Twitter

domingo, 25 de marzo de 2018

Tinkunaco 0607/18 - Re: Boletín diario del Portal Libertario OACA

Boletín diario del Portal Libertario OACA

Link to Portal Libertario OACA

  • Reseña de "Insurrección. Las sangrientas jornadas del 3 al 7 de mayo de 1937"
  • [Radio] La Contratertulia: Especial Rojava-Afrim (Kurdistán sirio)
  • Gato Negro. Periódico Anarquista de Agitación Cotidiana. Número 4 - Marzo 2018
  • Biografía de Juan García Oliver (1902-1980)
  • Economía Libertaria: Las Organizaciones Anarquistas son Cooperativas de Trabajadores. Confusiones y Prejuicio
Posted: 24 Mar 2018 01:36 PM PDT
Autor: A. Guillamón
Editorial: Descontrol
Año: 2017
Páginas: 512
Este libro ofrece una nueva e inédita versión sobre los Hechos de mayo de 1937, muy original y totalmente distinta a la ofrecida hasta el día de hoy por la historiografía académica. Su principal característica radica en que se levanta sobre un riguroso trabajo de investigación en archivos, y en las entrevistas efectuadas a algunos de los protagonistas. No es un libro de libros, esto es, el habitual cachivache hecho de recortes y datos tomados de otros libros que nos suelen ofrecer los editores comerciales, sino el relato completo, en ocasiones inesperado e íntegro de los sucesos acaecidos durante la sangrientas jornadas del 3 al 7 de mayo, narrados desde el punto de vista de los insurrectos que las realizaron y desde una documentación rigurosa e indiscutible.
Son muchas las novedades, absolutamente desconocidas hasta la edición de este libro, que a partir de ahora serán repetidas e irremediablemente malinterpretadas en el plagiario mundillo del corte y pega universitario.
Haremos un resumen muy breve, en el que es inevitable que se pierda la frescura, complejidad y riqueza del libro completo, a cuya lectura remitimos al lector interesado en completar los nombres señalados aquí sólo con las iniciales, y que quiera contrastar las fuentes utilizadas o conocer el proceso histórico en su totalidad, probablemente sorprendido e incrédulo por la información dada en este conciso extracto:
Los decretos de la Generalidad del 4 de marzo de 1937 crearon un Cuerpo Único de Seguridad (formado por la Guardia de asalto y la Guardia civil) y anunciaron la disolución (en un futuro inmediato) de las Patrullas de Control. Tales decretos provocaron la reorganización de los hasta entonces hibernados comités de defensa, la dimisión de los consejeros cenetistas y una grave crisis de gobierno.
En la asamblea de la Federación Local (de Barcelona) de Grupos anarquistas del 12 de abril de 1937, radicalizada por la invitación realizada a las Juventudes Libertarias y a los delegados de los comités de defensa, se exigió la retirada de todos los cenetistas de cualquier cargo municipal o gubernamental y se creó un comité insurreccional. En esa radicalización habían tenido un papel destacado JMM, PR y JSC.
El 15 de abril, tras una larga y difícil negociación, Companys y MEV pactaron personalmente una salida a la crisis y la formación de un nuevo gobierno (con la entrada como conseller del cenetista Aurelio Fernández).
El asesinato de Antonio Martín en Bellver de Cerdaña, el 27 de abril de 1937, supuso la ruptura del pacto tan laboriosamente alcanzado. MEV puso en alarma a los comités de defensa al desvelar la información sobre un próximo golpe de fuerza del bloque contrarrevolucionario. MEV hizo saltar lachispa, pero se mostró contrario a una sublevación que consideraba prematura y mal preparada, sin objetivos ni coordinación adecuados.
La provocación del 3 de mayo, cuando el estalinista Eusebio Rodríguez Salas asaltó la Telefónica, movilizó a los comités de defensa, que en dos horas declararon la huelga revolucionaria, se apoderaron de todos los barrios obreros y levantaron barricadas en el centro de la ciudad y en lugares estratégicos. Los comités superiores cenetistas (representados en esta ocasión por Dionís Eroles y Josep Asens) intentaron controlar a los comités de defensa, pero fueron desbordados y no lo consiguieron.
La mañana del 4 de mayo JMM, secretario de la Federación Local (barcelonesa) de la FAI, convocó una reunión del Comité Regional de Cataluña, consiguiendo que se formase un Comité Revolucionario secreto de la CNT (formado por JMM, LR y JMa) y dos comisiones para coordinar y extender la lucha en las calles, una en la plaza de España y otra en el Centro-Paralelo. En esa misma reunión se nombró una delegación cenetista, encabezada por Santillán, para negociar en el Palacio de la Generalidad una salida pactada. LR apuntó los cañones de Montjuic sobre la plaza de San Jaime.
La CNT jugaba con dos barajas: la insurreccional y la negociadora; Companys (presidente de la Generalidad) y Comorera (secretario del PSUC) sólo jugaban con la baraja de la provocación, con el certero objetivo de conseguir la aniquilación de los insurgentes, debilitar la CNT hasta anularla y un gobierno fuerte.
En la tarde del 4 de mayo, los trabajadores barceloneses armados en las barricadas y dispuestos al combate, no fueron derrotados por el PSUC, ni por ERC, ni por las fuerzas de orden público del gobierno de la Generalidad. Esos trabajadores fueron doblegados por los mensajes apaciguadores de la radio. El intento revolucionario de encontrar una coordinación y un objetivo preciso a la insurrección en curso, fracasó. Cuando toda Barcelona era ya una barricada, los obreros en armas fueron vencidos y humillados por las peroratas radiofónicas de los comités superiores cenetistas, y muy especialmente por el discurso del beso de Joan García Oliver.
