponer que hiciera un documental o una canción sobre lo que habíamos vivido, sobre nuestras vidas. Le dije que yo no sabía hacer películas ni música, que solo sabía escribir y a duras penas, y que quizás podría garabatear algo, un relato íntimo y lento, lo que en música se conoce como una balada, sobre la historia de dos niños pobres, que es lo que éramos. Le encantó la idea, y es hoy cuando me he decidido a cumplir mi promesa. Sirvan estás pocas y torpes letras de pequeño homenaje a todos los que fuimos, somos o seremos niños pobres.
Ruymán Rodríguez
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Posted: 20 Mar 2017 10:18 AM PDT
La
conciencia de clase, en este caso, la conciencia obrera o la del
explotado en la doctrina marxista ha quedado subvertida por el Poder
(Estado) con la formación de diversas categorías entre la clase
asalariada, dividiéndola y fragmentándola debido a la especialización,
de manera que la conciencia de clase que había o podía haber antaño a
quedado prácticamente anulada porque la conformación y jerarquización de
la clase obrera por parte del sistema capitalista la ha convertido en
auto-explotadora (el poder degrada tanto al que lo ejerce como al que se
somete), en cierto modo ya no hace falta patrones que nos vigilen. La
máquina del Estado (junto con la burguesía) ha hecho añicos al
movimiento obrero, incapacitándolo y anulándolo de la forma más
efectiva, es decir, asimilándolo con la inserción de la voluntad de
poder entre sus miembros.El trabajo asalariado nunca podrá ser digno y humano (ya sea cobrando 1000 o 100000 euros al mes), por lo tanto no se trata de ser rico o pobre, sino de ser libre. El fin de la técnica y teconología en una sociedad jerárquica es el control de la Naturaleza y el ser humano, de manera que es la tecnología quien somete al individuo y a la sociedad. En una sociedad no jerárquica y libre, la tecnología también sería libre (en su uso) y no se impondría como medio para gobernar al ser humano, es decir, la técnica y tecnología sería sólo un medio libre en una sociedad libre y no un fin como sucede en la sociedad actual para controlar y someter al individuo.
Queda claro que para Karl Marx es la sociedad quien determina o hace
al individuo, para él la tranformación o la revolución en última
instancia se desarrolla en primer lugar en el conjunto total de las
relaciones que se dan en el colectivo-sociedad. El individuo carece de
voluntad, por lo tanto queda a merced del sistema que lo modela a su
gusto. El desarrollo de las fuerzas productivas materiales o la economia
están por encima y determinan la voluntad del individuo, su conciencia
queda supeditada por las circunstancias materiales. El individuo queda a
merced de una fuerza ajena ¿élite de poder? que no comprende, es decir,
queda anulado. La condena de Marx al individuo es evidente, no hay
transformación individual sin un previo cambio social. Para Marx el
Poder del Estado o la volunad de poder es esencial y necesaria para la
revolución. No puede haber revolución sin Estado o élite de poder que
transforme las condiciones materiales de vida de la inmensa mayoría de
la sociedad.
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Posted: 19 Mar 2017 11:16 AM PDT
Todo lo que deberías saber sobre la privatización, pero nadie quiere contarte.La transparencia de este ensayo se refleja ya desde su título. Aunque no se haya colgado semejante cartel en hospitales y centros de salud, cuando se habla de “gestión clínica”, “modernización”, “colaboración público-privada” o “externalización”, se entrevé que la sanidad pública está en venta; pero solo aquellas partes rentables, que pueden satisfacer los intereses económicos de las empresas del sector. Desde el sistema de citas médicas hasta las bolsas de sangre, pasando por los propios datos clínicos o enfermedades, pueden ser un negocio. Y va más allá, porque con el sistema de gestión clínica se responsabiliza a los propios profesionales médicos de la reducción del gasto a cambio de suculentos incentivos, en algunos casos de hasta 40.000 euros anuales. “Las consecuencias, dramáticas, son bien perceptibles en materia de incrementos en la mortalidad y en la presencia de determinadas enfermedades, de desnutrición, de suicidios o de abandono de los ancianos”, recuerda Carlos Taibo en el prólogo. Los autores conocen de primera mano las cifras y estrategias de la privatización y su repercusión, pero también han formado parte de las luchas por la salud. Así, este libro recoge las experiencias de aquellos profesionales comprometidos que han buscado alternativas, tanto en las diferentes comunidades