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miércoles, 20 de junio de 2018

Tinkunaco 1.161/18 - Re: Boletín diario del Portal Libertario OACA

Boletín diario del Portal Libertario OACA

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  • [Libro] Las dos patrias. Antología contra las fronteras y el militarismo - Manuel González Prada
  • [Relato] La Supremacía: quien no triunfa es porque no se esfuerza (4)
  • [Crowdfunding] El otoño de Kropotkin, sus últimos años
  • 22 de junio: Concentración en apoyo a activista enjuiciado por la lucha en Arraijanal
  • Presentación "Raíces de Resistencia". Martes 26 de Junio, 19h
  • Juntos somos fuertes. Juntos nos cuidamos
Posted: 19 Jun 2018 10:19 AM PDT
De loco debe tacharse al pueblo que para robustecerse no abriga más esperanza que la debilitación de los pueblos limítrofes. Ver encorvarse al vecino ¿equivale a crecer nosotros? Ver sangrar un enemigo ¿da una gota de sangre a nuestras venas?
Manuel González Prada.
El artículo titulado Las dos patrias y que da nombre a este libro, escrito hace aproximadamente un siglo, describe la idiosincrasia chilena tal como la podemos observar el día de hoy: fatalmente separada por un abismo, donde la mayoría, empobrecida, ha perdido todo contacto con el mundo y las libertades de unos pocos. La distancia descrita es tan grande, que se recalca, por milésima vez, que por justicia la mayoría no recibe más que marginación, opresión y violencia ¿Qué patria puede ser esa que discrimina tan duramente a sus hijos? Manuel González Prada afirma enérgico: una farsa grosera y alucinante. Chile es, a sus ojos, la clara expresión de una sociedad terriblemente dividida. El individuo común y corriente, cuando se alza contra los atropellos e iniquidades de las que es tradicionalmente víctima, por medio de la fuerza es “regresado” a su lugar, a su condición disminuida y opaca, primero atemorizado y después en conformidad. En la matanza obrera de 1907, en Iquique, se confirmó una vez más la “ferocidad del poseedor chileno” para corromper y aplastar sin miramientos a sus trabajadores. Es por ello que hasta el día de hoy, no hablan con honestidad los que con conocimiento de causas afirman que el escudo patrio defiende las libertades de todos los chilenos; su lema se ha aplicado muchísimo más contra su propio pueblo que contra otros enemigos. Y una de las paradojas que expresa esto continuamente es el trato brutal que ha dado a las sociedades originarias, precisamente “la otra parte” de su pueblo.
El pensamiento de Manuel González Prada, por el significativo contexto vital que lo envuelve, nos es muy útil para apreciar estas contradicciones. De aristocrático y solitario poeta devino en combatiente de la guerra contra Chile en 1879, pero luchó en ella sólo para presenciar una desastrosa derrota, cuyo peso le estremeció de forma radical. Tras el fin de la ocupación de Lima, emergió de su duro retiro convertido en furibundo y tenaz acusador de toda la decadencia que había arrastrado a su nación a la ruina. De un círculo de literatos formó un partido político, con enérgico temperamento hizo de su arte un arma de lucha social, y acometió a través de agudos artículos periodísticos y severos discursos. La grave crisis que sacudió a su sociedad lo hizo reaccionar con vigor, convirtiéndose en el primer gran crítico de todas las mentiras y contradicciones establecidas del Perú y, comentan algunos, de América; él mismo calificó su compromiso político-literario desde ese momento como de “propaganda y ataque”, es decir, vitalizar espíritus con nuevas virtudes y denunciar las fuentes de su fatal descomposición. De aquí tal vez la más célebre y polémica frase con que se le recuerda en su país: “¡Los viejos a la tumba, los jóvenes a la obra!”.
Su labor como crítico social lo llevó a plantear por primera vez discusiones que tendrán amplia trayectoria en el siglo xx, como lo son la cuestión del obrero y del indígena en el Perú. Él mismo reconoció que su nación no la conformaba su élite social, sino las poblaciones de indios que mayoritariamente la habitan, y que el origen de la precariedad que sufren no es racial, sino arbitrariamente económico. Y es a esta nación, debilitada moral y materialmente por la derrota y el oportunismo de sus gobernantes, a la que se dirige solidariamente para denunciar sus injusticias, y en el mejor de los casos, orientar.