El 5 de mayo, al mediodía, Sesé, secretario de UGT, cuando iba a tomar posesión de su cargo de consejero, fue tiroteado desde el Sindicato de Espectáculos de la CNT, al no atender el auto en que viajaba el alto del control de una barricada. Companys, en represalia, ordenó repetidamente a la aviación que bombardease los cuarteles y edificios en poder de la CNT. Los Amigos de Durruti lanzaron una octavilla que intentaba dar unos objetivos concretos al levantamiento: sustitución de la Generalidad por una Junta Revolucionaria, fusilamiento de los culpables de la provocación (Rodríguez Salas y Artemi Aguadé), socialización de la economía, confraternización con los militantes del POUM, etcétera. Los comités superiores desautorizaron inmediatamente esa octavilla, que tuvo la virtud de reavivar la lucha en las barricadas.
Los días 5 y 6 de mayo fueron los de mayor auge de la lucha callejera. Los conatos cenetistas de tregua, o abandono de las barricadas, siguiendo las consignas radiofónicas y de la prensa, fueron aprovechados por el bloque contrarrevolucionario para consolidar posiciones; hecho que a su vez provocó que los revolucionarios reanudaran los combates y regresaran a las barricadas.
El 7 de mayo era evidente que la sublevación había fracasado. Los trabajadores empezaron a deshacer las barricadas. Las tropas enviadas desde Valencia desfilaron por la Diagonal y ocuparon toda la ciudad. Los comités superiores, en los días siguientes, intentaron ocultar todo lo sucedido, arreglar las actas en proceso de redacción y en definitiva evitar en lo posible la previsible represión estalinista y gubernamental contra la Organización y contra los protagonistas más destacados. El POUM era el necesario chivo expiatorio que debía cargar con todas las responsabilidades.
Si hubiese que resumir mayo del 37 en una frase, ésta debería explicar que los trabajadores, armados en las barricadas y decididos a todo, fueron abatidos por los llamamientos al alto el fuego emitidos por la radio: Barcelona fue una revuelta derrotada por la radio.
Conclusiones:
Por primera vez en la historia, se dio el caso de una insurrección iniciada y sostenida contra la voluntad de los líderes a que perteneció la inmensa mayoría de los insurrectos. Pero aunque un motín puede improvisarse, una victoria no (MEV); y aún menos cuando todas las organizaciones obreras antifascistas se mostraron hostiles al proletariado revolucionario: desde la UGT hasta los comités superiores de la CNT.
Los comités superiores llegaron a jugar con dos barajas, permitiendo la formación de un Comité Revolucionario de la CNT, al mismo tiempo que se formaba una delegación para negociar en el Palacio de la Generalidad. Pero muy pronto abandonaron la carta insurreccional por los ases del alto al fuego, que aseguraban su futuro de burócratas.
UGT y comités superiores de la CNT, ERC y gobierno de la Generalidad, estalinistas y nacionalistas, todos juntos, convirtieron la hermosa victoria militar de los revolucionarios, al alcance de la mano (según JMM de la FAI y Rebull del POUM), en una horrorosa derrota política, que abrió el paso a una represión feroz. Y lo hicieron todos juntos, pero de forma distinta, para desempeñar eficazmente cada uno su papel. Estalinistas y republicanos directamente en las barricadas de la contrarrevolución. Anarcosindicalistas y poumistas en la ambigüedad del quiero y no puedo, del soy pero dejo de ser; los primeros recomendando el cese de la lucha y el abandono de las barricadas; los segundos mediante el “audaz” seguidismo de los primeros.
Sólo dos pequeñas organizaciones, los Amigos de Durruti y la SBLE, intentaron evitar la derrota y dar al alzamiento unos objetivos claros. El proletariado revolucionario barcelonés, esencialmente anarquista, luchó por la revolución, incluso contra sus organizaciones y contra sus líderes, en un combate que ya había perdido en julio de 1936, en el mismo momento en que dejó en pie el aparato estatal y trocó la lucha de clases por el colaboracionismo y la unidad antifascista.
Pero hay batallas perdidas que han de librarse en beneficio de las generaciones futuras, sin más objetivo que el de dejar constancia de quién es quién, advertir el lado de la barricada en que se encuentra, señalar dónde están las fronteras de clase y cuál es el camino a seguir y los errores a evitar.
Anexos:
El libro se complementa con diez anexos de muy distinto carácter y objetivos. Algunos son piezas prácticamente independientes del libro, que podrían haberse editado como folletos monográficos, como el dedicado a la matanza y tortura de doce libertarios en el cuartel Marx, trasladados sus cuerpos en una ambulancia para ser arrojados en un recodo de la carretera de Bellaterra; o bien el asesinato y entierro de Berneri y Barbieri. Otros son de carácter meramente informativo, necesarios para fundamentar las afirmaciones realizadas en las rigurosas investigaciones previas que permiten su formulación, como la orden de Companys de bombardear los edificios y cuarteles en poder de la CNT; el de la correspondencia con José Quesada o los testimonios de Severino Campos y Matías Suñer sobre la existencia de un Comité revolucionario secreto de la CNT. Y quedan, por fin, los de carácter complementario, como la biografía de JMM, el texto analítico de Josep Rebull sobre mayo del 37 o los informes del Comité Local del POUM, de Gorkin y de Molins.
Todos esos anexos tienen la misma razón de ser: enriquecer y/o complementar el conocimiento sobre las sangrientas jornadas de mayo de 1937 desde las más variadas perspectivas, con el objetivo de ofrecer al lector unos instrumentos asequibles e inapreciables para su profunda comprensión y valoración.
También aparece, en un cuadernillo no numerado, un anexo de ilustraciones en el que aparecen imágenes de barricadas y protagonistas, además de fotos inéditas de los salones interiores de la Casa CNT-FAI.
