La luz de Luisito
22 agosto, 2016
Fotoperiodismo publicado en la edición de agosto de La Garganta Poderosa, a seis años del asesinato de Luisito García.
El 14 de marzo de 1994 tuvo a su último chiquito, que después de mucho pensar decidió llamar Luisito. Pasó por un parto durísimo pero sintió alivio cuando lo tuvo en brazos, sin imaginar que 16 años después, una policía se lo arrebataría de dos balazos. Aquel 22 de agosto de 2010, Alejandra Díaz sintió que su vida viraba a un desierto, y que ella también había muerto. Pero a fuerza de voluntad y guiada por él desde la eternidad, se repuso del espanto y fue elegida por su asamblea poderosa, donde se convertiría en una comunicadora maravillosa.
El 14 de marzo de 1994 tuvo a su último chiquito, que después de mucho pensar decidió llamar Luisito. Pasó por un parto durísimo pero sintió alivio cuando lo tuvo en brazos, sin imaginar que 16 años después, una policía se lo arrebataría de dos balazos. Aquel 22 de agosto de 2010, Alejandra Díaz sintió que su vida viraba a un desierto, y que ella también había muerto. Pero a fuerza de voluntad y guiada por él desde la eternidad, se repuso del espanto y fue elegida por su asamblea poderosa, donde se convertiría en una comunicadora maravillosa.
Hoy, a seis años de su asesinato, recuerda a su hijo, con retratos de su historia de cobijo.
“Él está en un mundo sin maldad, donde puede descansar. Desde el cielo se ha convertido en un ángel de luz que cada día me consuela: ‘No llores por mí, mami, porque yo estaré esperando por ti’”.
“Él está en un mundo sin maldad, donde puede descansar. Desde el cielo se ha convertido en un ángel de luz que cada día me consuela: ‘No llores por mí, mami, porque yo estaré esperando por ti’”.
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