En un primer momento, dentro de la evolución de su pensamiento, González Prada toma una posición de revancha patriótica contra el enemigo extranjero que había ultrajado a su país, pero sus críticas y observaciones decantarán lentamente en propagar la revancha al poderoso, allí donde se encontrase, y en defender al oprimido y al marginado de todo lugar y momento. Su anarquismo es el resultado de toda una trayectoria vital, que se expresa en los últimos años de su vida de forma explícita, como la depuración de una sostenida crítica a la cultura de su tiempo.
Los textos reunidos aquí condensan diferentes observaciones de Manuel González Prada sobre el conflicto con Chile, las fuerzas armadas, la división social y el patriotismo, desde la primera época de Páginas libres, hasta los últimos años de su vida. Como su actividad poética jamás decayó, hemos querido agregar dos de sus poemas que apologizan el cosmopolitismo y la concordia universal, tanto para abarcar todo el período evolutivo de su pensamiento, como para conmemorar estas nuevas “fiestas patrias” oyendo la impetuosa voz de un hermano espiritual de todos los habitantes del mundo.

Descargar Libro [PDF]

Editorial Eleuterio

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Posted: 19 Jun 2018 09:54 AM PDT
Mini Serie de ficción especulativa de temática anarquista publicada originalmente en lamarea.com
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1 de Agosto de 2057 – edición de New York Island
De interés para los expatriados granchilenos: Preocupación por la adhesión de la dictadura granchilena al Tratado de No-Agresión al Pacífico
El Gran Chile se unirá en 2058 a la alianza de las tres grandes potencias fascistas-ecologistas del Pacífico: China, Madre Rusia y Australia. El pacto se firmó ayer, tras meses de deliberaciones. Como recordarán nuestros lectores, el llamado Tratado de No-Agresión al Pacífico no es más que un disfraz pacifista y ecolo-cool de un agresivo acuerdo de colaboración económico y político, donde Australia aporta su ingeniería de protección de costas, Madre Rusia aporta sus recursos de madera para biomateriales y China aporta biotecnología y mano de obra. Con la firma de Chile, el Tratado gana puertos estratégicos para su objetivo de establecer una Guardia Oceánica permanente y así obstaculizar nuestras actividades comerciales de explotación marina. Naturalmente, ese ataque criminal hacia nuestra legítima búsqueda del bienestar queda fuera el discurso oficial. Fuentes Chinas y Granchilenas defienden que los objetivos del Tratado son avanzar hacia la paz y limpiar de residuos plásticos el océano.
Fuentes oficiales de la administración de la Supremacía se han mostrado tolerantes pero preocupadas, y El Diario ha podido acceder a filtraciones sobre los intentos de negociación, que siguen en marcha pese a la firma oficial del tratado. La opción de una respuesta militar a esta amenaza hacia nuestra Supremacía no está de momento sobre la mesa, tras la salida de Johnson de la primera línea política. Recordamos que esta salida tuvo lugar hace unos días, oficialmente por motivos personales. En realidad, estuvo más bien provocada por una serie de humillaciones personales por parte de agentes sediciosos que actualmente siguen en busca y captura. Las imágenes de la cara de Johnson manchada con tres tartas distintas en tres días consecutivos, además de quedar grabadas para la perpetuidad en innumerables obras humorísticas e infográficas, evidenciaron que Johnson no era capaz de proteger ni siquiera su propia seguridad. Así se derrumbó su prestigio como hombre fuerte, lo que era su principal capital político como candidato a Ministro de Defensa.
Los últimos años no han aportado grandes novedades de los régimenes fascistas y liberticidasfirmantes del Tratado de No-Agresión al Pacífico. Tras una fachada de responsabilidad ecológicasiguen refractarios a la democracia capitalista. La dictadura del Australia First Party prosigue con sus programas de traslados forzosos de poblaciones costeras en ek país y con el exterminio de aborígenes, supuestamente para contener los disturbios. El pasado año restablecieron la White Australia Policy, tras décadas de una tensa igualdad racial entre los pueblos civilizados y los aborígenes. Por su lado, en China siguen suprimidas las cuatro Grandes Libertades, las que permitían a una persona hablar libremente, propagar sus ideas, participar en grandes debates y emplear la cartelería de caracteres grandes, los llamados dazibaos.
