- - - Servicio Informativo "Alai-amlatina" - - -
Agradecemos sus aportes económicos que permiten sostener este servicio: http://www.alainet.org/donaciones
Agradecemos sus aportes económicos que permiten sostener este servicio: http://www.alainet.org/donaciones
Sobre el
calentamiento global, la
paz y la democracia
La verdad a medias
Pablo González
Casanova
ALAI AMLATINA,
18/07/2017.- Hace
menos de un año “The
Economist” –una prestigiada revista inglesa– sostuvo en su
editorial, que Trump
representa “una nueva edad de lo que podría llamarse la
post-verdad”. Según la
revista, en esta nueva edad sus
voceros ya no se preocupan de las evidencias ni de las ciencias. Esta afirmación es engañosa,
pues si Trump representa
la época de la post verdad, al no ocuparse de las evidencias
científicas, tanto
“The Economist” como la autollamada “ciencia normal” o “corriente
principal”,
hasta en sus posiciones críticas, tampoco respetan la verdad
completa de las
ciencias de la materia, de la vida y la humanidad con una crítica
en
profundidad. Si los
artículos de la
revista incluyen al cambio climático y demuestran que éste tiene
un carácter
antropogénico, y que es necesario reconocer “Los acuerdos de
París”, tanto
Trump como los científicos del sistema, dejan fuera de su programa
y de sus
conceptos y explicaciones expresas otras amenazas a la vida, como
el creciente
peligro de la guerra nuclear, y el de varias nuevas fuerzas de
dominación y
acumulación, capaces de destruir a la Humanidad, y a la Vida en el
Planeta e incluso
a las corporaciones y complejos
empresariales-militares-políticos-y- mediáticos
que están haciendo de sí mismos las victimas, en su obstinada
obsesión por aumentar
su poder, utilidades y riquezas.
Al mismo tiempo que
eso ocurre
entre los que mandan y ganan, y entre sus apologistas, muchos
investigadores
que son críticos a medias, como los herederos del “nacionalismo
revolucionario”
o de “la teoría de la ‘dependencia’”, insertan el colonialismo
como una
variante estructuralista, y al formular problemas y soluciones, no
incluyen al
“capitalismo” como causante de la tragedia.
Cardozo y Faletto, y no pocos de sus sucesores, caen en esa
“ausencia
cognitiva” a la que el propio de Souza Santos, recientemente se
refirió y en la
que incurrió.
La verdad completa
sólo se logra
si al “colonialismo “y a “la dependencia”, se añade “el
capitalismo” en su situación
actual.
Ciencias de la complejidad
La verdad completa
de los ya
amenazadores desastres que causa y tiende a causar el capitalismo
es la que
incluye al propio capitalismo como causa principal de lo que
ocurre, y que en
él incluye el colonialismo, como una de sus estructuraciones de
relaciones
desiguales construidas para la apropiación del excedente. Por supuesto los “normales”
tampoco abordan
en sus conclusiones los distintos caminos de emancipación frente a
las causas
del desastre.
Es más, la verdad
completa sólo se
encuentra si entre los argumentos científicos se toman en cuenta
la situación
realmente existente del capitalismo actual y los daños que su
atractor
principal causa a la tierra, a la vida y a la inmensa mayoría de
la humanidad,
todas ellas víctimas de tendencias a agravarse, plenamente
comprobadas.
De la situación
existente y
creciente, y de su reconocimiento, derivarán las verdaderas
soluciones, que
incluyen al capitalismo actual y la forma en que está empleando
las ciencias de
la complejidad con 1º. Los “sistemas complejos en transición al
caos, o del
caos”, 2º. Los “sistemas orientados a lograr fines” y 3º. Las
ciencias de la
comunicación, de la información, de la semiótica y de la
organización, para
diseñar y formalizar los modelos y escenarios con más
probabilidades de
maximizar el logro de sus objetivos que son la ley de un sistema
de dominación
y acumulación de poder, riquezas y utilidades, y que en el
capitalismo actual sólo
se entienden si son objeto de un conocimiento científico crítico y
actualizado de
la realidad económica actual y de la ley del valor. Estas superan su comprensión,
aunque deberían
tomarse hoy, como punto de partida de las ciencias de la
complejidad.