españolas, como en Grecia o Francia. Van más allá de la defensa de un sistema sanitario universal y de calidad ya que no hay salud colectiva sin la democratización real del sistema en su conjunto y, por supuesto, sin una actuación decidida sobre los “productores de enfermedad”. Prólogo, por Carlos Taibo. Capítulo 1. De salud, sanidad y determinantes, por Juan Antonio Gómez Liébana. Capítulo 2. Madrid: La privatización de la Sanidad goza de buena salud (por desgracia), por Coordinadora Antiprivatización de la Sanidad Madrid. Capítulo 3. Catalunya en proceso de Desprivatización, por Ramon Serna i Ros. Capítulo 4. Rebelión Bellvitge: acción directa contra el cierre de plantas y camas, por Colectivo Rebelión Bellvitge. Capítulo 5. Andalucía. Gestión Clínica: ese oscuro objeto de deseo, por Colectivo Amparo Poch. Capítulo 6. Francia.: la lucha de la coordinadora nacional en defensa de los hospitales y maternidades de proximidad, por Michel Antony y Patrick Tournadre (CNDHMP). Capítulo 7. El proceso de la autoorganización de la salud en Petralona (Atenas). Pipka: una experiencia de creación de un espacio de salud autogestionado, por Espacio Social para la Salud de la Asamblea de barro de Petralona. Capítulo 8. Grecia 2010-2015: crisis económica y salud, por Evaggelia Bogosian. Capítulo 9. El sistema de salud mental en Grecia en los años de la crisis económica, por Consultorio Social Solidario de Salónica. Capítulo 10. La situación del sistema de salud en Grecia, por Consultorio social Solidario de Salónica. Coordinado por Juan Antonio Gómez Liébana forma parte de la la Coordinadora Anti Privatización de la Sanidad (www.casmadrid.org) que fue constituida en 2004 por usuarios y trabajadores del sistema sanitario, así como organizaciones no subvencionadas (Plataforma Sindical EMT, Solidaridad Obrera, CNT Graficas, CNT Villaverde, CNT Aranjuez, Sindicato Asambleario de Sanidad). Su objetivo es aunar esfuerzos y organizarse para luchar por un sistema sanitario de calidad, que atienda a todas las personas sin exclusiones, dotado de mecanismos de gestión democrática por parte de trabajadores y población, y en el que la actuación sobre los determinantes socioeconómicos y medioambientales de la enfermedad sean prioritarios. En estos años, en los que en todo el Estado (gobierne quien gobierne) han avanzado el deterioro y la privatización de las partes rentables del sistema sanitario, compañeros y compañeras de los diferentes territorios se han ido incorporando a la lucha. Lo puedes encontrar en Los Libros de la Catarata. Read more ... |
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Posted: 16 Mar 2017 11:43 AM PDT
de Juanma Agulles
Hacer
un balance crítico sobre la cuestión de la ciudad y el moderno
urbanismo y señalar algunas pistas para conducirnos fuera del
estancamiento en que nos encontramos, nosotros todos, pobladores de la
megaurbe global, es el principal propósito que anima el presente libro
de Juanma Agulles, La destrucción de la ciudad, premiado recientemente por ediciones Catarata en su certamen anual de ensayo.Uno de las virtudes de esta obra es su concisión y su claridad, méritos nada desdeñables dada la vastedad del tema abordado. En varios capítulos, algunos de los cuales ya conocíamos por haber sido publicados en revistas como Raíces o Cul de Sac, el autor va desplegando las líneas fundamentales de sur reflexión sobre el pasado y presente de la megalópolis, es decir, sobre la forma culminante y amenazante del proyecto urbano que fue antaño la ciudad: compendio de las aspiraciones de organización política y espiritual de una buena parte de la humanidad. De la ciudad como espacio posible de convivencia y emancipación a la moderna conurbación, espacio amorfo sometido a la mercancía, hay una transición mediada por el fracaso del proyecto de la modernidad, como el autor no explica, y que da cuenta justamente del apogeo del pensamiento de la deconstrucción en todas sus variantes. Acabada la época de los «grandes relatos» tenemos que adaptarnos, según los teóricos de la posmodernidad, a habitar en escenarios tan frágiles como efímeros. Si el centro ya no existe, entonces todo está permitido, y de ahí que la arquitectura posmoderna sea el reflejo de ese sinsentido que encierra la moderna sociedad de consumo. Uno de los puntos interesantes del libro de Agulles es su insistencia en querer salvar el proyecto de la ciudad de sus derivas catastróficas a partir de la edad industrial. No se trata pues de una condena del medio urbano, sino justamente de señalar todo lo que en el medio urbano opera hoy contra las mismas condiciones que hacen posible una