Balance, cuadernos de historia
Barcelona, abril de 2017
Siglas:
CNT: Confederación Nacional del Trabajo (anarcosindicalistas)
ERC: Esquerra Republicana de Catalunya (republicanos, nacionalistas)
FAI: Federación Anarquista Ibérica (anarquistas)
POUM: Partido Obrero de Unificación Marxista (marxistas heterodoxos)
PSUC: Partido Socialista Unificado de Cataluña (estalinistas)
SBLE: Sección Bolchevique-Leninista de España (trotskistas)
UGT: Unión General de Trabajadores (socialistas y estalinistas)
Nota final:
Este libro puede leerse de forma independiente, si bien es innegable que forma parte de una tetralogía dedicada por Agustín Guillamón al proceso revolucionario vivido en la ciudad de Barcelona en 1936-1937, que finalmente queda organizada del siguiente modo:
Hambre y violencia en la Barcelona revolucionaria
  1. La revolución de los comités. De julio a diciembre de 1936
  2. La guerra del pan. De diciembre de 1936 a mayo de 1937
  3. Insurrección. Las sangrientas jornadas del 3 al 7 de mayo de 1937
  4. La represión contra la CNT y los revolucionarios. De mayo a septiembre de 1937

Read more ...
Posted: 24 Mar 2018 01:27 PM PDT
Programa especial sobre la situación en los cantones kurdos de Siria y la invasión turka con compañeras de Rojava-Azadi Madrid.
Contratertulia nº 185. Radio Ela - Emisora Libre y Autogestionada Madrid.

Read more ...
Posted: 24 Mar 2018 01:14 PM PDT
Editorial
Este número de Gato Negro comenzará a circular el sábado 24 de marzo. Fecha significativa en la cual se conmemora un año más (42 en total) desde el último golpe de Estado que se cobró un saldo de 30.000 personas detenidas/desaparecidas. Cada Estado tiene sus propias matanzas, siendo las más evidentes los genocidios a los pueblos originarios. Hoy, vivimos con esas matanzas en nuestras conciencias. A nuestrxs madres y padres, abuelos y abuelas les tocó vivirlo, a nosotrxs nos toca recordarlo y, sobre todo, aprender de ellas.
Ya lo decía Durruti: “Ningún gobierno lucha en contra del fascismo para destruirlo. Cuando la burguesía ve que el poder se les escapa de sus manos, alzan el fascismo para mantener sus privilegios.”  En los `70, viéndose la democracia debilitada por un tensamiento en la lucha de clases, se recurrió a una dictadura cívica, empresarial, eclesiástica y militar para calmar las aguas y “reorganizar” el país. Hoy, 42 años después, quienes gobiernan son muchxs de lxs que se vieron beneficiadxs en aquellos años. Por ejemplo, tomemos al presidente de la Nación, Mauricio Macri. Su padre, Franco Macri, pasó de tener 7 empresas en 1973, a tener 47 al finalizar la dictadura. A su vez, en 1982, Domingo Cavallo estatiza la deuda de empresas privadas, viéndose beneficiadas 2 empresas de los Macri, perdonándoles 170 millones de dólares, los cuales pasaron a ser del Estado, es decir, que el pueblo, nosotrxs, lxs desposeídxs tuvimos que pagar todo eso.
Estas basuras que apelan al “cambio”, pidiéndonos paciencia y comprensión frente a sus medidas, incitándonos al sacrificio para su beneficio, son las mismas lacras que triunfaron en el `76. Nicolás Massot, diputado nacional por el PRO, es el sobrino de Vicente Massot, el primer periodista de la historia condenado por delitos de lesa humanidad. Se le imputaba su responsabilidad, junto al resto de las autoridades del diario La Nueva Provincia, por encubrir 35 crímenes y presentarlos como “enfrentamientos” entre fuerzas del orden y organizaciones armadas. Algo no tan diferente a lo que hacen ahora el gobierno y la escoria de Clarín al presentar como “enfrentamientos” los ataques y asesinatos (Rafael Nahuel) al pueblo mapuche.
Entender esto, recordar que lxs que ganaron siguen gobernando y poseyendo la riqueza de estas tierras es fundamental para tomar conciencia de la situación. Sobre todo cuando se están dando acciones represivas de alta intensidad. Ya contamos con lxs primeros procesadxs, detenidxs y presxs, bajo la excusa de “intimidación pública” de la ley anti-terrorista que fue firmada por el gobierno de Cristina Kirchner.
Este año se vienen reformas laborales que afectarán a casi todo el espectro de trabajadorxs. Es hora de que podamos encontrarnos en las calles, formar redes de solidaridad rebelde, revolucionaria entre compañerxs y cómplices, entre todxs los que queramos poner patas arriba el mundo y sus políticos.
¡La represión está avanzando, no dejemos que nos intimide, es momento de fortalecernos, es momento de redoblar la lucha, es momento de organizarnos seriamente para poder, no solo combatirlos, sino también cambiar la vida!

Acceso al Número 4 de Gato Negro


Read more ...
Posted: 24 Mar 2018 01:06 PM PDT
Juan García OliverDestacadísimo militante anarcosindicalista. Camarero de profesión.  Nació en Reus el 19 de enero de 1902, en el seno de una familia numerosa y muy pobre. Su padre, José García Alba, de Xátiva, era albañil; su madre, Antonia Oliver Figueres, campesina. Ambos trabajaban once horas diarias como peones textiles en el Vapor Nou de Reus. Apenas cursó estudios de primaria. A los siete años oyó una frase a unos obreros insurrectos que le impresionó vivamente: ¡No se puede con el ejército!
Se inició en las luchas sociales en su comarca natal. En 1917 marchó a Barcelona, donde entró en contacto con el medio obrero y anarquista. Tras permanecer durante unos meses afiliado a la sociedad de camareros La Alianza, próxima a UGT, participó en la fundación del Sindicato de Camareros de la CNT. Se integró en el Grupo Regeneración, formado por Rico, Bover, Romano, Pons, Alberich y otros. Asistió como representante de ese grupo a la Federación Local (barcelonesa) de Bandera Negra. Breve detención en 1919 en la cárcel Modelo, donde conoció a Ramón Archs, Perelló Sintes (“Liberto Callejas”) y Tomás Herreros. A la salida de prisión se le encargó organizar la CNT en su localidad natal.
