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domingo, 20 de marzo de 2022

Tinkunaco 0284/22 - Arrabal Jurídico - DEUDA EXTERNA *** ALEJANDRO OLMOS GAONA

DEUDA EXTERNA *** ALEJANDRO OLMOS GAONA *** HAY UNA MURALLA QUE PROTEGE EL PODER ECONÓMICO ARGENTINO *** DEUDA EXTERNA DE LA DICTADURA MILITAR FRAUDULENTA *** DEUDA EXTERNA DÉCADA DE LOS AÑOS 90 *** DEUDA EXTERNA Y REALIDAD ARGENTINA *** TABÚ DE LA DEUDA EXTERNA *** MONTAJE MEDIÁTICO *** CORRUPCIÓN COYUNTURAL Y CORRUPCIÓN ESTRUCTURAL *** JUSTICIA COMPLICE *** PERSONAS INVOLUCRADAS EN EL PROCESO *** JUSTICIA SOLO PERSIGUE A LOS QUE SE FUERON *** ESTADO PAGO DEUDA FRAUDULENTA DE EMPRESAS *** CAMINO DE LA DECADENCIA EN EL QUE ESTAMOS *** EMPRESAS CON PODER PARA DESESTABILIZAR EL PAÍS *** SERVICIOS DE INTELIGENCIA *** ESTADO NACIONAL Y MERCADOS GLOBALIZADOS *** MEDIOS DE COMUNICACIÓN

 



 

HAY UNA MURALLA QUE PROTEGE EL PODER ECONÓMICO ARGENTINO

ALEJANDRO OLMOS GAONA:

 

Alejandro Olmos Gaona es historiador, especialista en derecho internacional, y asesor del senador nacional Fernando Pino Solanas.

 

Designado por Rafael Correa, integró la comisión que auditó la deuda externa ecuatoriana, un proceso sin antecedentes en todo el territorio latinoamericano.

 

Por: Rodrigo Fedele* Y Mauro Miguez**

Descripción: Alejandro Olmos Gaona: Hay una muralla que protege el poder económico argentino

 

La historia familiar de nuestro entrevistado está teñida por la actividad política: un abuelo gobernador de Tucumán en 1904; dos bisabuelos presidentes del Paraguay (uno en 1904, el otro en 1910 y 1920).-

 

Su progenitor, Alejandro Olmos, un periodista y político nacionalista que se diferenció de su estirpe y fue partícipe activo de las agrupaciones vinculadas al histórico José Luis Torres.

 

Gracias al informe que Olmos presentó antes de su muerte, en el 2000, el 13 de julio del mismo año la justicia federal pudo comprobar más de 477 actos fraudulentos en la adquisición de deuda externa durante la última dictadura militar argentina (1976-1982).

 

***¿Por qué decidiste continuar con las investigaciones que inició tu padre?

 

En 2000, cuando salió la sentencia, fui a agradecer al juez Ballestero por su colaboración.

 

Entonces el secretario, un ex-policía y abogado que había hecho mucho para motivar la poca actuación del magistrado durante el proceso, me dice:

 

¡Qué lástima que esto se acaba ahora que murió su padre!”.

 

En aquellos tiempos yo me dedicaba a otras cuestiones históricas y siempre tenía fuertes discusiones con mi viejo porque pensaba que su investigación no servía para nada.

 

Pero en ese momento, justo en medio de los quilombos por el blindaje financiero, dije “¡Qué se vaya al diablo, voy a hacerme cargo del asunto!”.

 

Todavía faltaba investigar la deuda de la década del ’90.

 

***¿Analizar la deuda te ayudó a descifrar algún mecanismo de la realidad argentina?

 

Comprendí por qué el tema de la deuda sigue siendo tabú.

 

Hoy vemos todo el montaje mediático en torno a los cuadernos, y sí, robaron unos cientos de millones de dólares.

 

Pero en la deuda privada se afanaron 23 mil millones de dólares sólo entre 1980 y 1984.

 

Si actualizamos todo al día de hoy, estamos arriba de los 70 mil millones. Una verdadera monstruosidad. De eso nadie dice nada.

 

En el Banco Central no habían dejado rastros, pero existían auditores que poseían copias de los originales y aceptaron ir a declarar a tribunales sobre los movimientos del Grupo Macri, Rocca, Perez Companc, los grandes empresarios del país.

 

El fiscal Federico Delgado y yo hemos presentado documentos innumerables veces. El problema es que el juez nunca quiso ahondar en eso.