vida digna en una ciudad. Cada uno de los ensayos contenidos en el libro ilumina esta idea desde diversos ángulos, ofreciéndonos un prisma de reflexiones y argumentos que apuntan a una conclusión de orden político. La ciudad hoy, lo que seguimos llamando «ciudad», constituye el espacio que ciega nuestra capacidad de habitar y de ser, como lo expresa el autor : «nos queda la tarea de evidenciar en toda su crudeza este hecho : vivimos fuera del mundo que una vez fue nuestro hogar, casi sin esperanza ni atisbo de redención. Lejos de la naturaleza y lejos de la comunidad. Y aun así debemos encontrar razones para permanecer juntos.» Apoyándose en esta visión radical, el autor desvela el hecho de que los espacios urbanos son hoy el escenario de un Poder incontestable. Ni que decir que la moderna tecnología es el factor que asegura el crecimiento exponencial de ese poder, en su sentido material como ideológico. Y toda veleidad estetizante, propia de la posmodernidad, revierte de manera constante en el refuerzo de esta situación. ¿No hay entonces salida ? Eso es lo que Agulles plantea en el último ensayo del libro «Saliendo de la ciudad sin límites». Consciente de la paradoja que supone abandonar o superar un espacio ilimitado, Tecnópolis, la megaurbe que cubre hoy el planeta, («la pregunta que se nos plantea es cómo salir de una ciudad cuyas murallas desaparecieron y sus límites se perdieron en el horizonte.»), ¿cómo encontrar pues el camino de vuelta a una visión más equilibrada de las cosas ? Como nos señala, no basta abandonar Tecnópolis y cumplir el retorno a la tierra, por muy satisfactorio que esto pueda resultar a primera vista. Frente a eso, Agulles nos pone en guardia contra cualquier ilusión de retorno o vuelta a un espacio no invadido por la megaurbe, invitándonos más bien a reconocer la complejidad de los procesos en marcha. Se trata de «recrear la ciudad», aquel espacio que intentó privilegiar la convivencia y la libertad, y para ello, previamente, tanto en el plano de las ideas como de los actos, será necesario «desmantelar Tecnópolis». Para ello el autor nos indica algunas pistas: «Hay, por eso, multitud de frentes en los que luchar contra el envoltorio simbólico e ideológico que la urbanización construye a diario. Una cultura urbana refractaria a los designios del desarrollo tecnológico puede ser, por tanto, un buen motivo para permanecer juntos.»
José Ardillo
La destrucción de la ciudadEl mundo urbano en la culminación de los tiempos modernos Juanma Agulles Los libros de la Catarata, Colección Mayor, 612. Madrid 2017 128 págs. Rústica 21×13,5 cm ISBN 9788490972540 Read more ... |
El
fin de semana 1 y 2 de abril, tendrán lugar en el Local Anarquista
Motín unas jornadas en las que se trazará un recorrido por el anarquismo
ruso prerrevolucionario, apoyándose en los libros: "Rusia en en las
Tinieblas" de Vera Figner y "Tras prisiones y traslados" de Nadezhda
Iákovlevna Derkach.
Realojé
a su familia en el 2014. Tenía 12 años. Pelo ensortijado, mirada viva,
extremadamente delgado. Cuando los visitaba me recibía con efusión y un
gran choque de manos. Su familia okupó siguiendo un relato de miseria
que ya conocemos demasiado bien: desempleo, deudas, desahucio, hambre e
indigencia.
La
conciencia de clase, en este caso, la conciencia obrera o la del
explotado en la doctrina marxista ha quedado subvertida por el Poder
(Estado) con la formación de diversas categorías entre la clase
asalariada, dividiéndola y fragmentándola debido a la especialización,
de manera que la conciencia de clase que había o podía haber antaño a
quedado prácticamente anulada porque la conformación y jerarquización de
la clase obrera por parte del sistema capitalista la ha convertido en
auto-explotadora (el poder degrada tanto al que lo ejerce como al que se
somete), en cierto modo ya no hace falta patrones que nos vigilen. La
máquina del Estado (junto con la burguesía) ha hecho añicos al
movimiento obrero, incapacitándolo y anulándolo de la forma más
efectiva, es decir, asimilándolo con la inserción de la voluntad de
poder entre sus miembros.
Todo lo que deberías saber sobre la privatización, pero nadie quiere contarte.
Hacer
un balance crítico sobre la cuestión de la ciudad y el moderno
urbanismo y señalar algunas pistas para conducirnos fuera del
estancamiento en que nos encontramos, nosotros todos, pobladores de la
megaurbe global, es el principal propósito que anima el presente libro
de Juanma Agulles, La destrucción de la ciudad, premiado recientemente por ediciones Catarata en su certamen anual de ensayo.
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