En 1921 se hizo cargo del Comité provincial de Tarragona, impulsando la creación de Sindicatos únicos y de grupos de acción. Se ganaron las huelgas planteadas en el textil y transportes por mejoras salariales, utilizando métodos de acción directa con la intervención de los grupos de acción contra los todopoderosos capataces del textil, a los que se exigió, con la pistola sobre su cabeza, absoluto respeto a las trabajadoras. A los patronos del transporte se les demolió la falacia de que el aumento de salarios implicaba su ruina. Pero la mayor victoria de estas luchas fue la recuperación de la dignidad y el orgullo de clase, así como el inmenso prestigio conseguido por el sindicato único y sus métodos de acción directa. García Oliver aplicaba una de las máximas de Salvador Seguí: las huelgas sólo comienzan si se han de ganar.
En el transcurso de ese año centenares de cenetistas murieron a tiros en las calles y las fábricas. Los presos eran asesinados en los traslados carcelarios o a la salida en libertad de las prisiones, mediante la criminal aplicación de la ley de fugas.
García Oliver fue a Madrid, encubierto bajo la falsa misión de crear con la patronal un comité algodonero, para colaborar activamente en los preparativos del asesinato del presidente del Gobierno, que fue ejecutado el 8 de marzo de 1921 por tres trabajadores del metal: Mateu, Nicolás y Casanellas. Eduardo Dato era el principal responsable del terrorismo gubernamental y patronal anticenetista en curso. García Oliver intervino en la compra de la moto usada en el asesinato y dibujó el plano de un posible escenario del atentado.
En Reus se vivían tiempos de guerra civil entre los pistoleros del Libre y los sindicalistas del Único. Fue detenido en un registro domiciliario rutinario. Salió de la cárcel gracias a la muerte de Dato, ya que el nuevo gobierno restableció las garantías constitucionales, lo que implicaba la inmediata liberación de los presos gubernativos.
En la CNT existían, en aquel momento, tres tendencias: la sindicalista de Salvador Seguí, la marxista de Maurín y la anarcosindicalista de Manuel Buenacasa y García Oliver.
En 1922 contribuyó a la creación del Grupo Los Solidarios, alentada por el CR, junto a Durruti, Ascaso, Jover, Sanz, Aurelio Fernández, etcétera, para responder al terrorismo combinado del Estado y de la patronal, enfrentándose a los pistoleros del Sindicato Libre. El CR que decidió la creación de Los Solidarios estaba formado por Pestaña, Peiró, Piñón y Marco, todos ellos (en agosto de 1931) destacados trentistas. Lo que estaba en juego era la propia supervivencia de la CNT y no existía más opción que la defensa de la vida de los sindicalistas y la respuesta al terror de sus verdugos, o bien, la desaparición de la Organización, si se mostraba incapaz de protegerse y de combatir con mayor dureza y efectividad que el enemigo de clase.
El grupo Los Solidarios, que editaba la revista Crisol, participó en numerosos atracos y atentados, entre los que destacó el homicidio del arzobispo de Zaragoza, cardenal Soldevila, fascista y monjeriego (adecuada palabra nacida del cruce entre monja y mujeriego), el gobernador de Vizcaya Regueral e incontables enfrentamientos con grupos de requetés[1] y pistoleros de la patronal.
El 25 de agosto de 1922 el destacado cenetista Ángel Pestaña fue gravemente herido en Manresa, en un atentado de los pistoleros del Libre. El 10 de marzo de 1923 los cenetistas Salvador Seguí (“el Noi del Sucre”) y Francisco Comes (“el Peronas”) fueron asesinados en Barcelona, en la esquina de la calle Cadena con San Rafael, acribillados a tiros por un grupo de pistoleros financiados por la patronal.
En 1923 García Oliver se instaló en Manresa, a petición de los organizadores del atentado contra Dato, para enfrentarse al auge de los Sindicatos Libres en esa localidad, donde fue detenido a causa de un encuentro sangriento (con resultado de cuatro heridos, el 6 de abril en el bar Alhambra) con el grupo de pistoleros del Libre liderado por Juan Laguía (que resultó ileso), al que algunos responsabilizaban del asesinato de Salvador Seguí. Tras intervenir en repetidas acciones armadas, como los atracos a la Fonda de Francia y a la Empresa Arrendataria de Contribuciones de la barcelonesa calle Aviñó, fue finalmente detenido. Estuvo preso un año en el penal de Burgos.
En 1924 se exilió en París, tratando con partidarios de Maciá (para una invasión que acabara con la Dictadura) y con “furisciti” italianos, para asesinar a Mussolini. Se unió a Durruti, Ascaso y Jover, que habían regresado de su “gira” americana, para preparar un atentado contra Alfonso XIII, en julio de 1925. Descubierto por la policía, consiguió huir a Bruselas sin que le detuvieran, gracias a la ayuda prestada por Aurelio Fernández y Manuel Pérez, “el canario”.
Residió brevemente en Bruselas con Aurelio Fernández. En mayo de 1926 asistió al Congreso de Marsella, donde se pusieron las bases de la fundación de la FAI. Se enfrentó a Manuel Pérez y a Sousa, que defendían el apoliticismo de la CNT y se oponían a cualquier alianza o colaboración con partidos burgueses; abandonando el congreso cuando fue derrotada su ponencia favorable a un pacto con Maciá, con vistas a una colaboración militar con los independentistas catalanistas.
En el otoño de 1926, participó en el intento de invasión de Cataluña por los nacionalistas de Maciá (hechos de Prats de Molló). Detenido en Pamplona y condenado, no salió de la prisión de Burgos hasta la proclamación de la República, el 14 de abril de 1931.