 

*** ¿A qué atribuís esa falta de voluntad en la justicia?

 

Aquí se puede investigar lo chico, pero no lo grande. En junio de 2001 estuve con Elisa Carrió en su propia casa y le llevé los documentos de la auditoría del Banco Central.

 

Cuando ella presentó su informe por lavado de dinero, anexó lo que yo le había compartido. Después no hizo nunca más nada. Y ahora, por supuesto, mucho menos.

 

Le escribí a Cristina Fernández de Kirchner cuando era presidenta y me contestó que no se podía hacer más de lo que estaban haciendo.

 

Hay una muralla que protege al poder económico argentino y no se puede horadar para llegar al núcleo.

 

Además, tenemos una justicia cómplice que no sirve para nada.

 

Por eso, es necesario saber distinguir la corrupción coyuntural de López o Báez de la estructural, que es intocable.

 

A estos tipos no los tocaron nunca. Incluso con el trabajo más que loable que se ha realizado contra los militares en materia de derechos humanos, durante la época de los Kirchner, en materia civil y económica no se avanzó en juicios de responsabilidad a todos los que manejaron el país y fueron autores intelectuales. 

 

*** ¿Encontrás correlatividades entre los participantes de la deuda en los ’70 y en la actualidad?

 

Los mismos bancos, siempre. Además, ¿cómo es posible que hoy la Argentina siga teniendo los abogados que contrató Carlos Menem en 1989?

 

Cavallo llamó a los acreedores para que le dijeran cuánto había que pagar.

 

Siempre están las mismas personas involucradas en el proceso.

 

Cuando fue lo de los Panamá Papers encontré otras off shores de la familia Macri.

 

Me puse a revisar los papeles y noté que una empresa auditada en el Banco Central, Omexil S.A., había intervenido en una operación trucha por cerca de 15 millones de dólares a principios de los ’80 (deuda que luego le transmitieron al estado).

 

De eso participaron Socma y Cristiano Rattazzi, presidente de Fiat Argentina.

 

Además, esa sociedad, que seguía vigente cuando presenté los documentos hace un año y medio, perdió casualmente una caja codificada con documentos en el incendio de Iron Mountain.

 

Cuando el fiscal Delgado y el juez Casanello nos aceptaron, Franco Macri se presentó a pedir la nulidad aduciendo que mi actuación y la de Pino Solanas podían afectar la igualdad en el proceso.

 

El juez se la rechazó y apelaron a la Cámara Federal, que revocó el fallo del juez y me apartó de la causa.

 

*** ¿Hay otras posibilidades para la investigación cuando cambia el signo político del gobierno?

 

En 2003, Kirchner emitió un decreto de acceso a la información pública que nunca se cumplió y la verdad es que la justicia siempre persigue a los gobiernos que se fueron.

 

En cuanto al signo político, mirá, en 2013 Cristina Kirchner firmó dos contratos: uno con Chevron, otro en el que entregaron la segunda reserva de gas en Vaca Muerta.

 

Cuando se pidió el contrato, no quisieron compartirlo. El 15 de noviembre de 2015, la Corte Suprema los obligó a mostrarlo.

Después, subió Macri y dio la orden de no enseñarlo, otra vez.

 

Entonces hicimos un recurso de amparo. La jueza María José Sarmiento ordenó que se mostrara el contrato, YPF apeló y ahí está en la cámara, esperando.

 

Lo que llama la atención es que el abogado de YPF, Luis Rodolfo Bullrich (pariente de Esteban y de Patricia) fue designado durante el gobierno de los Kirchner.

 

Entonces parece que en estas cuestiones estructurales hay muchas similitudes.

 

El gobierno de Alfonsín, por ejemplo, sólo refinanció y renegoció la deuda.

 

Al único ministro que se opuso a eso, se enfrentó al FMI y quiso hacer una auditoría de la deuda, Bernardo Grinspun, lo eyectaron al año.

 

Pero, ¿qué país serio paga deuda sin saber qué paga? Porque acá siempre se informó que no había registros de la deuda sino solamente simples anotaciones.

 

Cuando Kicillof estaba negociando con el Club de París, pedimos información sobre la deuda al Ministerio de Economía, deuda que en un 65% era de la dictadura por compra de armamentos e importaciones no declaradas.

 

En el Ministerio decían que la información la tenía el Banco Central, y viceversa.

 

Tiempo después me informaron que “efectivamente, en algún momento, el Banco central había mandado algo y que me lo reenviaban” (sic).

 

Era una hoja con los nombres de los acreedores y los montos, nada más.

