- - - Servicio Informativo "Alai-amlatina" - - -
Agradecemos sus aportes económicos que permiten sostener este servicio: http://www.alainet.org/donaciones
Agradecemos sus aportes económicos que permiten sostener este servicio: http://www.alainet.org/donaciones
Yendo hacia el fondo:
Memorias de una Argentina gobernada por la
barbarie
Javier Tolcachier
ALAI
AMLATINA, 10/05/2018.- En una escueta comunicación
televisiva, el presidente Macri anunció que su gobierno solicitará
una línea
crediticia al Fondo Monetario Internacional. Dicho anuncio, junto
a la
desbocada apreciación del dólar producto de una corrida financiera
en curso,
encendieron la alarma roja en gran parte de la población.
¿Está la Argentina tocando fondo? ¿Es último
recurso o
simplemente preludio de un ajuste aún más salvaje, justificado por
el monitoreo
institucional? En todo caso, más allá de poses o estrategias, es
visto por la
gente como debilidad y fracaso.
Objetivamente, el nivel de reservas actuales es
de algo más
de 56 mil millones de dólares, algo por encima de las existentes
en 2011, pero
más del doble de las de Diciembre 2015.
En esto no hubo magia sino endeudamiento. La
deuda totaliza
alrededor de 335 mil millones de la moneda estadounidense, 80 mil
más que
cuando asumió el nuevo gobierno. Esta deuda equivale al 59% del
PBI argentino y
a seis veces las reservas del Banco Central.
Y este enorme nuevo endeudamiento no ha
repercutido
favorablemente en la situación social. Un cuarto de la población
argentina
(según el gobierno) o un 31.4% (según el informe Marzo 2018 del
Observatorio de
Deuda Social de la UCA) vive por debajo de la línea de pobreza.
Más alarmante
aún: Según datos del INDEC, 40% del total de las personas pobres
son niños
menores de 14 años y el 70% no ha cumplido aún los 30 años.
Lo cierto es que el fraude político - aunque
todavía no el
mediático - ya son certeza en una importante porción de la
población argentina.
En especial, en aquellos asalariados y cuentapropistas que votaron
por Macri
enojados por el impuesto a las ganancias, que recortaba
mínimamente sus
haberes. O en miles de personas que, envenenadas por una prensa
artera,
creyeron clavar con su voto un puñal a una corrupción populista
tantas veces
anunciada pero jamás comprobada.
Hoy el alza de tarifas en los servicios, la
disminución del
salario en relación a la inflación y el severo estancamiento del
mercado
interno, con la consecuente baja de ventas y servicios y
crecimiento de la desocupación,
castigan de un modo mucho más agudo la economía doméstica de esos
sectores.
Mientras tanto, el monopolio mediático continúa mintiendo.
El trasFondo político
El anuncio de volver a tomar créditos del FMI
no es tan sólo
una cuestión de números. Representa una pérdida lisa y llana de
soberanía. Y no
es metafórico. En el sitio del organismo, en la ficha técnica
titulada “La
condicionalidad del FMI” puede leerse: "Cuando un país obtiene
crédito del
FMI, el gobierno se compromete a ajustar la política económica
para superar los
problemas que le llevaron a solicitar asistencia financiera a la
comunidad
internacional.”
Por otra parte, la aprobación de créditos (o
sus habituales
refinanciaciones) dependen del voto de los miembros. En el FMI no
rige el
principio “un país, un voto”. El peso de cada país tiene relación
a la cuota de
capital suscrita. No es difícil imaginar, tratándose de un
organismo surgido en
la conferencia de Bretton Woods, cuál país es el de mayor peso
relativo en las
decisiones del Fondo.
EEUU detenta 16.52% del total, diez veces el
poder de voto
combinado de 23 naciones africanas o dos veces y media el de Japón
o China, a
los que sigue Alemania con 5.32% y Francia y el Reino Unido con
4.03%.
El porcentaje de voto estadounidense no es
casual. Le
permite poder vetar ciertas decisiones que requieren una mayoría
especial del
85%.
Con esa relación de fuerzas, la orientación
política del FMI
sigue habitualmente los dictados de EEUU o al menos no se opone a
estos. Y el
imperio vela por sus intereses, en absoluto coincidentes con los
de los países
pobres o en desarrollo.
Un poco de memoria
Durante los años de dictadura militar, la deuda
externa
argentina aumentó seis veces, de 7 mil millones en 1976 a 42 mil
en 1982. Es
sabido que banca y dolor van siempre en yunta. La democracia
llegó, pero con la
deuda al cuello. La piedra se agrandó a 65 mil millones, pero lo
que rodó
cuesta abajo no fue la roca sino el gobierno de Alfonsín.
Lo que siguió fue prestidigitación pura. Menem
vendió todas
las empresas públicas y recortó el aparato del Estado para
eliminar el supuesto
déficit. Todo desapareció, salvo la deuda que trepó al doble.
En el siguiente acto, el entonces secretario de
Estado
norteamericano Nicholas Brady armó un plan que salvaría al país (y
a otros
cuantos más de América Latina). Pero no resultó como se esperaba.
O sí, pero
para la banca: en 1992, la deuda rondaba los 63000 millones; para
el año 2000,
después de abultados pagos, la deuda llegó a los 150 mil millones
de dólares. A
lo que siguió la debacle económica, financiera, pero
principalmente social del
2001.