Hoy no es la ciencia
económica el
conocimiento fundamental. Si
lo fue en
los orígenes del desarrollo industrial para la crítica del
capitalismo clásico,
hoy la crítica rigurosa de las ciencias de la complejidad muestra
como éstas
esconden la dominación y la acumulación por “desposesión” o
despojo para la
acumulación de poder, riquezas y utilidades, y no inician su
argumentación
científica con la crítica de la ciencia económica al servicio del
capitalismo. El
des-cubrimiento es aún más exacto cuando a
la crítica de las ciencias de la complejidad se añade la crítica a
las ciencias
de la comunicación, de la información y la organización, y de los
teatros de
lucha y guerra reales y virtuales, así como de las estrategias y
tácticas
aplicadas para maximizar el logro del principal atractor del
sistema, mediante
la comunicación, la información, la organización, el diseño y la
formalización
de estrategias óptimas, para el logro de las metas del sistema y
la confusión
sofisticada para que el enemigo o la víctima no distinga entre lo
real y lo
virtual. El análisis puede
parecer difícil
de comprender pero eso se logrará cada vez más conforme se
integren las
ciencias de la complejidad, de la comunicación y de la
organización, a la educación
y la cultura general, y a partir de ésta se aprenda a auxiliarse
también de los
conocimientos de los “especialistas orgánicos”, y de la “praxis”
de los revolucionarios
y rebeldes, en particular de los más originales y profundos, los
que se expresan,
pon ejemplo, en escritos como los de Fidel, el sub-comandante
Galeano, y
Chávez, el general bolivariano.
En las luchas que
éstos conocen a
fondo surgen también los escenarios óptimos de la estructuración
de las fuerzas
y relaciones emancipadoras, y las des-estructuraciones de las
opuestas, en que
se reconocen las combinaciones varias de lo real y lo formal, de
lo abierto y
lo encubierto, de lo legal y lo ilegal, de lo humanitario y lo
criminal, y
otras que no sólo combinan, sino articulan, los centros y nodos de
luchas
empresariales, militares, políticas, culturales, sociales, y
mediáticas, en
espacios y tiempos varios de acumulación primitiva o por despojo,
y de acumulación
ampliada del poder y riquezas por la vía del contrato y del
salario, todas
variantes en los países metropolitanos y dependientes o coloniales
y en las
poblaciones “participantes” o “marginadas”, según el peso de los
trabajadores y
pueblos organizados, y en medio de una movilidad ascendente o
descendente que
los hace mejorar o perder, según suban o bajen la productividad
tecnológica y
la “renta colonial”, lo cual determinó y determina una creciente
diferenciación
estructural –no esperada– de la clase obrera y el pueblo
trabajador.
El conocimiento y
reconocimiento
de tamaña complejidad es tan necesario como esclarecedor, sobre
todo cuando se
ve que, con toda su creciente eficiencia, el sistema no puede
escapar a la ley
del valor y a las contradicciones de las relaciones de explotación
que derivan
periódicamente en la sobreproducción o el subconsumo, y que hoy
dan al sistema
un carácter terminal, con una opción: que los accionistas,
dirigentes e
ideólogos de corporaciones y complejos reconocerán si se abren a
la verdad
completa y aceptan –aunque sea entre remilgos y rechazos, entre
confrontaciones
y negociaciones– la necesaria construcción de un sistema
postcapitalista.
