Aprietes al Párroco de Choele Choel
Una sucesión de intimidaciones
extrañas, violentas y anónimas ha padecido en los últimos días Cristian
Bonin, el sacerdote párroco de Choele Choel que viene acompañando
especialmente el reclamo de justicia de la familia de Daniel
Solano, trabajador desaparecido tras un procedimiento policial el 5 de
noviembre de 2011.
En los últimos diez días aproximadamente
ha recibido múltiples llamadas al teléfono fijo de la parroquia desde
distintos números donde en algunos casos se escuchan respiraciones y
toses , y en otros no se escucha nada. También hubo un ingreso a la
capillita del Santísimo en la parroquia, donde han defecado y escrito
ofensas dirigidas a su persona.
Finalmente el viernes a la noche alguien
denunció en su nombre y seguramente con muchos datos personales el
extravío o robo de su celular y la compañía lo dio de baja.
Esta seguidilla de hechos no pueden pasar
desapercibidos. Aparecen en el actual escenario nacional y provincial
como modos de presión a quien viene transitando un coherente recorrido
de acompañamiento a quienes reclaman por justicia.
En Río Negro ese compromiso significa
reclamar contra la trama policial, judicial y empresarial y la lentitud e
indiferencia de la autoridad política.
No es la primera vez que el P. Cristian
padece presiones anónimas. En una oportunidad, hace un año y medio
aproximadamente, fue victima de acciones que pudieron haber tenido
consecuencias gravísimas, como cuando inexplicablemente el capó de su
auto que estaba en condiciones de viajar, se levantó en la ruta haciendo
estallar su parabrisas y constató que los tornillos de las ruedas
habían sido aflojados.
El P. Cristian vive en la parroquia que está en el centro de la ciudad, a pocas cuadras del juzgado. La parroquia se constituyó desde la
desaparición de Daniel Solano en el lugar de trabajo de la familia
Solano y sus abogados.
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