Recordemos que esta supresión tuvo lugar en la última revisión de la Constitución de 2030, la que paradójicamente abandonó la ideología socialista. Hace dos años, el líder supremo del Partido Patriótico Chino dio el paso de emprender la adaptación climática a una escala jamás vista antes, a base de someter a trabajos forzosos a los chinos de razas distintas de la Han, su raza dominante. Entretanto, el ocupante actual de la Dinastía de Putin se niega a cerrar los campos de exterminio de desviados en Rusia, mientras acelera sus programas de maternidad forzosa, para repoblar el Imperio de la Madre Rusia. Diríase, por su escasa actividad industrial, que fuera un Imperio de Leñadores.
Entretanto, ¿qué es de la que fue la patria de muchos de nosotros, el Gran Chile? Como todas las ecodictaduras, sigue siendo una tierra de cartillas de racionamiento para la leche y los huevos. Los granchilenos siguen viviendo hambrientos y pedaleando siempre cuesta arriba, sin libertad de prensa, donde los disidentes sufren torturas y desapariciones. En suma, todo lo que dicen que pudo tener de malo Pinochet, pero sin la prosperidad y el desarrollo económico que nos trajo el liberalismo. Siguen asimismo los violentos enfrentamientos con los separatistas peruanos. Quienes nacimos en el Gran Chile, ahora desde la Supremacía nos preguntamos, ¿todo esto, para qué? Al final, vivir en el Gran Chile es elegir entre desiertos fríos, desiertos calientes o la lluvia, el calor y la humedad intolerables.
La migración, para la mayoría de nosotros, supuso atravesar la región centroamericana de anarquía y pobreza, donde no manda nadie y no hay quien compre nada. Felizmente, nuestra comunidad migrante granchilena alcanzó en la Supremacía, la tierra de la prosperidad y las oportunidades, donde quien no triunfa es porque no se esfuerza. En la Supremacía no nos avergonzamos de disfrutar de los dones de la Tierra que nos han sido concedidos, eso faltaba. Al revés: aceptamos el papel privilegiado que nos toca representar sobre la Tierra. Aprovechamos los recursos al máximo, dejamos a los demás en su eco-miseria autoimpuesta, y seguimos buscando una solución tecnológica a los problemas de la Humanidad.
Alejandro Gaita
Investigador en magnetismo molecular y computación cuántica. Sobre ciencia, racionalidad, mundo académico y temas sociales.

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Posted: 19 Jun 2018 09:46 AM PDT
El otoño de Kropotkin. Entre guerras y revoluciones (1905-1921) es un libro de Jordi Maíz Chacón, con prólogos de Carlos Taibo y Frank Mintz, que recoge los últimos años del gran pensador anarquista; no publicado todavía, se ha incluido en una campaña de crowdfunding.
Muy a menudo, observamos a la figura de Kropotkin, y parte de su legado, de una manera algo simplista e incluso con cierta actitud condescendiente. A ello contribuyó, sin duda, su talante bondadoso, su carácter entrañable, junto a un tono cercano y amable en su obra intelectual para ser comprendido por todo el mundo. Estoy lejos de cultivar la adoración a ningún pensador o militante anarquista, algo por otra parte bastante alejado de la condición libertaria; muy al contrario, creo que siempre hay que mostrarse crítico con todo aquello que recibimos, por supuesto incluido el pasado anarquista y sus (muy interesantes) personalidades. De hecho, resulta llamativo que aquellos que suelen mostrarse más bien entusiastas con el legado intelectual kropotkiniano (léase, entre muchas otras cuestiones, el comunismo libertario o la supuesta concepción “científica” de la anarquía, algo que ya fue objeto de crítico por anarquistas de la siguiente generación), solo observan una mácula en su historial: su posicionamiento, aliadófilo, en la Primera Guerra Mundial.
Es así hasta el punto de que suele decirse, o insinuarse, que el bueno de Kropotkin debió enloquecer para adoptar dicho compromiso béico, sin duda minoritario en el mundo libertario, aunque adoptado también por alguna otra personalidad anarquista. Por el contrario, ese pacifismo, o mejor antibelicismo, algo dogmático, se le niega ya al segundo gran conflicto, ya que en ese caso la lucha era abiertamente contra el fascismo. No tengo yo tan claro que exista una diferencia tan abismal entre esos terribles aconecimientos, que fueron las dos grandes conflagraciones mundiales, y para no caer en semejantes simplificaciones habría que situarse en cada momento histórico para saber cómo hubiéramos actuado (el dogmatismo es, con seguridad, siempre rechazable, pero aún más cuando se produce "a distancia"). De hecho, hubo militantes anarquistas, sin duda también minoritarios en este caso inverso, que también adoptaron ese encomiable antibelicismo en la Segunda Guerra Mundial. Coger las armas es tal vez a veces inevitable en un mundo regido por la dominación y el enfrentamiento, pero entrar en la lógica militar, no importa el conflicto del que hablemos, es siempre una desgracia.