 

Hay negligencia, irresponsabilidad, precariedad de información.

 

*** ¿Pensás que existió un momento histórico en el que se pudo haber terminado con estas relaciones tóxicas?

 

La gestión de Néstor Kirchner, justo cuando él asume y se visualiza el poder de la deuda. Ahí había que hacer un default completo, no selectivo como el que había hecho Rodríguez Saa en el que se le seguía pagando a organismos internacionales.

 

Barajar y dar de nuevo. A partir de ahí, investigar la deuda y pagar estrictamente lo que correspondiera. Y si no, que hicieran lo que quisieran.

 

Como hizo Correa cuando vio que no tenía forma de impugnar todo. Dijo: pago el 30%; si no lo aceptan, que ejecuten al país, ya veremos cómo defendernos.

 

Claro, el Gobierno de Ecuador tenía atrás toda una investigación de auditoría que acá nunca se hizo.

 

Correa subió sin estar atado a ninguno de los dos partidos tradicionales, eso le permitió hacer lo que hizo. Lo mismo Chávez.

 

En Argentina nunca ocurrió. Macri no hubiera conseguido la presidencia sin los radicales. El bipartidismo condiciona cualquier posibilidad política relativamente autónoma. 

 

Si en Argentina se argumenta que no se quería entrar en conflicto con el FMI y los organismos internacionales, ¿por qué no se llamó a los empresarios argentinos a los que el estado argentino les pagó una deuda fraudulenta para que devolvieran la plata? Macri, Calcaterra, Lacroze de Fortabat, Rocca, Papel Prensa.

Descripción: https://espartacorevista.com/wp-content/uploads/2018/08/entrevistaolmosgaona1.jpg

 

*** ¿Cuáles son las razones por las que nunca termina liquidándose la deuda, incluso en los gobiernos de corte progresista?

 

Si decimos “no podemos”, estamos perdidos y tenemos que seguir este camino de decadencia en el que estamos.

 

Claro que esas empresas pueden desestabilizar el país, pero así como se hizo una cadena nacional en torno a Papel Prensa y sus manejos irregulares, escrachándolo en todos los medios, se podría haber hecho también con las deudas de las otras empresas, hablarle al pueblo argentino con transparencia.

 

Pero, además de la falta de voluntad, un factor clave es cómo operan los servicios de inteligencia. Saben vida y milagro de los que manejan el poder para atacar cuando sea necesario.

 

Jaime Stiuso es un gran ejemplo de eso. Estuvo en la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) desde el ‘78 y se fue en el último año del gobierno de Cristina. Es un tipo que debe tener un archivo inmenso de senadores, ministros, diputados.

 

En el Ecuador, el proceso de endeudamiento fue igual al de la Argentina: deuda de la dictadura, reestructuración en democracia, Megacanje, Plan Brady. Los mismos bancos, los mismos acreedores, los contratos eran idénticos.

 

Allá, pude acceder a todos los documentos; acá, la información es secreta. Entonces me salen con el argumento de la relación de fuerzas. Claro, en un país como Ecuador, enfrentar todo el poder financiero es complicado, pero Argentina no es Ecuador, Brasil no es Ecuador, Venezuela no es Ecuador.

 

Sin embargo, Correa terminó volviendo a negociar con el fondo, a emitir bonos de deuda. Me cuesta entender su cambio. Terminó convirtiéndose en un tipo muy autoritario, no aceptaba críticas de ninguna naturaleza y, a pesar de todo, tenía un trasfondo de gran admiración por los Estados Unidos.

 

Una vez escuché una frase que decía “si querés conocer a alguien, dale poder”.

 

Cuando fue la cumbre del ALBA, en Caracas, Correa contó la experiencia de la auditoría y Chavéz dijo “hay que empezar por casa”.

 

En ese momento pensé “bueno, si empieza Venezuela, esto puede ser un efecto dominó”.

 

Al finalizar la reunión, le comenté al ministro de Finanzas venezolano Ariel Rodríguez el aspecto positivo de lo que había dicho Chávez, pero él de algún modo relativizó o minimizó las palabras con un “habrá que ver”.

 

Fue algo que me llamó poderosamente la atención porque Rodríguez había sido guerrillero, embajador en Cuba y era un tipo con una reconocida fama de honestidad.

 

El asunto es que nunca se hizo la auditoría y yo no me explicaba la razón. Finalmente, en 2012, comprendí que Venezuela financiaba los planes sociales con emisión de bonos de deuda sometidos a la jurisdicción y la legislación de los Estados Unidos.