Tuvo un destacado protagonismo en el mitin del Primero de Mayo de 1931, en el que apareció por primera vez la bandera rojinegra, por superposición en diagonal de las banderas de los grupos Bandera Roja (sindicalistas) y Bandera Negra (anarquistas), enfrentados hasta entonces por el color de la enseña, así como por cuestiones ideológicas y tácticas, ya superadas por el anarcosindicalismo. El dinero ganado en la lotería por Aubí, de Badalona, sirvió para comprar los palos de las banderas y fabricar con antelación las telas de unas enormes enseñas rojinegras, partidas en diagonal, según diseño ideado por García Oliver, que en el mitin del Arco del Triunfo explicó el concepto de gimnasia revolucionaria, término que aparecía en la octavilla distribuida entre los asistentes. Arturo Parera finalizó el mitin presentando unas conclusiones escritas, que debían presentarse a Maciá en la Generalidad. Se inició una manifestación que al llegar a la plaza de Sant Jaume fue rechazada por los mossos de escuadra, quienes, ante el temor de que se asaltaran los palacios de la Generalidad y del Ayuntamiento, dispararon contra los manifestantes, iniciándose un tiroteo entre mosssos y cuadros de defensa que duró 45 minutos, y que sólo cesó cuando García Oliver, después de entregar el escrito de reivindicaciones a la autoridad, ordenó el cese del fuego desde el balcón de la Generalidad.
Ya desde abril de 1931, en el Pleno de Regionales reunido en Madrid el 25 de abril de 1931, García Oliver optó por la formación de Comités de defensa de la CNT, capaces de defender los derechos (aún no reconocidos) de reunión, asociación, sindicación y manifestación de los obreros y cómo método para radicalizar los sindicatos, frente al gradualismo de los sindicalistas puros (que más adelante serían llamados trentistas) y su reformismo integrador. También promovió las reivindicaciones de los inquilinos, que protestaban contra la carestía de los alquileres. Asumió la secretaría peninsular de la FAI, en un momento de dispersión y ausencia de coordinación de los débiles grupos de afinidad existentes.
En el Congreso Extraordinario de la CNT, reunido en Madrid en junio de 1931, participó como delegado del Sindicato de la Madera de Barcelona. Se opuso a la creación de las Federaciones de Industria y defendió la táctica de la gimnasia revolucionaria. En este congreso la CNT tuvo el inmenso acierto organizativo de crear los sindicatos de barrio.
En octubre de 1931 ingresó como redactor en la plantilla de la “Soli”.
El 27 de diciembre de 1931 habló en un emotivo mitin en el Gran Kursal de Manresa, junto a Durruti, Parera y Corbella.
A petición del CR formó parte del grupo organizador de la insurrección de enero de 1932, que condujo a la proclamación del comunismo libertario en diversos pueblos del Alto Llobregat. Fue detenido y encarcelado en la Modelo. Desde la cárcel, acusó públicamente a Ángel Pestaña de impedir una huelga de solidaridad con los detenidos y deportados, consiguiendo su dimisión. El 10 de marzo de 1932 había sido uno de los firmantes de la respuesta al Manifiesto de los Treinta. Liberado en mayo de 1932, participó en una intensa gira de mítines por toda Cataluña.
El 20 de septiembre de 1932 fue brevemente detenido en una redada policial efectuada en el Sindicato del Fabril y Textil.
Fue detenido, de nuevo, por su destacada participación en la insurrección del 8 de enero de 1933, junto a Gregorio Jover, Antonio Ortiz, Pérez “el Valencia” y cinco militantes de un cuadro de defensa de Pueblo Nuevo. Iban armados con pistolas star de 9 milímetros, varios cargadores y tres cajas de municiones. Todos ellos fueron torturados y sometidos a feroces palizas en Jefatura de Policía de Vía Layetana, antes de ser encarcelados en la Modelo. Peor les fue en Casas Viejas (Cádiz), donde se ametralló a los sublevados y se les quemó en una choza en la que se habían refugiado.
Salió de prisión poco antes de las elecciones de noviembre de 1933. Durante la insurrección de diciembre de 1933 se mantuvo en un discreto segundo plano. Se integró en el grupo Nosotros, en cierto modo continuidad parcial del grupo Los Solidarios, constituido por Francisco Ascaso, Buenaventura Durruti, Gregorio Jover, Antonio Ortiz, Aurelio Fernández, Ricardo Sanz, Rafael Torres Escartín, José Pérez Ibáñez (“el Valencia”), Julia López, Pepita Not, Ramona Berni y María Luisa Tejedor, entre otros. El grupo Nosotros estaba constituido por unos veinte hombres de acción, en primera fila. Sumaba además a los que eran sus colaboradores, informadores, auxiliares, protectores, etcétera, llegando en total a unos ochenta militantes.
En octubre de 1934, García Oliver estaba en Madrid como redactor del periódico CNT, empeñado en una campaña a favor de la amnistía y liberación de los numeroso presos anarcosindicalistas. Se mostró contrario a que la CNT participara, en Cataluña, en las Alianzas Obreras.
Durante la campaña electoral de febrero de 1936 intervino en incontables mítines en favor de la amnistía. Era partidario de la participación de los cenetistas en las elecciones, rompiendo con el tradicional abstencionismo ácrata. Argumentaba que si ganaban las derechas el golpe fascista sería inmediato, pero que si ganaban las izquierdas el golpe derechista se retrasaría medio año, los revolucionarios podrían prepararse con tiempo suficiente y los presos saldrían a la calle.
En enero de 1935 el Grupo Nosotros formó parte del Comité Local de Preparación Revolucionaria, que organizó los comités de defensa como un ejército revolucionario capaz de enfrentarse y vencer al ejército profesional, y planificar la transformación de la industria catalana en una industria de guerra.
En mayo de 1936 asistió al Congreso de Zaragoza. Juan Montserrat, Francisco Ascaso y García Oliver acudieron en representación del Sindicato del Fabril y Textil de Barcelona.  Fue partidario de la unificación con los cenetistas escindidos y presentó una ponencia sobre comunismo libertario, que fue totalmente desfigurada en su redacción final, y otra sobre la formación de un ejército revolucionario, que concretaba en la extensión a toda España de la organización de los comités de defensa, ya existente en Barcelona. Cipriano Mera le preguntó irónicamente de qué color quería los entorchados.