Dicho esto, que yo no me considero quién para tildar alegremente de equivocado a nuestro gran autor, y al mismo tiempo trato de comprender de manera crítica y analítica sus puntos de vista, hablamos de una personalidad de extrema importancia, y no solo para el mundo anarquista. Como ya señaló Philippe Pelletier en el prólogo de la reciente edición de La ciencia moderna y la anarquíaharíamos bien en dejarnos de tanto juicio simplista a Kropotkin y leer su obra con una mayor profundidad. Creo que fue el propio autor de El apoyo mutuo el que señaló, ya en la era bolchevique en Rusia, que esa gente iba a conseguir con sus acciones monstruosamente autoritarias que gran parte de la gente detestara la palabra “comunismo”.  Para mí, una vez más, se demuestra como ciertos análisis libertarios fueron increíblemente lúcidos y premonitorios.
A pesar de ello, de que la concepción comunista se vincula hoy exclusivamente al totalitarismo de Estado tan experimentado y sufrido en diversos países, tal vez nos merezca la pena seguir difundiendo la valiosa aportación kropotkiniana al comunismo libertario (o, si se quiere, anarcocomunismo). Para Carlos Taibo, dicha concepción comunista, racional y libertaria, supone una de las más valiosas alternativas a la locura capitalista actual, violenta contra las personas y agresiva contra el medio ambiente. Sin duda, la historia y el pensamiento, a pesar de los tiempos que corren (o, más bien, debido a ellos), merecen la pena ser comprendidos y reivindicados en su justa medida. Valga como ejemplo, también de actualidad del pensamiento kropotkiniano, que no sucumbió este autor al desarrollo industrializador de la Modernidad buscando un horizonte emancipador en todo tipo de comunidad, como las rurales, respetuosas con el entorno. Desgraciadamente, nuestro nivel de distorsión es tal que habría quien observe esta reivindicación como obsoleta; se trata, al menos deberían reconocerlo las mentes más obtusas, de todo un debate.
El otoño de Kropotkin. Entre guerras y revoluciones (1905-1921) recoge los últimos años del gran pensador anarquista, periodo en el que pueden derrumbarse las mencionadas visiones simplistas sobre su pensamiento al observar el anarquista ruso el cariz convulso que iba adoptando el nuevo siglo. Tras el triunfo de la Revolución rusa, el escenario sería muy diferente para un Kropotkin que regresaba a su país y que nunca abandonaría su actividad intelectual. Jordi Maíz Chacón, autor del libro que nos ocupa, tras un repaso breve a los hechos de su vida anterior, nos sumerge en esos últimos años de Kroptkin, y lo hace de un modo detallado y crítico, imprescindible para conocer de verdad la lúcida aportación de nuestro gran autor a la humanidad. El libro, para el que se muestre interesado, no está todavía editado, se ha incluido en una campaña de crowdfunding. Todos los detalles en el vídeo reproducido más abajo y también en este enlace.
https://www.youtube.com/watch?v=XAz0HGowCnE
Capi Vidal

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Posted: 19 Jun 2018 09:39 AM PDT
ESTE VIERNES 22 DE JUNIO, 11.30H
CIUDAD DE LA (IN)JUSTICIA DE MÁLAGA
Hacemos un llamamiento a organizaciones, colectivos y personas que apoyen la lucha por la defensa del territorio de Arraijanal, para que acudan este viernes al Ciudad de la Justicia (Teatinos) para acompañar al primer compañero del campamento que va a ser juzgado por el conflicto abierto en la obra de Arraijanal, contra la destrucción de este entorno y por la defensa de una de las dos últimas playas naturales que quedan en Málaga, de incalculable valor medioambiental, arqueológico y comunitario.
La destructora Bilba le acusa falsamente de haber agredido a uno de sus obreros. Una evidente estrategia de la empresa para desprestigiar la legítima defensa del paraje natural, donde es una clara línea común el no responder a las continuas provocaciones por parte de algunos de los trabajadores de Bilba.