Luego se los daban para negociar a los mismos bancos de siempre. Una cosa son los discursos y otra las realidades.

 

*** ¿Cuáles son nuestras posibilidades, entonces?

 

Para comenzar, es necesario afianzar la unidad latinoamericana, que existe en cuestiones políticas, pero no económicas.

 

Fuera de los discursos, no hay tal unidad. Por ejemplo, el principal obstáculo para concretar el Banco del Sur fue Brasil, con Lula y con Dilma.

 

Claro, el proyecto del Banco del Sur hablaba de 20 mil millones de dólares y el Banco del Desarrollo de Brasil tiene un capital de 150 mil millones de dólares para hacer negocios en todas partes. ¿Qué les va a interesar?

 

El problema es que, si no hay una unidad económica latinoamericana real para enfrentar al sistema financiero, no hay solución posible.

 

Países como el nuestro podrían despojarse tranquilamente porque los contratos son muy truchos, están sometidos a irregularidades todo el tiempo. Pero es un gigante con pies de barro que nadie quiere tocar.

 

En un diálogo, el abogado de la banca Morgan me dijo:

***«Ustedes saben quiénes somos nosotros”, como diciendo “vos sos un gil y nosotros manejamos la guita del mundo, sabemos cómo se hacen los negocios y en la reestructuración de la deuda siempre terminamos ganando«.

 

En el caso de Argentina, somos un país que, a pesar de los default, siempre termina pagando.

 

Después está la otra posición, la de la ultra izquierda, “nosotros no pagamos, no debemos”. Eso no sirve para nada. Es un cliché para una movilización, pero no sirve para enfrentar a esta gente.

 

*** ¿Cómo podemos pensar la idea del Estado nación en términos de mercados tan globalizados?

 

Hay una justificación de los últimos gobiernos populares en torno a lo que se podía o no se podía hacer en el mercado global.

 

¿Por qué Lula va preso, Correa se exilia en Bélgica y a los Kirchner les llueven demandas?

 

Porque dejaron intacta la estructura que tendrían que haber arrasado. Ese es el problema.

 

La única manera de enfrentar el sistema financiero es liquidarlo. Si negociás, estás perdido.

 

El mundo globalizado los hace más fuertes a ellos porque se afianzan cultivando la desunión de nuestros países.

 

Además, está el factor popular. En el caso de Ecuador, Correa hizo la auditoría porque se lo exigieron los movimientos sociales.

 

Acá muchos están peleados con los otros, mucha consigna militante y poca realidad. No enfrentamos las situaciones a través de unidades sino fragmentados y con mucho discurso.

 

Está bien, son coyunturas distintas, pero si Bolívar y San Martín hubieran puesto la excusa de la relación de fuerzas nosotros aún seríamos parte del Imperio español.

 

Es evidente que las presiones de los bancos y los poderes financieros son muy fuertes. Sin embargo, mirá lo que pasó en Islandia mientras nosotros recibíamos al FMI con bombos y platillos.

 

*** Para finalizar, ¿creés que la propuesta de Cambiemos se corresponde con un proyecto de país o es solo una transferencia de recursos a los que más tienen?

 

No hay proyectos a futuro. La tan criticada generación del ’90, con sus niveles desiguales, sus visiones europeas elitistas y tantas personas destinadas a la marginalidad, tenía al menos una idea sólida de país.

 

Todos se dedicaban a la política. Más allá de su ideología, no eran grandes empleados de las empresas que nos privatizan.

 

Hoy, nuestro mayor problema es una dirigencia política inculta, mediocre. Legisladores que solo se dedican al guitarreo y se rodean de montones de asesores.

 

Por otro lado, el único proyecto del ejecutivo: que un sector viva a expensas de los demás.

 

Antes de echar gente del sector público, hay que apretarles los tornillos a los que más tienen. Y a todo esto sumale un gobierno integrado por importantes gerentes que trabajaron toda su vida en el sector privado y… ¿descubrieron el país de golpe?

 

Mientras tanto, se tiene imputada a una ex-presidenta por un crimen de lesa humanidad (la causa Nisman) únicamente por un dictamen trucho de un fiscal muerto. Fiscal que, además, respondía a la embajada de Estados Unidos y, cuando tomaba una medida sin pedirles permiso, enviaba notas excusándose. Y un conglomerado de medios de comunicación responde a todo eso.

 

Vivimos en un mundo de ficciones. Es ficción la democracia, es ficción la constitución.

 

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