Al asumir Nestor Kirchner, la deuda rondaba los
180 mil
millones. Con entereza y habilidad, asumió el reto del
desendeudamiento y armó
en 2005 la operación de canje de la deuda en default, que permitió
renegociar
aproximadamente tres cuartas partes del monto adeudado.
El 3 de enero de 2006, la Argentina canceló su
deuda con el
Fondo Monetario Internacional (FMI).
Al asumir Cristina Fernández, dos años después,
el pasivo
público estaba en 120 mil millones. Pero se había ganado
soberanía, contante y
sonante. Por un lado, el peso de la deuda respecto al PBI había
bajado entre
2005 y 2011 del 80% a menos del 40%. Por otra parte, la deuda en
manos
extranjeras se redujo entre el 2005 y el 2015 de un 47% al 28,5
por ciento [1].
Lo demás es historia cercana, demasiado
cercana.
La desmemoria de las muchas memorias
Para muchos argentinos es incomprensible este
regreso
histórico. Se habla de amnesia histórica, de una dosis increíble
de desmemoria
colectiva, de un camino ya tristemente recorrido y de su doloroso
final.
¿Pero es cierto que no hay memoria colectiva?
¿Por qué un
número importante de argentinos “olvidó” las desgracias que
ocasionó el
neoliberalismo y votó a este gobierno corporativo? Dejemos apenas
por un
instante el terror mediático para ver que hubo “de este lado” del
televisor.
Sucede que hay muchas memorias conviviendo al
mismo tiempo.
Memorias generacionales que no guardan los mismos recuerdos ni las
mismas
vivencias.
No da lo mismo en qué tiempo se nace y en qué
tiempo se vive
mentalmente, a pesar de vivir en otro físicamente. A una
generación adulta
sucede otra más joven cuya vida ha transcurrido en otras
condiciones. No es lo
mismo haber nacido en los sesenta que en los 80 y mucho menos en
los albores
del nuevo milenio. El germen neoliberal, el individualismo, el
consumismo
desenfrenado calaron hondo en toda una generación y buscaron su
revancha. En
otros, ya sesentones, apareció el discurso milico. Y en algunos
más viejitos,
el antiperonismo puro y duro posterior a la Revolución
Libertadora.
Las memorias generacionales son la tragedia y
la renovación
de la historia al mismo tiempo, porque colocan cierta sordina
sobre lo ocurrido
para que aparezca algo distinto, aunque el cambio no siempre sea
para mejor,
como en este caso.
Memorias antiguas
Por debajo de estas memorias de tiempos
recientes, hay
memorias añejas, que influyen decisivamente el modo de vivir. Son
las culturas,
las procedencias históricas que señalan rumbos bien definidos y no
siempre
coincidentes.
En el subsuelo de un argentinismo frágil, yacen
pertenencias
activas a mundos bien diferentes. Los de aquí y los de allá, una
grieta letal,
un desamor permanente.
Los que gobiernan son los que quieren ser de
allá. No son la
civilización frente a la barbarie. Son la civilización de la
barbarie.
Muerte y renacer de la memoria
Son también falsificadores de la historia.
Tienen memoria
corta y ombligos desmesurados, el mundo empezó con ellos. Se
muestran como lo
nuevo, aunque ya los vimos pasar muchas veces. Son Roca, son
Sarmiento, son
Mitre. Son los dueños de esclavos, los ganaderos que se
repartieron las tierras
luego del genocidio indígena. Los que sirvieron dócilmente a los
ingleses, a
los americanos, los lacayos del amo imperialista. Son los blancos
que no
quieren ser negros, indios o mestizos. Y algunos pocos son
mestizos que tan
sólo quisieran ser blancos.
Más allá de ellos y de las pequeñas
desmemorias, hay una
memoria grande y universal. Irreversible e irrepetible. Es la
memoria humana,
que entre aciertos y desaciertos nos conduce a la senda de la
liberación.
Nota
[1] Datos citados por Juan Manuel Telechea en http://chequeado.com/el-explicador/como-evoluciono-la-deuda-en-los-primeros-dos-anos-del-gobierno-de-macri-cambiemos/
- Javier Tolcachier es un investigador
perteneciente al
Centro Mundial de Estudios Humanistas, organismo del Movimiento
Humanista.
URL de este artículo: https://www.alainet.org/es/articulo/192782
Te invitamos a sostener el trabajo de ALAI.
Contribuciones: http://alainet.org/donaciones.php
Mas informacion: http://alainet.org
FaceBook: http://facebook.com/America.Latina.en.Movimiento
Twitter: http://twitter.com/ALAIinfo
RSS: http://alainet.org/rss.phtml
______________________________________
Agencia Latinoamericana de Informacion
email: info@alainet.org
Suscripciones: http://listas.alainet.org/listas/subscribe/alai-amlatina
Desuscripciones: http://listas.alainet.org/listas/signoff/alai-amlatina
Contribuciones: http://alainet.org/donaciones.php
Mas informacion: http://alainet.org
FaceBook: http://facebook.com/America.Latina.en.Movimiento
Twitter: http://twitter.com/ALAIinfo
RSS: http://alainet.org/rss.phtml
______________________________________
Agencia Latinoamericana de Informacion
email: info@alainet.org
Suscripciones: http://listas.alainet.org/listas/subscribe/alai-amlatina
Desuscripciones: http://listas.alainet.org/listas/signoff/alai-amlatina
No hay comentarios:
Publicar un comentario