Pedimos apoyo y solidaridad contra la represión hacia lxs compañerxs ecologistas que están día y noche oponiéndose a la destrucción de nuestros espacios naturales, entendiendo que con su compromiso están alzando la voz por todxs lxs que creemos en otro modelo de ciudad menos tóxico y letal con la vida y la naturaleza.
STOP MONTAJES!
SI TOCAN A UNA, RESPONDEMOS TODAS!
PARTICIPA Y DIFUNDE!
ABSOLUCION AKTIVISTAS POR LA DEFENSA DEL TERRITORIO DE ARRAIJANAL
ARRAIJANAL, PARAJE NATURAL!
STOP REPRESIÓN!
Evento: https://www.facebook.com/events/907632042742800/

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Posted: 19 Jun 2018 09:22 AM PDT
Queréis conocer la importancia de la cosecha de olivas en Palestina?? No os perdéis el pase del Documental "raíces de resistencia el próximo martes día 26 a las 19:00 al Local Anarquista Magdalena conjuntamente con la participación de una compañera del colectivo La Recolectiva. Colectivo de Barcelona dedicado a la organización de brigadas dirigidas al acompañamiento de Campesinas palestinas durante la temporada de la cosecha de Olivas, y también desde donde se se ha producido el siguiente documental.
"Los olivos son las garantes de la vida y la historia de las poblaciones en tierras palestinas desde hace miles de años. Desde la creación el 1948 del estado de Israel al territorio de la Palestina histórica, árboles y habitantes se enfrentan al arranque de sus raíces, la destrucción de sus vidas y la alienación de su cultura. A pesar de esto, aquellos y aquellas que han cuidado los olivos desde numerosas generaciones luchan diariamente contra el colonialismo porque su pueblo, su familia y sus árboles se mantengan en pie. Entre raíces, sionismo y resistencia, este documental propone una lectura de la historia y de las luchas populares en Cisjordania ocupada, a través de los testimonios de familias palestinas y de activistas que las apoyan durante la temporada de la cosecha de olivas."
Local Anarquista Magdalena
Metro Tirso de Molina, Lavapiés y La Latina

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Posted: 19 Jun 2018 05:11 AM PDT
El pasado 24 de marzo, desde Solidaridad Obrera organizamos un acto en la librería madrileña Traficantes de Sueños. Lo titulamos “Sindicalismo combativo y sindicalismo social”. Invitamos a gentes de CNT, CGT, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca de Madrid Centro y Baladre. El tono y la motivación del acto estaban claros: tender puentes, construir espacios de articulación entre el sindicalismo de base y entre este y los movimientos sociales más combativos, como el de la vivienda o el de los parados. Lo cierto es que el acto salió extremadamente bien para haberse organizado un sábado por la mañana en un fin de semana que, para mucha gente, era la puerta de entrada para las vacaciones de semana santa. El local se llenó, pero, lo que fue aún más importante, el debate fue enormemente interesante y fluido y mucha gente propuso que siguiéramos con este tipo de iniciativas.
El éxito de este acto demuestra que ha llegado el momento de plantearnos avanzar en la constitución de un movimiento de movimientos articulado y coherente. Desde las perspectivas de la construcción de base y la democracia directa, de la auto-organización popular, del empoderamiento de la clase trabajadora en todos los ámbitos de su vida en sociedad (desde el trabajo, a la vivienda; desde las relaciones de género, al equilibrio con el medio natural); es la hora de que el movimiento obrero combativo de la península ibérica salga de su crisálida y apueste decididamente por la generación de una alternativa de masas, plural, global e internacionalista. Por un sindicalismo unido, reconstruido y que abarque también las luchas de base y se articule con los movimientos sociales.
Las condiciones objetivas están dadas: la situación de empobrecimiento de amplios sectores sociales, la emergencia de nuevas resistencias expresadas en los movimientos por la vivienda o en la contestación cada vez más amplia a la represión. En el marco de una crisis civilizacional no resuelta del capitalismo global, en el escenario de un régimen político español en acelerada pérdida de legitimidad, y ante el avance las tendencias autoritarias y proto fascistas en España y en toda Europa, la contestación ante el proceso de precarización y fragmentación de la clase trabajadora se hace cada vez más necesaria.