Las nuevas ciencias
de la
complejidad y la comunicación de que los expertos se sirven,
modelan,
formalizan y escenifican el capitalismo para escoger sus mejores
cursos, es
decir, los que con menores costos, alcanzan la mayor eficiencia y
eficacia en
el logro de “sus atractores” de dominación y acumulación, todo
eso, sin el
menor escrúpulo o reparo en los “efectos laterales”, “buscados” y
“no buscados”
por el sistema en cuanto aumentan su poder, ganancias y riquezas,
y su dominio tanto
en los mercados como en la explotación del suelo y el subsuelo, de
la tierra,
el aire y el agua y de los reinos vegetales, animales y humanos.
El temor a la verdad
Hoy, complejos y
corporaciones,
formales e informales, legales e ilegales se desentienden y
“niegan” los
efectos producidos por las nuevas fuerzas de producción y por las
nuevas relaciones
de producción, incluso las que dañan y amenazan a la humanidad. Es más, los líderes y
beneficiaros de
corporaciones y complejos, persistentemente sacan de su
conciencia, si es que
ésta llega a incluirlos, los efectos adversos a la Humanidad de
que el sistema
es causante. Es más,
accionistas,
ejecutivos e intelectuales de la corriente principal colocan los
daños que el
sistema causa en un primer lugar de los “conocimientos prohibidos
¡en ‘la sociedad
del conocimiento’”! Timor veritatem
conturbat me,
“El temor a la verdad me inquieta”, como diría Terencio. Se trata de conocimientos
“negados” o
“descalificados” desde el inconsciente, según Freud; o de
“conocimientos
incómodos”, en la expresión de Al Gore, y corresponden al lenguaje
que no es
“políticamente correcto”.
La verdadera
situación y sus
tendencias plantean constantes y crecientes ausencias cognitivas,
sobre las
causas principales que las provocan, así como sobre las soluciones
a las mismas. Las verdades
sobre las causas son aún más
incómodas que la aceptación de que los males y peligros del
sistema amenazan la
vida en la Tierra. Sólo
sostener que el
cambio climático es “antropogénico”, es decir, consecuencia de la
acción
humana, como sostuvo hace tiempo un grupo de científicos de la
Universidad de
East Anglia, hizo objeto a los investigadores y a su director de
incontables
acusaciones y descalificaciones. La
gran
prensa y numerosas organizaciones, acusaron al director y a los
investigadores de
haber manipulado los datos de sus computadoras borrando aquéllos
que dis-confirmaban
sus tesis. El escándalo se
dio en
periódicos, gobiernos y universidades y fue tal que la Academia
Inglesa de
Ciencias nombró una comisión de sus especialistas para que
aclararan si tenía
base o no la acusación. La
Comisión
rindió un informe en el que hizo ver que los datos borrados por el
equipo
correspondían a una práctica de corrección y desecho de datos
falsos, que es
habitual en todo investigador, y que nada de lo “borrado”
“disconfirmaba” la
tesis de que el cambio climático es antropogénico. El escándalo siguió y fue tal
que el
Parlamento Británico decidió designar otra comisión de científicos
cuyas
conclusiones fueron exactamente las mismas de sus antecesores. Es más, dos connotadas
revistas científicas norteamericanas
defendieron al grupo y sus tesis.
La
revista “Nature” hizo una defensa abierta, y “Scientific American”
publicó un
número entero sobre el tema, en que todos los artículos de los más
distinguidos
especialitas confirmaban, una por una, las tesis del grupo de East
Anglia, cuyo
director por cierto acabó renunciando...
Un ejemplo más
reciente sobre la
negación del problema y sus verdaderas causas, es el del
Presidente de la Academia
Norteamericana de Ciencias sobre “Los Acuerdos de París”, cuyas
resoluciones ni
siquiera son “vinculantes”, es decir no son obligatorias para
quienes las
suscriben. Cuando Trump
decidió retirar
a Estados Unidos de “Los Acuerdos de París” –que unieron a todos
los países del
mundo–, y tomó esa decisión bajo el pretexto de que las tesis de
los “Acuerdos”
no se sostenían y eran inventadas, como una prueba de que no
tenían ninguna
validez y como prueba de su personal coherencia, nada menos que
echó a andar
las industrias del carbón, uno de los más agresivos causantes de
la polución
atmosférica, del calentamiento global y de uno de los más
amenazadores efectos de
éste en la biósfera, con repercusiones en el Polo Norte y el Polo
Sur, como el
derretimiento de las zonas de los grandes hielos, a la que sigue
el crecimiento
del nivel de los mares, y la intensificación de los huracanes, de
las tormentas
y las inundaciones de campos y ciudades.