 El 19 y 20 de julio jugó un papel destacadísimo en los combates callejeros, como organizador y estratega, en el seno del grupo Nosotros, constituido en Comité de Defensa Confederal que coordinó la insurrección obrera. A propuesta de García Oliver se adoptó la táctica de dejar que las tropas salieran a la calle sin hostigarlas, porque sería más fácil derrotarlas fuera de los cuarteles.
Los líderes anarcosindicalistas predicaban mediante el ejemplo, interviniendo directamente en las luchas callejeras. Entre las once y las doce del mediodía del 19 de julio, las tropas sublevadas habían sido derrotadas, tras más de seis horas de combate en la Brecha de San Pablo. Las tropas de los cuarteles de Pedralbes y Lepanto, en la periferia, conectaban con el cuartel de caballería de la calle Tarragona, y desde allí, pasando por plaza de España y la Brecha de San Pablo enlazaban con el núcleo central de la sublevación, sito en Capitanía-Atarazanas. Esa conexión había sido rota por los comités de defensa de la CNT. La victoria en la Brecha de San Pablo, que se extendió inmediatamente a todo el Paralelo, era el principio del desastre de los sublevados. Mientras Francisco Ascaso saltaba de alegría blandiendo el fusil por encima de su cabeza, García Oliver no dejaba de gritar: “¡sí que se puede con el ejército!” En este punto crucial de la ciudad los anarcosindicalistas, entre los que se encontraban Francisco Ascaso, Juan García Oliver, Antonio Ortiz, Gregorio Jover, Ricardo Sanz, Quico Sabaté y tantos otros combatientes anónimos, habían derrotado al ejército por primera vez en la historia.
El 20 de julio, por la tarde, García Oliver formó parte del Comité de Enlace, junto a Buenaventura Durruti, Josep Asens, Abad de Santillán y Aurelio Fernández (éste último en sustitución del fallecido Francisco Ascaso), que se entrevistó con Companys en la Generalidad, aceptando debatir su oferta de colaborar con el resto de fuerzas antifascistas en un organismo común.
En el Pleno de Locales y Comarcales del 21 de julio de 1936, reunido en la Casa CNT-FAI, la propuesta de García Oliver de “ir a por el todo” fue derrotada con el único voto favorable de la Comarcal del Bajo Llobregat. Se aceptó mayoritariamente la propuesta de Federica Montseny (por convicción) y de Abad de Santillán (por temor a una intervención extranjera) de colaborar con el gobierno de la Generalidad y el resto de fuerzas antifascistas en el nuevo organismo denominado Comité Central de Milicias Antifascistas (CCMA). En las reuniones del CCMA García Oliver desempeñó un papel de liderazgo, encargándose de la secretaría de Guerra.
El 23 de julio propuso al resto del grupo Nosotros aprovechar la aglomeración de fuerzas milicianas del día siguiente, esto es, de la Columna Durruti hacia Zaragoza y de la Columna Ortiz hacia Caspe, para “ir a por el todo” en la ciudad de Barcelona, antes de partir al enfrentamiento con los fascistas en tierras de Aragón. Su propuesta fue rechazada de nuevo “hasta después de la toma de Zaragoza”.
En el seno del CCMA asumió un papel decisivo e indiscutible. A primeros de agosto de 1936 vetó la entrada de ministros del PSUC en el gobierno de la Generalidad. Intervino en la creación de la Columna Los Aguiluchos, que más adelante se convirtió en la División 28. A la disolución del CCMA, el 1 de octubre de 1936, asumió el cargo de secretario general del Departamento de Defensa.
El 4 de noviembre de 1936 aceptó el cargo de Ministro de Justicia en el gobierno de Largo Caballero. La entrada de cuatro ministros en el Gobierno de la República (García Oliver, Montseny, López y Peiró) sirvió para justificar y arropar la miserable huida del Gobierno de la República de un Madrid que parecía destinado a caer en manos fascistas.
Promovió la creación de la Escuela de Guerra y la Escuela de Militantes. Aprobó la fundación de campos de trabajo para los fascistas, que en 1938 alojaron ya a poumistas y anarcosindicalistas.
En mayo de 1937 fue uno de los líderes anarquistas más destacados en el llamamiento al alto el fuego. Pronunció su famoso discurso del “beso”, fortísima apuesta contrarrevolucionaria por evitar la ruptura de la unidad antifascista.
Con la caída del gobierno del socialista Largo Caballero, el 17 de mayo de 1937 García Oliver dejó de ser ministro de Justicia.
El 28 de junio de 1937 había aceptado el cargo de consejero de Servicios Públicos del gobierno de la Generalidad, que quedó en mero proyecto nonato ante la negativa de la CNT a consentir el nombramiento por Companys, a última hora, de Bosch Gimpera como consejero sin cartera.
En el verano de 1937 formó parte de la Comisión Asesora Política (CAP) que asesoraba y dirigía al CRTC. En septiembre de 1937 abogó por la rendición a los estalinistas y a la policía de la Generalidad de los cenetistas insurrectos en el edificio de Los Escolapios, sede del Sindicato de Alimentación y del Comité de Defensa del Barrio del Centro. En 1938 trabajó por la formación de un Comité Ejecutivo del Movimiento Libertario.