La ruptura de las barreras entre los procesos de precarización paralelos al interior y al exterior de los centros de trabajo permite ahora desplegar un nuevo discurso global antisistémico, romper con la parcialidad de las luchas impuesta por la forma de gobernanza neoliberal ligada a la sociedad de consumo, que aun podía acallar a determinados sectores o aislar determinadas experiencias de empobrecimiento mediante el uso del gasto público, la fantasmagoría institucional o de una represión selectiva altamente legitimada. Cada vez es más evidente que la guerra en que consiste la crisis se despliega en todos los frentes y abarca a todos los sectores sociales, pone en cuestión la totalidad de la civilización capitalista, desde la vida cotidiana en los barrios a los derechos laborales, desde las libertades civiles a la reproducción de la vida y el medio natural.
El Capital trata de conjurar esa nueva experiencia de totalidad de las clases trabajadoras, mediante la exacerbación de formas de fragmentación extremas que pretenden, no ya aislar, sino enfrentar a unos trabajadores con otros: los discursos contra los inmigrantes, el neomachismo, la demagogia contra los trabajadores públicos, el enfrentamiento intergeneracional, son las nuevas formas en que el Capital trata de reconstruir la intensa fragmentación de la experiencia subjetiva obrera de la etapa anterior, pero esta vez mediante una violencia y una represión cada vez más generalizadas, menos sobre la base del consumo y más desde la intimidación y la apertura de los abismos caóticos de la emergencia de la nueva ultraderecha.
La contestación, pues, va a ser una necesidad perentoria. El sistema no se va a volver a estabilizar. Menos aún desde la puesta en práctica de las recetas del keynesianismo verbal combinado con el neoliberalismo extremo en lo real de la derecha populista. La clase trabajadora va a tener que intentarlo todo para salir del caos del capitalismo senil. Ya lo está haciendo. El feroz péndulo que parece marcar la situación política global (desde la esperanza en la nueva socialdemocracia posmoderna de Syriza hasta el avance de la ultraderecha en Italia y Francia) demuestra que la clase obrera busca una salida, pero aún no sabe cuál, así que bascula aceleradamente entre todas las ofertas que le hacen sin que ninguna le dé la solución. Que la única solución es la autoorganización y la superación del capitalismo histórico en dirección a un socialismo de nuevo cuño, autogestionario y asambleario, sólo lo aprenderá desde la práctica de la confluencia de las luchas. Desde la práctica del conflicto social autoorganizado por la clase.
Las condiciones subjetivas para la articulación del movimiento de movimientos están en cuestión. Quizás aún no estén maduras, pero ya están cuestión. Se pueden debatir, se pueden prefigurar, se pueden inventar, se puede experimentar. Quizá sea prematuro hablar de la reunificación orgánica del sindicalismo revolucionario ibérico, quizás aún no podamos plantearnos una sigla única para el conjunto de los movimientos sociales de base. Quizás existan demasiados resquemores todavía, una experiencia práctica plagada de contradicciones, conflictos y personalismos, una trama histórica que, como decía Marx del pensamiento de las generaciones muertas, pese como una losa sobre las mentes de los vivos.
Pero lo cierto es que es cada vez más evidente que ya se puede plantear el debate y abrir espacios para la experimentación. Dan prueba de ello los ámbitos unitarios del sindicalismo como el Bloque Combativo y de Clase, o las fuertes oleadas de lucha que nos han arrastrado a todos y todas en los últimos tiempos más allá del patriotismo de organización como el 15M o la lucha por las pensiones. Estamos cada vez más acostumbrados a trabajar juntos y a compartir espacios. Hay cada vez más interés por actos y debates como el del 24 de marzo, del que hablamos al principio de este artículo. La confluencia entre determinados sectores es cada vez más un asunto de hecho, de práctica real, y menos una consigna biempensante que se defiende de palabra y se boicotea en lo cotidiano. Aunque todavía hay mucha gente que la boicotea. Y, además, cada vez hay más voluntad de trascender y superar el mundo cerrado de las siglas, las tradiciones políticas dogmáticas y las camarillas sectarias.
Para avanzar en este camino se pueden y se deben hacer propuestas. Ponerse manos a la obra. Partir de lo que hay para transformarlo. Ahí van algunas ideas a debatir:
1-Hay que crear espacios como el del 24 de marzo. Es algo que se dijo en la misma charla por parte de los asistentes. Espacios donde se pueda debatir sin la urgencia ni las tensiones de lo orgánico o de la actualidad política, entendida como espacio de actuación de las organizaciones. Lugares donde podamos hablar sin restricciones sobre lo que queremos y por qué hacemos lo que hacemos.