A tamaña
descalificación del
Presidente de Estados Unidos, el Presidente de la Academia
Norteamericana de
Ciencias decidió publicar una carta sobre la certezas de la
comunidad que representa,
basadas en las investigaciones de los especialistas en peligros
climáticos;
pero al referirse a los causantes de los males, salió con una
ingeniosa y
lamentable afirmación en que se echó y les echó la culpa a los
científicos por
haber abierto “la caja de Pandora”... Lejos
de él estuvo decir la verdad completa. Prefirió
auto-flagelarse y flagelar a los suyos, empleando una cierta
ironía culta y un sentido
del humor más o menos indefinido.
Lejos
estuvo de él pensar y decir lo que Elmar Altvater, profesor de la
Universidad de
Berlín, ha sostenido fundadamente, y es que el cambio climático y
sus peligros
para la vida en la Tierra tienen como origen al sistema
capitalista, cuyo
atractor principal, por cierto, –y lo decimos una vez más– es la
acumulación de
poder, riquezas y utilidades.
El temor a la verdad
completa oculta
que “Los Acuerdos de París” son mínimos en relación al costo de
los daños
causados y por venir, y solamente se han cumplido en parte,
insuficiencias a las
que se añaden nuevos problemas con las soluciones que se han
puesto en marcha –muchas
de las cuales buscan sólo medidas técnicas dentro del sistema
vigente–. Esas técnicas en
buena parte y para colmo se
han convertido en nuevos negocios de quienes venden “técnicas para
protegerse
del calentamiento global y otras amenazas”, o para salvarse de
ellas… sin que
el sistema tenga la menor posibilidad de llevar a los hechos, una
verdadera
solución.
Nuevamente el temor
a la verdad
completa, de que mientras el capitalismo domine al mundo, ni va a
cubrir los
daños que causan sus negocios con pérdidas que acabarían con
ellos, ni va a
dejar de producir, deliberadamente, mercancías de caducidad
calculada con
muchas de ellas “integradas como un todo compacto” en que si se
decompone una
parte deja de funcionar todo y, por grande que sea éste, se
convierte en basura.
La verdad completa
es que los
negocios han prosperado desde que el sistema impulsó la sociedad
de consumo y
el consumo de masas con una exitosa publicidad de refrescos,
comidas, y varios
artículos más de “primera necesidad” y de baja que están creando
también inmensos
basureros en los mares, los campos y las ciudades, cuyos daños se
hallan lejos
de ser resueltos por un sistema que los produce para hacer
inmensos negocios… con
la basura…
Proyectos enmancipadores
Males y remedios
tienen mucho que
cambia y mucho que persiste. Entre
sus
variaciones destacamos las dos principales y que siguen siendo
plenamente
válidas en el mundo entero: la democracia, y el que ésta sea
efectiva, lo que sólo
se dará si se logra que el sistema sea poscapitalista. ¿Cómo lograrlo?, ese es el
otro gran problema
que aquí sólo apuntamos.