Estuvo exiliado en Francia desde el 27 de enero hasta el 15 de julio de 1939. El 28 de mayo había nacido su hijo Joan en París. Tras una estancia de varios meses en Suecia, fue acusado de querer formar un Partido Obrero del Trabajo. En noviembre de 1940 obtuvo un visado individual de tránsito por la Unión Soviética. El 18 de noviembre voló a Moscú y luego tomó el transiberiano hasta Vladivostok, donde se embarcó con rumbo a Estados Unidos. Aunque su destino final era la república Dominicana, finalmente decidió probar suerte en México. A primeros de enero de 1941, gracias a las gestiones de Indalecio Prieto, obtuvo el visado para entrar en ese país, en el que se exilió definitivamente, residiendo primero en México DF y luego, durante muchos años, en Guadalajara. En abril de 1941 su mujer Pilar y su hijo Joan habían llegado a Veracruz. García Oliver trabajó en la organización de la CNT, de la que sería secretario nacional en 1944.
En los años sesenta participó brevemente en Defensa Interior[2]. El 19 de enero de 1964 fallecía su único hijo en un accidente de automóvil. A finales de 1968 sufrió un accidente de circulación, seguido de un largo período de recuperación tras la operación de una pierna. A consecuencia del accidente, abandonó su proyecto de crear con Aurelio Fernández un Partido del Trabajo. Tuvo que jubilarse, cobrando una misérrima pensión. En los años setenta, en plena Transición, con una CNT aún ilegalizada, propuso provocativamente que todos los responsables cenetistas en el exilio tomaran aviones con destino al aeropuerto de Barajas para hacerse detener.
Escribió un polémico libro de memorias, titulado El eco de los pasos, publicado por Ruedo Ibérico en 1978, de lectura imprescindible para profundizar en su biografía y en la historia del anarcosindicalismo español.
En junio de 1979 fue entrevistado en París por Freddy Gómez. La entrevista fue filmada y posteriormente publicada una transcripción parcial de la misma.
Nunca volvió a pisar las calles de Barcelona y de Reus. Murió en Guadalajara (Jalisco, México) el 13 de julio de 1980.
Agustín Guillamón
Correspondencia entre Abel paz y García Oliver
Descontrol, Barcelona, 2014
Notas
[1] Organización militar carlista. El carlismo fue un movimiento antiliberal y contrarrevolucionario, partidario de una monarquía absolutista y de la defensa de los bienes de la Iglesia Católica, en peligro por la desamortización liberal. Durante el siglo 19 se produjeron tres guerras carlistas contra la monarquía liberal de Isabel II y Alfonso XII. En los años veinte y treinta se afiliaron masivamente a los Sindicatos Libres, financiados por la patronal, con el objetivo de crear un sindicalismo católico.
[2] Grupo armado antifranquista de ideología libertaria, que entre 1962 y 1965 prosiguió la lucha armada del extinto maquis. Estaba formada, entre otros, por Acracio Ruiz, Cipriano Mera, Joan García Oliver, Octavio Alberola, Juan Jimeno y Vicente Llansola.

Read more ...
Posted: 23 Mar 2018 10:49 AM PDT
Nuestros huesos, sangre y esfuerzos se emplean a diario en alimentar la maquinaria capitalista. Nuestra mente es domada a golpe de látigo en sus centros penitenciarios de trabajo y la ansiada Revolución Social ni si quiera se contempla como opción. La Red Solidaria necesaria para hacer de contrapoder al Aparato establecido no es más que un sueño. Y todo es provocado por Una gran Confusión y Unos Prejuicios que todxs los anarquistas llevamos dentro hacia nosotrxs mismxs.
La confusión proviene de no entender la dimensión económica propia de la Asociación, grupo o colectivo anarcolibertario. El prejuicio viene al declarar prohibida la actividad económica del grupo necesaria para su funcionamiento. El resultado es un movimiento herrático y desestructurado.
No vamos a entrar en controversias sobre la conveniencia o no de las las cooperativas, no la hay. Nuestras organizaciones son por definición y espíritu Cooperativas; y son las única capaces de realizar las tareas, ya no revolucionaria, sino cotidianas.
Las Asociaciones Anarquistas son Cooperativas de Trabajadorxs
No basta con declararse Mutualista, Cooparativista o Comunista Libertario. Siempre que se plantea un proyecto, un grupo, colectivo, sindicato, okupa, centro social, cooperativa, ateneo... hay que decidir la estructura organizativa política, económica y social de las múltiples posibilidades que existen, incluso mixtas o variables. La propuesta debe ser concreta. Nuestro grupo tiene un nombre que no es el nuestro, unas necesidades que no son las nuestras, son propias suyas, tiene unos gastos, actividades, materiales e ingresos propios. Son entes independientes de nosotros. Obviamente no son empresas, porque su objetivo no es el lucro o ganancia económica, pero si se pueden estudiar como entes económicos.
Habitualmente se suele optar por membresía voluntaria e igualitaria (social), con una Asamblea horizontal (político) en la que se toman decisiones por consenso y se organizan de modo federal en la que se practica la Democracia Directa. Pero parece que da alergia admitir que las asociaciones anarcolibertarias son económicamente cooperativas (económico): desde las células de fuego a las okupas, desde los sindicatos a las colectividades o mutuas, de cooperativas agrícolas a colectivos deslocalizados trasnacionales y multidimensionales, desde los más insurreccionalistas al último chupatintas; de la Candona a Afrin pasando por Cape Twon y Honk Hong: somos cooperativas. Cada asociación también debe definir su fuente económica, es decir, decidir si se financia por cuotas de los miembros, suscripciones, bonos o donaciones, subvenciones o por la venta de bienes (fanzines) o prestación de servicios (conciertos) o robo de bancos por ejemplo.
A su vez cooperativas hay de muchos tipos, incluidas capitalistas, de consumidores, de propietarios, financiera, comercial... Las cooperativas anarcolibertarias toman una forma muy precisa de Cooperativas de Trabajadores, en que cada miembro participa en el proceso productivo, que es la actividad del grupo. Independientemente de quién posea el medio de producción, si los trabajadores o es un usufructo de la comunidad, lo gestiona y beneficia a quien lo trabaja. Esto no es arbitrario, más adelante veremos por qué se ha escogido esta y no otra forma.