Se trata de hacer jugar lo que Paulo Freire llamaba la “dialogicidad”, ese diálogo entre iguales, basado en la apertura y el compañerismo, que permite aprender y crear grupo. Un diálogo que no tiene como objetivo enfrentar líneas políticas por la hegemonía en los movimientos sino encontrar soluciones compartidas. Aprender de todos y hablar todos, pero todos los que queremos trabajar juntos, no todo el mundo. Algo que no puede hacerse en la asamblea de una plataforma conformada por una sopa de siglas y que necesita de un espacio y un tiempo específicos.
2.- Para ello debemos debatir de manera que superemos por la acción y la palabra nuestras tradicionales referencias cerradas. No se trata de crear una nueva doctrina que deba imponerse a los distintos movimientos y sindicatos sino de dar la palabra a todos ellos y encontrar los ámbitos de confluencia. Para ello debemos jugar con la pluralidad y partir del hecho de que no todos pensamos lo mismo de todo. El debate tiene que estar basado en la honestidad (están ahí los que quieren estar ahí, y nadie está ahí para boicotear el espacio adrede), pero también en la superación del dogmatismo. Por encima de las palabras y la ideología están las prácticas y el hecho de encontrarnos hombro con hombro en la lucha y luchar de unas determinadas maneras. No se trata de la “unión del anarquismo”, sino de construir algo nuevo, vivo y fuerte que cumpla la misma función social para la clase trabajadora que tuvo el anarcosindicalismo en los inicios del siglo XX. Una responsabilidad y una oportunidad a la que los anarcosindicalistas de hoy en día no pueden renunciar.
3.-El movimiento de movimientos tiene que ser salvajemente autónomo e independiente. Lejos de construir correas de transmisión para partidos políticos o para plataformas institucionales, el espacio a construir es el de la articulación de los movimientos de base. Y ese espacio, nos lo dice la experiencia histórica, sólo puede conformarse de manera efectiva desde la independencia discursiva y orgánica. Generando sus propios espacios, sus propios mitos, su propia militancia, su propia estrategia y sus vínculos propios con la lucha de clases. No se trata tanto de alejar a los militantes de los partidos institucionales como de construir lo propio con las propias fuerzas y abrir el espacio para una apuesta estratégica autónoma, no subordinada a los intereses de parlamentarios e instituciones dela sociedad burguesa (ya sean partidos, ayuntamientos o medios de comunicación mainstream).
4.- Juntos somos fuertes. Juntos nos cuidamos. Para estar juntos no debemos descuidar la ternura necesaria. La tolerancia, la capacidad de convivir, de querer hablarnos y querernos se cuida con los actos cotidianos. Ya hemos tenido demasiada política tóxica. En la lucha de clases hay un enemigo, pero, con muchos menos recursos que él, sólo podremos vencerle si estamos juntos. Y para estar juntos debemos querer estar juntos. Disfrutar de estar juntos. Frente al supuesto maquivelismo estéril de las camarillas y los partidos, afirmemos el cuidado mutuo de los sujetos sometidos. La solidaridad, el compañerismo, el respeto. Algo mucho más práctico que las grandes palabras de las morales dogmáticas. Aprendamos del feminismo, que viene cada vez más fuerte.
En estos momentos de crisis y de deriva autoritaria es bastante cierto que “negras tormentas agitan los aires”, que todo nuestro mundo amenaza con derrumbarse. La agitación y las mutaciones de un mundo carcomido por el neoliberalismo no van a detenerse. La intervención creciente de la derecha populista augura nuevas tensiones y derivas caóticas. El régimen español, en el centro de la tormenta, cruje por todos sus costados y enfrenta su creciente deslegitimación con una represión audaz que amenaza con una involución social que pagarán duramente las clases populares.
Esta situación nos interpela. Interpela a los trabajadores y trabajadoras, y aún más a las y los que luchan por cambiar el mundo. Interpela directamente a todos aquellos que quieren construir una alternativa.
Toda alternativa posible pasa por la solidaridad, la unidad, el cuidado mutuo de los trabajadores y su organización creciente. Es la hora de plantar las semillas para que brote pronto, de nuevo, fuerte y majestuoso, el árbol de la disconformidad y la resistencia. El árbol centenario de la revolución social.
José Luis Carretero Miramar

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