Por lo que se
refiere a los
remedios, la solución persistente es la que planteó, –en la
Revolución Francesa
de 1789–, el ala izquierda de la Asamblea General. Cuando se discutía en quien
debía recaer la
Soberanía, y unos sostuvieron que en la Monarquía, mientras otros
que en la
República, la Izquierda sostuvo que el Soberano debía ser el
pueblo. Esa profunda
solución no se aprobó y en medio
de todas las redefiniciones y aportaciones a la libertad humana
que surgirían en
los movimientos emancipadores –como el respeto a toda religión,
creencia
humanista, o diferencia de raza, edad, sexo y afinidades sexuales–
y como el
renovado peso que se dio con el radicalismo liberal y la
revolución cubana a la
organización moral y a la práctica del poder real del pueblo para
que tome las
decisiones definitivas, con todo y eso, la palabra “Democracia”
dentro del
capitalismo se vació de su contenido real y fue usada como disfraz
de
repúblicas y monarquías, de oligarquías y burguesías, y de
regímenes y clases
dominantes que para nada hacían efectiva la soberanía del pueblo,
el poder real
del pueblo y sólo usaban el término para ocultar su verdadero
autoritarismo.
La transformación de
la
revolución popular en revolución burguesa, acompañada de los
cambios que
produjo la Revolución Industrial, dio pie a la aparición de
empresas con un
creciente capital fijo integrado en gran parte por maquinarias, y
que sustituía
el trabajo servil por un trabajo asalariado, –correspondiente al
llamado
capital variable, o que el capital empleaba para el pago de
míseros salarios, quedándose
con la mayor parte de la riqueza producida.
Fue una época aquélla en que el capital empezó a exaltar
una promesa de
Progreso Generalizado que nunca cumplió y así ocultó un despojo al
que los
grandes economistas como Adam Smith y Ricardo no consideraron y
del que a poco
tiempo Marx y el Marxismo dieron cuenta con un conocimiento a la
vez crítico y
científico, cuyo análisis de la Sociedad y no sólo de la
Naturaleza, aportaba a
la ciencia el saber preciso de una categoría hasta entonces
ninguneada por
filósofos y utopistas, y que no sólo planteaba la necesaria lucha
contra el
poder de burguesías y aristocracias sino contra la dominación para
la explotación
de unos hombres por otros –de aquélla que los oprimidos y
explotados, tendrían
que liberarse mediante la creación radical y revolucionaria de un
sistema
socialista–. Su
planteamiento y el de
sus sucesores todavía no incluyó en un primer plano el gran peso
que requeriría
del poder de las clases y pueblos dominados y explotados, que
necesitarían
organizar su propio poder en una democracia, actual y moral,
respetuosa de la
libertad y de las diferencias y valores de sus componentes.
El proyecto
emancipador, entre
grandes tropiezos, se enriquecería como concepto liberador con el
liberalismo
radical de José Martí en la segunda mitad del siglo XIX, con los
movimientos de
la juventud del 68, con los de Cuba y los de La Lacandona del
Sureste Mexicano
encabezado por los indios mayas y por algunos jóvenes rebeldes que
se
integraron a ellos.
La explicación de
tan complejo
proceso debe buscarse en la verdadera historia que sucedió a la
revolución de
1789 y a la revolución industrial, en aquélla con sus
ofrecimientos profundos
largamente olvidados tras la contrarrevolución que llevaron a cabo
burguesías,
aristocracias y ejércitos, y ésta con la verdadera historia de lo
que sucedió,
en que con la industrialización la contradicción creciente entre
explotadores y
explotados, primero llevó a una gran ola revolucionaria que
estalló en l848 y
que tras ser derrotada, inició todo un largo período histórico en
que se
combinaron las políticas revolucionaras y las reformistas, con las
de poderosos
dominios monopólicos en las metrópolis y su expansión en las
colonias, bajo
procesos que, durante un tiempo, permitían el reparto del mundo y
que al llegar
sus crisis de producción y consumo, de recursos naturales y de
mercados
derivaban en guerras “mundiales” entre las grandes potencias. En todos esos procesos que se
repiten en su
secuencia hasta nuestros días, la solución al problema no sólo se
volvió esencial
para los trabajadores formales e informales, ni sólo para los
países coloniales
y dependientes, o para los imperialistas sino para toda la
Humanidad.