Los miembros del un Colectivo son Trabajadores
El miembro participa del beneficio y la pérdida de la asociación, posee una participación como un individuo, con voz y un voto. En esto tampoco hay mucha confusión. Pero también tiene tareas, que son cada uno de los trabajos a realizar para desarrollar la actividad del grupo, y es lo que le define como trabajador con respecto a la organización. Es por esto que así como cada miembro es entendido políticamente como miembro y gestor de la soberanía de la asamblea y socialmente unx compañerx e igual en solidaridad, debe ser entendido económicamente como un trabajador y gestor de la autogestión de la organización.
Por lo general son los miembros los que financian a la propia asociación, de modo que el trabajo realizado se entiende que es "voluntario", no remunerado, pero no por ello deja de ser trabajo, ni deja de ofrecer bienes y servicios, como cualquier otra organización; para sus miembros o para terceros. Por más que un sindicato sin liberados o un centro social niegue tener trabajadoras no es cierto, todas trabajamos para el sindicato, que somos nosotras mismas, nuestras compañeras y la organización. Otra cosa es el régimen de trabajo: que estén asalariados, los liberados, o el trabajo sea voluntario, esto es, no remunerado.
¿Existe Lucro en las Cooperativas de Trabajadores?
Al habar de la economía a muchos se les levanta ampollas, y sobrevuela sobre su rostro la palabra LUCRO para acto seguido escupir fuego por la boca.
Lucro es simplemente el beneficio económico. Pero en este caso la simpleza no ayuda. No he visto anarquistas ricos. Si al revés. La militancia desgasta. Si observamos los balances de nuestras organizaciones nos damos cuenta de que la mayoría son financiadas por las cuotas de sus propios miembros, así que su organización si puede obtener beneficios, a cambio de empobrecer a sus militantes/trabajadores. Esto se debe a un déficit que es aún peor que el déficit económico, el déficit organizativo por la Falta de Disponibilidad. Subsanable.
El lucro entendido en sentido económico estricto es el beneficio extraído del trabajo, esto es, del producto valorizado por la intervención de los trabajadores, al realizarlo - al intercambiarlo o venderlo. Pero si el rendimiento de la venta se reparte entre los trabajadores que lo produjeron, si cada una se cobra el fruto de su trabajo y no menos, no se produce beneficio -superavit o plusvalía- para ninguna de ellas, ni si quiera para la organización, solo hay un rendimiento del trabajo. Dicho de otro modo, la única forma de obtener un beneficio es que parte de la ganancia legítima del trabajador no le sea devuelta; es lo que comúnmente se entiende como explotación.
Repetimos. Si se reparte el fruto de nuestro trabajo se produce solo valorización y no queda margen para la plusvalía ni la explotación. Esta y no otra es la causa de que se haya escogido la figura de Cooperativa de Trabajadores como forma económica para el anarquismo y ariete contra el capital.
La Cooperativa de Trabajadores no tiene que ver con que los trabajadores tengan o no salario, o que todos tengan las mismas tareas, rangos y deberes, sino con que el medio de producción sea de los trabajadores, al igual que sus pérdidas y ganancias. Niega categóricamente la Propiedad Privada.
La Confusión entre lucro, beneficio y ganancia alimenta nuestro Prejuicios
La confusión entre lucro, beneficio, ganancia y explotación asociados a las actividades económicas capitalistas alimenta nuestro prejuicios y hace que muchas organizaciones rechacen la generación de actividades económicas más allá de la mera militancia. Que se constriñan a la voluntariedad - a la no remuneración - y a la disponibilidad del tiempo libre sin una mayor implicación ni responsabilidad en la organización. Es decir, nuestros prejuicios sobre economía evitan que dediquemos el tiempo necesario a la causa de la organización. Y este tiempo solo se puede prestar si se cubren nuestras necesidades y deseos. Si no es así la militancia se desgasta como hemos mencionado y los proyectos se abandonan.
Es decir, si la organización se plantease la satisfacción de sus miembros como un objetivo de la propia organización aumentaría la disponibilidad y mejorarían sus resultados. Esto implica plantearse por una parte la dedicación exclusiva, origen de la profesionalización, y por otra la ampliación de la actividad del propio colectivo/cooperativa.
Pero a nadie le parece mal que se haga un comedor o un taller o un grupo musical. Tampoco que la persona que organiza dichos eventos participen en la tarea y cubran sus gastos. A nadie le puede parecer extraño entonces que si aumentan las actividades del grupo este cubra todas las necesidades del individuo. Pues este y no otro es el objetivo del Comunismo Libertario.
No estamos diciendo que todas organizaciones se deban profesionalizar, eso no es ni posible ni deseable. Lo que aseguramos es que los colectivos que no compensen a sus miembros activos de alguna manera simplemente las estarán usando hasta su extenuación y cuando se cansen frenarán su militancia si es que no la abandonan definitivamente. "No les compensará" encargarse del trabajo, burn out. Lo hemos visto cientos de veces y es una de las principales causas de pérdida de militantes.
La Caverna
¿Es vivir de la causa o vivir por la causa? ¿Cambia esto en algo el hecho de que nuestras organizaciones son débiles porque nos pasamos el día trabajando para capitalistas con la mera excusa peregrina de expropiarles algún día? Basta ya.
Desde alguna caverna alguien argumentará sobre la deriva empresarial de los colectivos profesionalizados, la competencia entre trabajadores o la posibilidad de la creación de cárteles monopolistas entre otras escusas para no acometer nuestra tarea. Estas y otras cuestiones especulativas, cuando en España hay unas 3,5 millones de empresas lucrosas y las 35 del IBEX acaparan el 50% del capital bursátil, son divagaciones - si no enajenaciones- alejadas de las necesidades actuales de una Red Solidaria y Económica que sirva de contrapoder y rompan las redes clientelares establecidas. Tal vez cuando seamos 100.000 cooperativas libertarias debamos comenzar a debatir estos problemas.
Salud! Pablo Heráklio/ tctca

Read more ...

No hay comentarios:

Publicar un comentario