Seguir hoy el camino
de las
viejas soluciones lleva siempre, por un lado, a disminuir lo poco
de derechos
que pueblos y trabajadores tienen, y dadas las armas de que hoy
disponen las
grandes potencias, y otras naciones más o menos aliadas, a privar
de todo
sentido una guerra mundial, pues no sólo por la cantidad de países
que disponen
de armas nucleares, sino porque éstas son más poderosas y
efectivas que nunca,
todo hace también más válida que nunca la teoría de una “guerra de
destrucción
mutua” (“Mutual Assured Destruction”), que acabaría con la vida en
el Planeta.
Y el problema no es
sólo ese, sino
el de una nueva Revolución Industrial, que está robotizando el
trabajo, y
dejando sin capacidad de consumo a miles de millones de habitantes
y a no pocos
de los que hoy tienen capacidad de compra.
Es más, el tipo de socialismo conocido como socialdemócrata
o keynesiano,
o el que se conoce como socialismo marxista-leninista de Estado,
han perdido
sentido con las políticas neoliberales, y con las de una nueva
“nomenclatura burguesa”
que realizó la mayor “acumulación primitiva” conocida en la
historia, en que
sus beneficiarios, ya como capitalistas, usan la lógica del
capitalismo de
Estado tras la abierta restauración del capitalismo. La solución y freno a tan
trágico desenlace
está en la Revolución Cubana, que organizó la democracia, armada
de moral y
fusiles, de todo el pueblo con un espíritu que cada vez adquirió
más un
carácter defensivo frente a una ofensiva integral contra la
sociedad, el
mercado formal y el estado-pueblo.
La solución aparece
también entre
los indios y las comunidades campesinas y los sectores y zonas
marginados de
México que con los mayas y otras etnias practican la rica cultura
del
“nosotros” que tanto estudió Carlos Lenkersdorf, profesor de la
UNAM, y que
enfrenta tanto en las palabras como en los actos a la cultura
debilitante del
“yo” que el enemigo fomenta con el “individualismo”. Hoy, a la creatividad de esos
caminos de
transición a otra democracia y otro socialismo se añade la lucha
heroica de
Venezuela contra el imperialismo y sus oligarquías, en que se ha
organizado un
frente del bajo pueblo, de los trabajadores del campo, las
ciudades y el
petróleo, fuertemente apoyado por amplios grupos de los sectores
medios, y nada
menos que por el ejército bolivariano que encabezó Chávez
–brillante ideólogo
de la soberanía del pueblo y de la necesaria unión de
Latinoamérica en la lucha
por la democracia y el socialismo–.
Todos los
movimientos señalados,
en la junta de proyectos ancestrales y contemporáneos intentan un
camino que,
en lo que se pueda sea pacífico, y esté preparado para defender
los intereses
comunes, la libertad, y la justicia personal y social, en un
proceso que se
dará –entre conflictos y consensos– procurando en todo caso
sostener la solución
política que más los aleje de la vía armada, y construyendo la
soberanía de los
pueblos, que no se toma sino se construye desde abajo y con los de
abajo, ideal
que se originó en la Revolución Francesa y que tanto se enriqueció
con las
experiencias posteriores.
- Pablo González
Casanova
es Ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Miembro honorario de ALAI.
Artículo publicado
en la Revista América
Latina en Movimiento
525/526: Ante
escenarios
desafiantes 03/07/2017
URL de este
artículo: http://www.alainet.org/es/articulo/186892
Contribuciones: http://alainet.org/donaciones.php
Mas informacion: http://alainet.org
FaceBook: http://facebook.com/America.Latina.en.Movimiento
Twitter: http://twitter.com/ALAIinfo
RSS: http://alainet.org/rss.phtml
______________________________________
Agencia Latinoamericana de Informacion
email: info@alainet.org
Suscripciones: http://listas.alainet.org/listas/subscribe/alai-amlatina
No hay comentarios:
Publicar un comentario